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INFORME
ESPECIAL
A la espera
de un nuevo
turismo en Cuba
Tras la caída de la Unión Soviética,
las dificultades para hallar
financiación exterior llevaron a
Cuba a abrir la puerta a inversores
extranjeros. Un buen número de
empresas españolas encontró allí
un peculiar mercado que, sin
embargo, tal como hoy se conoce
tiene fecha de caducidad
E
l futuro de Cuba sin Fidel Castro es,
desde hace décadas, un enigma que
de, cuando en cuando, vuelve al primer plano: una oleada de balseros, una
crisis diplomática, un acuerdo comercial... Y la incertidumbre dormida vuelve a agitarse. Así sucedió, con más motivos que
nunca, el pasado 1 de agosto. Ese día Castro, aquejado de una hemorragia intestinal, decidió traspasar temporalmente el poder a su hermano Raúl. Y
en un régimen tan personalista, un parte médico
puede afectar al futuro de una empresa casi tanto
como una OPA.
Lo mismo la prolongación del régimen que la
transición democrática (en principio, la opción
más factible) generan muchas dudas. No importa
si se habla a corto, a medio o a largo plazo. En Cuba resulta aún más difícil distinguir la oportunidad del riesgo.
En Cuba no existen la propiedad privada ni la libre contratación de personal. El propietario de los medios de producción es el Estado, que decide qué pro44
n OCTUBRE 2006 SAVIA
ESPAÑA, EL
PRINCIPAL
INVERSOR
El 50% de la inversión
extranjera en Cuba
proviene de la Unión
Europea, siendo España
uno de los principales
inversores. Unas 400
firmas españolas tienen
presencia permanente
en la isla.
ducir y a qué precio. Su sistema político y económico, en la práctica, confluye en las manos de una sola persona. La figura de Castro, ahora convaleciente,
determina cada esfera de la sociedad cubana.
España es el principal inversor europeo en la isla, donde más del 50% de la inversión extranjera
procede de la UE, y se concentra en el turismo, la
energía, la construcción, la agricultura, la minería
o el cemento. Se calcula que unas 400 firmas españolas cuentan con presencia permanente. Además
de en el turismo, participan en sectores como el tabaco, el petróleo, las finanzas o el transporte.
La UE y Cuba no mantienen actualmente acuerdos comerciales. La adhesión del país caribeño a la
Convención de Cotonou reportaría ventajas para la
exportación y la inversión de las empresas europeas en la isla, y en especial para las españolas, las
más consolidadas. España es un socio crucial para
la economía cubana; en 2005, exportó productos por
valor de 240 millones de euros. Las relaciones entre ambos países, que atravesaron en 2003 un periodo turbulento, se han reconducido en los últimos
tiempos. Y muchos organismos estatales (ayuntamientos, diputaciones provinciales y comunidades
autónomas) proporcionan regularmente ayuda política y económica.
Las empresas españolas ocupan una posición de
liderazgo en el tejido empresarial cubano por encima de las numerosas restricciones. En general, han
sabido aprovechar las oportunidades, muchas de ellas
derivadas de la “batalla de ideas” (programas prioritarios de compras e inversiones sociales). En la isla encuentran su tercer mercado en Latinoamérica,
por detrás de México y Brasil.
A la altura de España como socio comercial tan
sólo están Venezuela (20% del total de importaciones
cubanas), que suministra petróleo a precio preferencial (27 dólares por barril) y a crédito, y China, que en
2005 superó a España como segundo suministrador.
De hecho, el año pasado, la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AEEC) solicitó mayor
apoyo a las autoridades de ambos países para reforzar
su posición. Básicamente, reclaman un nuevo marco de relaciones ante el temor, más que fundado, de
APROVECHAR
LAS OPORTUNIDADES
Las empresas españolas
ocupan una posición de
liderazgo en el tejido
empresarial cubano. De
hecho, en 2005 exportó
productos por valor de
240 millones de euros.
En estos momentos de
incertidumbre las
empresas van tomando
posiciones.
que sus negocios puedan verse amenazados por la
competencia de Venezuela y China.
España es el tercer acreedor (13,3%) de Cuba,
por detrás de Japón y Argentina, y el primer inversor por número de proyectos, según las cifras del
Ministerio para la Inversión Extranjera. Se cree que
ese liderazgo también se da en capital, pero el miedo a las represalias estadounidenses impone una fuerte opacidad al respecto.
Lenta apertura
Las empresas españolas desembarcaron en un momento complicado. A finales de los 80, Cuba se vio
obligada a abrir tímidamente la puerta a la inversión exterior. Una apertura que refrendó en 1995 con
una ley de tintes liberales que, sobre el papel, permite la participación de empresas extranjeras en todos los sectores, excepto en salud y educación. Como recuerda la Oficina Económica y Comercial de
España en La Habana, esto no se cumple en la práctica, pues su aplicación es “muy selectiva, incluso
restrictiva”: “La participación extranjera raramenSAVIA OCTUBRE 2006
n 45
(
INFORME
ESPECIAL
autoriza más allá
( tedelse51%,
y tampoco se
autorizan inversiones en
distribución comercial,
y en algunos servicios al
público o a las empresas”. La mayoría de las inversiones tienen por objeto explotar el mercado
local de bienes y servicios, el turismo, el níquel
y el tabaco. Según el Ministerio de Industria, la
inversión bruta acumulada en Cuba supera los
850 millones de euros.
Durante los 90, España invirtió en Cuba.
Abrieron el camino las
pymes y alguna empresa
de mayor tamaño, como
Sol Meliá. Fue a finales
de esta década cuando
otros gigantes se decidieron a dar el paso, mirando más a largo plazo
y a la avanzada edad de
Castro. No sería de extrañar que se unieran a la aventura nuevos actores por miedo a quedarse fuera.
Sol Meliá inició su andadura cubana en 1990. 16
años más tarde, gestiona 21 hoteles en los que se aloja, aproximadamente, uno de cada tres visitantes extranjeros. Los establecimientos son propiedad del Estado, que ha encontrado en el sector un extraordinario dinamizador de la economía, también a medio
plazo. El turismo fue la explicación de la mala cara
de la economía en 2002 y la de la mejora experimentada en el trienio posterior. Tiene tal potencial que es
capaz de neutralizar la crisis de una industria tan vital para Cuba como es la del azúcar.
Entre 1990 y 2003, el embargo estadounidense asfixió la economía cubana, que no obstante resistió pese a la escasa financiación exterior. El turismo y las
remesas de cubanos residentes en el extranjero han
sido los elementos clave, con cerca de 1.500 y 750
millones de euros, respectivamente, en el último ejercicio del que se tienen datos. Estos dos factores, junto a la minería del níquel y la ayuda de China y Venezuela, están aliviando las finanzas cubanas y su déficit comercial (unos 2.600 millones de euros, el 10%
del PIB, en 2004, último año del que se tienen datos).
Estas fuentes de ingresos, ya de por sí importantes,
adquieren una trascendencia aún mayor en el marco de una economía sin apenas acceso a la financiación exterior a medio y largo plazo.
En este sentido, la participación de España es
muy valiosa. Según datos del Ministerio de Turismo cubano, en la isla existe cerca de medio centenar de hoteles gestionados por 12 cadenas extranjeras, 9 de ellas españolas.
46
n OCTUBRE 2006 SAVIA
SOL MELIÁ
PIONERA
En la década de los
noventa, la cadena
hotelera invirtió en
Cuba. Actualmente
gestiona 21 hoteles en
los que se alojan uno de
cada tres visitantes
extranjeros que viajan a
la isla.
Si la política comercial de un país repercute en
la actividad de las empresas que deciden invertir
en él, en el caso de Cuba esto se acentúa aún más.
Allí se ha establecido una selectiva política de inversores. El Estado prefiere la cooperación de socios de mayor tamaño capaces de garantizar buenos
resultados financieros, con una buena proyección
en sus respectivos países y solvencia para aportar
el capital y la tecnología necesarios.
De entrada, según el Instituto de Comercio Exterior, el inversor se encuentra con información escasa y no siempre fiable. En el caso del turismo, la
inversión corresponde al Estado cubano, por medio de uno de sus holdings (como Cubanacán, Gaviota y Gran Caribe, los tres principales). La colaboración con las cadenas españolas cristaliza por
medio de empresas mixtas (la fórmula más utilizada, y la habitual para la construcción de hoteles) y contratos de administración. Diversas fuentes consultadas coinciden al señalar que, para hacer negocio en Cuba, “es fundamental guardar muy
buenas relaciones con el Estado”.
Una de las últimas cadenas españolas en llegar
a Cuba es el grupo Barceló. Su división hotelera,
Barceló Hotels & Resorts, inauguró su primer esta-
COMPETENCIA
DE ESTADOS
UNIDOS
España es uno de los
principales mercados
emisores de la isla, en
2005 visitaron Cuba
194.000 españoles. Se
calcula que cuando la
prohibición
norteamericana cese
llegarán 2 millones y
medio de
estadounidenses y se
instalarán numerosas
empresas de
Norteamérica.
Una de las últimas
cadenas españolas en
desembarcar en la isla ha
sido el grupo Barceló
blecimiento, el Barceló
Solymar, en 2003. A este le siguieron dos más,
todos ellos en un mismo
destino de sol y playa:
Varadero. Barceló, que
explota los hoteles en régimen de gestión, emplea
en total a cerca de un millar de trabajadores.
La cadena mallorquina no teme la enfermedad de Castro. Ha diseñado un plan estratégico a cinco años que
concluirá a finales de
2010 y prevé triplicar el número actual de habitaciones, con lo que pasará de 1.500 a 4.500 gracias a
seis nuevos hoteles en Santa María y Cayo Santa Lucía. “Algunos de ellos”, según detalla, la cadena, “serán propiedad de sociedades mixtas hipano-cubanas constituidas al efecto”. Fuentes de la cadena expresan la seguridad de que el turismo seguirá siendo una actividad prioritaria en la isla.
Aunque la inversión a corto plazo puede arrojar
frutos interesantes, en un sector con márgenes cada
vez menores las empresas que empiezan a tener a
Cuba entre sus planes miran ya más a largo plazo.
Parten del hecho de que el castrismo no sobrevivirá a Castro, y de que antes o después, la isla conocerá cambios profundos en todas sus estructuras.
Tomando posiciones
No todas las cadenas españolas consideran que Cuba sea un mercado prioritario. Es el caso de Riu, que
cuenta con dos hoteles de cuatro estrellas en Varadero y, de momento, no se plantea nuevos proyectos. Además, algunos expertos creen que las oportunidades para la construcción de complejos hoteleros son geográficamente limitadas. Es el caso de
Fernando del Pozo, director general de la consultora Inversiones y Negocios Europa-América (INEA),
que en declaraciones al portal Noticias.com asegura también que “a los empresarios españoles con intereses en Cuba no les preocupa tanto el cambio político, sino que se respeten los contratos que el Gobierno ya tiene firmados”.
Riu ha tomado posiciones, pero no se plantea dar
más pasos salvo en el marco de un sistema “menos
intervencionista”. Tampoco se esperan movimientos en Iberostar, que cuenta con cinco hoteles en la
zona, ni en Occidental, que dispone de tres. El caso
de esta cadena es muy sintomático, pues hace un año
estuvo a punto de ser adquirida por el fondo de capital riesgo Carlyle y el proceso se truncó por el huracán Wilma, que provocó cuantiosos daños en varios de sus establecimientos en el Caribe.
Cuba tampoco ha sido un objetivo prioritario para NH Hoteles, que cuenta con dos establecimientos
en La Habana y Cayo Coco, éste último incorporado
SAVIA OCTUBRE 2006
n 47
(
INFORME
ESPECIAL
( a comienzos de año. En ambos casos existe un con-
trato de gestión. La propiedad corresponde a una sociedad mixta formada por el Estado cubano y varios
socios inversores. NH no es uno de ellos.
La cadena presidida por Gabriele Burgio no descarta ampliar su cartera en el país, aunque no de forma prioritaria. Su presencia se remonta a 1997, cuando se encontró con la gran oportunidad de poder gestionar un hotel como el Parque Central, con una localización envidiable en el epicentro colonial de la
capital cubana. Una pieza que encajaba a la perfección en la expansión de su unidad de negocio de Mercosur. Desde entonces, no había realizado más movimientos. Ahora, la diversificación emprendida por la
cadena -hasta hace tiempo centrada en el negocio urbano- y su asalto al segmento de los resorts hace pensar que puede haber novedades. De momento, está ampliando su complejo de Cayo Coco, con lo que en 2007
contará con más de 1.100 habitaciones en la isla.
Sol Meliá, la pionera, tiene previsto abrir este año
un hotel de 900 habitaciones, en el Cayo de Santa
María, y no ha variado un ápice sus planes por la enfermedad del jefe de Estado. El fin del castrismo, un
acontecimiento sin fecha pero inevitable, dibujará
un nuevo escenario. Hasta que eso suceda, los empresarios siguen más preocupados por las embestidas de huracanes como John o Ernesto, que pueden
provocar pérdidas a corto plazo. Lo demás va implícito en una apuesta estratégica cuya complejidad
ya conocían de antemano.
Tabaco, petróleo y finanzas
Pese a la importancia del turismo, la principal inversión española en Cuba es el tabaco. Altadis controla al 50% con el gobierno cubano (Cubatabaco) la
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n OCTUBRE 2006 SAVIA
OTROS
MERCADOS
Pese a ser el turismo y
los servicios, los
sectores con más futuro
tras el fin del castrismo,
los españoles también
invierten en tabaco,
petróleo, finanzas o
canalización de aguas,
entre otros.
empresa Corporación Habanos, responsable de marcas tan emblemáticas como Montecristo, Cohíba o
Romeo y Julieta. Esto supuso a la corporación hispano-francesa una inversión próxima a los 500 millones de dólares.
Otra alternativa aún por explorar es el petróleo.
Repsol YPF está realizando sondeos en seis bloques
localizados en aguas profundas cubanas en el Golfo
de México. Para ello suscribió un contrato de asociación económica con la petrolera cubana Hydro y
dos socios más.
La presencia española también se produce en el
ámbito financiero. Un informe del Banco de Pagos
Internacional señala que el sistema bancario español es, entre los principales del mundo, el segundo
con mayor exposición a una crisis en la isla, sólo superado por el francés.
BBVA y el Banco de Sabadell abrieron sendas
oficinas en La Habana en 1995. Éste último, además,
constituyó Financiera Americana, al 50% con el
holding local Nueva Banca. Tres años más tarde, un
acuerdo entre Cajamadrid y el Banco Popular de Ahorro dio lugar a la Corporación Financiera Habana,
que hoy presume de ser la mayor empresa mixta del
sector. También están allí presentes, bajo diferentes formas, Caja Duero, Caja Sa Nostra, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Ibercaja y Unicaja.