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Daniel Olesker: “En Uruguay hemos podido avanzar en un camino
distributivo con política y con política laboral; ahora hay que profundizar
el debate sobre el modelo productivo”.
Entrevista al Ministro de Desarrollo Social del Uruguay
Reportaje de Federico Montero
Entrevistamos en exclusiva al Ministro de Desarrollo Social del Uruguay, Daniel Olesker.
Reconocido economista, es miembro del Partido Socialista, espacio político perteneciente al Frente
Amplio. Profesor Titular del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de
la Universidad de la República y Profesor de Economía del Trabajo en el Postgrado de Derecho
Laboral de la Facultad de Derecho, anteriormente se desempeñó como Ministro de Salud Pública del
Uruguay. En esta entrevista concedida en el Ministerio de Desarrollo con sede en Montevideo,
analiza el proceso que se inicia con el primer gobierno del Frente Amplio en 2005 y reflexiona sobre
los principales desafíos para los próximos años. También opina sobre el futuro del Frente Amplio y
explica las nuevas políticas sociales desarrolladas en el Uruguay.
¿Cómo caracterizaría la etapa que está viviendo Uruguay en el marco del proceso que se
inicio con el primer gobierno del Frente Amplio?
A fines de los ’60, en Uruguay empieza a delinearse un modelo de acumulación que tiene su
fuerte en los años ‘90, que hemos caracterizado como Liberal Aperturista Concentrador y
Excluyente (modelo LACE).1 El programa de gobierno del Frente Amplio tiende a ser una
alternativa a ese modelo. Los dos primeros años del primer gobierno del FA, entre 2005 y
2007, fueron de reconstrucción:
Reconstrucción en lo social con el PANES (Plan Nacional de Emergencia Social),
Reconstrucción laboral con la convocatoria a negociación colectiva (consejo de Salarios) y
Recuperación del crecimiento económico, que ya en el 2003-2004 había comenzado, pero de
2005 en adelante se consolida con fuerza.
En 2007 se da un punto de inflexión, con el cierre del Plan Nacional de Emergencia Social y
la definición de un conjunto de reformas estructurales en la matriz social, y alguna de la
matriz productiva. Se lleva adelante la Reforma Tributaria, la Reforma de Salud, la Reforma
1
”Crecimiento y Exclusión”, Daniel Olesker, Editorial Trilce, Montevideo, 2001.
Laboral Reforma de la Seguridad Social, la Ley de Educación, entre otros avances. Esa
segunda mitad del primer gobierno ya podría entenderse como un avance en la conformación
de una especie de Estado de Bienestar moderno. El segundo gobierno, a partir de 2009, lo
ubicamos como un modelo de Crecimiento con Distribución e Integración social, a partir de
cuatro grandes cambios a saber:
El primer gran cambio tiene que ver con el reparto de la productividad. Aunque el primer
gobierno del Frente había recuperado la negociación colectiva en materia laboral y permitió
mejorar los niveles salariales, no modificó el reparto entre ganancia y el salario, más allá de la
mejora del salario real. El segundo gobierno ya incorpora una lógica de reparto de la
productividad en los convenios colectivos y en la forma de fijar los salarios en el sector
público.
El segundo gran cambio fue la extensión de la lógica de la Reforma de Salud a toda la
Reforma Social, lógica que está fundamentalmente basada en la distinción entre la capacidad
contributiva de las personas para financiarlo y el acceso al servicio según sus necesidades.
Es decir de una parte las personas contribuyen a su financiamiento según su ingreso (sea a
través de impuestos como en la educación o a través de la seguridad social como la salud) y
luego reciben el beneficio según sus necesidades asociadas a su edad, su sexo, su localización
en el territorio, con independencia de lo que aportaron. Se resume en: “de cada quien según su
ingreso a cada quien según su necesidad”.
A la reforma social que estamos impulsando, desde el punto de vista conceptual, la hemos
llamado de carácter protosocialista en el entendido que va generando formas de organización
social con dicha impronta y va abriendo el camino de una transición.
Por ello lo anterior del cada quien, por ello su carácter universal, por ello cuenta con mucha
participación social en el diseño, y en la implementación, es decir va también construyendo
poder popular.
El tercero es la política internacional, claramente el segundo gobierno destierra totalmente
incertidumbres respecto al relacionamiento de un TLC con Estados Unidos y concentra su
esfuerzo en la integración regional y la integración Sur-Sur.
Y en cuarto lugar, se empieza a modificar la matriz productiva, (que hacia finales del primer
gobierno con el cambio en el ministerio de industria se delinearon las bases) básicamente con
tres componentes: un componente de fomento de la economía social, otro de fomento del
valor agregado nacional y la modificación de la estructura productiva y finalmente un proceso
de cambio en la matriz energética potenciando la interconexión regional y la soberanía
nacional.
En esta dirección se aprobó en este período el FONDES (Fondo Nacional de Desarrollo), el
que con utilidades de la banca pública financiará proyectos de autogestión de los trabajadores.
Asimismo, la propia reinserción internacional va en ese sentido, ya que un modelo centroperiferia no puede aumentar valor agregado, mientras que un modelo sur – sur sí puede
recuperar la capacidad de agregar valor y de generar proyectos de complementación
productiva.
¿Cuáles serían las principales tensiones a resolver para consolidar y profundizar este
nuevo esquema?
Podemos encontrar tensiones en los cuatro aspectos mencionados. En el primero hay un
problema de productividad. El reparto por productividad, positivo desde el punto de vista
conceptual, es insuficiente desde el punto de vista distributivo por la baja productividad media
de la economía en particular en algunos sectores que incluso ocupan mucha mano de obra.
¿Qué está pasando ahora? Se está generando una brecha salarial en la economía uruguaya
entre los quienes tiran para arriba con la productividad y los que se quedan. Esto puede
generar un dualismo estructural en el futuro en materia salarial si no se piensa y corrige a
tiempo.
¿Podría desarrollar este problema?
Hay que tener en cuenta que los Consejos del Salario son específicos de cada sector.
Entonces, las formulas de los Consejos de Salario tienen un componente por inflación, uno
por PBI, y otro componente que es ajuste por rama de actividad. De aquí que en ramas como
la vestimenta, el comercio, la gastronomía, que tienen bajos niveles de productividad o
problemas de competitividad, la ganancia empresarial está más asociada al volumen. No pesa
aquí tanto la tasa de ganancia como masa de ganancia y entonces el reparto tiende a ser menos
relevante. En cambio, en ramas con productividad más alta, donde hay tasas de ganancia muy
altas, el reparto es mayor. Entonces la desigualdad salarial general no se achica lo suficiente o
mejora en algunos sectores mucho más que otros.
Para estos sectores las medidas han pasado por una mejora generalizada de los salarios
mínimos por ramas que en algunos casos se han multiplicado por tres desde 2005 en términos
reales.
Volviendo a su planteo anterior, ¿cuáles serían las tensiones en los demás aspectos?
En cuanto al segundo punto que habíamos mencionado, la Reforma Social, no hay
demasiados obstáculos de carácter institucional, pero a medida que se profundizan las
medidas en la perspectivas de reformas protosocialistas comienzan las tensiones propias de
las pujas distributivas. Y al mismo tiempo hay obstáculos en materia de gestión del servicio
público. Por lo tanto hay derecho pero no necesariamente ese derecho se traduce en un buen
servicio igual para todos, porque hay dificultades de gestión pública o de llegada de los
servicios a las zonas más vulnerables.
Esto lo vemos tanto en el prestador público de educación como en el prestador público de
salud y estamos trabajando en la mejora de la gestión pública no tecnocrática sino gestión
socio económica de los recursos públicos y de accesibilidad en el territorio.
¿Qué nos puede decir de las tensiones en relación a la inserción internacional y la matriz
productiva, que ud. caracterizó como tercer y cuarto aspecto del proceso de
transformaciones?
El tercer punto es la inserción internacional. Acá hay claramente una decisión de priorizar el
intercambio comercial, de servicios, de derechos, entre otros en la región y en el intercambio
sur sur.
Las lógicas comerciales con Brasil y Argentina a veces presentan dificultades, como ha sido
siempre dicho sea de paso, pero la diferencia ahora es que hay vínculos políticos que priorizan
esta región como nunca había sido antes y ello provoca destrabar problemas con mucho más
facilidad. Es trabajoso pero no imposible y recordemos que en estas circunstancias Uruguay
vende a la región un muy alto porcentaje de sus exportaciones y el movimiento turístico es
abrumadoramente mayoritario de estos países. Y esa es la base de nuestra propuesta, más allá
de las siempre presentes necesidades de mejorar los niveles de integración y
complementación productiva y social.
Pero ahí yo veo que el modelo se está profundizando bien, que hay una decisión clara de ir
tras la región, con esas dificultades que existen, pero la decisión está.
Y el cuarto punto, en cuanto a la matriz productiva, los cambios son mucho más de largo
plazo. Pienso que la economía social, en estos tres años que quedan, le va a ganar parcelas al
capitalismo, que es lo que uno busca. Por otro lado, en relación a la matriz productiva, se han
puesto en marcha verdaderas políticas sectoriales. Recordemos que en el primer periodo del
primer gobierno, que llamamos de reconstrucción nacional, en realidad no hubo políticas
sectoriales. Hoy claramente hay políticas sectoriales. Por ejemplo, en Agricultura hay un gran
énfasis en políticas de riego, que son políticas realmente de gran apoyo. En el caso de la
política industrial se han priorizado sectores, como el automotriz, la biotecnología, la
farmacéutica, la forestal-maderera y la naval. Claro que esto no significa que encontremos
resultados inmediatos en el corto plazo, pero resulta clave ya que la producción es lo que en
última instancia determina la distribución. La distribución vía políticas laborales o sociales
tiene el límite del reparto salario/ganancias y éste el del crecimiento de la productividad y el
valor agregado nacional. Entonces, en suma, yo creo que este segundo gobierno está
encaminado a superar el modelo Estado Bienestar, va a un modelo de crecimiento con
distribución e inclusión. De ahí que la tarea política del Congreso del Frente Amplio que
defina las metas para el tercer gobierno, tienen que ser claramente de profundización
socialista, sobre la base de este modelo que estamos construyendo. Esto, obviamente, con las
contradicciones dialécticas que tiene este proceso político, que implica que algunas de las
medidas que se están tomando en el terreno del crecimiento no contribuyen en este sentido,
eso está claro. Hay un proceso de inversión que no siempre sigue las reglas de juego
distributivo. Por otro lado, aunque Uruguay tuvo el mérito de actuar sobre la pobreza y la
desigualdad al mismo tiempo con las reformas estructurales, algunas de las medidas
específicas que se toman sobre la pobreza no actúan sobre la desigualdad.
¿Podría dar un ejemplo?
Un ejemplo son las transferencias monetarias y la gran discusión sobre ellas. Yo no creo que
incidan negativamente en el acceso al trabajo de la gente, como se suele sostener, sino que
creo que a veces dificultan el ingreso al mercado formal más desarrollado, porque aunque se
acompañen con medidas de capacitación en habilidades de trabajo, la brecha provocada por el
modelo LACE es tan profunda y tiene raíz económica, social, de reconocimiento, de
segregación, de cultura que llevará años el proceso contrahegemónico de integración social.
Por eso estamos avanzando en proyectos socio-educativos – laborales para avanzar en el
dilema que se plantea en relación a los excluidos, cuando su ingreso en un esquema de trabajo
protegido no significa que de allí puedan pasar al mercado de trabajo formal más desarrollado.
Se plantea entonces cómo lograr eso y para ello hemos creado en el MIDES desde mi llegada
una Unidad Coordinadora de Programas Interdicreccionales (UCPI) que rompiendo la
dispersión unifica bajo una lógica de integración, las transferencias, la inserción laboral, la
revinculación educativa y el abordaje familiar.
No sé si conoce las declaraciones del senador Sanz, de la Unión Cívica Radical, del ala
más derechista de la Unión Cívica Radical, que afirmó, en relación a la Asignación
Universal por Hijo, que el dinero que cobraban los beneficiarios “se iba por la canaleta
del juego y de la droga”…
Acá dijeron eso en su momento. Con el Plan de Emergencia como lo que se le daba era plata
y no tarjeta, también lo dijeron. Ahora como ese argumento no lo pueden dar, el argumento es
que fomentamos la vagabundancia porque viven con la tarjeta. La tarjeta y la asignación
familiar por hijo supone para un hogar de mayor indigencia el 30% de su ingreso y en otros
casos apenas el 15%. Es evidente que deben buscar otras alternativas de ingresos y decir que
viven de la transferencia es tan solo una postura ideológica de desprecio por los excluidos.
En relación a esta problemática se reactualizan algunas discusiones sobre los paradigmas de
las políticas sociales, como la que se daba entre políticas focalizadas y políticas universales.
Evidentemente la tendencia hacia la universalización es parte del paradigma de las políticas
sociales de estos nuevos procesos políticos progresistas, pero las dificultades que muestra por
un lado la propia estructura económica y el mero crecimiento para reproducir el esquema del
pleno empleo, y por otro lado la propia fragmentación de la sociedad, obligan a repensar un
esquema de políticas sociales que atienda a esa diferenciación. ¿Cómo están abordando este
tema?
Nosotros armamos un esquema de políticas sociales a partir de reconocer que en Uruguay hay
tres grandes segmentos de población. El primer escalón representa al 3% los hogares, son
30.000 hogares, que son los más críticos que denominamos vulnerables a la indigencia.
Después viene el primer quintil de ingresos que denominamos vulnerables a la pobreza, sea
porque están por debajo de la línea de la pobreza (12% de los hogares), o porque tienen
riesgos asociados y después el resto de la población. Por otro lado definimos políticas en
materia social de salud, educación, vivienda, trabajo, deportes, con grado de integración entre
ellas y planificamos dichas políticas para actuar sobre el conjunto de la población y al mismo
tiempo con prioridad sobre los segmentos más vulnerables.
Entonces cuando diseñamos una política que va para el primer 3%, tenemos que diseñar una
trayectoria que llegue a una política universal. Por ejemplo, ahora estamos trabajando con los
jóvenes que no trabajan ni estudian, vamos, los traemos, los convocamos, logramos que
recuperen confianza que lo que van a hacer es bueno y útil. Luego desarrollamos actividades
de deporte, recreación, les damos una formación básica. Luego, ¿adonde van?
Tienen opciones en el sistema educativo como un FPB (Formación Profesional Básica) de la
UTU (Universidad del Trabajo del Uruguay) que le da una formación corta, y después
terminar la propia UTU, aulas comunitarias para revincularse al liceo, cursos no formales de
formación profesional y/ pasantías laborales; de eso se trata de la trayectoria. Si el sistema
educativo no está armado de manera tal que permita esa trayectoria, lo que hice con la política
hasta ese momento fue aguantarlo un par de meses. Por ello es tan importante el avance del
sistema educativo global como lo ha planteado el presidente y que se ha plasmado en un
acuerdo con todos los partidos. Lo mismo se puede decir en relación a la vivienda. Hemos
comenzado una fuerte política de realojos. Ahora, los realojos tienen que tener una política
posterior que le permita a la persona permanecer en esa vivienda e integrarse a otras áreas de
la sociedad como el trabajo, la alimentación, la salud, el deporte.
En Protección Social avanzamos y ahora estamos impulsando un sistema de cuidados. Se trata
de una política social que es universal, pero que si la Reforma en Salud va llevando diez años
hacerse 100% universal, esta va a llevar mucho mas.
Ahora, ¿por donde vamos a empezar? Vamos a empezar: en niños, por los niños más pobres,
en discapacitados, por los discapacitados más severos y en adultos mayores, por los viejos
solos.
El sistema es universal, está diseñado para que todo discapacitado severo que necesite un
asistente, todo adulto mayor que necesite un asistente (puede ser domiciliario o
institucionalizado) y todo niño de 0 a 3 que necesite un programa de cuidados domiciliarios
institucionales lo tenga, aunque empezamos con un pequeño grupo.
A todo esto se suma el Plan de Integración socio – habitacional Juntos que dependen de
presidencia que integran el MIDES y el Ministerio de vivienda que básicamente trabaja en
soluciones habitacionales de emergencia para la población más crítica y se integra en un
marco social a soluciones futuras.
Suele afirmarse que “la mejor política social es el empleo digno” ¿Cómo se articulan las
políticas sociales y el mercado de trabajo en Uruguay?
En el mercado de empleo hoy en Uruguay existen tres situaciones distintas. Tenés un mercado
formal de trabajo relativamente dinámico, con fuerte contenido tecnológico, con una oferta
incluso insuficiente, en el cual las políticas sociales son el acceso a los servicios básicos de
salud, educación, vivienda. Tenés un segundo segmento que es el de los formales pero de bajo
nivel tecnológico y por lo tanto donde la calidad del empleo y el nivel salarial no permiten
mejorar el nivel de vida. Ahí el empuje fundamental es doble, la política salarial de elevación
de los mínimos, y la política social de acceso preferencial a algunos servicios. Y después
tenés el sector de l informalidad donde el eje es la política social, porque al no acceder a los
beneficios contributivos de la seguridad social, tenés que llegar directo, con prestaciones
directas sociales. El otro eje es la política de estímulo a la formalización como el monotributo
MIDES para emprendedores bajo la línea de pobreza que se formalizan a un muy bajo costo y
otra medidas como la propia reforma de la salud.
Es necesario evaluar de manera permanente estas políticas y sobre todo el vínculo entre ellas.
Por ejemplo, en nuestro Plan de Equidad, lo que sería la Asignación Universal por Hijo, que
reciben los trabajadores de menores ingresos es muy superior a la Asignación Familiar de los
trabajadores formales de ingresos no muy superiores. Un asalariado que ingresa al sector
formal y gane 12.000 pesos tiene una Asignación Familiar del orden de 350 pesos por mes y
antes la tenía de 1.100 de pesos. Este es un tema que vamos en camino de resolver con una
lógica diferente y mayor integración entre los dos sistemas de asignaciones familiares.
También es un estímulo a la informalidad en el caso del trabajo zafral, porque a partir de
cierto monto, baja la prestación social, entonces la persona va a trabajar al arándono y decía
“no me pongan en las planillas”. Ahora vamos a ajustar esto, el trabajo zafral de menos de
cierto tiempo y menos de cierto ingreso no significará que caiga ni la tarjeta ni a la
Asignación Universal.
Estos ajustes en la complementariedad de las políticas suponen un grado de
coordinación interministerial en el diseño de las políticas. ¿Podría comentarnos cómo se
realiza esa coordinación en Uruguay?
Aquí funcionamos con tres gabinetes sectoriales: social, productivo y de seguridad. El
MIDES (Ministerio de Desarrollo Social) tiene la función de ser el coordinador del gabinete
social, a su vez tiene un Consejo Asesor de Políticas Sociales y además en cada departamento
del país tiene una mesa de políticas sociales con todos los organismos ministeriales y
servicios públicos que ejecutan políticas sociales y los gobiernos departamentales y
municipales..
Los gabinetes sectoriales funcionan muy bien.
Para el gabinete social pongo dos ejemplos:
Primero para el plan de políticas 2012 el gabinete social se reunió los tres meses finales de
2011 y elaboró una propuesta conjunta con 6 proyectos que serán prioridad en 2012 con eje
en primera infancia y adolescencia y juventud y ejecutados de manera colectiva.
Segundo ejemplo es que ahora vamos a poner cuatro oficinas más del MIDES en lugares
donde el Ministerio de Educación y Cultura y otros organismos públicos tienen oficinas y
serán oficinas colectivas de la política social. Esto funciona porque estamos bastante
articulados sobre todo en lo metodológico ya que las estrategias de abordaje familiar tienden a
ser comunes, los locales igual, los abordajes igual, etc. En este sentido, en el gobierno de
Mujica se trabaja mucho en equipo con una visión integradora de las políticas públicas.
Entonces, aunque trabajamos mejor, todavía nos falta mucho. Todavía en Uruguay hay zonas
que no se corresponden con un producto bruto de 50 mil millones de dólares, con serios
problemas de hábitat que tienen que ver con que en el período pasado, en el primer gobierno
del Frente, se hizo poco en materia de vivienda por el caos que se recibió del modelo LACE y
lo primero que hubo que hacer fue darle viabilidad institucionalidad.
Tenemos un problema en esta doble velocidad, para seguir avanzando en esta transformación
social.
¿Qué nos puede decir respecto a las políticas vinculadas con derechos no económicos,
como los derechos civiles?
Nuestra visión de la vulnerabilidad no es sólo económica o de ingreso. Ser pobre o haber
desigualdad también es un problema derechos y de reconocimiento por la sociedad.
Hay que destacar que tanto el primer gobierno del Frente como en el segundo, ha avanzado en
acciones afirmativas sobre derechos vulnerados no económicos. Básicamente en materia de
políticas de género, se ha mejorado mucho, hay una ley de igualdad de oportunidades, el
Instituto Nacional de la Mujer que es parte del MIDES (Ministerio de Desarrollo Social),
desarrollo acciones de desarrollo con equidad en el empleo, regula y articula acciones en
defensa de las mujeres.
El propio marco legal ha avanzado con protección a los derechos de las mujeres en el trabajo,
en las licencias, en el hogar y el propio sistema de cuidados va en esa dirección.
Lo mismo en el caso de los afrodescendientes en que hay por primera vez políticas
afirmativas, de empleo y demás. Son temas complejos y difíciles de visibilizar. Por ejemplo,
tenemos un trabajo en las empresas públicas para analizar la igualdad de género, cuando
empezaron a ir las compañeras, los hombres les decían “¿Acá? Si acá todos ganan igual, acá
no hay problema. Pero se veía que una mujer ganaba 10 y un varón 15, y al preguntar,
respondían “Ah no, pero los 15 son porque hace horas extras, ni tiene compensaciones”, al
preguntar “¿y por qué no tiene compensaciones la mujer?” Ah no, porque ellas no quieren ese
trabajo extra pero en realidad no pueden pues deben realizar las tareas del hogar entre otras
tareas. Entonces hay discriminación. Con estas acciones hemos mejorado muchísimo en las
empresas públicas, y en dos ministerios como Cancillería, y el Ministerio del Interior, que ha
cambiado sustantivamente con las Comisarías de la Mujer, la Carrera Funcional de la Mujer.
Esto ha sido fruto de lo que se llama el “mecanismo de género” que se aplica al interior del
Estado.
Otra cosa que hicimos fue empezar a determinar juntos algunas prestaciones sociales. Para los
trans por ejemplo lo hicimos con la tarjeta, la tarjeta Uruguay Social. También el INJU
(Instituto Nacional de la Juventud) instituto que integra el MIDES tiene un programa de
pasantías para jóvenes que prevé una política de cupos para los negros y los trans. También en
la Ley de Empleo Juvenil que estamos por enviar al Parlamento hacemos algo parecido:
proponemos un subsidio para empleo a los jóvenes, que es mayor si es joven mujer y aún
mayor si es joven, mujer y proviene de hogares de bajos ingresos. Y hay cupos para
afordescendientes y trans.
Algunos sectores del Frente Amplio, sobre todo el ala izquierda del Frente, se preguntan
si el proceso está entrando en especie de stand-by en relación a algunas definiciones mas
estratégicas, y señalan algunas discusiones que ha habido en relación a por ejemplo el
impuesto a la tierra, el tema de la ley de caducidad. ¿Qué consideración política le
merece?
Yo no veo estancamiento, la verdad que no lo veo. Yo creo que hay sectores que identifican
un mayor giro a la izquierda con mayor estatismo. Yo no comparto esa visión, Creo que los
ejes de la transformación tienen que ver con la redistribución de la riqueza, las reformas
protosocialistas, la economía social, la participación social que genera poder popular, no con
mayor estatización a ultranzas. Y es en ese camino que transitó el primer gobierno del frente,
en ese camino transita este gobierno y en ese camino transitará el tercer gobierno del frente
amplio.
El tema de la Ley de Caducidad lo plantearía aparte, estuvo muy mal tratado, no se hicieron
los acuerdos previos para llegar a algo mejor. Pero si vos miras la política económica,
medidas tales como las políticas industriales, el FONDES, los vínculos con Argentina y
Brasil, la política exterior, la reforma social, yo no veo estancamiento. Sin lugar a dudas. Lo
que sí me parece es que a medida que vos vas dando pasos en materia de profundización, las
discusiones son más fuertes. También tenés que saber hasta dónde te acompaña la gente,
cuántos pasos das y cuantos te acompaña la gente, cuanta conciencia de apoyo al cambio
existe; eso es la base un análisis objetivo de situación.
Y por otra parte, algunas de las trabas para profundizar están en una estructura del Estado que
no es apta para ese proceso, y que al modificarla se le pone trabas serias por parte de la
burocracia.
Entonces yo no veo estancamiento. Sí veo que hay un desarrollo desigual, entre un ritmo más
rápido de la reforma social y un ritmo menos rápido de la matriz productiva. Eso sí, eso es
claro, pero la brecha es cada vez menor.
El Frente Amplio es una construcción única en América Latina, que ha logrado
convocar a distintas tradiciones de la izquierda en una estrategia que intenta articular la
vocación transformadora de la sociedad con un ideario democrático que esta presente en
toda la historia uruguaya, en sus versiones mas liberal-democrática, republicana pero
también socialista. Y ese sentido, la experiencia del Frente Amplio da cuenta de la
capacidad para expresar esta estrategia en la disputa política, primero como alternativa
frente al neoliberalismo pero luego también como programa de gobierno. Y eso en un
contexto regional, donde una serie de experiencias dentro del ideario nacional popular y
de izquierda democrática, también han pasado de la resistencia a la construcción de
alternativas. Han podido gestionar después de la crisis y hacerlo bien. Sobre esta base,
¿qué reflexión te merece la crisis de la social democracia en Europa?
Las condiciones en las que gestionó y gobernó la socialdemocracia en Europa tuvieron su
límite fundamentalmente en ciertas transformaciones de la base productiva que no se
realizaron a tiempo. Una vez que se agotaron los recursos económicos disponibles, la
socialdemocracia se enfrentó a la incapacidad de mantener ese sistema. Yo no creo que en
Uruguay se esté cerca del agotamiento de un modelo de crecimiento con distribución aún sin
alterar sustantivamente la base productiva. Pero hay que ir previendo esa situación. Así como
cuando todavía no se había agotado la emergencia social, empezaron las reformas
estructurales, estas que yo llamo “protosocialistas”, antes de que se agote la capacidad del
desarrollo económico con distribución, sin alterar las bases de la propiedad, hay que ir
empezando a ganar espacios para propiedad social de los medios de producción. Y me parece
que eso no se puede hacer si no es con una visión regional. Por eso creo que el Frente tiene
que ponerse a discutir partiendo de esa capacidad del Frente para aglutinar sectores muy
variados en su visión ideológica, en su visión programática, a partir objetivos que son
comunes a todos, que podríamos resumir de alguna manera en la mejora de la calidad de vida
de la gente. Hasta ahora hemos podido avanzar en ese objetivo en un camino distributivo con
política y con política laboral; ahora hay que profundizar el debate del modelo productivo.
¿Y cuál es el estado de esa discusión estratégica dentro del Frente Amplio? ¿Cuáles son las
fuerzas que pueden impulsarlo?
Es algo que está comenzando a incorporarse en los congresos del Frente Amplio. En el
congreso que llevó al primer gobierno del Frente eran otras las urgencias. En el congreso
pasado, previo al segundo gobierno, ya empezaron a discutirse los límites de la
profundización. Yo creo que en el próximo congreso, después de diez años de crecimiento
económico y mejora social indiscutida pero limitada en términos de su impacto sobre algunos
sectores que siguen rezagados, creo que la discusión debe empezar a darse y va a darse. Y mi
opinión es que un espacio privilegiado para desarrollar este debate y liderarlo es el Partido
Socialista. No sólo porque tiene la visión socialista de la sociedad y la economía, sino porque
ha elaborado fuertemente al respecto y tiene esa capacidad de poner esa visión. De hecho el
Congreso del PS aprobó una propuesta en la que participé, que plantea que el programa del
tercer gobierno debe discutir los caminos el socialismo. También dentro del Partido
Socialista, Manuel Laguarda y Roberto Conde han desarrollado esa visión, desde una
perspectiva teórica muy sólida. En ese sentido, creo que un aporte a esa discusión estratégica
es empezar a escribir sobre lo transitado hasta aquí, cosa que he venido haciendo sobre todo
en lo referente a la reforma social.2
Las tesis del Partido Socialista están muy buenas en ese sentido, son un aporte, pero nos
debemos una discusión de conjunto sobre la visión estratégica y tengamos claro que en toda la
estructura del frente (grupos organizados e independientes) existen sectores con un gran
potencial para impulsar este debate y esta práctica transformadora. De la integración y
convergencia de esas visiones saldrá el mejor contenido de la transformación.
2
”Crecimiento e Inclusión”, Daniel Olesker, Editorial Trilce, Montevideo, 2009.