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Transcript
2010
Abril
39
TRIBUNA
FISCAL
Ferraz pone el acento en el hecho de que la Ley
26/2009, de 23 de diciembre, de Presupuestos
Generales del Estado ha avivado las discrepancias
entre el Gobierno y la oposición. Ferraz teme que una
subida de impuestos lo único que provocará es menos
consumo, menos creación de empleo y disminución
de la recaudación. Ante el desacople de la economía
española con el resto de economías desarrolladas,
Ferraz sugiere que la economía española esté dirigida
por auténticos profesionales de la materia.
Las nuevas medidas fiscales en
la actual coyuntura económica
L
a publicación en el
Boletín Oficial del Estado
de la Ley 26/2009, de 23
de diciembre, de Presupuestos
Generales del Estado para el
año 2010, no ha hecho más que
avivar las discrepancias entre
Gobierno y la oposición.
Si bien en su comparecencia
la vicepresidenta segunda del
Gobierno y ministra de
Economía y Hacienda Elena
Salgado, afirmaba que estos
presupuestos están centrados
en "combatir los efectos de la
crisis sobre las empresas y los
ciudadanos" y sentar las bases
"para la recuperación económica y un nuevo modelo de crecimiento" estos no han sido acogidos con mucho optimismo en
el seno población y mucho
menos por los especialistas en
materia económica.
Las novedades más significativas que presentan estos presupuestos, como consecuencia de
la preocupación del ejecutivo
por el drástico descenso de
ingresos tributarios unido al
incremento del gasto público
producido como consecuencia
de la crisis, afectan a los tres
impuestos más importantes de
nuestro sistema tributario,
I.R.P.F., I.V.A. e Impuesto sobre
RETRIBUCIÓ
Pérez advierte que un complemento privado a la pensión se va
a convertir en esencial debido a que
el actual sistema sólo puede mantenerse si los ingresos y pagos
medios son iguales. Y, para un
futuro no muy lejano, se prevé que
estas dos magnitudes tomen trayectorias divergentes. Y más teniendo
en cuenta que el Gobierno no
parece estar dispuesto a abordar
temas como productividad o tasas
de actividad.
Sociedades. En el Impuesto
sobre la Renta de las Personas
Físicas se suprime la deducción
de los 400 euros, que afectará a
las rentas del trabajo y de actividades económicas que son las
que tenían este beneficio fiscal.
La previsión del Gobierno es
que se recuperen 5.700 millones de euros con esta medida.
Se modifica el tipo para la
base liquidable del ahorro que
pasará a gravarse los primeros
6.000 euros al 19 por ciento y
para el resto, al 21 por ciento.
Las previsiones de recaudación
son de 800 millones de euros.
El porcentaje de pagos a
cuenta sobre las ganancias
patrimoniales derivadas de las
transmisiones o reembolsos de
acciones participaciones de instituciones de inversión colectiva
será del 19 por ciento, así como
la retención procedente del
arrendamiento de inmuebles.
También se aprueba una
reducción del 20 por ciento del
rendimiento neto positivo por
actividades económicas aplicable a 2009, 2010 y 2011, siempre
que la cifra de negocios sea
inferior a 5 millones de euros,
la plantilla media no llegue a 25
empleados y lo más complejo
que la plantilla media no sea
inferior a la unidad y a la plantilla media de 2008.
Por lo que afecta al Impuesto
sobre Sociedades no se puede
aplaudir la rebaja de cinco puntos porcentuales de los tipos
aplicables a las empresas de
reducida dimensión, excesivamente vinculada a la creación
de empleo, lo que conlleva que
en la práctica muy pocas empresas se puedan acoger a la misma.
Los requisitos son que la cifra de
Desde una óptica
empresarial, no
parece que sean
las más propicias
contra la crisis
negocios sea inferior a 5 millones de euros, la plantilla media
no llegue a 25 trabajadores y se
produzca un mantenimiento de
plantilla con respecto a la de los
12 meses anteriores al inicio del
primer período impositivo que
comience a partir de 1 de enero
de 2009 y además que la plantilla de ese período no se inferior
a la unidad.
Parece poco probable que
dada la coyuntura económica
actual muchas empresas se puedan aprovechar de esta disposición adicional, lo cual parece
una medida lanzada por el ejecutivo consciente que no lo
supondrá una pérdida de recaudación considerable.
Pero la modificación más
sonada y que levantará más
ampollas, es la que tendrá más
repercusión en el consumo y no
es otra que la que ha supuesto
un incremento del Impuesto
sobre el Valor Añadido con
efectos desde el 1 de julio de
2010. Se incrementa el tipo
general del 16 al 18 por ciento y
el reducido del 7 al 8 por ciento,
permaneciendo en el 4 por
ciento el tipo súper reducido.
Con estos incrementos de tipos
se prevé que la recaudación
aumente en 5.150 millones de
euros.
Desde una óptica empresarial
no parece que este tipo de
medidas sean las más propicias
para encarar la salida de la recesión, seguramente hacían falta
unas políticas más audaces con
el objetivo de crear empleo y
reactivar la economía, y en nuestra opinión subir los impuestos
lo único que provocará es
menos consumo, menos creación de empleo y disminución
de la recaudación.
Los datos publicados en las
últimas semanas apuntan a que
existen indicios de recupera-
Plan de pensiones, indispensable
El ministro de Trabajo,
Celestino Corbacho, hace aportaciones mensuales a un plan
de pensiones para complementar lo que, en su día, recibirá
del
sistema
público.
Argumenta impecablemente su
decisión: puesto que al jubilarse, las personas reciben una
pensión pública equivalente al
70 u 80 por ciento de su salario,
el complemento privado permite no perder poder adquisitivo y «poder seguir viajando».
La cuestión es: ¿seguirá esto
siendo cierto dentro de unos
años?
Un sistema de pensiones profesional, como el de nuestro país,
recauda una parte de la renta
laboral de los trabajadores,
El Gobierno no
parece estar
dispuesto a
emprender medidas
estructurales
para ofrecer más adelante una
pensión que compense su falta
de ingresos al jubilarse.
Como el sistema es de reparto,
este ahorro forzoso no se deposita en una cuenta personal,
sino que va a parar a una caja
común que sirve para financiar
las pensiones que reciben las
personas jubiladas; lo que la
Seguridad Social recauda por
las cotizaciones sociales se dedica a pagar las pensiones de ese
mismo mes.
Pueden darse desajustes puntuales, pero el sistema de pensiones sólo puede mantenerse
si los ingresos y pagos medios
son iguales. Y, para un futuro
no muy lejano, se prevé que
estas dos magnitudes tomen
trayectorias divergentes: la
esperanza de vida crece de
forma sostenida desde hace
décadas, las mujeres se han
incorporado al mercado de trabajo pero las tasas de actividad
de ambos sexos todavía son
menores que en Europa, la productividad no crece como
debería. Todos estos factores
ponen en cuestión la supervi-
ción, o al menos de estabilización, en la economía mundial,
si bien los organismos internacionales, como el FMI, la OCDE
o la Unión Europea aún se
muestran precavidos a la espera
de detectar señales más claras.
Por el contrario, la economía
española empieza a mostrar un
desacople frente al resto de economías desarrolladas, para las
que se vislumbran signos positivos. Los optimistas mensajes
lazados por el Gobierno hace
tiempo que se escuchan con
escepticismo cuando no con
incredulidad y la mayoría tiene
el convencimiento de que
España tardará más que sus vecinos en comenzar la recuperación.
Ante esta situación, los políticos que nos representan, tanto
los que gobiernan como los que
están en la oposición tienen la
obligación de centrar sus mayores esfuerzos en ayudar a
España a salir fortalecida de esta
crisis.
Las descalificaciones o acusaciones permanentes o el hecho
de que primen los intereses de
partido sobre los de los ciudadanos es inaceptable. A lo mejor lo
que necesitan las economías es
que sean dirigidas por auténticos profesionales de la materia,
los mejores, aunque tengan que
ser altamente remunerados por
ello. Q
vencia del sistema.
¿Qué hacer? Si se renuncia a
aumentar la tasa de cotización
para no desincentivar la creación de empleo, se puede intervenir sobre dos ratios: el número de activos sobre jubilados y
la cuantía de la pensión respecto al salario.
Y sobre ambos parece decidido
a actuar el Gobierno; el alargamiento de la vida laboral incidiría favorablemente sobre el
primero y el cambio en la fórmula de cálculo de la pensión
implicaría pensiones más
moderadas
Se podría ser más ambicioso,
atacando el frente de la productividad y las tasas de actividad,
pero eso exige medidas estructurales que el Gobierno no
parece dispuesto a emprender.
Al final, el complemento privado se va a convertir en esencial. Q