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Investigadores de la Universidad de Extremadura avanzan en las claves para
diagnosticar la Fibromialgia
La fibromialgia es una cuestión de fe aún para muchos médicos. No lo es para la
Organización Mundial de la Salud ni para 30.000 enfermos en Extremadura, ya
diagnosticados, para los que levantarse cada día de la cama puede convertirse en un
reto, a veces superable, y otras, no.
El dolor es también intangible, menos para el que lo siente. La tortura del roce de la tela
de la camisa sobre las articulaciones del brazo es algo que no se puede medir ni pesar;
no huele, no tiene color, y no se ve con rayos X.
Ninguna tecnología, ni la más avanzada, puede confirmar a un médico que un paciente
se muere de dolor si le toca hasta en 18 puntos concretos de su cuerpo.
Por eso, muchos enfermos terminan con depresión después de haber tocado en 1.000
puertas antes de ser diagnosticados. En muchas ocasiones, han sido enviados antes al
psiquiatra que al reumatólogo, que es el especialista que suele ocuparse de este tipo de
casos, tal como denuncia la Asociación de Enfermos de Fibromialgia de Badajoz.
Los médicos perciben la angustia vital que atenaza el alma de los pacientes, y achacan
los dolores insoportables que dicen padecer a trastornos psicológicos o psiquiátricos. En
la consulta no tienen claro si fue antes el huevo o la gallina, la fibromialgia o la
depresión.
Claves para el futuro
Sin embargo, en el futuro la fibromialgia podría detectarse con un sencillo análisis de
sangre, como le ocurre a los diabéticos, o a los que tienen demasiado colesterol. Éste es
el sueño de muchos enfermos de fibromialgia, y también el objetivo de muchos grupos
de investigación en todo el mundo.
En Extremadura, el Grupo de Investigación de Inmunofisiología: Ejercicio Físico,
Estrés, Envejecimiento y Salud lleva casi tres años estudiando los efectos del ejercicio
físico habitual sobre el sistema inmunitario en la fibromialgia y los mecanismos
implicados, y se ha topado con el descubrimiento de cuatro tipo de marcadores
inflamatorios que presentan alteraciones en las personas diagnosticadas con esta
enfermedad.
Conscientes de las dificultades para diagnosticarla, los investigadores extremeños,
dirigidos por el doctor Eduardo Ortega, analizaron el sistema inmunitario de personas
sanas y de enfermos diagnosticados para tratar de encontrar diferencias en los estudios
inflamatorios entre unos y otros.
«Y sí, las personas con fibromialgia diagnosticada sí presentaban niveles inflamatorios
mayores que los de las personas sanas, lo cual es a veces difícil de detectar, porque si
ocurren en el interior del organismo, como ocurre con la artrosis, no son visibles»,
explica Eduardo Ortega, director del Grupo de Investigación.
Con unas técnicas especiales, diseñadas en los laboratorios de la Universidad de
Extremadura, los investigadores han detectado hasta el momento cuatro marcadores de
los niveles inflamatorios del organismo que presentan alteraciones en los enfermos con
fibromialgia, pero van a seguir buscando más en próximas investigaciones.
Dos de estos marcadores los denominados interleuquina 8 e interferón, están en la
sangre, y los otros dos, el tfn-alfa y la interleuquina 1-Beta, están producidos por células
inmunitarias.
A los cuatro meses
Lo que sí ya está comprobado, y se ha trasladado ya a las asociaciones de enfermos de
fibromialgia, es la demostración de que los citados marcadores disminuyen tras la
realización de un programa especial de ejercicios acuáticos diseñado para el estudio por
el grupo de Actividad Física, Deporte y Salud de la Facultad de Ciencias del Deporte.
A los cuatro meses, medio centenar de mujeres de Badajoz y Don Benito que
participaron en el proyecto mejoraron de forma considerable los niveles de estos
marcadores que, en algunos casos, incluso se acercaban a los de una persona sana.
Gran parte de estos resultados serán expuestos por Eduardo Ortega en un congreso
internacional que se celebrará en septiembre en Alemania. Otro grupo de datos fue ya
expuesto en febrero en un congreso nacional de la Sociedad Española de Ciencias
Fisiológicas.
Hasta ahora, diversos estudios habían demostrado que la práctica de deporte moderada
tenía efectos beneficiosos sobre los enfermos con fibromialgia, pero el equipo de la
Universidad quería encontrar unos ejercicios que tuvieron efectos antinflamatorios.
«Todo el mundo piensa que el ejercicio es bueno, pero pocos saben que sus efectos son
parecidos a los del estrés, y activan el sistema inmunitario. Por tanto, hay que ser
prudente a la hora de prescribir ejercicio a una persona con una enfermedad
inflamatoria, porque puede perjudicarle».
El grupo más numeroso que participó en el estudio era de Badajoz, y realizó los
ejercicios en las instalaciones de Acuarecord, que ejerce de EPO; es decir, de empresa
promotora y observadora del Grupo de Investigación. Debido al éxito de la experiencia,
las mujeres participantes en el estudio han solicitado poder continuar con su programa
especial de ejercicios en las instalaciones a pesar de que el proyecto ya terminó.
Fuente: www.Hoy.es
Fecha: 11/03/09