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50-51 KRUGMAN_52-53 CINE.qxd 25/07/12 12:52 Página 50 DE LA CULTURA Y LA CIENCIA Sobre ‘¡Acabad ya con esta crisis!’, de Paul Krugman REIVINDICANDO A KEYNES Cuando Paul Krugman dedica su último libro a los parados, son los millones de estadounidenses y europeos sin trabajo quienes han de sentirse aludidos. “Merecen algo mejor”, escribe el Premio Nobel de Economía de 2008 en su último best seller, “¡Acabad ya con esta crisis!” (Ed. Crítica, 2012). Alude así el profesor de la Universidad de Princeton y columnista del The New York Times a las políticas de los países del mundo desarrollado que, estando diseñadas para salir de la crisis, no han hecho más que profundizar la depresión económica. Opuestas a la austeridad, las soluciones de Krugman constituyen, en suma, una reivindicación del legado de John Maynard Keynes. E Por Salvador Martínez (Paris) n ¡Acabad ya con esta crisis!, la traducción española del título del último libro de Paul Krugman se elude un término esencial para entender qué aborda dicho volumen. Porque en su versión original, el ensayo se titula End this depression now! (Ed. Norton, 2012), y justamente en esa exclamación figura el asunto que ocupa al Nobel de 2008 y que no es otro que “la depresión” de la economía estadounidense y europea. Krugman define la depresión igual que Keynes, “como una condición de actividad anormal que dura un periodo considerable de tiempo sin que exista ni recuperación ni colapso”. Debido a ese estado de depresión, “los ciudadanos de los países más avanzados, los países ricos en recursos como el talento y el saber”, que son “los ingredientes para la prosperidad” y para que “haya unos estándares de vida decentes”, viven un “intenso sufrimiento”, escribe Krugman. No obstante, para él, la situación es tan grave como cerca están las soluciones para salir del caos generado por las consecuencias de la crisis financiera de 2008. “Éstos son tiempos terribles, y lo peor es que todo esto es innecesario”, estima Krugman, pues lo que hay que hacer es “luchar, desde ahora, por polí50 30 de julio–9 de septiembre de 2012. nº 983 ticas” que permitan acabar con “esta crisis”, ya que “lo cierto es que la recuperación sería realmente fácil de alcanzar”. “Lo que necesitamos es invertir las políticas de austeridad de los dos últimos años e incrementar temporalmente el gasto público”, se lee en “¡Acabad ya con esta crisis!”. Sirve el último libro de Paul Krugman para reivindicar que la salida a la depresión económica se puede alcanzar a través de políticas keynesianas, es decir, aquellas en las que se hace jugar un papel central al Estado gracias a su capacidad de intervenir en el curso Si el paro es tan alto es “porque no estamos gastando lo suficiente”, escribe Krugman de la economía de un país. “Ahora es el momento de que el Gobierno gaste más, hasta que el sector privado pueda llevar el peso de la economía de nuevo”, señala el Nobel. Para los europeos es una lástima que su libro esté dedicado esencialmente a la situación de Estados Unidos, su “casa”, el Estado que “mejor” conoce y cuyo “dolor” más le “afecta”, indica el autor en las primeras páginas de “¡Acabad ya con esta crisis!”. Sólo hay en el libro un capítulo dedicado íntegramente a Europa, pero no se olvidan en él a las víctimas de la precariedad económica que también sufre el Viejo Continente. Pasa Krugman buena parte de su volumen explicando cuál es el problema que azota a la economía estadounidense: “La falta de demanda”. Si el paro es tan alto, es “porque nosotros – y por nosotros entiendo consumidores, negocios y gobiernos, no estamos gastando suficiente”, escribe Krugman, cuya visión de la crisis resta importancia a la cuestión de la deuda de los países, salvo cuando éstos corren el riesgo de ser insolventes, amenaza que parece no afectar a Estados Unidos y sí al sur europeo. Krugman plantea en su argumentación un principio de clara inspiración keynesiana: “gastar ahora, pagar después”. Es más, apunta una receta concreta para resolver el estancamiento económico estadounidense basado en un gasto público temporal de 300.000 millones de dólares (unos 244.000 millones de euros) anuales acompañado de una política “agresiva” de la Reserva Federal (FED por sus siglas en inglés). Supone esa agresividad la emisión de dólares para costear deuda pública y privada y rebajas de impuestos, devaluar el precio del dólar para fortalecer las exportaciones y permitir una inflación hasta del 4% para el próximo lustro. En definitiva, estas son unas medidas bien conocidas por Ben Bernake, el presidente de la FED. Tanto es así que él llegó a plantearlas en su época de profesor de Princeton para resolver la crisis que comenzara a afectar a Japón en los años 90. Pero ahora, como presidente de la FED, ha cedido ante los partidarios de que su institución tenga “objetivos modestos”, según los términos de Krugman. Además, en la parte de “¡Acabad ya con esta crisis!” dedicada a las soluciones, se plantea ayudar a los hogares en dificultades por la crisis inmobiliaria estadounidense además de dar el visto bueno a toda política que demuestre “la voluntad de hacer algo” e ir en busca de “la creación de puestos de trabajo hasta alcanzar el pleno empleo”. Sueño europeo convertido en pesadilla. Paul Krugman lo ve muy negro para Europa. El título del décimo capítulo de “¡Acabad ya con esta crisis!” lo dice todo: “Eurodämmerug” –que significa “crepúsculo del euro”–. Bajo esa boutade a los líderes alemanes, quienes guían a Europa en la crisis del euro sin llegar a buen puerto, comienza el análisis de la situación del Viejo Continente. A este lado del Atlántico, las élites políticas, “embelesadas con la idea de crear un poderoso símbolo de unidad” como fue la moneda única, pasaron por alto en su día el gran “inconveniente” que suponía la génesis del euro, según Krugman. Se omitió, entre otras cosas, que la creación de la moneda única implicaba abandonar, en el caso de España, la peseta, lo que entrañaba deshacerse de un instrumento que, a través de devaluaciones, puede “facilitar el proceso de ajuste posterior a una crisis económica”, indica el profesor de Princeton. Así, se entiende por qué, desde la última etapa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el Ejecutivo español busca realizar una “devaluación interna”, misión que persiguen ahora Mariano Rajoy y sus ministros a marchas forzadas. Cuando se habla de “devaluación interna”, expresión que Krugman tacha de “eurojerga, se quiere decir en realidad “ajuste FRED R. CONRAD/ The New York Times/ Redux. 50-51 KRUGMAN_52-53 CINE.qxd 25/07/12 12:52 Página 51 El Premio Nobel Paul Krugman. Un Nobel provocador y mediático Para bien y para mal, Paul Krugman ha estado y está en España en boca de todos. Sus afirmaciones sobre el riesgo de que la economía española sufriera un ‘corralito’ como el de Argentina a principios de este siglo, levantaron un revuelo que aún colea. Ahora hay quien llega a ver en nuestro país un nuevo frente del ‘guerracivilismo’ en el que se oponen con vehemencia quienes critican al profesor de Princeton, convertido en “enemigo de España” por las consecuencias de sus malos augurios para la economía nacional, y quie- nes no ven más allá de sus columnas de opinión. En esas trincheras intelectuales, sólo pocos saben que Krugman se pronuncia con el respaldo de sus trabajos académicos sobre libre comercio, globalización y urbanismo a escala planetaria. Sus avances en esas materias fueron premiados en 2008 con la medalla de oro y los 10 millones de coronas suecas (casi un millón de euros) del Premio Nobel. No obstante, su talento como comunicador, exhibido en sus columnas en The New York Times, en las pu- blicaciones mensuales Fortune y Slate, y, por su puesto, en las entradas en su blog, es lo que le ha llevado a alcanzar su sobresaliente presencia mediática internacional. Acostumbrado a no dejar indiferentes, sus análisis suelen sentar especialmente mal a quienes optan, en el poder, por recetas económicas distintas a las suyas. Así, tras ganarse el odio de media España, se unió recientemente a ese sentimiento el presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves. Éste respondió a Krugman vía Twitter después de que el observador estadounidense pusiera en entredicho los éxitos económicos del país báltico. “Parece que ser de costes”, lo que se traduce en una reducción general de salarios. Y esta circunstancia obligará a España, y a los países que se encuentran en una situación similar, a un largo periodo de tasas de desempleo elevadísimas, deflación y estancamiento. “No debe sorprendernos si los inversores se preguntan si los países del sur de Europa estarán dispuestos a devolver todas sus deudas y si serán capaces de hacerlo”, se lee en ¡Acabad ya con esta crisis!. Para el Premio Nobel de Economía de 2008, Europa debería de poner en marcha una “política monetaria muy expansiva” a través de un Banco Central Europeo “preparado para comprar bonos gubernamentales” de los miembros de la Unión, y ver “estímulos fiscales en Alemania y unos pocos países”. Sin embargo, todo esto pasa por aceptar una inflación mayor –de un 3% o un 4%– y, ante todo, abandonar la lógica con la que se está respondiendo a la situación económica. Porque los adalides de la austeridad son los que llevan las riendas de la economía, tanto en Europa como en Estados Unidos, recuerda Krugman. Así, la política ha pasado a estar al servicio de los dueños del crédito. l Premio Nobel quiere decir que se puede pontificar sobre cuestiones presupuestarias”, escribió el presidente estonio en esa red social. “¿Qué sabemos nosotros? Sólo somos europeos del este, estúpidos e idiotas”, añadió el mandatario, cuyo país ha gozado de un crecimiento económico del 7,6% en 2011 después de poner en marcha una severa política de austeridad como respuesta a una caída del PIB asociada a la crisis financiera internacional de 2008 que llegó a ser del 14,3% en 2009. El año de su Premio Nobel, Krugman no dejó de tener en el punto de mira a la administración de George W. Bush. Pero tampoco ha dudado este progresista en criticar al actual presidente estadounidense, Barack Obama, cuyos esfuerzos contra la depresión económica se limitaron a un “estímulo inadecuado”, según se lee en “¡Acabad ya con esta crisis!”. La principal batalla de Krugman consistió inicialmente en tratar de influir sobre la esfera política en la toma de decisiones, pero con su último opus ha cambiado de estrategia. Ahora se dirige a los ciudadanos, para informarlos. Porque son éstos, en último término y en años electorales como éste en Estados Unidos, los responsables de elegir a los que ejercerán el poder para salir –o no– de la crisis. nº 983. 30 de julio–9 de septiembre de 2012 51