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BIBLIOGRAFIA COM ENTADA
DE TE X T O S SOBRE GUADALAJARA
P a t r ic ia A r ia s
S il v ia L a il s o n
I g n a c io M e d in a
O I S - I N A H / El Colegio de Michoacán
Alba, Garios. “El comercio en Guadalajara55, Guadalajara,
Jalisco (artículo mimeografiado), 1978, 43 pp.
El artículo consta de dos partes interrelacionadas; en am­
bas se hace hincapié en el papel que ha tenido Guadalajara
como centro de control de una amplia región.
El desarrollo comercial de esta ciudad se remonta varios
siglos atrás y el autor menciona algunos de los factores más
importantes que lo hicieron posible: la apertura del puerto
de San Blas, que amplía el mercado al norte y al noroeste
del país; la introducción del ferrocarril y las carreteras, que
acentúan este proceso, y finalmente la presencia de extran­
jeros (fundamentalmente franceses) que establecen rutas co­
merciales permanentes. A pesar de esto, el mercado se m an­
tiene restringido por mucho tiempo.
En cuanto al comercio actual, señala dos tipos: el de
la metrópoli que es diversificado en sus productos, de gran­
des dimensiones y con todo un sistema de organización; y
e|l municipal, ligado a formas tradicionales y estrechamente
vinculado con la metrópoli. En este tipo de comercio se
da una transferencia como resultado del intercambio desi­
gual, tanto de productos como de fuerza de trabajo, de la
periferia al centro.
El comercio en la zona metropolitana es muy diverso:
el comercio ambulante compuesto por migrantes; el abarro­
tero en pequeño que ha sido el canal más antiguo de distri­
bución de mercancía en Guadalajara y además cumple una
función básica en las colonias populares; los almacenes de
autoservicio cuya aparición es paralela al surgimiento de una
amplia clase media. Dos fenómenos de reciente aparición son
los establecimientos comerciales con ventas a crédito, que
han tenido mucho éxito en las colonias populares y cuyas con­
secuencias más importantes han sido la modificación de las
necesidades de los consumidores y la penetración de cadenas
comerciales foráneas en detrimento del comercio tapatío.
En la segunda parte, se busca explicar las razones por
las que Guadalajara se convirtió en el segundo centro me­
tropolitano del país y el más importante de occidente. Par­
te de la hipótesis de que el crecimiento de la ciudad no fue
producto de factores económicos, ya que contaba con re­
cursos no económicos, derivados de su papel como centro de
poderes múltiples. Para desarrollar esta hipótesis, analiza y
describe los factores que hicieron de Guadalajara un centro
donde se concentraron las actividades políticas, religiosas, mi­
litares y económicas de la región.
El artículo tiene planteamientos interesantes en cuanto
a la función que ha tenido y tiene Guadalajara como cen­
tro coordinador de una vasta zona y la limitación que ha
impuesto la ciudad de México al crecimiento de la misma.
Por otra parte, muchos puntos quedan sin desarrollar.
Alarcón Jorge, “Los grupos de presión, substitutos del siste­
m a de partidos: el caso de Jalisco5’ Guadalajara, Jalis­
co (artículo m imeografiado), 1977, 27 pp.
El problema fundamental que se examina en el artículo
es el de determinar quién ejerce el poder, cómo lo ejerce
y cómo se llega a su ejercicio, para lo cual el autor parte de
postulados generales en referencia al Estado nacional para
finalizar con algunas proposiciones con respecto a la forma
en que es ejercido el poder en Jalisco. Parte de la tesis de
Cosío Villegas: “el poder público en México se reparte en­
tre el gobierno y la iniciativa privada en mayor o menor pro­
porción, de acuerdo con la personalidad del Presidente en
tum o” (p-4), aunque Alarcón aclara que esta forma de
poder no es sólo un “caso de personalidad, sino que hay
condiciones de tipo económico que hacen que el poder ten­
ga que co m p a rtirse...” (p.4).
En el artículo hay una serie de consideraciones histó­
ricas que explican la tradición federalista de Jalisco, en don­
de se señala la participación de la iniciativa privada en el go­
bierno local, aunque el poder del gobierno estatal pierde
cada vez más fuerza ante el robustecimiento del Estado na­
cional.
En Jalisco se puede constatar la existencia de un go­
bierno paralelo, en el que participan en la toma de decisio­
nes, la iniciativa privada y los funcionarios públicos. El go­
bernador cumple la función de árbitro de los intereses de am-
bos grupos; su poder radica en la capacidad de negocia­
ción que tenga para evitar conflictos.
Los funcionarios del gobierno ejercen las funciones po­
líticas y de servicio a través del aparato formal mientras la
iniciativa privada ejerce algunos servicios y promoción de
obras. El autor menciona algunos de los principales orga­
nismos en los cuales se da esta situación: la Junta de Planeación y Urbanización del Estado, el Instituto Jaliciense
de Asistencia Social, etc,
Si bien el planteamiento del autor resulta ilustrativo
para entender la forma en que se reparte el poder en Jalis­
co, pueden mencionarse dos críticas: por una parte subes­
tima el poder que puede ejercer sobre el ejecutivo el go­
bierno central y asume que éste tiene una autonomía en
cuanto a las decisiones a tom ar; por otra parte no menciona
la incidencia que tienen, en la toma de decisiones, los di­
versos funcionarios y organismos del gobierno central.
Aldana Rendón, Mario, Desarrollo económico de Jalisco.
1821-1940, Universidad de Guadalajara: Instituto de Es­
tudios Sociales, 1978, 304 pp.
El autor señala el objetivo explícito de su libro: “pre­
sentar una visión general de los aspectos que determinaron
las características propias del desarrollo económico del Esta­
do de Jlajlisco, desde la independencia hasta 1940” (p. 37).
Desde esta perspectiva aborda los diferentes temas bá­
sicos para comprender la economía del estado: el marco
político, los recursos naturales y humanos, la agricultura,
las comunicaciones y los transportes, el comercio, la industria
en el siglo X IX y en la prim era m itad del siglo XX. Final­
mente explica algunas concepciones que redondean su con­
cepción básica de la economía jaliciense: “el proceso de in­
dustrialización de Jalisco no respondió durante el siglo X IX
a una política nacional de crecimiento, y la implantación
del modo de producción capitalista fue producto de esfuer­
zos del capital foráneo. Sin embargo, esta nueva concep­
ción industrial se vió acompañada hasta 1940 aproxim ada­
mente de un gran número de pequeñas fábricas semiurbanas
elaboradoras en su mayoría de productos alimenticios, tradi­
ción de trabajo que hasta el momento actual está presente”
(p. 272).
L a abundancia de datos en los distintos temas analiza­
dos enriquece notablemente el estudio, de tal m anera que
esos mismos datos pueden servir de base a otras investiga­
ciones. El prólogo de Manuel Rodríguez Lapuente (pp. 9-35)
es particularmente importante por ubicar la perspectiva teó­
rica global de interpretación en el contexto de las diferentes
etapas de la historia de Jalisco. El nivel de acumulación de
capital en las metrópolis industriales con sus enclaves en los
países subdesarroHados provocan la “dependencia en cascada”
y configuran así las diversas regiones de un país y su interrelación. En este sentido, Guadalajara es un centro subordi­
nado de dominación sobre una determinada zona de in­
fluencia.
Sin este prólogo, el estudio hubiera quedado desubicado,
ya que en los diferentes apartados van apareciendo intentos
de interpretación, hipótesis interesantes no desarrolladas su­
ficientemente. U n problema que queda, a pesar de todo,
sin solución y que persiste en la discusión actual es la categorización teórica del momento en que penetra el capita­
lismo en México. ¿Siglo X V I?, ¿siglo X IX ?, ¿siglo XX?
AJdana Rendón parece insinuar una toma de posición al se­
ñalar que la industrialización del siglo X IX no fue efecto
de la implantación del modo de producción capitalista en
México, pero su marco teórico no es claro en el conjunto
de su exposición.
Este estudio sobre el desarrollo económico de Jalisco
ofrece ciertos elementos para la comprensión del Estado en
el contexto nacional, pero se requieren todavía ulteriores y
más profundas sistematizaciones y sobre todo interpretacio­
nes más explícitas y fundamentadas.
Departamento de Planeación y Urbanización del Estado de
Jalisco Estudio de Funciones Urbanas en el área metro­
politana de Guadalajara. Funciones Industriales. Guada­
lajara, Jal.: Suárez Muños Ediciones, 1977, 105 pp.
Este trabajo es uno de los análisis particulares dentro del
estudio general de funciones en el área metropolitana de Gua­
dalajara. Se plantea que, dada la importancia de la función
industrial en la economía urbana, es preciso conocer “sus
características más determinantes y sus perspectivas para el
futuro” y de esta m anera “formular las previsiones necesa­
rias” (p. 10).
Para lós autores las principales características de la es­
tructura industrial de Guadalajara son: una estructura in­
dustrial tridicional que emerge en la década de 1950, v
que a partir de 1960 tiende a transformarse y dinamizarse,
una industria artesanal que va perdiendo peso económico
aunque mantiene una im portada estructural en fundón de
su capacidad de absorción de mano de obra. La estructura
industrial global presenta un desarrollo muy desigual y una
fuerte supeditación al comercio. A pesar de ello, persiste
Ja tendencia de un desarrollo industrial basado en el sector
tradicional de bienes de consumo. Finalmente, consideran
que las principales funciones de la industria tapatía son de
orden externo.
Desde esa perspectiva, la función externa predominante
es la “función industrial tradicional” productora de bienes
de consumo final y orientada al mercado regional y nacio­
nal. Aunque G uadalajara presenta todas las ventajas de
aglomeración para el desarrollo de la “función de centro
industrial”, ésta se ha desarrollado muy débilmente. Las
empresas que responden a este tipo de función “son ajenas
a las necesidades de la ciudad” (p. 61) y no requieren del
mercado interno local. En G uadalajara no existen “funcio­
nes industriales especializadas” de tipo agro-industrial o ex­
tractiva, aunque se advierte cierta tendencia a la especialización en otras ramas (caJzado, oleaginosas).) Entr<e las
“funciones industriales complementarias” destaca la industria
de la construcción.
U na vez definidas las principales funciones industriales
de la ciudad pasan a analizar las características de las indus­
trias en el área m etropolitana de acuerdo a la sectorización
de la ciudad.
Aunque los autores plantean ciertas limitaciones en el
uso de los criterios de sectorización, ésta ofrece resultados
y pistas muy sugerentes para la elaboración e incluso para la
corroboración de hipótesis respecto al desarrollo urbano-in­
dustrial de Guadalajara.
El trabajo se basa en informaciones censales, en traba­
jos de investigadores de la Universidad de G uadalajara y se
complementa con dos investigaciones directas. La combina­
ción de fuentes y sobre todo las investigaciones directas en­
riquecen notablemente el trabajo ya que permite integrar y
combinar información cuantitativa y cualitativa.
Constituye también el prim er trabajo donde se plantea
de m anera explícita — aunque sin profundizar en sus análi­
sis— la articulación entre la actividad comercial y la produc-
cion, sobre todo en los casos de la pequeña industria y de la
maquila, y la importancia de ambas en la economía urbana
de Guadalajara.
Aunque los planteamientos teóricos más generales sue­
len aparecer como afirmaciones tajantes y sin matices, esto
no le resta validez al trabajo en conjunto.
Departam ento de Planeación y Urbanización del Estado de
Jalisco, Estudio de Funciones Urbanas en el área metro­
politana de Guadalajara. Funciones Portuarias. Guadala­
jara, Jal.: Suárez Muñoz Ediciones, 1977, 135 pp.
El volumen sobre las funciones portuarias es el último
trabajo publicado de la serie de investigaciones sobre las fun­
ciones urbanas de Guadalajara.
La función portuaria —puerto áereo, rutero y ferroca­
rrilero— es concebida como un elemento de apoyo al desarollo de otras funciones, sobre todo económicas, que se llevan
a cabo en la ciudad: industrial, comercial y turística, entre
otras (p.6).
En el trabajo predominan los aspectos técnicos del fun­
cionamiento de los diferentes puertos. Sin embargo, la in­
vestigación directa proporciona información concreta sobre
los flujos de población y mercancías que pueden resultar de
interés, sobre todo para un lector especializado que tenga
preguntas y problemas concretos de investigación.
Ju n ta General de Pleneación y Urbanización del Estado de
Jalisco. Estudio de Funciones Urbanas en el área metropolitana de Guadalajara: Análisis Global, Guadalajara,
Jal.: Suárez — Muñoz Ediciones, A. en P. 1976, 75 pp.
Esta investigación, llevada a cabo por una dependencia
estatail, tiene por objeto “determinar las necesidades urba­
no-especiales del área metropolitana de Guadalajara, a fin
de poder fundam entar la planeación de su desarrollo” (p .6 ).
Se trata de una constatación más de la importancia tradi­
cional que ha revestido para los gobiernos estatales la ur­
banización de la ciudad de Guadalajara. En este estudio
se busca incluso trascender el ámbito estricto de la ciudad e
incluir en el análisis y la planificación a los municipios ale­
daños de Tlaquepaque, Tonalá y Zapopan.
Para los autores, la ciudad cumple diferentes funciones:
a) Externas o rales que ésta cumple en la división social
del trabajo; b) Internas que garantizan la operacionalidad
de la vida urbana. Aunque las ciudades suelen cumplir
funciones múltiples, se pueden llegar a detectar las que son
hegemónicas en cada caso concreto.
Indudablemente son
las funciones externas las que “determinan prácticamente la
vida urbana en su conjuto” (p. 44).
U a primera constatación respecto a Guadalajara es que
no ha habido cambios radicales en las actividades que ha­
yan modificado su naturaleza. Este hecho habría garanti­
zado un crecimiento sostenido de la pob1ación.
Los autores, en base a tres criterios —los datos de la po­
blación económicamente activa, los aspectos económico-es­
tructurales (correlación de variables comparadas con otras
ciudades del país) y la localización espacial de actividades
en la ciudad—llegan a afirm ar la existencia de tres funcio­
nes externas dominantes:
1) La Industrial que ocupa a la mayor parte de la pobla­
ción económicamente activa (PEA) pero que registra un
crecimiento vegetativo. Además ésta se encuentra “subor­
dinada a ser elemento de articulación de relaciones económi­
cas específicas entre México y Monterrey ( . . . ) por consti­
tuir un sector menos desarrollado que ellos” (p. 72).
2) La comercial9 considerada como la función dominante
de la ciudad, reforzada por la función de “relevo” que cum­
ple Guadalajara hasta la actualidad. En esta actividad las
tasas de beneficio del comercio local superan notoriamente a
las de otros estados. De allí la falta de interés d d capital
por las actividades productivas y el “efecto desquiciante de
la especulación urbana” (como forma peculiar de actividad
comercial) “sobre el crecimiento urbano de la ciudad” (p.
52). Al parecer, los beneficios del comercio resultan tam ­
bién en un reforzamiento de actividades financieras fuera de
G uadalajara.
3) La de transporte, Guadalajara cumple una función de
transporte que no és discutida ni analizada en el texto.
Indudablem ente este prim er volúmen de análisis global
es un valioso intento por operacionalizar conceptos y elabo­
rar metodologías que perm itan conocer, evaluar y planificar
el desarrollo y la economía urbana. Pero el uso de un solo
concepto —función— y presumiblemente cierta falta de ex­
periencia en el uso de materiales históricos, lleva a inexac­
titudes notorias y a interpretaciones superficiales, además de
muy discutibles respecto a la evolución histórica de la ciu­
dad. Por otra parte, el análisis —sustentado en algunos ca­
sos en correlaciones muy débiles— parece ser un intento
por corroborar las impresiones generalizadas que existen so­
bre el desarrollo industrial y urbano de Guadalajara, más
que un esfuerzo por profundizar en él y en sus interrelaciones.
González, Fabián “ Sociedad y política en el Estado de Jalisco,
durante la Revolución Mexicana”, Controversia, I, 1.
1976, Guadalajara, Jal., pp. 43-74.
El regionalismo acendrado del Estado de Jalisco se ha
expresado en la afirmación de posiciones propias a lo largo
de la historia de México. Esta peculiaridad de Jalisco hay
que entenderla a partir de lo que el autor llama la “forma­
ción social!”, es decir, la base económica regional y los ele­
mentos superestructurales que, en el caso de este estado, sue­
len presentar la apariencia de factores causales. Esta “for­
mación social” va a ser ©1 resultado de un proceso de evo­
lución que se remonta a la Colonia, particularmente a la
segunda mitad del siglo X V III.
La ciudad de G uadalajara como entidad administrativa
—civil y eclesiástica— con jurisdicción sobre un amplio te­
rritorio, apoya el desarrollo temprano de una capa burocrá­
tica y de servicios, entre los que destaca la actividad comer­
cial. En las áreas rurales, la ausencia de población indíge­
na y la precariedad de los mercados de consumo, limita el
surgimiento de la gran propiedad latifundista y consolida a
la región como un centro criollo fuertemente vinculado a la
ideología y a las organizaciones católicas.
L a introducción del ferrocarril en la región no sólo fre­
na el proceso de industrialización que se había generado
desde mediados del siglo pasado, sino que además viene a
subrayar el carácter tradicionalmente comercial de la econo­
mía urbana de G uadalajara y el carácter agrícola-pecuario
de las áreas rurailes del estado. La incorporación a la eco­
nomía nacional “trajo necesariamente prosperidad” (p. 48).
Esto aunado a la ausencia de grandes latifundios y a la fuer­
za de las organizaciones católicas en las áreas rurales y ur­
banas que defendían el “orden natural”, fueron algunos de
los factores que atenuaron la emergencia de tensiones socia­
les entre las clases.
De allí la escasa participación directa de la población
en e! movimiento revolucionario y la ausencia de una base
social sólida para el nuevo Estado Mexicano que emerge de
la revolución. Los gobiernos de Jalisco transcurren en me­
dio de una gran inestabilidad política y en estrecha depen­
dencia del gobierno central. Esta nueva situación social
implica “nuevas batallas e incluso una guerra regional for­
mal en 1927-29” (p. 74).
L a situación política del Estado de Jalisco durante 19001920 da pie al autor para profundizar en un tema recurren­
te y controvertido: los contenidos del “regionalismo” jalisciense y sus expresiones políticas. Su énfasis en la forma­
ción social como factor explicativo del regionalismo y de sus
expresiones políticas, le lleva a proporcionar una interesante
información empírica, sobre todo en relación a la ciudad de
Guada1ajara. Quizá lo más novedoso del artículo sea la in­
formación e interpretación del contexto urbano y%sus m ani­
festaciones políticas enfrentadas a coyunturas políticas nacio­
nales.
Si bien en ocasiones los árboles no dejan ver el bosque
de los argumentos presentados en el trabajo, resulta un m a­
terial y una referencia necesaria para quienes están preocu­
pados por la problemática social regional.
González Gortázar, Femando. “G uadalajara ¿casi el paraí­
so?”, Guadalajara, Jal.: Departamento de Bellas Artes,
Gobierno de Jalisco, Noviembre 8, 1975. (Edición espe­
cial: Día mundial del urbanismo).
En este artículo el autor menciona algunos de los pro­
blemas urbanos que presenta la ciudad de Guadalajara, los
que se han agravado con el tiempo debido a la carencia de
“un plan regulador, de jerarquización de prioridades, de
planes a mediano y largo plazo, de legislación urbana ade­
cuada y eficaz... ” (p. 10).
En primer término señala la m arcada diferencia que hay
entre la zona oriente y poniente de la ciudad, en donde el
monto de Jas inversiones es inversamente proporcional a las
necesidades de la zona: “en el lado de las mayores caren­
cias menores inversiones; donde se está mejor, la atención y
el interés constantes” (p. 7).
Guada1ajara no puede seguir considerándose como un
paraíso pues hay motivos para pensar lo contrario: el aumen­
to constante de la contaminación auditiva y atmosférica y la
escasez de zonas verdes; en el aspecto estético, la sustitución
de construcciones antiguas por edificios modernos y la pro­
liferación de anuncios comerciales en todas las zonas de la
ciudad. Todos estos factores hacen de ésta una ciudad des­
personalizada y cada vez menos habitable.
En el trabajo se presenta una atención especial a lo que
el autor llama la “vegetación urbana” de Guadalajara. Den­
tro de esta categoría incluye los parques cuyas característi­
cas principaes son su escasez, lo reducido de sus dimensiones
v su localización ya que la mayoría se concentra más que
nada en la zona poniente; los camellones y las banquetas
en las que predominan árboles de diversa índole, sin orden,
concierto ni- lógica, constituyendo en su conjunto un factor
de desorden visual.
La ciudad tiene todavía la posibilidad de salvarse, si las
autoridades toman una actitud responsable y permiten que
las decisiones sean discutidas y compartidas por los ciuda­
danos, los cuales, a su vez, adquirirán de este modo una m a­
yor conciencia, responsabilidad y valor civil
González Gortázar nos introduce en forma muy general
a algunos de los que él considera aspectos claves dentro de
los problemas urbanos de Guadalajara, aunque el artículo se
queda en un prim er nivel de impresión -—más que de análi­
sis—• de los principales problemas a los que las autoridades
deben dar prioridad. Si bien menciona lagunos de éstos
(carencia de servicio, densidad demográfica, transporte co­
lectivo deficiente), el mayor énfasis está puesto en el aspecto
visual y estético.
Hernández Laos, Enrique. “El desarrollo industrial de la zo­
na m etropolitana de Guadalajara5’ en Guadalajara: Cen­
tro de desarrollo en el Occidente de México, Universi­
dad de G uadalajara: Facultad de Economía, Centro de
Investigaciones Económicas, 1974 pp. 56-90.
En base a la información estadística disponible, el au­
tor presenta y discute el desarrollo industrial de Guadala­
jara desde 1955. A pesar de las deficiencias de la base es­
tadística en que se sustenta, los diferentes indicadores lo
llevan a plantear la existencia de una cierta dualidad en la
economía industrial de Guadalajara aunque con una tenden­
cia hacia la configuración de una estructura industrial más
compleja y dinámica.
Por una parte, la herencia de una estructura “tradicio­
nal” todavía predominante, basada en la proliferación de la
industria artesanal y la pequeña industria. Su producción
se orienta preferentemente, aunque no exclusivamente, ha­
cia la demanda final. Sus bajísimos niveles de productivi­
dad, su insignificante aportación al vaTor de la producción,
sus bajos índices de eficiencia y su escasa articulación in­
dustrial le asignan una función económica precaria y cons­
tituyen una base frágil para Ja generación de economías ex­
ternas que ace^ren la modernización de la industria tapatía. En base a lo anterior se explica el relativo rezago
en su ritmo de crecimiento en la década 1960-1970 y la
tendencia a la desaparición gradual de la industria artesanal y la pequeña industria.
A pesar de las deficiencias señaladas, el autor destaca
la capacidad relativamente grande de estas unidades pro­
ductivas para absorber mano de obra y constata la existen­
cia en ellas de una mayor relación capital-producción.
Por otra parte, existe una estructura industrial moder­
na o “dinámica” que, a partir de 1955, registra un ritmo de
crecimiento acelerado y una importancia creciente en la eco­
nomía urbana de Guadalajara. Son las industrias que apro­
vechan el proceso de sustitución de importaciones de bienes
intermedios semi-elaborados, materias primas y bienes de ca­
pital que dinamizan el desarrollo industrial.
Para el autor, Guadalajara no constituye un centro fa­
bril propiamente dicho; es preciso incrementar la participa­
ción industrial de ésta en la economía nacional, que en la ac­
tualidad resulta insignificante. Las medidas con que el Estodo ha tratado de promover el proceso de sustitución de
importaciones, la descentralización industrial y el fomento a
las exportaciones no han dado los resultados previstos. Por
ello, es necesario elaborar un nuevo plan de desarrollo indus­
trial que tome en cuenta las ventajas de localización, recursos
e infraestructura urbana de Guadalajara, en estrecha relación
con el Estado y con las instituciones públicas y privadas que
existen a nivel local. En función de los objetivos nacionales,
propone intensificar el apoyo oficial a la industria productora
de bienes de capital, a la industria productora de bienes y ser­
vicios intermedios de uso difundido con el objeto de concurrir
competitivamente en los mercados regionales, nacionales é
internacionales. Finalmente, sugiere el apoyo a las activida­
des que abastecen los mercados locales y regionales, es decir
las actividades “tradicionales” que se justifican en función
de su capacidad para generar empleos en la economía urba­
na.
El trabajo de Hernández Laos es una de las mejores
síntesis sobre la realidad industrial de Guadalajara y, en este
sentido, constituye un instrumento fundamental para un
acercamiento a la problemática industrial local.
Sin embargo, la exclusividad de las fuentes que utiliza
y su énfasis en los aspectos puramente económicos del desa­
rrollo industrial lo conduce, por una parte, a hacer afirma­
ciones muy discutibles respecto al papel y viabilidad de las
pequeñas industrias. Por otra parte, lo lleva a conclusiones
que pueden implicar la profundización de los desequilibrios
nacionales y regionales que critica. Es un hecho, por de­
más evidente, que las ramas “dinámicas” de la economía es­
tán cada vez más monopolizadas por los grandes capitales
•ligados a intereses transnacionales. U n proyecto de industralización que no tome en cuenta explícitamente conside­
raciones de orden político y social, corre el riesgo de favo­
recer las tendencias más monopólicas del capital que son, en
definitiva, las que generan las desigualdades estructurales,
en detrimento de los diferentes sectores sociales locales.
Meyer, Jean. “Perspectiva de análisis sociohistórico de la in­
fluencia de Guadalajara sobre su región” en Regiones
y Ciudades de América Latina, México, D.F.: Sepseten.
tas, 111, 1973.
Jean Meyer presenta un bosquejo sumamente intere­
sante de los aspectos indispensables para un estudio, sociohis­
tórico de la región de Guadalajara. Su campo de estudio
lo define dentro de la antropología cultural, y expresa así
su objetivo: “queremos constatar, probar la existencia de
una personalidad regional antes de investigar la presencia de
una personalidad urbana, la de Guadalajara, para desprender
las relaciones establecidas entre las dos” (p. 148).
El trabajo toca tres puntos: a) unos aspectos metodo­
lógicos que definen el objetivo dentro de los diferentes as­
pectos por investigar: la geografía, la historia, la sociología
religiosa, la economía, la psicología social y cultural; b) la
presentación sintética de un plan de trabajo sobre fuentes
escritas, sobre películas como material simbólico, sobre los
modos de actuar cotidianamente; c) las direcciones que
deben tener la investigación, que es lo central y lo más am­
plio en el artículo.
Meyer muestra lo particular de esta región de Jalisco
desde diferentes aspectos: la ausencia de una tradición indí­
gena, el machismo jaüciense (“donde se nace con las pier­
nas arqueadas y con la carabina en la m ano”, p. 158), un
individualismo feroz y belicoso, el ranchero y el charro, una
región “tradicional y ferozmente católica” (p. 161) en Ja­
lisco en general, pero especialmente en la zona de los Altos.
En toda la región, resalta la personalidad urbana de Guada­
lajara, sobre todo la nueva Guadalajara que surge a partir
de 1945, en que “Ja urbanización m archa aquí más aprisa
que la industrialización” (p. 164), una ciudad que recibe
la migración campesina y que ejerce un influjo comercial y
administrativo sobre el oeste de México, una ciudad que
crece tragando los poblados circunvecinos. Todas estas son
las perspectivas presentadas para una investigación socio-his­
tórica sobre la región.
Aunque ubicado en el marco de la antropología cultu­
ral, el autor señala acertadamente la importancia de los ele­
mentos materiales de la región en los últimos años (el pro­
ceso de industrialización), que condicionan en última instan­
cia la concepción de la vida y las manifestaciones particula­
res de la zona. U n aspecto, sin embargo, que es omitido en
el artículo pero que es indispensable para poder considerar
globalmente las perspectivas socio-históricas de Guadalajara,
es el elemento político. ¿Q ué grupos y qué fuerzas políticas
han predominado en la zona para m antener el espíritu con­
servador mencionado por Meyer? ¿Cuál ha sido el papel deí
Estado para m antener el status quo y para mediar los conflic­
tos a favor de la clase dominante? ¿Q ué fuerzas de las cla­
ses sociales emergentes han aparecido en los últimos años
para modificar la personalidad de la región?
Padilla, Cristina. “El trabajo capitalista domiciliar: Un es­
tudio de caso en Guadalajara”, Controversia, 6, Guada­
lajara, Jal. 1980 (en prensa).*
Este artículo, que resume una investigación más amplia,
“está centrado en la industria domiciliaria de maquila tenien­
do como sujeto fundamental a la trabajadora domiciliar” ubi­
cada en un espacio urbano concreto: la colonia popular de
Santa Cecilia. Es — que sepamos— la primera investigación
sobre la industria tapatía que asume como sujeto a los traba­
jadores urbanos.
Pero no sólo el sujeto de investigación resulta novedoso.
La interpretación de esta forma peculiar de trabajo y sus su­
puestos e implicaciones en la vida de .la colonia popular es­
tablecen un nuevo marco de referencia para la discusión
de los problemas industriales y urbanos de Guadalajara.
En el trabajo se plantean dos grandes apartados de pro­
blemas: 1) la conceptualización y explicación de la indus­
tria domiciliar y de sus trabajadores en el contexto de una
sociedad dependiente y subdesarrollada; 2) el rol, la diná­
mica y las implicaciones del trabajo capitalista domiciliar en
una colonia popular.
Respecto al prim er punto, la autora señala que la in­
dustria domiciliar “es una forma distorsionada del capitalis­
mo mexicano, que se puede considerar como estancada y per­
manente, pero que es, a la vez, la fuente de extraccción de
una phisvalía absoluta”. La explicación de este fenómeno
tiene que ver con la tendencia decreciente de la tasa de ga­
nancia en los países centrales que transfieren la sobreexploción de la mano de obra a los países dependientes como me­
canismo de nivelación de la tasa de ganancia.
Por ello, mientras persista la dependencia y la lógica de
la acumulación capitalista, el trabajo capitalista domiciliar
persistirá como mecanismo permanente de acumulación y,
en este sentido, no puede ser concebido como una etapa tran­
sitoria del desarrollo capitalista depediente.
Desde esta perspectiva, el trabajo capitalista domiciliar
aparece como “una de las formas que adopta el proletariado
en los países dependientes subdesarrollados” . Los trabajado­
*N O T A :
No se pueden citar las páginas por estar el ar­
tículo todavía en prensa.
res que participan en esta forma peculiar de trabajo produc­
tivo forman parte de lo que M arx llama el ejército indus­
trial de reserva estancado o intermitente, es decir, cuya ocu­
pación depende de los ciclos de trabajo que le impone el
capital. Los trabajadores a domicilio son obreros, parte del
proletariado “atrofiado y disperso” .
L a autora descubre que en la colonia Santa Cecilia son
básicamente las mujeres —ayudadas por niños—las que se
dedican al trabajo capitalista domiciliar como actividad que
complementa los ingresos de la unidad doméstica. L a m u­
jer, sin abandonar sus tareas familiares, se incorpora a la
producción ofreciendo su fuerza de trabajo y sus medios de
producción a cambio de un salario reducido, trabajo a des­
tajo y sin prestaciones de ninguna índole.
L a precariedad e intermitencia de sus ingresos, la abun­
dancia de mano de obra y la inestabilidad laboral familiar
favorece la conformación de familias extensas y obliga a la
trabajadora domiciliar a desarrollar una serie de relaciones
sociales — diádicas y grupales— como mecanismos de sobre­
vivencia en la economía urbana en relación a dos elemen­
tos centrales: el trabajo y el consumo.
E n este sentido, las colonias populares no sólo son cen­
tros de consumo sino verdaderos territorios productivos. Allí,
o en las cercanías, se localizan una multiplicidad de talleres
que concentran la producción de las trabajadoras domicilia­
res. El sector Libertad —donde se encuentra la colonia es­
tudiada— “es una enorme fábrica oculta y difusa” .
El trabajo de Padilla es una constatación de las ricas
posibilidades que abre el trabajo de campo prolongado y
en profundidad. Si bien en otras investigaciones se mencio­
na la importancia de la producción “artesanal” y la “m a­
quila” en Guadalajara y se insinúa su localización, éste es
el prim er trabajo que presenta una evidencia empírica con­
tundente, cuyo análisis supera las interpretaciones y previ­
siones impresionísticas e inmediatas para integrarlas en un
contexto que resulta explicativo.
Sin cuestionar el marco explicativo propuesto nos que­
da una preocupación: en ocasiones, la explicación macroeconómica y sociológica puede llegar a obscurecer la hete­
rogeneidad estructural existente entre las ramas industriales
y sus diferentes características y posibilidades dentro del de­
sarrollo capitalista dependiente. La heterogeneidad estruc­
tural es un elemento que puede ayudar a dar cuenta de
ciertas características locales y regionales de la industria que
inciden en la configuración de diferentes formas de incor­
poración de la mano de obra al trabajo industrial y que
definen las peculiaridades del desarrollo industrial tapatío.
Riviere D ’arc, Hélene. Guadalajara y su región9 México, D.F. :
S’epSetentas, 106, 1973, 228 pp.
El trabajo se divide en dos partes. La primera consta
del análisis diacronico del desarrollo que ha tenido Guada­
lajara y su región, desde la Colonia hasta principios del siglo
XX. En ella se subraya la importancia que tuvieron las
minas, la agricultura y ganadería y el comercio en la eco­
nomía de la región, siendo este último el factor más relevan­
te por ser el motor de la formación de Guadalajara.
L a ciudad es definida como capital provincial, distri­
buidora de servicios y productos tanto agrícolas como indus­
triales y cuyo atributo más signifcativo es el de su autonomía
frente a la metrópoli. El siglo X IX ve el nacimiento del co­
mercio al mayoreo y la creación de industria en manos de ex­
extranjeros, cuyo mercado se amplía con la apertura de nue­
vas rutas hacia el norte y noroeste y la introducción del fe­
rrocarril, que se constituye como el medio más importante
de integración regional.
En la segunda parte, se traza el desarrollo de Guada­
lajara desde 1940 (que es cuando se inicia el ascenso eco­
nómico del país) hasta la actualidad. La autora empieza
esta parte con una extensa exposición del crecimiento de­
mográfico de la ciudad basándose en los censos de pobla­
ción. Este crcimiento es explicado en función del papel de
Guadalajara como polo de atracción de la población rural,
va que en ella se concentran gran parte de las actividades
productivas generadoras de empleo.
G uadalajara es también donde se reúnen los servicios
del centro-oeste del país, además de ser un centro de deci­
siones importante, hecho que se explica por la ausencia de
ciudades cercanas (dentro o fuera del estado) que se le
asemejen en tamaño e importancia. A su vez es influida por
la ciudad de México, cuya centralización ha frenado las po­
sibilidades de desarrollo de esta ciudad.
El comercio ejerce hasta la actualidad un papel signi­
ficativo como actividad básica. Los problemas más graves a
los que éste se enfrenta son: la pérdida del mercado del noro­
este, la estrechez del mercado interno y la introducción de em­
presas comerciales nuevas. A pesar de ello, Guadalajara si­
gue siendo “el principal centro de transformación y redis­
tribución de los productos de su zona” (p. 182).
La autora concluye que, no obstante, G uadalajara sigue
siendo una metrópoli importante en tanto es considerada el
centro coordinador más relevante del occidente de México,
donde se aglutinan casi todas las actividades regionales: en
ella se encuentran grandes disparidades entre las necesida­
des reales de la población y los trabajos que se realizan para
responder a las mismas. Además, la presencia de Guadala­
jara limita el crecimiento de ciudades menores cercanas a
ella pues reproduce la relación metrópoli-satélite a escala
regional.
El libro, aunque más descriptivo que analítico ■—una
de sus principales limitaciones—, constituye una introduc­
ción básica para todo el que pretenda conocer alguno de
los aspectos más representativos y generales de G uadalajara
y la influencia que esta ciudad ha ejercido sobre el norte y
occidente del país.
Riviere D ’arc3 Hélene “La función comercial de Guadalajara”
Controversia, 1^ 2, 1977, Guadalajara, Jal., pp. 90-101.
El objetivo de este trabajo es describir cómo se ha dado
y cuál es la función comercial de Guadalajara. El artícu1©
se divide en seis partes. La prim era se refiere a los ante­
cedentes históricos de esta función. Desde el siglo X V I, G ua­
dalajara tuvo un papel comercial importante debido a la “re­
lativa facilidad de las vías de comunicación” , sin embargo,
era dependiente de la ciudad de México. Los comerciantes
se abastecían allá. A principios del siglo X IX , y gracias al
mejoramiento de la infraestructura de caminos, Guadalajara
se hace “capital relativamente autónoma” y “capital comer­
cial determ inante” .
L a segunda parte trata del comercio tradicional y el na­
cimiento del comercio de mayoreo. Las dificultades de co­
municación a escala local y el bajo nivel de consumo de las
pequeñas aglomeraciones y del campo hasta 1945-50, hacen
de las pequeñas ciudades centros comerciales locales. Al mis­
mo tiempo nace un im portante comercio de mayoreo creado
por franceses, españoles y libaneses, ya que durante la guerra
de independencia, Guadalajara adquiere una situación eco­
nómica y política relativamente autónoma frente a México,
aunada a la creación del ferrocarril México-Guadalajara en
1885.
La tercera parte habla del comercio en la época actual
y se refiere a Guadalajara como una ciudad comercial tradi­
cional a la vez que moderna, es decir que se mantiene una
cierta forma de comercio tradicional como es el agrupamiento de tiendas de mayoreo en ciertas calles, y paralelo a esto,
aparecen los grandes almacenes de cadenas nacionales e in­
ternacionales.
L a cuarta parte se refiere a la conservación del comer­
cio regional de mayoreo. A pesar de que una gran parte de
los principales comerciantes abandonaron casi por completo
el mayoreo, hay agunos productos que todavía pasan por va­
rios intermediarios, como son los textiles y los zapatos.
La quinta parte incluye los pequeños centros de tráfico
comercial local que aún existen, a pesar de que Guadalajara
“es el centro de una estrella hacia la que convergen todas las
carreteras importantes del centro-oeste y noroeste... ” (p. 98)
ya que la autora plantea que no es siempre la distancia geo­
gráfica lo que provoca la dependencia de un pequeño centro
frente a la ciudad, sino viejas costumbres de intercambio.
En la sexta y última parte se mencionan algunos de los
principales problemas que enfrenta la actividad comercial
de Guadalajara: la estrechez del mercado interno, la compe­
tencia de empresas tanto industriales como comerciales fo­
ráneas, en detrimento de las locales, etc., lo que hace pen­
sar que esta ciudad no puede seguir teniendo como base
económica fundamental el comercio.
El artículo es un resumen, con escasos aportes novedo­
sos, del libro que sobre el mismo tema ha publicado la au­
tora.
Rodríguez Lapuente, Manuel. “El papel de la ciudad de Gua­
dalajara en el desarrollo regional: un enfoque histórico
estructural” en Guadalajara, centro de desarrollo del Oc­
cidente de M éxico. Universidad de Guadalajara: Cen­
tro de Investigaciones sociales y económicas, 1974, pp.
4-19.
En este enfoque histórico estructural, Guadalajara se
manifiesta desde sus orígenes como un centro comercial y un
centro distribuidor de servicios y coordinador de las acti­
vidades de la región. Resalta el papel im portante del ca­
pital y la iniciativa de los extranjeros en el siglo X IX , que
promovieron el inicio de una expansión comercial e indus­
trial. Las élites económicas locales más bien se dedicaron
a las actividades de crecimiento vegetativo: industria ali­
menticia, calzado, vestidos y, sobre todo, a la especulación, al
comercio y al agio.
El artículo sintetiza muy claramente cómo Guadalajara
con sus condiciones objetivas y subjetivas fue transformán­
dose para desempeñar su papel comercial y de enlace a todo
él occidente. Los elementos que estructuran la ciudad que­
dan expuestos: la especulación con bienes raíces urbanos,
el refinanciamiento del comercio, la tendencia de la burgue­
sía local hacia ramas no dinámicas de la industria, la pene­
tración reciente de grandes cadenas comerciales y locales, las
estrechas relaciones entre Estado e iniciativa privada, el sur­
gimiento de un proletariado urbano. Todo ello forma un
fenómeno altamente estructurado y estable que “difícilmen­
te los grupos involucrados estarán dispuestos a modificar”
( p -
1 8 ) -
M uy iluminador resulta el enfoque tan sintético pre­
sentado por el autor, un enfoque que cumple con las pre­
misas que él mismo señala: lo histórico y lo estructural. So­
bre el aspecto histórico, sin embargo, hubiéramos deseado
una mayor amplitud y fundam entación; varios de los rasgos
que él va señalando —como conformadores de la estructura
de la ciudad— solamente quedan enunciados.
Rodríguez Lapuente, Manuel. “Urbanismo y explotación”,
Guadalajara, Jal: Departamento de Bellas Artes, Go­
bierno de Jalisco, noviembre de 1975. (Edición especial:
D ía mundial del urbanism o).
La explotación del individuo a través de la extracción
de la plusvalía es sólo una de las formas que los capitalistas
utilizan para incrementar su capital social. Con el acelerado
crecimiento de las ciudades, se han encontrado nuevos me­
dios para transferir el excedente económico hacia los centros
de acaparamiento. Este ha sido uno de los mecanismos más
importantes que se han usado en los países subdesarrollados
para lograr el desarrollo del sistema capitalista.
U na de las formas más usuales y generalizadas para la
transferencia del excedente es la especulación de los terre­
nos urbanos. El autor explica brevemente como se ha ge­
nerado este proceso, el cual se acelera a partir de Cárdenas
por el crecimiento demográfico y la migración rural hacia
las ciudades con el consiguiente aumento de la presión so­
bre el terreno urbano, que llega hasta los ejidos que son
vendidos en forma ilegal y con escasos beneficios para los
campesinos, dado que no pueden pagar la infraestructura
necesaria para el fraccionamiento de la tierra.
Los latifundistas urbanos utilizan toda una serie de me­
canismos —en su mayoría ilegales— para la maximización
de la ganancia con el menor riesgo posible. Entre las estra­
tegias más usuales está la inflación artificial de los precios
del terreno, el contrato de promesa de venta, a través del
cual el dueño puede despojar al propietario si hay un atraso
en los pagos y, finalmente, gracias al poder que tienen los
especuladores, es posible hacer caso omiso de las leyes y frac­
cionar un terreno sin dotarlo de servicios.
Esta situación se explica en gran medida por la corrup­
ción de los funcionarios públicos, pero aunque estos inten­
taran hacer respetar la ley, no es posible dado que en “el
sistema político y económico en que vivimos, los fraccionadores constituyen grupos de presión que tienen más poder
real que el Ayuntamiento” (p. 14).
La explotación de los colonos a partir de los mecanis­
mos arriba mencionados se lleva a cabo sobre todo en las
colonias popu^res en donde los individuos, por su escasez de
recursos, se encuentran imposibilitados de una defensa legal.
El autor concluye que la única vía posible es la compra
o expropiación de los terrenos con lo que se daría un paso
hacia la solución de uno de los problemas más graves del
país.
A pesar de la importancia que reviste el fenómeno dé
la urbanización, los estudios que se han hecho al respecto
son eácasos y —parafraseando al autor— apenas si se ha se­
ñalado el papel que juegan ésta en el desarrollo capitalista
de los países subdesarrollados. En este sentido, el artículo,
aunque breve, constituye un intento importante de analizar
uno de los problemas más graves de «la urbanización: la es­
peculación de suelo urbano que en Guadalajara ha tenido
un papel fundamental para la acumulación de capital.
Walton, John Elites and Economic Development. Compar ative Studies in the Political Economy of Latín American Citiesy University y Texas at Austin: Institute of Latin Ame­
rican Studies, 275 pp.
Walton, científico social interesado en los problemas
comparativos del poder y la política asume en este trabajo
una de las preocupaciones centrales de la sociología del de­
sarrollo: el análisis de la variabilidad dentro del proceso de
desarrollo y las circunstancias especiales a las que se enfren­
tan actualmente las sociedades en vías de industrialización
en contraste con 'los estados más avanzados” (p. 10).
W alton adopta una posición crítica frente a los plantea­
mientos evolucionistas y estructural-funcionalistas y a la pers­
pectiva de la dependencia respecto a estos problemas y propone
un análisis integrado “que vincula la estructura social y el de­
sarrollo económico mediante los procesos intermedios de po­
der y toma de decisiones” (p. 78)., lo que él llama “la eco­
nomía política del desarrollo” (p. 13). Porque para W al­
ton “el proceso político no es un “factor” adicional que con­
tribuye a la explicación del desarrollo, sino una parte inte­
gral de la totalidad de influencias procesuales y estructura­
les que reciprocamente producen patrones distintivos de de­
sarrollo y subdesarrollo” (p. 125). Siguiendo explícitamente la
tradición estadounidense para el estudio del “poder comuni­
tario” el autor privilegia el análisis de las élites o “respon­
sables de la toma de decisiones” en el proceso de desarrollo.
La unidad de análisis para este estudio comparativo es
la región, entendida operacionalmente como “un centro u r­
bano grande y sus alrededores, que coincide más o menos
con el estado o departamento al que la ciudad le sirve de ca­
pital” (p. 19). Las regiones seleccionadas “denominadas se­
gún los nombres de sus ciudades centrales” (p. 19) son los
centros industriales de Monterrey, en el Estado de Nuevo
León, México; Medellín, en el Departam ento de Antioquia,
Colombia, y las ciudades transicionales de Guadalajara, en el
Estado de Jalisco, México, y Cali, en el Departam ento del
Valle del Cauca, Colombia.
En lo que se refiere a Guadalajara el autor ofrece una
interesante síntesis de la evolución de la ciudad desde su
fundación hasta la actualidad. En la descripción histórica
del desarrollo de 'la ciudad aparece una relación consistente
entre ésta y el ambiente social agrario del Estado de Jalis-
co. Sin embargo, después del reparto agrario este último desa­
parece de la configuración y dinámica de la ciudad. Aparte en
un estudio regional hubiéramos esperado que se mencionara
el papel que juega actualmente la ciudad en relación al
resto del Estado de Jalisco (por lo menos) y viceversa. De
otra manera se corre el riesgo de asumir que el contexto re­
gional fue un hecho del pasado y que los diferentes grupos
económicos y políticos regionales ya no son significativos en
la toma de decisiones en G uadalajara y presumiblemente hay
otros niveles y grupos sociales que los han desplazado. Si
esto es asi para el autor, cuestión muy dudosa, debería haber­
lo explicitado y analizado ya que supondría cambios nota­
bles en toda la región.
Los datos sobre Monterrey, el otro caso mexicano estu­
diado, ofrecen materiales e intuiciones muy sugerentes para
una comparación sistemática entre ambas ciudades, quizá
muy difícil de realizar dada la amplitud del presente estu­
dio. U na de ellas nos parece importante de destacar. Se­
gún Walton, Monterrey sufre durante el siglo pasado una
serie de crisis que amenazan la viabilidad de los capitales
comerciales locales. Ante ellas, frente a un mercado limita­
do y competitivo y ligado a un fuerte apoyo estatal se de­
sarrolla una industria pesada, orientada al mercado nacio­
nal y basada en la asociación de capitales. La industriali­
zación tem prana proporciona las bases materiales para el
mantenimiento de una ideología y organizaciones —económi­
cas y políticas— independientes del"Estado.
Guadalajara, por el contrario, no tiene un proyecto
económico local que pueda enfrentar la penetración del Es­
tado en lo político y de capitales extralocales en lo económi­
co. El reparto agrario, aunque tardío, logra destruir la base
económica y organizativa de uno de los sectores sociales más
significativos de Jalisco como eran los hacendados. Para
Walton la estrecha colaboración entre el sector público y
privado en Jalisco no es el resultado de una opción sino la
única alternativa posible de desarrollo local (p. 43).
La economía industrial de Guadalajara se desarrolla a
partir de la década de 1940 y en la actualidad las princi­
pales actividades industriales se refieren a la producción de
bienes de consumo y algunos productos metálicos. El “am ­
biente hospitalario’5 y la infraestructura adecuada han atraído
a un número creciente de empresas extralocales (p. 38). El
tamaño reducido (pequeño y mediano) y la dispersión de
los propietarios es otra característica de la industria tapatía.
Finalmente en la economía urbana persiste la importancia de
las actividades comerciales, administrativas y de servicios (p.
41). Estas características de la Guadalajara actual Pevan al
autor a plantear la existencia de una estructura de clases que
resulta relativamente abierta e igualitaria en relación a los
estándares nacionales (p. 42). Esta impresión es reafirma­
da por los indicadores “cualitativos” con que el autor se
propone medir el desarrollo: habitación y servicios urbanos,
salud, empleo, distribución del ingreso, control local. G uada­
lajara destaca sobre todo en el aprovisionamiento de habita­
ción y servicio, nivel del empleo y distribución del ingreso.
Pero el argumento va más allá. Walton encuentra que
la élite local está constituida por representantes de diferentes
sectores del aparato de Estado y de la iniciativa privada, lo
que lo lleva a sugerir que el poder y las posiciones de influen­
cia están más ampliamente distribuidas en Guadalajara y se
puede hablar de una estructura de poder más competitiva
que en los otros casos analizados.
Indudablemente la inclusión del aspecto político dentro
del análisis sobre los problemas del desarrollo abre una pers­
pectiva de investigación muy sugerente. Sin embargo, la
orientación teórica propuesta por el autor y la metodología
consecuente amenazan seriamente la validez explicativa de
sus conclusiones.
Para Walton la actividad política y la toma de decisio­
nes respecto al desarrollo se restringe a las acciones y percep­
ciones de un grupo reducido de la sociedad: las élites “y las
bases clave institucionales del poder por medio del cual ope­
ran” (p. 19). El criterio utilizado para la identificación de
la élite local se basa, a pesar de Jos matices que trata de in­
troducir, en métodos “reputacionales”, es decir, en entrevis­
tas con “actores reconocidos de la comunidad” que le sugie­
ren los nombres de las personas e instituciones más “influ­
yentes” . Las nominaciones reiterativas y consensúales cons­
tituyen la élite o estructura de poder local (p. 77).
La influencia (y por lo tanto los ^influyentes” ) para
Walton se distingue del poder en cuanto involucra la “ha­
bilidad para movilizar recursos pero sin tener el recurso de
la aplicación de sanciones (p. 80). Sin embargo, en el aná­
lisis concreto se asume de hecho que los influyentes son la
estructura de poder. Nos parece que en economías urbanas
complejas esta conceptualización del poder y el uso de me­
todologías y técnicas únicas y estáticas proporcionan los me­
jores elementos para un análisis de los procesos de toma de
decisiones reales y de la estructura de poder operante y sig­
nificativa. Sólo mencionaremos algunas de sus limitaciones.
En el caso de Guadalajara la omisión del papel que juegan
las organizaciones sindicales, personas, grupos e instituciones
como las universidades, por ejemplo, y la sobrevaloracilón
de otros limita la validez del análisis y sus generalizaciones.
La constatación de una élite dispersa es uno de los prin­
cipales argumentos del autor para construir la hipótesis de
una estructura de poder distributiva y competitiva. Pero
estas son cuestiones que necesitan ser probadas con otros in­
dicadores. La dispersión en realidad sólo permite constatar
la existencia de una economía urbana muy diversificada y
compleja. El carácter competitivo de la estructura de po­
der supone una definición de quienes compiten, en dónde y
para qué. En el caso de Guadalajara, el mismo Walton
destaca el hecho de que no parece existir una transferencia
de personal entre la élite política y la élite propiamente eco­
nómica.
Uno de los indicadores utilizados para probar el carácter más distributivo de la estructura de clases tapada es el
énfasis que parecen tener en ésta los aspectos de infraestruc­
tura urbanos. Esto en el caso de Guadalajara-parece tener
más que ver con las alternativas de acumulación de la bur­
guesía local que con intenciones redistributivas.
El análisis propuesto homogeniza las opiniones de la
clite sin tom ar en cuenta realmente su diferente origen so­
cial y su posición en contextos específicos de la economía y
la política que constituyen el contexto y las condicionantes
reales de los actores. Esta manera de proceder quizá sea la
más acertada en contextos como Monterrey donde la bur­
guesía industrial ha desarrollado una hegemonía política-cul­
tural y una orientación económica, pero este no es el caso de
Guadalajara. L a homogenización de la élite le lleva a ha­
blar de consenso e inexistencia de conflictos entre las bur­
guesías locales y extralocales y el Estado para esto es más
bien una limitación de su metodología que un hecho
que fluya de su información empírica. Por ello pierde fuer­
za su análisis de las implicaciones de la penetración extralocal y la dependencia regional: éstas aparecen como una
discusión general del autor y no como hechos que son vivi­
dos y confrontados por los actores locales.
Finalmente una duda que persiste a través de todo et
libro es el significado y las implicaciones de su definición
de Guadalajara como una sociedad “transicional” . El con­
cepto supone direccionalidad y descuida el análisis cuidado­
so de las características, implicaciones y articulación de la
economía taparía actual.
Walton, John. Guadalajara: Creating the Divided City; Nor­
thwestern University: Sage Publications, 1976, 64 pp.
El autor ofrece en este artículo una síntesis de la expe­
riencia histórica de urbanización de Guadalajara, fruto de
un trabajo de campo que se extendió por cerca de diez años.
través del desarrollo urbano de la ciudad en cuatro gran­
des etapas (La Colonia, 1530-1810; la Independencia, 18101910; de la épica revolucionaria, 1910 a la segunda guerra
mundial; la época contemporánea, 1950—. . . ) , John Walton
ofrece una síntesis rica en datos e interpretaciones, m ani­
fiesta sus críticas para intentar “explicar y predecir algunos
de los problemas serios que se vislumbran para una ciudad
como G uadalajara” (p. 2).
La ciudad, desde la Colonia tenía una predominancia
de funciones comerciales y distributivas, dependiendo de la
producción agrícola en el campo. Después de la Indepen­
dencia, la ciudad y la población iniciaron un acelerado cre­
cimiento, se expandió la producción, se acentuó la comer­
cialización pero siguió el mismo patrón de dependencia eco­
nómica regional. El Estado se unió definitivamente a las
clases privilegiadas para darles los recursos públicos, pro­
piciando una distribución geográfica de las diversas clases so­
ciales en zonas localizadas de la ciudad. Para 1940, ésta
se extendió en todas direcciones: el centro, área comercial
y de servicios; el área intermedia con la clase media, la
parte occidental con la gente rica y el oriente con los artesa­
nos, trabajadores y pequeños talleres manufactureros.
El incremento dramático de la población se dio entre
1940 y 1960, tanto por el crecimiento natural como por la
migración. La ciudad contemporánea se ha visto penetra­
da por la monopolización de cadenas comerciales, muchas de
ellas extranjeras. La industrialización presenta una hererogeneidad marcada, en que conviven un sinnúmero de pro­
pietarios locales con pequeños y medianos negocios, y una
gran cantidad de empresas monopólicas de la ciudad de M é­
xico, Monterrey y capital extranjero.
En este contexto, Walton va presentando muy clara­
mente los problemas urbanos como el transporte, la vivien­
da, el d re n aje,.., que afectan gravemente a la poblasión y
que no tienen solución de fondo desde la perspectiva de los
actuales grupos sociales dominantes. El capital comercial,
la especulación de la tierra y la industria local y extralocál
son las fuerzas potentes que conforman la estructura urbana
y condicionan la acción del Estado.
El artículo logra rastrear los efectos urbano-estructura­
les producidos por la economía capitalista y expone cómo
éstos han cambiado en distintas etapas y cómo el Estado
media y regula el proceso. El autor manifiesta sus críticas
a varios planteamientos teóricos actuales sobre el urbanis­
mo, pero su propia visión no queda suficientemente explicitada para poder ubicar a G uadalajara como una economía
regional subordinada a un capitalismo nacional en relación
a las metrópolis capitalistas desarrolladas.
La economía, la política estatal y la estructura urbana
de G uadalajara quedan en el artículo claramente interrelacionadas. Pero la futura trayectoria de Guadalajara no que­
da delineada con lucidez. Se agudizarán las contradiccio­
nes, ciertamente, pero el papel del Estado se torna ambiguo,
v por otro lado, queda fuera de escena en el artículo la cla­
se obrera y los movimientos populares en las colonias que
pueden en el futuro influir determinantemente en la estruc­
tura urbana,
Winnie, William W., Jr. “Areas de influencia de la zona me­
tropolitana de Guadalajara” en Guadalajara: centro de
desarrollo en el Occidente de México, Universidad de
Guadalajara: Centro de Investigaciones Económicas, Fa­
cultad de Economía, 1974, pp. 20-43.
En este artículo el autor pretende desarrollar un m ar­
co teórico adecuado para el estudio de Guadalajara. Con­
sidera que esta ciudad juega un papel im portante y funda­
mental como centro de atracción de una amplia área, ligada
a través de una red de interdependencias económicas. Ela­
bora un modelo con el que busca sentar las bases para un
estudio a largo plazo.
Los conceptos básicos que se van a emplear en el mo-
délo son los de: 1) funciones urbanas, que define como
cualquier actividad que desarrolle la ciudad para la socie­
dad en general; 2) la base económica de la ciudad que expTica en función del tipo de actividad, de donde se hace
.una distinción entre actividades básicas y no básicas; y 3) la
estructura de grupos locales y lugares centrales que se esta­
blecen de acuerdo a las interdependencias e interacciones
que hay entre un centro subordinado y otro de un nivel
más amplio. De este modo, se considera a la estructura te­
rritorial de la sociedad como una serie de grupos jerarqui­
zados.
El autor postula la existencia de varios niveles de orga­
nización socioterritorial a los cuales integra las tres nociones
fundamentales del modelo. También introduce el concepto
de “anillos” de influencia que se determinan de acuerdo al
área de influencia que abarca cada centro mayor de un sis­
tema y que dependen de la distancia que haya entre este y
los centros de niveles menores.
En la segunda parte del artículo se aplica el modelo a
la realidad de una región concreta —la zona metropolitana
de Guadalajara— , para lo cual se intenta establecer los
límites y barreras naturales de la región, para continuar con
un resumen de las rutas existentes que pueden ser lazos en­
tre diferentes zonas; y para finalizar, se establece la base
económica y las funciones urbanas de los diversos centros
que incluye el área de influencia de Guadalajara. Para de­
finir la base económica de la región, se consideran los sec­
tores de la industria de transformación, comercio, transporte
y otros servicios.
El modelo que el autor propone es una contribución in­
teresante al estudio de los sistemas de interdependencia en
una región determinada, aunque el sistema de clasificación
resulta ambiguo y poco claro. Su intento de adaptación del
modelo a la región de Guadalajara es muy limitado y se que­
da, como él mismo afirma, en un nivel impresionístico. Las
fuentes que utiliza para el análisis son escasas y poco preci­
sas (usa básicamente el IX Censo de población), de ahí que
las conclusiones sean, más que nada, el resultado de la im­
provisación del autor.