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Declaración de la Cumbre Internacional de Cooperativas 2012
Ciudad de Quebec, octubre de 2012
En el marco del Año Internacional de las Cooperativas, la Cumbre Internacional de Cooperativas 2012
congregó en Quebec, del 8 al 11 de octubre, a cerca de 2800 representantes y futuros líderes de
cooperativas y mutualidades, procedentes de 91 países. Los participantes fueron convocados para
mantener intercambios de fondo sobre cuestiones relativas a la actividad y los negocios del movimiento
cooperativo. El evento apuntó asimismo a facilitar el establecimiento de redes y la intercooperación, a
aumentar el conocimiento que tiene el gran público acerca de las cooperativas, así como también a
promover acciones concretas para el desarrollo del sector cooperativo y mutualista a escala local,
nacional y mundial.
Las participantes de la Cumbre reafirmaron la importancia de la contribución de las cooperativas al
bienestar económico y social de las personas y de las colectividades y a una economía plural, equilibrada
y más estable. La originalidad y la pertinencia de la contribución de las cooperativas se deben a las
siguientes características:
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están comprometidas con su medio en una perspectiva de largo plazo;
hacen participar a las personas en la gestión de la empresa;
fomentan la creación y el mantenimiento de los empleos en las comunidades en las que se insertan;
su búsqueda de rentabilidad no constituye un objetivo en sí mismo, sino una condición a cumplir para
poder responder con eficacia a las necesidades de sus miembros, actuales y futuros;
su modelo de negocios es sólido y viable, no solo en el plano local sino también nacional y mundial;
tienen una gran capacidad de resistencia, tal como ha quedado demostrado en la última crisis
económica y financiera.
Como conclusión de los hechos establecidos y los intercambios que se produjeron durante la Cumbre, los
participantes declaran que:
Las cooperativas y las mutuales son empresas que ocupan un lugar significativo en la economía
mundial y contribuyen al desarrollo sostenible.
Hay un millón de cooperativas en actividad en el mundo, que responden a las necesidades de mil
millones de miembros. Las cooperativas dan empleo a 100 millones de personas. Las 300 cooperativas
más grandes, considerando a todos los sectores de actividad juntos, generan un volumen de negocios
global de 1,6 billones de dólares. Esto corresponde a un peso económico comparable al de la
9ª economía mundial en importancia.
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En virtud de la forma de gobernabilidad democrática de las cooperativas y del papel que juegan en
cuanto a sus dirigentes electos y sus miembros en lo referido a la educación en la economía y la
democracia, el movimiento cooperativo mundial representa la democracia más grande y el sistema
educativo más imponente del mundo.
Las cooperativas y las mutualidades existen en todos los sectores de la economía y alcanzan a todos los
aspectos de la vida humana. En muchos países, ocupan un lugar central en el sector agroalimentario, el
de los servicios financieros y el comercio minorista. En todo ámbito en que se encuentran presentes, las
cooperativas refuerzan a las colectividades, ya que además de su aporte significativo a la economía,
constituyen actores de primer orden en materia de desarrollo social y humano. Las cooperativas y las
mutualidades contribuyen a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y a la misión de un gran
número de organizaciones internacionales. Esto sucede gracias al papel que cumplen en el ámbito de la
seguridad alimentaria, la lucha contra la pobreza, el acceso a la asistencia en salud, la igualdad de
género y la atenuación de los impactos de las crisis sobre las poblaciones más vulnerables. Trabajan
también dentro de una perspectiva de desarrollo sostenible.
Para continuar desplegando su pleno potencial dentro de un mundo en transformación y una economía
debilitada, las cooperativas y mutualidades deberán:
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seguir desarrollando su desempeño global y velar por mantener su competitividad para garantizar su
continuidad;
apuntar al crecimiento eficaz y sostenible de sus negocios;
demostrar una gran capacidad de innovación;
mantener su pertinencia y actualidad, gracias a la formación de sus empleados, la preparación de un
recambio y la utilización sensata de la tecnología.
El modelo de empresa cooperativo y mutualista es diversificado, competente y polivalente.
Contribuye activamente a la participación de las personas en la economía y ayuda a generar el
crecimiento necesario para el enriquecimiento colectivo.
La aplicación del modelo cooperativo en numerosos sectores de actividad (agricultura, salud, servicios
financieros, etc.) y según diferentes tipos de vínculos (cooperativas de consumidores, de productores, de
trabajadores, etc.) demuestra la flexibilidad y la adaptabilidad de este modelo de empresa.
Para continuar creciendo e incrementar su capacidad, las empresas cooperativas deberán:
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obtener una ventaja competitiva más marcada capitalizando la proximidad respecto a sus miembros;
investigar sistemáticamente las necesidades de los miembros que no encuentran aún una respuesta
adecuada;
aumentar su agilidad organizacional dentro del respeto de su misión y de los principios que guían su
acción;
garantizar el equilibrio entre los recursos que dedican a su crecimiento y a su continuidad y los que
dedican al desarrollo colectivo;
hacer experimentar y también informar la diferencia respecto a las sociedades de capital en acciones;
unir sus fuerzas con otras cooperativas poniendo en práctica asociaciones y acuerdos de
colaboración.
El modelo de empresa cooperativo y mutualista sabe evolucionar y adaptarse a las condiciones
cambiantes del entorno y a las necesidades de los miembros. Sin embargo, tanto la
gobernabilidad como el modo de capitalización específicos de las cooperativas traen consigo
desafíos.
1)
La gobernabilidad cooperativa basada en la transparencia, la participación y una visión a más largo
plazo permite edificar una relación de confianza con los miembros, los clientes y las comunidades.
La proximidad de las cooperativas respecto a sus miembros explica, por otra parte, la gran
capacidad para responder a las necesidades de los mismos. La visión compartida que las inspira
permite, por su parte, una acción más concertada y unificadora.
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Para continuar destacándose en una economía mundializada y tecnológicamente avanzada, las
empresas cooperativas deberán aumentar su velocidad de reacción frente a los rápidos cambios que
afectan a su entorno.
En efecto, deberán:
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2)
garantizar un mejor equilibrio entre los procesos de toma de decisión y la agilidad de ejecución;
distinguir claramente las responsabilidades respectivas de los dirigentes electos y los directivos de la
cooperativa;
mejorar los sistemas de gestión del rendimiento global para detectar y corregir rápidamente los puntos
más débiles;
crear procesos de consulta más eficaces a los miembros en cuanto a las orientaciones estratégicas;
utilizar las redes sociales y los nuevos medios de comunicación para implicar a los miembros en el
proceso democrático;
encontrar la forma de mantener su posición natural de líderes en materia de satisfacción de los
miembros en un contexto en el que las interacciones son cada vez más virtuales.
Como su estructura de propiedad limita las fuentes de capitales, las cooperativas siempre han dado
muestras de imaginación cuando sus necesidades de desarrollo han necesitado un aporte mayor de
capital, dentro del respeto de su identidad.
Para dar respuesta al desafío de la capitalización en el contexto de una restricción de la reglamentación
financiera, las cooperativas deberán:
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crear foros intercooperativos para fijar una agenda política, hablar con una voz unificada y hacer valer
mejor sus particularidades ante las autoridades reglamentarias y gubernamentales;
mantener relaciones continuas con los gobiernos y los organismos de reglamentación para realizar un
seguimiento de la evolución de los nuevos proyectos de normativa y garantizar que la especificidad
cooperativa sea tenida en cuenta;
mantener un diálogo constructivo con los organismos de control;
responder a las expectativas de las partes interesadas en la esfera de la gobernabilidad, de la
comunicación, de la tecnología y de la reglamentación, para procurarse acceso a las fuentes de
financiamiento necesarias para su crecimiento;
garantizar que sus estructuras de gobernabilidad y de capital sean aptas para sostener procesos
eficaces de toma de decisión y de inversión;
poner en pie mecanismos de financiamiento para la creación de nuevas cooperativas y para el
desarrollo de las que ya existen.
El conjunto de las empresas cooperativas y las mutualidades constituye una fuerza social,
humana y económica indiscutible a escala mundial. Sin embargo, deben realizarse esfuerzos para
que esas empresas adquieran un peso político más fuerte.
Actualmente, se toman decisiones importantes a escala mundial sin tener en cuenta las particularidades
del modelo cooperativo. Esto sucede porque este modelo no es suficientemente conocido y reconocido.
Sin embargo, el modelo cooperativo ha demostrado su capacidad de éxito. Atravesó las crisis en mejores
condiciones gracias a la estructura de propiedad y la estabilidad del capital que lo caracterizan.
Para evitar que su modelo de negocios no sea tenido en cuenta o que se vea debilitado, y para permitirle
alcanzar un peso político que se corresponda con su peso económico a escala mundial, las cooperativas
deberán:
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conjugar sus esfuerzos y sus medios para dotarse de una fuerza de intervención mayor en la escena
internacional;
asignar los recursos necesarios para hacer reconocer y difundir sus realizaciones, su aporte tangible
al desarrollo socioeconómico y las respuestas originales que aportan a los desafíos de la actualidad;
reforzar sus representaciones para que se hagan conocer por los encargados de la toma de
decisiones políticas y para que sean consideradas en los proyectos de reactivación o de desarrollo
económico;
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implementar una forma de rendición de cuentas que demuestre el rendimiento en el plano financiero,
social y humano;
suscitar el interés de los investigadores y constituir una base de información y de datos sobre las
cooperativas y las mutualidades a escala mundial. Estos elementos podrán servir de base para que
resulte ineludible enseñar el modelo cooperativo en los ámbitos de la educación superior y los
negocios;
desarrollar el relevo, dejar un espacio a los jóvenes líderes y garantizar su participación dentro de las
cooperativas y las mutualidades.
Los participantes de la Cumbre comprueban que, más que nunca, la empresa cooperativa puede
responder eficazmente a los desafíos económicos y sociales a los que se enfrentan nuestras sociedades.
La crisis actual viene a confirmar incluso la pertinencia de la respuesta cooperativa a las necesidades.
Los participantes destacan, en el mismo sentido, la importancia del desempeño global de las
cooperativas y las mutualidades, ya que es una condición ineludible para una contribución sostenible y
significativa.
El desarrollo del modelo cooperativo y mutualista, su fortalecimiento y su expansión merecen hoy los
esfuerzos de todos aquellos y aquellas que deseen contribuir a construir un mundo mejor.
Hecho en Quebec, Canadá, el 11 de octubre de 2012.
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