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Transcript
Apuntes sobre el Desarrollo
Económico y Social de Nicaragua
JAIME WHEELOCK
LUIS CARRIÓN
www.jaimewheelock.com
Índice
I. Principales rasgos de la formación socioeconómica
de Nicaragua............................................................................ 5 II. El desarrollo social: aspectos principales ............................. 13 III. El modo de producción capitalista en nicaragua ................. 37 IV. El carácter de la intervención imperialista
en Nicaragua........................................................................ 75 INTRODUCCIÓN
Los compañeros Jaime Wheelock y Luis Carrión escribieron este
libro unos tres o cuatro años antes del triunfo de la Revolución. En él
intentan, mediante la aplicación de la teoría revolucionaria, mostrar
cómo funciona el capitalismo nicaragüense, cuáles son sus
contradicciones y sus rasgos principales.
Los Comandantes de la Revolución indican desde el principio que
las relaciones predominantes en Nicaragua son las capitalistas. Que el
capitalismo nicaragüense tiene la característica de ser dependiente del
imperialismo norteamericano. Señalan también que en la sociedad
nicaragüense existen relaciones precapitalistas o atrasadas, las cuales
están subordinadas al capitalismo.
En el curso de los cuatro capítulos en que se divide el libro,
Wheelock y Carrión hacen un recuento histórico: desde 1850 hasta
1972. Analizan la guerra contra la invasión de Walker, la lucha de
liberación nacional que libró Sandino contra la intervención imperialista
yanqui, la evolución económica del país y la lucha antisomocista y
antiimperialista que va de 1958 a 1972, no olvidando, desde luego,
señalar el nacimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN) como vanguardia del proletariado.
En síntesis, se hace la historia del capitalismo y de la lucha de
clases en Nicaragua.
Los compañeros ahondan en el estudio de la estructura económica
y social de Nicaragua. Si no el primero, quizás es uno de los primeros
intentos que se han hecho en ese sentido. Hay en el libro enseñanzas y
aportaciones valiosas. Pondré un ejemplo: las partes donde se examinan
los desequilibrios sociales y regionales y el desarrollo capitalista en
distintas zonas del país y en diversas ramas de la economía.
En su conjunto el libro ahonda temas económicos que siempre se
han prestado a la polémica. Desde luego, los compañeros no tratan de
imponer tesis inconmovibles, ni la verdad revelada ante la que hay que
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
arrodillarse. Al contrario, han trabajado en una obra cuya temática
merece ser tratada amplia y profundamente para entender mejor nuestro
pasado, nuestro presente y de ese modo prever hasta donde es posible,
el futuro.
Considero que a lo largo del trabajo hay elementos que merecen
ser ahondados y en particular algunos que de no ser suficientemente
tratados podrían dejar a un lado aspectos que a nuestro modo de ver son
de capital importancia para la inteligencia del proceso histórico de
Nicaragua.
Considero muy importante resaltar que si bien es cierto, que en
Nicaragua se estructura un capitalismo de carácter dependiente —en lo
esencial de los Estados Unidos— ello no quiere decir que el capitalismo
es vía a desarrollar únicamente con la dinámica imperialista, desde el
punto de vista de una dominación puramente externa.
Precisamente lo que contribuye a hacer fluir la dominación
imperialista, es la receptividad de clases internas, cuya dinámica local
contribuye a legitimar y generalizar los lazos económicos y políticos de
dominación.
y aunque en el libro queda explicado el papel de la burguesía en el
desarrollo del capitalismo dependiente, sirva aclarar de todas maneras,
que no sólo los sectores reaccionarios del imperialismo tienen la
responsabilidad de todo lo que ha ocurrido en Nicaragua, sino también
las clases dominantes locales.
En fin, me parece importante hacer énfasis en estos aspectos. El
libro de los compañeros es estimulante para desarrollar la discusión en
torno a problemas que son de considerable importancia para el hallazgo
de nuestros derroteros.
Comandante de la Revolución
VICTOR TIRADO LOPEZ
I. PRINCIPALES RASGOS DE LA FORMACIÓN
SOCIOECONÓMICA DE NICARAGUA
A) Base Económica:
El Modo de Producción dominante en la sociedad nicaragüense es
el modo de producción capitalista, el cual ha sido y es determinante en
la conformación de los rasgos fundamentales de la sociedad en su
conjunto. Decimos que existe el modo capitalista de producción
cuando: a) Los productores van siendo progresivamente separados de
sus medios de producción y las viejas formas individuales se ven
desplazadas y sustituidas por las nuevas relaciones de producción; b) El
desarrollo de las fuerzas productivas impone una forma nueva de
organización de la producción en la que todos los elementos del ciclo
productivo se orientan hacia la producción de mercancías,
convirtiéndose ellos a su vez en mercancías; c) Los trabajadores
desprovistos de medios de producción se ven obligados a vender su
fuerza de trabajo a cambio de un salario, en un mercado “libre”; d) La
explotación de los trabajadores directos se realiza a través de la
extracción de plusvalía; e) Las relaciones capitalistas de producción se
extienden a todas las esferas de la economía (servicios, comercio,
etc...). A pesar de ser predominantes las relaciones capitalistas de
producción, no han ocupado por completo todo el ámbito nacional y
todos los sectores productivos, por el contrario, coexisten con otras
relaciones de producción atrasadas a las cuales subordinan.
En la división social del trabajo establecida por el mercado
capitalista mundial, pero sobre todo por el imperialismo
norteamericano, a Nicaragua se le ha impuesto el papel de abastecedora
de materias primas y, más recientemente, el de base de operaciones de
compañías transnacionales orientadas hacia otros mercados. De este
modo, la dinámica de la economía del país depende en modo creciente
de factores que escapan totalmente a su control (precios en el mercado
mundial, préstamos internacionales, cuotas de exportación, etc.),
quedando así, cada vez más sujeta a la voluntad de los centros
hegemónicos del capitalismo mundial. Pero además de esto, las
compañías extranjeras, principalmente norteamericanas, van cada día
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
más interviniendo directamente en los distintos sectores de la economía
nacional, apropiándose de industrias claves en el sector industrial, agropecuario, comercial, bancario. Han sido precisamente los intereses
imperialistas los que han determinado los derroteros que en su
desarrollo ha seguido la economía del país, por consiguiente, los que en
último término explican la situación de atraso y dependencia en que se
encuentra la nación.
El desarrollo deformado y dependiente de la sociedad
nicaragüense se expresa de manera concreta en el gigantismo de la
producción agropecuaria de exportación, en el enorme atraso que
caracteriza la producción de cultivos de consumo interno y en la
insipiencia y desnacionalización de la producción industrial. La división
social del trabajo en Nicaragua responde a los impulsos del mercado
capitalista mundial y a los intereses del imperialismo, antes que al
desarrollo equilibrado de las fuerzas productivas en el seno del país.
Es por esta razón, que la agricultura produce en gran medida para
el mercado mundial, al mismo tiempo que la industria recibe la mayor
parte de sus insumos del extranjero. En vez de apoyarse mutuamente en
su desarrollo, los distintos sectores están integrados con el
imperialismo; dichos sectores productivos no solamente no se apoyan
entre sí, sino que a veces entran en contradicción unos con otros. La
agricultura de exportación, por ejemplo, ha desplazado los cultivos de
consumo interno, hacia tierras marginales de escasa productividad.
La dinámica de la economía del país depende fundamentalmente
de la exportación de unos pocos productos agropecuarios. El 54.8 por
ciento del valor de las exportaciones totales del país, estaba constituida
en 1973 por las remesas de algodón, café y carne congelada. (1) La
agricultura de exportación típicamente capitalista se caracteriza por un
cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas: utilización de
maquinarias, control de costos y calidades, uso racional de los recursos.
Por razones históricas y geográficas los cultivos de exportación se
desarrollaron principalmente en la zona del Pacífico, donde indujeron la
expansión acelerada de la infra-estructura (caminos, puertos, energía
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eléctrica, etc.) necesaria para apoyar la producción. Ha sido la clara
predominancia de las formas capitalistas más avanzadas en la producción agropecuaria del Pacífico y su orientación hacia el mercado
capitalista mundial, lo que ha determinado que esta zona se desarrollara
desproporcionadamente en relación al resto del país, y que se
configurara como el eje fundamental y más dinámico de la economía
nacional, mientras el resto del país permanece sumido en un profundo
atraso y abandono.
En contraste con esta situación, la producción de cultivos para el
consumo interno —desplazada progresivamente de las mejores tierras
por los cultivos de exportación—, se mantiene en una situación de
atraso y estancamiento crónico. La mayor parte de la producción
agrícola para el consumo interno es generada en pequeñas unidades
donde prevalecen relaciones de producción pre-capitalistas. Este tipo de
producción se concentra en dos grandes áreas de características
diferentes. La primera es la zona central y norte del país, que se
caracteriza por: utilizar medios de producción muy rudimentarios, no
disponer de una infraestructura para la producción y comercialización
de sus productos, y por vincularse indirectamente con el mercado
capitalista interior a través de intermediarios, principalmente
comisariatos. La otra área importante la constituye la pequeña
producción de granos, frutas y hortalizas, que se realiza alrededor de las
ciudades del Pacífico y que se caracteriza por: un mayor grado de
desarrollo de las fuerzas productivas que la anterior —probablemente
utilicen fertilizantes e insecticidas o alquilen un tractor—, beneficiarse
de la infraestructura desarrollada para la agricultura de exportación,
vincularse directamente al mercado capitalista interior, adonde, en
muchos casos, llegan personalmente sus productos. (v. p. 4). La persistencia de estos resabios pre capitalistas en la zona del Pacifico se
explica por el importantísimo papel que juegan en el abastecimiento de
las ciudades.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
La industria nicaragüense se caracteriza principalmente por su
alto grado de dependencia. El nivel, relativamente alto de desarrollo de
las fuerzas productivas que encontramos en el sector industrial ha sido
inducido desde el exterior y sostenido desde el exterior; exceptuando
unos pocos casos, la mayoría de las industrias del país hacen uso de
medios de producción y de materias primas importadas. El valor de los
insumos importados por la industria excedía en 1974 al valor de las
exportaciones industriales en 327.4 millones de dólares; (2) es decir, la
industria “nacional” funciona principalmente para beneficio de los
países imperialistas. El crecimiento del sector industrial en los últimos
años ha dependido fundamentalmente del incremento en las ramas de la
producción orientadas hacia el exterior, es decir, su crecimiento lo hace
cada vez más dependiente.
Podemos dividir la industria nicaragüense en varios grupos
diferenciados, según su proceso de desenvolvimiento histórico:
a) Industria artesanal: Todavía subsiste en Nicaragua una amplia
capa de productores artesanales —instrumentos escasos y poco
desarrollados, utilización limitada o nula de trabajo asalariado, control
del productor sobre todo el ciclo productivo— que ocupa un importante
sector de la población y que suple una importante porción de las
necesidades de las masas trabajadoras. Hace uso de materias primas
nacionales y genera menos de un lo por ciento del valor de la
producción industrial total. (3)
b) Industria de Evolución Artesanal: Son aquellas que han
evolucionado desde un estado artesanal para convertirse en pequeñas
industrias primero, y luego, en algunos casos, en grandes industrias.
Este tipo de industria (alimentos, bebidas, laboratorios) es la que más
ayuda a integrar la producción nacional en la medida que hace uso
fundamentalmente de materias primas nacionales.
c) Industria Capitalista Tradicional: Está constituida por aquellas
industrias que surgieron a lo largo de este siglo organizadas desde sus
orígenes como empresas capitalistas, generalmente en respuesta a
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demandas del mercado interior y haciendo uso de materias primas
nacionales (azúcar, cemento, licores, textiles, etc.).
d) Industria del Período Sustitutivo: La constitución del Mercado
Común Centroamericano (MCCA) creó las condiciones para que
surgieran en Nicaragua una serie de industrias destinadas a sustituir
importaciones o a desplazar la producción artesanal. Casi todas destinan
una parte considerable de su producción al Mercado Centroamericano y
casi todas hacen uso de materias primas importadas. Muchas de las
industrias surgidas en este período son filiales de grandes compañías
norteamericanas que aprovecharon el M.C.C.A. para penetrar en el área.
Ejemplos de este tipo de industrias son las de plásticos, zapatos,
químicas, metálicas, etc.
e) Industrias de Enclave: Son aquellas en las que la mayor parte
del ciclo económico —producción, distribución, consumo— queda
sujeto a decisión externa. Son prolongación de economías extranjeras
que funcionan en el territorio nacional aprovechándose de las materias
primas o la mano de obra (minas, maderas. etc.).
B) Las Clases y el Estado
Como resultado de la sistemática intervención imperialista a todo
lo largo de su historia, el Estado nicaragüense se ha venido
conformando en su doble naturaleza de Estado burgués e intermediario
de la dominación imperialista. Es decir, cumple la función de garantizar
la explotación capitalista y la supeditación del país a los intereses
imperialistas yanquis. El principal sostén de la dominación de clase e
imperialista es la dictadura militar que encabeza Somoza. Todos los
demás aparatos del Estado —sistema educativo, medios de difusión,
partidos políticos, instituciones jurídicas, etc.—, no juegan más que un
papel secundario, la fundamental ha sido y es la represión anti popular
por la fuerza de las armas.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
En Nicaragua la burguesía no asume las funciones administrativas
y políticas del Estado sino que las ha delegado en la dictadura
somocista. La burguesía nicaragüense ha comprendido que las
tremendas contradicciones que engendra el sistema capitalista
dependiente solamente pueden ser contenidas, reprimidas, con la fuerza
de una dictadura militar. La dictadura es también, dentro del Estado, el
representante más directo de los intereses imperialistas con cuyo franco
y decidido apoyo ha contado hasta el momento.
La burguesía nicaragüense se caracteriza principalmente por su
naturaleza dependiente y subordinada. La sombra de dos paternales
árboles ha cobijado su crecimiento —el imperialismo y la dictadura
somocista—. Actualmente ha logrado cierto grado de desarrollo que se
expresa en la constitución de grupos financieros que concentran en sus
manos importantes cuotas de poder económico. En estos grupos
económicos la burguesía financiera ejerce el papel hegemónico y
subordina por medio de ellos a las otras fracciones de la burguesía. Sin
embargo, sus posibilidades de desarrollo están limitadas.
La burguesía enfrenta la creciente competencia del imperialismo
y la camarilla somocista. Sin embargo, las contradicciones que de ahí se
derivan están subordinadas al papel determinante que juega el
imperialismo en el sostenimiento político y económico del sistema que
permite el enriquecimiento de la burguesía nacional, y a la
indispensabilidad de la dictadura para poner freno al avance de las
tuerzas populares. De ahí su incapacidad de consolidar una organización que luche decididamente por la hegemonía del poder político.
La expansión acelerada de los cultivos de exportación y el rápido
crecimiento de un sector industrial urbano, han determinado la creciente
importancia cuantitativa del proletariado agrícola e industrial, y su
también creciente concentración, especialmente en el caso del
proletariado industrial. Si bien el proletariado es relativamente pequeño
en relación a otras clases de la sociedad nicaragüense, ha demostrado
ser la única clase capaz de ponerse al frente de la lucha del pueblo
contra la dictadura. La dirección asumida durante la guerra sandinista
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de liberación nacional en condiciones de mucho menor desarrollo,
bastan para demostrar esta capacidad. Recientemente el ascenso de la
lucha huelguística durante los años 1973 y 1974, bajo una despiadada
represión por parte de la dictadura, demostró la madurez y
combatividad del proletariado urbano. Si la clase obrera no tiene un
mayor nivel de organización, ha sido precisamente a causa de la
tremenda represión que en muchas ocasiones ha destruido sus organizaciones gremiales. En esto ha incidido también, por parte de la
vanguardia política la insuficiente función orientadora de las luchas de
la clase y su encauzamiento hacia formas adecuadas dentro de la
represión existente y contra la misma.
La organización de los revolucionarios nicaragüenses: F.S.L.N.
(Frente Sandinista de Liberación Nacional) ha ido logrando con muchos
obstáculos externos e internos definir el papel de vanguardia del
proletariado en la lucha revolucionaria y, es por ello que, sus vínculos
con la clase, son aún frágiles: factor éste que ha limitado su desempeño
como vanguardia del proletariado y del pueblo en general.
Los campesinos —pequeños productores agrícolas que bajo
distintas relaciones (aparcería, mediería, colonato, renta, etc.) tienen
acceso a cultivar un pedazo de tierra, casi siempre con sus propios
instrumentos y contando solamente con la fuerza de trabajo familiar—,
aunque constituyen los restos de un modo de producción atrasado,
representan un porcentaje considerable de la población del país, y por lo
tanto, un sector muy importante a tener en cuenta. Ante el avance de las
relaciones capitalistas de producción, se van aceleradamente
empobreciendo hasta perder todo medio de producción y pasan a
engrosar las mas de los que no tienen más que su fuerza de trabajo que
vender. Su ideología típicamente pequeño burguesa, consecuencia de su
condición de productor individual; la enorme dispersión por todo el
territorio nacional; y la tremenda represión de que son objeto,
especialmente en las zonas guerrilleras, se cuentan entre los principales
factores —objetivos y subjetivos—, que explican las tremendas
dificultades para su organización como clase.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Por otra parte, es necesario señalar, que las continuas vejaciones
que sufren por parte de la dictadura y los terratenientes, así como sus
miserables condiciones de vida, lo convierten en un sector social de
gran explosividad, poseedor además, de una larga tradición combativa
que se expresa en el apoyo que tradicionalmente han brindado a los
grupos guerrilleros revolucionarios que operan en las zonas Norte y
Central del país. Los campesinos pobres y el semiproletariado agrícola
son los aliados más seguros del proletariado en la lucha por el
derrocamiento de la dictadura y la Liberación Nacional.
II. EL DESARROLLO SOCIAL: ASPECTOS PRINCIPALES
A) La Dominación Oligárquica (1850-1880)
Para poder comprender la enorme importancia que las
intervenciones norteamericanas han tenido en el desarrollo social de
Nicaragua, debemos partir explicando los intereses que las potencias
capitalistas tienen y han tenido en el país. La posición geográfica de
Nicaragua propicia para la construcción de un canal interoceánico cuyo
control garantizaría la hegemonía del comercio mundial, la puso muy
pronto en la mira de las pretensiones imperialistas. Pero además su
posición es propicia y facilita la defensa de los Estados Unidos ante
posibles ataques de otras potencias imperialistas, así como también
representa junto con el resto de Centro América un corredor de fácil
defensa por el cual podrían pasar las materias primas vitales, en caso de
guerra, desde Sur América.
Los primeros intentos de convertir a Nicaragua en una colonia
Norteamericana ocurrieron pocos años después de lograda la
independencia de España, cuando el filibustero William Walker invadió
el país y se hizo proclamar presidente de Nicaragua. Esto dio lugar a lo
que podríamos llamar la primera Guerra de Liberación Nacional, que
condujo a que los dos partidos políticos en pugna en ese momento se
unieran y con el apoyo de los pueblos hermanos de Centro américa
lograran derrotar y expulsar a los invasores. Esta guerra tuvo como
resultados positivos, la constitución de la nacionalidad, ahogada
anteriormente por el regionalismo localista y destrozada por las
continuas luchas de las clases dominantes.
Aunque fueron las masas populares quienes engrosaron las filas
del ejército anti-imperialista, la dirección del mismo estuvo en manos
de la oligarquía. Por eso, el triunfo sobre los invasores creó las
condiciones políticas para que la oligarquía se asentara como clase
dominante, por sobre la pequeña burguesía liberal que también tenía
pretensiones hegemónicas.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
La dominación de la oligarquía se basó sobre dos pilares
fundamentales: La Hacienda ganadera señorial —símbolo de status e
influencia social y política— y el comercio, sobre el cual ejercían un
control monopólico. Esa fue la base económica sobre la que se montó el
período de los Treinta Años de gobiernos oligarcas, nueva clase
dominante incubada durante la Colonia pero estrenada hasta entonces.
Si algo caracterizó a ese período fue la situación de
estancamiento, en el que las estructuras hacendarias sostenidas por la
oligarquía frenaron grandemente las posibilidades de desarrollo. La
mayor parte de la población vivía en una economía de subsistencia y el
mercado interior era muy reducido; la masa de la población poseía o
usufructuaba sus propias parcelas o bien se encontraba ligada a los
latifundios ganaderos a través de formas de explotación serviles o
semiserviles. Las necesidades de la hacienda, en cuanto a bienes
manufacturados eran suplidas allí mismo por la industria rural artesanal.
B) El Capitalismo: El Café y la Reforma Burguesa (1880-1909)
A comienzos de la década de 1880, la exportación comercial del
café comenzó a generalizarse y con ella un nuevo modo de producción
ganaba terreno: el modo de producción capitalista. La introducción del
modo capitalista de producción en Nicaragua no es el resultado de la
dinámica interna del desarrollo de las fuerzas productivas en el país,
sino que, por el contrario, se engarza en un esquema de división
internacional del trabajo, determinado por el mercado capitalista
mundial, al cual es vinculada la economía del país como simple
abastecedora de materias primas. La afirmación del modo de producción capitalista manifestada en la consolidación del cultivo del café en
gran escala, selló la naturaleza dependiente de la economía
nicaragüense y la determinó en su condición monocultivista y agroexportadora.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
A medida que la explotación comercial del café se extendió,
necesitó transformar todo el cuadro socio-económico que existía antes
de su introducción y crear nuevas condiciones para su desarrollo. Los
cambios fundamentales ocurrieron en dos sentidos: a) La revalorización
de las tierras, inducida por los altos precios del grano, dio lugar a un
proceso de apropiación y expansión latifundista, a medida que la tierra
dejó de ser simplemente un símbolo de poder y status para convertirse
en una fuente de ganancias, para convertirse en capital; b) El mismo
proceso de apropiación fue despojando a miles de campesinos de sus
tierras y obligándolos a vender su fuerza de trabajo para poder
sobrevivir, es decir, creó el mercado de fuerza de trabajo que antes no
existía. La tierra convertida en capital, y los trabajadores sin tierra, los
proletarios agrícolas, constituían los polos de la nueva contradicción
fundamental, indispensables para el desarrollo del modelo de
capitalismo agrario monocultivista y dependiente que el mercado
mundial había determinado para Nicaragua, pero a la vez, son los
elementos que van a determinar la destrucción del sistema y su
superación por nuevas formas que den cauce al desarrollo de las fuerzas
productivas de la sociedad.
No fue sino por medio de la violencia que el nuevo modo de
producción pudo abrirse paso en las condiciones de la vieja sociedad
hasta convertirse en el modo de producción predominante; sólo así
pudieron los Campesinos ser despojados de sus tierras, solamente así
pudieron ser obligados a trabajar para los nuevos patronos. Las leyes
(violencia a nivel de la superestructura) servían solamente para encubrir
la violencia física, verdadero desbrozador del camino del capitalismo.
Así fue como la violencia apadrinó el nacimiento de las clases que
vendrían a ocupar el centro y eje fundamental de la lucha de clases: la
burguesía agro-exportadora y el proletariado agrícola. Los campesinos
no se iban a dejar convertir en proletarios tan fácilmente y fue así como
en 1881 se alzaron en armas miles de campesinos en contra de las
expropiaciones que estaban sufriendo; fue una verdadera guerra
campesina que culminó en la masacre de cerca de 5.000 rebeldes (4).
Con el aplastamiento de la rebelión campesina, el capitalismo agro-exportador y monocultivista se afianzó en Nicaragua, y con él las clases
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
típicas de ese modo de producción. Desde ese momento la oligarquía
pasó a ser una clase anacrónica desde el punto de vista histórico, con la
única perspectiva futura de su descomposición y desaparición como
clase.
Los cambios introducidos en la base económica reclamaban una
correspondencia en el plano de la superestructura jurídica y política. El
triunfo de la revolución encabezada por Zelaya en 1893, fue nada más
que el ajuste histórico de cuentas; la burguesía agro-exportadora que ya
era dominante en el plano económico, luego de eliminar a la vieja
oligarquía tradicional, pasaba a convertirse en clase dominante en el
plano político.
Es por eso que el gobierno de Zelaya se caracteriza
principalmente por reformar las estructuras jurídicas y políticas
heredadas de la oligarquía, y adecuar el aparato estatal a las nuevas
condiciones creadas por el desarrollo de la agricultura comercial de
exportación en gran escala y a la vez garantizar los mecanismos
políticos e institucionales que facilitaran el desarrollo acelerado de la
misma. Fue durante el período de gobierno de Zelaya, que la burguesía
por única vez en su historia representó de manera más o menos
adecuada los intereses nacionales, reflejo de su condición, efímera, de
clase progresiva y portadora junto con el proletariado agrícola de las
nuevas relaciones de producción. Su política local e internacional,
relativamente independiente y de corte nacionalista, y particularmente
sus intentos de negociar un canal por Nicaragua con potencias europeas,
fueron la base de las contradicciones del gobierno de Zelaya con el
imperialismo norteamericano, y que lo llevarían a su derrocamiento en
1909.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
C) Dominación Imperialista: Frustración del Proyecto Burgués
(1909-1925)
El siglo XX encuentra a los Estados Unidos en plena etapa de
expansión imperialista; el capital yanqui ya rebasaba las fronteras de su
propio país y se lanzaba a dominar el mundo; Cuba, las Filipinas,
Panamá, Nicaragua, fueron pequeños avances en sus planes de
dominación mundial. A nivel político, esta era tuvo su expresión en la
política del “gran garrote” de Teodoro Roosevelt. Para los intereses
imperialistas deseosos de crear un gran imperio, la cuestión del canal
recobraba de nuevo gran importancia, volvía de nuevo a un primer
plano, y con ello los ojos del Departamento de Estado se volvieron
hacia Nicaragua; trazaron sus planes de dominación total y convirtieron
al país en un Estado semi colonial.
No otra cosa que la desembozada exposición de sus planes
colonizadores fueron los Pactos firmados en 1912 por los dirigentes de
la oligarquía conservadora y Tomás Dawson, agente del gobierno de los
Estados Unidos.
En el terreno político el plan se puso en marcha con el
derrocamiento del gobierno nacionalista burgués que obstaculizaba los
proyectos yanquis de apoderarse por completo de la ruta Canalera, y la
restauración en su lugar de la anacrónica oligarquía conservadora que,
carente de toda base social y reaccionaria desde la perspectiva histórica,
era fiel representante de los intereses imperialistas. El gobierno oligarca
disimulaba el control que directamente ejercían los yanquis en
Nicaragua y que de una manera más explícita se manifestaba en el
nombramiento del Recaudador General de Aduanas por parte de ellos, y
en la Comisión Mixta encargada de velar y controlar los gastos de la
República, nombrada y controlada por el Departamento de Estado. En
resumen, entre 1909 y 1925, ya sea a través de sus agentes de la
oligarquía o bien de ciudadanos norteamericanos ocupando cargos en el
gobierno, los Estados Unidos gobernaron directamente en Nicaragua.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Pero a la par que avanzaban los planes de controlar el aparato
estatal, los imperialistas procedían a la expoliación y sometimiento
económico de la nación. Los banqueros neoyorquinos pasaron a
controlar el Banco “Nacional”, del cual eran dueños en su mayor parte;
igual era la situación del Ferrocarril; las rentas de aduanas eran
recaudadas y administradas por ellos; todo como garantía por préstamos
hechos a los gobiernos oligarcas a lo largo de ese período. El control
total que tenían del Estado y de los centros más importantes de la
economía del país les permitió además, realizar enormes negocios
fraudulentos en los que también salía beneficiada la oligarquía.
Toda esta estrategia culminó, de acuerdo a los planes que de
previo habían trazado los imperialistas, con la firma del Tratado
Chamorro-Bryan que a cambio de tres millones de dólares entregaba los
últimos restos de la soberanía nacional.
Como consecuencia de esta situación la economía del país se
estancó por completo y la crisis se enseñoreó en el país, agravándose la
miseria de las masas populares.
Lógicamente, toda la estrategia de dominación política y
económica solamente pudo ser implementada a base de la intervención
militar directa que se prolongó desde 1912 hasta 1925. Esta imposición
no pudo, sin embargo, lograrse sin una encarnizada resistencia por parte
del pueblo. Desde el levantamiento anti-oligárquico y anti-imperialista
encabezado por Benjamín Zeledón y que fue sangrientamente aplastado
por las tropas interventoras en 1912; se suceden por lo menos 10
levantamientos anti-oligárquicos de importancia, todos ellos también
violentamente reprimidos por los intervencionistas (5). Dentro de las
luchas populares agudizadas por el empeoramiento de las condiciones
de vida, tuvieron creciente importancia las luchas del proletariado, que
a lo largo de todo el período de la intervención fueron desarrollando una
conciencia anti-imperialista y anti-oligárquica. El auge de las luchas
proletarias, manifestado en las grandes huelgas de los trabajadores de la
Cuyamel Fruit Co. y la Cuckra Development Co. que culminaron en la
masacre de los huelguistas, a principios de los años 20, precedió al
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
estallido de la insurrección anti-oligárquica (6). La burguesía, que a
comienzos del siglo había jugado un papel progresista, al contrario del
proletariado se fue corrompiendo y descomponiendo como clase como
resultado de la prolongada intervención.
La intervención yanqui y el derrocamiento del gobierno de Zelaya
frustraron sus posibilidades de convertirse en una clase que representara
los intereses de la nación; desde ese momento ya sólo el proletariado
podría defender consecuentemente la soberanía y la independencia
nacional, como se demostró pocos años más tarde.
Efectivamente, ya para 1925 participan juntamente con la
oligarquía en los planes de dominación imperialista. En un afán de
estabilizar la situación política de las clases dominantes locales, que
permitiera prescindir de la presencia directa de las tropas de
intervención —cuestión muy inconveniente desde el punto de vista de
la política internacional—, el imperialismo impulsó la constitución de
un gobierno integrado por burgueses y oligarcas, conjuntamente, que
sirviera como agente intermediario más estable de su dominación. Pero
el gobierno de la “transacción” fue de efímera existencia, pues las
pretensiones hegemónicas de la oligarquía lo echaron por tierra al
derrocado a través del golpe de estado conocido como El Lomazo. Este
hecho aceleró los planes del imperialismo de estructurar un nuevo
instrumento de dominación que respondiera directamente a sus
intereses: la creación de una Guardia Nacional organizada y dirigida por
oficiales norteamericanos.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
D) Guerra de Liberación Nacional: Integración del Movimiento
Revolucionario (1926-1934)
A pesar de la tremenda represión, las luchas populares en general
y las proletarias en particular, habían venido creciendo en cantidad e
intensidad durante todo del período de intervención, hasta desembocar
en una insurrección anti-oligárquica en 1926.
Los obreros de la United Fruit Co. se levantaron en armas y se
tomaron Bluefields bajo la dirección de Eliseo Duarte y Luis Beltrán
Sandoval, dando inicio así, a la guerra anti-oligárquica (que se le llamó
guerra Constitucionalista) (7). La burguesía liberal preocupada por la
actividad revolucionaria del proletariado, que desencadenaba la lucha
armada al margen del control burgués, maniobró para colocar la
dirección de la guerra bajo su dominio. La debilidad orgánica del
proletariado, producto de la insipiencia y el bajo grado de desarrollo de
las fuerzas productivas, aparejado con el poder económico de la
burguesía, permitieron que ésta se adueñara de la dirección del Ejército
Constitucionalista, colocando a la cabeza de éste a José María
Moncada.
El Pacto del Espino Negro que puso fin a la guerra
Constitucionalista, vino a demostrar que la burguesía, profundamente
descompuesta a esas alturas, no representaba ninguna alternativa para
los intereses de la nación. La desmovilización del Ejército
Constitucionalista, en el que militaban destacamentos populares bien
diferenciados, era el primer paso para echar andar los nuevos planes de
la dominación imperialista. La creación de la Guardia Nacional y la
colocación al frente de ella y del gobierno, de elementos desclasados y
corruptos como Moncada y Somoza, fueron los pasos subsiguientes de
la nueva estrategia de dominación que los imperialistas estaban
impulsando a nivel de toda América Latina y que engendró toda la casta
de los Trujillo, Ubico, Hernández Martínez y demás dictadores de los
años 30.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Pero en el seno del Ejército Constitucionalista se anidaban
profundas contradicciones de clase que iban a impulsar la lucha
revolucionaria a nuevas alturas.
Los intereses de los sectores populares representados por
elementos como Francisco Sequeira, Luis Beltrán, Eliseo Duarte y
Augusto C. Sandino, estaban en contradicción con la dirección
burguesa de la guerra. De entre todos los dirigentes populares que
participaban en la lucha, dirigida por la burguesía hasta el Pacto de El
Espino Negro, se destacaba Augusto César Sandino, portador de una
clara conciencia proletaria, adquirida a lo largo de su vida como obrero
en Honduras, México —donde probablemente conoció las ideas
socialistas— y Nicaragua. Si alguna ilusión o esperanza tenía Sandino
en los políticos burgueses, un año de guerra le bastó para convencerse
de que eran una pandilla de vende patrias, y que las clases explotadas
eran las únicas capaces de defender con firmeza y consecuencia la
soberanía nacional. A lo largo de la guerra contra la oligarquía, Sandino
logró foguear un contingente armado, claro defensor de los intereses
proletarios y nacionales, y adiestrado en las artes de la guerra. Por todo
esto fue posible que una vez completada la traición de la burguesía,
Sandino y su destacamento proletario (los primeros 30 hombres fueron
reclutados por Sandino en el Mineral de San Albino) continuaran la
lucha, ahora, contra los invasores imperialistas y sus aliados locales: la
burguesía y la oligarquía. La guerra había cambiado de naturaleza y
pasaba a ser una Guerra de Liberación Nacional; por la composición de
sus fuerzas era popular (obreros, campesinos pobres y pequeña
burguesía rural y urbana), pero por su dirección, proletaria. Y si por el
objetivo que perseguía —la expulsión de las fuerzas invasoras— era
una guerra de liberación nacional; por su dirección y por su
composición social era, en germen, también una guerra revolucionaria
de clases.
Luego de casi 6 años de guerra contra los imperialistas y el
ejército local organizado y dirigido por ellos, el ejército popular logró
expulsar del territorio nacional a las fuerzas invasoras yanquis. La firma
del armisticio en 1933 cerró el período de la guerra de liberación
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
nacional y abrió un nuevo período: el de la guerra revolucionaria de
resistencia para acabar con la dominación oligárquico burguesa. En esta
nueva etapa, algunas de las fuerzas que habían acompañado a Sandino
durante la guerra de liberación, principalmente la pequeña burguesía
urbana y rural, lo abandonaron al ver que la lucha revolucionaria se
radicalizaba y se tornaba más difícil. En vista de eso, Sandino se
planteó la necesidad de pasar a una fase de acumulación de fuerzas
políticas, principalmente de proletarios y campesinos pobres, para
reiniciar la lucha armada cuando la correlación de fuerzas y las
condiciones objetivas fueran más propicias. Precisamente en esa tarea
se encontraba enfrascado cuando fue asesinado el 21 de febrero de
1934. Su asesinato es parte de toda una sangrienta campaña represiva
planificada por el imperialismo y ejecutada por su nuevo agente,
Anastasio Somoza García, al frente de la Guardia Nacional, para
aplastar el movimiento revolucionario.
Los logros obtenidos por las fuerzas populares a lo largo de toda
la etapa de la guerra de liberación nacional, son de enorme
trascendencia histórica. Por primera vez en la historia de Nicaragua,
obreros, campesinos y demás sectores explotados, lograban integrar un
sólido movimiento revolucionario, bajo una dirección política y militar
unida y proletaria. Hasta ese momento, las luchas políticas en el país,
habían sido canalizadas y capitalizadas por los instrumentos políticos de
la burguesía y la oligarquía para su propio beneficio. En ese sentido, la
guerra de liberación nacional marcó una ruptura total con el pasado,
pues las clases explotadas no solamente lucharon al margen de la
hegemonía burguesa, sino que, en contra de la burguesía y la oligarquía.
El proletariado demostró ser la única fuerza capaz de dirigir
consecuentemente la lucha revolucionaria y llevarla hasta sus últimas
consecuencias. Ahora que el proletariado había debutado tan exitosamente en la vida política nacional como fuerza independiente y con
intereses propios, la historia de Nicaragua ya no sería la misma, se
había operado un cambio fundamental en el cuadro de la lucha de clases
y en el desarrollo social, desde entonces, profundamente afectado por
ese fenómeno trascendental. La Guerra de Liberación Nacional
representó para el proceso revolucionario nicaragüense lo que la
Comuna de París significó para el movimiento revolucionario mundial.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
E) Estancamiento Económico y Dictadura Contra revolucionaria
(1934-1945)
Ya desde los primeros años de la década del 30, Nicaragua se
encontraba sufriendo las consecuencias de la crisis del sistema
capitalista mundial, sentida principalmente por las masas trabajadoras.
Los precios internacionales del café cayeron vertiginosamente,
incidiendo en que los terratenientes agudizaran considerablemente la
explotación de las masas en un afán de mantener los mismos niveles de
ganancia. La guerra de liberación y una serie de plagas llevaron a las
compañías productoras de banano a concluir sus operaciones en el país
cerrándose así, una fuente de trabajo para la población. Fue entonces
que el oro, cuya producción estaba por completo en manos de
compañías norteamericanas, pasó a ser el principal producto de
exportación para el país, quedando así la economía nacional
dependiendo de unas pocas compañías extranjeras. Esta situación de
dependencia ya de por sí grave, se agudiza aún más durante la II Guerra
Imperialista cuando los Estados Unidos pasaron a absorber el 90 por
ciento del valor de las exportaciones totales del país, quedando éste
convertido en un simple apéndice de la economía norteamericana.
Nicaragua funcionó durante los años de la guerra como simple
abastecedora de las materias primas que la industria bélica
norteamericana necesitaba; el caucho, por ejemplo, que anteriormente
casi no se producía, llegó a representar al final de los años de la guerra,
el 14 por ciento de las exportaciones totales del país, y Nicaragua se
convirtió en uno de los principales productores de caucho en el mundo,
en respuesta a los requerimientos imperialistas (8).
En lo político, este período se caracteriza por la brutal represión
desatada por la dictadura militar contra distintos sectores de la
población, especialmente contra los obreros, campesinos y ciertos
sectores de la pequeña burguesía —principalmente cierta intelectualidad
progresista—. La represión de la dictadura aunada a las terribles
condiciones de vida imperantes en esos años, explican las masivas
migraciones de ciudadanos nicaragüenses hacia otros países de
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Centroamérica. En Costa Rica, los nicaragüenses tuvieron participación
destacada en las grandes huelgas proletarias de 1934 y en las luchas
políticas de 1948. El nuevo instrumento del imperialismo, la dictadura
militar encabezada por Anastasio Somoza García, se inauguró pues, con
una sangrienta represión antipopular.
La represión de la dictadura que desarticuló el movimiento
revolucionario, se abalanzó con particular saña contra todos los intentos
de lucha organizada, los que por muchos años no pudieron prosperar.
Pero la lucha de clases es un fenómeno objetivo consustancial a toda
sociedad dividida en clases y aunque en forma espontánea, sus
manifestaciones más caracterizadas se presentaron también a todo lo
largo de este período. Basta señalar en este sentido las reprimidas
huelgas proletarias de la mina La India y la masacre obrera de la Cuesta
del Coyol. Por otra parte, estimulado por las victorias de las fuerzas anti
fascistas en la II Guerra un movimiento democrático recorrió América
Latina y constituyó el marco apropiado para que el odio popular contra
la dictadura se manifestara en un auge agitacional en el año 1944. El
principal agente activo de esa agitación fue el movimiento estudiantil,
pero la participación popular —principalmente la pequeña burguesía
urbana empobrecida—, en todas las manifestaciones de descontento fue
masiva. A tal punto llegó la agitación popular que Somoza se vio
obligado a prometer que no se reelegiría y a promulgar un Código del
Trabajo con algunas ventajas relativas para los obreros que antes no
existían. Debemos señalar que en toda esta movilización de las masas
populares la oposición tradicional de la oligarquía perdió la iniciativa
política y el movimiento se desarrolló fuera de su control.
A la par que reprimía a sangre y fuego al pueblo, la dictadura
somocista aprovechó el control absoluto que tenía sobre la Guardia
Nacional y el aparato estatal, para acumular riquezas en base a negocios
fraudulentos y expropiaciones directas (ejemplo de ello son las
expropiaciones realizadas a los alemanes residentes en el país,
aprovechando la II Guerra Imperialista).
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Junto a la familia Somoza se enriquecieron también algunos
elementos del Partido Liberal, la alta oficialidad de la Guardia Nacional
y algunos sectores de la oligarquía, que conformaron la camarilla
somocista. Pero al mismo tiempo otros sectores de las clases
dominantes se vieron afectados en sus posibilidades de desarrollo y
acumulación de riquezas, por los negocios fraudulentos de la dictadura
y la utilización del Estado para su propio beneficio, dando lugar al
surgimiento de contradicciones entre la burguesía y la dictadura, que
iban a ser solucionadas pocos años más tarde por medio del pacto entre
las fracciones políticas tradicionales (el Pacto de los Generales).
F) El Algodón: Consolidación del Capitalismo Dependiente
(1945-1958)
El capitalismo en Nicaragua ha adquirido una naturaleza
fundamentalmente agraria y dependiente porque así ha convenido a los
intereses del imperialismo. Durante los años de la guerra, la Comisión
para el Desarrollo Interamericano elaboró un plan económico para
Nicaragua, en que de manera bastante precisa le definía su papel de
productora de materias primas —principalmente agrícolas—, y de
compradora de los bienes manufacturados en los Estados Unidos (9).
Este plan de “desarrollo” se materializó en forma muy significativa en
los años de la postguerra, con la expansión unilateral y desequilibrada
del cultivo algodonero. El excedente acumulado durante los años de la
guerra, en que estuvieron controladas las importaciones, fue invertido
fundamentalmente en infraestructuras en la zona del Pacífico, en el
espíritu de crear las bases materiales mínimas para el desarrollo de la
producción algodonera.
En 5 años a partir de 1950, el algodón pasó a ocupar el primer
lugar en las exportaciones del país. En la zona de Occidente, donde por
razones climáticas y del terreno, se desarrolló principalmente, la
producción algodonera eliminó la producción de los cereales y frutas
que ahí existían, ocupando para 1955 el 80 por ciento del área cultivada
del Pacífico (10). El impacto del cultivo algodonero ha sido
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
verdaderamente considerable sobre todo en la configuración de la
agricultura como el sector más dinámico del modo de producción
capitalista en Nicaragua y en la consolidación del carácter dependiente
de la economía nacional. Alrededor de la producción algodonera se
desarrolló toda una red de caminos, puertos, energía eléctrica, servicios
bancarios y comerciales, que convirtieron a la zona del Pacífico, por
mucho, en la más importante del país.
El cultivo algodonero reúne todos los elementos de una empresa
capitalista moderna, en la que incluso la tierra —alquilada en muchos
casos—, pierde poco a poco el significado de prestigio social que
atribuía al terrateniente tradicional, y adquiere valor solamente en
cuanto medio de producción, es decir, adquiere nítidamente su
naturaleza de mercancía. Por otra parte, la producción se desenvuelve
en condiciones de un alto grado de desarrollo de las fuerzas
productivas: utilización intensiva de máquinas, uso de fertilizantes e
insecticidas, control de costos y calidades, uso del crédito bancario, etc.
Su carácter anual le imprime, además, una singular dinámica —los
capitales se invierten y se recuperan considerablemente incrementados
o se pierden por completo en el lapso de unos pocos meses—, lo que ha
dado lugar al surgimiento de una burguesía moderna, compenetrada de
las nuevas técnicas de producción y acostumbrada a las presiones de la
competencia: una burguesía empresarial.
Pero así como la burguesía moderna nicaragüense es producto del
desarrollo de las fuerzas productivas y del avance del modo de
producción capitalista en el campo, también es producto de este mismo
proceso el crecimiento numérico del proletariado agrícola. A medida
que avanzó la producción capitalista en las zonas rurales del Pacífico,
los pequeños agricultores que producían bajo relaciones atrasadas,
fueron expulsados de sus tierras y obligados a vender su fuerza de
trabajo, engrosando así las mas del proletariado y semiproletariado
agrícola.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
A estas alturas coexistían en Nicaragua una extensa capa de
productores artesanales en los centros poblacionales urbanos, con unas
pocas industrias organizadas de manera capitalista. Estas industrias se
fueron levantando organizadamente a lo largo del siglo a medida que la
producción artesanal no podía satisfacer adecuadamente la demanda de
ciertos productos específicos como azúcar, textiles, licores, etc. Sin
embargo, la industria artesanal era la que principalmente satisfacía las
demandas de las masas trabajadoras.
Debemos señalar que para que este desarrollo pudiera darse, fue
necesario antes, crear ciertas condiciones políticas, principalmente
superar las contradicciones interburguesas surgidas a raíz de la
ambición desmedida de la dictadura, y eso precisamente fue el objetivo
del pacto entre Somoza García y Emiliano Chamorro en 1950. En el
plano económico la oligarquía logró la suspensión de los controles y
garantías para una “libre” competencia; y en lo político, la participación
activa en el gobierno somocista. La dictadura por su parte logró
consolidarse políticamente en la medida que integró otras fuerzas
sociales a su gobierno y amplió la base política de la dominación de
clase, dando lugar en la administración del Estado, a los sectores
oligárquicos, y de paso liquidó a la oposición burguesa como tal.
Pero mientras la dictadura resolvía sus contradicciones con la
burguesía a través de pactos, la represión contra los sectores populares
continuaba brutal y violenta. El odio acumulado contra la dictadura por
tantos años y las luchas populares reprimidas a sangre y fuego,
culminaron con el ajusticiamiento del tirano por la mano del patriota
Rigoberto López Pérez el 21 de Septiembre de 1956. Pero ya a esas
alturas la dictadura trascendía a su fundador y, mucho más que una
persona, era toda una familia, una camarilla, un sistema de dominación
que tenía preparado los reemplazos. Otro miembro de la familia asumió
la conducción de la dictadura en lo que constituyó una verdadera guerra
contra el pueblo, en la que fueron encarceladas y torturadas centenares
de personas y muchas más asesinadas en las cárceles o campos de
concentración del país. Sin embargo, las luchas populares en vez de
decaer, inician un auge que se prolongará hasta los primeros años de la
década del 60.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
La crisis cíclica del algodón a partir de 1956, que deprimió los
precios internacionales de la fibra, redundó directamente en un aumento
de los niveles de explotación de los trabajadores, en un incremento de la
desocupación y en general, en un rebajamiento del nivel de vida de los
trabajadores. Ante esta situación agravada por la represión de la
dictadura militar, las masas populares —principalmente obreros,
estudiantes y campesinos—, se movilizan y la actividad de agitación y
organización entra en una etapa de auge. Las masas populares
manifiestan en esta etapa, estar entrando en una nueva fase de la lucha,
que perfila su clara reintegración en el movimiento revolucionario.
G) Reintegración del Movimiento Revolucionario y Crisis del
Capitalismo (1958 - 1972)
El auge en la actividad de las masas se manifestó en huelgas
obreras, manifestaciones estudiantiles, protestas masivas, tomas de
tierras, creación de sindicatos y confederaciones obreras y campesinas,
hasta formas de sabotaje y de lucha armada. Todas estas luchas
culminaron en la integración de un movimiento masivo de corta
existencia pero de gran importancia por cuanto distintos sectores de
masas se organizaron independientemente de la burguesía y su
dirección política, en la Juventud Patriótica Nicaragüense (J.P.N.); ya
para ese período el centro de gravedad de la iniciativa política se le ha
escapado de las manos a los partidos tradicionales y se ha desplazado
hacia las masas populares. A partir de 1958 se abre una nueva época en
la que se comienzan a perfilar de nuevo las condiciones para la
reintegración del movimiento revolucionario nicaragüense que viniera a
dirigir a las masas en su lucha contra la dictadura militar,
proporcionando una dirección que la oposición tradicional,
históricamente ya no era capaz de asumir.
Con el ejemplo de la Revolución Cubana muy presente, la
respuesta popular a la crisis del capitalismo agrario en Nicaragua y a la
represión de la dictadura, fue la lucha armada. Mas de diez invasiones e
intentos de desarrollar la lucha armada contra la dictadura se sucedieron
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
entre 1958 y 1963; Raudales, Haslam, Díaz y Sotelo, Alonso, El
Chaparral, El Dorado, Bocay, son algunos de los nombres que jalonan
los repetidos intentos del pueblo de Nicaragua por sacudirse el yugo de
la dictadura. La principal debilidad de estos movimientos era la
desorganización, producto de los largos años de represión contra todas
las formas organizadas de lucha.
En este sentido, Bocay se diferencia radicalmente de los otros
intentos insurreccionales, en la medida que está precedido por los
esfuerzos de unificar a todas las fuerzas en un solo frente de lucha, y es,
por eso, el primer gran hito en el proceso de reintegración del
movimiento revolucionario nicaragüense. Los fracasos militares de los
distintos destacamentos populares, pero también la experiencia que se
desprende de ellos, fueron creando y madurando las condiciones
políticas para el surgimiento de la primera vanguardia político militar
establemente organizada: el FSLN.
Ante la crisis del capitalismo y el reto de la Revolución Cubana,
los imperialistas también tienen una respuesta que ofrecer; y a
principios de los años 60 trazan su gran estrategia
contrarrevolucionaria: la Alianza para el Progreso. Se pretendía
conjugar la demagogia reformista con la modernización de los aparatos
de represión para sofocar el desarrollo de los procesos revolucionarios
en América Latina.
En el caso concreto de Nicaragua, la nueva estrategia imperialista
se manifestó, en el plano político, con la apertura de un paréntesis seudo
democrático. En un intento de amortiguar las agudas contradicciones
sociales generadas por la crisis del imperialismo y la represión de la
dictadura, en 1963, asume la Presidencia de la República, René Schick
G. —claro está; siempre bajo la vigilancia de la familia Somoza,
quienes mantuvieron el control del aparato del Estado: Luis Somoza
pasó a ser Presidente del Congreso de la República y su hermano
Anastasio “Tachito” mantuvo la dirección del ejército, la Guardia
Nacional—. El ascenso a la Presidencia, de Schick, coincide con un
período de cierta expansión económica y de reflujo en la actividad de
las masas.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Pero este periodo de relativa “paz social” fue de muy breve
duración y ya para 1966 el enorme auge de la actividad popular
demostró que el intento seudo democrático había fracasado. A pesar de
los intentos del movimiento revolucionario por canalizar esta
efervescencia de las masas —huelgas, marchas campesinas, protestas
estudiantiles— su debilidad orgánica, su falta de experiencia política y
sus limitaciones ideológicas le impidieron lograr sus objetivos. Esto
permitió que la oposición tradicional apoyada en su poder económico y
en la demagogia reformista hábilmente utilizada por algunos de sus
dirigentes, pudiera capitalizar la agitación popular y conducir a las
masas al putsch del 22 de enero de 1967.
Sin embargo, las manifestaciones más importantes de la Alianza
para el Progreso ocurrieron en el plano económico. Nicaragua se
incorporó al Mercado Común Centroamericano (M.C.C.A.), formado de
acuerdo a los planes imperialistas, lo cual creó condiciones objetivas
para la implementación de políticas de desarrollo industrial y
sustitución de importaciones. El primer quinquenio de la década de los
60, es el período del desarrollo industrial, pero este desarrollo es más
aparente que real en la medida que muchas de las industrias que surgen
son nada más que filiales de las compañías imperialistas, (entre 1959 y
1969 la inversión extranjera en Nicaragua casi se cuadruplicó) (11), y
que casi todas ellas utilizan materias primasen su mayoría importadas
del extranjero (el valor de las importaciones industriales en 1973 fue de
C$2.005.5 millones de córdobas, es decir, bastante más alto que el
Presupuesto Nacional de ese mismo año)(12). En otras palabras, el
Mercado Común Centroamericano fue más bien un nuevo mercado de
importancia para los productos manufacturados norteamericanos, las
compañías transnacionales lo invadieron masivamente y la dependencia
del sector industrial, y por tanto de la economía en su conjunto, se
profundizó.
Pero si desde el punto de vista estrictamente económico, este
proceso de “industrialización” tuvo consecuencias de muy relativa
importancia, su impacto en el desarrollo social y la correlación de clases
fue verdaderamente trascendental. En primer lugar observamos que la
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
burguesía empresarial moderna surgida a raíz de la extensión del cultivo
algodonero, se consolida como clase, y, estructura sus grupos
económicos alrededor de la oligarquía financiera —sector más activo y
desarrollado de la burguesía—. Este desarrollo de la burguesía
acrecienta sus contradicciones con el imperialismo y la dictadura
somocista, su agente, con quienes tiene que competir de manera
creciente. Pero a la vez estas contradicciones se encuentran
subordinadas al hecho de que el imperialismo es el soporte financiero
de estos grupos y el que sostiene la modalidad de capitalismo
dependiente, del cual ellos se benefician; por otra parte la dictadura
somocista, su otro competidor, es el pilar fundamental del Estado
burgués que garantiza y ha garantizado, a toda costa, las condiciones
para la reproducción del sistema de explotación. En esas contradicciones reside la explicación de la falta de decisión que la burguesía
nicaragüense ha demostrado en relación a luchar por la hegemonía del
poder político.
Paralelo a la consolidación de la burguesía, el desarrollo industrial
de los años 60 tiene como su producto más típico la expansión y
desarrollo del proletariado industrial —fracción objetivamente más
revolucionaria del proletariado—. El avance del modo de producción
capitalista en el sector manufacturero, a expensas de la producción
artesanal, se torna impetuoso durante esos años. Importantes capas de
productores artesanales se ven desplazadas por la competencia de las
compañías capitalistas, su miseria se incrementa al punto que se ven
obligadas a renunciar a su condición de pequeño productor y a vender
su fuerza de trabajo en el mercado “libre” de trabajo. De esta manera se
engrosan las filas del proletariado industrial, aumenta su concentración,
su nivel de conciencia y la intensidad y continuidad de sus luchas. Ya
para finales de los años 60 y comienzos de la década del 70, las luchas
proletarias pasan a un primer plano dentro del conjunto de las luchas
populares, las huelgas obreras adquieren masividad y elevada
combatividad a pesar de la represión que sufren. Su nivel de
organización es todavía muy incipiente debido en primer lugar, a la
brutal persecución de la dictadura contra todas las formas organizadas
de lucha, especialmente de los obreros y campesinos; pero esa situación
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
es también debida a la incapacidad del movimiento revolucionario de
ligarse correctamente al proletariado y ponerse al frente de sus luchas,
lo que permitió que la dirección del movimiento obrero cayera en
manos de elementos oportunistas, legalistas y reformistas que no han
sabido organizarlo de manera adecuada, ni darle a sus luchas un
contenido verdaderamente revolucionario.
Pero así como fracasó la táctica política de la Alianza para el
Progreso, luego de un breve período de auge y expansión acelerada, los
proyectos económicos del imperialismo para Nicaragua y Centro
América en general, también fracasaron. El mercado limitado por los
bajísimos niveles de ingreso de la mayoría de la población, pronto se
colmó, las oportunidades de inversión escasearon, las nuevas industrias
surgían de manera cada vez más esporádica, hasta que a finales de la
década, el Mercado Común Centroamericano hizo crisis, y con él, el
sistema capitalista dependiente.
El esquema de sustitución de importaciones había fracasado. En
los últimos años el desarrollo del sector industrial en Nicaragua ha
dependido fundamentalmente del crecimiento de industrias orientadas
mayoritariamente hacia el exterior, como por ejemplo las químicas, que
para 1973 ocupaban el cuarto lugar en el valor de las exportaciones
totales (13). La tendencia ahora es hacia el crecimiento de industrias
que cumplan en el país solamente una parte del ciclo productivo que se
inicia en el exterior, y cuyos productos están destinados a ser
consumidos también en el exterior. Algunos ejemplos de este tipo de
industrias serían las de maquilado de ropa, algunas industrias químicas,
refinerías como la de Monkey Point e incluso la construcción de
grandes hoteles y comercios lujosos.
Las contradicciones oligárquico-burguesas en cada uno de los
países Centroamericanos, así como las contradicciones de los grupos
económicos de poder entre cada uno de los países y el auge del
movimiento popular en Centro América hicieron fracasar los planes
económicos y políticos regionales imperialistas. La guerra HonduroSalvadoreña, la crisis del Mercado Común Centroamericano, el fracaso
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
de los diferentes programas de dominación ideológica acordes a la
estrategia regional, han planteado al imperialismo la redefinición de una
nueva estrategia, dentro de la cual, en el plano político-militar juega un
gran papel la Confederación de Ejércitos de Centro América
(CONDECA). El liderazgo de Somoza en este organismo se ha puesto
de manifiesto en muchas ocasiones y cuenta para ello con el apoyo del
imperialismo.
Al fracaso político y económico de los planes imperialistas,
correspondió la agudización de las contradicciones sociales y el auge de
las luchas populares, alcanzando la actividad de las masas considerables
niveles a finales de 1966 y comienzos de 1967. Ante esta situación el
imperialismo abandonó toda careta reformista y recurrió de nuevo a la
represión sangrienta y descarnada como única forma de contener el
estallido de las tremendas contradicciones sociales engendradas por el
fracaso de su proyecto de capitalismo dependiente y que ponía en
peligro toda la dominación imperialista (el ejemplo patente de esta
política es la masacre popular del 22 de Enero de 1967 y la represión
posterior). A este cambio en la estrategia imperialista corresponde al
ascenso de Anastasio Somoza Debayle a la Presidencia en Mayo de
1967 y el énfasis que los Estados Unidos ponen en la modernización y
especialización en contrainsurgencia de los ejércitos de América Latina,
y en especial de Nicaragua. Hasta marzo de 1973, 4,119 militares
nicaragüenses habían recibido entrenamiento en la Escuela de las
Américas, en la Zona del Canal; ocupando el primer lugar entre los
países que han enviado más hombres a entrenarse a dicha “escuela”
(l4). La masacre del 22 de Enero y la tremenda saña con que fue
reprimido el movimiento guerrillero de Pancasán, en 1967; marcaron el
estilo que el imperialismo a través de Somoza iba a implantar hasta el
día de hoy: asesinatos, tortura, cárcel, persecución a las organizaciones
populares, censura, en síntesis la generalización de la represión
indiscriminada contra todos los sectores del pueblo, y en especial contra
obreros y campesinos. Vista retrospectivamente, la derrota parcial del
movimiento revolucionario en Pancasán, constituyó un logro de
importancia histórica en la medida que reafirmó la vigencia de la lucha
armada en momentos que cundía el derrotismo, pero sobre todo porque
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
fue un puente indispensable para darle continuidad a la lucha contra la
dictadura y consolidar la autoridad moral y el prestigio político del
Frente Sandinista de Liberación Nacional —organización de los
revolucionarios nicaragüenses que se perfilaba, con mayor nitidez desde
Pancasán, como la única con posibilidades de convertirse en la
vanguardia verdadera del pueblo nicaragüense—.
En la medida que la crisis socio-económica se ha mantenido y se
ha profundizado, la dictadura somocista a pesar de toda su brutalidad ha
sido incapaz de detener el avance del movimiento revolucionario. Las
luchas populares en los últimos años han logrado importantes avances:
en 1970, 1971 y 1973 masivas movilizaciones lograron la libertad de
varios reos políticos, en 1972 los habitantes de los barrios marginados
se movilizaron contra el alza en el costo de la vida, 1970 fue el año de
la más grande y prolongada huelga magisterial de Nicaragua, 1973 y
1974 vieron auges sin precedente en las huelgas de los obreros urbanos.
En el campo ocurrieron varios movimientos campesinos en defensa de
sus tierras, también sé generalizó el apoyo de los campesinos a los
grupos guerrilleros revolucionarios que desde 1974 operan
ininterrumpidamente en las montañas del Norte y Centro del país.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Informe Anual 1972-1973, Banco Central, Nicaragua, p. 188.
2. Ibid., pp. 289-291.
3. Directorio Industrial 1972, mimeografiado.
4. Imperialismo y Dictadura, Jaime Wheelock R. Editorial Siglo
XXI, México, 1975, p. 77.
5. Ibid., p. 111.
6. Ibid., p. 112.
7. Ibid., p. 114.
8. “Prolegómeno para una Historia Económica de Nicaragua”,
Pedro Belli. Publicado en Revista del Pensamiento
Centroamericano, No 146.
9. Imperialismo y Dictadura, Op. cit., p. 125.
10. Ibid., p. 125.
11. El Pensamiento Político de Ricardo Morales Avilés, Folleto
publicado por la Asociación de Estudiantes de Sicología de la
Universidad Nacional de Nicaragua, 1974.
12. Informe Anual 1972-1973, Op. cit., p. 291.
13. Ibid., p. 188.
14. Imperialismo y Dictadura, Op. cit., p. 135.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
BIBLIOGRAFÍA
1. Imperialismo y Dictadura, Jaime Wheelock R. Siglo XXI
Editores México, 1975.
2. “Prolegómeno para una Historia Económica de Nicaragua”,
Pedro Belli. Publicado en Revista del Pensamiento
Centroamericano, N9.146.
3. Informe Anual, 1972-1973, Banco Central, Nicaragua.
4. El Desarrollo Económico de Nicaragua, CEPAL, Naciones
Unidas, Nueva York, 1966.
5. El Pensamiento Político de Ricardo Morales Avilés, Folleto
Publicado por lo AES de la Universidad Nacional Autónoma de
Nicaragua, 1974.
6. Mariano Fiallos G./Biografía, Sergio Ramírez, Colección
Ensayo No 4, Editorial Universitaria de la UNAN, León,
Nicaragua, 1971.
7. Nicaragua: Ensayo sobre el Imperialismo de los Estados
Unidos, Carlos Quijano, Publicado en Revista del Pensamiento
Centroamericano, No 149.
8. Centro América, Mario Monteforte T., UNAM. México, 1972.
III. EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA EN
NICARAGUA
A) Generalidades
La formación social nicaragüense se caracteriza por la
predominancia del modo de producción capitalista con el que —según
los diferentes sectores productivos—, coexisten en mayor o menor
grado, relaciones de producción atrasadas que pertenecen a formas de
organización social históricamente superadas y que el capitalismo con
las limitaciones de su desarrollo desigual, parcializado —agricultura de
exportación, enclaves, industrialización dependiente, no ha podido
disolver. Por el contrario, aprovecha en muy diversos sentidos, toda la
gama de relaciones precapitalistas con el fin de utilizarlas tanto como
apoyo directo para la producción y la circulación de las mercancías, o
en otro sentido, para llenar necesidades de la población —alimentos,
servicios, etc.—, que no puede cubrir al dedicarse a actividades más
rentables. En efecto, el capitalismo en la agricultura se surte de fuerza
de trabajo masiva, aprovechando la constelación de campesinos pobres,
colonos, aparceros, medieros, etc.; asimismo, la industria capitalista en
Nicaragua, se vale de los antiguos canales de comercio muy
rudimentarios —ratas, pulperías, buhoneros—, tanto en las ciudades
como en el campo, para hacer circular las mercancías. Por otro lado, la
industria capitalista, diseñada principalmente para el consumo de
estratos superiores más o menos sofisticados, hace descansar sobre la
artesanía y la pequeña producción doméstica, el grueso de los
abastecimientos de primera necesidad —alimentos, ropa y
confecciones, utensilios y aperos, etc.—.
Históricamente, el capitalismo se introduce en Nicaragua y luego
se desarrolla alrededor de la producción primaria —cultivos de
exportación en lo fundamental y minas—, y aún hoy la agricultura de
exportación sigue constituyendo el soporte principal del capitalismo. De
allí que desde sus orígenes, la producción capitalista haya promovido y
creado una economía alienada al gran mercado internacional capitalista,
desvertebrando y desvinculando la producción agrícola de los otros
sectores productivos del país —industria, comercio, finanzas— cuyo
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desenvolvimiento siguió por mucho tiempo los ritmos vegetativos
característicos del régimen mercantil simple en el que se encontraba
Nicaragua, al introducirse y crecer como un gigante el capitalismo
agrícola orientado a la exportación. Por otra parte, la debilidad del
sistema proviene también de su dependencia de las oscilaciones cíclicas
de la demanda y los precios del mercado mundial, y sobre todo de las
condiciones que le impone la metrópoli imperialista. El hecho de que la
economía nicaragüense se presentara como una parcela generadora de
algunos productos primarios, mientras su industria, y el resto, de los
sectores económicos estaban incapacitados de responder a las demandas
de insumos, maquinaria, técnicas, bienes intermedios, alimentos, etc.,
con el volumen requerido por la agricultura de exportación, hicieron
mucho más dependiente y más desintegrada a la economía, dado que
prácticamente los abastecimientos hubieron de provenir del exterior, lo
que se tradujo en la contracción de la industria y más aún, en su
relegación y atraso. Todavía para la época en que irrumpe ,el cultivo
algodonero —1950— apenas algunas industrias más o menos medianas
venían funcionando vegetativamente, mientras el grueso de la
producción industrial se limitaba a los pequeños talleres y la artesanía.
La desintegración que produce el capitalismo del tipo que se ha
desarrollado en Nicaragua, en relación a los sectores de la producción
—principalmente entre agricultura e industria—, la encontramos
también dentro de la misma producción agrícola. En efecto, la
producción para el consumo de la población —granos, hortalizas, etc.—
, ha ido siendo relegada a las peores condiciones, en inmensa parte, por
el privilegio que se otorga a los cultivos de exportación —mejores
tierras, financiamiento, insumos y tecnología, redes de comunicación,
infraestructura social, etc.—, de tal manera que los pequeños
productores de subsistencia y la producción cerealista de minifundio, en
difíciles condiciones pueden cumplir la tarea que el mismo capitalismo
—considerada la producción en su conjunto—, les asigna, es decir,
suministrar los alimentos básicos a la población. Las mejores tierras del
Pacífico, lo mismo que las del Norte Central, son ocupadas casi en su
totalidad por los cultivos rentables —café y algodón—; estos mismos
cultivos monopolizan el uso de abonos e insecticidas, la maquinaria
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
agrícola, y se reparten, junto a la ganadería intensiva de carne, y la caña
de azúcar más del 90 por ciento del financiamiento agrícola (1). En tal
sentido, el capitalismo —más desarrollado en la agricultura— aparece
como una virtual sección del capitalismo mundial, limitada a producir
grandes volúmenes de mercancías primarias que se consumirán y antes
que eso, se transformarán en el exterior, y por lo tanto un capitalismo
sin necesidad de un “mercado interno” que en lo fundamental sigue
vertebrado y configurado con fuertes matices de la organización de tipo
mercantil, por lo menos pasta los años sesenta cuando la estrategia
integracionista requirió para expandirse, de un mercado para la gran
industria.
El modo de producción capitalista, en sus ramas agrícola e
industrial, conforma un polo claramente observable en la región del
Pacífico. A condiciones históricas preexistentes, se sumó el hecho de
que la producción capitalista, el comercio, y las comunicaciones,
crecieran en las zonas del Pacifico originariamente, y que como
consecuencia de ello amplias zonas de las regiones Norte, Central y
Atlántico estuvieran relegadas, sin una apreciable infraestructura
productiva. Esta diferencia tiene su expresión social en el hecho de que
las relaciones de producción capitalistas aparezcan generalizadas en el
Pacífico, intersticiadas pero dispersas en el Norte y Centro del país, y
sólo como puntos focales de enclave en la extensa región de las llanuras
y el litoral Atlántico.
A diferencia del tipo de desarrollo capitalista característico de
Europa, en el que su unidad generatriz —la industria— surge como
respuesta a las múltiples demandas de una agricultura en expansión, que
al superar la economía natural de subsistencia pasó a especializarse y
fraccionarse en ramas de la producción agrícola necesitando surtirse de
cada, vez mayores volúmenes de mercancías manufacturadas, en
Nicaragua el capitalismo penetra primero por la agricultura, sin
desarrollar —y más bien desalentando— la industria. En tal sentido, la
proyección del modo capitalista en la industria es de reciente data, a
excepción de ciertas unidades manufactureras tradicionales —azúcar,
alcohol, cemento, fósforos, leche— que habían crecido estructurándose
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
monopólicamente, y se extiende más propiamente a partir de las
condiciones creadas por el Mercado Común Centroamericano. y con
todo, dada la falta de tradición manufacturera, la desintegración entre
los sectores productivos, el escaso mercado para la industria, la
ausencia de tecnología, etc., la industria capitalista en Nicaragua, es
inducida, o más propiamente, promovida, instalada, manejada y
controlada por el imperialismo norteamericano. Se trata por
consiguiente, de un tipo de industria que, depende totalmente de las
importaciones de maquinaria, implementos, insumos y hasta de materia,
prima, lo cual agudiza la dependencia respecto al imperialismo
norteamericano y pone en su origen un freno integral a un desarrollo
industrial de carácter nacional. Si la agricultura capitalista nació históricamente como un apéndice del mercado capitalista mundial, y por lo
mismo carente de los estímulos y demandas para una muy incipiente
industria local incapacitada por lo demás de suministrarle los
implementos, máquinas, insumos, etc., con la masividad y calidad
requeridas —todo ello proveído desde el exterior—, la industria
“nacional” siguió más o menos el mismo destino, cerrando la puerta
para la integración y la complementariedad, entre la agricultura y la
industria, y como consecuencia, integrándose por su lado y bajo
modalidades aún más dependientes, al mercado capitalista controlado
por el imperialismo yanqui.
Tal ensanchamiento de la brecha que separa la producción
primaria y la industria, convierte al país en un punto de rebote al que
caen desde el exterior prácticamente todos los medios y los objetos para
la producción. Lo que “incorpora” el país, se limita a la fuerza de
trabajo barata; y todo el efectivo valor Creado por la producción, salta
al mercado externo cada vez en mayores volúmenes. De esta industria
enteramente extranacional sólo puede exceptuarse la rama de la
producción alimenticia y algunos escasos rubros que utilizan en todo o
parte, materia prima de origen local, dependiendo siempre en todos los
demás medios de producción de los abastecimientos extranjeros. Entre
1972 y 1973, aún considerando la situación pos-terremoto, la tasa de
crecimiento de las importaciones —por señalar un indicador—,
industriales fue de 47.5 por ciento (2).
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
El carácter limitado del capitalismo en la industria, su orientación
intensamente externa, pese a su relativamente acelerado crecimiento de
los últimos años, se manifiesta en la importante cuota de producción
manufacturera que es realizada por unidades artesanales o pequeñas
industrias de organización artesanal. Estas áreas van extinguiéndose
como tendencia general con el desarrollo del capitalismo en la industria,
aunque en su proceso de desenvolvimiento, coexiste con ellas, y las
aprovecha, mientras asumen la producción de bienes socialmente
indispensables que no han sido absorbidos por la producción de gran
magnitud.
Los rasgos más sobresalientes de la base económica de la
formación nicaragüense, son por consiguiente, su naturaleza agrícola, la
profunda dependencia primero de la agricultura, y de la industria
después —ambas respecto al imperialismo norteamericano—; como
consecuencia de ello, la desintegración entre los sectores productivos,
cada uno de los cuales, se encuentra atenazado por múltiples vínculos
por el mercado capitalista mundial, sin trazas de complementarse dentro
de la dinámica del modo capitalista de producción que caracteriza a
Nicaragua, e incapaces de superar los fuertes resabios de modos
precapitalistas de producción que tanto en la agricultura como en la
industria, ocupan a un importante contingente de la población activa.
Señalados así muy gruesamente los rasgos más característicos de la
base económica, se hace necesario observar la especificidad del modo
de producción capitalista en Nicaragua: Cómo y dónde se presenta, su
peso e importancia, y al mismo tiempo, las formas subsistentes,
residuales, que sobreviven a la expansión del capitalismo. Para ello
intentaremos recorrer en breve análisis, las distintas fases o niveles de
funcionamiento de la economía:
a) El nivel de la producción primaria, que procesa en una primera
etapa los bienes directamente obtenidos de la naturaleza:
agropecuarios, silvícolas, o del mar;
b) El nivel industrial, en que se transforman o procesan en una segunda
etapa, las materias primas o los elaborados industriales de otras
ramas inferiores, de la manufactura. En nuestro país, la rama de
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
alimentos, es prácticamente la única que utiliza productos primarios
de origen nacional, realizando alguna mínima integración entre los
sectores secundario y primario. Las materias primas de origen
industrial, en cambio, son importadas en su casi totalidad;
c) El nivel de los servicios: la economía no puede funcionar sin la
compleja maquinaria de los “servicios”, actividades en lo
fundamental no productivas en sentido material, pero
imprescindibles como ciclos complementarios de la producción, o
como apoyos para ella —insumos como energía, agua, o
mecanismos para encauzar la producción como el transporte,
comercio, comunicaciones—. Asimismo, son indispensables para
atender la satisfacción de necesidades sociales como salud,
educación, e incluso la administración pública.
El modo de producción capitalista, dominante en la formación
social globalmente considerada, se presenta también con carácter
principal y subordinante en los tres niveles apuntados. Sin embargo, en
la producción primaria e industrial es más clara y rotunda su
predominancia, a diferencia de los servicios, donde si las relaciones y el
modo capitalista juegan un papel descollante, las formas atrasadas
cubren un área más extensa y abarcan la mayor parte de la población
ocupada en el sector: Esto por lo demás es una característica típica de
los países atrasados y dependientes, en los cuales un capitalismo polar,
cada vez más ahorrativo de mano de obra, mantiene una considerable
masa de sub ocupados que o están relegados a una economía de
subsistencia, o satisfacen sus necesidades realizando actividades que
tienen muy poca o ninguna productividad. Así se explica la
extraordinaria numerosidad de pequeños comerciantes, vendedores
ambulantes, talleres artesanos de refacción, etc., y lo mismo, el servicio
“doméstico”, modalidad particularmente denigrante que concentra en el
país una fuerza de trabajo mayoritariamente femenina que según datos
conservadores de la OIT, alcanzaba en 1969, la suma de 22,000
empleadas domésticas.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
B) El Modo de Producción Capitalista en la fase primaria
Desde sus orígenes, el modo de producción capitalista en
Nicaragua, se asienta en la agricultura. Aún hoy, las exportaciones de
cuatro productos —algodón, café, carne y azúcar—, generan más de
60% x 131 del total de comercio exterior, destacándose la participación
de dos productos, algodón y café que representan el 81 por ciento del
valor generado por las exportaciones agrícolas. Alrededor de los
cultivos de exportación, se han concentrado y se concentran hoy, los
recursos, la tecnología, los contingentes masivos de fuerza trabajadora,
en una combinación de factores productivos que dibujan a la empresa
capitalista típica.
Este sistema organizado de producción de mercancías mediante el
cual los productores directos —fuerza de trabajo obrera—, han sido
convertidos en mercancías, y la tierra misma pasa a ser igualmente un
componente mercantil, una parte del capital, brotó y se extendió
aceleradamente en Nicaragua en las últimas décadas del siglo pasado, al
influjo de los cultivos de exportación que convertirían a nuestro país en
una parte del mercado capitalista mundial, y entre los que ocupó un
considerable lugar el cultivo cafetalero. La constitución y ampliación
del capitalismo a través de la producción cafetalera masiva, significó
una simple superposición extrema sobre la economía nacional que vino
a desvertebrar y escindir el sistema económico, en dos áreas
contradictorias, desde entonces cada vez más alejadas la una de la otra.
Mientras así una importante área de la economía nicaragüense quedaba
inserta dentro de los mecanismos de la división internacional capitalista
de intercambio, el resto de las actividades económicas quedaban relegadas, desenvolviéndose desfavorablemente dentro de los marcos bastante
primitivos del comercio simple y del contraído mercado interior, apenas
conformado con los débiles, excedentes de una agricultura parcelada
principalmente autoconsuntiva, y de la producción artesana de encargo.
Independientemente de los negativos efectos que el capitalismo
agroexportador ha transmitido a la economía nacional, ha sido un factor
de transformación social en el conjunto de las relaciones de producción,
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
dando origen a un numeroso proletariado, así como a una extensa capa
semiproletaria originados de la desarticulación que el capitalismo ha
promovido sobre la economía campesina. La naturaleza estacional de
los principales cultivos de exportación —algodón, café y caña de
azúcar—, ha ido incorporando persistente mente a una considerable
masa de la población agrícola al trabajo asalariado, en tal grado que, en
temporada de cosecha el número de trabajadores alcanza la cifra de
250,000 —sólo el algodón absorbe, según datos de 1974-75, 180,000
asalariados agrícolas—; sin embargo, la orientación lucrativa de la
producción capitalista en la agricultura, devuelve a toda la masa
asalariada al sector de subsistencia en la agricultura, o a las tareas de
servició, primicialmente en las ciudades donde los trabajadores
disfrazan su desocupación una gran parte del año, precisamente la parte
que corresponde al “tiempo muerto” de la producción agrícola
estacional (4). La proletarización que impulsan los cultivos de
exportación, es de este modo, parcial, aunque estable, y crea no
obstante. un extenso núcleo social semiproletario. En cambio, algunas
actividades agrícolas de tipo capitalista que como la producción de
banano, tabaco, ganadería intensiva, granjas, etc., necesitan de una
organización estable, han promovido efectivamente la proletarización,
llegando a conformar un contingente obrero del orden de los 40,000
trabajadores que laboran todo el año (5).
El peso del capitalismo en la agricultura, se advierte también en la
extensión de la tierra cultivable que cubren las empresas agrícolas
dedicadas a la agroexportación. La extensión territorial del capitalismo,
es más claramente observable en la zona del Pacífico donde sólo el
algodón ocupaba —bajo relaciones típicamente capitalistas—, alrededor
de 250,000 manzanas, las cuales en los Departamentos más fértiles del
país —Chinandega y León— representaban más del 50 por ciento de la
superficie total en cultivos de esos mismos departamentos. Por otro
lado, sólo en el Pacífico, el área cultivada con café, se aproximaba a las
50,000 manzanas efectivas —40 por ciento de la producción cafetalera
total— (6). Si a ello se suman las áreas bajo cultivo, correspondientes a
la caña de azúcar, la ganadería intensiva de carne, y un poco menos, del
arroz, encontramos que el capitalismo en la agricultura conforma una
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
plataforma territorial que abarca no sólo las principales tierras del país,
sino una sensible porción del área total bajo cultivo.
Con todo, el capitalismo en la agricultura no se presenta
uniforme; sus efectos en cuanto a la organización productiva, la
organización social, sus diversas combinaciones con las abigarradas
modalidades de trabajo pertenecientes a modos y relaciones de
producción precapitalistas —cooperación familiar, comunidad de
producción indígena, aparcería y colonato, y las numerosas formas de
mediería, etc.—, son bastante desiguales. De allí que en distintas zonas
encontremos relaciones capitalistas bastante desarrolladas —banano,
ganadería intensiva, granjas—, y en otras aparecen entremezcladas con
las modalidades serviles —peonía, mozo colono, etc.— características
del siglo pasado y de cuya persistencia el capitalismo se aprovecha para
aumentar e intensificar la explotación, como efectivamente ocurre en la
mayoría de las haciendas cafetaleras, en la ganadería tradicional, y en
no pocos latifundios algodoneros. En efecto, el sistema capitalista se ha
extendido en la fase agropecuaria y primaria de la producción,
penetrando con diferentes grados de intensidad, diversos niveles de
desarrollo de las fuerzas productivas, y por lo mismo desiguales
modalidades de organización empresarial que configuran un cuadro
capitalista para toda la agricultura, matizado de disimilitudes. La
amplitud de los distintos niveles de desarrollo que encontramos, cubre
una gama que va desde la unidad agrícola altamente tecnificada que
constituye una suerte de “fábrica” agrícola —tabaco, banano, granjas
avícolas y porcinas—, hasta las viejas formas de la pequeña producción
individual precapitalista, pasando por los niveles medios de desarrollo
donde aparecen las unidades agrícolas transicionales —café, ganado de
leche— que participan tanto de las formas modernas introducidas por el
capitalismo, como de los patrones de organización de los viejos
latifundios señoriales.
Son muy excepcionales las zonas y esferas de la producción
primaria donde el modo capitalista ha desplazado —extinguiendo por
completo—, las relaciones atrasadas de producción. Estas, en mayor o
menor medida —incluso de manera muy accesoria y a veces
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insignificante desde el punto de vista del valor que generan—, con
diferentes niveles de atraso, se presentan a lo largo y ancho de la fase
primaria de la economía, aunque concentradas en la producción
suplementaria de granos básicos, hortalizas, verduras y frutas, y en
escala infinitesimal produciendo café, algodón, tabaco y caña de azúcar.
En todo caso, el sistema capitalista aprovecha la existencia de toda la
constelación de pequeños campesinos, colonos, aparceros, etc.,
pescadores artesanales, canteros y mineros individuales que componen
el sector atrasado, expoliándolos a través de numerosos tentáculos; y
finalmente liquidándolos como productores individuales, cuando
requiere su fuerza de trabajo, o cuando ha asumido para la producción
capitalista el control del mercado, y necesita eliminar toda competencia.
El papel de apoyo y retaguardia que representa el sector atrasado en el
modo capitalista de producción, se mueve en tres sentidos
significativos: a) el más importante, es el papel abastecedor de los
alimentos básicos para la población; así, mientras el capitalismo se
concentra en los cultivos más rentables y usa las mejores tierras, la
pequeña producción produce para el mercado interno alimentos baratos
cultivados en condiciones muy difíciles; b) la existencia del sector
atrasado, es al mismo tiempo reserva de fuerza de trabajo asalariada
para las cosechas de los productos mercantiles de exportación; y
también una base de subsistencia para asegurar que la masa de
trabajadores estacionales, tenga condiciones mínimas de alimentación
para el período “muerto” y que ésta corra a cargo del trabajador mismo;
c) En un tercer sentido, el capitalismo se aprovecha de los pequeños
productores y organiza todo un sistema de expoliación: comprándoles
sus productos en condiciones abusivas, obligándolos a préstamos con
intereses usurarios, vendiéndoles medios de subsistencia a precios
exorbitantes, etc.
En los últimos años, y sobre todo a partir del proceso de
industrialización dependiente enmarcado dentro de la estrategia
integracionista promovida por el imperialismo, el capitalismo en el
sector primario se ha extendido en nuevas líneas. Sobrepasando el
esquema productivo centrado alrededor de unos pocos rubros de
exportación, aparecen nuevas áreas de explotación que se orientan en
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
dos sentidos principalmente: la producción de materias primas para
abastecer ciertas agroindustrias —maní, okra, fibra de kenaf, cloruro de
sodio en gran escala para fertilizantes y productos clorados, etc.—, y
por otro lado, la producción de algunas mercancías primarias destinadas
para el consumo de ciertas capas de la población, tales como las
generadas en granjas avícolas, porcinas, etc., las cuales funcionan con
una elevada tecnología, organización y división del trabajo. En
cualquier caso tal “diversificación” de la producción primaria, es
irrelevante frente al valor global de la producción del sector que sigue
dependiendo en lo esencial de las agroexportaciones tradicionales, pero
demuestra la tendencia del capitalismo a expandirse, crear nuevos
contingentes de obreros, organizados en unidades que por su estructura
se asimilan al capitalismo industrial.
Sin embargo, aparte de estas ramificaciones de corto alcance, el
capitalismo en el sector primario, no ha tocado las ramas de la
producción para el consumo básico de la población. Sólo de manera
accesoria, en los latifundios de exportación, se producen para el
consumo de los trabajadores algunos alimentos básicos, pero lo
fundamental del abastecimiento corre a cuenta de la pequeña
producción inmersa dentro de relaciones atrasadas, precapitalistas. Si en
algún caso —como el arroz de riego por ejemplo—, la producción de
granos ha interesado a la agricultura capitalista, ello ha sido por las
posibilidades de exportación, o por los ventajosos precios del producto
en el mercado interno.
Niveles de desarrollo del capitalismo en el sector primario
Aunque podemos afirmar que en la agricultura y demás ramas de
la producción primaria, el capitalismo y las relaciones de producción
que lo caracterizan se han extendido, conformando cada vez más una
organización social homogénea cuya escisión fundamental está
representada por las contradicciones entre el proletariado y la burguesía,
encontramos no obstante, diferencias en el nivel de desarrollo alcanzado
en ciertas ramas de la producción primaria. En determinadas zonas, las
relaciones capitalistas aparecen más claramente recortadas que en otras;
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
en algunas ramas de la producción, la organización empresarial típica
del capitalismo —como en el banano para ejemplo—, contrasta con las
modalidades primitivas del latifundismo cafetalero que no por ello deja
de ser capitalista, e incluso bajo ciertas condiciones, las relaciones
capitalistas de producción que caracterizan a un sector de la economía
primaria se entremezclan con formas serviles, al contrario de otras
relaciones —haciendas intensivas de ganado, tabaco, granjas, banano—
cuya naturaleza capitalista se encuentra desprovista de los resabios de
modo de producción anteriores. En suma, encontramos distintas
categorías, cuyo aclaramiento es básico para comprender el fenómeno
capitalista en Nicaragua tal como se desenvuelve en la realidad
concreta. La naturaleza de la producción, las condiciones del trabajo, la
composición del capital —fuerza, medios e instrumentos de trabajo—,
las modalidades organizativas, son elementos de análisis que
contribuyen a especificar el nivel de desarrollo de la producción
capitalista y sus diferencias para cada caso. Se trata de distinguir la
peculiaridad de las relaciones de producción capitalista extendidas a lo
largo y ancho del país, tomando como criterio básico de diferenciación,
el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.
Más arriba, habíamos señalado que el indicador más global para
explicar el crecimiento y concentración de las fuerzas productivas, lo
constituye en Nicaragua el destino de la producción, es decir, si se
orienta o no hacia el mercado capitalista mundial. Intentamos prefigurar
seguidamente, las principales categorías y niveles en que se presenta la
fase primaria de producción en el modo capitalista:
a) En el nivel más avanzado encontramos aquellas unidades que se
han organizado como verdaderos complejos fabriles de la explotación
agropecuaria y los recursos del mar. Sus rasgos más sobresalientes son
la alta concentración de capital, la organización y división técnica del
trabajo, el carácter permanente de la fuerza de trabajo, y las estables
interrelaciones con el mercado que le exigen toda una red
administrativa. A diferencia de las unidades de explotación capitalista
en el campo —organizadas por empresarios individuales—, las
unidades capitalistas de este primer nivel son en su mayoría sociedades
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
anónimas. En general este tipo de explotación está vinculado con las
exportaciones, y en algunos casos producen para el mercado local y
regional; en ambos, su sustancia común es el control que sobre ellas
ejercen la inversión directa, el financiamiento, o el suministro
tecnológico de las empresas multinacionales yanquis. Dentro de este
nivel se enmarca la producción de tabaco, banano, carne de
exportación, huevos y pollos de granja, pesca industrializada, entre las
más importantes. Se trata de explotaciones intensivas con elevados
rendimientos y altas utilidades, en las cuales se aplican las técnicas más
adelantadas —conservación de suelos, renovación de equipos,
fertilización y control de plagas, prospección de las mejores áreas para
la producción, investigación de variedades más aptas, etc.—, todo ello
volcado en función de garantizar los costos y calidades óptimas para la
comercialización competitiva. Estas unidades son de organización
reciente; aunque su importancia en el marco de la producción total es
muy relativa, su peso radica en que generan las relaciones capitalistas
más desarrolladas del sector primario, y porque albergan como
consecuencia al sector proletario más concentrado y organizado, así
como más estable del campo.
b) En un segundo nivel ubicamos aquellas explotaciones cuyo
grado de organización empresarial es un tanto más simplificado; la
fuerza de trabajo —por la naturaleza estacional de los cultivos—,
inestable, y donde por lo tanto, la concentración de los recursos de
capital, maquinaria, tecnología, etc., son desiguales, temporales, y
muchas veces combinadas con métodos y técnicas primitivas.
Comprende los principales cultivos de exportación —a excepción del
café—, algodón, azúcar, okra, arroz... En este nivel de la producción
primaria, el carácter agrícola de las explotaciones pesa con más fuerza,
y en el ciclo productivo la intervención de los factores naturales, es
mucho más considerable. Aunque se trata de tipos de explotación
menos desarrolladas, su ponderación dentro del sistema económico es
de un impacto poderoso tanto por su alta composición dentro de las
exportaciones y la producción agrícola, como por el volumen masivo de
la fuerza de trabajo que se ocupa en la producción incluida en este
nivel. Aquí no encontramos, desde luego una empresa que además de
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
producir, realiza las tareas de intermediación, realización y muchas
veces hasta propaganda y distribución del producto hasta los
consumidores —caso de huevos, pollos, pesca, habanos—, sino a
productores individuales cuya función primordial es organizar —
frecuentemente de modo empírico— las condiciones y los factores
indispensables para la producción, aunque con un mayor nivel
empresarial que el característico de la hacienda tradicional. Así, la
producción se realiza empleándose apreciables niveles de concentración
de maquinarias, insumos, técnicas de cultivo y recursos financieros, lo
mismo que proporciones masivas de fuerza de trabajo, aunque en este
caso, con muy pocas exigencias de educación y calificación, y sólo
durante una parte del año correspondiente al período de corte o cosecha.
Las relaciones capitalistas de producción dentro de este nivel se
aprecian bastante claramente, sin embargo la fuerza de trabajo ocupada
en estas unidades entra en tales relaciones, sólo durante una parte del
año —a excepción de una pequeña parte de trabajadores permanentes—
; y al concluir los cortes, la zafra o cosecha, el gran porcentaje de los
trabajadores son devueltos al sector de subsistencia en el campo o a
ciertas ocupaciones en la ciudad —artesanía, trabajo doméstico,
comercio ambulante, etc.—, en ambos bajo relaciones precapitalistas y
en condiciones muy atrasadas de producción. Aunque no toda la
producción que comprendemos en esta categoría —algodón, caña de
azúcar, arroz, y tal vez las grandes explotaciones madereras, etc.—, se
realiza bajo el régimen capitalista, el peso del sector bajo relaciones
atrasadas es muy poco significativo. En el caso del algodón por
ejemplo, los pequeños productores componen el 53.3 por ciento del
total pero sólo cubren un 0.6 por ciento de la superficie cultivada total;
lo mismo ocurre con la caña de azúcar donde el 94 por ciento de las
55,000 manzanas cultivadas en 1975 era cubierto por la gran
explotación capitalista. La orientación comercial exportadora de la
producción comprendida en este nivel puede apreciarse en las
siguientes cifras que compara el porcentaje de la producción total que
se destina el exterior:
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
algodón
azúcar
arroz
okra
maderas
92 por ciento
61
28
100
47
(en pies tablares)
Tomando en cuenta la economía en su conjunto, la producción
englobada en esta categoría, es uno de los pilares sobre los que
descansa la base económica del país. Además de conformar un sector de
producción bastante tecnificado, su extensión es la mayor dentro del
total de tierras dedicadas a cultivos. Solamente algodón, caña de azúcar
y arroz, ocupan una área que alcanza entre 350 y 370,000 manzanas, las
cuales además corresponden a las mejores tierras del país. En relación
con la fuerza de trabajo, los tres Cultivos apuntados ocupan una cifra
que oscila entre 267 y 275,000 obreros agrícolas. Para ilustrar un poco
mejor esta relación, apuntaremos que el algodón, tanto por la magnitud
territorial que ocupa —225/250,000 manzanas—, por la fuerza de
trabajo que absorbe —180/200,000 trabajadores—, como por su
impacto en el comercio exterior del país —más del 65 por ciento de las
exportaciones agrícolas totales, constituye una de las bases sustanciales
de la extensión del capitalismo en el campo. Al mismo tiempo,
alrededor del cultivo algodonero se concentra la mayor cantidad de
recursos y esfuerzos del aparato de producción capitalista en su
conjunto: desde los créditos para habilitaciones que absorbe en un 72
por ciento; los insumos —fertilizantes, herbicidas, insecticidas—, en un
75 por ciento incluyendo en esta cifra la caña, hasta la maquinaria —
tractores, cosechadoras, etc.— ocupada en su gran mayoría en el cultivo
de la fibra. A lo cual debe agregarse todo el engranaje burocrático —
organismos, comisiones, distribuidoras— que asisten, orientan,
controlan, clasifican y comercializan para el exterior la producción
algodonera, en una diversidad y extensión tal como no existe para el
resto de la economía, coordinando y estimulando lo que constituye por
hoy, el nervio del capitalismo agrícola dependiente del país.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
c) En el capitalismo agrícola actual existe, como expresión
cristalizada de lo que constituyó la transición capitalista, un nivel de
desarrollo que podemos calificar como transicional; comprende la
explotación cafetalera latifundista y la ganadería tradicional extensiva, a
las cuales pudiéramos asimilar también el cultivo de oleaginosas como
el ajonjolí y el maní, cuyo cultivo data de la década de los cuarenta sin
que desde entonces hayan modificado los métodos tradicionales de
producción que los caracterizaban o progresado en el bajo nivel de
desarrollo de las fuerzas productivas que presentaban para la época
antes mencionada, Dentro de esta categoría encontramos desde luego, la
presencia de relaciones capitalistas de producción, los contingentes
obreros para la recolección estacional, y en general el conjunto de
factores organizacionales que articulan la empresa agrícola de tipo
capitalista; sin embargo junto a estos rasgos también encontramos
elementos característicos de la hacienda señorial y de la explotación
ociosa —relaciones signadas con matices patriarcales, limitado empleo
de técnicas modernas, baja mecanización, lo extensivo predominando
sobre las prácticas intensivas de producción—, especialmente el
aprovechamiento de fuerza de trabajo sobre la base de prestaciones de
tipo servil como la renta en trabajo, los pagos en especie, y la
proliferación alrededor del latifundio de una diversa gamas de formas
de producción tributarias y de relaciones atrasadas que surten la fuerza
de trabajo más o menos permanente, así como granos y otros alimentos
al latifundio. El latifundista, a diferencia del empresario algodonero,
cañero o ganadero de carne, actúa con estilos más tradicionales,
atrasados; se caracteriza por el ausentismo y la falta de los criterios
administrativos típicos de la plantación capitalista moderna. Este nivel
del modo de producción capitalista en la agricultura, presenta algunas
diferencias —sobre todo la producción cafetalera—, que tienen relación
con las características y el desarrollo desigual de las dos grandes zonas
donde el café se produce —el pacífico central y las regiones del Norte y
Centro del país—. En el Norte Central, donde se carece prácticamente
de una infraestructura adecuada —falta de caminos, dependencia de
animales de carga y tracción para el transporte, falta de energía, etc.—,
el latifundio cafetalero y la ganadería extensiva presentan un atraso
bastante grande, a diferencia de la zona del Pacífico, en donde las
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
facilidades de una infraestructura mucho más desarrollada, permite la
introducción de sistemas de cultivo más modernos, empleo de
fertilizantes —nulo en el Norte Central—, así como la mecanización. El
impacto económico social de la producción comprendida en esta
categoría, puede medirse por el hecho de que el café, hasta 1950 la base
de las exportaciones nicaragüenses. seguía ocupando en 1975 un
destacado lugar entre las exportaciones principales de Nicaragua, dando
ocupación a unos 100,000 trabajadores, y cubría una plataforma
territorial de 120,000 manzanas activas. Por lo que nace a la ganadería
extensiva, —producción de leche principalmente—, ocupa una de las
áreas agrícolas más grandes del país, sin embargo el aprovechamiento
de la tierra es particularmente bajo —2.6 animales por manzana como
promedio—, y la fuerza de trabajo se compone primordialmente de un
tipo de asalariado agrícola —peón y mozo colono—, marginal y
relativamente poco numeroso, si se compara con los volúmenes
masivos que demanda el algodón, la caña de azúcar o el café. Con todo,
la ganadería extensiva, regada en lo fundamental en los llanos interiores
del país —zona Central y Norte— pertenece cada vez más al nudo de la
explotación capitalista y se la vincula, bajo el control de grandes
consorcios multinacionales —PROLACSA-NESTLE—, al mercado
capitalista mundial —en 1975 las exportaciones de lácteos habían
ascendido a 1,602.8 miles de kilogrs., entre leche íntegra y crema
procesada—.
Incapaz de cubrir plenamente todos los rubros de la producción
primaria, orientado primordialmente hacia la obtención del lucro, el
modo de producción capitalista, se ha especializado en la
agroexportación, dejando a un lado las actividades productivas
relacionadas fundamentalmente con el consumo interno. Es así que los
alimentos básicos, y en general las producción de alimentos para la
población descansa en una apreciable proporción sobre la pequeña
unidad agropecuaria, atrasada, precapitalista. A pesar de su magnitud, la
pequeña producción de un modo u otro, revierte hacia el capitalismo —
principalmente a través de los canales de la circulación—, y contraída a
tierras marginales, desfavorables condiciones de producción, excluida
del crédito, técnicas, etc., se va consumiendo lentamente,
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
desprendiendo en su disolución, crecientes flujos de fuerza de trabajo
que se va subordinando al régimen del salario. Trazando un esquema
global, la pequeña producción agrícola funciona dentro del capitalismo
contrayéndose a dos modalidades principales:
i)
Las unidades de subsistencia cuya producción —generalmente diversificada— es consumida por el productor
y su familia, pero que generan un pequeño excedente no
especializado —maíz, sorgo, frijoles, plátanos, pollos.
etc.— que suelen comercializar para satisfacer mínimas
necesidades;
ii)
las unidades siempre de carácter familiar, pero
orientadas al intercambio, y por lo tanto relativamente
especializadas en la producción de alguna mercancía
agrícola cuya realización les satisface las necesidades
más imperiosas.
En ambas pesa un profundo atraso, aunque las segundas, disponen
de más medios de producción sobre todo aquellas que se dedican a
cultivar productos de exportación —algodón, café, etc.—. Las unidades
de subsistencia predominan en la región interior del país, especialmente
en el Norte; en cambio la pequeña producción mercantil se concentra en
el Pacífico, conformando un verdadero cordón minifundiario alrededor
de los centros de población más densos a los cuales surten como
principales abastecedores de granos, legumbres, hortalizas y frutas.
Estas pequeñas unidades agrícolas mercantiles constituyen una más o
menos densa capa minifundiaria —tal vez la más importante del país—
localizada entre los departamentos de Masaya, Granada, Carazo y un
poco menos, Managua. En las unidades de subsistencia se produce —y
se consume la mayor parte en el sitio de la producción—: el 46 por
ciento del maíz, 57 por ciento de frijoles, 62 por ciento de sorgo,
considerando el total de producción del país. Las unidades de pequeña
producción mercantil generan a su vez: el 35 por ciento del maíz, 30 por
ciento de frijol, 25 por ciento de sorgo, 8 por ciento de algodón, 27 por
ciento de café, y el mayor volumen de verduras y frutas.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
En la región interior del país, el número de pequeñas unidades
agrícolas precapitalistas es altamente elevado 86.4 por ciento del total
de las unidades, pero la superficie que cubren alcanza apenas el 16 por
ciento de la superficie; en la región del Pacífico constituyen el 84 por
ciento del número total de unidades registradas y sólo el 15 por ciento
de la superficie. En la región de la llanura Atlántica representan el 80
por ciento del total de las explotaciones registradas, y el 24 por ciento
del área bajo cultivo. Con todo, la agricultura campesina, ha venido
cediendo terreno a grandes pasos a la economía de tipo capitalista que,
una vez asentada en el campo con los primeros cultivos de exportación
—a partir de las últimas décadas del siglo pasado—, se ha ido
extendiendo con bastante celeridad, hasta ocupar en el sentido territorial
los mejores suelos, involucrar bajo sus relaciones —en forma
permanente, estacional o mixta— a la gran mayoría de la población
económicamente activa en el campo, y en general subordinar bajo
múltiples lazos a las formas y relaciones de producción precapitalista
que todavía subsisten.
Principales zonas de localización del capitalismo en el sector
primario
Considerado de modo global, el modo, de producción capitalista
en nuestro país, se ha estructurado con mayor acento en la región del
Pacífico, levantando todo su complejo aparato de funcionamiento —
caminos, energía, puertos, comunicaciones— y redes financieras,
comercial, de servicios, etc. Si bien se ha extendido a las demás
regiones del país, lo ha hecho de un modo un tanto intersticial, limitado
a la producción de alguna mercancía sensitiva —maderas y minerales
en el Atlántico; tabaco, maderas, en el Norte—, y apoyado sustancialmente en la infraestructura localizada en el Pacífico que logra
extender su palanca operacional sin transmitir a las zonas atrasadas
algunas ventajas suplementarias del progreso técnico.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
La base del modo capitalista en el sector primario, la constituye
pues, la región del Pacífico, donde por lo demás se concentra la mayor
parte de la población. Las ramas más importantes de la economía
nicaragüense, están localizadas en esta región:
98
93
100
47
85
100
por ciento de la producción algodonera
por ciento de la producción de caña de azúcar
por ciento de la producción de banano para exportación
por ciento de la producción de arroz
por ciento del destace de vacunos en mataderos
por ciento de la producción avícola y porcina de granjas
capitalistas
La infraestructura básica sobre la que descansa el capitalismo
agrícola, se agrupa densamente en la zona: 74 por ciento de la
superficie regada; 98 por ciento del total de tractores y maquinarias para
la cosecha; el 97 por ciento de la capacidad instalada en kilowatts del
servicio interconectado de Electricidad; el 65 por ciento de las
carreteras pavimentadas; tres de los cuatro puertos más importantes del
país; un elevado porcentaje de los medios de transporte mecanizados,
casi el total de automóviles, etc. (15). Puede explicarse tal concentración en la medida que la expansión territorial del capitalismo, sólo ha
tocado la fase de la producción —café en el Norte y Centro, segmentos
de ganadería capitalista en región interior, y puntos de explotación
maderera y pesquera en el Atlántico, con algunas minas de tipo
enclave—. En la mayoría de los casos, la producción y su organización
corre a cuenta de compañías transnacionales que remesan directamente
las mercancías por sus propios canales, y luego proceden a su
transformación industrial fuera del país, de tal manera que la
infraestructura complementaria, así como la apertura integral que en el
aspecto técnico suele acompañar a la producción capitalista, se limita a
simples instalaciones para la producción en su fase primaria —cultivo,
extracción de recursos del mar, explotación minera, etc.—.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Los principales centros de la producción capitalista primaria se
han organizado, en este sentido, bajo diferentes niveles de desarrollo de
las fuerzas productivas, influyendo de modo determinante en la
configuración económica y social del país, conformando zonas de
mayor o menor atraso, de acuerdo a la concentración de los factores
productivos, el papel que desempeñan dentro de la economía
considerada en su conjunto, volumen y valor de la producción que
generan, fuerza de trabajo ocupada, etc. Intentaremos presentar —
tomando como base el nivel de desarrollo de la producción capitalista—
, una tentativa diferenciación regional.
a) Zona occidental; comprende los Departamentos de León y
Chinandega donde se desenvuelve con mayor dinamismo la producción
capitalista agrícola y donde es más extensa. Occidente genera el 90 por
ciento de la producción algodonera, 67 por ciento de caña de azúcar —
Chinandega principalmente—, la totalidad del banano destinado a la
exportación, el ajonjolí, y más recientemente el maní para fines
industriales (16). Habría que agregar a esto, algunos importantes
porcentajes de la extracción de minerales metálicos y no metálicos —
oro, cobre, cal y canteras—. Asimismo, las explotaciones ganaderas —
históricamente la base de la economía de occidente, por lo menos hasta
1950—, se han ido remozando al influjo del capitalismo, y funciona
aún, limitada pero intensamente una ganadería capitalista que se
especializa en lácteos —León— y carne —Chinandega—.
b) Zona oriental y sur, conformada por las porciones ístmicas de
los Departamentos de Granada y Rivas en donde se constituye un centro
de capitalismo pecuario y agrícola que sigue en cuanto a nivel de
desarrollo a Occidente. Arroz de riego —altamente mecanizado—, caña
de azúcar y primordialmente ganadería intensiva de carne, constituyen
las explotaciones principales. El latifundismo tradicional como reflejo
de la constelación hacendaria colonial y señorial que tenía como centro
Granada, y más recientemente el avance del capitalismo a partir de
1960, han liquidado la pequeña producción campesina e indígena
haciéndola desaparecer casi por completo: el 3.2 por ciento del total de
explotaciones agrícolas, acaparan el 70 por ciento de la superficie
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
cultivable (17). El 10 por ciento de la caña, 14 por ciento de arroz, y
buena parte de los abastecimientos de carne para la exportación y el
consumo de los mataderos capitalistas se producen en esta zona. Las
prácticas intensivas de producción —excepción de la caña sobre todo
para época de zafra—, influyen en la relativamente baja proporción de
fuerza de trabajo asalariada.
c) Zona central oeste, integrada por los Departamentos de
Managua y Carazo cuya producción y nivel de desarrollo la sitúan en
una tercera categoría. Si descontamos el enorme peso e importancia de
Managua, donde el capitalismo agrícola y pecuario ha cedido terreno a
la industria y al comercio así como al aparato administrativo del
capitalismo, los rasgos que se conforman en este departamento son
bastante similares —por lo que hace a la actividad agrícola— al
departamento de Carazo. El nudo fundamental de la producción lo
constituye la explotación cafetalera cuyos antecedentes en ambos, se
remontan al siglo pasado, habiendo sido justamente los departamentos
donde se extendió primero la empresa cafetalera, y por lo tanto la
original organización capitalista agrícola orientada al mercado
capitalista mundial. En esta zona la producción de café —30 por ciento
del total— es enteramente generada en grandes unidades latifundiarias
que no obstante, se encuentran mejor organizadas y desarrolladas que
las del Norte Central (18). Otro rasgo común de esta zona es la
coexistencia con las unidades agrícolas capitalistas —caña, algodón,
ganadería intensiva, arroz—, de un amplio conglomerado de pequeños
productores mercantiles que, bajo relaciones atrasadas y en regímenes
de cooperación familiar, abastecen la zona con verduras, granos y
frutas. La gravitación del capitalismo es mayor en Managua donde se
produce el 14% de la caña de azúcar, 6 por ciento del algodón, y buena
parte de la producción ganadera de leche —haciendas intensivas—. Al
mismo tiempo, las granjas avícolas y porcinas se localizan en lo
principal en esta zona, donde además están ubicados los más grandes
complejos de extracción de minerales no metálicos —cal, cemento,
hormigón y arena—. El contingente de proletarios agrícolas que laboran
en esta zona, aunque bastante más reducido si se compara con la zona
occidental, es uno de los más avanzados tanto por su mejor
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
organización cuanto por el hecho de que buen número de obreros
fabriles, de la construcción, artesanos y pequeña burguesía que caen en
la desocupación, son absorbidos en la actividades primarias.
d) Zona central-norte, después de la llanura y litoral Atlánticos,
esta zona conformada por los Departamentos de Matagalpa, Jinotega y
parte de Boaco, es la más extensa del país, y al mismo tiempo una de
las que soportan en mayor escala y densidad modalidades de
producción atrasadas. En primer lugar, es la región donde se concentra
el nivel de la producción capitalista agrícola de tipo transicional —café
y ganado de leche para procesamiento—, originadas en latifundios de
gran magnitud territorial que combinan las prácticas extensivas con
ciertas técnicas y métodos modernos; en segundo término, donde las
relaciones de producción capitalistas aparecen entreveradas con una
diversidad de matices precapitalistas y serviles, y donde una proporción
bastante considerable de la población agrícola —aunque de todas
maneras tributaria del capitalismo— se atrinchera en una economía
campesina de pequeña parcela, desde donde parte una importante
afluencia de fuerza de trabajo estacional para la cosecha cafetalera.
Desde el punto de vista de la producción y su carácter, es la zona de
agricultura tradicional más importante del país; el gran volumen de la
producción cafetalera, la fuente por excelencia de leche cruda —para
procesamiento—, y si se quiere, la producción de granos —maíz,
sorgo— de mayor envergadura, parten de esta región cuyo primitivismo
puede ser explicado por una serie de factores entre los que determinan,
la difícil geografía de altas montañas, la prolongada estación lluviosa, la
marginalidad respecto a las redes de comercio, su falta de
infraestructura; y en general, por el hecho de que las actividades
productivas muy lentamente han modificado los parámetros de la
explotación señorial cerrada que predominaba en Nicaragua en el siglo
pasado, así como porque el avance del capitalismo —primordialmente a
través del café—, tuvo un carácter intersticial y siempre refrenado por
las condiciones externas de demanda y precio que no le permitieron
abrir plenamente las fronteras cerradas del latifundio tradicional, ni
remover con profundidad las bases de la ampliada economía cerealista
de tipo campesina que vino a originar con su lenta descomposición, la
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
diversa coloratura de relaciones atrasadas que reacondicionaron la
organización social de la producción en estas regiones.
e) Zonas con intersticios capitalistas; concentrado fundamentalmente en la región del Pacífico, habiendo penetrado parcialmente
las regiones del Norte Central, el modo de producción capitalista se
proyecta hacia todas las regiones del país de un modo intersticial y con
niveles desiguales de desarrollo de las fuerzas productivas. En primer
término, distinguimos los intersticios capitalistas muy definidos en la
zona norte del país, concretamente en los departamentos de Estelí,
Madriz y Nueva Segovia que concentran fa totalidad de la producción
capitalista de tabaco, dan lugar a varios complejos madereros, y donde
se produce un 12 por ciento del café; con menos peso, pero con algún
grado de modernización se desenvuelve la crianza de ganado para carne
(19).
De manera más puntuada, debemos señalar la extensión del
capitalismo en las regiones del Atlántico en donde sólo recientemente
—excepción hecha de los tradicionales enclaves minero y maderero—
se ha organizado la producción tecnificada de arroz, caña de azúcar, así
como la extracción en gran escala de productos del mar. De igual modo,
pero en menor grado, encontramos intersticios capitalistas —ganado de
carne, y arroz— en las regiones ribereñas del Departamento de Río San
Juan.
C) El modo capitalista de producción en la fase industrial.
El capitalismo penetró y se expandió en Nicaragua
superponiéndose a una economía bastante primitiva y muy atrasada, de
la cual no era resultado histórico y tampoco fruto del desarrollo interno
de las fuerzas productivas y la división social del trabajo, sino un
sistema impuesto por las necesidades del mercado mundial en
expansión. La producción manufacturada estaba, al momento de la
irrupción del capitalismo agrícola, en manos de los artesanos de las
pequeñas ciudades y la producción rural doméstica —ruedas de
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
carretas, carretas, aperos, cuerdas, etc.—. De allí se abastecían los
sectores populares, mientras la oligarquía terrateniente y comercial,
satisfacía sus necesidades en la mayor parte, a través de importaciones
provenientes de Europa. El mercado interno de manufactura era muy
incipiente y de origen artesano; al extenderse el capitalismo la industria
artesanal no experimentó mayores cambios, dado que la producción
agrícola capitalista se destinaba al exterior, y era ajena casi enteramente
al mercado interior y por otro lado, los requerimientos industriales,
maquinaria, etc. se importaban en su totalidad contribuyéndose con ello
a ensanchar la brecha entre agricultores e industria, y a deprimir desde
su origen a la débil manufactura nacional. Si los cultivos de exportación
determinaron la instalación de algunas plantas de beneficiado o
refinado, éstas no tuvieron mayor repercusión para el desarrollo de la
industria y más bien se inscribían en la misma línea —extensiva,
estacional, ineficiente— de los cultivos de exportación, trabajando una
parte del año, empleando muy poca fuerza laboral, y preparando
mínimamente el producto para exportarlo como materia prima. La
expropiación masiva de tierras a los pequeños campesinos que fueron
convertidos por lo mismo en la fuerza de trabajo para el capitalismo
agrícola, creó efectivamente un conglomerado proletario necesitado de
comprar con sus salarios los medios de subsistencia que antes producían
en la agricultura, y por lo tanto un sector de mercado para el
capitalismo; sin embargo los salarios —cuando los hubo—, eran tan
reducidos y el consumo, las más veces extraído de la producción
marginal de los latifundios —plátanos, frijoles—, tan precario, que el
mercado interior creado por el capitalismo nunca fue amplio, o estable
como para estimular la producción industrial y remozar por lo tanto los
niveles primitivos de la manufactura artesanal.
Puede señalarse como puntos aislados y excepcionales, las
industrias de cierta envergadura, con densa concentración obrera,
división del trabajo y organización típicamente capitalistas que existían
en los inicios del capitalismo agrícola —y del capitalismo general—, en
Nicaragua las minas, explotadas como enclaves por compañías yanquis,
y el ingenio azucarero, son prácticamente las pocas que pueden
mencionarse bajo esa categoría hasta las primeras décadas de este siglo.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Durante todo este período, incluyendo la década de los 50, después de
la consolidación del capitalismo agroexportador, las condiciones de
profundo atraso y estancamiento de la industria, no sufrieron más
alteraciones que las correspondientes a un desenvolvimiento vegetativo.
La estrechez del mercado, el entreguismo de los grupos dominantes,
dóciles y obedientes a los dictados del imperialismo que, en 1944 llegó
a decretar expresamente el rol que imponía a Nicaragua en la división
internacional del trabajo: producir materias primas e importar
manufacturas, mantuvieron a la producción industrial en niveles
artesanales como modalidad organizativa predominante (20).
Durante la primera mitad del siglo, elevándose por encima de la
producción artesana, sólo podían encontrarse unas pocas industrias
importantes, por lo mismo constituidas como monopolios, en rubros
básicos: textiles, fósforos, cemento, cigarrillos, textiles, azúcar y
alcohol. La mayoría de ellas gestadas por el dictador Somoza García, y
el capital extranjero. Asimismo, la evolución natural de algunas
unidades artesanas había constituido industrias pequeñas y medianas
que ya engendraban en su desenvoltura, concentraciones todavía
incipientes de fuerza de trabajo proletaria fabril, casi enteramente
dedicada a la producción tradicional de alimentos, vestuario y muebles,
siempre en escala reducida, y en todo caso constituyendo apenas un
sector adelantado de la amplia y predominante industria artesanal.
Todavía para 1963, funcionaban en el país más de 15,000 pequeños
establecimientos artesanos que originaban más del 80 por ciento de la
producción industrial bruta, y una proporción aún mayor en las famas
tradicionales —tostaduría, panadería, calzado, muebles, etc. (21).
Las crisis cíclicas del capitalismo mundial —en especial la gran
depresión de los años treinta— en muchos países indujeron un proceso
de sustitución de importaciones que se tradujo en la conformación de
cierta industria nacional, pero en Nicaragua donde faltaba la
infraestructura social, tradición manufacturera, redes de distribución y
un mercado siquiera mínimo para la industria de escala, y donde la
economía era esencialmente —como la población activa—, agrícola,
tales crisis significaron la agudización de la dependencia respecto del
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
imperialismo norteamericano. La burguesía agrícola orientó en esas
coyunturas su actividad hacia la expansión de la explotación
latifundiaria, para compensar en cantidad lo que la baja de los precios
en el mercado mundial le hacía perder, afirmando con ello la
configuración agrícola-exportadora de la economía capitalista local. Por
lo demás las desalentadoras condiciones internas para compensar con
una industria nacional el deterioro de la capacidad de adquirir las
mercancías necesarias que se compraban en el exterior, —deterioro
originado precisamente por el bajo precio de las exportaciones—,
cerraron las alternativas de canalización de la riqueza acumulada por la
burguesía agroexportadora, hacia las inversiones manufactureras que no
presentaban una segura ventaja lucrativa, ni daban las mismas
facilidades de manejo empresarial propias de la simplificada
explotación de tipo latifundiario más accesible para una clase
dominante educada en los patrones de una estructura señorial.
Es hasta la década del 60 que Nicaragua, incorporada a la
estrategia global trazada por el imperialismo para conjurar efectos en
América Latina de la Revolución Cubana —Alianza para el Progreso,
Mercado Común para Centroamérica—, que comienza a desarrollarse
un proceso de sustitución de importaciones sobre la base de la
industrialización. Para los fines “integracionistas”, se asignaba a
Nicaragua la especialización industrial en dos áreas específicas:
sustancias químicas y productos metálicos. Lo que estaba, ciertamente
bajo la demagogia imperialista, era el hecho de que la expansión de la
manufactura correría por cuenta de las empresas multinacionales que
fincarían a lo largo de la década de los 60, un complejo de filiales
dedicadas al mero etiquetado, envasado y mezclado. En este sentido, al
igual como se superpuso el capitalismo agro exportador a la estructura
hacendaria tradicional en el siglo pasado, la industrialización de factura
yanqui, vino a superponerse con todo el aparato financiero, tecnológico
y magnitud de empresa, sobre la estructura industrial
predominantemente artesana, estancada y sumida en el atraso.
Industrialización significó de este modo, mayor subordinación y
profundización de la dependencia económico respecto del imperialismo
que si ejercía el control monopólico del comercio exterior de Nicaragua
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
—exportaciones e importaciones—, pasó a manipular directamente la
producción de los rubros industriales bajo el amparo de las ventajas
comerciales e impositivas que otorgó el mercado común.
Abiertas las compuertas para la invasión de las empresas y los
capitales yanquis y con el estímulo de condiciones espectacularmente
favorables que garantizó el gobierno somocista, la cuota original de
producción de Nicaragua se fue diversificando aceleradamente, hasta
contemplar los grandes proyectos industriales —Refinería de Monkey
Point, puerto petrolero, Papel-celulosa—, pasando por una amplia gama
de industrias conectadas con los recursos naturales y la producción
primaria: procesamiento de productos agrícolas, alimentos, textiles,
confecciones, etc. La industria local, en la situación de atraso que
señalábamos, vino a hacer crisis ante la competencia de las filiales
yanquis incomparablemente más poderosas, desarrolladas y
tecnificadas. Operando en condiciones más ventajosas, bajo prácticas
monopólicas, las industrias norteamericanas pasaron a eliminar y
engullir una buena porción de la manufactura local —casos ilustrativos,
el de Galletería Cristal, Aceitera Corona, METASA, Cerámica Industrial (CERISA), absorbidas total o parcialmente por Nabisco, United
Brand, U.S. Steel, American Standard, respectivamente—. La
dominación norteamericana y su participación en el engranaje
capitalista de la manufactura, y desde luego en el proceso de
industrialización ha sido determinante. Si se expresa de manera más
contundente con la presencia de las finales de compañías yanquis en
todas las ramas de la producción industrial, se manifiesta igualmente en
el control de las finanzas, la participación privilegiada y muchas veces
mayoritaria en las principales empresas, y en última instancia, en el
control monopólico de los abastecimientos de maquinaria, insumos,
materias primas, artículos semielaborados para la industria “local”.
En todo caso, es importante destacar que la industria capitalista de
Nicaragua —al igual que ocurre con la agricultura— no ha sido
diseñada para satisfacer necesidades internas. La mayoría de las
unidades manufactureras de reciente instalación producen en función
del mercado centroamericano; algunas de ellas inclusive exportan hacia
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
mercados fuera del área; y sobre la línea de esta tendencia, la
manufactura que caracteriza a Nicaragua constituye un verdadero
enclave para el cual los componentes nacionales se limitan a la simple
plataforma territorial y al aprovechamiento de la mano de obra barata
—ejemplo ilustrativo lo da la “Zona Franca Industrial” bajo cuyo
amparo podrán las empresas multinacionales producir sin ninguna
restricción, impuestos, etc., al mercado mundial—.
Concentrado el capitalismo industrial en la producción exportable
—agroindustrias, químicos, metálicos—, las ramas de la construcción, y
buena parte de alimentos y productos de consumo básico quedan en
manos de las industrias artesanales. Así ocurre especialmente en la
rama de alimentos, confección de ropa, y cada vez en menor medida,
muebles, calzado, etc. El modo de producción capitalista ha ido
copando en los últimos años algunas de estas ramas, desplazando a la
manufactura artesana, aunque impedido por su orientación dependiente
y su artificialidad, para pasar más allá de una penetración limitada que
no ha excluido la importante función que todavía desempeñan las
formas y relaciones de producción atrasadas en la manufactura
destinada al consumo popular. Esto pasa con más intensidad en las
áreas rurales, donde la circulación de las mercancías, se ve obstruida
por la inexistencia de un aparato distributivo que se limita a los
agiotistas centros de compra-venta —ratas y comisariatos—, y al
comercio de buhonería, y por lo que justamente la antigua industria
doméstica rural permanece con apreciable vigencia, generando desde
algunos alimentos —dulce de atado, hornados de maíz, quesos,
tostaduría, etc.—, hasta utensilios domésticos e instrumentos de
labranza y aperos —ollas, vasos, arados y carretas, monturas de cuero,
cuerdas, etc.—.
En todo caso, la singular proporción numérica de las unidades
artesanales y la industria rural doméstica, se contrapone a la reducida
proporción del valor industrial que genera: 94 por ciento de las
industrias totales, son artesanas y producen tan sólo el 10 por ciento del
valor agregado por la industria, mientras el 6 por ciento restante, es
decir, la industria capitalista, genera el 90 por ciento del valor agregado
por la industria a la producción nacional global (22).
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
La localización de la industria capitalista se concentra
abrumadoramente en la zona del Pacífico, donde aprovecha la
infraestructura que había conformado el capitalismo agrícola —café,
banano, algodón—. El 80 por ciento de las industrias de escala, se
localizan en los Departamentos de Managua, Chinandega y León —y
sólo recientemente, Granada—. Pero la concentración principal se ubica
en Managua que retiene el 67 por ciento de las industrias, generando el
60 por ciento de la producción manufacturera total (23). De tal manera,
esta conformación territorial vino a profundizar el desequilibrio y la
desintegración existente entre el Pacífico y las demás regiones del país,
reafirmando la gravitación capitalista de una, contra el atraso y
estancamiento de las otras.
Tratando de resumir lo más notable; la significación que ha tenido
para Nicaragua la organización de un segmento manufacturero
capitalista se expresa en dos fenómenos socioeconómicos muy notables,
por un lado la estructuración de una sólida capa proletaria de tipo fabril,
por otro, la profundización de la hegemonía imperialista sobre la economía del país. En primer orden, la industria en su avance ha creado un
fuerte contingente de fuerza de trabajo asalariada —alrededor de 70,000
obreros incluyendo construcción y servicios a la producción—, que ha
variado cualitativamente la correlación social que existía en Nicaragua,
antes de 1950 Considerando el relativamente bajo número de población
económicamente activa total —un poco más de medio millón—, la cifra
que representa el proletariado industrial es altamente significativa, pero
lo más importante de su aporte social consiste en que es el grupo social
mejor organizado —la misma organización social de la producción le
imprime esa cualidad—, más concentrado, con un desarrollado instinto
de clase que lo impulsa resueltamente a combatir a la burguesía, y al
régimen social opresivo. Muestra de ello son las grandes huelgas de la
construcción, hospitalarios, trabajadores en la rama textil y del calzado,
etc., cuyo auge y desarrollo ha alcanzado altos niveles más propiamente
a partir de los años 70.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
En segundo término, el proceso de industrialización dependiente
abierto en las dos últimas décadas, ha traído como resultado la ruptura
de la industria nacional propiamente considerada, y la subordinación de
todo el plano de la producción industrial respecto de las empresas
transnacionales. La ampliación del capitalismo en la industria, ha
venido así a intensificar la desintegración existente entre los sectores
productivos, a medida que se consumen cada vez más materias primas
importadas —el 100 por ciento en la industria química y los productos
metálicos—, se orienta cada vez más claramente las mercancías hacia el
mercado externo, y se ,desarrolla la propiedad foránea de las unidades
manufactureras, propiedad que se extiende a los nudos estratégicos de
la producción: financiamiento, maquinaria y tecnología, redes de
distribución, propaganda, etc. En su conjunto, la crisis y la profunda
dependencia de la industria se expresa a nivel del comercio exterior, al
comprobarse que mientras el valor de la manufactura que se agrega a la
producción nacional es de 2,090.6 millones de córdobas —datos de
1974—, las importaciones para la industria alcanzaron a sumar en el
mismo año, una cifra 10 millones más alta (24).
Los diferentes niveles de desarrollo del capitalismo en la industria.
La tendencia general de la producción en Nicaragua, es la de
organizarse bajo relaciones capitalistas. No obstante, como vimos atrás,
la actividad manufacturera se encuentra desigualmente desarrollada. Por
una parte encontramos industrias con un alto nivel de desarrollo de las
fuerzas productivas, y por otra, un ampliado segmento artesano; y aún,
en el seno del sector industrial capitalista hay diferencias de tamaño y
escala de la unidad, tecnología, ocupación, etc. Asimismo, desde el
punto de vista territorial, hay ciertas zonas como la del Pacífico —
destacando Managua— donde la concentración industriales mucho más
acusada que en el Norte y Centro, y todavía más respecto al Atlántico
donde en una muy extensa zona —la mayor del país—, apenas
funcionan unas pocas unidades manufactureras. La conformación
industrial de Nicaragua, tal como se presenta hoy, ha sido el producto
de un largo proceso sólo explicable mediante la historia económica del
país.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Partiendo de las condiciones que prevalecían en Nicaragua en el
siglo pasado, cuando la economía se estaba desenvolviendo en los
marcos de la producción mercantil simple, la manufactura se
desarrollaba principalmente alrededor de los centros mineros y
agroindustriales —añil, curtiembres, minas y aserraderos—, ubicados
un tanto dispersamente, en la zona de Rivas, Chontales, León, Nueva
Segovia y un poco menos en el Atlántico. Dentro de las pequeñas
ciudades, con menos dinamismo, se localizaban las unidades artesanas
tradicionales de herencia colonial dedicadas a la producción de
alimentos, zapatos, herrerías, sombreros, etc., muy primitivas y tan
estancadas como las mismas poblaciones, salvo en unos pocos casos
como Rivas y León, donde la artesanía apoyaba al mismo tiempo las
actividades agropecuarias de cierta magnitud —jabón; velas y otros
derivados de la ganadería, tabaco, telas de algodón criollas, etc.
Al penetrar y extenderse por la agroexportación —de café
principalmente—, el capitalismo vino a concentrar el grueso de los
esfuerzos locales, en la producción y exportación masiva del grano,
rompiendo al mismo tiempo los todavía débiles pero progresivos lazos
de complementación e intercambio entre agricultura e industria. El
capitalismo deprimió la industria local, y colocó al país contrariamente
como un nuevo polo de colocación de manufacturas y maquinarias
provenientes del exterior, en tal forma que, por mucho tiempo, la
industria nicaragüense propiamente dicha no llegó a superar los niveles
artesanales, y sólo se desarrollaba en algunos puntos del país —con
modalidades de enclave—, actividades extractivas, aserrado de maderas
para exportación y beneficiado de café y caña de azúcar. En este sentido
no es extraño que para 1950 encontráramos, a partir de las condiciones
creadas al amparo de la producción capitalista algodonera de gran
volumen, dos planos bastante definidos en el sector industrial: Las
industrias de enclave ligadas fuertemente a la extracción y explotación
de productos primarios —metales y madera—, ubicadas en las
despobladas regiones de la extensa llanura Atlántica, junto a ciertas
grandes industrias de tipo monopólico —ingenio azucarero, alcohol—
ubicadas en algunos puntos de la región del Pacífico; y en el otro plano,
la artesanía de ciudad, muy generalizada, complementándose para
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
satisfacer a la población urbana con la subsistente industria artesanal
indígena que venía operando en la periferia de algunas ciudades
importantes como León, Masaya y Matagalpa, desde la época del
colonialismo español.
En tal sentido, cuando se comienza a estructurar en Nicaragua un
sector industrial de carácter capitalista y extenderse bajo las
condiciones establecidas por el mercado común centroamericano, se
produce efectivamente, una superposición de niveles industriales, donde
al lado de las modernas unidades productivas diseñadas por los
inversionistas y las compañías multinacionales yanquis, en función del
mercado regional, seguían operando muy atrás —desde el punto de
vista tecnológico y acaso histórico—, los estratos de la manufactura
tradicional. Desde el punto de vista económico social, es importante
señalar, aún cuando sea en forma descriptiva, los distintos niveles en el
desarrollo de las fuerzas productivas que resultan en Nicaragua, al
introducirse en la industria la modalidad capitalista dependiente.
a) La industria moderna tipo “filial”. Se ubica en el nivel más
desarrollado del capitalismo en la industria y por lo tanto, es la que de
manera más organizada e intensiva explota la fuerza de trabajo y saquea
la riqueza nacional. Está constituida por un grupo de unidades de
reciente instalación que casi totalmente son operadas de modo directo
por empresas norteamericanas. Se trata de industrias que producen con
un alto grado de mecanización, elevada tecnología —muy por encima
de las capacidades del país—, compleja división del trabajo; todo ello
mediante la inversión de fuertes capitales que llegan a concentrarse con
una densidad de un millón de córdobas y más por cada hombre
ocupado, las mayores, y hasta 100,000 córdobas y más por cada
trabajador, las menores (25). A este nivel, el aprovechamiento de la
capacidad instalada llega a ser elevado; los medios de producción, casi
todos los insumos y una gran parte de la materia prima empleada, son
importados. Las ramas de la producción copadas por este tipo de
industria son: sustancias químicas —11 filiales—, productos metálicos
y refinado de petróleo. Entre las más importantes señalamos: Atlas
Chemical Industries, Hércules Co., Pennwalt Chemical Corp., Stauffer
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Chemical Co., United Brands, Monsanto Chemical. En metales básicos:
U.S. Steel Corp., Rheem Intel. En la rama de petróleo y sus derivados:
EXXON.
Aunque la tecnología y mecanización de estas industrias tiende a
reemplazar y disminuir la fuerza de trabajo, concentran no obstante, una
cantidad importante de obreros calificados. La refinería ESSO, por
ejemplo, concentra 450 trabajadores; dos de las industrias químicas —
Polycasa y Hercasa—reúnen 310 obreros; una de las unidades en la
rama de minerales no metálicos, 250.
La importancia económica —en términos de valor de la
producción—, de las industrias comprendidas en este nivel, puede
medirse al atender a la elevada participación que tienen en el aporte
industrial al Producto Interno Bruto: 22 por ciento en 1973 (26). Sin
embargo su mayor significación radica en el carácter neurálgico de la
producción que tales industrias controlan. No sólo son una fuente
determinante de insumo s para el capitalismo agrícola e industrialfertilizantes, insecticidas, combustibles, resinas, etc., sino también un
área estratégica a través de la cual el capital extranjero mantiene un
control apreciable sobre la base económica del país.
b) Industria dependiente; constituida por el sector de manufacturas
que sólo recientemente ha sido infiltrado por el capital foráneo. Aunque
la mayor parte de ellas han crecido a través del proceso de integración
económica regional, una porción se había establecido a partir de los
años cincuenta, dedicándose al procesamiento de bienes primarios —
agroindustrias, pesca, etc.—, tanto para exportación como para el
consumo local, así como producción de bebidas, textiles, aceite, etc.,
casi exclusivamente para el consumo interno. Este tipo de industrias se
caracteriza por la mayor relevancia que en la composición orgánica del
capital, tiene la fuerza de trabajo por sobre el aparato físico de la
unidad; aunque se trata de empresas de gran magnitud, la densidad de
capital invertido no alcanza proporciones extraordinarias, oscilando
entre 60 a 100,000 córdobas por hombre ocupado (27). En esta
categoría cabe pues, un importante y mayoritario sector de la manufac-
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
tura, que agrega la mayor parte del valor de producción industrial, y
concentra el más numeroso contingente de proletarios fabriles.
Orientado principalmente al mercado interno, representa el marco y la
base económica de la burguesía local, aunque no por ello se encuentra
este sector a salvo de las múltiples infiltraciones del capital imperialista,
dado que en los últimos años, la irrupción de las filiales yanquis, sobre
todo en la rama de agroindustrias para alimentos, ha desplazado a
muchos productores locales:
United Brands, aceite vegetal; Booth Fisheries, pesca; General
Mills, harina; Nestlé, productos lácteos; Quacker Oats, Avena; Cukra
Development (United Brands), oleaginosas y okra; Nabisco, galletas;
MJB Co. de San Francisco, café soluble, etc. (28). Su más aguda
dependencia radica en la total subordinación tecnológica respecto a los
suplidores transnacionales, no limitándose a la maquinaria y al proceso
de producción, sino también a los repuestos y al mantenimiento, y en
muchas de las unidades a, los insumas y materias primas importadas —
caso de los textiles, calzado, bebidas gaseosas, etc.—.
Dentro de este nivel, incluimos: Fábricas textiles, algunas de
calzado —Rolter, Sandak, Chontal—, tabacaleras, las industrias
procesadoras de madera como Celta de Nicaragua —española—,
Plywood, y C.M.O.; dentro de la rama de alimentos: productos lácteos y
derivados, azúcar, café soluble, procesamiento de carne, aves, pescado,
etc. También dentro de esta categoría, incluimos a las grandes empresas
constructoras.
c) Industria media tradicional; en un estadio más atrasado del
desarrollo industrial capitalista se encuentra un sector de la manufactura
que fue superando lenta pero progresivamente, los moldes de la
organización artesanal, asimilando dentro de ciertos límites, prácticas
capitalistas. La mayor parte de estas industrias de tipo medio, se
concentran en las ciudades más pobladas del país, principalmente
Managua, dedicándose a ramas tradicionales: panadería y tostaduría,
cuero, muebles, imprentas, laboratorios y elaboración de cosméticos,
aserraderos, calzado y ropa. El número total de estas unidades se
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
aproxima a 500; la ocupación media oscila entre 10 y 20 trabajadores, y
en ellas la fuerza de trabajo dada la baja mecanización, técnicas
atrasadas, poca densidad de capital, constituye el eje fundamental de la
producción.
d) Pequeña producción de tipo artesanal; dentro del sector
manufacturero, constituye el plano más extenso cubriendo el 90 por
ciento del número total de unidades productivas, regadas a lo largo y
ancho del país, y situándose como la típica industria de las pequeñas
poblaciones. En su organización predomina la cooperación familiar
cuando se trata de la industria de tipo doméstico —dulces y almíbares,
cestería y cordelería, así como la amplia gama de alimentos populares—
, y la cooperación social artesana, cuando se trata de la pequeña
manufactura de taller —calzado, ropa, panadería, herrería, etc. Desde
luego, tanto la organización como las relaciones de producción
prevalecientes en la pequeña producción, sólo muy excepcionalmente
se asimilan al modo de producción capitalista; por el contrario la gran
mayoría, pertenece a formas y relaciones atrasadas que vienen subsistiendo como resabios de la artesanía comunal indígena y la antigua
manufactura característica de la villa colonial, cuyo sustrato común es
la ausencia de medios de producción mecanizados, el limitado proceso
de transformación de la materia prima, la rudimentaria división técnica
y social del trabajo, y el reducido número de operarios sobre cuya
habilidad manual descansa la esencia de la producción industrial.
Cerramos la exposición del estudio de los niveles propiamente
productivos de la sociedad nicaragüense, sin detenernos por razones de
espacio en el análisis del nivel de los servicios. Con todo, creemos
haber expuesto los rasgos más generales de la base económica de
Nicaragua y las características del modo de producción capitalista que
en ella predominan. Si nuestro esfuerzo contribuye a la discusión o es
base para trabajos mas profundos, el objetivo del presente estudio
quedará satisfecho.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Indicadores Económicos, Vol. I, No. 1, Cuadro No 7. Departamento
de Estudios Económicos. Junio 1975. Banco Central de Nicaragua.
2. Informe Anual 1972/1973, p. 291, Banco Central de Nicaragua.
3. Ibid. pp. 188, 234.
4. CONAL (Comisión Nacional de Algodón). En base a las boletas de
inscripción correspondientes a la cosecha 1975/1976.
5. Tomado de: CONAL, Op. cit.
Censos Nacionales 1971, Vol. 111, Características Económicas.
6. Tomado de: CONAL, Op. cit.
Informe de UNASEC “Tenencia de la Tierra en Nicaragua”. Anuario
Estadístico 1973 (Convenio B. Central de Nicaragua, Ministerio de
Economía, Industria y Comercio), p. 248.
7. CONAL, Op. cit.
8. Boletín Semestral Enero-Junio 1975. No. 49. Departamento de
Estudios Económicos, Banco Central de Nicaragua, p. 21.
9. Informes Anuales del Banco Central de Nicaragua. Años 1970 y
1972/1973.
10. Boletín Semestral No. 49 (Op. cit.), pp. 22, 23.
11. Tomado de: Indicadores Económicos. Año 1975.
Departamento de Estudios Económicos, Banco Central de Nicaragua.
Cuadros 7 y 8. UNASEC, “Situación y Problemas del Sector
Agropecuario de Nicaragua”, p. 25.
12. Boletín Semestral No. 49, Op. cit., p. 27.
13. En Base a: Boletines Estadísticos B. Central. Años 1972 a 1975.
UNASEC, “Situación...”, Op. cit. Análisis y Proyecciones del
Desarrollo Económico. (Nicaragua). Naciones Unidas. CEPAL, 1966.
14. Tomado de: Anuario Estadístico 1973. Op. cit.
Boletín Semestral Enero-Junio 1973. No. 45. Banco Central de
Nicaragua.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
15. Tomado de: Nueva Geografía de Nicaragua. Jaime Incer Barquero.
Editorial Recalde. Managua 1970. Informes Anuales. Banco Central
de Nicaragua. Años 1970, 1972/1973, pág. 337
16. Anuario Estadístico 1973. Op. cit., págs. 240 y ss., págs. 250 y ss.
17. Ibid.
UNASEC “Tenencia...”
18. Anuario Estadístico 1973, Op. cit., págs. 246 y ss.
19. Ibid.
20. “Nicaragua: Economic
Washington D.C. 1944.
Development
and
Investment”,
IDC,
21. CEPAL, Op. cit., pág. 125.
22. Directorio Industrial de Nicaragua. 1972. Departamento de Estudios
Económicos. Banco Central de Nicaragua.
23. Directorio Industrial 1974. Oficina Ejecutiva de Encuestas y Censos.
Convenio B. Central. Ministerio de Economía, Industria y Comercio.
Abril 1975. Principales Indicadores Económicos. 1972. Banco Central
de Nicaragua.
24. Indicadores Económicos. Vol. I, No. 2. Julio 1975. Departamento de
Estudios Económicos. B. Central de Nicaragua. Cuadro No. 8.
25. PREALC (Programa Regional de Empleo para América Latina y el
Caribe) Tomo I. Situación y perspectivas del Empleo en Nicaragua.
O.I.T. 1973. Cuadro VIII—9
26. Informe Anual. 1972/1973. Banco Central de Nicaragua, pág. 307.
27. Ibid, pág. 25.
28. Nicaragua. Naclas Latín America Empire Report. Vol. X No. 2.
Febrero 1976.
IV. EL CARÁCTER DE LA INTERVENCIÓN IMPERIALISTA
EN NICARAGUA
Los propósitos de la política imperialista norteamericana en
relación a los países latinoamericanos, en contados casos han producido
daños tan excepcionalmente profundos como en Nicaragua. No vamos a
subestimar en ningún caso las diversas lesiones ocasionales, las
distorsiones más o menos agudas producidas en el curso económico o
en la capacidad de decisión nacional de todos y cada uno de los países
de América Latina como resultado de la acción imperialista. Al
examinarse los últimos setenta y cinco años de historia de Nicaragua, y
ser observada la postración del país en lo económico y en lo político tal
como transcurre en el momento de hoy, encontramos que Nicaragua es
junto a Puerto Rico, atado a la imposición colonial, y Panamá, lesionada
profundamente en su soberanía e independencia económica al soportar
un enclave militar estratégico, el control de su vía interoceánica y la
captura de una considerable porción de patrimonio territorial, uno de los
países más claramente afectados por las formas brutales de dominación
de tipo colonial que el imperialismo norteamericano se empeña en
mantener con agresiva terquedad todavía en este último cuarto del siglo
veinte (1).
Sin contar las numerosas y diversas intervenciones
norteamericanas que se remontan hasta mediados del siglo pasado,
Nicaragua ha enfrentado agresiones armadas directas; primero en 185557, cuando en la búsqueda de su conformación territorial, los Estados
Unidos pretendieron extender sus fronteras hasta Centroamérica, y más
tarde en la era del imperialismo, cuando para asegurar la invasión de los
empréstitos y la óptima colocación del desbordante capital financiero,
junto al control monopólico del comercio mundial y el tráfico
interoceánico, amagaron los procesos nacional reformistas de Zelaya en
1909 y del constitucionalismo liberal de 1912 desembarcando la
infantería de marina y procediendo a arrasar en nombre del capital
financiero, las principales ciudades nicaragüenses. Hasta 1933, es decir,
por más de dos décadas, las tropas norteamericanas colocaron a
Nicaragua en una situación virtualmente colonial que el imperialismo
aprovecharía para imponer al país un oneroso tratado canalero,
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
arrancarle posesiones territoriales en el Atlántico y el Pacífico, y
someterlo a una planificada expoliación económica que colocó bajo el
control privado de ciertos capitalistas yanquis, el Banco Nacional, los
ferrocarriles y vapores, los ingresos fiscales y desde luego, los recursos
naturales y los productos de exportación más importantes. Si Nicaragua
no perdió entonces lo que desde el punto de vista jurídico-político
pudiéramos denominar su configuración republicana, fue en parte
decisiva por la tenaz resistencia patriótica que el pueblo, tanto en 1912
con Benjamín Zeledón, como en 1927-1933 con Sandino, opuso a la
intervención armada imperialista (2).
A partir de 1933, y particularmente con la instauración de la
dictadura militar somocista que usurpa los poderes públicos desde 1935,
el imperialismo norteamericano cuenta con el mecanismo políticoadministrativo y armado, que garantiza la continuidad de la dominación
y la defensa de los intereses vitales yanquis, sin tener que recurrir a la
agresión militar descubierta, a los aparatosos desembarcos cada vez más
expuestos a la repulsa internacional y a la hostilidad de los pueblos
agredidos. La dictadura militar somocista, que es la expresión local del
imperialismo norteamericano, fue concebida, organizada, llevada al
poder y reforzada recurrente mente por el imperialismo con el
propósito de encontrar una modalidad políticamente “aceptable” y
militarmente eficaz para asegurar el control de tipo colonialista que
ejercen en Nicaragua. Aunque en apariencia las administraciones
somocistas tratan de rodearse con los rasgos supraestructurales típicos
de los estados liberal-burgueses —ejecutivo, legislaturas, cortes,
algunos códigos, etc.—, el carácter esencial de la dictadura militar
somocista, su inequívoco propósito, su razón de ser, consiste en servir
como gobierno de intervención. Su base de poder descansa, antes que
en cuerpo alguno, en la Guardia Nacional, aparato de fuerza justamente,
organizado, entrenado, apertrechado y dirigido por el ejército y la
marina de los Estados Unidos, bajo una concepción de fuerza
expedicionaria y de ocupación. Orientada exclusivamente a reprimir
internamente, y en lo fundamental persiguiendo la defensa de los
intereses geopolíticos y económicos del imperialismo en Nicaragua, el
ejército de la dictadura militar se proyecta al mismo tiempo, como una
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
pieza vital del imperialismo en Centroamérica, y más allá como un
instrumento suplementario de agresión contra otros pueblos. Ejemplos
manifiestos de esta modalidad imperialista de intervención que tiene un
centro singularmente activo en Nicaragua, lo constituyen: la agresión
contra el pueblo y gobierno de Guatemala en 1954, contra el pueblo
Cubano en la invasión mercenaria de Playa Girón en 1961, contra el
pueblo Dominicano en 1965, contra el movimiento cívico militar que
depuso en 1972 al dictador Sánchez Hernández —que incluyó el
empleo de la Fuerza Aérea de Nicaragua (FAN)—; más tarde, Somoza
apoyado por el ejército de la dictadura. sería factor decisivo para burlar
la voluntad del pueblo de Guatemala en las elecciones tras las que se
impuso fraudulentamente a Eugenio Laugerud. Por otro lado, los brotes
nacionalistas surgidos en los últimos años en Honduras alrededor de
reformas al agro y otras medidas de matiz independiente, han concitado
el repudio manifiesto de la dictadura y sus allegados, y un flujo
intolerable de presiones, advertencias y amenazas contra el gobierno
hondureño se endereza desde las cortes somocistas, aunque en el fondo
los verdaderos intereses en juego corresponden a las empresas
multinacionales afectadas por las reformas, y al Departamento de
Estado.
La excepcional continuidad de la dictadura militar somocista, sólo
es explicable cuando se la ubica precisamente como una pieza vital de
la estrategia contrarrevolucionaria del imperialismo que asegura la
dominación yanqui en Nicaragua, y proyecta sus tentáculos hacia los
países del área, convirtiéndolo en una fuerza de choque. El hecho de
que por otra parte Somoza esté involucrado fuertemente en un complejo
de negocios a nivel de toda la región, lo convierte en un poderoso
interesado en mantener —junto a los círculos oligárquicos que se
reparten las ventajas locales de la explotación financiera, industrial y
agrícola—, el módulo de la explotación.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
A) Los intereses básicos del imperialismo en Nicaragua
La situación virtualmente colonial en la que se encuentra
Nicaragua, parece tener una explicación en dos niveles sustanciales de
vitales intereses del imperialismo:
a) La posición geográfica de Nicaragua, cuyo control ha permitido
al imperialismo el aseguramiento de objetivos estratégicos: monopolio
del comercio interoceánico, reforzamiento de la “seguridad nacional”
contando con puntos sensitivos de prevención ante eventuales ataques
provenientes de potencias “extracontinentales”; aseguramiento del flujo
de materias primas producidas al sur del istmo que en caso de guerra
podrían conducirse a través de una relativamente defendible ruta,
mientras se mantiene el control de los recursos naturales y la
producción básica de Nicaragua en función de alimentar la industria de
guerra de los Estados Unidos, papel jugado concretamente por
Nicaragua durante la Segunda Guerra Mundial —minerales, madera,
caucho, alimentos—, y durante la agresión yanqui al pueblo coreano en
1950 —algodón— (3).
b) El interés económico que Nicaragua representa para el
imperialismo tanto como mercado de capitales y productos
manufacturados, como fuente de lucro a través de la explotación de sus
recursos, el control de su comercio exterior, las modalidades de
sustracción intersticiada a lo largo del ciclo de la producción —
préstamos, maquinarias, insumos, comercialización y realización, etc.—
y aún más allá, el empleo del país mismo como plataforma económicoterritorial —superpuestos, referías gigantescas, descomunales planes
turísticos, zonas “libres” industriales para proyectos de gran escala
productiva—, que aprovecharía las “ventajas políticas”, mano de obra
barata, ausencia total de restricciones, etc. Con ello las compañías
multinacionales estarían acondicionadas para operar a bajos costos de
producción, teniendo un próximo y abundante depósito natural de
materia prima, elementos suficientes para lograr un óptimo nivel de
competitividad a nivel del comercio mundial.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
A lo largo de la historia de las agresiones imperialistas, ambos
intereses se han presentado entrecruzadamente, coincidiendo del mismo
modo como coinciden para la existencia del imperialismo, los intereses
propiamente “estatales” —defensa, seguridad, monopolio de rutas
comerciales—, con los intereses económicos “privados” de las
compañías y casas bancarias imperialistas; o dicho de otro modo, el
interés público está en función y se explica, mientras cumple
satisfactoriamente el interés de las empresas imperialistas que son en
suma, el nervio del sistema imperial. Si no se tiene en cuenta esta
relación dialéctica, podríamos comprender poco, la naturaleza y el
carácter de las intervenciones norteamericanas en Nicaragua: Cuando
en 1909, al intervenir para derrocar a Zelaya, alega el Departamento de
Estado, estar protegiendo la seguridad y los principios sustentados en la
Constitución de Estados Unidos, estaba ocultando el principal elemento
que precipita realmente la intervención, a saber, la negativa rotunda del
gobierno de Zelaya a aceptar los préstamos y tolerar las inversiones que
los capitalistas norteamericanos necesitaban colocar como una forma de
dar solución a la escasa redituabilidad del capital en un área que por ese
tiempo se encontraba bastante saturada —Los Estados Unidos de la
preguerra—. La exigencia capitalista para saltar a la etapa superior
imperialista, suponía resolver todos los obstáculos para la invasión de
las inversiones norteamericanas. Cuando en 1927, Henry L. Stimson
declara que la intervención armada yanqui protege, antes que nada la
seguridad de los Estados Unidos —predicamento ante el cual la opinión
pública norteamericana es muy sensible—, de hecho lo que estaba
asegurando en Nicaragua, eran los intereses de las compañías
norteamericanas más afectadas por los sucesos armados de 1926: Cukra
Development, Cuyamel y United Fruit, Bragmans Bluff Lumber, Los
Angeles y Rosario Minning, Smelting and Refining, etc.
Ello no quiere decir que, en determinados períodos y bajo ciertas
condiciones, entre los intereses estratégicos y los puramente “privados”,
el imperialismo haya lanzado la intervención y toda su maquinaria
motivado primordialmente por uno de estos intereses antes que por el
otro. En el fondo la violencia imperialista, como toda violencia basada
en la apropiación individual de la riqueza socialmente producida, como
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
lo afirmaban Marx y Engels, siempre tiene una raíz en la obtención de
la ganancia, en la mayor ventaja económica.
FASES DE LA DOMINACIÓN IMPERIALISTA
Dicho esto, podemos intentar prefigurar una síntesis, aunque
descriptiva, de la política intervencionista del imperialismo en
Nicaragua, ello nos ayudará a explicar el carácter que toma hoy la
intervención yanqui, y entender la naturaleza y el papel que
corresponde a la dictadura militar somocista, inscribiéndola como un
fenómeno
originado
precisamente
por
las
intervenciones
norteamericanas:
a) Fase inicial de la dominación imperialista (1909-1917).
Comprende en primer término, la eliminación de los obstáculos para
cumplir los planes de sometimiento económico, y dar cabida a los
empréstitos e inversiones que presionaban desde los Estados Unidos,
para colocarse masivamente fuera de su mercado territorial. La
modalidad de intervención no puede ser más típicamente imperialista,
desembarco de fuerzas armadas, derrocamiento de los gobiernos de
Zelaya primero, y de José Madriz después; el país sufre la ocupación
total, mientras los representantes del gran capital yanqui llevan a cabo
en forma programada el control global de la economía del país. Los
empréstitos de 1911, y luego los de 1912, aparejados por una reforma
monetaria ejecutada por la intervención, ponen en las manos de los
banqueros yanquis la propiedad del Banco Nacional, el ferrocarril y los
vapores, las recaudaciones aduaneras; mientras tanto una “Alta
Comisión” compuesta en su mayoría por norteamericanos controla las
finanzas del país; el presupuesto de gastos del gobierno no puede
exceder de las cantidades que le fija el Departamento de Estado.
Consumada la dominación económica y financiera, Nicaragua se
convierte además en una pieza estratégica como plataforma de invasión
imperialista a nivel continental, al arrancársele mediante la firma del
oneroso Tratado Chamorro Bryan, una parte considerable de su
territorio para el establecimiento de bases militares, así como la opción
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
perpetua a favor de los Estados Unidos de la vía interoceánica por
Nicaragua. Los intereses estratégicos —defensa, control monopólico del
comercio y la navegación interoceánica.— y los propiamente
económicos, ambos elementos inseparables de la política imperialista se
ven asegurados en Nicaragua mediante el empleo de la intervención
armada; (4).
b) Fase de consolidación y administración (1917-1925). Se
institucionaliza la intervención norteamericana, pasando el ejército
yanqui a ocupar las funciones públicas más sensitivas del país. La
riqueza generada por las exportaciones es captada por los banqueros
norteamericanos a través de agencias de comercio ad-hoc, tales como la
Compañía Mercantil de Ultramar, apéndice del Banco Nacional...
norteamericano; las empresas del Estado son dirigidas por
norteamericanos; las riquezas naturales y los productos básicos, minas,
maderas, banano, etc., son explotados por enclaves imperialistas sin
ninguna restricción. Aunque el ejecutivo está formalmente presidido
por un político conservador “criollo”, su ámbito de influencia no va más
allá de ejecutar los planes yanquis y acceder a las instrucciones de los
representantes del Departamento de Estado y del Ministro Americano.
Nicaragua no es otra cosa que una colonia yanqui.
c) Fase de dominación intermediaria (etapa organizativa 19331950). A partir de 1933 las tropas yanquis se ven obligadas a abandonar
el país luego de ser sucesivamente derrotadas a lo largo de los casi siete
años que dura la lucha por la Liberación Nacional y que en lo
fundamental impugna el orden de tipo colonial en que se encuentra
Nicaragua bajo la dominación norteamericana; el proyecto de
subyugación económica, el carácter de pieza estratégica incorporada al
sistema de defensa de los Estados Unidos que hasta entonces jugaba
Nicaragua, vienen a dar al traste ante la tenaz y patriótica resistencia
nacional que encabeza Sandino. Al mismo tiempo una generalizada
repulsa internacional denuncia la naturaleza agresora y criminal de la
intervención militar de los Estados Unidos. Nuestro país, estimulado a
través de la lucha armada contra los marinos yanquis, emprende la tarea
de recobrar su determinación soberana y afirmar su indeclinable
derecho a la recuperación de la nacionalidad postrada por la
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
intervención que venía prolongándose por dos décadas. El imperialismo
se ve obligado a evacuar sus fuerzas de Nicaragua, no sin antes
maniobrar en el sentido de dejar asegurados sus intereses vitales. El
proyecto de reaseguramiento emprendido por el Departamento de
Estado consistió en preparar cuidadosamente y con sentido de largo
plazo, un instrumento de dominación que al mismo tiempo que
garantizara eficazmente la continuidad de sus intereses vitales, estuviera
a cubierto de la manifiesta hostilidad que en Nicaragua había madurado
para con las más mínimas expresiones de presencia norteamericana.
Este instrumento de típica factura imperialista fue la dictadura militar
somocista que, desde un principio, fue dotada de una selecta fuerza
militar calcada de los moldes organizativos de ocupación propios de las
fuerzas norteamericanas, aunque integradas por elementos reclutados de
los estratos del lumpen local. La dictadura militar somocista inaugura
todo un período de postración nacional; mientras los lazos de
dependencia se van profundizando y el país va perdiendo su fisonomía
nacional, la represión contra las organizaciones obreras, campesinas,
estudiantiles, y cualquier manifestación de signo progresista, se torna
particularmente aguda y a escala masiva. Durante este período el
comercio exterior de Nicaragua será monopolizado por los Estados
Unidos que captan más del 90 por ciento de las exportaciones y
suministran una proporción igual de los abastecimientos externos. La
economía de Nicaragua es incorporada a los planes de guerra de los
Estados Unidos, suministrando materias primas y alimentos. Las
agencias de “desarrollo” norteamericanas imponen a Nicaragua, por su
parte, un plan regulador que la convierte en un satélite con proyecciones
de subordinación a largo plazo al asignarle (5):
i) el exclusivo papel de suministrar productos agropecuarios y
materias primas;
ii) como contrapartida, limitarse a la producción industrial de
alimentos por mediación de las industrias tradicionales existentes, y
adquirir los productos manufacturados y bienes de capital, etc., en los
reservorios norteamericanos acrecentados por la producción industrial
masiva que estimuló la Segunda Guerra.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Tal esquema de “desarrollo” encuentra una expresión significativa
en el período de posguerra, cuando la política económica somocista
lanza al país a la producción masiva del algodón que, en principio, se
destina a apoyar en lo material los planes de agresión imperialista
contra el pueblo de Corea. Al mismo tiempo, la expansión altamente
desequilibrada del cultivo algodonero representó para Nicaragua un
elemento decisivo para la afirmación subordinada de la economía al
mercado norteamericano hacia el que se dirigieron las exportaciones
totales de la fibra, y desde donde partió toda la infraestructura técnica,
mecánica, los insumos, etc., necesarios para la producción algodonera.
d) Consolidación de la Dictadura y las nuevas formas de
Dominación imperialista (1960-1974). A partir de 1960, aún reciente el
triunfo de la Revolución Cubana, Nicaragua es incorporada a la
estrategia global contrarrevolucionaria destinada a evitar la propagación
del fenómeno cubano. Para ello, el imperialismo implementa a nivel
regional, el Mercado Común Centroamericano. Al mismo tiempo, a los
planes puramente económicos, seguirían una serie de medidas complementarias de orden “social”: reformas agrarias, distribución del
ingreso, reformas tributarias, y en otro sentido, el remozamiento de la
brutalidad militar con el ascenso de gobiernos de fachada civilista.
Como es sabido tanto en Nicaragua como en los demás países
latinoamericanos, la Alianza, fue un rotundo fracaso; las reformas
propuestas no podían remover las bases de sustentación principal de las
clases dominantes, y aún menos en el caso de Nicaragua, donde el eje
gubernamental se mueve alrededor de los intereses económicos de gran
magnitud acumulados por la dinastía somocista y sus aliados, la gran
oligarquía terrateniente, y la burguesía financiero-industrial ligada
fuertemente a la posesión de considerables dominios territoriales. Por
otra parte, por influjo del Mercado Común, se inició el proceso de
industrialización sustitutiva que vino a abrir más que una vía de
desarrollo nacional, la puerta ancha para el establecimiento masivo de
firmas norteamericanas de operación multinacional las cuales
aprovechándose de las ventajas y franquicias de la zona de libre
comercio y el arancel mínimo común externo, pasaron a controlar los
rubros de producción industrial más importantes, instalando plantas de
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
simple etiquetado, mezclado y envasado, mientras adquirían al mismo
tiempo como un contrasentido, buena parte de las industrias
tradicionales que operaban con anterioridad; tal fue el caso de Aceitera
Corona, adquirida por United Brand, Fábrica de Galletas Cristal,
absorbida por Nabisco, METASA, adquirida por U.S. Steel, Industria
Cerámica S.A., controlada hoy por American Standard, etc. (6).
Diseñadas para operar en países que han alcanzado un alto grado
de división del trabajo, las industrias que se instalaron dentro del
MERCOMUN, siguieron dependiendo en lo fundamental de los
abastecimientos de materias primas semielaboradas importadas;
trayendo como consecuencia, una circular descapitalización y una
dependencia todavía más aguda. El hecho de que las plantas que se
fincaron en el territorio fueron desde un comienzo privilegiadas con
exenciones de gravámenes, libre convertibilidad y ningún control sobre
sus remesas al exterior, ocasionaron una mayor atadura respecto al
financiamiento externo que incluso pasó a cubrir los crecientes déficits
presupuestarios del gobierno. Para ilustrar lo afirmado arriba, mientras
en el período 1951-58, la composición de materia prima e insumas
importados en la producción industrial oscilaba entre el 17 y 28 por
ciento respectivamente, a partir de 1960 sube al 30 por ciento, y una
década más tarde. sube aceleradamente hasta ocupar el 47 por ciento en
calzado y vestuario; maderas y corcho 36 por ciento, manufacturas
cuyos componentes se encuentran abundantemente en el país. En otros
productos como derivados petroquímicos, productos farmacéuticos, la
proporción de materia prima importada sube hasta el 100 por ciento y
96 por ciento respectivamente. De otra parte, el déficit comercial de
Nicaragua, sólo considerados los intercambios dentro del
MERCOMUN, ha ido creciendo paulatinamente hasta colocarse en una
cifra que asciende a 245 millones de córdobas, según datos del año
1974 (7). Si en 1960, la deuda externa de Nicaragua ascendía a unos 18
millones de dólares, la cifra correspondiente a 1970 se había elevado a
200 millones, y para 1975, Nicaragua tenía una deuda externa del orden
de los 900 millones de dólares, teniendo por contratar un paquete de
750 millones adicionales (8).
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
Ni los planes imperialistas tendentes a conjurar la creciente
agitación popular mediante la aplicación de programas reformistas, ni el
proceso de industrialización a nivel regional, surtieron más efectos que
agudizar y afirmar la dependencia estructural de las economías
centroamericanas respecto a la metrópoli imperialista. Sin un mínimo
nivel de cambios que tanto los grupos inversionistas extranjeros como
locales, se negaban a implementar, se vislumbró el enfoque original
“desarrollista” deja Alianza, como impracticable, y lo peor aún mucho
más propicios para crear las condiciones económicas y sociales para
impulsar la violencia revolucionaria que, en Nicaragua, había dado
comienzo con particular empuje a partir de 1958; ya en 1967, el
movimiento revolucionario, pasadas las primeras y duras experiencias,
entraba en fase de consolidación, amenazando de muerte al aparato de
dominación conformado por el imperialismo. Es de este modo que,
estando en peligro la continuidad de los intereses vitales del
imperialismo, y conscientes de que su pieza regional más fuerte, era
paradójicamente, el eslabón más débil frente a la violencia
revolucionaria, los Estados Unidos variaron su estrategia reformista
quitándose la fachada demagógica para pasar a depender en lo
fundamental del empleo de la más encarnizada violencia
contrarrevolucionaria. En 1967, o más bien desde ese año, Anastasio
Somoza Debayle, paradigma de la represión, educado políticamente en
los cuarteles de la tiranía, era impuesto en la Presidencia de Nicaragua.
Su tarjeta de presentación fue la masacre contra una manifestación
popular el 22 de enero del mismo año que segó la vida de más de
trescientos ciudadanos. Una serie de medidas adicionales completan la
estrategia contrarrevolucionaria que el imperialismo aplica en
Nicaragua (9):
a. La implementación de vastos programas de contrainsurgencia,
matizadas con proyectos de Acción Cívica:
b. El reforzamiento de la capacidad material y técnica de la
Guardia Nacional; AID, deja a un lado su respetabilidad desarrollista
para suministrar todo un arsenal de contrainsurgencia y represión
interna: helicópteros, equipos de comunicación militar, instrumentos de
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
tortura dotados del personal especializado para enseñar su empleo; al
mismo tiempo se dedica a transformar la policía y los cuerpos de
seguridad, en aparatos modernos para la lucha contra la “subversión”;
c. La guardia Nacional de Nicaragua, pasa a formar parte del
Consejo de Defensa Centroamericano, instrumento de coordinación
militar regional, creado con el propósito de integrar la “ayuda militar”
en un sólo programa tendente a uniformar a los ejércitos
centroamericanos, dentro de una filosofía de contrainsurgencia y
“acción cívica”, pero sobre todo, para asegurar una eficaz coordinación
con los altos mandos militares del imperialismo.
La nueva imposición de la dictadura somocista coincidió con la
crisis del MERCOMUN; sin otra reforma que el recrudecimiento de la
represión y al contrario un creciente desnivel en la distribución del
ingreso, descapitalización nacional, introducción de tecnología
ahorradora de fuerza de trabajo, aumento de la desocupación, y en un
plano más general la anarquía consustancial al modo capitalista de
producción, pusieron una barrera insalvable a la expansión del mercado
interno regional que había llegado a su límite. El conflicto entre
Honduras y El Salvador, acabó por disolver el MERCOMUN. El flujo
de capitales e inversiones norteamericanas que masivamente habían
invadido el país, en los años sesenta, se detuvo espectacularmente a
partir del 70. Para muchos inversionistas estaba claro que las
posibilidades del MERCOMUN estaban saturadas.
Es precisamente a partir de estos años que se inicia en Nicaragua
la penetración de capitales imperialistas no tradicionales: los buscadores
de fortunas fáciles, asociados al juego, la hotelería y el turismo, el
tráfico de estupefacientes, y en suma la constelación de negocios sucios
vinculados orgánicamente a la mafia yanqui, a los cubanos gusanos, y
por encima a la delincuencia gubernamental de los Estados Unidos cuya
expresión clásica era justamente la administración de Richard Nixon.
Sin una penitente preocupación por las “reformas sociales” y con una
fuerte simpatía por las dictaduras militares asociadas, estos
inversionistas saltaron hacia Centroamérica para levantar junto al juego
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
y sus ramas características, grandes proyectos e inversiones que
convertirían en la práctica a los países centroamericanos, en una base
territorial de operaciones para la exportación y el comercio de
productos y servicios que giraban en un rango tan amplio como el
petróleo refinado, el níquel, sangre, drogas, turismo, bolas de beisbol,
hasta la explotación del lecho marino. En Nicaragua el representativo
de esta corriente empresarial un tanto abigarrada resultó ser Howard
Hughes. Rápidamente organizó con Somoza como socio, la Refería y el
superpuesto petrolero de Monkey Point, la canalización de la ruta Río
San Juan Xolotlán asociada al comercio de cabotaje y al turismo, la
renovación de los equipos de LANICA, empresa aérea propiedad de
Somoza, y otros proyectos similares. Al parecer esta “alternativa” ante
el fracaso del MERCOMUN y el alejamiento relativo de los nuevos
inversionistas, ya estaba siendo promovida por AID, aunque con la
oposición no manifiesta de los círculos financieros tradicionales —la
oligarquía financiera de la costa Este—, como Rockefeller, Morgan,
Kennedy y otros quienes veían como una competencia demasiado
peligrosa para sus propias inversiones en Centroamérica la asociación
de capitalistas tipo Hughes con los militares del área, apoyados además
por las agencias de desarrollo imperialista, las Embajadas, y por el
propio Nixon, metido también en el negocio. Precisamente el
Embajador Turner Shelton, había sido empleado de confianza de
Hughes, y Nixon había accedido a colocarlo en Nicaragua para facilitar
las cosas al propio Hughes. La nueva estrategia resultante debía
promover el turismo, producciones agro comerciales, explotaciones “no
tradicionales” y la explotación intensiva de recursos no renovables. Esta
modalidad no necesitaba de reformas domésticas, sino la simple
estabilidad de los gobiernos militares. Su rasgo dominante es la
militarización de la política y la institucionalización de los métodos de
contrainsurgencia. En este aspecto la estrategia yanqui no difería en
nada de la aplicada en Vietnam (10).
Ante esta nueva situación era un hecho que la fisonomía regional
y nacional había pasado a ser un orden ilusorio. En Nicaragua las
concesiones ultra soberanas otorgadas a Hughes, sólo comparables a las
que en Guatemala daban la explotación del níquel a la EXMIBAL, y los
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
grandes proyectos extra nacionales, colocaban al país como un apéndice
político-económico no tanto sólo de la economía norteamericana en su
conjunto, como de las mismas compañías trasnacionales.
Reforma y Contrarrevolución: nueva alternativa del Imperialismo y
la Dictadura.
Al finalizar el año 1974, un 80 por ciento del valor
correspondiente a la producción industrial total, estaba en manos de
empresas norteamericanas que dominaban las áreas estratégicas de la
industria —petroquímica, química, productos farmacéuticos, clorsalina,
madera y caucho, minas y metales—. Al mismo tiempo, cuatro bancos
importantes de los Estados Unidos —Chase, First National of Boston,
Wells Fargo y Morgan Guaranty Trust—, dominaban el área de las
operaciones agrícolas, industriales y buena parte de las construcciones e
inversiones inmobiliarias; colocados a la cabeza de los pulpos
financieros de la burguesía —Banco Nicaragüense y Banco de
América—, o asociados directamente con Somoza, se infiltraban por
todos los intersticios de la economía nacional. Sin tener en cuenta el
hecho de que la producción industrial básica y la agroindustria, están
copadas por firmas norteamericanas, la economía nicaragüense se
encuentra en un agudo grado de dependencia:
a. En el nivel financiero: las principales fuentes de capital
provienen de bancos “privados” norteamericanos. Los préstamos que
conceden son en primer lugar a corto plazo “préstamos duros” y con
altas tasas de interés, mucho más altas que las corrientes aplicadas por
instituciones internacionales. El gran volumen de préstamos de este tipo
han sido un poderoso factor de descapitalización y deterioro de la deuda
pública externa de Nicaragua, hasta tal punto que incluso las agencias
de ayuda internacional se reunieron en Julio de 1974 para considerar la
situación de Nicaragua, expresando alarma por las dudosas
posibilidades de pago que ofrecía.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
b. En el nivel de la producción: La economía nicaragüense
depende principalmente de la producción de bienes de origen
agropecuario. Sin embargo tal producción no se revierte a la economía
nacional, al formar parte primeramente de la división internacional
capitalista del trabajo. Apenas un 6 por ciento de la producción
algodonera —la principal exportación— se manufacturaba en el país,
un porcentaje todavía menor se procesaba en el país. Por otra parte. la
producción depende del aparato tecnológico mecánico suministrado por
firmas norteamericanas; los insumos —fertilizantes, herbicidas,
pesticidas, etc—, son adquiridos en el exterior o simplemente
mezclados en el país por sucursales de firmas transnacionales. Otro
tanto ocurre con la producción industrial: Desde la maquinaria,
repuestos, tecnología, hasta un buen porcentaje de la materia prima
empleada, la industria depende del abastecimiento externo. Una gran
parte de la industria nacional está atada a los royalties, mientras tanto el
área estratégica de la producción industrial está prácticamente
monopolizada por firmas norteamericanas.
c. El comercio exterior en su parte sensitiva —exportaciones de
algodón, café, carne y azúcar—, está controlado por compañías
transnacionales, siendo el destino final de la producción del mercado
capitalista mundial, en un gran porcentaje, los Estados Unidos. Las
cuotas, el sistema de precios, el costo y las calidades están sometidos de
manera total a la voluntad de los grandes compradores. Un porcentaje
del valor generado por los trabajadores nicaragüenses se transmite al
gran capital imperialista a través de los canales del intercambio. Por
otra parte, el papel asignado a Nicaragua como productora de materias
primas, además de desvertebrar la complementariedad de los sectores
productivos que muy poco intercambian entre sí, la ha marginado de la
producción de medios de producción que le son suministrados desde el
exterior, cortando la posibilidad de generar una tradición tecnológica
interna capaz de adaptar por lo menos las maquinarias y técnicas
diseñadas para otras economías y realidades, a las condiciones del país.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
d. En el nivel de la distribución y los servicios, Nicaragua es
altamente dependiente. No posee medios de transporte adecuados y
depende de las flotas multinacionales o del tráfico aéreo en menor
escala. Las casas comercializadoras imperialistas captan un gran
porcentaje de la producción y manejan el flujo de importaciones. El
sistema de comunicaciones, la publicidad, televisión, etc., están
insertados al aparato internacional de los grandes consorcios
norteamericanos.
Hasta 1974, la tónica general de la economía nicaragüense, en
nada había cambiado respecto de los planes de sometimiento y
expoliación económica trazados por el imperialismo desde principios de
siglo, y las modificaciones introducidas eran más que nada re
adecuaciones cíclicas según las nuevas condiciones de la producción y
los requerimientos del mercado capitalista mundial. Fracasadas las
reformas y la demagogia democrática de los primeros años de la
Alianza, Nicaragua seguía dominada por el imperialismo a través de la
dictadura militar somocista reforzada por la cuantiosa asistencia de los
programas de ayuda militar, la capacitación del ejército y los aparatos
represivos. La filosofía de contrainsurgencia y el control de la situación
interna para favorecer la estabilidad de los intereses e inversiones
yanquis, había modelado todo un estilo basado en la cruda aplicación de
la violencia contrarrevolucionaria, matizada suplementariamente con
programas de acción cívica, control de la natalidad, asistencia médica,
vacunaciones y otros amortiguadores, más o menos inútiles —pero
eficaces como medio de captar el grado de descontento—, que no
casualmente se practicaban a escala masiva en las zonas de operaciones
del movimiento guerrillero. El 27 de Diciembre de 1974, el FSLN
mediante una acción eminentemente política ocupa la casa de un
connotado agente somocista deteniendo a un grupo relevante de
funcionarios del régimen y miembros de la familia Somoza. El impacto
de la acción a nivel nacional y el apoyo manifiesto de la población,
pusieron al descubierto la descomunal debilidad política de Somoza el
cual tuvo que acceder a todas las demandas exigidas por el FSLN. La
acción precipitó la crisis de la dictadura somocista a nivel político, lo
que coincidió con la agravación de las condiciones de vida de las
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
masas, el desabastecimiento de productos de primera necesidad, la
carestía de la vida y la desocupación. Un sentimiento de desconfianza
recorrió los niveles de la administración somocista y las filas de rango
de la Guardia Nacional. Al mismo tiempo en Washington, Nixon era
arrojado de la Casa Blanca, y con él los funcionarios implicados en los
negocios sucios, entre los cuales estaba comprendido el Embajador
yanqui en Nicaragua, Tumer Shelton, socio-empleado de Hughes y
socio también de Somoza al cual prestó un apoyo incondicional sólo
comparable al que su homólogo Tomás Whelan brindó al padre del
dictador actual.
Los escándalos del terremoto dentro de las que Somoza jugó un
papel protagonista disponiendo para sí y sus allegados la ayuda externa,
levantaron una ola de críticas internacional, el Departamento de Estado
se veía constreñido a adoptar medidas más sutiles y convincentes para
seguir apoyando a Somoza. Entre estas medidas estaba la de cambiar al
Embajador norteamericano tal que implicara más un cambio de estilo
que de política. La misión del nuevo Embajador consistiría —según
fuentes del Departamento de Estado—, en alterar la imagen de total
identificación de los Estados Unidos con Somoza, y poder maniobrar
con cierta facilidad en el caso que algo marchara mal respecto al
dictador. Sin embargo, la misión diplomática en Nicaragua, confiada a
una estratega del Departamento de Estado, vinculado fuertemente a
Rockefeller, al Consejo Nacional de Seguridad y a la CIA, parecía más
importante. En crisis el Mercado Común, impugnada la presencia
norteamericana con el Canal de Panamá, e iniciándose algunas
manifestaciones de nacionalismo en el mismo Panamá y más cerca en
Honduras, los Estados Unidos tienen en la dictadura militar somocista
un intermediario bastante fuerte, influyente en el área, y capaz de
enfrentar —como lo ha hecho— situaciones desagradables para los
Estados Unidos dentro de la región. Por otro lado la situación
singularmente desfavorable para el imperialismo, contraída al avance
del campo socialista, los movimientos nacionales del Tercer Mundo, y
la correlación favorable a las fuerzas progresistas en los organismos
internacionales como las Naciones Unidas, unido a ello el avance de la
ola nacionalista en América Latina, no permite al imperialismo
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
deshacerse con facilidad de piezas tan especialmente vitales como la
dictadura militar somocista cuyo escandaloso alineamiento con la
política exterior imperialista había sido declarada por el mismo Somoza
(11).
Al avanzar el movimiento revolucionario y agudizarse la crisis de
la dictadura militar, el Departamento de Estado ha diseñado una política
de emergencia para el caso de Nicaragua, cuyos ejecutores no son otros
que el Embajador yanqui recién nombrado James Theberge quien actúa
como inspirador, y el propio Somoza cumpliendo su tradicional papel
de instrumento del imperialismo. La estrategia de emergencia comienza
a aclararse en su formulación general que consiste en una combinación
planeada de reformas de cierto corte burgués y de escaladas represivas,
en una suerte de síntesis de la vieja política “Aliancista” y la estrategia
de militarización y contrainsurgencia de los años 67-70, con la
diferencia que en esta alternativa, la acción directamente estatal
sustituye a los alegres empresarios locales de los años sesenta, y la
política económica se centra más que en el desarrollo industrial, en la
promoción de proyectos agrícolas de gran envergadura dirigidos
principalmente hacia el campesinado; los pequeños productores
artesanales e industriales y el comercio minorista también se ven
incluidos en los planes de promoción pero en menor escala. Los planes
imperialistas contemplan la creación de una importante área de
economía cooperativa de carácter agrícola que comenzaría a
organizarse a partir de las zonas más expuestas al trabajo político del
movimiento revolucionario, esto es el Norte y la zona Central del país.
Con todo, está claro que el énfasis principal —entre reforma y
contrarrevolución— lo lleva el empleo de la violencia, e incluso los
programas “cooperativistas” están diseñados para asegurar eficazmente
el control de la población en las unidades productivas que, de este modo
pasarían a ser una variante de las aldeas estratégicas que los yanquis
aplicaron en Vietnam; no de otro modo se explica la inclusión de
“bancos de información” sectorial en las áreas comprendidas dentro del
programa, cedulación, y desde luego elección de zonas “explosivas”
como primera prioridad.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
La parte operativa del programa estratégico está confiada a una
institución especialmente modelada por los asesores norteamericanos
denominada rimbombantemente Instituto de Bienestar Campesino
“INBIERNO”, el cual operaría como un Ente autónomo multisectorial
que contaría con la asistencia directa de todos los Ministerios
vinculados con la economía, el Banco Nacional, INFONAC, Banco
Central, y otros. Tras INBIERNO, se encuentra UNASEC (Unidad de
Análisis Sectorial) sucursal de planificación agrícola de AID que fue la
que diseñó el proyecto (12).
Al mismo tiempo una pléyade de organismos del Estado, entre los
que descollan el Ministerio de Agricultura, Trabajo, Banco Nacional,
etc., se empeñan por su lado a contribuir con la fachada demagógica,
implementando programas de asistencia popular, préstamos, asistencia
técnica, mejoramientos salariales y “vigilancia” en el cumplimiento de
normas laborales, mientras los mecanismos partidistas de la dictadura
militar se empeñan en movilizar propaganda orientada a difundir la
nueva imagen “social” del gobierno de Somoza.
Para poner en movimiento el programa de “pacificación” las
agencias yanquis han entregado la suma inicial de 100 millones de
córdobas, y un numeroso equipo asesor coordinado por el Director de
AID en Nicaragua Robert Culbertson, quien posee una experiencia
acumulada en este tipo de programas aplicados precisamente en países
“explosivos”, Vietnam, Perú (1965), y Guatemala (13).
La otra cara de la moneda, la escalada represiva, ha sido puesta en
práctica con mayor anticipación que las reformas “Sociales”. Desde
enero de 1975 que coincide con la toma del poder por Somoza para
otros seis años de gobierno, el país se encuentra bajo el estado de sitio y
la Ley Marcial, lo que significa la suspensión de todas las libertades y
derechos individuales, incluida la libertad de reunión e información. El
ejército de la dictadura ha lanzado sucesivas escaladas represivas contra
la población de los departamentos occidentales, Chinandega y León, y
del Norte, Nueva Segovia, Madriz y Estelí, manteniendo al mismo
tiempo una persecución estable y el estado de terror en las zonas
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
aledañas al sector de operaciones guerrilleras —Matagalpa y Jinotega—
, donde numerosas familias han desaparecido, muchas de ellas
asesinadas, o reducidas a los campos de concentración y cárceles
colectivas que funcionan en Río Blanco, Cuscawas, Bilampí y
Matagalpa. (14).
La presencia de tropas y asesores yanquis es notoria, y ha puesto
de manifiesto que en última instancia el comando dirigente de la
Guardia Nacional sigue siendo norteamericano, al igual que en los
primeros años de creación de este cuerpo. Es importante dejar claro que
la intervención norteamericana está tomando en Nicaragua una forma
cada vez más directa y progresivamente militar. Las bases militares
norteamericanas dislocadas en distintos puntos —Zona Norte, Sede
Militar en el centro de Managua, y Puerto Cabezas—, son una muestra
de esa presencia. A la dependencia de tipo económico que extrae de la
órbita nacional la riqueza que se produce socialmente en Nicaragua, a la
dominación intermediaria que en el plano político-militar ejerce el
imperialismo a través de la dictadura somocista, se unen las
modalidades aún no generalizadas pero intolerables, de la intervención
armada yanqui. Es contra esa intervención y contra su expresión local
que se enfila la lucha de los nicaragüenses.
Apuntes sobre desarrollo económico y social de Nicaragua
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Cronología incompleta de las intervenciones de los Estados Unidos
en Nicaragua Mimeografiado, mayo 1976.
2. Imperialismo y Dictadura, Jaime Wheelock Román, Ed. Siglo
XXI, México 1976, Cap. V
3. Conference of Comission of Interamerican Development, “Nicaragua: Economic Development and Investment”. I.D.C.,
Washington D.C., 1944
4. Ensayo sobre el Imperialismo en Nicaragua
Carlos Quijano, Editorial Sandino, Montevideo, 1970, Cap. I y II
5. Conference of Comission... ob. cit., pág. 126 y ss
6. Nicaragua: NACLA, Latin American And Empire Report Vol X,
No. 2 Febrero 1976
7. Imperialismo y Dictadura, op. cit., pág. 127
8. Nicaragua: NACLA, op. cit., pág 26
9. Imperialismo y Dictadura, op. cit., pág 129 y ss
10. La Nueva estrategia para la contrarrevolución en Guatemala Susan
Jonas, NACLAS Latín American and Empire Report, Marzo de
1974
11. Diario Novedades, 2 de Noviembre de 1974
12. Situación y Problemas del Sector Agropecuario
Unidad de Análisis Sectorial (UNASEC); Decreto de Creación de
Instituto INBIERNO (folleto, mimeografiado, Junio 1976)
13. Nicaragua: NACLA´S... op. cit. pág. 27
14. Testimonio sobre Nicaragua ante el Subcomité de Organizaciones
Internacionales, C.R.I., de la Cámara de Representantes del
Congreso de los Estados Unidos de América, Audiencias del 8 y 9
de junio de 1976, en Washington D.C. Presentado por el padre
Fernando Cardenal, sacerdote Católico. (folleto impreso 13 p.).