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Memorias
¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
Retos y oportunidades:
propuesta para una política hacia el Pacífico
Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
Índice
Diana Rojas - Moderadora
Investigadora del IEPRI y codirectora del Centro de Estudios Estadounidenses de Colombia (CEE)
Hugo Arley Tovar
Gobernador del departamento del Chocó Jorge Iván Bula
Vicerrector general Universidad Nacional de Colombia
Ricardo Mosquera
Exrector de la Universidad Nacional de Colombia
Óscar Almario
Docente Universidad Nacional Sede Medellín
Sesión de preguntas
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
Diana Rojas - Moderadora
Investigadora del IEPRI y codirectora del Centro de Estudios Estadounidenses de Colombia (CEE)
La tercera sesión está dedicada a “Retos y oportunidades: propuesta para una política hacia el Pacífico”. Después de
que en los dos primeros debates se sentaron las bases para entender cuáles eran los retos a nivel geopolítico del cambio de hegemonía del Atlántico hacia el Pacífico y luego de una discusión bastante rica acerca de cuál era la situación
del Pacífico colombiano, hoy nos dedicaremos a discutir cuáles son las propuestas, los elementos que deben desarrollarse para que efectivamente el Pacífico se constituya en una puerta hacia el mundo y en un ámbito de oportunidades
para el país.
Damos paso a nuestros panelistas: Hugo Arley Tovar, gobernador del departamento de Chocó; profesor Jorge Iván
Bula, vicerrector general de la Universidad Nacional de Colombia; Ricardo Mosquera Mesa, exrector de la Universidad
Nacional, y Óscar Almario, profesor de la Universidad Nacional sede Medellín.
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Hugo Arley Tovar
Gobernador del departamento del Chocó
Es importante este escenario porque este tipo de discusiones generalmente tienen muchas críticas, entre ellas dos
fundamentales que tengo que resaltar: la primera sería que las discusiones sobre el Pacífico usualmente se hacen sin la
gente del Pacífico, así que al menos mi presencia aquí responde a esa inquietud. Y la segunda crítica es que dentro de
ese proceso de centralización que tanto cuestionamos, las discusiones del Pacífico también se hagan en el Pacífico, es
decir, en Quibdó, Buenaventura, Tumaco, etc. Reitero el agradecimiento y la importancia frente a ese tema.
Todos conocemos las disparidades sociales que vive el Pacífico colombiano, de hecho la mayoría de las discusiones
que se hacen de esta región son sobre marginalidad, falta de empleo, desigualdad social, falta de cobertura de agua potable y de educación básica primaria, secundaria y superior; falta de interconexión eléctrica, desplazamiento forzado,
entre otras. Esa es una realidad que vive la región, hay que tenerla en cuenta y hay que seguirla mencionando. Pero hay
un problema cuando se habla de esa realidad y que no se plantea de manera objetiva: se responsabiliza a los miembros
de esa región como los causantes de la problemática y me parece algo injusto. Ahí todos, en los diferentes niveles de
gobierno nacional, departamental y municipal, tenemos una responsabilidad en ese sentido.
El Pacífico está sobre diagnosticado, hay más de veinte estudios, Conpes, análisis, planes de desarrollo que hablan sobre
las problemáticas. Y esto sin contar los planes de desarrollo de los entes territoriales o los planes de acción, los com-
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
pilados de la normatividad directa o transversal que beneficia e impacta a la
comunidad. Hay duna basta documentación, muy sólida, que habla de la problemática del Pacífico, de los diferentes retos y estrategias a superar.
Pero también hay unas potencialidades que todos conocemos: turismo, industrias culturales, madera, pesca, y muchas otras áreas como la logística
portuaria que ya deben desarrollarse. Hace algunos días tuve un almuerzo
con dos de las personas que lideran el Carnaval de Río de Janeiro y estuvimos hablando de todo el proceso e iniciativas de desarrollo de las industrias
culturales, en donde se generan cadenas productivas que vinculan a la gente
y se da todo un desarrollo económico como un motor que dinamiza la región.
Obviamente nosotros no vamos a crear el Carnaval de Río en la costa pacífica, pero
sí tenemos unos modelos para replicar una gestión de industria cultural que puede ser
exitosa, y ajustar esas experiencias positivas al contexto geográfico de la costa pacífica. Tenemos el Festival Petronio Álvarez en Cali, el San Pacho en Quibdó (que inicia este sábado y es patrimonio inmaterial de la
humanidad), el Carnaval de Blancos y Negros en Pasto, el Festival Folclórico en Buenaventura, esto puede generar toda
una cadena de producción de manera articulada si desarrollamos iniciativas puntuales.
Más allá de seguir enfatizando en las estadísticas, en los elementos negativos, el planteamiento es decir cuánto tiempo
le cuesta al país y cuántos recursos para equilibrar la costa pacífica en términos de equidad social en relación al resto
del país. Ya hay exceso de diagnósticos, les he mencionado algunos, y cargo una serie de documentos que son previos
a 1983 y otros recientes de este año que son muy valiosos, pero ya es hora de aterrizarlos, de concretarlos, ponerles
tiempo y recursos. Y frente a eso mirar qué estamos haciendo en la región, qué están haciendo los cuatro departamentos. Yo puedo hablar por el Chocó: en este momento tan solo de regalías,
desde que inició el Ocad regional de septiembre de 2012 a septiembre de
2013 tenemos aprobados más de 217 mil millones de pesos en proyectos de
“El Pacífico está sobre
inversión en diferentes áreas que nosotros creemos que son fundamentales
diagnosticado, hay más
para el desarrollo del departamento. En educación, la construcción de la
de veinte estudios,
sede de la Universidad Tecnológica del Chocó en Istmina que va a permitir
Conpes, análisis, planes
darle acceso a la educación superior a más de once municipios de la subrede desarrollo que hablan
gión del San Juan. Vamos a construir la sede de la Universidad Tecnológica
del Chocó en Bahía Solano para darle cobertura educativa a toda esa zona
sobre las problemáticas”
que ha sido marginada y olvidada históricamente. Pero no nos quedamos
ahí: estamos invirtiendo más de 29 mil millones de pesos en formación. Es
decir, nuestros estudiantes van a poder obtener sus maestrías y doctorados
en las mejores universidades del país y del mundo, más de 300 becas donde van a poder ir a formarse y regresar para
contribuir al desarrollo de la región. Eso lo vamos a multiplicar a través de un convenio que estamos firmando con la
OEA y sus 37 países miembros con más de cien universidades asociadas, igualmente con American University. O sea, el
tema de la educación es fundamental.
En infraestructura vial estamos terminando nuestras dos arterias principales que son la vía Quibdó-Pereira y Quibdó-Medellín, pavimentación de vías fundamentales como son Yuto-Lloró-Istmina-Condoto con una inversión superior a los 60
mil millones de pesos. Tan solo eso es por regalías, que es una fuente muy importante de desarrollo para la región. El
Ocad del Pacífico aprobó más de 800 mil millones de pesos para la ejecución de más de 120 proyectos. Ya es hora de que
nos sentemos con el Gobierno nacional para decir cuánto nos cuesta desarrollar la región y llevarla al nivel que se requiere en términos de equidad, y si eso nos cuesta seis billones de pesos en los próximos cuatro años, la región por regalías
tiene tres billones a ejecutar, nos faltarían tres. ¿Y cómo vamos a conseguir esos recursos y en qué tiempo lo vamos a
ejecutar y en qué áreas puntuales?
Para finalizar, no solamente estamos invirtiendo esos 217 mil millones de pesos a la fecha de hoy, que obviamente se van
a multiplicar, sino que en saneamiento básico y agua potable tenemos un plan de expansión para llevar el servicio de agua
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
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a los 30 municipios del departamento. Iniciamos en Quibdó, y ya se está trabajando en estos momentos para aumentar la
cobertura del 33% al 93%. Y no solamente en las cabeceras municipales, actualmente tenemos ingenieros en cada uno de
los municipios para hacer un diagnóstico y generar estudios y diseños de planes alternativos para la zona rural.
Entonces, infraestructura vial, saneamiento básico, agua potable y educación son temas fundamentales, además está el
tema de la interconexión eléctrica que hace parte de la estrategia. Con esos elementos cubriendo esas áreas ya podemos
decir listo, estamos algo equilibrados para hablar de competitividad, hay que conectar al Pacífico entre sí. Leí en algunas
de las presentaciones que uno de los ponentes decía “tenemos que conectar a Tumaco antes de conectar a Tokio”.
Conversé con unos niños que se presentaban en la versión infantil del Festival Petronio Álvarez, el Petronito. Venían de
El Charco, Nariño, una travesía que tarda doce horas. En ese tiempo yo voy cuatro veces a Panamá, en doce horas yo voy
dos veces a Washington, voy al menos una vez a Madrid y puedo llegar a cualquier lugar en Latinoamérica, pero imagínense qué tan aislados estamos dentro de la Costa Pacífica.
Así que la conclusión central es que se debe dar un verdadero enfoque diferencial y ya basta de tantos Conpes, ya basta
de tantos análisis y diagnósticos, porque tenemos suficientes, pero ¿Cuánto tiempo nos tarda y cuánto nos cuesta
equilibrar a la región de la costa pacífica con el resto de la nación en términos de equidad social? Y es asumir
la responsabilidad conjunta entre el ente territorial departamental, las administraciones municipales y el
Gobierno nacional, que sin duda alguna en los últimos dos años hemos visto una mayor presencia institucional, una mayor acción, pero ya es hora de que a eso se le pongan acciones puntuales.
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Jorge Iván Bula
Vicerrector general Universidad Nacional de Colombia
Quisiera mostrarles algunos datos que considero importantes y que hay que tener presentes en esta
discusión y que tendremos la oportunidad de ampliar en el debate posteriormente. En el último cuarto
de siglo pasado las economías del este asiático tuvieron un crecimiento incluso hasta dos y tres veces por
encima de los países más industrializados y sin duda por encima de los países de América Latina. Este es lo
que uno llamaría el área Asia-Pacífico. Tenemos los países del área central, muchos de ellos países de la antigua
Unión Soviética, los países del sur del Asia, del Asia nororiental, del sudeste asiático y del pacífico propiamente dicho
y Oceanía. Allí hay economías importantes como China, Japón, Indonesia, Vietnam, Filipinas, Tailandia, Corea del Sur,
Malasia, Taiwan, Australia, etc. Si uno mira y compara esos países que son las economías más fuertes de la región en
su crecimiento y su participación a lo largo de la economía mundial o del producto interno bruto mundial de la última
década 2000-2011 con los cuatro países que hoy conforman la Alianza Pacífico (Chile, México, Perú y Colombia), obviamente se observa que la tendencia de los países del Asia-Pacífico es sustancialmente más elevada que la que tenemos en
estos cuatro países durante este período.
Si uno mira los comportamientos económicos, el PIB, obviamente tenemos el caso de China que tiene comportamientos
por encima del 10 %, el caso de Singapur que tiene comportamientos cercanos al 6%, mientras que los cuatro países de
América Latina que estamos mencionando, entre otros, están alrededor del 4% y el mejor de ellos, Perú, con el 5.5%.
Si se observa el comportamiento del flujo de capitales los países del Asia-Pacífico igualmente tienen tasas de inversión
mucho más importantes que los cuatro países de América Latina. Igualmente si se mira cuál es la inversión de estos
países hacia otras áreas geográficas, los del Asia-Pacífico son mucho más dinámicos en su inversión. Si uno mira las
condiciones de competitividad por diferentes índices vemos que Hong Kong es el número uno seguido de Taiwan, mientras que Colombia y Perú están en un nivel mucho más inferior. Igualmente en otros rankings de competitividad global
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tenemos a Singapur, Japón y Hong Kong en los primeros lugares y a Colombia y Perú entre los últimos. Si uno mira los
factores de innovación y sofisticación (se entiende que son la posibilidad y la iniciativa de estar presentes en los espacios
económicos), los países que lideran ese proceso en el Asia-Pacífico son Hong Kong, Malasia, Australia, Nueva Zelanda,
Indonesia y China; mientras que países como Colombia y Perú están más alejados de esos países que están liderando las
innovaciones y la inserción internacional.
Al observar el comportamiento de las exportaciones del Asia-Pacífico en 2000 frente a 2011 es interesante ver que las
exportaciones se dan en la misma área geográfica, es decir, se ha incrementado más el comercio interregional que el internacional, no obstante que con algunas áreas geográficas igualmente ha crecido. Es decir, pasamos de un 45% a un 50%
en el comercio interregional en el bloque Asia-Pacífico.
Vamos a mirar los cuatro países que hacen parte de la Alianza Pacífico para entender por qué es importante estar en esa
Alianza en la perspectiva de poder entrar en bloque en un proceso de inserción en el área Asia-Pacífico.
Chile ha venido incrementando sustancialmente sus exportaciones e importaciones con el área Asia-Pacífico en la última
década. Como se mencionaba en el video es quizá el país más dinámico en relación con esa área del planeta. Ha incrementado sustancialmente sus relaciones con China en particular. Hoy por hoy las exportaciones de Chile hacia China son del
23%, cuando hace diez años eran solo el 5%.
En el caso de México la relación es un poco distinta, ha incrementado de manera importante las importaciones provenientes del Asia-Pacífico, pero por el contrario, por su relación con el TLC con Estados Unidos, ha sido menos dinámico
en las exportaciones en ese período frente al Asia-Pacífico. Eso se observa de nuevo, obviamente en la composición de
los socios comerciales. Estados Unidos sigue manteniendo un peso muy importante en las relaciones con México, y China
hasta ahora comienza a abrirse espacio en México con 1.7% de sus exportaciones hacia ese país.
Perú es otro de los países que ha tenido una dinámica importante económica en la región. De nuevo observamos que
hay un incremento importante del comercio del Perú con el Asia-Pacífico tanto en importaciones como en exportaciones.
Vemos una mayor participación de China en un 15% cuando era una del 6% hace cerca de diez años.
Para Colombia tenemos una situación muy similar a la de
México, tenemos un mayor número de importaciones provenientes del Asia-Pacífico y por el contrario todavía una
inserción muy precaria de los productos colombianos en los
países del Asia-Pacífico. Vemos un pequeño crecimiento del
comercio con China, incluso superando el que teníamos con
Japón hace cerca de diez años.
“En el último cuarto del siglo
pasado las economías del este
asiático tuvieron un crecimiento
hasta dos y tres veces por encima
de los países industrializados y
sin duda por encima de los países
de América Latina.”
La inversión extranjera es bastante baja para toda la región,
pero quisiera centrarme más bien en el caso colombiano. Colombia ha tenido una pérdida importante en las exportaciones no tradicionales, creo que el énfasis que se ha puesto en
el sector minero-energético ha hecho que el crecimiento de exportaciones no tradicionales a principios de la primera
década de este milenio comience a verse afectado fundamentalmente por una fuerte concentración en lo que se llaman
las commodities o productos primarios. Cuando uno mira la intensidad tecnológica de las exportaciones en el país observa
que en realidad los productos de alta y mediana tecnología son relativamente pequeños comparados con otros productos
manufactureros o bienes primarios. Si se mira cuáles son los socios comerciales más importantes del país, pues obviamente están Estados Unidos y Venezuela, y China sigue siendo bastante modesto. Tenemos una relación importante con
México, Chile y Perú que sería el bloque con el que uno podría pensar que el país entra al Asia-Pacífico.
En las exportaciones no tradicionales los principales actores son los departamentos más dinámicos y que siguen siendo
los grandes centros económicos del país: Bogotá, Cundinamarca, Antioquia, Caldas, eventualmente hay unos nuevos jugadores importantes como el caso de Bolívar, pero los departamentos del Pacífico como Cauca tienen una participación
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obviamente mucho menor. Tan es así que en este ejercicio ni siquiera alcanza a reflejarse el caso de departamentos como
Nariño y Chocó, porque, como lo mencionaba el señor Gobernador, en materia de distribución de los ingresos están entre
los departamentos menos afortunados, si se puede llamar así.
Estos eran los elementos que yo quería introducir. Quiero terminar con el caso de China: Este país ha crecido de manera
importante en innovación tecnológica obviamente con tasas de crecimiento por encima del 10%. Cuando se mira la tasa
de graduación en educación superior, China supera el 5% y ha venido creciendo de manera significativa desde los años 90.
Igualmente la inversión en investigación y desarrollo del año 90 al 2000 ha pasado de una inversión de 0,60% a finales del
milenio pasado a tasas que hoy están en el orden del 8,83% y que se proyectan al 2.5% del PIB para el próximo 2020. Lo
que significaría entonces que efectivamente un elemento central, y es un punto con el que quería concluir, es la inversión
en educación en general pero en particular en la superior como una forma que permite construir una estructura, un sistema de ciencia y tecnología sobre el cual una economía como la colombiana podría pensar en avanzar en una inserción
ventajosa en términos de las oportunidades o desafíos que podría tener la región Asia-Pacífico.
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Ricardo Mosquera
Exrector de la Universidad Nacional de Colombia
Por complementar al profesor Bula, en China, en 2009, el crecimiento cae un
poco pero vuelve y se recupera y pareciera ser que los próximos 30 años van
a ser de crecimiento consecutivo, cuando hoy crece al 7,5% en Occidente y
en Estados Unidos le dicen por qué no crece más rápido, y él dice no, no voy
a recalentar mi economía y están pensando en un desarrollo también en función de su mercado interno para no depender precisamente de los mercados
externos, que en esta ocasión mostraron que son vulnerables, siendo segundos y primeros socios comerciales Estados Unidos y Europa del propio China.
Si miramos el ranking de competitividad en el mundo, Suiza se destaca en
el primer lugar, seguida de Singapur, Finlandia, Alemania, Estados Unidos,
Suecia, Hong Kong, Holanda, Japón, Corea… Colombia está en el puesto 69
entre 144 países. ¿Eso es bueno o es malo? Pues estamos mucho más abajo
que en capa media, no somos competitivos.
Y todavía hay más, frente a la prevalencia de barreras no arancelarias Colombia ocupa el puesto 131, el número uno es Hong Kong.
En relación al Pacífico colombiano, es un caso único en América Latina, pues
se trata de un país que le da la espalda a una de sus regiones más ricas. A
pesar de tener las condiciones excepcionales, el país se ha olvidado de esta
región, mientras enfoca su mirada en la región Andina y el Caribe, con mayor
desarrollo económico y ocupación territorial que centraliza el poder. Medio
país está deshabitado en sentido estricto, incluso desde el punto de vista de
tamaño de población.
Mirar al Pacífico es una realidad. Si hacemos un esfuerzo entre la región y el país y el país y la región frente al mundo, es mucho lo que podríamos hacer, hay muchos retos y muchas dificultades, pero también enormes oportunidades para aprovechar.
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Óscar Almario
Docente Universidad Nacional Sede Medellín
Quiero contribuir al panel con algunas cuestiones, la más importante y seguramente por mi formación o deformación
de ser historiador y antropólogo es cómo inscribir esta discusión en una perspectiva que los historiadores llamaríamos
de largo plazo, la situación del Pacífico colombiano precisamente para insertarse en las dinámicas globales es el punto
de partida, es la paradoja o la contradicción en la que estamos: mientras el mundo global parece estar virando del eje
Atlántico al eje Pacífico y todo esto acentuado con la terminación de la
Guerra fría en 1990, Colombia parece todavía de espaldas a ese viraje
y a estos desplazamientos de la geopolítica global y de las tendencias
“La única posibilidad de una
económicas globales.
globalización sana es que
la apertura hacia el Pacífico
signifique una relectura
estatal y social sobre lo que
ha significado el Pacífico
colombiano para nosotros.”
Con esto quiero llamar la atención en que la variable a considerar no
puede ser meramente la económica, por eso introduzco la geopolítica,
el viraje del eje Atlántico tiene que ver con que precisamente mientras
duró la guerra fría, sobre todo para Estados Unidos, apoyar a Europa respecto del conflicto y la supuesta amenaza soviética prolongó la
decadencia del Atlántico unas décadas más. Pero una vez implosionó
la Unión Soviética y se dio la dinámica del reingreso de los países socialistas a la economía de mercado, pues evidentemente los bloques
económicos y políticos empezaron a cambiar y empieza producir el desplazamiento de lo que había sido el tradicional
eje Atlántico hacia el Pacífico. No solamente por la dinámica de los célebres Tigres Asiáticos, es decir por las economías
emergentes del sudeste asiático, sino por la cada vez más sostenida economía de China con un crecimiento económico en
los niveles que no tiene ninguno de los grandes países europeos ni los Estados Unidos.
La variante económica cruzada con la variante política son fundamentales a mi manera de entender el asunto de cómo
construir una política de Estado, de sociedad y de largo plazo y que sea sostenible por las futuras generaciones acerca de
lo que significa el Pacífico para nosotros.
La segunda idea que quisiera aportar es que la situación de Colombia hoy no es una maldición de los dioses, ni que
hayamos estado de malas, ni nada por el estilo. Estamos pagando el largo precio de un esquema precisamente externo
de diseño del desarrollo de lo que fue siempre el Pacífico colombiano que se ha sostenido por siglos. Esto es lo que los
historiadores llamamos precisamente el largo plazo.
Cuando el imperio español se topa con América a finales del siglo XVI y empieza este proceso de la larga construcción de
unas relaciones asimétricas en América va a ocurrir el siguiente fenómeno: Panamá, como lo ha definido el gran historiador panameño Enrique Castillero Calvo, fue definido como un lugar “transitista”, eso quiere decir que la tarea de Panamá
era facilitar el tránsito desde el eje Atlántico, por donde habían entrado los españoles, ahora hacia el llamado mar del sur
que supuestamente fue descubierto en 1513.
De tal manera que ahora lo que tenía que hacer el imperio español era un eje Atlántico-Pacífico, ¿por qué?, porque se descubrió en el sur, en lo que hoy es Perú, la riqueza de la plata del circuito que venía desde el Potosí hasta el actual puerto
del Callao, que es como el puerto de Lima, para decirlo de manera rápida. Como la gran obsesión del imperio español eran
metales preciosos, el descubrimiento de la plata peruana significó un cambio de la primera orientación atlántica de los
españoles. De allí la naturaleza “transitista”, no solamente facilitada por el fenómeno geográfico del istmo de Panamá que
facilita ese tránsito, sino porque además había un motivo, la plata peruana que debía ahora explotarse.
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Ese transitismo panameño produjo inmediatamente un vacío en lo que había sido el primer gran asentamiento español
en el Urabá actual de Colombia. Las primeras ciudades españolas en términos continentales fueron Santa María la Antigua del Darién y San Sebastián de Urabá, fundadas en 1510. Cuando el primer gobernador de estas tierras llegó a entronizarse como tal en ellas, llegó con dos mil hombres en armas y treinta navíos en el Darién, esto
significaba que se trataba de una invasión en toda la extensión de la palabra.
Descubierta la plata peruana, se produjo una dinámica de succión sobre ese primer
asentamiento del Darién que es lo que va a conducir al imaginario de que el Darién era un territorio vacío y una frontera de nadie, no solamente porque ahí
no encontraron ni oro ni palta sino porque las tribus indígenas originarias
les dieron una dura pelea a los españoles y también estos desarrollaron las
peores prácticas de genocidio y de etnocidio sobre estas poblaciones. El
primer gran laboratorio de destrucción de América se dio en el actual Darién colombiano y esto no lo podemos olvidar porque precisamente la
historia de otros territorios, que también está atravesada por la violencia, no revistió de características tan atroces como lo que ocurrió en el
Darién. Migrados estos aventureros hacia Panamá y descubierta la plata
peruana, el Pacífico colombiano se convirtió en una especie de vacío que
simplemente servía de tránsito hacia Perú. Por tanto desarrollar esta parte
del Pacífico no fue importante para los españoles, eso es lo primero que
quiero marcar. La primera señal categórica de esto es lo que ocurriría más
abajo de lo que hoy es Colombia en el actual Guayaquil, que ya era para
finales del siglo XVIII uno de los puertos más importantes de todo el imperio, incluidos los puertos españoles como el Ferrol y otros.
Este puerto de Guayaquil, que además era una astillero y varadero, es decir, permitía la construcción de buques, desvararlos, calafatearlos y lanzarlos
de nuevo al mar, ya era el gran puerto del imperio español en esta parte de América con una cuestión importantísima: el astillero de Guayaquil permitió construir todos los tamaños de buques, algo que no se hizo en los puertos europeos
por una sencilla razón, de alguna forma se reconoció que el entorno selvático
y húmedo de la actual costa ecuatoriana, en ese momento llamada gobernación
de Quito, presentaba una variedad favorable de características. Y por supuesto,
más abajo el puerto del Callao en el Perú era por donde se desfogaba la plata que
venía del Alto Perú, actual Bolivia. Y más abajo el puerto de Valparaíso era el puerto
de Santiago de Chile, que los chilenos llaman el valle central de Chile, donde estaba
centrada la economía agraria de ese momento.
Con esto simplemente quiero decir que a diferencia de Ecuador, Perú y Guayaquil, que tuvieron
una relación portuaria tremenda y dinámica durante el período colonial, Colombia no tuvo en el Pacífico ningún puerto
de importancia. Buenaventura empieza a ser un puerto importante ya con la República. Santander lo declara puerto franco en 1927 y se levanta el primer mapa en 1925.
Cuando las economías de los países ya independientes tuvieron productos para exportar se pudo conectar la herencia colonial portuaria –que tampoco es que fuera la mejor pero algo había quedado del imperio– con las políticas agroexportadoras que sobre todo se dieron en el siglo XIX. De tal manera que Ecuador pudo exportar su cacao, los peruanos pudieron
empezar a desarrollar la economía guanera, Chile pudo fomentar la vocación agraria y triguera, antes que la estrictamente
minera, que es un poco más tardía, pero Colombia no encontró ningún producto exportable por el Pacífico en el siglo XIX.
Eso explica por qué razón Buenaventura tampoco fue un puerto del siglo XIX, va a ser un puerto del siglo XX jalonado
por unos procesos: la apertura del canal de Panamá en 1914, luego la construcción del ferrocarril del Pacífico que comunica a Buenaventura con Cali en 1915, y por lo tanto la posibilidad de desfogar por Buenaventura la economía cafetera
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del Viejo Caldas y la economía azucarera ya desarrollada de los ingenios del
Valle del Cauca que empiezan a producir, el primero, Manuelita, en 1901 y el
segundo, Providencia, en 1926, y luego veinte ingenios azucareros más hasta
la década del 50.
Eso es lo que va a convertir a Buenaventura en el gran puerto del Pacífico
colombiano, pero un puerto enfermizo, terriblemente diseñado, que es lo que
explica el drama de Buenaventura hoy. Ese drama de Buenaventura son 400
mil personas hacinadas con una estructura portuaria que ya fue vendida y privatizada, fue entregada por Puertos de Colombia a principios de los años 90.
35 años duró la empresa de Puertos de Colombia como empresa estatal. Hoy son inversionistas privados, y los nuevos puertos que se están construyendo en el entorno de
la bahía de Buenaventura son todos ya transnacionales, en el sentido que son inversionistas
privados, filipinos, chinos los que están detrás de la apropiación de estos puertos.
¿Qué tenemos entonces en Buenaventura? La atrocidad de una ciudad que gira en torno a unos servicios portuarios
que ya no tienen la capacidad de irrigar renta social como dicen los economistas. Pero digamos que Puertos de Colombia lograba que toda la ciudad sintiera –sintiéramos– que el puerto irrigaba riqueza social, que se reflejaba en servicios públicos, educación, servicios de salud, a eso me refiero con renta social. Pero además daba empleo a casi tres
mil trabajadores directos, hoy la Sociedad Portuaria de Buenaventura es operada por 200 operarios privados que no
generan renta social.
Existen cálculos que dicen que Buenaventura tiene contacto con 500 puertos del mundo, pero es un contacto absolutamente de viaje de contenedores, no es un contacto real con el mundo. De qué sirve tener un súper puerto que
se conecta con 500 puertos del mundo si Buenaventura nada en la miseria, en la exclusión social, con un sistema
educativo absolutamente precario y decadente, y con una corrupción política galopante. Eso no tiene ningún sentido.
Cualquier apertura que hablemos en relación con el Pacífico tendría que significar no solamente que el mundo llega al
Pacífico colombiano, sino que el Pacífico colombiano se relaciona con el mundo porque tiene que aportarle también a
esa globalización.
La globalización no puede ser de una sola vía, eso se llama otra cosa, aculturación, se llama enculturación, se llama hegemonía. La única posibilidad de una globalización sana es que la apertura hacia el Pacífico signifique una relectura estatal
y social sobre lo que ha significado el Pacífico colombiano para nosotros. Si la apertura es solamente para construir unos
puertos que hagan lo que los expertos del transporte llaman puertos pivote de mercancía, eso no le va a servir absolutamente para nada a la economía y al desarrollo regional del Pacífico.
Pongo un ejemplo: el puerto más importante del Pacífico suramericano hoy ya no es ni Buenaventura, ni Guayaquil,
ni el Callao, ni siquiera Valparaíso. Es un puerto que uno habla y la gente se sorprende, se llama San Antonio, en el
norte de Chile a cien kilómetros de Santiago. Porque San Antonio es un típico puerto pivote, cuya única función es
pivotar la mercancía que realiza el circuito que se ha llamado Tokio-Pekín-Los Ángeles. Son puertos que simplemente
intermedian con mercancía.
Ahora, una diferencia fundamental, aun siendo un puerto pivote, Chile entendió que desarrollar plenamente el Pacífico
como un potencial económico significaba enfrentar un problema ecológico fundamental que son los dos desiertos que
tiene al norte, en la provincia de Antofagasta, los desiertos de Atacama y de Tarapacá, dos desiertos terribles. Pero los
chilenos aceptaron el reto de tener un desierto y relacionaron aspectos y crearon una ingeniería que sólo la tienen ellos,
la ingeniería del desierto. ¡Impresionante!
Pero como ven, todo esto plantea que mientras Chile, Perú e incluso Ecuador tienen una ventaja comparativa histórica
por la relación con el mar a lo largo del tiempo, Colombia va a tener que pagar el precio de la historia, uno no puede brincarse la historia, y creer que ahora le podemos hacer una gambeta al problema histórico de haber abandonado el Pacífico.
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Y lo más importante: Colombia tiene que aprovechar esto para pensar seriamente en las tres variables: la económica,
la política y la social, porque en el Pacífico colombiano hay territorios étnicos afrocolombianos, cinco millones de
hectáreas tituladas de territorios colectivos que les pertenecen a las comunidades, que tienen que ser consultadas
previamente y se tiene que medir los impactos de los proyectos de desarrollo. Y fuera de esto están los resguardos
indígenas y los parques naturales que también hay que preservar. Y ecosistémicamente la última –posiblemente– selva
húmeda tropical del planeta. O sea, no la tenemos fácil. Si miramos un mapa, traer mercancía desde Brasil, Venezuela
desindustrializado, a través de la selva amazónica, de la Orinoquía, se ve más probable. Pero si no hay una armonía
para producir el desarrollo que nunca se hizo del Pacífico integral, que signifique una dignificación de su gente, un crecimiento del talento humano, una infraestructura total de servicios, evidentemente el Pacífico colombiano no saldrá
de la encrucijada en que está.
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Investigadora del IEPRI y codirectora del Centro de Estudios Estadounidenses de Colombia (CEE)
Quisiera tratar de sintetizar algunas inquietudes dirigidas a los panelistas, para incitarlos a discutir sus propios planteamientos. Básicamente dos preguntas: una que tiene que ver con algo que señalaba el Gobernador y es que si el
problema del Pacífico no es de diagnóstico (porque como él bien decía está sobre diagnosticado y existen una cantidad
de planes y programas) sino que es de políticas efectivas: ¿Qué es lo que ha hecho que las políticas proyectadas no se
hayan hecho realidad en algunos casos o que en otros no hayan sido suficientes para alcanzar las metas fijadas? ¿Es un
asunto de escasez de recursos, de falta de voluntad política, de modelo de desarrollo, de ausencia de condiciones de
base en la región que permitan capitalizar esas políticas nacionales, es un asunto histórico?
Y la segunda pregunta tiene dos partes y es con respecto a una especie de evaluación de las políticas del Gobierno
actual hacia la región. De qué manera las políticas que está promoviendo este gobierno, es decir, promoción de exportaciones sobre todo de productos minero energéticos, inversión en infraestructura, normalización de la tenencia
de la tierra a través de la Ley víctimas y restitución de tierras, pueden resultar favorables para equilibrar la región del
Pacífico con otras regiones del país. Y estas mismas políticas más otras de macroeconomía de qué manera apuntan
efectivamente a aprovechar las posibilidades que se darían con la Alianza Pacífico. ¿Qué hace falta por hacer, cuáles
son las políticas que se requieren para mejorar la competitividad del país, y ahí sí poder ser por fin una nación con
vocación Pacífico?
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Hugo Arley Tovar
Gobernador del departamento del Chocó
Frente a la primera pregunta creo que todas las variables aplican. Yo sería más enfático en el tema de falta de voluntad
política. Históricamente se han diseñado este tipo de estudios y estrategias y alianzas para responder a coyunturas,
pero no como una política real que responda a la realidad de la región. Es que desde Bogotá no se puede seguir trazando la dinámica de desarrollo de la región. Es tanto el centralismo y tan impresionante que si un avión se vara en las
pistas de El Dorado se paraliza todo el país, y como lo planteaba, hay que ir más allá de diseños de estrategias, porque
en mi intervención mencionaba la serie de diagnósticos, planes e iniciativas que se han desarrollado y que muchas han
sido muy válidas pero que ha faltado voluntad política y recursos para la ejecución.
Frente a la segunda pregunta, en términos de la evaluación de la política actual y en términos de competitividad.
Mientras tengamos municipios con servicio eléctrico solo por seis horas, municipios sin agua potable, sin un centro
hospitalario con las condiciones mínimas, ni siquiera podemos hablar de competitividad.
Creo que el gobierno nacional, obviamente con la responsabilidad que deben asumir los entes territoriales, gobernaciones y municipios, deben ya aterrizar esas políticas con recursos tangibles. Y hay una oportunidad muy grande ahora
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
con los recursos de regalías, que son inversiones que la región antes no había visto. Pero esas alianzas estratégicas,
esos TLC, deben articularse con los planes de desarrollo de los municipios, de los departamentos y las discusiones
deben darse con la gente y los mandatarios de la región. Nosotros no debemos ser invitados, debemos ser actores en
el proceso de construcción y ejecución de las políticas.
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Ricardo Mosquera
Exrector Universidad Nacional de Colombia
Respecto a si hay sobre diagnóstico, ¿por qué no se han hecho las cosas? Creo que el mismo asunto se podría plantear
para muchos otros asuntos. El tema de por qué no pasar a la acción. Uno diría y por qué no ha habido un proyecto histórico de largo plazo, que haya realmente pasado de la coyuntura en sentido estricto de apagar incendios a la estructura.
Me parece que el paternalismo, aun en el caso del Chocó, no es una limosnita para el cieguito ¡no señor!, es que hay
potencia, hay capacidad y hay recursos. Un paso bueno es lo que se ha dado con el tema de las regalías, yo sí creo
que estas tenían que ser redistribuidas, entre otras cosas porque no es verdad que las regalías sean solamente de las
regiones que las producen. Y los lugares, que bien lo decía el profesor Almario, por donde transitan y se venden y se
van al exterior por qué no tenían también derecho a regalías. Entonces redistribuyamos un recurso natural que como
su nombre lo indica se llama regalías, vale igual para el carbón o para los otros recursos mineros como locomotoras,
redistribuyámoslo para todos. Hay una cierta política en ese sentido que avanza.
En el tema de tierras yo pienso que sí. No es casual que los grupos al margen de la ley y los paramilitares se hayan instalado en ciertas regiones, precisamente en las más ricas. Y esas tierras se manejan entonces como latifundios, como
monopolios, precisamente, porque no les importa la explotación, sino el tránsito de la coca y la marihuana, pero lo que
menos les importa es desarrollar la región en otro sentido.
Yo siento que el país internamente está bloqueado, que estamos aislados. Lo que pasa es que en esta última división
del trabajo –y es lo que habría que tener cuidado, no sólo por la naturaleza del producto que exportamos, la reprimarización de la economía– no nos quedemos simplemente vendiendo, llevando y trayendo.
Me preocupa, por ejemplo, los índices de desigualdad y pobreza, en el último del Dane, los tres departamentos más
pobres son Chocó que puntea con el 68% en índice de pobreza, le sigue el Cauca y con casi 60% Nariño. ¿Qué ha pasado en esas regiones, por qué coincide? A mí me parece que hemos estado de espaldas al Pacífico, pero también ha
faltado mucho más empeño regional, liderazgo local. Por qué el Valle del Cauca no ha liderado entonces el problema
del Chocó, de Nariño y del Cauca, ¿por qué no? Porque todos miramos al centro, a Bogotá, esto es un círculo vicioso.
Una de las conclusiones a las que uno debería llegar es dónde está la región del Pacífico, como región del Pacífico, porque un solo departamento no es capaz ni aquí ni en el mundo entero. Hoy se requieren alianzas estratégicas, China es
el líder de esas economías emergentes, pero sin la Asean no haría mucho. Estados Unidos es líder en nuestra región,
pero sin el Nafta las cosas serían a otro precio. Acá en el sur Brasil es fuerte en la región pero sin el Mercosur no lo sería
tanto, necesitamos alianzas también regionales y entre bloques históricos para pensar en el largo plazo.
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Jorge Iván Bula
Vicerrector general Universidad Nacional de Colombia
Lo de la voluntad política quisiera entenderla de una manera más sistémica, si me permiten la expresión. Lo que el
profesor Almario llamaba el largo plazo de historiadores, los economistas lo llamamos trayectorias dependientes. Hay
toda una génesis de las regiones y es claro que primero, como se lo escuché a un exrector de la Universidad, el país le
ha dado la espalda a los dos mares.
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
El proceso histórico el profesor Almario sin duda lo conoce mucho mejor que yo, pero es evidente que en el caso de Colombia nuestra capital no se situó en ninguno de los dos mares que el país tenía y eso hizo que nunca mirásemos a los
mares sino hasta muy recientemente. Pero cuando comenzamos a mirarlos también miramos hacia el Atlántico, porque
fuimos colonizados a través de este principalmente y porque nuestras relaciones con el norte de América eran también
en buena medida a través del Atlántico. Y uno dice, ¡claro! la falta de voluntad política tiene que ver por dónde se han
consolidado los centros de acumulación de capital en el país. Empezando por el centro, el eje cafetero cuando fuimos
monoexportadores, y posteriormente con base en esos recursos de acumulación el desarrollo de ciudades como Bogotá,
Medellín y más tarde Barranquilla en la costa norte. Y creo que ese es un elemento que sin duda genera lo que algunos
economistas llaman las causaciones circulares, digamos, las regiones que comienzan a tener un dinamismo siguen teniendo ese dinamismo y van concentrando los recursos humanos, económicos y naturales en algunos casos.
Si uno mira el caso de China, justamente para pensar en una de las economías hoy más importantes, la segunda más
importante del mundo, qué ha hecho en el período posmaoísta, fundamentalmente ha establecido una estrategia de
industrialización de las costas que ha generado por el momento unos desarrollos desiguales en un país que es casi un
continente, pero con un propósito que en el largo plazo ellos están previendo y es que la industrialización o el desarrollo económico del país tendría que irse de las costas hacia el centro. Nosotros hemos tenido un proceso inverso:
hemos desarrollado los centros, un proceso muy centralizado, y efectivamente hemos descuidado en buena medida el
desarrollo de las costas y en particular el de la costa pacífica. Pienso que ahí entran en juego también las relaciones de
poder, étnicas, de género, de clases sociales y otras que han prevalecido en el territorio colombiano.
Por lo tanto, uno pensaría, y ligándolo a la segunda pregunta, qué tanto las políticas actuales del Gobierno podrían
efectivamente mejorar la competitividad. Yo creo que ahí sí es fundamental, lo que bien decía el profesor Mosquera,
crear o consolidar los bloques históricos que permiten que una región pueda salir adelante.
Hay un efecto de acumulación perversa en donde precisamente en la forma como está prevista la política económica
y cómo se deja de intervenir en ciertos aspectos de desarrollo de país termina reproduciéndose la dinámica de desigualdad que el país ha venido heredando y que reproduce sobre la base de cómo se plantea el problema del desarrollo
socioeconómico del país. Y tiene que ver con los énfasis que ha venido poniendo el país en materia de política económica, que es fundamentalmente una reprimarización en zonas donde los recursos están concentrados y donde se
origina el problema del conflicto social.
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Óscar Almario
Docente Universidad Nacional Sede Medellín
Preguntas complejas como complejo es el tema. Sobre estas cosas no se puede decir la última palabra, uno viene abierto a la discusión, pero yo quiero tratar de responder las preguntas haciendo un sentido de argumento: ¿qué ha pasado
en el Pacífico?, vuelvo a lo histórico, allí lo principal que ha ocurrido es la prevalencia de un modelo extractivista con
el cual el país no es capaz de romper.
La llegada al mar Pacífico no fue ninguna estrategia colonizadora de Colombia, fue una gesta libertaria de su gente
afrodescendiente, y el país está de espaldas a ese hecho histórico, a ese aporte histórico.
Hay otros ciclos extractivos después de los españoles: las bonanzas vegetales, la oferta ambiental de la selva, productos maderables, pieles de animales, resinas vegetales como el caucho y la balata (indispensables antes de que se dieran
los materiales sintéticos, productos derivados del petróleo y los polímeros procesados).
Todos estos ciclos tienen una característica: aprovechan la oferta ambiental hasta agotarla y no agregan ninguna cadena de valor una vez esa oferta ambiental es destruida y consumida. Ese modelo extractivista se convirtió en tiempos
modernos en un modelo de enclave. Eso es el puerto de Buenaventura, el ejemplo más patético de lo que significa
desarrollar mal un puerto.
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
Este modelo extractivo se acompaña de otro problema muy delicado para el Pacífico, con el cual hay que ajustar cuentas: el imaginario según el cual el Pacífico era una simple frontera natural, donde su gente fue reducida también a pura
naturaleza, casi que la gente negra e indígena del Pacífico fue asimilada a naturaleza en estado puro, y no estoy exagerando, por eso se consideraban que ellos no podían hacer ningún desarrollo importante en esta región.
En 1927 en Bogotá en el Teatro Municipal, donde se hicieron las célebres conferencias sobre el futuro de Colombia,
el señor Laureano Gómez, ideólogo conservador y futuro presidente de la República, pronunció dos conferencias –y
están escritas, no estoy tergiversando y las pueden consultar – en las que dijo refiriéndose al pacífico colombiano: “Allí
no hay ni puede haber en el futuro ninguna cultura de importancia, ni nada de importancia podrá salir del Pacífico
colombiano. La humedad lo pudre todo y las gentes que están allí viven en estado de naturaleza”.
Mientras el país mantenga este imaginario de que el Pacífico es una simple frontera natural a la cual se entra a saco y
cuchillo para explotarla o para malvenderla, y que su gente no tiene una capacidad creativa, de desarrollo propio (precisamente así como la historia se hace de cosas materiales también se hace de inmateriales, los imaginarios se vuelven
realidad), Colombia no avanzará hacia su Pacífico.
Ser negro no era posible en las condiciones de la Constitución política que nos rigió hasta 1991. Tuvo que venir la del 91
para decir que esta Nación está también formada por la gente afrodescendiente. Tuvo que haber una nueva Constitución
para que Colombia empezara a ajustar las cosas con ese pasado racista y discriminatorio. Las cosas no están allí gratuitamente. Son 300 años de colonialismo y 200 de exclusión en el proyecto republicano, y eso se paga históricamente.
¿Y entonces preguntarán qué futuro le dejo a esta región? Creo que hay que partir de una crítica sin atenuantes y
sin mediaciones de lo que ha habido en el pacífico colombiano para poder hacer un rediseño sensato. Y ese rediseño
sensato tiene que ver con aprovechar esa cuenca del Pacífico y ese viraje que está dando el mundo económico hacia el
Pacífico, pero sin olvidar los problemas históricos que arrastramos, sin olvidar que a diferencia de Perú y de Chile no
tenemos un desierto en el Pacífico, sino que tenemos la última selva húmeda tropical del planeta –bueno, compartimos
eso mismo con el cinturón ecuatorial del África y con la selva del sureste asiático, no queda más–.
Creo que hay que hacer es una intervención drástica y rápida en por lo menos tres focos (Buenaventura, Tumaco y el
Chocó) que permita que esa bomba de tiempo que es Buenaventura se convierta en el largo plazo en una ciudad industrial, universitaria, la gran capital del Pacífico colombiano.
En Tumaco hay que desarrollar una estrategia que vaya más allá de Nariño, la relación de nosotros tiene que ser con la
provincia de Esmeraldas y con la de Manabí en Ecuador. Ese es el flujo que necesitamos conectar. Y conectar a Tumaco
con Buenaventura.
Me atrevo a hacerle una propuesta al señor Gobernador y a la autoridad académica en esta mesa: creo que si las tres
universidades públicas del Pacífico –sin detrimento de las privadas que pueden hacer su cuota de aporte–, Nacional,
Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba y del Pacífico con eje en Buenaventura, constituyeran una mesa de pensamiento estratégico y prospectivo, y lideraran esto con acompañamiento de Colciencias y varias entidades internacionales, yo creo que un segundo panel avanzaría mucho más de lo que estamos haciendo ahora, que es una especie de
terapia colectiva (eso me ha ahorrado el psicoanalista, me disculpan ustedes), porque es dramático discutir fríamente
esto cuando uno es investigador de una región.
Si creáramos una mesa de este tipo, un segundo panel podría ir pensando estrategias que nos permitan relacionar
el corto, medio y largo plazo. Y alerto sobre algo fundamental: la consulta a las comunidades, a las poblaciones de la
región, a todas las comunidades que reclaman una identidad étnica y a las que no la reclaman pero viven en el territorio, sean afrodescendientes o indígenas, es definitivo para el éxito de cualquier proyecto de desarrollo que se diseñe.
Sin la consulta de la gente seguirán pensando que el país construye y diseña los modelos de desarrollo, firma pactos
y tratados de espaldas a sus pobladores. Esto no se puede repetir en el siglo XXI, todos los planes de desarrollo del
Pacífico han fracasado porque no fueron sostenibles en el tiempo, no fueron suficientemente consultados y no tenían
visión a largo plazo.
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
Hugo Arley Tovar
En mi intervención iba a proponer que trasladáramos este ciclo de conferencias a Quibdó, Buenaventura y cerráramos
en Tumaco. Vincular a la Universidad del Pacífico y la Tecnológica del Chocó me parece excelente. Elevo la propuesta a
la Universidad Nacional para que le pongamos fecha y vinculemos a otras entidades importantes y diseñemos esa hoja
de ruta que plantea el profesor. Así que aceptada la propuesta.
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Diana Rojas
Gracias a la terapia colectiva del profesor Almario que a todos nos sirve. Varias de las preguntas que ha formulado la
audiencia han sido respondidas, recojo cuatro muy puntuales:
La primera tiene que ver con qué hacer con el desarrollo económico del Pacífico, ya nos habían hablado que fundamentalmente ha sido una economía extractiva minera o maderera con las implicaciones que eso tiene. Pero ¿qué sucede
con sectores como el ecoturismo, el pago por el cuidado del medio ambiente, la industria pesquera?
La segunda pregunta tiene que ver también con el medio ambiente. Este llamado y esta necesidad del desarrollo de la
infraestructura como un factor de competitividad también tienen un fuerte impacto en el medio ambiente y más en
sistemas tan delicados como los que existen en el Pacífico. ¿Cómo balancear entre esa demanda por mayor infraestructura, carreteras, puertos, aeropuertos, y las necesidades de conservación del medio ambiente?
La tercera pregunta se relaciona con la política de promover que los jóvenes del Pacífico puedan estudiar en las
mejores universidades del país y también fuera. ¿Cómo garantizar que ellos regresen a aportar lo que aprendieron a
su región? ¿Es necesaria una política de discriminación positiva? El señor Gobernador que trabajó en Washington y
conoce muy de cerca estas políticas que se aplican en Estados Unidos de favorecer a minorías que han tenido pocas
oportunidades deben ser las que precisamente reciban posibilidades mayores de formación, y por supuesto eso tiene
que ver con políticas de la academia.
Una cuarta pregunta está relacionada con el tema de la corrupción. El profesor Mosquera nos señalaba una de las variables fundamentales de competitividad y en la que Colombia presenta un gran déficit, y es en el tema de institucionalidad y particularmente el problema de la corrupción. ¿Cuáles son las medidas concretas para afrontar el problema
de la corrupción, no solo a nivel nacional sino también en relación con los departamentos del Pacífico?
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Hugo Arley Tovar
Cuando hablamos de enfoque diferencial es mirar las condiciones de la región y qué es lo que se aplica, hay unas condiciones específicas, culturales, geográficas que son potencialidades que no han sido aprovechadas de manera apropiada. En ese sentido es que se debe hacer el diagnóstico claro y se capitalicen esas potencialidades.
Lo mismo con el ecoturismo. Con la Cancillería a principios de este año teníamos un viaje para Suráfrica, Mozambique,
Namibia y Kenia, donde tienen modelos de turismo comunitario, sostenibles, en donde muchos de estos países el 60
y 70% de la tierra es reserva, y son exitosos. Por qué no podemos coger esos modelos, no hay que inventar nada, ya
están los modelos, es simplemente replicarlos y ajustarlos al contexto geográfico, es posible, pero reitero el tema del
país dándole la espalda a las regiones.
Frente al tema de balancear la infraestructura con el medio ambiente hay que mirar ese enfoque diferencial. Un caso
muy puntual es el tema de la salud, el modelo de cobertura de salud que hay que aplicar en la costa pacífica no es
el mismo que podemos aplicar en Antioquia y en Cundinamarca. Es decir, para la costa pacífica tenemos que tener
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
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unidades móviles aéreas, fluviales, que permitan llegar a las cabeceras municipales, a los concejos comunitarios, a los
resguardos indígenas.
A eso se refiere el enfoque diferencial, es mirar las condiciones y qué es lo que aplica para ello, en términos de salud,
de la misma minería, de desarrollo sostenible del medio ambiente, de ecoturismo y de todas las posibilidades que existen. Estaba mirando un informe donde paradójicamente se hablaba del aumento del flujo de pasajeros en las capitales,
y Quibdó está por encima de al menos doce capitales a nivel nacional. Pero esto no está siendo capitalizado, Quibdó
tiene más vuelos que Popayán y que muchas otras capitales, pero la percepción del país es que es difícil llegar al Chocó,
cuando hay más de cuatro vuelos diarios hacia Bogotá y en 50 minutos estás allá; hacia Medellín en 25 minutos, etc.
Cómo garantizar que esos estudiantes que se forman al más alto nivel puedan volver a la región y replicar el conocimiento, sería una mentira decir que todos van a volver. Vamos a enviar 300 estudiantes, pero que vuelvan 50 a la
región es una gran ganancia para nosotros, y que los otros 250 estén como Raúl Cuero en la Nasa también es ganancia.
Hay mecanismos que desarrolla la Fullbright, Colciencias y el Icetex que ya han implementado estrategias puntuales
cuyas tesis sean aplicables a la región mediante dos años de trabajo, etc., podemos utilizar todos esos esquemas, pero
no podemos exigirle a alguien que se ha ido a hacer un doctorado por cuatro o cinco años que regrese si las condiciones
no han cambiado. Así que hay que cambiar primero el entorno, porque es responsabilidad en ambos sentidos. Nuestra meta no es que los 300 vuelvan, sino que de esos 300 un gran porcentaje desarrolle un sentido de pertenencia y
pueda regresar. Uno que regrese al más alto nivel es un cambio tremendo para la región, obviamente aspiramos a que
regrese un porcentaje mayor. El asunto es que hayan mecanismos puntuales y estrategias que podamos implementar
en términos presupuestales y normativos para que ellos regresen y apliquen el conocimiento.
Frente a medidas contra la corrupción y para el fortalecimiento institucional considero que es un tema de tiempo, debe
darse un cambio generacional, pero que también tiene que ver con formación, que nuestra gente salga, conozca modelos distintos y que cambien ese contexto donde grupos tradicionales por 12, 16 y 20 años han controlado los empleos, los medios
de producción y no han generado alternativas distintas. Lo que pasa no solo en la costa pacífica, sino en todo el país es que
no existen opciones distintas si tu no conoces al político o si no eres amigo de aquel o del otro. Pero cuando sales y adquieres mecanismos distintos entra innovación, la competitividad y sales de la dependencia tradicional, por eso para nosotros
es importante la formación y la educación y un cambio generacional. Que lleguen modelos distintos, que haya iniciativas
distintas y mostremos que el camino que han visto por 12 o 20 años no es el único, que podemos generar otras opciones.
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Ricardo Mosquera
exrector Universidad Nacional de Colombia
¿Qué hacer con el desarrollo económico?, lo estamos mirando, hay una gran coincidencia. No se trata de inventarnos
nada, es un desarrollo sostenible y que vincule otras variables. Nadie está pensando que solo es el modelo exportador,
que entre otras cosas lo que está mostrando es que, y de nuevo regreso a China, en este momento la recesión, donde
ha perdido mercados en Europa y Estados Unidos, está desarrollando su mercado interno. Y para eso la gente que ha
capacitado y formado también quiere salir del campo, de su área rural, y una de las dificultades y retos que tienen que
vencer es que la población campesina, que antes vivía con 200 o 500 dólares, ahora se le fue a la ciudad, ya tienen una
formación, quiere vivir en la ciudad y quieren pedir los sueldos de un profesional, y naturalmente habrá que dárselos.
Ellos están resolviendo ese problema desarrollando el mercado interno, el mercado doméstico. Naturalmente países
como el nuestro son pequeños desde el punto de vista de tamaño y tienen que buscar mercados regionales más grandes. Pero se trata de un desarrollo que potencie, porque a veces le damos un sesgo a la ventaja competitiva, y ¡no!, se
tiene que aprovechar la ventaja comparativa y saber para qué somos buenos en tal región.
El tema de formar gente y que se queden fuera por el tema de mercado. En economía decimos ese es un problema de
mercado, ¿usted a dónde va?, se va por convicción patriótica o adonde le paguen más. Yo conozco personas que se han
ido a formar al exterior, de aquí de la Universidad Nacional se van a hacer su maestría y su doctorado por cuenta de la
Universidad que le paga unos equis sueldos muy por debajo de tasas de mercado y resultan ser prestigiosos profesores
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Memorias ¿De qué Pacífico hablamos?
Sesión 3
en Los Andes, el Externado o la Javeriana. ¿Qué hacemos, los castigamos, les ponemos responsabilidades? Ahí tiene
que haber algo de ética también en el profesional que formamos, no puede ser un vaivén, si me formé en tal parte lo
mínimo es que retribuya al sitio del que me fui en algún sentido. A veces la gente no actúa así y le saca el doctorado o
la formación superior a la institución o a la región y nunca regresa.
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Jorge Iván Bula
Sobre el problema del ecoturismo o las industrias alternativas tengo la ventaja de conocer líderes chocoanos que tienen
proyectos muy sugestivos. El ecoturismo y la industria pesquera tienen una facultad que es importante resaltar y es que
son proyectos que por sus características pueden fácilmente involucrar a proyectos comunitarios. Una forma de tener
proyectos mucho más incluyentes en términos de desarrollo regional, no solo hay un impacto ambiental cuando tengo
proyectos de ecoturismo, sino además un impacto social significativo porque genera una fuente de ingresos importante
para los hogares y los nativos de la región. Algo similar puede pasar con la industria pesquera, en el Pacífico nos enfrentamos a las grandes industrias provenientes de Asia, por ejemplo, pero hay proyectos en la India donde la industria pesquera se basa fundamentalmente en la pesca artesanal, lo cual permite también tener un doble impacto, el impacto ambiental
de sostenibilidad y el social de mejoramiento de condiciones de vida de quienes realizan esa actividad.
Siempre es un dilema cómo logramos desarrollar infraestructuras sin afectar el medio ambiente. Una expresión muy
popular en el pasado, aunque todavía no muy lejana, es que Colombia había pasado de la mula al avión y eso hizo
que no desarrollásemos una infraestructura que hoy se reconoce bastante atrasada, por ejemplo en materia de comunicación vial y otras. Es importante una política, sin perjuicio de poder tener una mayor conectividad de mercados
internos, es también importante señalar o tener una regulación sobre los impactos ambientales. Es cierto que las tecnologías han avanzado sustancialmente para poder desarrollar proyectos de ingeniería mucho más sostenibles, pero
eso es una condición necesaria más no suficiente.
Comparto en gran medida la perspectiva del Gobernador sobre la fuga de cerebros. El problema no es tratar de capturar a todo el mundo, porque si bien es importante el impacto que un expatriado pueda tener en materia de volver,
también lo es respecto a los contactos y las redes que pueda generar fuera del país, y además por los recursos que
pueda transferir (en Colombia, por ejemplo, han venido crecido las transferencias a los hogares de personas que viven
en el exterior). Sin embargo, es fundamental que tengamos personas que retornen a la región.
El problema de la corrupción no es solamente del sector púbico, Interbolsa no es sector público, tampoco lo que pasó con
la Enron en Estados Unidos. El problema de la corrupción es de cómo usted genera efectivamente unos mecanismos de
control y de control social y eso sólo es factible en la medida en que también se tenga dos elementos que a mi juicio son
importantes: unas reglas claras de juego y una forma de hacer valer esas normas, podemos decir unas formas coercitivas,
pero también unos consensos fundamentales, y es cómo transformamos las culturas para que lo público entre como un
factor esencial en la concepción de los miembros de la sociedad, donde lo público es sagrado, como decía un exalcalde
aquí. En ese sentido esos dos elementos (unas reglas claras de juego y cómo hacerlas valer, y además un consenso fundamental de que lo público es algo inalienable para el bien de todos) podrían contrarrestar la corrupción.
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Óscar Almario
Para responder esas preguntas hay que ir a temas neurálgicos, lo primero que hay que hacer y con urgencia en el Pacífico es devolverle el territorio a la gente. Aquí no hemos mencionado que este territorio y su gente han sido de los más
flagelados con el desplazamiento y la guerra interna que vive Colombia. La mayoría de los 5 millones de desplazados
que tiene este país son afrodescendientes e indígenas, particularmente de la zona Pacífico. De tal manera que los señores de la guerra, paramilitares, guerrilla y los propios agentes estatales que se exceden en sus funciones lo que tienen
que dejar es a la gente en paz, tranquila y dejar que ejerzan libremente su derecho al control del territorio.
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Sesión 3
Y hay que devolverle la seguridad, una seguridad confiable, no solamente militarizada, pues la seguridad no es meterle
dos mil infantes de marina a Buenaventura, como cuando ha habido crisis, igual la violencia sigue, el tráfico de armas ,
de coca y de dólares siguen. La seguridad es otra cosa, una seguridad realmente sostenible en los puertos que tiene que
ver con la generación de empleo y de oportunidades, con una recomposición de los tejidos sociales. Cuando se habla
de innovación en términos de ciencia y tecnología siempre reducimos el concepto de “innovación” sólo a que haya
una patente nueva o una variable en un producto ya hecho. Hay mucho que hacer en territorios como el Pacífico en
términos de innovación social, porque estas poblaciones se acostumbraron por las condiciones que han vivido a tener
tejidos sociales reales, que son la primer cuota para construir mucho más que simplemente una línea de solidaridad
urgente o darle apoyo prioritario a una situación especial.
Esta transformación va a requerir décadas de visión estratégica, no unos años, no los años del gobierno de turno, esto
necesita una visión de Estado y de sociedad que en Colombia es muy difícil de construir y por supuesto en las propias
regiones, porque también están fracturadas y fragmentadas, y además porque fueron inducidas a los procesos de corrupción. Pero lo que hay que hacer es de base, hay que hacer una transformación que permita que la región se vea en
el largo plazo.
Una última cosa, y a propósito de que los economistas que nos acompañan aquí están tan pro chinos. Los economistas
nunca mencionan unas variables que les mueven el tablero, como es la variable política: China puede hacer todo eso
que está haciendo porque es un monstruo terrible que no sabemos en qué va a parar. Primero, porque en lo económico es una economía de mercado libre, pero en lo político es dictatorial, el poder en China está en manos del Partido
Comunista que controla todo el Estado, el parlamento, el ejecutivo, el ejército y las relaciones internacionales. Eso se
monopoliza, pero se democratiza la economía. Cuánto va a poder sostener China esto, esos experimentos ya los vivió
la Unión Soviética y eso se desplomó. De tal manera que no le apostemos tampoco todos los huevos en la canasta de
China, dejemos algunos huevitos (pero no los de alguien que ya habló del tema, esos huevos no me interesan) y preocupémonos también por lo nuestro. Cuál es el Pacífico que queremos desarrollar sin que eso signifique encerrarnos en
la selva, pero tampoco abrirnos a costa de nada.
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Ricardo Mosquera
No se nos ha olvidado la política, ellos no están hablando del comunismo estalinista ni soviético, sino de un comunismo que ha hablado de cuatro representaciones. Ese partido es verdad que es único y no acepta disidencia, pero creo
que valdría la pena discutir cuál es el problema de nuestro bipartidismo, de nuestros partidos y de nuestra democracia: justo para llevar a la práctica las decisiones (el parlamento inglés o norteamericano puede tardar cuatro años para
tomar una decisión).
La ventaja que tienen ellos, además de la representación, es que han sabido vincular a distintos sectores, ya no solo es
la lucha de clases en el sentido tradicional, ya no solo es el concepto de proletarios y burgueses. Es necesario que sobre
los nuevos explotadores que practican la corrupción se aplique la dictadura porque son elementos antisocialistas; esto
es Deng Xiaoping en 1975, y ellos tienen también corrupción. Y quiénes son los que generan riqueza, en la doctrina
ortodoxa tradicional decimos que son los obreros y los campesinos. ¡Hombre!, el empresario también.
Y para dejarles un interrogante: cuando le preguntan a Deng Xiaoping si Bill Gates es un explotador o un amigo de la
Revolución, él responde que no es un explotador porque ha hecho una gran aportación al desarrollo social y económico de su país y del mundo entero; los explotadores son los empresarios que hacinan a miles de trabajadores, que no
pagan los salarios, ni la seguridad social, ni los impuestos.
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