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La escudilla china y el modelo agroalimentario mundial Acerca del Plan Estratégico Agropecuario El desarrollo capitalista que cubrió casi todo el siglo XX y culminó con la crisis del modelo ruso de socialismo como alternativa, atravesó dos grandes guerras, dejó cientos de millones de muertos y cientos de ciudades destruídas. Los Estados Unidos, la potencia triunfante, realizó a mediados del siglo XX un proceso productivo basado en la maquinización rural y la industrialización, creando un nuevo paradigma agroalimentario. La Unión Soviética, semidestruída, dejó de ser autosuficiente en alimentos inmersa poco después en la guerra fría. Simultáneamente el triunfo del socialismo en China (1949) inició la transición del país desde el feudalismo más atrasado a un modelo de construcción socialista. El hambre y el increíble atraso de la sociedad china –en su mayoría campesina- sometida por el opio y hambre por la doble opresión del Japón y los señores feudales chinos, comenzó a cambiar. En poco tiempo se terminaron las muertes por inanición: asegurarle una escudilla de arroz diaria a 300 millones de chinos, un calzado, un pantalón y una chaqueta a la mayoría de la población, significó una revolución sólo comparable a la revolución rusa en toda la historia. No fueron a diferencia del sistema capitalista de los Estados Unidos en ese momento, un resultado de innovaciones tecnológicas sino de un cambio del poder político. El salto cualitativo provocado por la revolución china en todos los órdenes fue de una magnitud gigantesca y le permitió a 600 millones de personas comenzar a vestirse y alimentarse como seres humanos. La escudilla de arroz fue el símbolo de la transición entre una sociedad hambrienta (miles de muertos de hambre se recogían en las calles de Shanghai, Pekín y otras grandes ciudades antes de 1950) y otra que alcanzó a alimentarse, vestirse y a construir sus viviendas, en menos de 30 años. El gran salto operado en China bajo un modelo de dictadura socialista elevó a la economía y a la sociedad China en parte con la ayuda de la Unión Soviética hasta los años ’60. Luego realizó un esfuerzo gigantesco para desarrollar la energía y la industria. A la muerte de Mao Tsetung China había dado pasos gigantescos en todos los órdenes aunque subsistía la pobreza en zonas campesinas y urbanas de su territorio. Mientras China se desarrollaba, el proceso de descolonización del Africa subsahariana mostraba al mundo las lacras del colonialismo occidental y la devastación de sus recursos naturales. Los Estados Unidos iniciaron un programa de distribución de alimentos a través de planes de las Naciones Unidas, (el Plan Rockefeller) donde descargaron sus excedentes de cereales fruto del gran desarrollo agrícola, producto del nuevo paradigma productivo: la incorporación de fertilizantes y la aplicación de agroquímicos para combatir las plagas. Los stocks de granos y cereales de EEUU fueron tan voluminosos que el gobierno junto a las Naciones Unidas distribuyeron sus excedentes a través de planes de ayuda a países africanos. Años más tardes, el nuevo Farm Bill, establecía subsidios a los agricultores, equivalentes a su potencial producción y venta, con la condición de no sembrar, para bajar los excedentes. Posteriormente, surgiría el grupo Cargill como la empresa agroalimentaria y exportadora más grande del mundo, y otras como Continental sucumbían. El cese de la guerra había dejado obsoletas grandes líneas fabriles de química dedicadas a la guerra y pasaron a trabajar para fines civiles. Argentina seguía un lento proceso de desarrollo de su producción agrícola y ganadera basada en los cultivos y ganadería extensiva, con mucha mano de obra rural. La agricultura y la ganadería europea se reconstruyeron y bajo la cobertura de la naciente Comunidad Europea se transformó en un sector excedentario de granos y leche, comenzando así un rápido proceso de industrialización. Más tarde creó la PAC (Política Agraria Común) consistente en subsidiar a toda la agricultura en forma directa a los productores, que en muchos productos equivale al costo de producción. El objetivo, mantener la familia productora en el campo y resguardar el patrimonio histórico. El extraordinario desarrollo alcanzado por la conversión de la industria química de postguerra, creó los conglomerados agroquímicos de Europa y Estados Unidos y en consecuencia la agricultura y la ganadería dieron un salto espectacular mientras que en nuestro país se mantenía la agricultura y ganadería predominante hasta la irrupción de aquel nuevo paradigma productivo. Fue recién en los años ’80 cuando comenzó el desembarco de la nueva agricultura en los campos argentinos. A partir de entonces el desarrollo global, la biotecnología, la manipulación genética y la tecnificación productiva introducida por la industrialización europea y de Estados Unidos comenzó a aplicarse y con ello el aumento de la productividad. Simultáneamente se fusionaron las grandes empresas químicas norteamericanas con las europeas absorbiendo a las grandes compañías semilleras, para fusionarse en 3 o 4 grandes grupos industriales. (En el Sitio se explica todo el proceso de desarrollo de la nueva agricultura). Al finalizar la guerra fría el mundo cambió. Estados Unidos superó a la URSS en casi todos los sectores de la economía basada en un gran desarrollo científico técnico. El paso al capitalismo del bloque soviético lleva ya 20 años bajo diversas formas. El capitalismo chino se abre paso en forma diferente, bajo formas políticas de dictadura socialista de “nuevo tipo” donde coexiste una economía de Estado muy fuerte en los principales factores de producción y control financiero, con un sector de multinacionales industriales, factorías y armadurías extranjeras en las que basa su gran volumen exportador de bienes industriales. A diferencia de la India, en China se controla la natalidad en forma absoluta y el Estado y el Ejército ejerce el contralor institucional en toda China. La India –se estima- sobrepasará a China en número de habitantes, que viven en su mayor parte en la pobreza y la miseria. India “aporta” una gran parte del millón de personas que pasa hambre hoy en día según datos de la FAO. En el año 2050 se estima que habrá 9.000 millones de habitantes en el mundo, 3.000 millones más que en el 2010. El sistema agroalimentario occidental en el que está nuestro país, aporta sus excedentes al sector de la población china, india y otros países que han accedido a mejores condiciones de vida y consumo de alimentos. La cuestión que se plantea ahora respecto a los límites impuestos por el costo y disponibilidad de la energía, el cambio climático, la carencia de agua y los costos de la logística que requiere el modelo actual, es la sustentabilidad del modelo en curso. La mayoría de los países que no cubren sus necesidades alimentarias básicas deben pagar cada vez más por los alimentos que importan. Con el actual modelo agropecuario argentino o con otro más diversificado extendido a nuevas zonas que requieren agua, nuestro país podrá incrementar sustancialmente su capacidad productiva. El Plan Estratégico Agropecuario El diseño de otro modelo productivo tiene que ver con una agricultura con agricultores trabajando y viviendo bien en su tierra. Para lograrlo habría que transformar la realidad de más de cien mil agricultores familiares de pequeña escala (según las cifras que se estiman) otorgándoles acceso a una mayor superficie de tierra y modernizando tecnológicamente su trabajo. Un trabajo del IICA (Lic.Obtschatko) indica lo siguiente: ¿Cuántos son los agricultores familiares? Quiénes son los agricultores familiares. Una primera definición –señala Obschatko – sería aquellos productores que trabajan su explotación y tienen hasta 2 trabajadores remunerados, tienen un límite sobre la superficie, el ganado, etc. En esta categoría incluye cuatro categorías (a, b, c y d) según el nivel de capitalización que tienen (maquinaria, riego, invernáculos, etc.) De acuerdo a dichos conceptos y al Censo agropecuaria del 2002 habría unas 250.000 explotaciones lo que implicaría el 75% de las EAP (explotaciones agropecuarias), el 27% del valor bruto de la producción. De ellos, el 45% es el de menor capitalización y aporte el14% de la producción. El resto ocupa el 23, el 39 y el 13% de la producción según dichas categorías. El NOA y el NEA acupan del 78 al 92% del total de las EAP. El 52% (la suma de las categorías a + b) ocupan solo el 7% de la superficie. El 24% (c + d) ocupa el 11% de la superficie. El 25% de EAP no familiares ocupan el 82% de la superficie. La planificación necesaria para facilitarle más tierra, deberá hacerse desde un Estado distinto, que asegurando la propiedad de la tierra del agricultor, la permita evolucionar en su tierra, para ocupar el territorio en todas sus regiones y zonas productivas. Nuestro país tiene grandes zonas productivas que requieren de inversiones para su puesta en producción, desde el Valle Inferior del Río Negro, del río Chubut y el Río Colorado; de oasis mendocinos y sanjuaninos y de zonas semiáridas de San Luis, La Rioja, Catamarca. El Gran Norte argentino y el Chaco salteño, chaqueño y el territorio formoseño, solo requieren la disponibilidad de energía y obras de canalizaciones para tener el agua. Son millones de hectáreas que se agregarían en pocos años y que permitirían incrementar y diversificar la producción argentina. La energía hidráulica y eólica y de biocombustibles, son parte de la solución. Pero se requiere una planificación estatal, como política de Estado que abra un proceso de transformación agropecuaria y agroindustrial en todo el territorio, comenzando por las regiones que hoy son atrasadas productivamente en comparación con la pampa húmeda. El Plan Estratégico que actualmente se diseña en forma cerrada desde el Gobierno, debe ser materia de un gran debate nacional a partir de proyectos que se elaboren con conjunto con las provincias y las organizaciones de la producción de todo el país. Un Plan Estratégico de tales características debería tener estado parlamentario y requiere un debate sobre la participación del Estado en el comercio exterior, en la producción nacional de agroquímicos, semillas y fertilizantes y en otros aspectos trascendentes tales como la reconstrucción ferroviaria para crear una conexión de todo el país en forma más económica que el camión, menos contaminante y a la vez, como un impulso gigantesco al desarrollo de la Industria. La recuperación nacional de la siderurgia es parte esencial de un plan estratégico para que el país avance en la producción de maquinaria rural y la tecnología que el campo requiere. China hoy, produce el 90% de sus alimentos y ha construido la red más grande de transporte ferroviario de la historia, cubriendo todo su territorio y cuenta ya con la mayor cantidad de trenes de alta velocidad, superando a los países occidentales. En la Argentina, prácticamente, en forma comparativa con la década del ’80, no tenemos ferrocarriles. Ningún Modelo Agropecuario puede sustentarse en el tiempo en la actual división internacional del trabajo, sin una política de reindustrialización del país que revierta la estructura dependiente tecnológica y financiera que padecemos.