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REFORMISMO O
REVOLUCION
XV ASAMBLEA NACIONAL DEL
MOVIMIENTO BASE MAGISTERIAL
PROF. VICTOR RAMÍREZ
VR/Mildre.BARQUISIMETO, 29 DE AGOSTO DE 2005.
INTRODUCCIÓN.
Abordar el dilema planteado entre las concepciones políticas reformistas y la
concepción revolucionaria, remite obligatoriamente a enmarcarlo en la lucha de
clases que se libra en la sociedad por el poder político, en donde las clases opresoras
que detentan dicho poder, oponen sus concepciones ideológicas a las que enarbolan
las clases oprimidas. Es necesario destacar, que las ideas de las clases dominantes
germinan y se abren paso de manera espontánea entre las clases populares, por lo
que es necesario un largo y paciente trabajo de formación y concientización ideológica
en el seno del pueblo, para desterrar las ideas oligárquico-burguesas en la medida
que se va apropiando de la doctrina revolucionaria.
En aras de establecer ciertos parámetros para el deslinde doctrinario entre
reformismo y revolución nos parece pertinente tomar como guía la célebre frase de
V.I. Lenin, expresada en su obra ¿Qué hacer?, donde afirma lo siguiente: ” ... Sin
teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario...” (1);
resulta claro entonces, que una revolución debe estar orientada por una teoría
revolucionaria, de lo contrario, parafraseando a Lenin, podríamos afirmar también,
que sin teoría revolucionaria la lucha política del pueblo tendrá un contenido
reformista. Tenemos entonces, que la lucha entre reformismo y revolución es una
lucha en el terreno de la teoría, que demanda grandes esfuerzos intelectuales para
imponer mediante el estudio y la investigación, en medio del debate, las ideas
revolucionarias.
(1).- LENIN, V.I. ¿QUÉ HACER?
1.- RASGOS QUE CARACTERIZAN AL REFORMISMO.
El reformismo como programa político responde a los intereses de aquellos sectores de la
burguesía liberal y de la pequeña burguesía que, en determinadas circunstancias, se suman a las
luchas del pueblo pero sin abandonar dichos intereses; sino que, muy por el contrario, los reafirman,
alejándose cada día de la perspectiva revolucionaria y jugando un papel ideológico nefasto al
difundir ideas y “teorías” erróneas en el seno del pueblo que desvían las luchas del camino correcto
y desorientan a las masas, que por esta vía, no llegan a comprender sus verdaderos intereses de
clase ni sus tareas históricas.
Intentaremos ubicar algunos de los rasgos que, a nuestro juicio, caracterizan la práctica
reformista partiendo para ello, por considerar algunas posiciones que sectores afectos al presente
proceso revolucionario, han venido asumiendo a través de distintos medios, por lo que, con toda
seguridad, serán posiciones polémicas que deben administrarse y resolverse en un necesario
debate de altura, que ésta revolución esta reclamando pero que no se desarrolla aun.
En primer lugar, comenzaremos por precisar esta postura ideológica en el terreno de la
concepción filosófica, en donde hemos podido observar que la efervescencia popular desatada por
el proceso revolucionario bolivariano en Venezuela, ha caminado de la mano de un mensaje
ideológico carente de profundidad científica, caracterizado por el uso indiscriminado de diversas
corrientes del pensamiento, en ocasiones contradictorias, que se abren paso al amparo de la
doctrina bolivariana.
La brújula ideológica que demanda toda revolución; particularmente en nuestro presente
histórico, debe distinguirse por su solidez, objetividad, coherencia, ajena a toda concepción ecléctica
que pareciera ser la tónica ideológica actual, tal como podemos apreciarlo en el siguiente
planteamiento de Héctor Soto: “... el fenómeno político Venezolano actual calificado como inédito, es
controversial para los dogmáticos de cualquiera de las doctrinas históricas. Pareciera una creación
que incluye elementos de casi todas ellas, e incorpora otras nuevas”.(2) Como bien puede
observarse, se trata de una apreciación, a nuestro juicio, subjetiva y ecléctica al sugerir la posibilidad
de elaborar una doctrina producto de la reunión de elementos de varias corrientes del pensamiento.
(2).- SOTO, Héctor. “EL FENÓMENO POLÍTICO VENEZOLANO. ¿Cuál es la doctrina político-ideológica de la Revolución Bolivariana? PROCESO. Agosto-Septiembre del
2001. Pág. 30.
En segundo lugar, las posiciones reformistas encuentran también su expresión en el terreno de los
sistemas económicos que se proponen, nos parece necesario abordar y promover el debate en torno
a afirmaciones vertidas por calificados voceros del chavismo, que en este campo expresan la
tendencia reformista; veamos las siguientes expresiones:
a) Samuel Moncada, actual Ministro de Educación Superior, en su ponencia hecha en el
marco del Encuentro Mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana celebrado en Caracas los
días 10, 11, 12 y 13 de abril de 2003, titulada “Vigencia del Pensamiento de Simón Bolívar” afirmó lo
siguiente:
Creemos en la combinación adecuada entre mercado y
Estado. No somos dogmáticos.
Creemos en un sector privado vigoroso con miles de
empresarios pequeños, medianos y grandes generando empleos y
riquezas.
Creemos en la necesidad de un estado fuerte y eficiente que
corrija las distorsiones sociales del mercado que administren nuestros
recursos naturales estratégicos y que provea servicios económicos y
sociales para toda la población.
Pero también luchamos por el tercer sector, el sector
solidario, formado por mujeres y hombres que se asocian
voluntariamente para apoyarse entre sí. El sector donde el pueblo
ayuda al pueblo...(3).
b) En una tónica similar, Elías Jaua, actual Ministro de Economía Popular, expone en el semanario
Temas del 9 de diciembre de 2004, lo siguiente:
... Nosotros hemos definido en nuestra Constitución que la
economía Venezolana tenía espacio para tres actores: el Estado, el
gran capital y el pueblo con su creatividad apoyado por el estado para
poder generar una economía más equilibrada.(4)
(3).- MONCADA, Samuel. “Vigencia del Pensamiento de Simón Bolívar”. Caracas. Abril de 2003.Pág. 13.
(4).-JAUA, Elías. “La economía popular sienta las bases de un nuevo modelo de producción y consumo. TEMAS.3 al 9 de diciembre de 2004. Pág. 8.
Según estos razonamientos, se trata entonces de construir un modelo con tres sectores: El
estado, El Gran capital y el sector solidario “donde el pueblo ayuda al pueblo”. A nuestro juicio, esta
concepción no aprecia, con objetividad, el comportamiento y la dinámica social de las leyes
económicas del capitalismo.
En tercer lugar, podemos encontrar apreciaciones reformista cuando se aborda el problema
del tipo de estado, generalmente ellas se caracterizan por negar el carácter de clase que tiene todo
estado y pretenden presentarlo como una institución destinada a garantizar el bien común de los
ciudadanos, concibiendo al ciudadano en abstracto, ajeno a la existencia de clases sociales.
Hay sin embargo, un criterio mas sofisticado que aunque reconoce el carácter represivo del
Estado al servicio de una clase dominante, sugiere que éste será sustituido por otro tipo de estado:
“La democracia participativa”, que se administraría en función de los intereses generales de la
sociedad, tal concepción olvida que todo estado, por mas demócrata que sea, siempre estará al
servicio de una clase social, tal concepción la apreciamos en el siguiente planteamiento de Heinz
Dieterich:
Este es el significado del estado clasista que históricamente
sustituyó al proto estado hace alrededor de seis mil años y que
desaparecerá con la democracia participativa. En su lugar habrá una
nueva autoridad pública que priorizará los intereses generales y que al
perder sus funciones de clase pierde su identidad represiva (5).
En cuarto lugar, estas posiciones reformista también se aprecian en el terreno de
organización, particularmente, en la relación entre las organizaciones de masas y la organización
revolucionaria, en este aspecto se privilegian las primeras y se niega el papel de vanguardia de la
organización revolucionaria; es decir, la construcción del partido, pues consideran que las masas
espontáneamente estarán en capacidad de asimilar la teoría revolucionaria y garantizar el éxito
definitivo de la revolución.
En quinto lugar, ubicamos esta concepción oportunista en el terreno de la relación política
con las masas. El reformista no establece vínculos claros con el pueblo, lo hace siempre bajo la
concepción clientelar, populista y asistencialista, a través de la cual se impone a la larga un sistema
de gobierno burocrático-autoritario, que desprecia la opinión del pueblo y socava las bases de la
participación protagónica.
(5).- DIETERICH, Heinz. Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI Pág. 66.
2.- NATURALEZA DEL PROCESO REVOLUCIONARIO.
La postura revolucionaria en todo momento parte por asumir una condición militante a favor
de la clase que, por sus condiciones materiales de existencia, esta llamada a transformar la
sociedad imperante y sustituirla por un nuevo orden social. En nuestro tiempo histórico, aun tiene
plena vigencia la caracterización leninista según la cual estamos en la época del imperialismo y la
revolución proletaria mundial, formando parte de ella, además del movimiento revolucionario de los
obreros en los países desarrollados, los movimientos de independencia y liberación nacional que se
desarrollan en las colonias y países dependientes.
Desde esta óptica, es evidente que no puede haber revolución que no esté dirigida por la
clase obrera y su vanguardia, de allí que debemos hacer un esfuerzo supremo por la organización
de los trabajadores.
Por otro lado, la revolución proletaria que ha de sustituir al régimen burgués capitalista no
será posible sin una sólida teoría revolucionaria que este en capacidad de dar respuesta a las
exigencias de la sociedad venezolana.
A la luz del desarrollo histórico de la Revolución en Venezuela nos atrevemos a formular una
propuesta para el debate, que parte por asumir el marxismo como concepción y teoría de la
revolución, en oposición al eclecticismo que exhiben los reformistas. Esta toma de partido por el
marxismo se hace desde una perspectiva crítica que pasa por considerarlo como una guía para la
acción y no como dogma. ¿Cómo abordar entonces el proceso de elaboración de la teoría
revolucionaria?. Este debe ser un proceso donde se aplique la verdad universal del marxismo a la
situación concreta de la revolución venezolana, en este sentido proponemos que la doctrina de la
revolución en Venezuela debe ser EL PENSAMIENTO BOLIVARIANO DE ORIENTACIÓN
MARXISTA.
Para llegar definitivamente a este punto, debemos resolver los siguientes aspectos:
a.- Naturaleza de la sociedad venezolana.
b.- Definir los blancos y fuerzas motrices de la revolución.
Todo ello inscrito en el proceso de construcción de un verdadero partido revolucionario que
cumpla el papel histórico de vanguardia de todo el pueblo.
Creemos, que en la medida que avancemos acertadamente en este camino, estaremos en
condiciones de darle una conducción segura a la revolución venezolana, y responder correctamente
al llamado hecho por el presidente Chávez para debatir sobre el socialismo, asegurando la vía
revolucionaria y negando y superando el reformismo que en fin de cuenta, independientemente de la
voluntad de quienes lo asumen, total o parcialmente, deviene en una actitud reaccionaria.
PROF. VICTOR RAMÍREZ
VR/Mildre.BARQUISIMETO, 29 DE AGOSTO DE 2005.