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investigación para todos
El INIA y la genética animal
Buscando mejores animales
para un mejor país
Seguramente, tú tienes algún parecido
a tu mamá, pero también algo de tu papá
o de tus abuelos. Pero, si tienes hermanos,
seguramente alguno será más alto o más
flaco que tú.
/EDISON
BIANCHI (INIA)
¿Por qué pasa esto?
El INIA
trabaja para
contribuir, por
ejemplo, a
que el ganado
produzca más
y mejor
carne.
Quizás cuando escuches “Mejoramiento
Genético” pienses en “La guerra de los
clones” y otras películas futuristas. Sin
embargo, empezó hace más de 3.000
años. Claro que hubo
diferentes etapas y avances en
los conocimientos.
La genética, como ciencia,
empezó en 1865 cuando un
monje llamado Gregor Mendel
(nacido en 1822 en la actual
República Checa) presentó su
trabajo sobre las leyes de la
herencia.
Trabajando en equipo
El INIA no trabaja sólo, sino en conjunto con otras instituciones: entre
otras, la Asociación Rural del Uruguay (ARU), el Secretariado Uruguayo de
la Lana (SUL), la Facultad de Agronomía y el Instituto Nacional para el
Mejoramiento Lechero.
Ustedes tienen “información genética”,
que viene de sus padres, parecida pero no
idéntica. Además, las diferencias se
agrandan si uno de los hermanos hace
más deporte, o es más viejo, o es más
comilón. En genética, esto se llama
“efectos ambientales”.
Algo similar pasa en los animales. En el
INIA, cuando hacemos evaluaciones
genéticas, “limpiamos” los datos de los
animales (por ejemplo, su peso al destete)
de los efectos
ambientales. Estudiar si un
novillo pesa más porque
tuvo un mejor ambiente o
porque es mejor
genéticamente.
Las evaluaciones se
realizan en vacunos para
carne (razas Aberdeen
Angus y Hereford) y para
leche (Holando), en ovinos
(Corriedale, Ideal, Merino,
Romney Marsh y Frisona Milchschaf) y en
conejos (en INIA Las Brujas).
Gracias a ellas podemos encontrar y
seleccionar animales que produzcan, por
ejemplo, más carne, lana o leche, y de
mejor calidad.
VI / EL ESCOLAR AGROPECUARIO • JUNIO 2007