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CRISTINA NEGRETE ILLESCAS
ARTE SONORO
Este trabajo se centra en el radioarte, el arte sonoro, una vertiente distinta de radio. Este
concepto se basa en una radio hecha por artistas, como indica José Iges en su texto Arte
radiofónico. Algunas líneas básicas de reflexión y de actuación. Iges dice, que “el arte
radiofónico es un conjunto de manifestaciones sensibles que tienen lugar dentro de las líneas
de nacimiento y desarrollo tanto del arte sonoro del siglo XX como de la propia radio”. El arte
radiofónico se define como un arte de sensaciones radiofónicas, esto es así porque estas “han
otorgado al medio una autonomía y una singularidad expresivas que lo han hecho
imprescindible como mediador de lo que llamamos “realidad”.”
La radio arte pone en relieve un sentido de radio distinto al que hoy en día venimos
contemplando en los medios de comunicación actuales, en el que lo que prima es la
información. El arte sonoro exalta el carácter expresivo que se encuentra inherente en la radio,
y que cada vez más profesionales de la comunicación tienen menos en cuenta. Así, como en lo
visual con la pintura, o la escultura, el sonido es otro elemento del arte. Este utiliza el sonido
para recrear, interpretar o causar en el oyente un efecto. Para ello hacen una composición
sonora a través de efectos, música, lenguaje y voz, y el silencio, con las que crean un mensaje
que no tiene porqué ser meramente informativo, sino más encaminado a un producto
estético, que obliga al oyente a reeducar el oído, para percibir otro tipo de mensaje.
Como decíamos, la radio actual se concentran en empresas de información, en la que su
elemento principal es esta, la información. Es por ello que hay poca variedad de radios que
generen estos contenidos y que los difundan, perjudicando en ocasiones a la calidad de la
radio, a sus posibilidades artísticas y a la cultura, educación y servicio a los ciudadanos. Hoy en
día, solo ciertos medios radiofónicos públicos cubren esta demanda de la sociedad más
artística y sensible con el sonido. Así pues, otros medios radiofónicos se han sumado a las
iniciativas sostenidas del radio arte con una adecuada profundidad de manera activa,
generalmente aquellos que tienen una temática especializada, así como algunas radios de
universidades (extranjeras) y en mayor medida una numerosa cantidad de nuevas radios
online, que ven posibilidad de darse a conocer y desarrollarse por esta vía, diversificando esta
oferta y cubriendo una demanda cada vez mayor de este tipo de radio.
Internet parece para algunos un mal camino para la radio. Los teóricos más puristas de la
radiodifusión consideran que la radio en la red deja de ser radio, que pierde su esencia. Otros
la defienden. Lo que sí es cierto es que internet a abierto posibilidades a aquellos que
pretenden desarrollar una vertiente de la producción sonora que no está cubierto por la radio
tradicional. Expandiendo el radio arte, como hace www.artesonoro.org
José Iges, en su texto introductorio a las obras de arte sonoro explica que estas están
relacionadas con la política y la sociedad, especialmente iberoamericana. Pero que sus
autores, de distintas generaciones y nacionalidades, tienen un interés común: el uso del sonido
con una conciencia política, tomando sus temas de la sociedad.
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Una de las obras que en este trabajo se analiza es Boredom of familiarity (Aburrimiento de
familiaridad), una pieza de 11 minutos de Rodrigo Sigal, quien es director del Centro Mexicano
para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS). Según pone en la página www.kunstradio.rg este
trabajo se basa en un par de frases escritas por Luigi Russolo en “el arte del ruido” y alguno de
los sonidos de Russolo proporcionados por Studio Forum. Esta obra apareció en un programa
de Kunstradio desarrollada por Iberoamerican Radio arte, llamada convergencia en el espacio
electrónico, el 11 de agosto del 2013.
Esta obra en sí misma no cuenta una historia, ni se centra en dar a conocer un suceso o hecho,
sin embargo, la intención es producir un sentimiento y una sensación al oyente. Para ello se
basa en “ruidos” para hacer un producto armónico y melódico. Utiliza sonido electrónicos,
sonidos artificiales que no se encuentran en la naturaleza, por lo que han tenido que ser
creado por un equipo eléctrico de señales y sonidos. El autor en la obra además de sonidos
variados recurre a silencios, para hacer pausas prolongadas de al menos 5 segundos. La voz la
utiliza en pocas ocasiones y de manera breve.
El autor decía “Existe ruido. Rige nuestro mundo. Debemos tratar de hacer las paces con él.
Nuestras mentes son lo suficiente potente como para diseccionar el ruido y lo coloca en un
orden lógico en el tiempo adjuntando sentido y coherencia. El ruido es más grande que
cualquier sonido.”
La pieza comienza con una voz femenina emitiendo una frase, tras la cual le sigue unos efectos
de sonido por unos segundos y una voz de hombre gruesa acompañada de más sonidos,
variables, distintos y contrarios unos de otros. En la pieza también se llevan a cabo pausas de
al menos 5 segundos. Estos silencios provocan una incertidumbre y desasosiego. El oyente
quiere conocer y oír más, y está inquieto ante el silencio contrastando con los efectos
dinámicos. En esta pieza sonora se recurren a muchos efectos y sonidos melódicos, así como
varios tipos de música, con letra y sin ellas, melodías que acompañan a los efectos algunos
naturales y otros, en su mayoría, artificiales, creados de manera técnica. Como decía el autor,
son una mezcla de sonidos, que él consigue ordenar y poner en paz. Tanto la voz, música,
efectos y silencios se mezclan para crear una pieza sonora unificada y estética. Como dice
Arnheim en “Estética radiofónica”: “En todo arte, los medios más elementales y arcaicos son
los que permiten conseguir los más profundos y bellos efectos. Los efectos más elementales
para el oyente no consisten en representar el sentido de la palabra o del ruido, de modo que los
pueda reconocer de la realidad que le envuelve. Mucho más inmediatos, sin llegar a
comprender todo lo que la experiencia nos ha demostrados, resultan los efectos producidos por
el carácter expresivo de los sonidos: intensidad, volumen, intervalo, ritmo. El significado de la
palabra y del efecto sonoro poco puede hacer antes estas propiedades tonales”.
Podríamos decir, que en este caso, una consecución y mezclas de ruidos variados hacen una
pieza musical con diferentes tonalidades, duración, intensidad y ritmo. El ritmo varía a lo largo
del producto, en algunos momentos se da una parte tranquila, lenta y relajada, que llegan
incluso a silencios, a pausas, y en otros la cantidad de sonidos diversos todos a la misma vez,
con un ritmo muy dinámico, afectando a la intensidad de escucha del oyente. También cabe
decir, que el artista en ocasiones utiliza melodías características de ciertos territorios, como
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música asiática, lo que te transporta a un distinto espacio. Recurre a una mezcla de tipos de
sonidos que cambian el registro y te transmiten cosas distintas, te llevan de un lugar a otro.
“Una fotografía necesita de un encuadre, que puede dejar de lado parte de la imagen, cuando
uno prende una grabadora y registra un sonido no puede dejar otros sonidos fuera del
encuadre”. Sol Rezza decía esto, y ante esto, tenemos que decir que los sonidos que recoge
una grabadora no son percibidos por nosotros totalmente, muchos quedan olvidados, otros
relegados y otros potenciados. El artista pues, se encarga de darle su posición según su obra lo
merezca o no, y según el significado o trama que le quiera dar. Sonidos que nos pueden
parecer familiares y aburridos, son recogidos por los artistas para hacer de ello una pieza única
e interesante con muchas posibilidades estéticas.
Tal como dice Iges “es indudable el interés de los productores integrados en Ars Acustica por la
experimentación tanto en el plano estético acústico (arte sonoro) como en el tecnológico pues,
desde los orígenes de la radio como medio, dos cosas han quedado claras: que la expresividad
radiofónica tiene una estrecha dependencia de la tecnología, y que los creadores, al contacto
con las posibilidades de dicho medio, han experimentado una mutación que les ha llevado a
profundizar en aspectos hasta entonces inexplorados de su propia obra”. Con esta pieza vemos
como el autor se centra y ha trabajado sonidos electroacústicos, ya no son solo los sonidos
naturales los que son recogidos y utilizados por los profesionales, sino que estos se cierran en
un estudio para componer y realizar sonidos que les sirvan para una creación melódica.
Por otro lado, es interesante el uso que este autor hace de los efectos intercambiándolos con
la música. La música es utilizada también con un objetivo estético. A su vez, hemos podido
comprobar que efectos y música hacen- disculpen la redundancia- una música a su vez de una
mayor complejidad, hacen un sonido armónico, y esto es la parte esencial del arte radiofónico.
Con respecto a esto, tampoco podemos obviar las palabras de Iges cuando dice que “en el caso
de la narrativa litería, esa materia es la palabra; en la narrativa radiofónica, el sonido”. El
sonido es la parte fundamental de cada producto, más que su contenido literario, la palabra, la
información, lo importante es el sonido, lo que acústicamente provoca en el oyente, la
sonoridad. En este pieza se combinan palabras y música creando un sonido unificado. Así pues,
la retórica del lenguaje como la retórica musical son recursos complementarios del lenguaje
radiofónico, importantes por igual.
La otra obra a analizar es Oídos de acero (Ears of Ateel), del artista Zael Ortega, que fue un
encargo de la Fonoteca Nacional para celebrar el centenario de la Revolución Mexicana. Este
proyecto se llevó el primer premio en la Bienal Internacional de Radio en 2010. El 28 de julio
de 2013 apareció en el programa de Iberwave. En la página de Kunstradio se explicaba esta
obra diciendo que “ El sentido de la creación sonora no radica en la intención del creador, ni en
la interpretación del oyente, sino que se basa en la escucha silencio del mismo sentido, es decir,
en su apertura y la inmanencia”. Esta obra, tiene un doble propósito. Por un lado, se basa en
gran parte en la batalla dura, inflexible y estoico por el activista social mexicano Salvador Zarco
Flores (nacido en 1944) contra el desmantelamiento institucional sordos de Ferrocarriles
Nacionales de México. Por otra parte, este trabajo se propone una evocación medido sobre la
explosión ideológica y cultural que ocurrió en México en 1910 (Revolución mexicana), con
especial atención al objeto de trenes de sonido y sobre todo a sus trabajadores honorables.
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Esta obra por tanto, evoca en gran medida el tren y el ferrocarril, y que está dedicada
principalmente a Salvador Zarco Flores, un activista mexicano.
Así pues, como ya se ha indicado, esta pieza representa los sonidos producidos por los trenes y
ferrocarriles. El artista utiliza sonidos naturales en su mayoría, que se encuentran en el día a
día, en la naturaleza, en la ciudad. Sonidos de piedras, viento, locomotora, sirena, motor. Son
sonidos que escucharíamos aisladamente en la realidad y que en la pieza el autor ha
representado mezclándolos y disponiéndolos todos durante diez minutos. En ella podemos
escuchar la locomotora cada vez más intensamente, transportando al oyente en el lugar,
imaginando como el tren llega, ubicándonos en un espacio y en un tiempo. Algo que hace muy
bien el sonido. Este nos relaciona en un tiempo y en un espacio, según aquello que percibimos,
además es capaz de hacer que construyamos una historia, y que percibamos imágenes
mentales con un gran grado de realismo.
En esta pieza está compuesta solo por efectos y pausas, no se utilizan voces, y escasa música.
Utiliza sonidos de la realidad, que mezclados forman una secuencia. Sonidos que en principio
son aislados, que son distintos, y que en esta producción radiofónica se combinan de la mejor
manera para causar unos efectos en el oyente. La poca música que utiliza claramente es
utilizada para realzar y enfatizar un sentimiento y un momento importante, preocupante, justo
después aparece el sonido de un choque. Con ello pretende exaltar al oyente, crearle estrés,
curiosidad. A lo largo de la pieza mezcla sonidos distintos, en intensidad y ritmo
enfrentándolos para realizar un contraste.
El arte del sonido es un gran elemento para potenciar nuestra imaginación y el sentido de la
sensibilidad, y refuerza lo susceptibles que las personas somos a los estímulos, siempre y
cuando trabajemos en ello, y podamos disfrutar de estas piezas radiofónicas que se distancian
y diferencian de lo que estamos acostumbrados. Con ello recordamos que la radio, el sonido,
también es arte.
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BIBLIOGRAFÍA
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- HAYE, RICARDO MIGUEL. El arte radiofónico.
- IGES, JOSÉ. Arte radiofónico. Algunas líneas básicas de reflexión y de actuación.
- IGES, JOSÉ. El arte radiofónico como expansión del lenguaje radiofónico.
- IGES, JOSÉ. Sobre el Radioarte: reflexiones sin desarrollo
- REZZA, SOL (2010). "El oficio de cuidador de sonidos". En la revista Sonograma
(número 7)
- RODERO, EMMA. Producción radiofónica. Madrid: Cátedra
- ROCHA, MANUEL. Arte Sonoro. Hacia una nueva disciplina.
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