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Lo que ha permitido a los Hombres adaptarse a su entorno es el grado de desarrollo de sus comportamientos económicos, sociales, políticos y culturales. Al mismo tiempo que logra adaptarse al medio ambiente, el Hombre va creando la cultura requerida para ponerse en comunión con su entorno, pudiendo elegir entre pasar por encima atropellándolo, degradándolo, agotándolo y rompiéndolo en su equilibrio, u optando por ponerse al ritmo de la Naturaleza. En el salto de Natura a Cultura, y siendo toda cultura un simple desarrollo cualitativo de la misma naturaleza, el Hombre ha necesitado apropiarse de la obra de sus propias manos, lo que ahora en el capitalismo le exige hacerlo con el producto de su Trabajo-Valor. El Trabajo y la condición “humano-social” “El Trabajo es todas las formas de Amor” R. M. Rilke La necesidad vital básica más importante del Hombre es el consumo para la sobrevivencia, pero su necesidad vital liberadora es el Trabajo, que es un “valor” inherente a nuestra naturaleza humana. El Trabajo tiene la particularidad de determinar la condición humano-social del Hombre, a la par que ésta también es determinante en la condición del Trabajo. Una comprensión de la categoría humana y social del Trabajo desde la Filosofía171requiere ser enfocado en toda su integralidad desde la antropología, la economía política y la filosofía, es decir, como una condición que define al Hombre, como rasgo distintivo de una determinada cultura, como una relación social de producción, o como simple actividad y ocupación laboral. El análisis del Trabajo desde la perspectiva de la Filosofía (Filosofía del Trabajo), nos permite resaltar que ante todo el Trabajo es el productor o creador de nuestra realidad “humano-social”, atrapando mediante él la máxima “neguentropía” y generando mínima “entropía”. Para el filósofo militante Karel Kosík 172(19262003) la Filosofía del Trabajo es preguntar ¿qué es el Trabajo?, que es equivalente a preguntarnos ¿qué y quién es el Hombre?, lo que nos llevaría a enfocar el Trabajo como un problema ontológico, y la ontología del Hombre no es antropología. Desde la Economía Política el Trabajo, además de ser diferenciado entre abstracto y concreto y analizar la forma de generación y apropiación de su producto (Ingreso, (riqueza), es estudiado en el aspecto de fuerza humano de trabajo. La fuerza humana de trabajo es una mercancía que se ofrece y se demanda en el mercado, donde queda sometida al arbitrio del Capital y de quienes se han apropiado de los medios de producción, que para poder acrecentar sus dominios necesitan intensificar mucho más cada día su explotación. Se habla de “enajenación del trabajo” cuando, siendo el Trabajo la esencia del Hombre y el medio por excelencia para su realización, el Capital logra que el Trabajo pierda dicha esencia, haciéndolo extrañoalmismoHombre,alienándoleeimpidiendo que el Hombre pueda realizarse en él. Esta explotación delTrabajo por parte del Capital es la causa de una de las mayores crisis del proyecto humano, puesto que el Capital es en sí mismo ni más ni menos que el Trabajo, lo que hace que la correcta definición del Capital sea la de “trabajo pretérito” o “trabajo muerto”, y el Trabajo (material-intelectual, concreto-abstracto) por arte de prestidigitación es apropiado en forma de Capital. Con respecto a la categoría objetividadhumanidad, merced al Trabajo el “Ello-Yo-criptoYo” se objetiva en la Naturaleza aprehendiéndola y degradándola (entropía) al tiempo que la humaniza al comprenderla y transformarla. Por la acción del proceso de Trabajo, el “Ello-Yo-criptoYo”, además de transformar la Naturaleza y realizar en ella sus designios humanos, se constituye en esa otra categoría dialéctica de la unidad HombreNaturaleza,entendidaellacomounidadderecíproca transformación. Sobre la base de esta recíproca transformación se estructura, emerge y funciona el “Ello-YocriptoYo”, que al tiempo que se objetiva en el Trabajo o alcanza en el Trabajo su objetividad humaniza a la Naturaleza. A partir de que el elemento constitutivo del Trabajo es la “objetividad”, en el “Ello-Yo-criptoYo” quedaría plasmada la naturalidad del Hombre y humanidad de la Naturaleza (objetivación-obyección). “El Hombre se objetiva en el Trabajo, y el Objeto es arrancado del contexto natural originario, modificándolo y re-elaborándolo. El Hombre alcanza en el Trabajo su objetivación, y el Objeto es 171 KOSÍK, Karel. Dialéctica de lo Concreto; Grijalbo, México, 1983, págs. 214-246 172 Ibíd, pág. 215 216 El Portento “Ello-Yo-criptoYo”