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LA DINÁMICA DEL TIPO DE CAMBIO EN UN MODELO CON COMERCIO
DE BIENES INTERMEDIOS VERSUS BIENES FINALES.
Juan Antonio García Cebro*
Universidad de A Coruña
Ramón Varela Santamaría
Universidad de A Coruña
Resumen
En este artículo construimos un modelo que propone una nueva extensión de la seminal
contribución de Obstfeld y Rogoff (1995) a fin de incorporar: (i) comercio internacional
tanto de bienes finales como de materias primas y bienes intermedios. (ii) Un escenario
en el que los pagos internacionales de las materias o inputs intermedios comerciados se
denominan en la moneda de uno de los países que los importan. En este marco,
obtenemos que cuando se produce un shock monetario en uno de los países
importadores, el efecto sobre su tipo cambio bilateral es mayor a medida que se
incrementa la participación de los bienes intermedios en la tecnología de producción de
los bienes finales. Además, obtenemos que la magnitud de dicho efecto es también
mayor cuanto menor sea la sustituibilidad de los inputs importados. Finalmente, puede
demostrarse que los resultados de Obstfeld y Rogoff constituyen un caso particular de
este enfoque más general.
Clasificación JEL: F3; F4
Palabras clave: Tipos de cambio; bienes intermedios; competencia imperfecta
INTRODUCCIÓN
En el ámbito del análisis macroeconómico en economías abiertas, en los últimos
años, ha habido importantes desarrollos teóricos y empíricos. Esto se ha encuadrado en
lo que se ha venido a denominar “nueva macroeconomía de la economía abierta”. Esta
literatura fue estimulada por el trabajo seminal de Obstfeld y Rogoff (a partir de aquí,
OR) (1995), en el que se formaliza la determinación del tipo de cambio en un contexto
• Correspondencia para autores:
Juan Antonio García Cebro
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales
Campus de Elviña, s/n. 15071. A Coruña
E-mail: [email protected]
1
de equilibrio general dinámico con microfundamentos explícitos, rigideces nominales y
competencia imperfecta. El debate intelectual generado a partir de OR propició, con el
tiempo, extensiones de la formulación original que reflejaron aspectos de la realidad
más satisfactoriamente (ver Lane, 2001, para una excelente revisión de la extensiones
del marco de OR). Dichos desarrollos inciden en diferentes variantes y generalizaciones
que abarcan desde rigideces nominales alternativas (Hau, 2000, Kollman, 1997,
Jeanne,1998, y Chari y otros, 1998,2000) y fijación de precios asociada a la
segmentación de los mercados internacionales de bienes, “princing to market”, (Betts y
Devereux, 2000), hasta especificaciones alternativas de las preferencias (Corsetti y
Pesenti, 2001, Tille, 2001) y estructuras de mercados financieros (Sutherland, 1996,
Senay, 1998 y Chari y otros, 1998). Además, otros desarrollos de la formulación
original introdujeron factores estocásticos para enfatizar en sus implicaciones sobre la
relación entre incertidumbre y tipos de cambio (OR, 1998, 2000).
Nuestro trabajo desarrolla una nueva extensión de OR (1995) a partir de Hau (2000)
y OR (2000). Concretamente, el trabajo de Hau generaliza OR (1995) en tres
direcciones a fin estudiar el papel de las rigideces de los precios de los factores
(salarios) y la presencia de no comerciables en el mecanismo de transmisión
internacional de los shocks. En primer lugar, siguiendo a Blanchard y Kiyotaki (1987),
su modelo considera el mercado de factores (trabajo) y sus rigideces nominales
(salarios) a corto plazo. Por otra parte, Hau asume un marco de precios flexibles en
moneda local de los bienes, sin que se produzca, sin embargo, arbitraje en los mercados
internacionales de bienes. Aunque la ley de un solo precio se mantiene para cada bien
individual comerciable, la existencia de bienes no comerciables en el índice de precios
del consumidor induce desviaciones de la paridad del poder adquisitivo. Finalmente, por
tanto, a diferencia del escenario de OR (1995), Hau también incorpora bienes no
comerciables. El principal resultado en su trabajo es que las rigideces del precio de los
2
factores tienen similares implicaciones que las rigideces en los precios de los bienes de
los productores domésticos. En algún sentido, los resultados de OR (1995) son
confirmados en el contexto de una estructura de mercado con rigideces del precio de los
factores. Sin embargo, los bienes no comerciables modifican el mecanismo de
transmisión de una manera relevante: una mayor participación de no comerciables
implica que los movimientos en el tipo de cambio son magnificados, puesto que el
equilibrio en el mercado monetario descansa en un ajuste de los precios a corto plazo
realizado con menos bienes comerciables. Este efecto es interesante porque puede
ayudar a explicar la alta volatilidad observada en el tipo de cambio nominal respecto a
la volatilidad de los precios.
Nuestro trabajo asume este enfoque de la rigidez nominal del precio del trabajo de
Hau pero, sin embargo, el planteamiento es diferente en varios aspectos importantes:
primero, se pasa de un escenario de dos países a tres países con objeto de incorporar una
de las características del comercio mundial: un país (país C) exporta materias primas o
productos intermedios a dos países A y B donde son combinadas en los procesos
productivos con trabajo doméstico para producir bienes finales comerciables. En este
escenario, nuestro objetivo es estudiar los efectos de un shock monetario en el país B
sobre el tipo de cambio bilateral entre A y B.
Segundo, por tanto, incorporamos en el enfoque de OR una estructura productiva
del tipo de Basu (1995) en la que las empresas de A y B combinan trabajo (doméstico)
con bienes intermedios o materias primas (importados). En general, interpretamos los
bienes intermedios en su acepción más general, esto es, bienes usados en los procesos
productivos como inputs para obtener otros bienes (materias primas, energía y otros
inputs intermedios); los distinguimos por su uso, por el tipo de bien. A diferencia del
trabajo de Basu, asumimos una tecnología de producción en los países A y B flexible tal
como la dada por funciones de producción CES, lo cual nos permite estudiar la
3
influencia de los diferentes grados de sustituibilidad de los inputs importados en los
mecanismos de transmisión de los shocks. En este sentido, en nuestro modelo
obtenemos que a medida que se reduce el grado de sustituibilidad entre inputs
importados y trabajo doméstico, aumenta la depreciación que un shock monetario
expansivo genera en la moneda del país.
Tercero, la participación de inputs importados en la producción de bienes finales, a
diferencia de lo que ocurre en OR (1995) y algunas de sus extensiones, permite explicar
lo que Backus y otros (1992) denominaron “anomalía cuantitativa” para referirse a una
situación en que en una economía mundial con menos restricciones comerciales y
aversión al riesgo, uno anticiparía más altas correlaciones internacionales en el consumo
que los outputs. En los datos, sin embargo, las correlaciones observadas entre los
outputs son más altas que entre los consumos. Pues bien, nuestro modelo es consistente
con este resultado observado en la medida en que se incremente la participación de
inputs importados en los proceso de producción domésticos. Además, también
obtenemos que cuanto mayor sea esa participación, es mayor volatilidad del tipo de
cambio.
Cuarto, finalmente, nuestro modelo también tiene en cuenta la moneda en que se fija
el precio de las materias primas en el mercado mundial. Concretamente, respondiendo
también a una de las características observadas en el comercio mundial, asumimos que
la moneda utilizada como medio de pago en el comercio de materias primas es la del
país B.
El trabajo está estructurado en las siguientes secciones: en la sección II hacemos el
planteamiento y el desarrollo formal del modelo; en la sección III obtenemos los
resultados sobre el tipo de cambio de un shock monetario y, para finalizar, en la sección
IV presentamos las más relevantes conclusiones.
4
II.El modelo
Construimos un modelo cuya estructura se desarrolla en torno a OR (1995).1 Así,
consideramos el mundo, cuyo número de agentes está normalizado en el intervalo [0,1],
dividido en dos áreas económicas: en el área 1, país C, existen agentes, cuyo número
consideramos normalizado en el subintervalo [1/2,1], de los cuales la mitad, los agentes
“j” del intervalo [3/4,1], actúan como productores monopolísticamente competitivos de
bienes intermedios o materias primas y como consumidores de bienes finales
(llamaremos a estos agentes “j” empresarios-consumidores). La otra mitad, los agentes
“i” del continuo [1/2,3/4), son consumidores de bienes finales y ofrecen de forma
monopolísticamente competitiva sus servicios de trabajo al primer grupo de agentes “j”.
Este segundo continuo de agentes “i” los denominaremos “consumidores-trabajadores”.
Además, a los efectos de producir las variedades de bienes intermedios, los agentes “j”
aplican las variedades demandadas de trabajo a los agentes “i” como único factor de
producción.
Por otra parte, consideramos la otra área económica mundial, área 2, a su vez,
dividida en dos países de igual tamaño, A y B. Esto significa que el continuo de agentes
en estos países A y B se extiende, respectivamente, sobre los intervalos [0,1/4) y
[1/4,1/2). En este ámbito, al igual que en el país C, también asumimos que hay, en igual
número, dos tipos de agentes: consumidores-trabajadores “i”, i∈ [0,1/8) e i∈[3/8,1/2)
para los países A y B respectivamente, y consumidores-empresarios “z”, z∈[1/8,1/4) y
z∈[1/4,3/8) para A y B, respectivamente. En esta área económica, la actividad de los
agentes “z” se caracteriza por producir variedades de bienes finales empleando para ello
como factores de producción variedades de trabajo doméstico demandado a los agentes
1
Asumimos que el lector está familiarizado con el modelo desarrollado por Obtsfeld y Rogoff (OR)
(1995). Por ello, en este trabajo no presentamos explícitamente algunos desarrollos que son
5
“i” y variedades de productos intermedios o materias primas importadas de los agentes
“j” del país C. Por tanto, mientras que el comercio asumido entre los países A y B del
área 2 es exclusivamente de bienes finales, el patrón de comercio considerado entre las
dos áreas económicas es comercio de productos finales versus comercio de productos
intermedios. Además, en el desarrollo del trabajo, asumiremos que los pagos
internacionales de los productos intermedios importados por los dos países del área 1
están denominados en la moneda de uno de los países, en la moneda del país B.
A continuación modelizaremos el comportamiento de las empresas y de los
consumidores:
Empresas:
Las empresas “z” de los países A y “B obtienen el output a partir de una función de
producción CES:

Y ( z ) = δL(z )

σ −1
σ
+ (1 − δ )I ( z )
σ −1
σ


σ
σ −1
(1)
donde los índices L(z) , trabajo, e I(z), materias primas o productos intermedios, vienen
expresados por:
L( z ) =
1
1
(1 / 8 )ϕ −1
1 / 8

(ϕ −1) / ϕ
di 
 ∫ L(i, z )
0

ϕ /(ϕ −1)
z ∈ A ; L( z ) =
1
1
(1 / 8 )ϕ −1
1 / 2

(ϕ −1) / ϕ
di 
 ∫ L(i, z )
3 / 8

ϕ /(ϕ −1)
z∈B
(2)
I ( z) =
1
1
(1 / 4 )ϕ −1
1

(ϕ −1) / ϕ
dj 
 ∫ YR ( j , z )
3 / 4

ϕ /(ϕ −1)
z ∈ A, B ;
(3)
completamente paralelos a los de OR. Así, podemos enfatizar en aquellos aspectos que son más
novedosos.
6
siendo L(i,z) la cantidad de la variedad de trabajo ”i” demandada por la empresa “z”.
Igualmente, YR ( j , z ) es la cantidad de material prima o bien intermedio “j” demandada
por “z”.
A su vez, la función de beneficios de una empresa “z” será:
π ( z ) = P( z )Y ( z ) − ∫
L(i, z )W A (i )di − ∫ YR ( j , z ) PR ( j )dj , z ∈ A
(4)
π ( z ) = P( z )Y ( z ) − ∫ L(i, z )W B (i )di − ∫ YR ( j , z ) PR ( j )dj , z ∈ B
(5)
1/ 8
1
3/ 4
o
1/ 2
1
3/8
3/ 4
Por su parte, las empresas “j” del país C tendrán la siguiente función de beneficios:
π ( j ) = PR ( j )YR ( j ) − ∫
3/ 4
1/ 2
L(i, j )W C (i )di, j ∈ C
(6)
Consumidores:
Si usamos C(z) para denotar el consumo de un bien final z, definiremos el índice de
consumo como:
C=
1
1
(1 / 4 )ϑ −1
3 / 8

(ϑ −1) / ϑ
dz 
 ∫ C ( z)
1 / 8

ϑ /(ϑ −1)
(7)
donde ϑ > 1 es la elasticidad de sustitución entre dos variedades de bienes finales.
La función de utilidad de cada consumidor “i” es:
∞

M
U t (i ) = ∑ β s −t log C s + log s
s =t
 Ps


 k
 − Ls (i ) 2 
 2

(8)
donde M representa los saldos monetarios mantenidos por el agente y L(i) es el esfuerzo
del trabajo; por otra parte P representa el índice de precios de los bienes finales dado
por:
7
P=
1
1
(1 / 4 )1−ϑ
3 / 8

1−ϑ
 ∫ P( z ) dz 
1 / 8

1 /(1−ϑ )
(9)
En el caso de los consumidores-empresarios, agentes “j” y “z”, la función de
utilidad sería igual a la anterior salvo que desaparecería el último término,
representativo del esfuerzo del trabajador.
La maximización de la utilidad de los consumidores-trabajadores de cualquier país
está sometida a la siguiente restricción:
Pt Bt + M t = Pt (1 + rt −1 ) Bt −1 + M t −1 + Wt (i )Lt (i ) − Pt C t − Pt Tt
(10)
En cambio, la restricción presupuestaria de los consumidores-empresarios de los
países A y B será:
Pt Bt + M t = Pt (1 + rt −1 ) Bt −1 + M t −1 + Pt ( z )Yt ( z ) − WL( z ) − PR I t ( z ) − Pt C t − Pt Tt
(11)
donde r es el tipo de interés real de un bono internacional sin riesgo (B) denominado en
el bien de consumo compuesto , T representa los impuestos reales pagados al gobierno2
y PR es el índice de precios de los bienes intermedios definido como:
PR =
1
1
(1 / 4 )1−ϑ
1

1−ϑ
 ∫ P ( j ) dz 
3 / 4

1 /(1−ϑ )
(12)
Por su parte, la restricción presupuestaria del consumidor-empresario del país C es
de forma
Pt Bt + M t = Pt (1 + rt −1 ) Bt −1 + M t −1 + PR ,t ( j )Yt ( j ) − WL( j ) − Pt C t − Pt Tt
2
Asumiendo la equivalencia ricardiana, tendremos 0 = Tt +
(13)
M t − M t −1
.
Pt
8
Como es habitual en modelos de este tipo, haremos uso de la hipótesis de la simetría
de los agentes en lo que respecta a la fijación de precios. Asimismo asumiremos que se
mantiene la ley del precio único.
Demanda de productos, de factores y de dinero
La demanda individual para el bien final del productor z, resultante de la minimización
de costes es:
 P( z ) 
C ( z) = 
 P 
−ϑ
C
1/ 4
(14)
Por consiguiente, cada productor de bienes finales se enfrentará a la siguiente
demanda:
 P( z ) 
Y ( z) = 
 P 
−ϑ
d
CW
1/ 4
(15)
donde C W representa el consumo agregado mundial.
Igualmente, las demandas de trabajo y de materias primas, obtenidas a partir de la
maximización de las funciones de beneficios (4) o (5), serán, respectivamente:3
ϕ
−ϕ
  Y σ
1 
θW
L(i, z ) =
  L; z ∈ A, B
1 / 8  (θ − 1)P( z )δ   I 
−ϕ
(16)
ϕ
θPR
  Y σ
1 
YR ( j , z ) =
  I ; z ∈ A, B

1 / 8  (θ − 1)P( z )(1 − δ )   I 
(17)
Por lo que respecta a la demanda de saldos reales, ésta se obtiene de la
maximización de la función de utilidad del agente (8), considerando la correspondiente
restricción presupuestaria (10) ó (11):
3
A partir de ahora se representará L, I, Y, en vez de L(z), I(z), Y(z), respectivamente
9
 1 + it
Mt
= C t 
Pt
 it



(18)
donde i representa el tipo de interés nominal.
Precios de los bienes y de los factores
Dada la hipótesis de competencia imperfecta de los mercados, las empresas fijan los
precios con un mark-up sobre sus costes unitarios de producción. Así, los precios
fijados por las empresas productoras de bienes finales con un mark-up θ (θ − 1) −1 >1, se
derivan de la maximización de las funciones de beneficios (4) y (5):
P( z ) =
[
θ
δ σ W 1−σ + (1 − δ )PR
θ −1
]
1
1−σ
(19)
De la misma forma, las empresas del país C, fijarán el precio de los bienes
intermedios, a partir de (6), como un mark-up ϕ (ϕ − 1) −1 > 1 sobre el salario:
PR ( j ) =
ϕ
WC
ϕ −1
(20)
Por último, de la maximización de la función de utilidad de los trabajadores (8),
teniendo presente la restricción presupuestaria (10), se obtiene:
W (i )
ϕ
=
kL( z )
CP ϕ − 1
(21)
El término kL(z ) , en el lado derecho de la ecuación (21) caracteriza la desutilidad
marginal de la oferta de trabajo adicional y, el lado izquierdo, nos proporciona la
utilidad marginal del consumo de los bienes adquiridos con la oferta de trabajo
adicional para un precio real de los factores, W (i ) / P . Ambos términos difieren en la
magnitud del mark-up fijado por los consumidores-trabajadores debido a su poder de
mercado en el input trabajo.
10
Estado estacionario:
Partimos en el análisis de un estado estacionario inicial en el que todas las variables
exógenas son constantes. Las variables correspondientes a este estado se indicarán con
una barra superpuesta. El consumo per cápita en cada país será la media del consumo de
los trabajadores y de los empresarios. Por lo tanto, para los países A y B tendremos:
C =

P
1  P ( z)
Y ( z ) − R I ( z ) + r B (22)

P
2 P

donde B representa los activos extranjeros per cápita.
A su vez, en el país C tendremos:
C =
1 PR ( j )
YR ( j ) + r B
2 P
(23)
Como es habitual en este tipo de modelos, asumimos que en el estado estacionario
inicial que la acumulación de bonos es nula ( B = 0). Esto es, ningún país es deudor o
acreedor neto. En estas condiciones obtenemos:
1
 ϕ −1 2

Y0 = L0 = I 0 = 
 kϕ 
(24)
Asimismo, teniendo en cuenta la simetría de las empresas en lo relativo a la fijación
de precios, podremos expresar el consumo per cápita de los países A y B como:
C0 =
1
(1 − S 0 )Y0
2
(25)
1
S 0 YR 0
2
(26)
Mientras que el del país C será:
C0 =
donde:
11
S0 =
PR 0  ϑ − 1 
=
(1 − δ )
P0  ϑ 
(27)
El consumo mundial, en consecuencia, vendrá dado por:
C 0W =
Y0
4
(28)
Linealización del modelo:
En el desarrollo del modelo es útil linealizar la ecuaciones para obtener las
variaciones de las variables en el entorno de los valores del estado estacionario inicial.
Las variaciones relativas, respecto al estado estacionario inicial, de las distintas
variables las denotaremos con letras minúsculas. Asimismo, en adelante utilizaremos la
siguiente notación: ∆x = x B − x A , si bien con la siguiente excepción: ∆b =
dB B − dB A
.
C 0W
De la linealización de la función de producción de las empresas de los países A y B
(1), obtenemos:4
y = δl + (1 − δ )i
(29)
Por otra parte, teniendo en cuenta que las empresas emplean técnicas de producción
óptimas, podemos escribir:
i − l = σ (w − p R )
(30)
Si definimos el tipo de cambio (E) como el precio de la divisa del país A en moneda
del país B, y hacemos uso de la condición de la paridad del poder adquisitivo, a partir de
(29) y (30), tendremos:
∆y = ∆i + δσ [e − ∆ω ]
(31)
A su vez, a partir de la ecuación de demanda de bienes finales (15) podemos expresar:
4
En adelante i solamente se referirá a la variación relativa de inputs intermedios (o materias primas)
12
∆y = θ [e − ∆p (z )]
(32)
Luego, linealizando (21) y sustituyendo (30) obtenemos:
∆i = (1 + σ )[∆w − e] − ∆c
(33)
La variación del consumo en estado estacionario, calculada a partir de (22), será:
∆c =
[
]
1
r
∆p ( z ) + ∆y − e − S 0 ∆i +
∆b
(1 − S 0 )
2(1 − S 0 )
(34)
La acumulación de los activos per cápita se obtiene partir de (10) y (11), resultando:
[
∆b = 2 ∆y − (1 − S 0 )∆p − S 0 ∆i − S 0 ∆p R + ∆p ( z ) − (1 − S 0 )∆c
]
(35)
Por último, de la ecuación de precios de los bienes finales (19) se alcanzará:
∆p ( z ) = δ∆w + (1 − δ )e
(36)
Condiciones de corto plazo:
Si especificamos que la fuente de rigidez nominal a corto plazo reside en los
salarios, en línea con otros trabajos tales como Hau (2000), OR (2000), etc., y
asumiendo que la moneda en la que se denominan los pagos internacionales de los
bienes intermedios es la del país B, podremos escribir:
ω A = ω B = ω C = p RC ( j ) = p B ( z ) = 0
p RA = −e; p A ( z ) = −(1 − δ )e
∆y = θδe
(37)
(38)
(39)
La expresión de (39) tiene un interés especial porque pone de manifiesto cómo la
correlación de outputs aumenta, cuando la participación los de bienes intermedios o
materias primas en el proceso de producción de los bienes finales se intensifica.
Habida cuenta que la variación de activos, (esto es, el desequilibrio en el cuenta
corriente) tiene lugar en el corto plazo, podemos escribir:
13
[
]
∆b = 2 (θ − 1)δ − S 0θδ + S 0δσ e − 2(1 − S 0 )∆c
(40)
III Shock monetario:
A fin de mantener de manera más clara la comparabilidad con OR (1995) y algunas
de sus extensiones, elegimos estudiar en nuestro marco los efectos de un shock
monetario similar al estudiado en OR. Por ello, supondremos que se produce un shock
monetario permanente en el país B, con lo cual la denominada recta MM, representativa
de las condiciones de equilibrio en el mercado monetario, vendría expresada por la
siguiente ecuación:
(
e = (m − m * ) − c − c *
)
(41)
El marco MM caracteriza como los cambios en el consumo relativo afectan al tipo
de cambio al modificar, en el ámbito del equilibrio en el mercado monetario, la
demanda de dinero relativa.
A su vez, la condición de equilibrio en el mercado de bienes, gráficamente dado a
través de la recta, así denominada en OR(1995), GG, se obtiene a partir de las
ecuaciones (31), (32), (33), (34) (36) y (40) , resultando la expresión siguiente:5
∆c =
r
e
ψr + φ
(42)
siendo
ψ =
[1 + δ (θ − 1)]
;
δ (θ − 1)[θδ + σ (1 − δ )]
ϕ=
2θ 2δ 2 + (1 − δ )[2δσ (θ − 1) + 2θδ + 1 + σ ]
δ (θ − 1)[θδ + 1 + σ (1 − δ )][θδ + σ (1 − δ )]
5
Debe tenerse en cuenta que las ecuaciones (31), (32), (33) y (36) se verifican para variaciones en el
largo plazo, es decir, entre estados estacionarios. En consecuencia, dispondremos de un sistema de seis
ecuaciones con seis incógnitas: ∆y ; ∆w ; ∆c ; ∆p ( z ); ∆i ; ∆b
14
Con (41) y (42) obtenemos el impacto del shock monetario sobre el comportamiento
del tipo de cambio E y el consumo relativo de los países A y B. Gráficamente estos
efectos quedan claramente reflejados en la figura inferior:
e
M’
G
•A
M
G
B
c-c*
G
M’
G
M
Se puede comprobar que la pendiente de la GG es siempre positiva y que aumenta
cuando lo hace la participación de materias primas o productos intermedios, es decir,
cuando disminuye el valor del parámetroδ . Asimismo, la sensibilidad del consumo
relativo a las variaciones en el tipo de cambio también disminuye a medida que
desciende la sustituibilidad de los bienes intermedios (materias primas).
En consecuencia, en términos gráficos, a medida que disminuyen los parámetros δ y
σ , la curva GG gira hacia la izquierda y el impacto del shock monetario sobre el tipo
de cambio (consumo relativo) es mayor (menor). Esto es así porque el incremento en el
15
tipo de cambio E que mejora la competitividad de los bienes finales de B, genera un
efecto renta en los agentes de B tanto menor cuanto mayor (menor) sea la participación
(sustituibilidad) de materias primas debido a que este efecto contrarresta parcialmente el
efecto renta al abaratarse para los productores de A las importaciones de inputs.
Finalmente, es inmediato comprobar que en el caso particular en el que sólo se
emplee trabajo para producir bienes finales, (esto es, cuando δ = 1 ), los resultados de
nuestro modelo se simplifican al caso de Obstfeld y Rogoff.
IV. Conclusiones
El elemento que articula el desarrollo de este trabajo gira en torno a la influencia
que la tecnología productiva de economías abiertas tiene sobre la dinámica del tipo de
cambio en respuesta a shocks monetarios. En este sentido, el trabajo estudia en qué
medida una tecnología productiva flexible doméstica caracterizada por la participación
en la misma de inputs importados afecta a cómo los shocks monetarios transmiten sus
efectos sobre el tipo de cambio. Así, como resultado central hemos derivado que, ante
un shock monetario, una tecnología con menor (mayor) sustituibilidad y/o mayor
(menor) participación de los inputs importados actúa como un elemento que magnifica
(atenúa) la respuesta del tipo de cambio ante un shock monetario. Adicionalmente, la
estructura productiva input-output ayuda a explicar la alta correlación observada en los
outputs internacionales. Finalmente, puesto que nuestro modelo se construye a partir de
OR (1995), es fácil mostrar que los resultados de OR constituyen un caso particular de
nuestro enfoque. Concretamente, éstos se corresponden con aquel caso de nuestro
análisis en el que se asume que no hay participación de las materias primas o productos
intermedios en la tecnología de producción de los bienes finales.
16
Referencias
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Journal of Political Economy, 100, 745-775.
Basu, S., 1995, Intermediate goods and business cycles: implications for productivity
and welfare, American Economic Review, 85, 512-531.
Betts, C. y Devereux, M.B., 2000, Exchange rate dynamics in a model of pricing-tomarket, Journal of International Economics, 50, 215-244.
Blanchard, O. y Kiyotaki, N., 1987, Monopolistic competition and the effects of
aggregate demand, American Economic Review, 77, 647-666.
Chari, V.V., Kehoe, P. y McGrattan, E., 1998, Monetay shocks and real exchange rates
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