Download comprendiendo la economía

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Transcript
COMPRENDIENDO
LA
ECONOMÍA
El libro de MILL sobre economía.
Comprendiendo la Economía
El libro de MILL sobre economía.
Índice de contenido
Introducción: Una cruzada personal.....................................................................................................3
Capítulo 1: ¿QUÉ ES LA ECONOMÍA?.............................................................................................7
Capítulo 2 : EL MÉTODO CIENTÍFICO EN LA CIENCIA ECONÓMICA (I): EL MÉTODO
AXIOMÁTICO – DEDUCTIVO.......................................................................................................11
Capítulo 3: EL MÉTODO CIENTÍFICO EN LA CIENCIA ECONÓMICA (II): LA NATURALEZA
HUMANA..........................................................................................................................................17
Capítulo 4. EL ORIGEN DE LA PROPIEDAD, LA ESPECIALIZACIÓN DEL TRABAJO Y EL
DINERO.............................................................................................................................................23
Capítulo 5. EL INTERCAMBIO, EL PRECIO Y EL MERCADO....................................................29
Capítulo 6. LA COACCIÓN Y SUS CONSECUENCIAS................................................................35
Capítulo 7. LA SATISFACCIÓN MARGINAL Y EL COSTE MARGINAL...................................42
Capítulo 8. SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR. LA LEY DE LA OFERTA Y LA DEMANDA.
LOS MONOPOLIOS Y LOS OLIGOPOLIOS..................................................................................46
Capitulo 9. PRESCINDIENDO DEL MERCADO: EL SOCIALISMO. (I)......................................55
Capítulo 10. PRESCINDIENDO DEL MERCADO: EL SOCIALISMO (II)...................................59
Capítulo 11: LA LEY DE SAY...........................................................................................................66
Capítulo 12. LA RIQUEZA DE LAS NACIONES............................................................................71
Capítulo 13. EL BENEFICIO DEL CAPITALISTA. (I)....................................................................77
Comprendiendo la Economía
El libro de MILL sobre economía.
El objetivo final es conseguir una masa crítica de ciudadanos que entiendan de Economía y que no
puedan ser engañados por el poder ni por los medios. Sólo así España tendrá alguna posibilidad de
sobrevivir a este siglo, ¡Ni más ni menos!!
Escrito por MILL para la sección Comprendiendo la Economía bajo licencia
http://www.desdeelexilio.com/
Recopilado por FranzWiggin
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Introducción: Una cruzada personal
“Si nos presentan un vaso de leche y otro de cianuro potásico, la opción no estriba en
escoger entre dos bebidas, sino en optar entre la vida y la muerte. Al decidirse por el
capitalismo o por el socialismo, el sujeto no esta prefiriendo uno entre dos posibles
sistemas de organización económica, sino que opta entre la cooperación y la
desintegración de la sociedad.
El socialismo no es una alternativa al capitalismo; es una alternativa a todo sistema en
el que los hombres puedan vivir como seres humanos.”
Ludwig Von Mises. “La acción humana”. 1.949.
“Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la
transmisión de esos conocimientos”
Miguel de Unamuno.
INTRODUCCIÓN: UNA CRUZADA PERSONAL.
Cruzada: campaña (en pro de algún fin)
Campaña: conjunto de actos o esfuerzos de índole diversa que se aplican a conseguir un
fin determinado
Personal: propio o particular de una persona.
Redención: Acción y efecto de redimir.
Redimir: Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia.
CÓMO NACIÓ “COMPRENDIENDO LA ECONOMÍA”.
“Comprendiendo la Economía” es un pequeño libro con el que intento que la gente entienda como
funciona la Economía. La Economía como Ciencia.
La idea es publicarlo por entregas semanales a lo largo de los próximos nueve meses. Puede que os
parezcan muchas entregas pero la Ciencia exige parsimonia en la construcción de Teorías.
Pero, para mí, “Comprendiendo la Economía” es mucho más.
Comprendiendo la Economía es una cruzada personal. Una cruzada que también es un acto de
redención.
Redimirme de la rabia que me produce ver como la Ciencia Económica ha sido destruida y como un
montón de charlatanes y santones han sustituido a los científicos.
Redimirme de la pena que me produce que las ideas equivocadas y absurdas que se han difundido
en nombre de la Economía hayan causado y estén causando tanto daño y sufrimiento.
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Se dice que el socialismo ha causado la muerte de cien millones de personas. Es falso. La realidad
es que el socialismo y el keynesianismo en sus diversas formas han causado muchas más muertes,
mucha mayor pobreza y mucho mayor daño al medio ambiente de lo que nadie se puede imaginar.
¿Cómo sería el mundo, cómo sería España si el liberalismo no hubiese sido liquidado a principios
del siglo XX? Nunca lo sabremos, pero a la vista de la fabulosa cantidad de recursos y talento
humano desperdiciados o destruidos el mundo sería un lugar mucho mejor y España sería un país
con mucho mayor nivel de vida.
Esta es una cruzada personal, aunque me gustaría que se convirtiese en la cruzada de mucha gente.
Pero eso es difícil. Difícil porque la Economía, la de verdad, la que es Ciencia, requiere de un poco
de esfuerzo en pensar y a la mayoría de la gente le gusta que les den las cosas hechas. Espero que
los que me leéis hagáis ese pequeño esfuerzo y también en que tengáis paciencia.
Hablar de Economía recurriendo a eslóganes o a soluciones simplistas es fácil, muy fácil. La red
está llena de páginas donde se defienden las teorías más absurdas.
Hay toda clase de “economistas profesionales” , de Catedráticos de Universidad y de gurús con
teorías apestosas que aderezan con datos burdamente manipulados.
La gente es bastante ignorante en asuntos de Economía, al fin y al cabo no se exigen conocimientos
de Economía para ninguna profesión excepto para ser economista.
No se enseña Economía en las escuelas.
Por eso es fácil engañar a la gente en asuntos económicos.
La historia de “Comprendiendo la Economía” empieza hace muchos años. Un día cuando era
estudiante de Economía, le dije a mi profesora de macroeconomía que, en mi opinión, el modelo
que estudiábamos, el keynesiano por supuesto, no funcionaba.
Su respuesta fue que cuando ella acabó la carrera también llegó a la misma conclusión. Pero que
decidió no darle más vueltas, se sacó su oposición y seguía enseñando la misma teoría.
Y es que en los años 30 del siglo pasado la Economía dejó de ser una Ciencia. La Economía
cayó en manos de demagogos y pseudocientíficos, se convirtió en una especie de religión con sus
santones, sus dogmas y sus juicios de valor. Desde entonces las sectas keynesiana y socialista se han
disputado el control de la economía de las naciones produciendo toda clase de desastres.
¿PARA QUÉ SERVIMOS LOS ECONOMISTAS?
Esa pregunta me la he hecho innumerables veces. En España el 95% de los economistas trabajan de
asesores fiscales, contables, ejecutivos de empresas y funcionarios. Todos ellos hace mucho tiempo
que olvidaron sus clases de Teoría económica y se dedican a lo suyo.
Luego están los profesores y Catedráticos. La mayoría de ellos socialistas o keynesianos,
encantados con sus jueguecitos econométricos y sus teorías de todo a cien. Da igual que sus teorías
no funcionen, que no hayan funcionado durante décadas, que no hayan funcionado nunca. Son
fanáticos. Son gente que, a pesar de que deberían tener una gran cultura, en realidad todo su saber
económico se reduce a que el Estado haga esto o lo otro y tienen miedo de que los demás se den
cuenta de que no tienen ni idea.
Y finalmente están los pocos, poquísimos, economistas medianamente serios. Economistas que
hacen su guerra particular en sus clases en la universidad o con artículos, libros, seminarios,
blogs… Los denominaré economistas científicos en contraposición a los economistas
pseudocientíficos que forman la mayor parte del stablishment económico.
También hay personas que sin ser economistas profesionales han buscado y encontrado respuesta a
los problemas económicos.
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¿Cuánta gente tiene unos mínimos conocimientos de Economía Científica en España? ¿El
0,1% de la población? Poco más.
Desgraciadamente los economistas científicos no tienen apenas influencia mediática contra el
masivo adoctrinamiento por todos los medios (escuela, universidad, periodismo, política, cine,
literatura…) de los socialistas/keynesianos, de los adoradores del Estado.
Esta situación debe cambiar.
Nada de lo que voy a publicar supone una novedad en la Ciencia Económica, son sólo ideas de
otros economistas, la mayoría de la Escuela Austriaca, aunque no coincido con ella al 100%. Así
que si algo de lo que leen ya lo han leído o les suena es porque efectivamente ya lo han leído u oído
en otra parte.
Voy a (intentar) simplificar todo lo posible, a ser muy concreto, a ser didáctico y todo ello sin perder
el rigor científico. No es poco.
A veces les parecerá que digo cosas obvias, muy elementales, pero verán como esas cosas nos
pueden llevar muy lejos. Voy a partir de lo más básico así que les ruego que tengan paciencia si al
principio parece que no llego a ninguna gran conclusión.
No voy a hacer largas parrafadas con frases de seis lineas y hojas enteras sin un solo punto y aparte.
Al contrario voy a construir párrafos cortos con ideas claras y a separarlos con un gran punto y
aparte. Así creo que podrán seguir mejor los razonamientos.
Al final de cada capítulo voy a hacer un repaso con unas conclusiones. La Economía, como todas
las ciencias, se construye paso a paso, poniendo un ladrillo encima de otro para construir un edificio
de conocimientos. De poco sirve pasar al cuarto piso si no hemos construido sólidamente el tercer
piso. Así que es muy importante ir paso a paso asegurando cada uno antes de pasar al siguiente.
Las conclusiones de cada capítulo pueden ser definiciones que conviene recordar y que,
obviamente, no necesitan demostración o afirmaciones que sí requieren demostración y que nos
permitirán avanzar en el conocimiento económico.
Definición : Proposición que expone con claridad y exactitud los caracteres genéricos y
diferenciales de algo material o inmaterial.
Afirmación: Acción de dar por cierto algo.
Aquí no va a haber juicios de valor ni opiniones particulares.
LA GRAN CUESTION DE NUESTRO TIEMPO.
Vivimos una época fascinante. Las últimas décadas han supuesto avances tecnológicos ni siquiera
soñados antes. Y el futuro promete mayores progresos aún.
No hay razón desde el punto de vista tecnológico para que haya gente pasando hambre. Las
enfermedades más comunes pueden ser curadas sin problemas. Tenemos tecnología y recursos
naturales para acabar con la pobreza. Incluso las catástrofes naturales pueden ser mitigadas en gran
manera por los avances técnicos. Un terremoto o una inundación causa miles de muertos en países
pobres mientras que en los desarrollados apenas unos cuantos heridos.
Tampoco hay ninguna razón técnica para que el progreso económico suponga un deterioro
significativo de las condiciones de vida para las especies animales y vegetales.
Los físicos, químicos, médicos, farmacéuticos, biólogos, geólogos y los diferentes ingenieros han
hecho su trabajo. Y están consiguiendo continuos avances.
El problema no está en las Ciencias Naturales.
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No digo que la Ciencia Económica vaya a dar una solución milagrosa a corto plazo a todos los
problemas económicos. El desarrollo económico lleva tiempo y se enfrenta a muchos problemas.
Pero el problema no es de conocimientos científicos sino de que éstos no son puestos en práctica
porque son ocultados al público.
La gran cuestión de nuestro tiempo está en las Ciencias Sociales y especialmente en la Ciencia
Social por excelencia: la Economía.
Es la falta de conocimiento económico por el gran público lo que impide que el desarrollo
científico se traduzca en un cambio radical en las condiciones de vida de la humanidad.
La mayoría de los economistas han abandonado el rigor científico y se han convertido en miembros
de una secta. Y así la Economía como Ciencia no tiene apenas trascendencia. La inmensa mayoría
de la gente y no sólo de la gente corriente sino también de los políticos, periodistas, profesores,
empresarios y de los científicos de las ciencias naturales desconoce lo más básico de la Economía y
sólo saben repetir algunos lugares comunes y equivocados.
El mundo esta gobernado por gente que lo desconoce todo sobre Economía.
Por pretencioso que pueda parecer nunca el destino de la Humanidad ha estado tan en manos de una
sola Ciencia y de unos pocos miles de científicos que nos tomamos en serio la Economía. Y no es
que seamos genios sino que simplemente nos tomamos la Economía con un mínimo de rigor.
Yo creo que ahora nuestra misión como científicos, más que en conseguir nuevos avances en la
Ciencia Económica, debe ser comunicar nuestros conocimientos al máximo de personas posibles.
Si no conseguimos eso el futuro de la Humanidad va a estar seriamente comprometido.
A corto plazo no espero conseguir mucho , con que cien personas comprendan un poco mejor la
Economía me conformo.
Pero a largo plazo, tal vez diez años, espero que gracias a iniciativas como la mía y otras muchas
que están surgiendo se cree una masa crítica de personas que tengan una influencia real en la
economía real, que puedan cambiar el curso de la Historia.
Puede que fracase y me pase años tratando de convencer a la gente sin conseguir ningún éxito, pero
al fin y al cabo esto una cruzada personal, porque algo que tenía que hacer.
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Capítulo 1: ¿QUÉ ES LA ECONOMÍA?
DEFINICIÓN DE ECONOMÍA.
Existen muchas definiciones de Economía. Se ha llegado a decir irónicamente que “Economía es lo
que hacen los economistas”. Por eso quiero empezar con una definición clara que nos permita
delimitar el objeto de nuestro estudio.
“La Economía es la Ciencia que estudia el comportamiento humano en relación con
el dinero.”
Vamos a analizar esta definición.
La Economía es una Ciencia y la definición de Ciencia es :
“Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento,
sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales.”
Volveré a esta definición cuando analice el método científico de la Economía. Pero algo debe de
quedar claro desde el principio: la Economía como Ciencia busca principios y leyes generales es
decir que se puedan usar en todo lugar, con toda clase de gente y en cualquier época.
La Ciencia Económica, sus principios y leyes, no son cuestión de opiniones ni de ideología.
No hay una Economía de derechas y otra de izquierdas como no hay una Química de derechas y
otra de izquierdas. Tampoco hay una Economía que funcione en Europa y otra que funcione en
África, igual que no rigen diferentes leyes físicas en Europa y África. Y tampoco hay una Economía
que funcione esta década y otra para la próxima década.
Hay que aclarar que eso no significa que la Economía sea una Ciencia donde todo se haya
descubierto, donde todo esté resuelto. En la Ciencia Económica existen cuestiones sobre las que se
tienen principios y leyes generales y en otras cuestiones, en cambio, no existen esas certezas.
Evidentemente existen muchas cuestiones sobre las que no se ha llegado a una conclusión clara, y,
por tanto, sobre las que no hay principios y leyes generales, y que están sujetas a opiniones y
discusión. Pero aún en estas diferentes soluciones a un problema económico se debe respetar el uso
de un método científico. No vale cualquier opinión simplemente porque sí, hay que apoyarla con
evidencias sujetas a un método científico.
En esto la Ciencia Económica no se diferencia de las llamadas Ciencias Naturales. Al igual que en
la Economía, en la Física, en la Biología o en la Química, hay cuestiones que están resueltas y sobre
las que se tienen principios y leyes generales y otras que no están resueltas y sobre las que hay
opiniones y teorías diferentes pero siempre basadas en hechos y pruebas científicas.
Si hay cuestiones que no se han resuelto es porque no existen hechos y pruebas científicos
suficientes para llegar a una conclusión.
No hay contradicción entre que la Economía no sea una cuestión de opiniones y que existan
diferentes opiniones, basadas en hechos científicos, sobre determinados asuntos.
No hay contradicción porque lo definitivo a la hora de establecer principios y leyes generales no es
la opinión en sí sino si esa opinión está avalada por hechos o pruebas concluyentes. Las opiniones
son sólo una guía en la búsqueda de soluciones a los problemas económicos nunca la respuesta.
Sobre la teoría se tienen certezas y principios o leyes generales, sobre las hipótesis opiniones
basadas en el método científico de la Economía…
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¿QUÉ ESTUDIA LA ECONOMÍA COMO CIENCIA?
Estudia el comportamiento humano. Estudia lo que hacen y no hacen las personas. Estudia las
acciones y omisiones de los seres humanos. Pero la Economía no estudia todo el comportamiento
humano. Se ciñe a la parte de ese comportamiento que tiene relación con el dinero.
¿Qué hacen (o no hacen) las personas en relación con el dinero?
La respuesta obvia sería que lo ganan, lo ahorran o lo gastan. Pero vamos a ser más específicos, las
personas en relación con el dinero:
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Estudian.
Trabajan.
Emprenden negocios.
Contratan trabajadores.
Compran, venden y alquilan bienes, servicios y activos financieros, e incluso personas.
Roban.
Matan animales e incluso personas.
Se prostituyen.
Comercian, fabrican y ofrecen objetos, servicios o sustancias prohibidas.
Ahorran.
Prestan o piden prestado.
Cambian de profesión, de empresa, de barrio, de ciudad o de país.
Van a la huelga.
Cierran negocios o empresas.
Acuerdan precios o limitan la competencia.
Votan a un partido político.
Hacen revoluciones y guerras.
Engañan, estafan y cometen fraudes.
Crean o piden impuestos, tasas o aranceles.
Crean o piden subvenciones, ayudas o desgravaciones fiscales.
Evaden impuestos.
… y muchas cosas más.
Alguien puede sorprenderse de que se incluya algo tan duro como matar a otro ser humano entre las
cosas que estudia la Ciencia Económica. Pero la gente mata por dinero, ha sucedido así desde el
principio de los tiempos y continúa sucediendo. Lo mismo ocurre con la esclavitud.
El aceptar que algo sucede o puede suceder no implica ninguna actitud moral respecto a ese suceso.
Podemos estar radicalmente en contra del asesinato pero no podemos cerrar los ojos a que los
asesinatos suceden, y que muchas veces el móvil de un asesinato es el dinero.
Por tanto muchas veces acciones reprobables están relacionadas con el dinero y por tanto son objeto
de estudio por parte de la Economía, independientemente de nuestra actitud moral respecto a ellas.
¿Para qué quiere la gente el dinero? ¿Por qué las personas están dispuestas a hacer tantas cosas por
él? ¿Para qué lo ahorra? ¿Por qué gasta el dinero?
La respuesta a todas estas preguntas es:
Porque la gente puede satisfacer sus necesidades mediante el dinero…
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TODO EL MUNDO TIENE NECESIDADES.
Todas las personas tienen necesidades. Eso es un hecho. Una necesidad es la falta de algo.
Hay necesidades que son absolutamente imprescindibles: agua y comida. Otras prácticamente
imprescindibles: ropa, calzado, vivienda, asistencia médica, medicinas, educación … otras no tanto:
automóviles, ropa de determinada marca, viajes, ir de copas o a un restaurante, música, joyas…
No creo que nadie pueda negar que todo el mundo tiene necesidades. Incluso el monje más austero
necesita agua y algo de comida.
Sin embargo algunas necesidades pueden ser satisfechas por uno mismo sin recurrir al dinero: aseo
personal, cocinar, bricolaje…
Hay otras necesidades que no pueden ser satisfechas por el dinero: amor, cariño, amistad,
aprobación, reconocimiento de los demás, …
Pero todo el mundo tiene necesidades que sólo pueden ser satisfechas por el dinero. Así que todo el
mundo tiene incentivos para conseguir dinero. Pero esto lo demostraremos en otro capítulo….
¿Qué hemos aprendido en este capítulo?
1. La Economía es la Ciencia que estudia el comportamiento humano en relación con el dinero.
Esto es una definición.
2. Todo el mundo tiene necesidades.
Esto es una afirmación. La demostración de esta afirmación es que:
Nadie puede sobrevivir sin satisfacer sus necesidades de bebida y comida.
Las personas se mueren después de no satisfacer sus necesidades de agua durante unos tres días y
después de unas semanas sin comer. Cualquiera que haya pasado sed o hambre sabe los enormes
incentivos que se tienen para satisfacer esas necesidades.
Además de estas necesidades tenemos muchísimas más y a la mayoría les gustaría satisfacer el
mayor número posible, por lo menos eso se deduce del comportamiento de la gente: a todo el
mundo le gusta tener ropa, casa, atención médica, medios de transporte…
Y tenemos necesidad de esos bienes o servicios porque satisfacen a su vez otras necesidades de
orden superior . Las personas tienen ropa para ponérsela para protegerse del frío, del calor, de la
lluvia…, porque satisface algún sentido de la belleza o del arte, para usarla en alguna ceremonia…
es decir para satisfacer otras necesidades mas específicas.
Tenemos necesidad de vivienda para satisfacer la necesidad de protección del medio ambiente o de
otras personas, para satisfacer nuestra necesidad de comodidad o descanso.
Tenemos necesidad de asistencia sanitaria y de medicinas para satisfacer nuestra necesidad de
seguir vivos con los menores dolores o incapacidades posibles.
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Tenemos necesidad de música, pintura, cine… para satisfacer nuestra necesidad de cosas bellas o
para satisfacer nuestra necesidad de diversión. Aunque pueda parecer una necesidad muy superflua
nuestros antepasados que vivían en cuevas, hace miles de años, ya pintaban animales y escenas de
caza en las paredes.
En definitiva:
¿Conoce usted a alguien que no tenga necesidades?
Ojo, no que las tenga satisfechas, como el que ya tiene una casa, sino que pudiera prescindir de la
satisfacción que le produce, es decir que pudiera prescindir de la casa. O que, aunque haya
satisfecho su hambre con una buena comida, no vaya a tener necesidad de más comida para cenar.
La respuesta es que no, empezando por usted mismo que también tiene necesidades.
Si usted conoce a alguien que no tenga necesidades le recomiendo que no siga leyendo este libro
puesto que todo lo que se diga a partir de aquí carecerá de sentido para usted.
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Capítulo 2 : EL MÉTODO CIENTÍFICO EN
LA CIENCIA ECONÓMICA (I): EL
MÉTODO AXIOMÁTICO – DEDUCTIVO.
La Economía es una Ciencia Social, trata sobre personas y de cómo éstas actúan dentro de la
sociedad.
Vamos a ver el método científico que sigue la Economía.
Método científico: Conjunto de pasos fijados de antemano por una disciplina con el fin de alcanzar
conocimientos válidos mediante instrumentos confiables.
LA IMPOSIBILIDAD DE LA EXPERIMENTACIÓN EN LA ECONOMÍA.
En las Ciencias Naturales el método científico por excelencia es la experimentación. La
experimentación consiste en actuar sobre el objeto de estudio modificándolo directa o
indirectamente para crear las condiciones necesarias que permitan conocer una determinada
característica.
Para que el resultado de un experimento sea válido éste debe poder reproducirse cuantas veces
queramos siendo el resultado siempre el mismo.
Un ejemplo:
Si tomamos agua a una presión de una atmósfera y la calentamos hasta los 100º C el agua se
evaporará. Por lo tanto el punto de ebullición del agua, a una atmósfera de presión, será de 100º C.
Este experimento puede ser repetido cuantas veces queramos, obteniendo siempre el mismo
resultado, si queremos que tenga validez. Basta con que una sola vez el resultado del experimento
no sea la ebullición del agua a 100º para que el resultado inicial no sea concluyente y por lo tanto lo
tengamos que rechazar.
En Economía no podemos usar el experimento como método de obtención o validación de teorías.
No podemos experimentar porque no podemos actuar sobre un conjunto de personas lo
suficientemente amplio mediante determinadas condiciones y durante un determinado tiempo
suficiente, ver que pasa, y a continuación… volver a hacerlo, una y otra vez.
Podríamos intentar volver a hacerlo pero ni las personas serían las mismas, serían más viejas, mas
listas, mas ricas,más pobres…, ni podríamos reproducir las condiciones en que se desenvolvieron en
el anterior experimento, así que básicamente el experimento sería diferente.
Aunque exista una corriente que quiere crear una “economía experimental” los experimentos que
crean no pasan de actuar sobre un número muy limitado de personas que además saben que
participan en un experimento. Se trata por tanto de una experimentación con unos resultados poco
fiables.
El número limitado de participantes en un estudio puede acabar desarrollando relaciones especiales
entre ellos si se repiten varias veces los experimentos.
Puedes experimentar con un objeto, un material o un animal y estar seguro de que tu experimento
no influye en el resultado, pero ¿Quién garantiza que el hecho de participar en un experimento no
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modifique la conducta del sujeto observado?
El tiempo de duración del experimento también impide saber los resultados a largo plazo. La falta
de variables como el desarrollo tecnológico o los métodos empresariales impide desarrollar otros
experimentos.
Podemos mediante la economía experimental llegar a confirmar la ley de la oferta y la demanda, el
problema es que con eso no demostramos gran cosa: la ley de la oferta y la demanda es algo cuasiaxiomático en Economía, como veremos más tarde. En realidad la ley de la oferta y la demanda no
necesita demostración experimental.
Nunca podremos experimentar en Economía, nunca podremos, por ejemplo, poner un impuesto y
ver como actúan e interactúan las personas debido a ese impuesto… y luego quitar el impuesto y
volver a ponerlo a ver si el resultado es el mismo. No podemos experimentar en la nación A con una
política monetaria X y experimentar en la nación B con una política monetaria Y y ver qué pasa en
cada nación.
Si alguien dijo alguna vez que los experimentos se hacen con gaseosa podríamos decir que en la
Ciencia Económica no hay gaseosa.
LA ECONOMETRÍA: MATEMÁTICAS Y ESTADISTICA EN LA ECONOMÍA.
Otra propuesta como método científico para la Economía es la econometría. La econometría no es
mas que el tratamiento matemático y estadístico de datos obtenidos de la realidad, ya sea de uno o
varios fenómenos económicos en distintos países o regiones, o de uno o varios fenómenos
económicos a lo largo del tiempo.
El problema de la econometría es que tanto la dirección de los movimientos de las variables (si A
sube, B también sube, o si A sube entonces B baja) como la causalidad (A es causa de B o B es
causa de A) se definen a priori y los datos econométricos vienen a confirmar o desmentir la
hipótesis.
La econometría muestra correlaciones entre fenómenos económicos y su cuantificación. Pero la
correlación no demuestra nada. La correlación positiva de A y B puede indicar muchas cosas, por
ejemplo:
A es causa de B.
B es causa de A.
Existe un C que es causa de A y B.
Pura casualidad o correlación espúrea.
Aunque también cabe suponer una causa D que causa C que a su vez causa una subida de A y una
bajada de B y además de la existencia de una causa E que causa una subida de B. Es fácil
comprobar que el número de combinaciones es muy elevado (tendiendo a infinito) y que al final la
elección de las variables y relaciones a priori es tan importante como los datos.
Dicho de otro modo el hecho de que un estudio econométrico valide una teoría no significa nada. Si
nuestra teoría es que “A causa B” el mismo estudio econométrico que la validaría puede ser usado
por alguien que defienda que “B causa A”.
La econometría no implica causalidad y por tanto no puede ser usada para validar una teoría
económica.
Sin embargo la econometría puede tener un uso perverso.
Elegida una teoría económica buscamos un conjunto de variables que correlacionen de la manera
que predice la teoría y ya tenemos una “prueba científica” de que esa teoría es válida.
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El caso más famoso, pero desde luego no el único, de uso espúreo de un estudio econométrico se
dio con la denominada “curva de Philips”. La teoría keynesiana en una de sus más importantes
conclusiones predice que aumentos de los precios, debido a su vez, a aumentos de la demanda
agregada, conducirán a disminuciones del desempleo. Existiría pues una correlación negativa entre
inflación y desempleo, siendo la causa la inflación cuya subida produciría una disminución del
desempleo. La deflación causaría desempleo.
La teoría concluía con que para provocar esa inflación era necesario aumentar la demanda agregada
mediante una expansión del gasto público (por supuesto que nada de eso era justificado).
En conclusión: un aumento del gasto público disminuiría el desempleo.
La curva de Phillips fue un estudio econométrico acerca de la inflación y el desempleo en USA en
las primeras décadas del siglo XX y sus resultados coincidían con los esperados por los
keynesianos. Así que la curva de Phillips fue adoptada como la prueba irrefutable de su teoría.
Se extendió entre los economistas y luego entre los políticos, sindicalistas, empresarios, periodistas
y público en general el dogma de que existía un intercambio entre inflación y desempleo, es decir
que cualquier política económica tenía que elegir entre estabilidad de precios con desempleo o
inflación con pleno empleo.
Este dogma era utilizado contra cualquiera que quisiera políticas económicas antiinflacionistas
tachándole inmediatamente de antiobrero, y por extensión inhumano, por querer aumentar el
desempleo. La inflación debía de ser tolerada en pro de un menor desempleo.
Cuando a principios de la década de los 70 del siglo pasado empezó a aparecer el fenómeno de la
estanflación, es decir inflación y alto desempleo al mismo tiempo, los keynesianos buscaron un
chivo expiatorio: la subida de los precios del petróleo. ¿Valían entonces para algo los estudios
econométricos? En realidad lo único que tuvieron que hacer los keynesianos fue añadir una variable
más al modelo.
El problema de la econometría es que con unos razonables conocimientos de matemáticas y
estadística, eligiendo las variables que nos interesen y con un “tratamiento adecuado”, se puede
demostrar casi cualquier cosa, lo cual supone que con la econometría no se puede demostrar
prácticamente nada.
LA HISTORIA COMO MÉTODO EN LA ECONOMÍA.
La Historia nos da una gran cantidad de sucesos y de información, podemos usar ese conocimiento
para tratar de obtener los principios y leyes económicos que buscamos.
Pero el conocimiento que tenemos a través de la Historia está limitado por las circunstancias en que
se produjeron los hechos, esas circunstancias son irrepetibles. Los sucesos históricos no se pueden
repetir, no podemos volver al siglo XIX y ensayar una Historia diferente.
Pero lo más importante: los sucesos históricos están sujetos a múltiples interpretaciones incluso
cuando los datos que tenemos son abundantes.
Por ejemplo el fracaso del comunismo o socialismo real en la antigua URSS es para unos la prueba
de que el socialismo no puede funcionar mientras que para otros lo que fracasó no fue el socialismo
sino las personas que dirigían el régimen comunista, que traicionaron sus principios. Suelen decir
que “lo que fracasó no fue el socialismo sino el estalinismo” y que con las personas “correctas” el
socialismo habría demostrado su superioridad sobre otros sistemas económicos.
La obtención de conclusiones válidas con los hechos históricos es imposible si cada uno interpreta
esos hechos a la luz de su, previa, ideología, y de hecho es lo que sucede.
La Gran Depresión es interpretada por unos como el fracaso del capitalismo mientras que para otros
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es consecuencia del intervencionismo estatal. Incluso la actual crisis, y a pesar de la gran cantidad
de datos disponibles, es interpretada de muchas formas tanto en lo que se refiere a su origen como
en la conclusiones que se saca de ella.
No importa los datos que tengamos, siempre se puede opinar que fue A lo que causó B y no
viceversa, que tal o cual dato es irrelevante o fundamental, que las cosas hubieran sido diferentes si
se hubiese hecho esto o lo otro. Tanta subjetividad impide obtener principios y leyes válidos.
LOS LÍMITES DE LA ECONOMÍA.
Hasta ahora hemos visto como en Economía no podemos experimentar, tampoco el uso con
métodos matemáticos o estadísticos de datos del pasado o del presente nos son muy útiles. La
Historia tampoco arroja luz sobre la teoría económica. ¿Qué hacer entonces? ¿Será la Economía una
ciencia “débil” en la cual sea imposible obtener principios y leyes consistentes?
Los problemas para conseguir un método científico para la Economía son debidos a la extremada
complejidad de las relaciones que se establecen entre millones de personas.
Si queremos tener un método científico que nos sea útil en Economía debemos renunciar a ciertos
objetivos que se consideran normales en otras ciencias.
La Economía no puede tener la predictividad de otras ciencias. No puede ofrecer los resultados
exactos que ofrece la Física o la Química. No hay manera de reducir los fenómenos económicos a
una fórmula con carácter predictivo exacto. Los intentos de predecir el crecimiento del PIB de los
países, a un solo año de plazo, de diversos organismos (bancos centrales, FMI,…) fracasan de modo
sistemático. A más largo plazo las predicciones económicas parecen más el horóscopo de un
periódico que Ciencia. Eso desprestigia enormemente a la Economía.
Con este panorama no es de extrañar que mucha gente considere que la Economía no es una
Ciencia.
EL MÉTODO CIENTÍFICO EN LA ECONOMÍA.
El método que vamos a seguir en Economía es axiomático-deductivo.
Partiremos de una serie de axiomas o postulados para, a través de la lógica, llegar a
principios y leyes generales.
Un axioma es una verdad o hecho que no necesita ser demostrado. Los axiomas serán la causa final
de todos fenómenos económicos. Trataremos los axiomas de la Economía en el próximo capítulo.
Una vez tenemos los axiomas los emplearemos como base de los razonamientos para obtener
principios y leyes.
La lógica que usaremos será la más elemental, del tipo:
Axioma: Todos los alemanes son rubios.
Dato: Luis es alemán.
Conclusión: Luis es rubio
Como ven una lógica irrefutable.
La objeción que se usa para rechazar el uso de la lógica en el método económico es que no tiene
sentido usar la lógica en fenómenos económicos cuando las personas protagonistas de esos
fenómenos pueden comportarse ilógicamente.
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Efectivamente las personas pueden, y de hecho lo hacen, comportarse ilógicamente. Hay dos formas
de comportamiento ilógico o erróneo.
La primera es hacer elecciones ilógicas o erróneas. Por ejemplo elegir comprar tabaco en vez de
comprar unas zapatillas para hacer ejercicio.
Simplemente la Economía no se ocupa de ese asunto. Cualquiera que sea la elección de una
persona, la Economía la considera correcta. La Economía no hace juicios de valor, ni de
intenciones. La Economía no es una ciencia moral ni pretende decirle a las personas lo que tienen
que hacer. La Ciencia Económica acepta las elecciones de las personas como algo dado que no se
puede modificar, a no ser que otras personas les persuadan u obliguen, o que ellos mismos decidan
cambiar de elección, claro.
Si convertimos a la Economía en una ciencia moral entonces nunca llegaremos a conclusiones.
Cada cual tendrá su concepto de que es justo o injusto, moral o inmoral y el acuerdo será imposible.
Esa es la causa de la existencia diferentes escuelas de pensamiento en la Economía y también, en
gran medida, del desprestigio de la misma.
Y desde luego, el que la gente se comporte de una manera lógica, no es un axioma de la Ciencia
Económica.
La segunda forma de comportamiento ilógico es actuar ilógica o erróneamente, no para elegir el
objetivo de nuestras acciones, sino a la hora de elegir la forma de conseguir ese objetivo, es decir a
la hora de elegir nuestras acciones.
Por ejemplo puedes optar entre ganar el dinero, para pagar la cajetilla de tabaco, trabajando o
robando.
Y esta es la gran utilidad de la Economía: comprender los fenómenos económicos para poder hacer
la mejor elección posible de las acciones para conseguir nuestros objetivos.
El que la gente haga elecciones equivocadas o ilógicas de sus acciones, para conseguir sus
objetivos, sean cuales sean, no invalida los razonamientos económicos, lo que hará será que las
personas no conseguirán sus objetivos.
Una vez hechas estas aclaraciones, y dada la verdad de los axiomas o postulados y la irrefutabilidad
de la lógica elemental, los principios y leyes que obtengamos serán consistentes.
Llamaremos estructura lógica a cada uno de los razonamientos que nos conduzca a un
principio o ley.
A su vez cada principio o ley podrá ser utilizado en posteriores estructuras lógicas.
La lógica no tiene el carácter predictivo que tiene el método experimental. Todo lo más que nos van
a decir las estructuras lógicas que forman la Economía es que si se actúa de determinada manera
durante determinado tiempo, y manteniéndose mas o menos igual algunos o todos los demás
factores al final sucederá determinada cosa. E insisto eso es mucho, pues nos permitirá evitar los
errores que pueden hacer que no se consigan nuestros objetivos.
¿Qué hemos aprendido en este capítulo?
1. La Ciencia Económica no puede hacer uso del método experimental debido a la extrema
complejidad de las variables que intervienen en sus fenómenos.
2. Los métodos matemáticos y estadísticos no implican causalidad, además, y dadas las
infinitas variables, su fiabilidad y exactitud no sirven de mucho. Nuevamente, y aunque a
veces puedan ser útiles, los métodos econométricos no son válidos para llegar a los
principios y leyes de la Ciencia Económica.
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3. Los hechos históricos son únicos y, además sus conclusiones pueden variar según la previa
ideología o prejuicios. La Historia tampoco es útil como método científico.
4. El método científico que usaremos en la Ciencia Económica es el método axiomáticodeductivo.
5. El método axiomático-deductivo consiste en establecer primeramente una serie de axiomas
o postulados y a continuación utilizando una lógica elemental llegar a principios o leyes
económicas. Esta es la definición del método axiomático-deductivo. Los primeros tres
puntos explican por qué otros métodos no son útiles para establecer principios y leyes en la
Ciencia
Económica.
El que las personas se comporten ilógica o erróneamente no invalida los principios o leyes
de la Ciencia Económica. La Ciencia Económica no presupone la elección lógica o errónea
de los objetivos de una persona. En cuanto a los métodos para conseguir sus objetivos la
Ciencia Económica sí establecerá que determinadas actuaciones erróneas o ilógicas llevarán
al fracaso en conseguir los objetivos de las personas.
6. Los razonamientos lógicos que llevan al conocimiento de un principio o ley económica la
denominaré estructura lógica.
7. Dada la complejidad de los fenómenos económicos la Ciencia Económica está limitada en
cuanto a la exactitud de sus predicciones.
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Capítulo 3: EL MÉTODO CIENTÍFICO EN
LA CIENCIA ECONÓMICA (II): LA
NATURALEZA HUMANA.
En el anterior capítulo establecí el método axiomático-deductivo como el método científico que voy
a usar en la Ciencia Económica, pero no detallé los axiomas sobre los que utilizaré ese método.
LA NATURALEZA HUMANA.
Los axiomas o postulados, que definiré a continuación, son la base de la teoría económica. Si uno
sólo de esos axiomas o postulados es puesto en duda toda la teoría económica se vendría abajo. De
nada vale que en la construcción de la teoría económica los razonamientos sean correctos si los
postulados en los que se basan están equivocados.
Además estos axiomas o postulados deben de ser permanentes porque si cambiasen con el tiempo
toda la teoría económica tendría que cambiar y entonces los principios y leyes económicos
carecerían de consistencia.
La Ciencia Económica trata del ser humano: de sus necesidades y de la forma en como las satisface.
Trata del ser humano que vive en sociedad y que tiene que relacionarse con el resto de la
humanidad para satisfacer sus necesidades. Los axiomas de la Economía podrían resumirse en la
Naturaleza Humana.
La Naturaleza Humana es un conjunto de características que define al ser humano. La Naturaleza
Humana es inmutable, hace 10.000 años era de la misma forma y manera que lo será dentro de
10.000 años. No existe cultura ni religión ni ideología ni condicionamientos históricos, políticos o
geográficos que cambien la Naturaleza Humana.
Se podría objetar que si la Naturaleza Humana es siempre la misma entonces todos los pueblos y
todas las personas tendrían que haber convergido en una misma estructura económica y obviamente
eso no es así. Y no es así porque la Naturaleza Humana no configura un determinismo histórico, ni
económico, ni político. Precisamente porque la Naturaleza Humana es invariable hay unos sistemas
económicos y políticos que son un fracaso y otros que son un éxito. Cuanto más se adapta un
sistema económico a la Naturaleza Humana más éxito tendrá.
¿Qué es lo que provoca que siendo la Naturaleza Humana igual en todas partes y en todas las
épocas los sistemas económicos y políticos sean tan diferentes?
La causa es la falta de desarrollo de la Ciencia Económica. Y el desarrollo de la Ciencia Económica
va ligado al conocimiento y aceptación de los axiomas económicos, es decir de la Naturaleza
Humana, y al desarrollo de la lógica en base a la cual se pueden desarrollar las estructuras lógicas
de la Ciencia Económica.
Pero, además del propio desarrollo de la Ciencia Económica, es vital la importancia de los
economistas en la sociedad y su influencia en ella. De nada sirve una sociedad donde una élite
conozca los principios y leyes de la Economía si esos conocimientos no son en cierto modo
conocidos y aceptados por una parte muy importante de la sociedad y traducidos en un sistema
económico y político que los ponga en práctica. Aunque en un principio las diferentes sociedades
generasen espontáneamente sus propios sistemas económicos y políticos, desde hace casi 200 años
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la influencia en la sociedad de las ideas, no siempre acertadas, de los economistas han sido
decisivas en la formación de los sistemas económicos y políticos.
No estoy defendiendo en absoluto un mundo uniformizado por la Economía. Existen y seguirán
existiendo diferentes culturas y el sistema económico se adaptará en parte a ellas. La economía, la
cultura, la geografía y la historia van a interactuar generando diferentes tipos de sociedades. Pero si
una sociedad no tiene un buen conocimiento de la Ciencia Económica desarrollará sistemas
económicos y políticos que diferirán enormemente de aquellos que, en igualdad de las demás
condiciones, se desarrollarían si esa sociedad tuviese unos buenos conocimientos de Economía.
No voy a entrar en este libro en cómo y por qué unos países tienen más conocimiento de Economía
que otros. Lo que sí quiero destacar es que a estas alturas de la Historia ya nadie puede decir que se
desconocen los principios y leyes fundamentales de la Economía y que por tanto seguimos al albur
de la casualidad o de nuevos descubrimientos en Economía.
LOS AXIOMAS DE LA NATURALEZA HUMANA.
Llamaremos Naturaleza Humana a cuatro características que tienen los seres humanos por sí
mismos o entre ellos. Estas características son inmutables en el tiempo y en cualquier área
geográfica.
Estas características conforman los cuatro axiomas de la Ciencia Económica.
AXIOMA 1.- Todos los seres humanos son únicos e irrepetibles.
Si exceptuamos los gemelos monocigóticos, que tienen prácticamente el mismo ADN, todos los
demás seres humanos tienen un ADN diferente. Si a esa carga genética diferente añadimos una
familia y un entorno diferentes el resultado va a ser personas diferentes.
Cualquiera que tenga varios hijos sabrá que, aún siendo su carga genética similar debido a que son
hermanos y a que han sido criados en el mismo ambiente, ya desde pequeños manifiestan caracteres
diferentes, en muchos casos completamente diferentes.
Existe una casi infinita gama de combinaciones de aspectos físicos, capacidades intelectuales,
verbales y sociales, de intereses intelectuales y sociales, conocimientos intelectuales y sociales,
experiencias vitales, proyectos de vida… que conforman seres humanos diferentes.
Ninguna sociedad, cultura o religión por homogeneizadoras que fuesen han sido capaces de
erradicar esta cualidad humana de la individualización.
La igualdad ante la ley o la igualdad de derechos no supone igualar a los seres humanos. Igualar
ante la ley significa igualar en su tratamiento por las leyes a seres humanos que son diferentes,
significa aplicar las mismas leyes de igual manera a individuos diferentes. Igualdad de derechos no
es más que reconocer unas capacidades de actuar, pero en absoluto que todas las personas vayan a
hacer uso de esas capacidades de la misma manera.
Por supuesto este postulado rechaza de plano el igualitarismo. Personas diferentes actuando de
manera diferente no pueden conseguir los mismos resultados. Igualdad e igualitarismo han sido y
son utilizados como sinónimos cuando no lo son en absoluto. El igualitarismo tendría sentido si se
hablase de personas iguales, pero dado que los seres humanos son intrínsecamente diferentes el
igualitarismo sólo puede suponer maltrato para unos y privilegios para otros. Lo irónico es que,
como veremos más adelante, el igualitarismo acaba perjudicando a (casi) todo el mundo
indistintamente de sus cualidades personales.
Ahora es el momento en que usted debe tomar una decisión. Si considera que los seres humanos han
sido alguna vez iguales, o que por algún tipo de proceso pueden llegar a serlo alguna vez, nada de lo
que se diga a continuación tendrá sentido alguno.
Sin embargo no me imagino sistema alguno que alcance ese objetivo de que todas las personas sean
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iguales, puede que usted sí.
Pero antes de precipitarse debe considerar las consecuencias de un hipotético mundo donde todos
los seres humanos fuesen iguales.
Para empezar: ¿Dónde se pondría el listón? Es decir ¿Cuál sería el modelo que deberían seguir esos
clones humanos? ¿Cuál sería en nivel de inteligencia adecuado? ¿Eliminamos a los genios o
convertimos a toda la población en personas con una inteligencia superior? ¿Qué opiniones, gustos,
preferencias, ideologías tendría que tener la humanidad? Y lo más importante ¿Quién tomaría esas
decisiones? ¿Quién jugaría a ser Dios?
En ese supuesto mundo igualitario ¿De donde provendrían las nuevas creaciones, inventos,
soluciones, ideas? ¿O se congelaría el progreso de la Humanidad en un estado estacionario? ¿No
cree que un mundo de seres iguales acabaría siendo un lugar insoportable en el que vivir?
En cualquier caso por ahora las personas son diferentes, cada una es única e irrepetible e, insisto, no
conozco ningún sistema que vaya a cambiar eso.
Sin ser tan radicales puede que usted quiera un mundo de personas diferentes… pero no mucho.
Pero cómo se define ese “no mucho”. ¿Eliminaría a los genios? ¿Pero cómo se sabe si alguien es un
genio? ¿O eliminaríamos a los más torpes? ¿Pero cómo definimos la torpeza? ¿Y cómo eliminamos
a los más torpes?
En definitiva, los hechos son que cada ser humano es único, irrepetible e intrínsecamente diferente a
todos los demás. Y nadie, absolutamente nadie, sabe como modificar eso.
AXIOMA 2.- Todos los seres humanos cometen errores.
Incluso los más listos cometen errores. Nadie es infalible. Más aún, errar, equivocarse es algo
normal en la vida de cualquier persona. Nadie nace sabiéndolo todo, y nadie ni de lejos puede
saberlo todo.
Personas que en unos campos apenas cometen errores son un desastre en otros campos, nadie tiene
omnisciencia. Es más las personas aprendemos a base de cometer errores y aprender de ellos. Es
cierto que otras personas pueden enseñarnos a no cometer errores, pero también es cierto que
cualquier actividad humana está sujeta a un aprendizaje en el que necesariamente cometemos
errores. Y los seres humanos estamos aprendiendo siempre.
Hay dos causas por las que los seres humanos cometen errores: por error en el razonamiento o en la
comprensión de un problema o situación o por la falta de datos sobre un problema o situación. Los
primeros sólo serían evitables si fuésemos infalibles o si alguien que fuese infalible nos diese todas
las soluciones, pero nadie es infalible. Los segundos serían evitables si tuviésemos toda la
información necesaria para actuar correctamente, pero tener toda la información sobre algo es
prácticamente imposible, de hecho ni lo intentamos y siempre damos cosas por supuestas, además
las decisiones tienen que ser tomadas en un tiempo determinado, no podemos pasarnos una semana
o un mes o años recogiendo información.
El cerebro humano es una maravilla y para sustituir esa falta de comprensión y/o de datos recurre a
la intuición, ese sexto sentido que todos tenemos, y la intuición muchas veces es útil, pero otras no.
Y los errores siguen ahí.
Además todos, o casi todos, los seres humanos tienen manías, extravagancias, peculiaridades que
hacen que tiendan a cometer errores porque sesgan los razonamientos y los datos que tienen en una
determinada dirección.
Ningún ser humano es enteramente bondadoso. Todo el mundo tiene vicios y realiza alguna maldad.
Nadie es un santo, nadie está exento de pecados.
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Santo: Perfecto y libre de toda culpa.
Pecado: Cosa que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido
El caso es que nadie se libra de cometer errores y aquellos que se creen perfectos son los que más
errores cometen, o casi.
Como en el caso anterior no conozco sistema que sea capaz de dotar a los seres humanos de
infalibilidad y de absoluta bondad. Es más ¿Cómo se podría crear ese sistema si todos cometemos
errores?
¿Y si sólo existieran unos pocos seres humanos infalibles? Es evidente que si existiesen tales
personas acabaríamos dándonos cuenta. ¿Cómo podría pasar desapercibido alguien infalible en un
mundo de simples seres imperfectos?
El hecho es que nunca nadie ha conocido, ni conoce a nadie, que no se equivoque. Todo el mundo
se equivoca.
AXIOMA 3.- Todos los seres humanos, siempre que pueden, intentan conseguir o mantener lo
que consideran sus intereses particulares.
Intereses: provechos, benéficos, ganancias.
Para la Ciencia Económica tan justo es el interés de un empresario en conseguir el máximo
beneficio como el del trabajador en obtener el máximo salario. Tan justo es el interés del que
compra como el del que vende.
Dos de los términos más usados para calificar a las personas desde el punto de vista económico son
el de “egoísmo” y de “altruismo”.
Egoísmo: Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al
propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Altruismo: Diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio.
Nuevamente la Ciencia Económica no entra en si los intereses de alguien son egoístas o altruistas.
Simplemente cada uno tiene sus intereses particulares y como consecuencia, siempre que pueda,
intentará llevar a cabo esos intereses y a mantenerlos si los consigue. La Ciencia Económica no
intenta ingenierías sociales ni cambiar los intereses de la gente, simplemente los acepta como algo
dado.
Alguien puede ser altruista si sus intereses son esos y otra persona puede ser egoísta si sus intereses
son esos y a la Ciencia Económica le parecerán tan aceptables las elecciones del primero como los
del segundo.
Otro término muy utilizado es el de solidario e insolidario.
Solidario: Adherido o asociado a la causa, empresa u opinión de alguien.
Pero todo el mundo está adherido a la causa, empresa u opinión de alguien, aunque ese alguien sea
uno mismo. La cuestión es ¿Solidario, con qué o con quién? Desde luego cada uno es solidario de
su propia causa sea cual sea. Y todo el mundo es insolidario con la causa, empresa u opinión que
crea que va contra sus intereses. Así que los términos solidario e insolidario no tienen mucho
sentido a la hora de calificar los propios intereses.
Todo el mundo es siempre solidario con lo que considera sus propios intereses.
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Quede bien claro que los propios intereses son eso: los propios intereses, ni son justos ni injustos, ni
buenos ni malos, ni correctos ni incorrectos, ni altruistas ni egoístas, ni solidarios ni insolidarios,
sino simplemente los propios intereses de cada persona. Y cada persona elige sus propios intereses.
Existen situaciones en que las personas no pueden ni intentar conseguir o mantener sus propios
intereses. Por ejemplo un esclavo que no se puede liberar de sus cadenas y desiste de intentar
conseguir la libertad , o alguien que es desposeído de sus propiedades por la fuerza y desiste de
intentar defender sus derechos por miedo a ser asesinado.
Sólo las cárceles o la amenaza de tortura o muerte, y en general la coacción, hacen a la gente
desistir de intentar conseguir o de defender sus propios intereses.
Pero el que no puedan ni siquiera intentar conseguir sus intereses o mantenerlos sólo quiere decir
que, dadas unas circunstancias extremas, una persona piensa que están en peligro otras cosas de
mayor importancia, como por ejemplo su vida. Pero, en su mente, esas ideas de intentar conseguir y
defender sus propios intereses siguen presentes, y en cuanto tenga oportunidad las llevará a cabo.
El hecho de que alguien ejerza acciones para intentar conseguir o defender sus propios intereses no
quiere decir que finalmente lo consiga, es es la razón por la que utilizo el verbo “intentar”.
El hecho es que todo el mundo tiene sus intereses particulares y, siempre que pueda, va a intentar
conseguirlos y cuando los consiga va a intentar mantenerlos. Nadie puede cambiar eso.
AXIOMA 4.- Todos los seres humanos pueden cambiar sus intereses particulares.
Las personas pueden elegir trabajar o no trabajar, estudiar o no estudiar, comprar en un sitio o en
otro, ayudar a los demás o no hacerlo.
Las personas pueden cambiar de gustos, de trabajo, de hábitos de consumo o ahorro, de vivienda, de
coche, de muebles, de lugar de residencia, de lugar de vacaciones…
Y también pueden elegir seguir con los mismos gustos, trabajo, hábitos de consumo o ahorro,
vivienda, coche, muebles, lugar de residencia, lugar de vacaciones…
La Ciencia Económica no entra en calificar la bondad o maldad, lo erróneas o acertadas, lo justas o
injustas de estas decisiones. La Ciencia Económica no entra en si la gente debe de mantener o
cambiar ninguna de sus decisiones económicas.
Alguien puede decir que bajo un régimen totalitario las personas no son libres de elegir o de
cambiar sus intereses particulares y que están a merced de los caprichos de los dirigentes. Pero eso
ya lo vimos en el axioma anterior, a aveces la gente no puede elegir sus propios intereses por fuerza
mayor, pero eso no significa nada más que en cuanto desaparezcan esas circunstancias volverá a
elegir sus propios intereses libremente.
Lo que quiere decir este axioma es que, dadas las mismas circunstancias, una persona puede
cambiar sus intereses particulares simplemente porque ha cambiado su opinión, por causas
meramente subjetivas.
Las consecuencias inmediatas de estos axiomas son:
1. Nunca va a estar todo el mundo de acuerdo en algo. Las personas son diferentes y sus
intereses son diferentes. Es posible que exista una mayoría de acuerdo en algo, unanimidad
nunca.
2. No va a existir nunca un sistema económico perfecto. De personas imperfectas no pueden
surgir sistemas perfectos. Siempre existirán injusticias, errores, engaños, abusos, fraudes,
robos y asesinatos por motivos económicos.
3. Las necesidades de las personas no tienen por qué ser siempre las mismas.
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___________________________________________________________
En este capítulo hemos visto una parte esencial de la Ciencia Económica: la Naturaleza Humana. La
Naturaleza Humana se caracteriza por estos cuatro axiomas:
1. Todos los seres humanos son únicos e irrepetibles.
2. Todos los seres humanos cometen errores.
3. Todos los seres humanos, siempre que pueden, intentan conseguir o mantener lo que
consideran sus intereses particulares.
4. Todos los seres humanos pueden cambiar sus intereses particulares.
Toda la Ciencia Económica se basa en estos cuatro principios, axiomas o postulados. Nada puede ir
contra ellos.
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Capítulo 4. EL ORIGEN DE LA
PROPIEDAD, LA ESPECIALIZACIÓN DEL
TRABAJO Y EL DINERO.
En el primer capítulo definí la Economía como:
“La Ciencia que estudia el comportamiento humano en relación con el dinero.”
Establecí luego el hecho de que todas las personas están necesitadas de algo. Todo el mundo
necesita algo.
Analicé luego el método científico en la Economía estableciendo éste como un método axiomáticodeductivo.
Luego formulé los cuatro axiomas que conforman la Naturaleza Humana, el comportamiento
humano, y que serán la base de la teoría económica.
Sin embargo para acabar el análisis de la definición de Economía y empezar con la construcción de
la teoría económica es necesario establecer la relación entre las necesidades humanas de un lado y
el comportamiento humano en relación con el dinero. Dicho de otro modo ¿Por qué la gente
necesita dinero? ¿Cuál es la relación entre el dinero, el comportamiento humano respecto a él
y las necesidades humanas?
La respuesta más obvia es que todo el mundo necesita bienes o servicios para satisfacer sus
necesidades y que la mayoría de esas cosas sólo pueden ser obtenidas con dinero.
Pero ¿Por qué eso es así? En el primer capítulo dije que “todo el mundo tiene incentivos para
conseguir dinero”, voy ahora a demostrar por qué.
LA SOCIEDAD PREHISTÓRICA.
Ya en la época prehistórica, antes de la aparición de la agricultura, cuando el hombre vivía en
pequeñas tribus, nadie podía satisfacer por sí solo sus necesidades. Los hombres y las mujeres se
repartían las tareas: las mujeres cuidaban de los niños y los enfermos y los hombres cazaban. La
recolección de frutos la realizaban hombres, mujeres y niños.
Pero en la sociedad prehistórica no existía el dinero. Los alimentos se repartían de una manera más
o menos equitativa entre los miembros de la tribu. Los bienes que no se producían para la
satisfacción de las propias necesidades (utensilios, ropa, adornos…) se intercambiaban mediante el
trueque o simplemente se regalaban.
LA AGRICULTURA Y EL NACIMIENTO DEL DERECHO DE PROPIEDAD.
Antes de la agricultura los seres humanos vivían de lo que producía la tierra en los alrededores de
dónde habitaban sin que tuviesen que hacer otro esfuerzo para conseguir lo que necesitaban más
que cazar, pescar o recolectar.
No tenían que realizar ningún trabajo para que la tierra les ofreciese lo que necesitaban. Sólo tenían
que realizar el trabajo de coger los animales o los frutos.
Aunque una tribu considerase que una determinada zona fuera su territorio lo cierto es que esa
relación nunca era algo permanente, normalmente su comportamiento era de tipo nómada. Cuando
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los recursos escaseaban en una zona se mudaban a otra.
Si hubiera que comparar, digamos que antes de la agricultura, la relación de los seres humanos con
la tierra era como la que tenían los indios en el norte de América antes de la colonización.
Con la aparición de la agricultura los seres humanos empezaron a invertir tiempo en cultivar una
tierra con unas condiciones especiales (tenía que ser previamente deforestada, tenía que ser fértil,
…), todo ese esfuerzo tenía que ser protegido de alguna manera. De otro modo otras personas
podrían recoger la cosecha sin previamente haber trabajado en la preparación y cultivo de la tierra y
en consecuencia robar el trabajo de los agricultores. La tierra tenía que tener un uso exclusivo por
parte de los que la cultivaban para proteger así su trabajo.
En la época prehistórica el esfuerzo empleado en cazar era recompensado con un animal que se
podía comer inmediatamente. Pero esa inmediatez desapareció con la agricultura. Los agricultores
necesitaban proteger sus tierras hasta que se pudiera recoger la cosecha.
Es más los agricultores siempre necesitaban proteger sus tierras dado que habían invertido
tiempo en la deforestación y preparación de estas para el cultivo y de que ,además, las tierras
siempre estaban en uso: unas veces con la siembra, otras con el crecimiento y finalmente con la
recolección de la cosecha.
Aunque el derecho de propiedad ya estaba presente sobre los objetos de uso cotidiano la propiedad
sobre la tierra supuso un cambio radical. Ya no se trataba de establecer un derecho sobre algo que
por su propia naturaleza tenía poco valor y casi únicamente podía ser útil a su propietario sino que
ahora se establecía la propiedad sobre algo que podía ser útil a todo el mundo y cuya utilidad era
(casi) ilimitada en el tiempo.
El derecho de propiedad es el derecho que tiene una persona o personas de utilizar un
bien, sobre el que se tiene posesión, de la manera que consideren mejor para sus
intereses.
Aunque los seres humanos siempre han tenido sentido de la propiedad y ese sentimiento ya estaba
presente, con toda probabilidad, en la prehistoria es a partir de la revolución agrícola cuando
aparece el derecho de propiedad como algo propio e imprescindible de cualquier sociedad.
LA ESPECIALIZACIÓN DEL TRABAJO.
Pero este estado de propiedad de la tierra por parte de las personas que la cultivaban no duró mucho
tiempo en la mayoría de los sitios. A medida que la revolución agrícola triunfaba sucedían muchas
cosas:
La agricultura permitía un excedente de alimentos. Había alimentos suficientes para mantener a
todos los agricultores y además sobraban para alimentar a más trabajadores.
Los seres humanos estamos dotados de diferentes habilidades, la mayor disponibilidad de alimentos
y las diferencias de habilidades entre los seres humanos tuvieron como consecuencia que algunos
pudieran especializarse en la producción de algunos bienes o servicios.
La revolución agrícola convirtió a algunas tierras que antes no tenían valor en propiedades
extremadamente valiosas, esas propiedades necesitaban ser defendidas, así nacieron los ejércitos,
personas que se especializaron en la lucha. Y los ejércitos no sólo tuvieron fines defensivos sino
también fines ofensivos: conquistar nuevas tierras.
La jerarquía militar pronto produjo la aparición de reyes, faraones, caudillos, jefes de tribus o
cualquier otra categoría de líderes de una fuerza militar y que pronto reclamaron las tierras como de
su propiedad
Pero la especialización del trabajo no sólo generó una casta de guerreros, como dije antes los más
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hábiles en una actividad podían dedicarse a ella y obtener productos agrícolas intercambiándolos
por su producción.
Los reyes o jefes de una tribu podían usar el excedente agrícola en contratar trabajadores para
producir artículos de lujo o suntuosos edificios.
Esta especialización benefició a todos, dado que el reparto de tareas provocó un aumento de la
producción.
Con el tiempo, la mayor experiencia en la realización de una tarea, aumentó la productividad de los
trabajadores especializados. Estos trabajadores se dedicaron a infinidad de profesiones: alfareros,
tejedores, herreros, joyeros, albañiles…
Al poder mantener a una gran cantidad de población con una relativamente pequeña cantidad de
territorio la agricultura posibilitó la creación de pequeñas ciudades.
Ciudades que necesitaban murallas, castillos, torres para almacenar cereales, agua … Se
necesitaban arquitectos e ingenieros.
La necesidad de un ejército llevó a la aparición de los primeros Estados, a la necesidad de leyes. La
necesidad de contar la producción de cereales o cualquier otro bien llevó a la aparición de la
escritura y de las matemáticas. La agricultura también necesitaba tener conocimientos de
astronomía para determinar el mejor momento para cultivar.
Todas estas nuevas necesidades generaban a su vez trabajadores especializados para su realización.
No podía haber personas que fuesen a al vez agricultores, ganaderos, herreros, tejedores, soldados,
escribas… y que realizasen todas las tareas bien.
Alguien puede decir que los agricultores bien podían haber dedicado el tiempo sobrante que les
proporcionaba su nueva actividad a descansar pero parece que la gente prefirió utilizar ese tiempo
sobrante a satisfacer nuevas necesidades o que al disminuir el hambre la población aumentó y los
agricultores necesitaban más alimentos porque la mortalidad infantil disminuyó.
Además ninguna sociedad no especializada hubiera podido sobrevivir. La especialización hacía que
una sociedad fuese mucho más efectiva a la hora de producir bienes y servicios y esa mayor riqueza
les proporcionaba una ventaja decisiva a la hora de poder vencer militarmente a otra no
especializada.
Las sociedades agrícolas y con especialización en la producción también aumentaban su población
necesitando más tierras que quitaban a las tribus que no habían entrado en la revolución agrícola.
La revolución agrícola llevó al nacimiento de culturas donde la especialización en la
producción de bienes y servicios era algo imprescindible.
EL ORIGEN DEL DINERO.
La especialización y la posibilidad de satisfacer más necesidades hicieron necesario el comercio.
Aunque el comercio se iniciase mediante el intercambio de bienes (pagando por ejemplo un
campesino con trigo a un alfarero por unas jarras) muy pronto la gente tuvo que darse cuenta de que
este sistema era incomodo y a veces hacía imposible el intercambio aunque las dos partes deseasen
hacerlo.
Es la clásica historia del agricultor que quiere vender su trigo a cambio de un arado mientras que el
herrero quiere un cerdo por su arado, a su vez el ganadero quiere un collar para regalárselo a su
mujer y a cambio del collar está dispuesto a dar un cerdo y el joyero quiere trigo por su collar.
Puede darse el caso de que todos coincidan en el tiempo y en el espacio y todos los intercambios
puedan celebrarse quedando todas las necesidades satisfechas. Pero es obvio que la feliz
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coincidencia puede no darse y todos se quedarían con las ganas de realizar un intercambio y por
tanto insatisfechos. El trueque presentaba insalvables problemas a la hora de satisfacer las
necesidades de las personas.
¿ Existiría una manera de que las necesidades de unos y de otros se satisficieran sin que para ello
tuviese que darse tal coincidencia de intereses?
La necesidad del dinero no era algo obvio para la gente de aquel entonces.
El dinero en realidad surgió del propio comercio. Al realizar trueques la gente pronto se
tuvo que dar cuenta que existía una mercancía, un bien, que todo el mundo quería tener
siempre.
Ese bien no tenía por qué ser el oro. Como dinero se usó desde conchas hasta plumas de pájaro,
desde colmillos de animales hasta cacao. El caso es que el bien prácticamente nunca fuese
rechazado por nadie a la hora de hacer un intercambio.
Un bien con esas características se dice que es un bien líquido.
LOS CONCEPTOS DE LIQUIDEZ Y DE DINERO.
Liquidez es la facilidad de intercambiar un bien por cualquier otro, obteniendo en el
intercambio la mayor satisfacción de necesidades posible en un momento dado.
Voy a analizar esta definición.
Intercambiar un bien por cualquier otro.
Un bien líquido tiene que poder intercambiarse por cualquier otro.
Obteniendo en el intercambio la mayor satisfacción de necesidades.
Un bien líquido obtendrá, cuando se intercambie, mayor satisfacción de necesidades que cualquier
otro bien que se pudiese intercambiar.
Posible, en un momento dado.
Un bien líquido no implica necesariamente que satisfará todas sus necesidades. Es posible incluso
que un bien líquido no satisfaga ninguna necesidad posible en un momento dado. Basta con que en
ese momento dado todos los bienes intercambiables por el bien líquido no satisfagan ninguna
necesidad.
Pues bien la definición de dinero es esta:
El dinero es el bien más líquido que existe.
De hecho puede que usted haya oído que tener liquidez significa lo mismo que tener dinero. O que
alguien necesitado de liquidez es alguien que necesita dinero. Pues bien ahora sabe de donde
procede el término “liquidez”.
Comprar es intercambiar dinero por otro bien.
El dinero es un bien que se puede intercambiar por cualquier otro, nadie le va a rechazar el dinero si
quiere comprar algo.
El dinero le va a satisfacer más necesidades que ningún otro bien cuando quiera comprar algo.
Por ejemplo usted puede tener 100 € en dinero u otro bien que le haya valido 100 €. Si quiere
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comprar algo siempre le será más fácil pagarlo con dinero que con cualquier cosa que le haya valido
100 €.
EL DINERO Y EL MAL.
El dinero es un invento auténticamente revolucionario. Hay personas que adjudican al dinero un
carácter negativo, o le acusan de causar males. Pero eso no tiene ninguna base. El dinero es
simplemente el instrumento más eficaz a la hora de satisfacer las necesidades.
Otra cosa muy distinta es que las personas puedan hacer cosas malas (en el sentido que se le quiera
dar al término maldad) para conseguir dinero. Pero si las personas quieren hacer cosas malas para
satisfacer sus necesidades las van a hacer igual en el caso de que el dinero no existiese.
La maldad humana ya existía antes de que se crease el dinero. Puede que con el dinero, al ser un
instrumento tan eficaz para satisfacer necesidades, esa maldad se haya visto más recompensada que
si no existiese, pero la mayoría de los inventos del ser humano pueden ser usados para el bien y para
el mal.
Volveré al tema del dinero con mucho mayor detalle en otro capítulo. Por ahora lo que nos interesa
saber es que el dinero se constituyó en una herramienta imprescindible a la hora de comerciar y por
tanto para que una sociedad en la que existiese especialización del trabajo pudiese sobrevivir.
LA IMPORTANCIA DEL DINERO EN LA SOCIEDAD.
No todas las civilizaciones desarrollaron el dinero. Ni en América las civilizaciones Inca y Maya ni
en África la civilización egipcia desarrollaron algo parecido al dinero y siguieron con el trueque. Es
evidente que la falta de dinero tuvo que limitar la especialización del trabajo y por tanto su
capacidad de producción. El caso es que todas ellas desaparecieron, algunas sin intervención
exterior y otras cuando chocaron con civilizaciones que sí usaban dinero.
Pero la especialización o división del trabajo, a medida que las tecnologías fueron avanzando, fue
aumentando. Y este crecimiento en la especialización del trabajo ha llegado hasta nuestros días, en
el que es imposible para nadie realizar ni siquiera una pequeña fracción de los trabajos
especializados para realizar un solo bien.
Este punto es muy importante:
La especialización del trabajo al hacer imposible para nadie la creación de ni un sólo
producto hace al comercio no algo opcional sino que el comercio es algo imprescindible
para nuestra sociedad. Si no se pudiese comerciar la sociedad tal y como la
conocemos desaparecería y el mundo se sumiría en un caos.
El dinero a su vez se ha convertido en algo imprescindible para comerciar. La inmensa complejidad
comercio y de la creación de cualquier bien hace del trueque algo inútil para comerciar. Si en el
ejemplo que vimos más arriba se trataba de cuatro productores y cuatro bienes y ya en ese caso el
trueque resultaba absolutamente ineficiente, en un mercado con miles de millones de productores,
consumidores y bienes el trueque, literalmente, no sirve para nada.
La conclusión de todo esto es muy importante.
Dado que para satisfacer nuestras necesidades es imprescindible una altísima especialización del
trabajo.
Dado que para que esa especialización del trabajo pueda resultar en la producción de bienes que
satisfagan nuestras necesidades es imprescindible el comercio.
Dado que para que podamos comerciar el dinero es imprescindible.
Entonces para satisfacer nuestras necesidades todo el mundo necesita dinero. Y más aún:
27
El dinero es la única manera de que tenemos para poder satisfacer las necesidades de
bienes que hayan sido realizados mediante un proceso que implique una alta división o
especialización del trabajo.
DE VUELTA A LA DEFINICIÓN DE LA ECONOMÍA.
Ahora que sabemos que la única manera de satisfacer nuestras necesidades, en la actual sociedad, es
a través del comercio y que para comerciar, para obtener los bienes que satisfarán nuestras
necesidades, es imprescindible el dinero, podemos entender mucho mejor la definición de
Economía.
En el primer capítulo vimos que todo el mundo tenía necesidades. Ahora sabemos que para
satisfacer la mayoría de esas necesidades necesitamos imprescindiblemente dinero, quedan unidas
de una manera indisoluble las necesidades y el dinero. Por tanto como todo el mundo tiene
necesidades:
Todo el mundo necesita dinero.
La Ciencia Económica estudia el comportamiento de las personas en relación con el dinero, que no
es un mero trozo de papel o una moneda de oro, el dinero es algo imprescindible en la
supervivencia de cualquier persona.
En este capítulo hemos visto que:
La revolución agrícola, que comenzó hace 10.000 años, acabó con la vida nómada y que basaba su
supervivencia en la caza, la pesca y la recolección de frutos, que llevaban los seres humanos hasta
entonces.
Con la revolución agrícola surgió el derecho de propiedad sobre la tierra, la especialización del
trabajo y el comercio.
A medida que aumentó la especialización del trabajo el trueque desapareció y el comercio es en la
actualidad la única manera satisfacer nuestras necesidades.
Liquidez es la facilidad de intercambiar un bien por cualquier otro, obteniendo en el intercambio la
mayor satisfacción de necesidades posible en un momento dado.
El dinero es el bien más líquido que existe.
Comprar es intercambiar dinero por otro bien.
Por sus características el dinero es imprescindible para comerciar.
El dinero es imprescindible para satisfacer nuestras necesidades.
28
Capítulo 5. EL INTERCAMBIO, EL PRECIO
Y EL MERCADO
Después de definir la Economía, establecer un método científico y fijar los axiomas de la Economía
es el momento de empezar a elaborar las estructuras lógicas con las que vamos a avanzar en el
conocimiento de la Economía.
Dado que, para obtener los bienes y el dinero que les son necesarios para vivir las personas tienen
que recurrir al intercambio, al comercio, vamos a analizar el comportamiento de las personas en
este aspecto.
La definición de dinero ya la vimos en el anterior capítulo. Aunque en el anterior capítulo ya hable
de bienes voy ahora a definir claramente el concepto de bien.
Un bien es cualquier mercancía, alimento, artículo, máquina, inmueble, activo material
o inmaterial o servicio por el que alguien esté dispuesto a pagar dinero.
Aunque la mayoría de la gente estaría dispuesta a pagar por la inmensa mayoría de los bienes,
existen bienes por los que, aún teniendo suficiente dinero para pagar por ellos, poca gente estaría
dispuesta a pagar algo. Eso no quiere decir que dejen de ser bienes. Mientras alguien esté dispuesto
a pagar algo por un artículo, maquina, inmueble, activo o servicio eso lo convierte en un bien.
El mercado es el sistema por el que el dinero y los bienes se intercambian libremente
por ambas partes.
A partir de ahora consideraré intercambio a la compra/venta de bienes.
CARACTERISTICAS DE LOS INTERCAMBIOS EN UN SISTEMA DE MERCADO.
A continuación analizaré las distintas características que condicionan todos los intercambios bajo el
sistema de mercado.
a) Tradicionalmente a una de las partes del intercambio se la denomina demanda y a otra
oferta, aunque en realidad ambas partes son oferta y demanda a la vez. Una parte ofrece dinero
y demanda bienes y la otra ofrece bienes y demanda dinero.
b) Nada garantiza que las dos partes que intenten un intercambio lleguen a un acuerdo, es
posible que una o las dos partes considere que no puede obtener de la otra lo suficiente como
para que merezca la pena el intercambio.
En el caso que las dos partes lleguen a un acuerdo entonces fijarán el precio y la cantidad de bienes
a intercambiar.
Aunque las dos partes de un intercambio lleguen a un acuerdo libremente eso no quiere decir ni
mucho menos que estén completamente satisfechas con ese acuerdo. Al que compra siempre le
parecerá caro lo que compra y al que vende siempre le parecerá barato lo que vende.
Por lo tanto el precio sólo significa que, a ese precio, ambas partes consideran merece la pena
realizar el intercambio de una determinada cantidad de bienes en un momento dado.
29
En un sistema de mercado sólo se producirá un intercambio cuando ambas partes obtengan una
satisfacción de sus intereses particulares mayor que si el intercambio no se realizase.
c) El que un intercambio se realice a un determinado precio y en una determinada cantidad no
significa que en siguientes intercambios ese precio y/o esa cantidad se vaya a mantener. En
cada intercambio siempre se produce la misma disputa entre las dos partes que comercian y en
las que cada una intentará obtener el máximo de satisfacción posible.
d) El que compra ni tiene por qué saber, ni tiene por qué importarle, lo que le haya costado al
que vende el bien que vende ni sus beneficios. Del mismo modo el que vende no tiene por qué
saber, ni tiene por qué importarle, el dinero de que dispone el que compra.
Eso no quiere decir en absoluto que ambos, comprador o vendedor, no sepan y/o puedan importarles
el coste, los beneficios y el dinero del vendedor y comprador respectivamente. Simplemente quiere
decir que no son condiciones para que se realice el intercambio.
e) ¿Qué es lo que determina el precio y la cantidad de bienes que se intercambian?
Dado que las personas cuando compran lo hacen en función de sus propios intereses y que esos
intereses se centran en satisfacer el máximo de necesidades y que las necesidades son algo subjetivo
de cada persona, lo que determine el precio será siempre algo subjetivo. Recuerde lo que dije en el
capítulo 3, (axioma 3) :
“Quede bien claro que los propios intereses son eso: los propios intereses, ni son justos ni injustos,
ni buenos ni malos, ni correctos ni incorrectos, ni altruistas ni egoístas, ni solidarios ni insolidarios,
sino simplemente los propios intereses de cada persona. Y cada persona elige sus propios intereses.”
En consecuencia los compradores estarán dispuestos a pagar más por el producto que crean que les
satisfará más.
Pero el precio también está determinado por otra condición, esta completamente objetiva, la
cantidad de dinero que tiene el comprador. Esta condición es lo que se denomina restricción
presupuestaria.
Restricción presupuestaria: el comprador no puede pagar por el conjunto de bienes que
compra más del dinero que tiene en ese momento.
En cuanto a los que venden como su interés será siempre obtener la mayor ganancia posible, para
poder luego satisfacer la mayor cantidad de necesidades posibles de acuerdo a sus propios intereses,
intentarán vender al precio en que más beneficios obtengan, que no necesariamente será el más alto.
Para obtener la mayor cantidad de ganancia posible los vendedores tienen que elegir el bien y el
precio que creen que más interesará a los compradores. Esta elección es subjetiva. Del éxito de esta
elección subjetiva dependerán sus beneficios.
Obviamente el vendedor no puede vender más bienes de los que ha sido capaz de producir,
esta es una condición objetiva.
f) Aunque en los manuales de Economía keynesianos siempre aparecen unas curvas de
demanda y oferta que se cruzan en un punto, en realidad nadie, ni los propios participantes en
el mercado, tiene ni idea de cómo son esas supuestas curvas. Es decir nadie sabe, ni puede
saber, la fórmula matemática de la demanda ni de la oferta. Todo intento de matematización es
simplemente una pérdida de tiempo. Lo único que sabemos es el precio y la cantidad de bien
intercambiado una vez se ha realizado la transacción.
El comprador ignora su propia curva de demanda puesto que, aunque en determinado momento
sepa cual es los precio y las cantidades a las que está dispuesto a intercambiar, esa curva puede
30
cambiar con el tiempo. Sus condiciones personales pueden cambiar, sus gustos personales pueden
cambiar, en definitiva sus intereses particulares pueden cambiar. Y por supuesto también puede
cambiar la oferta tanto en precios, como en características del producto o incluso en no ofrecer más
ese producto. (axioma 4)
En cuanto al vendedor este tampoco sabe lo que le valdrá el bien que vende en el futuro, o si quizá
le interese más vender otro bien. El vendedor siempre dependerá de los cambios de gusto o de
cantidad de dinero del comprador que por supuesto no conoce. (de nuevo axioma 4)
Dado que tanto la curva de demanda como la de oferta son dinámicas, cambian con el tiempo, que
los posibles cambios son impredecibles y que en un momento dado sólo conocemos cantidad y
precio del bien, la capacidad predictiva de la Economía en este campo es limitada.
Lo único seguro es que:
•
El comprador intentará satisfacer al máximo sus intereses particulares, sus
necesidades.
•
El vendedor intentará tener el máximo beneficio posible.
•
En un mercado libre el intercambio no necesariamente se tiene que producir.
•
En un mercado libre sólo se realizará un intercambio si ambas partes salen
beneficiadas.
•
El límite del intercambio viene dado por la restricción presupuestaria y/o la capacidad
de producción del vendedor.
•
Las únicas partes visibles del proceso de intercambio para cualquier persona ajena al
intercambio son el precio y la cantidad intercambiada.
•
No se pueden predecir con exactitud ni cantidades ni precios de futuros intercambios.
Aunque algunas de estas características puedan parecer obvias o redundantes hay que dejarlas claras
desde el principio para no caer en errores.
EL INTERCAMBIO EN LIBERTAD.
El proceso de intercambio en un sistema de mercado se asemeja al de una subasta.
El vendedor busca primero un bien que considera que satisfará una necesidad de los compradores. A
continuación fijará un precio con el que piensa que obtendrá el máximo beneficio. Y finalmente
ofertará el bien a los compradores.
Los compradores siempre empezarán demandando una cantidad de bienes a un precio cero o casi
cero. A continuación en función de la oferta pedirán una mayor o menor cantidad a un precio dado.
Puede que en el mejor de los casos (para el vendedor) los compradores acepten el primer precio. Si
no es así el vendedor se verá obligado a bajar el precio de su producto hasta que encuentre
comprador. No importa que ese precio sea menor del que le costó al vendedor, los compradores ni
tienen por que saberlo ni tienen por qué importarles. El vendedor ya ha hecho la inversión en el bien
que vende y ahora sólo le queda deshacerse de él para recuperar lo que pueda del dinero invertido.
También puede suceder que al primer precio fijado por el vendedor la demanda sea tal que le
permita, en posteriores intercambios, subir el precio, hasta llegar al punto, en que ya no venda
31
suficientes bienes, y que para obtener un beneficio mayor, le obliguen a bajar el precio.
El papel del precio en el proceso de intercambio es el de transmisor de información. El precio no
transmite una información específica acerca del cuanto o del como satisface el bien a los
compradores, simplemente transmite que a ese precio los compradores están o no están dispuestos a
comprar.
El vendedor puede hacer muchos estudios de mercado y otras investigaciones pero al final lo que
cuenta es si el precio es el adecuado o no.
Cualquier modificación por imposición del precio llevará al vendedor y al comprador a tomar
decisiones equivocadas, a no ser claro que el precio impuesto coincida con el que aceptaría
libremente, pero en ese caso ¿Para qué es necesaria la imposición?
El sistema de libre mercado ofrece, en consecuencia, dos ventajas importantes sobre cualquier otro
sistema de intercambio.
Garantiza que ambas partes ganarán en el intercambio. Dado que ambas partes actuarán con libertad
obrarán en defensa de sus intereses particulares (axioma 3).
Como resultado del intercambio se tendrá un precio y una cantidad. Esos datos sirven de
información e incentivo a las ambas partes. Esta información es lo que permite, que en posteriores
intercambios, ambas partes actúen de acuerdo a sus propios intereses. (axiomas 3 y 4)
El precio no tiene necesariamente que tener relación con el coste. Si la demanda es muy baja el
vendedor puede verse obligado a vender sus bienes por debajo del precio de coste para recuperar lo
que pueda del capital invertido. En cambio si la demanda es muy alta el precio será muy superior al
coste y los beneficios muy altos.
Una gran diferencia entre el precio y el coste supone un fuerte incentivo para el vendedor en el
sentido de que ese producto da muchos beneficios y por tanto merece la pena invertir más recursos
en él o en el sentido contrario si el precio no cubre los costes el vendedor dejará de producir el bien.
El precio refleja la diferencia entre la oferta y la demanda inicial.
Obviamente la demanda inicial siempre será a un precio cero o próximo a cero.
El precio tampoco refleja el grado de necesidad de un bien. El agua es imprescindible para la vida,
los diamantes no. Sin embargo en la mayor parte del mundo los diamantes son mucho más caros
que el agua.
Esa diferencia de precio indica que la oferta inicial de agua es muy grande respecto a la demanda,
mientras que la oferta inicial de diamantes es muy baja respecto a la demanda.
Como la oferta de agua es muy abundante esa necesidad sería satisfecha muy rápidamente y a un
bajo coste mientras que la necesidad de diamantes, al ser muy baja la oferta, quedaría insatisfecha y
sólo podría ser satisfecha a un alto coste.
En el hipotético caso de que el agua fuese tan escasa que tuviéramos apenas la imprescindible para
vivir , es decir que la oferta inicial de agua fuese muy inferior a la demanda, el precio del agua sería
mayor que el de los diamantes.
O si siguiese existiendo mucha oferta de agua, pero de repente se encontrase un sistema para
producir diamantes en cantidades industriales y a un bajo costo, entonces los diamantes
probablemente valdrían mucho menos que el agua.
El precio no tiene nada que ver con la utilidad o la necesidad, sino con la diferencia entre oferta y
demanda inicial. Obviamente a la hora de realizar el intercambio oferta y demanda serán iguales.
El sistema de mercado es intrínsecamente imperfecto. El sistema de mercado está formado por las
32
decisiones de personas que cometen errores (axioma 2) y que pueden cambiar de intereses
particulares en cualquier momento (axioma 4). La información que tienen los participantes en un
mercado es siempre imperfecta dado que el precio y la cantidad no transmiten infinidad de datos,
datos que además pueden saber algunos de los participantes en el mercado mientras que otros no los
saben.
El sistema de mercado tampoco permite hacer predicciones exactas, y en algunos casos ni siquiera
predicciones, comportándose los futuros precios como variables aleatorias. Eso es así porque el
sistema de mercado no nos da nunca datos futuros, nos da datos pasados o como mucho presentes
que pueden ser útiles para predecir el futuro pero que no son los datos del futuro.
El sistema de mercado nunca está en equilibrio permanente, todos los participantes están siempre
intentando conseguir y defender sus intereses particulares (axioma 3) o pueden cambiar sus
intereses particulares (axioma 4). Cada nueva transacción genera nuevos datos de precios y
cantidades. Para que existiese el equilibrio permanente todas las personas deberían de mantener las
mismas preferencias y con la misma intensidad durante cierto tiempo, también los sistemas de
producción deberían se iguales durante ese mismo tiempo, pero eso es casi imposible habida cuenta
de que todos los participantes pueden cambiar sus intereses particulares en cualquier momento
(axioma 4) y, de hecho, muchas veces les interesa cambiar de intereses particulares.
Por último el precio, cuando es resultado de un mercado con muchos vendedores y muchos
compradores, no tiene por qué ser el que habría si cada intercambio se realizase individualmente.
Dado que cada persona es diferente (axioma 1) es posible que un precio, resultado de un mercado
con muchos miembros, sea “barato” o “caro” para un determinado participante y que, aunque ese
participante estuviera dispuesto a pagar más por la misma cantidad o a consumir más, o incluso
simplemente consumir, si el precio fuese menor, no tuviese oportunidad de hacerlo.
Es decir, es posible que en un mercado con muchos participantes, un participante individual no
encuentre exactamente lo que busca.
En este capítulo hemos visto:
•
Las definiciones de bien y de sistema de mercado.
•
Características del intercambio.
•
El sistema de mercado permite a ambas partes beneficiarse cuando intercambian
bienes, permite así mismo obtener un precio que servirá para que en el futuro todos
los participantes puedan perseguir y defender de manera adecuada sus propios
intereses.
•
El sistema de mercado es intrínsecamente imperfecto y en desequilibrio constante.
•
El precio sólo transmite la diferencia entre la oferta y la demanda inicial.
•
El precio ni transmite ni el coste de producción del bien, ni la utilidad, ni la
necesidad, sólo la diferencia entre la oferta y la demanda iniciales.
•
El sistema de mercado no permite hacer predicciones seguras.
•
Por último y muy importante: a partir de ahora la Ciencia Económica se
dedicará a estudiar el sistema de mercado, sus fallos, sus errores y sus posibles
modificaciones o soluciones a los fallos y errores, también comparará el
33
sistema de mercado con otros sistemas de no mercado.
El objetivo es encontrar el sistema que sea más eficaz a la hora de satisfacer
las demandas de los participantes, obviamente no existe ni existirá sistema
perfecto. En ese sentido la Ciencia Económica siempre tendrá preguntas por
responder…. igual que las demás Ciencias.
34
Capítulo 6. LA COACCIÓN Y SUS
CONSECUENCIAS.
En el anterior capítulo definimos al mercado como:
El mercado es el sistema en el que el dinero y los bienes se intercambian libremente por ambas
partes.
Todo intercambio de dinero y bienes es un contrato en el que ambas partes deciden la cantidad y el
precio de los bienes y el dinero a intercambiar.
Además del contrato de compra-venta directo e inmediato existen otros tipos de contratos que
implican también intercambio de dinero y bienes.
Existen:
El contrato de trabajo por el que se intercambian bienes (trabajo) y dinero u otros bienes.
Los contratos de préstamos, hipotecas o depósitos por el que se intercambia dinero por un
compromiso de pago en el futuro y con diversas garantías.
Los contratos de pago aplazado por el que se intercambian bienes por compromisos de pago en un
futuro y con diversas garantías.
Podríamos establecer una nueva definición ampliada de mercado:
Mercado es el sistema en el que se realizan libremente contratos de carácter económico .
Cuando un contrato es realizado fuera del mercado, es decir es impuesto por una parte a la otra, que
pierde su libertad, se puede definir de varias maneras aunque la mas clara es la de robo.
LA COACCIÓN.
Recordemos que según el axioma 3 cada persona tiene sus particulares intereses y que estos no
tienen que estar sujetos a ninguna norma ética o moral. Es de suponer que existan personas que
piensen que el sistema de mercado no es conveniente con sus particulares intereses. En
consecuencia decidirán que pueden imponer intercambios a otras personas en contra de su voluntad
para beneficiarse. Para llevar a cabo estos intercambios no deseados por una de las partes y romper
el sistema de mercado recurrirán a la coacción.
Coacción: Fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute
algo.
Las personas que son forzadas a realizar intercambios u otros contratos que no harían libremente
pueden recurrir a su vez a la violencia para defenderse.
Otra solución, que puede ser más eficaz y económica y/o menos peligrosa, es que las personas
contraten a otras para que las defiendan de aquellos que tratan de imponerles intercambios en contra
de su voluntad.
La realidad que tenemos en el mundo actual es que existen tres clases de contratos con los que las
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personas se defienden de la coacción:
•
Contrato de Defensa, por el cual las personas son obligadas coercitivamente a pagar a otras
para que defiendan el mercado de su nación del ataque de naciones extranjeras.
•
Contrato de Seguridad Pública por el cual las personas son obligadas coercitivamente a
pagar a otras para que las defiendan de aquellas que les coaccionen o que intenten hacerlo.
•
Contratos de Seguridad Privada por el cual las personas deciden libremente contratar a otras
para que las defiendan de aquellas que les coaccionen o intenten hacerlo.
Parece que va contra toda lógica que para defenderse de otras naciones o personas que quieran
romper el mercado se tenga que recurrir, en los primeros dos casos, a contratos que a su vez rompen
el mercado, puesto que son contratos a los que las personas son coaccionadas a aceptar.
Porque, al fin y al cabo, los dos primeros contratos significan que debemos dejarnos robar por unos
(que denominaremos Estado) para que otros no nos roben (delincuentes, mafias, otros Estados). Es
cierto que la mayoría de la gente puede estar de acuerdo con estos contratos y acceder libremente a
ellos, pero desde el momento que hay una sola persona que sea coaccionada a aceptar estos
contratos ya pueden ser considerados en cierto modo como un robo.
¿Por qué existen estos contratos obligatorios? ¿No invalidan estos contratos la existencia de un
sistema mercado? ¿No podría existir un sistema de mercado sin contratos obligatorios?
Siempre van a existir personas que intenten imponer contratos a otras personas, está en la
Naturaleza Humana (axiomas 2 y 3). En consecuencia siempre vamos a tener que emplear parte de
nuestro tiempo y/o dinero en protegernos.
La defensa contra naciones extranjeras plantea problemas casi insuperables para un sistema de
mercado. La razón es que no es posible protegerse individualmente del ataque de una nación
extranjera. Es prácticamente imposible que una sola persona disponga de dinero suficiente para
contratar a un ejército que defienda sus intereses. Pero aunque existiera esa persona ¿Por qué iba
ella sola a defender no sólo sus intereses sino también los de los demás habitantes de una nación?
Puede argumentarse que esa persona podría unirse con otras personas igualmente ricas para hacerse
cargo de la defensa de una nación. También puede argumentarse que esas personas podrían
resarcirse de ese coste de mantener un ejército repercutiéndolo en las personas con que mantuviesen
intercambios.
En contra hay argumentos de peso. ¿Quién defendería las personas contra una posible imposición
de contratos por las personas que financian los ejércitos? ¿Qué ocurriría si unilateralmente alguna
de las personas que financian los ejércitos dejara de hacerlo? ¿Asumirían el resto de las personas el
gasto militar? Pero la consecuencia inmediata sería que los que dejasen de pagar el gasto militar se
seguirían beneficiado de la seguridad que les proporciona el ejército, ahora sin ningún coste para
ellas.
El problema planteado puede resumirse en que mientras que todo el mundo se beneficiaría de la
seguridad que les proporciona el ejército, podrían existir, en un sistema de mercado, personas que
decidiesen no financiarlo. Eso supondría que estas últimas personas obtendrían seguridad gratis
mientras que otras tendrían que pagar su propia seguridad y la de los demás. Una posible traslación
de estos sobrecostes a sus transacciones económicas pondría a los que pagan el ejército en una
situación desventajosa con respecto a los que no pagasen.
Un ejército a la hora de defender una nación no puede hacer distinciones entre las personas que les
pagan y las que no.
En un sistema de mercado, cuando alguien decide no pagar por un bien también pierde los
36
beneficios que le reporta, en el caso de la defensa esto no sucede así y entonces se genera un fuerte
incentivo para que las personas no paguen porque, aún así, seguirán manteniendo los beneficios de
la defensa.
Un organización defensiva contra naciones extranjeras en un sistema de mercado generará
inestabilidades que podrían acabar con la propia nación y dividirla en pequeñas naciones, también
es previsible que sea muy ineficiente dadas las características de este bien (los recursos podrían no
ser los adecuados, se transmitiría a otras naciones una sensación de fragilidad, los recursos se
podrían duplicar en unos casos y fragmentar en otros…)
Un bien se considera público cuando se puede disfrutar de sus beneficios aunque (en el
caso de que no exista coacción para pagar por él), no se pague por él.
El beneficio que produce el bien público debe ser muy claro, porque si no prácticamente todos los
bienes serían públicos. Alguien podría considerar que todos los edificios, coches, ropa, árboles que
ve por la calle le benefician estéticamente y que, como no paga por ellos, son bienes públicos.
Pero lo que hace a un bien ser genuinamente público es que cuando alguien, que está pagando por
ese bien, deja de hacerlo, sigue beneficiándose de él, mientras que otros deberán pagar más por ese
bien. Y además, llegado el caso en que mucha gente no pague por ese bien, será imposible seguir
obteniéndolo, puesto que las pocas personas que quisiesen continuar pagando tendrían que pagar
tanto que no podrían hacerlo.
Los razonamientos que he hecho en el caso de la defensa de una nación son muy parecidos a los que
haría en el caso de la Seguridad Pública.
Las personas podrían pagarse su propia seguridad frente a otros dentro de una misma nación.
Grupos de personas podrían contratar los servicios de empresas de seguridad para defenderse sin
tener que recurrir toda la población a una misma empresa. O incluso recurriendo todo el mundo a la
misma empresa de seguridad podría ser esta privada.
El problema es que al igual que existirían empresas que se dedicasen a defender a sus clientes
podrían existir otras que se dedicasen a coaccionar a las personas.
Si entre los seres humanos siempre va a existir la maldad es absurdo pensar que entre las
organizaciones de defensa ninguna va a dedicarse a utilizar la fuerza con fines distintos a la mera
defensa y dedicarse a ganar dinero mediante la coacción.
Nuevamente estaríamos ante un horizonte de enfrentamientos entre organizaciones de seguridad que
provocaría inestabilidad e ineficiencia. O incluso en el caso de que una única gran empresa de
seguridad decidiese coaccionar a todo el mundo acabando con el mercado.
Los que defienden la defensa de la nación y la seguridad pública como bienes a obtener mediante el
mercado creen que las empresas de defensa y seguridad procurarían no enfrentarse entre ellas para
reducir costes. Pero este argumento es equivocado puesto que las personas y las empresas no se
comportan necesariamente de una manera racional y bondadosa y habría empresas de defensa y
seguridad que se comportarían como empresas de ataque y coacción, sin importarles la moralidad o
de la ética y pensando, da igual que sea acertada o equivocadamente, que obtendrán mayores
beneficios con ese comportamiento.
Existe sin embargo un argumento de los defensores de la defensa y seguridad privada que sí es
consistente: si una nación tiene una única organización de defensa y una única organización de
seguridad, que además pueden coercitivamente obtener dinero para financiarse de las personas que
vivan en esa nación, ¿Qué les impide acabar con el sistema de mercado y coaccionar a la gente que
en teoría deberían defender? O dicho de otro modo ¿Quién es la policía de la policía? ¿Quién
controla al ejército?
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Como conclusiones tenemos que:
El uso de la coacción siempre va a ser un problema en el sistema de mercado dado que para acabar
con él siempre va a ser necesaria la coacción, que en un principio es contraria al sistema de
mercado.
Aunque las personas puedan contratar libremente a otras para que las defiendan de quienes quieran
coaccionarlas se plantean dos problemas:
1. Cómo impedir que los que no paguen sigan beneficiándose de la defensa contra otra nación
y de la seguridad pública.
2. Cómo impedir que existan personas que contraten a otras para coaccionar a las demás e
incluso, y más importante, cómo impedir que a quienes se contrate para defenderse de la
coacción acaben coaccionando a los que les contrataron.
Un sistema de mercado puro para los bienes de defensa y seguridad pública es bastante improbable.
Eso no quiere decir que los contratos para la defensa y la seguridad pública sujetos a coacción no
deban de ser controlados estrictamente para que no acaben con el mercado.
Cualquier solución tanto la de mercado como la de proveedor único mediante la coacción tienen sus
pros y sus contras y necesitan de un estricto control para que no acaben con el mercado.
DEMOCRACIA.
La solución que se han dado las naciones con mayor presencia del sistema de mercado a los
problemas del uso de la coacción ha sido la democracia.
La democracia es el sistema por el cual unas personas (diputados, senadores, congresistas), elegidas
en votaciones libres, controlan el poder de coacción del Estado.
La coacción emanada por los poderes de un Estado democrático tendría ahora un significado
distinto de la coacción de una persona o grupo de personas o de una empresa.
Coacción democrática: Poder legítimo del derecho para imponer su cumplimiento o
prevalecer sobre su infracción.
Sin embargo la democracia tiene un problema intrínseco que la hace extraordinariamente peligrosa.
Si aceptamos el control del aparato de coacción del Estado por un sistema democrático estaremos
aceptando el control del aparato de coacción del Estado por una fracción de todos los ciudadanos de
una nación, los que sean mayoritarios en las votaciones. Y esa fracción de ciudadanos podría
imponer, mediante la fuerza que la da el poder del Estado, un sistema de coacción sobre todos los
ciudadanos acabando con el sistema de mercado.
Si alguien es tan ingenuo como para considerar que la mayoría salida de unas votaciones siempre va
a ser respetuosa con el sistema de mercado entonces olvida nuevamente la Naturaleza Humana
(axiomas 2 y 3). Y esta es la razón de dos instituciones que son imprescindibles para que una
democracia no desemboque en tiranía y para que la democracia no acabe con el sistema de mercado
que en un principio debía defender: la Constitución y la Justicia.
LA CONSTITUCIÓN.
La Constitución es una ley que está por encima de cualquier otra, por tanto ninguna ley puede ir en
contra de la Constitución. Además la Constitución no podrá ni derogarse ni modificarse.
Este es un libro de Economía no de Política ni de Derecho, pero desde el punto de vista económico
y para asegurar un sistema de mercado, defendiéndolo de enemigos exteriores e interiores así como
del propio Estado y de las mayorías que podrían salir de unas votaciones, basta con una
38
Constitución muy escueta, nada de un largo y enrevesado documento sujeto a múltiples
interpretaciones.
La Constitución debe incluir los Derechos Humanos y entre ellos el sistema de mercado, debe
prohibir, de un modo general, las ayudas y subvenciones a empresas privadas y particulares y la
existencia de empresas públicas. También deberá incluir el sistema electoral.
Otro de los capítulos imprescindibles en una Constitución es el derecho de poseer armas y de poder
usarlas en caso de que alguien quiera cambiarla.
A lo largo de este libro veremos diferentes fallos de mercado que pueden justificar una cierta
actividad económica del Estado, pero al igual que la defensa nacional y la seguridad pública, estas
actividades deben estar fuertemente limitadas. El principal límite, que debe quedar claramente
especificado en la Constitución es un límite a la cantidad de gasto que pueda ejercer el Estado tanto
en diferentes subvenciones y ayudas, como en seguridad exterior e interior.
El objetivo de la Constitución es que el Estado no expanda su poder de coacción más allá de lo
estrictamente necesario para mantener el sistema de mercado y salvaguardar los derechos humanos.
La Constitución debe limitar el campo de juego de los políticos fijando una cantidad máxima de
gasto en (intentar) corregir los fallos del mercado y en defender al mercado y a los derechos
humanos de enemigos interiores y exteriores.
LA JUSTICIA.
Pero el problema de la coacción no es el único al que se enfrenta el sistema de mercado.
En los contratos efectuados libremente pueden existir toda clase de incumplimientos, fraudes,
engaños y estafas. Cuando una de estas situaciones se produce la parte perjudicada tiene que tener
alguna manera de ser reparada en el daño que se le ha producido y la que intenta aprovecharse tiene
que ser castigada de alguna manera.
A la hora de realizar cualquier contrato ambas partes pueden acordar que un particular o una
empresa resuelva los conflictos que puedan surgir. En caso de hallarse incumplimiento de contrato
para que una de las partes compense a la otra es muy probable que sea necesario el uso de la
coacción.
En realidad , salvo casos de coacción evidente, es el aparato de seguridad ciudadana del Estado el
que va a estar al servicio de los tribunales privados. Por tanto el poder de estos tribunales va a ser
mayor que el del propio sistema policial estatal.
Pero hay situaciones en las cuales los tribunales privados no pueden ser la solución más adecuada.
En caso en que no exista un contrato entre el presuntamente perjudicado y el presuntamente
causante del daño. En caso en que uno de los dos litigantes sea el Estado. En caso de que uno de los
contratantes consiga que el otro acepte, bajo engaño, a un tribunal privado no imparcial. O
simplemente en caso de que los dos contratantes no se pongan de acuerdo en qué tribunal privado
escoger. Además está el caso en que una mayoría de los ciudadanos elegidos quiera promulgar una
ley que vaya en contra de la Constitución.
En todos los anteriores casos, pero especialmente en aquellos donde una de las partes sea el Estado,
es necesario un tribunal financiado con dinero obtenido mediante la coacción y que sea
absolutamente independiente de cualquier otro poder del Estado.
¿Por qué es necesario este tipo de tribunal?
1. Tiene que existir un tribunal que decida en caso de que no exista un contrato, las partes no se
pongan de acuerdo a qué tribunal acudir o un tribunal privado sea parcial.
2. En los casos en que el Estado es una de las partes implicadas un tribunal privado podría ser
39
intimidado por el Estado y no poder juzgar imparcialmente especialmente cuando una de las
partes implicadas sea la mayoría elegida en votación popular.
EL ESTADO EN UN SISTEMA DE MERCADO.
El Estado es el conjunto de las organizaciones con capacidad de coacción destinados a garantizar
que las personas que forman parte de una nación puedan efectuar libremente sus contratos, vean
estos cumplidos y tengan garantizados los derechos humanos.
Al ser el Estado el único capaz de ejercer la coacción democrática tiene que tener un fuerte control
para que la democracia no acabe con el sistema de mercado y de respeto de los derechos humanos y
se convierta en una tiranía.
Los controles del Estado, que también forman parte del Estado, están formados por el conjunto de
diputados, senadores o congresistas elegidos en elecciones libres, la Constitución y la Justicia.
SEGURIDAD PRIVADA.
Queda por último el caso de la seguridad privada, personas que contratan a otras para que les
garanticen su seguridad frente a los intentos de coacción, fraude, estafa, robo o atentados a la vida
de terceras personas.
Es evidente que en un sistema de mercado todo el mundo puede contratar a quien quiera para
defenderse o defenderse por sí mismo. Obviamente las personas que ejerzan esa defensa deben de
hacerlo respetando la Constitución. Los tribunales privados podrán contratar a personas para que
ejecuten sus sentencias.
¿Qué incentivo van a tener las personas para contratar seguridad privada? La causa está en que la
seguridad pública se encarga más de perseguir a los delincuentes una vez se ha cometido el delito
que en defender específicamente a cada ciudadano. La seguridad privada ofrece una protección más
ajustada a las necesidades de las personas y de las empresas.
Otro incentivo es que las personas o empresas que contraten a otras para su seguridad privada
pueden obtener descuentos de las empresas de seguros que les compensen en parte el gasto
realizado.
Existirán organizaciones privadas que en vez de a la seguridad privada se dediquen a la coacción o
al crimen pero eso se producirá independientemente de que existan personas u organizaciones
privadas de defensa o de que exista un sistema de seguridad financiado con fondos obtenidos de la
coacción. En futuros capítulos veremos las causas y posibles maneras de eliminar las
organizaciones privadas que usen la coacción.
En este capítulo hemos visto:
•
La definición ampliada de (sistema de) mercado.
•
El problema de la coacción en un sistema de mercado.
•
La definición de coacción y de coacción democrática.
•
La definición de bien público.
•
La definición de Democracia.
•
La Constitución y la Justicia.
40
•
La Justicia privada.
•
La coacción y los problemas que plantea defenderse de ella son los grandes
enemigos del mercado. La amenaza de la coacción ya sea por parte de los que la
usan para sus propios intereses como de aquellos que usan la coacción para
defenderse de la coacción va a estar siempre presente. Es una cuestión que
siempre requerirá la atención y el control si no se quiere que un sistema de
mercado dé paso a una tiranía.
41
Capítulo 7. LA SATISFACCIÓN MARGINAL
Y EL COSTE MARGINAL.
En el capítulo 5 escribí:
“e) ¿Qué es lo que determina el precio y la cantidad de los bienes que se intercambian?
Dado que las personas cuando compran lo hacen en función de sus propios intereses, y
que esos intereses se centran en satisfacer el máximo de necesidades, y que las
necesidades son algo subjetivo de cada persona, lo que determine el precio será siempre
algo subjetivo.
….
Los compradores estarán dispuestos a pagar más por el producto que crean que les
satisfará más.”
Unas líneas más abajo escribí:
“El precio refleja la diferencia entre la oferta y la demanda inicial.
El precio no tiene nada que ver con la utilidad o la necesidad sino con la diferencia entre
oferta y demanda inicial. Obviamente a la hora de realizar el intercambio oferta y
demanda serán iguales.”
En qué quedamos ¿El precio depende de la satisfacción que produce el bien o de la diferencia entre
la oferta y la demanda inicial?
LA SATISFACCIÓN TOTAL Y SATISFACCIÓN MARGINAL.
Para entender esta contradicción voy a introducir un nuevo término: la satisfacción marginal (en los
manuales de Economía se llama utilidad marginal).
La satisfacción marginal es la satisfacción que nos aporta la última unidad del bien
comprado, o la satisfacción que esperamos que nos aportará una unidad más de un bien,
sobre la satisfacción que nos aportan las que ya tenemos.
Pero en los bienes en los cuales no compramos muchas unidades, por ejemplo un automóvil cuya
compra sólo realizamos una vez cada varios años ¿Cuál sería la satisfacción marginal?
Cuando compramos sólo una unidad la satisfacción marginal del bien coincide con la satisfacción
total.
La satisfacción total es la suma de las satisfacciones marginales de cada unidad del bien, por tanto
la satisfacción total siempre será igual o mayor que la satisfacción marginal.
Repasemos ahora como se generan los precios en el mercado.
Las personas intentan obtener la máxima satisfacción total cuando compran. Pero, al intentar
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obtener la máxima satisfacción total, también obtendrán la mínima satisfacción marginal.
Puesto que cuanto mayor es la satisfacción total menor es la satisfacción marginal.
La mínima satisfacción marginal determinará el precio que la persona está dispuesta a pagar.
Porque todo el mundo quiere tener la máxima satisfacción pagando lo menos posible.
Todos los bienes tienen la característica de que cuanto más tenemos de uno menor es la satisfacción
marginal que nos da una unidad más.
Si tenemos una barra de pan la satisfacción adicional que nos dará el tener otra será menor que la
que nos dio la primera. Y llegará un momento en que tener una más pan no nos dará ninguna
satisfacción. A la cantidad de un bien en que tener una unidad más ya no nos da mayor satisfacción
la llamaré cantidad de saturación.
Volviendo al ejemplo del agua si la oferta de agua es muy baja y sólo nos satisface la necesidad de
beber su satisfacción marginal es altísima puesto que la necesidad de beber es una necesidad
absolutamente prioritaria.
Una segunda unidad de agua nos daría para lavarnos las manos. La satisfacción de esta segunda
unidad de agua, que pasaría a ser la satisfacción marginal del agua, sería menor que la primera
puesto que la necesidad de lavarnos las manos es menor que la de beber, pero todavía seria una
satisfacción muy elevada.
Llegaría un momento en que tuviésemos suficiente agua como para llenar una piscina, regar un
campo de golf, para una fuente ornamental… y entonces la satisfacción marginal de una unidad más
de agua sería próxima a cero ¡Y el precio del agua sería casi cero!!!
Sería casi cero porque no estaríamos dispuestos a pagar por algo que nos aporta una satisfacción
marginal próxima a cero ya que lo más que podría pasar es que el vendedor nos ofreciese menos
agua. Pero tampoco perderíamos mucho porque la satisfacción marginal de esa agua también sería
muy poca.
Pero ¿Por qué la gente paga en función de la satisfacción marginal y no del la satisfacción total
cuando lo que busca es la mayor satisfacción total?
Porque los bienes no se venden por lotes únicos sino por unidades.
Si por ejemplo con el agua, sólo pudiésemos comprar agua en una gran cantidad, que diese incluso
para llenar las piscinas y las fuentes, o no comprar nada, la satisfacción que nos daría el agua, y por
tanto el precio que estaríamos dispuestos a pagar, sería altísimo, independientemente de que la
satisfacción del agua del último litro empleado en en una fuente o una piscina fuese casi nulo.
Pero la realidad es que el agua no se vende por grandes lotes sino por litros o por metros cúbicos.
Y dado que se vende por cantidades relativamente pequeñas nos negaríamos a pagar algo por el
agua hasta que la satisfacción marginal fuese tan alta como para que considerásemos que merece
pagar por ella, pero a su vez esa sería la satisfacción marginal mínima de entre todas por las que
estaríamos dispuestos a pagar algo.
LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA Y EL PRECIO.
Hablé también en el capítulo quinto de la restricción presupuestaria. Las personas disponen de una
determinada cantidad de dinero para satisfacer sus necesidades.
Las personas usarán ese dinero para comprar en primer lugar las unidades de bienes que más
satisfacción le produce.
Pero, si tienen suficiente dinero, pronto encontrarán que las unidades extra de bienes que en un
principio les producían mucha satisfacción ya no les satisfacen casi nada y que en cambio unidades
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de otros bienes que les producían, o que pensaban que les producirían, menos satisfacción que una o
unas pocas unidades del bien del que ahora están saturados, del bien del que ahora tienen muchas
unidades, les satisfacen más.
Dicho de otro modo a medida que las personas quedan satisfechas de unos bienes que consideran
imprescindibles van considerando necesarios, incluso imprescindibles, otros bienes.
De ese modo se da la circunstancia, que en un principio puede parecer ilógica o contraintuitiva, de
que bienes que son imprescindibles, por ejemplo el agua, tengan un precio muy bajo y que otros
menos imprescindibles, como por ejemplo un coche, sean fuertemente demandados y la gente esté
dispuesta a pagar precios (relativamente) altos.
Por eso cuanto menor sea la restricción presupuestaria, es decir cuanto de más dinero se
disponga, menor será la cantidad relativa de dinero que se gastará en los productos más
básicos. Una persona, por rica que sea, no va a comerse cinco chuletones y por tanto el precio que
estará dispuesto a pagar por ellos estará limitado dado que pronto llegará a la cantidad de
saturación. En cambio esa persona puede llegar a pagar cantidades muy altas por bienes menos
útiles pero cuya cantidad de saturación sea muy alta o su oferta muy baja.
Voy ahora a responder a la pregunta inicial:
¿El precio depende de la satisfacción que produce el bien o de la diferencia entre la
oferta y la demanda inicial?
El precio depende de la satisfacción marginal que produce el bien no de la satisfacción total.
Pero a su vez la satisfacción marginal depende de la oferta del bien.
De la cantidad de oferta depende que la satisfacción marginal sea más alta o más baja. Si la oferta es
alta y dado que a mayor cantidad de un bien menor será la satisfacción marginal el precio que se
estará dispuesto a pagar será menor.
La demanda inicial puede ser muy alta para la primera unidad de un bien pero irá bajando a medida
que la oferta ponga más unidades de ese bien en el mercado.
Si la oferta es muy baja en relación a la demanda es muy alta, la oferta sólo podrá satisfacer las
primeras unidades de la demanda y por tanto la satisfacción marginal será muy alta y los precios
también.
COSTES FIJOS, COSTES VARIABLES Y COSTE MARGINAL.
Pero el análisis de la formación de precios no acaba aquí. Voy ahora a explicar los conceptos de
coste fijo y costes variables.
Todo empresario a la hora de producir un bien necesita dos tipos de bienes.
Unos de esos bienes no son incorporados de una manera total e inmediata a los bienes
que produce, sino que serán incorporados poco a poco, de tal manera que pasarán varios
años hasta que la totalidad de ellos sean incorporados a los bienes que produce. Son los
bienes de producción fijos.
Otros bienes son los que se incorporan total e inmediatamente a los bienes producidos. Son los
bienes de producción variables.
Una vez que el empresario ha iniciado la producción tiene dos posibilidades de volver a convertir en
dinero sus bienes de producción: venderlos o producir hasta agotar la capacidad de producir de sus
bienes de producción.
Lo que hace un empresario es calcular, más o menos, la capacidad de producción de sus bienes de
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producción a lo largo de su vida útil, y luego dividir el dinero invertido en ellos entre esa capacidad
de producción. Obtendrá así el coste fijo por unidad.
A continuación calcula el coste marginal.
El coste marginal sale de dividir los costes de los bienes de producción variables entre
las unidades producidas con ellos.
Luego suma el coste fijo por unidad al coste marginal y de ahí saca el precio mínimo que tiene que
obtener de la venta de su producto si no quiere entrar en pérdidas.
A ese precio mínimo sumará un importe, que el empresario cree que hará máximos sus beneficios,
obteniendo un precio de venta.
Sin embargo puede suceder que a ese precio no exista demanda porque el comprador no disponga
del dinero suficiente dada su restricción presupuestaria o porque el producto no de suficiente
satisfacción marginal al comprador.
¿Qué puede hacer entonces el empresario?
Dado que todavía tiene margen de beneficios irá disminuyendo el precio, pero puede que, incluso al
precio de coste, no encuentre comprador.
Llegados a este punto al empresario le quedan dos opciones: vender su empresa e intentar recuperar
el dinero que invirtió en su capital o vender a un precio inferior al de sus costes pero superior al
coste marginal.
Siempre que venda a un precio superior al coste marginal el empresario recuperará parte de sus
costes fijos, es decir de su capital.
Mientras el comprador esté dispuesto a pagar un precio superior al del coste marginal el empresario
podrá seguir produciendo. Sin embargo a un precio inferior al del coste el empresario no tiene
ningún incentivo para seguir invirtiendo, más bien todo lo contrario. Y si el empresario no invierte
más tarde o más temprano ese bien se dejará de producir. Por supuesto el empresario nunca va a
producir nada si el comprador no está dispuesto a pagar más que su coste marginal.
El caso es que mientras que el empresario pueda vender a un precio superior a su coste marginal y, a
ese precio, y dada su restricción presupuestaria, el comprador pueda obtener una satisfacción
marginal suficiente se realizarán las ventas y por tanto tendremos un precio y una cantidad.
LOS CONDICIONANTES DEL PRECIO.
Lo que tenemos es que en
a su vez se interrelacionan entre sí.
el
precio
depende
de
muchos
factores
que
Por un lado está la satisfacción marginal del comprador. Pero la satisfacción marginal depende del
precio que le ofrezca el empresario y de la propia restricción presupuestaria del comprador.
A su vez el precio que ofrece el vendedor depende de sus costes fijos y especialmente del coste
marginal.
Por tanto el precio, que es la clave en el funcionamiento del mercado, es un resumen de muchas
variables interrelacionadas entre sí, que además varían en el tiempo.
Y sin embargo todavía no he analizado todo lo referente al precio. Hasta ahora he supuesto que
existe un comprador, un vendedor y un bien, pero la realidad por supuesto no es esa.
La introducción de muchos compradores, vendedores y bienes en el mercado va a introducir nuevas
relaciones que se verán reflejadas en el precio. Pero eso lo veremos en otro capítulo.
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Capítulo 8. SOBERANÍA DEL
CONSUMIDOR. LA LEY DE LA OFERTA Y
LA DEMANDA. LOS MONOPOLIOS Y LOS
OLIGOPOLIOS.
Introducción: cuando empecé este libro les dije que tendrían que tener un poco de
paciencia y hacer un pequeño esfuerzo intelectual. Puede parecer que el último capítulo
sea un poco rebuscado y falto de relevancia. Sin embargo las conclusiones del anterior
capítulo son imprescindibles para comprender la Economía.
Hasta la formulación de la Teoría Marginalista en la formación de precios, que es la
que se ha expuesto en el capítulo anterior, existían dos teorías. Una de ellas era la
Teoría Utilitarista que dice que el valor está en función de la utilidad del bien. Pero
esta teoría no explicaba el problema del agua y los diamantes. Según esa teoría el agua
debería valer más que los diamantes y eso no es así.
Pero la teoría mas aceptada, hasta la llegada de la Teoría Marginalista, era la Teoría del
Valor Trabajo. Según esta teoría el valor de los bienes depende del trabajo invertido en
producirlos. Sobre esta teoría basó Adam Smith su “Riqueza de las naciones” y Karl
Marx su “El capital”.
Como consecuencia de la teoría del valor trabajo Marx llegó a la famosa conclusión de
que cuando un empresario vende un bien a un precio mayor que el que paga a sus
empleados y que el coste de sus proveedores, y dado que el valor del bien depende del
trabajo empleado en él y que el empresario aporta poco trabajo, el beneficio del
empresario, la famosa plusvalía, era un robo.
Pero dado que las personas no pagan en función del trabajo empleado en un bien sino en
función de su satisfacción marginal toda la Teoría Marxista y todos los que basan sus
ideas económicas en el marxismo (que son muchísimos) están equivocados.
El capítulo anterior (nº7) y el capítulo nº5 echan abajo toda la Teoría Marxista sin falta
de más explicaciones. Bueno, sí requiere más explicaciones, pero ya llegaremos a ellas
cuando analicemos el Socialismo en el próximo capítulo.
EL MERCADO EXTENSO.
Si hasta ahora he hablado de los intercambios con un vendedor, un comprador y un bien o con
varios compradores y vendedores, pero un sólo bien, ahora voy a entrar en lo que son los mercados
extensos, mercados con muchos vendedores, muchos compradores y muchos bienes.
¿Qué es lo que determina el precio de un bien en un mercado extenso?
Para empezar a diferencia de un mercado con un sólo vendedor, un sólo comprador y un sólo bien o
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incluso con un mercado con varios compradores y vendedores y un sólo bien, ahora los
compradores tienen que comparar bienes diferentes y los vendedores tienen que competir con otros
vendedores que venden bienes diferentes, pero diferentes no sólo en el sentido de no ser iguales
sino de no intentar satisfacer las mismas necesidades .
Ahora tanto compradores como vendedores tienen que elegir entre satisfacer diferentes necesidades.
Ya no se trata de comprar o vender un mismo bien o una misma clase de bienes que satisfacen una
misma necesidad, como por ejemplo la necesidad de comida, sino de comprar o vender todos los
bienes que pueden satisfacer todas las necesidades.
LA SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR.
Por tanto ahora nos enfrentamos al problema de qué, cómo, cuantos, a qué precio, por quién y para
quién se van a producir los bienes. ¿Quién toma esas decisiones cuando todo el mundo intercambia
libremente los bienes y el dinero?
La Soberanía del Consumidor es el nombre que se le da al poder que tienen las
personas y las empresas para decidir qué, cómo, cuántos, a qué precio, por quién y para
quién se producen los bienes.
Hay que entender que las personas que compran no son sólo los consumidores de bienes finales sino
también las empresas que compran factores de producción.
Los consumidores de bienes finales van a comprar según el grado de satisfacción marginal que les
den los bienes.
Los precios van por tanto a estar determinados por la satisfacción marginal del consumidor. Los
precios de los bienes serán aquellos que igualen la satisfacción marginal de los consumidores.
Por supuesto esos precios igualarán una media de la satisfacción marginal de los consumidores
porque normalmente el precio será el mismo para todos los consumidores.
Los consumidores empezarán comprando bienes esenciales que les den una gran satisfacción
marginal. Cuando ya hayan comprado suficientes bienes esenciales como para que su satisfacción
marginal sea menor empezarán a comprar otros bienes hasta llegar a los bienes de lujo. Pero todos
los bienes tienen que dar la misma satisfacción marginal al comprador porque si uno diese más
satisfacción marginal que los otros sería relativamente más barato que los demás y las personas
intentarían comprar más unidades de ese bien.
Las empresas lo que es el buscan el mayor beneficio posible por unidad monetaria invertida.
Cuando una empresa o empresas obtengan muchos beneficios, por unidad monetaria invertida
produciendo un bien, otras empresas intentarán entrar en ese mercado.
El beneficio por unidad invertida de las empresas debería ser igual.
¿Pero quién tiene más soberanía o mayor poder de decisión, los consumidores de bienes finales o
las empresas?
Lo que tenemos que ver primeramente es que los consumidores y las empresas operan en mercados
diferentes.
Las personas operan en el mercado de bienes finales y las empresas en el de factores de producción,
aunque a veces personas y empresas compran los mismos bienes.
Las personas con sus decisiones de compra:
Ordenan a las empresas qué bienes deben producir, comprando o no comprando unos
bienes u otros.
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Ordenan a las empresas cómo producir, comprando a aquellas que tengan mejor calidad,
precio, imagen, servicio técnico…
Ordenan a las empresas cuánto producir según su demanda mayor o menor.
Ordenan a las empresas el precio de los bienes comprando o no comprando en función
del precio que les pidan las empresas.
Ordenan qué empresas deben producir comprando a unas y no a otras.
Todas estas ordenes se transmiten de las empresas de bienes finales a las que producen bienes
intermedios llegando a las que producen materias primas, comprándose las unas a las otras
diferentes bienes.
Sin embargo existe un mercado donde las empresas, los vendedores, se cruzan con los trabajadores,
los compradores: el mercado de trabajo.
En el mercado de trabajo los papeles se intercambian y son las empresas las que compran y los
trabajadores los que venden mano de obra.
Las empresas con sus decisiones de compra determinan los salarios de los trabajadores.
Surge así una contradicción: los trabajadores son compradores en todos los mercados excepto en el
mercado de trabajo donde el comprador es la empresa y los vendedores los trabajadores.
Entonces ¿Quién tiene realmente la soberanía del consumidor?
CONDICIONANTES DE LA SOBERANÍA DEL CONSUMIDOR: EL PODER DE
MERCADO.
El Poder de Mercado es la capacidad de una de las partes del mercado de imponer un
precio al bien que compran o venden.
Aunque el Poder de Mercado es una de las condiciones de la Soberanía del Consumidor
en realidad puede decirse que todas las demás condiciones de la Soberanía del
Consumidor dependen del Poder de Mercado.
El Poder de Mercado es la característica esencial de la Soberanía del Consumidor.
El Poder de Mercado puede estar en manos de la Demanda o de la Oferta, de los compradores o de
los vendedores.
En un mercado de “Competencia Perfecta” nadie tendría Poder de Mercado. Pero el mercado no es
perfecto y la “Competencia Perfecta” no existe.
Voy a enumerar los distintos condicionantes del Poder de Mercado que harán que algunos o alguien
tenga más Soberanía del Consumidor que otros y por tanto puedan decidir el qué, cómo, cuanto, de
quién y para quién y por supuesto el precio de los bienes.
Diferencia entre la Oferta y la Demanda del bien que venden. Esta condición es natural en los
mercados y nunca va a desaparecer ni es deseable que desaparezca de manera permanente.
Los mercados en equilibrio no son estables ni permanentes, son sólo un estado temporal..
Luego existen condiciones que no son naturales del mercado sino que son producto de manejos o
situaciones que impiden la competencia.
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1. Colusión de precios.
2. Existencia de barreras de entrada.
3. Ventajas tecnológicas.
4. Ventajas de imagen.
MONOPOLIOS Y OLIGOPOLIOS.
Un Monopolio u Oligopolio no es el hecho de que exista una sola o un grupo reducido
(menos de cinco) de empresas en un mercado, sino el hecho de que una empresa o
grupo reducido de empresas dejen de o no puedan competir entre sí y mantengan en
el tiempo una situación de Poder de Mercado.
Las causas de los Monopolios y de los Oligopolios son la Colusión, las Barreras de
entrada, las Ventajas Tecnológicas y las Ventajas de Imagen.
DIFERENCIA ENTRE DEMANDA Y OFERTA. LA LEY DE LA OFERTA Y LA
DEMANDA.
Si hay un exceso de demanda entonces el Poder de Mercado estará en el lado de la oferta. Si ocurre
lo contrario el Poder de Mercado estará del lado de la demanda.
Como hemos visto en otro capítulo todo el mundo es oferta y demanda a la vez. Oferta de dinero a
cambio de bienes u Oferta de bienes a cambio de dinero.
Hay que dejar claro que Oferta y Demanda no son sólo deseos sino que tienen que tener detrás unos
bienes o un dinero concreto que ofrecer. Se puede desear vender un yate, pero si no se posee uno no
eres oferta. Se puede desear comprar un yate, pero si no tienes dinero suficiente no eres Demanda.
La parte que tiene Poder de Mercado va a imponer el precio que le interese hasta que la diferencia
entre Oferta y Demanda desaparezca y por tanto acabe perdiendo ese Poder de Mercado. De nada
sirve conservar el Poder de Mercado si no se usa para imponer el precio que interesa pero esa
misma imposición acaba con el Poder de Mercado.
Un exceso de Oferta provocará un descenso en el precio que atraerá nuevos
compradores o echará del mercado a algunos vendedores hasta que se alcance el
equilibrio entre oferta y demanda.
Un exceso de Demanda provocará un aumento del precio que atraerá a nuevos
vendedores o echará del mercado a algunos compradores hasta que se alcance el
equilibrio entre oferta y demanda.
Es lo que se conoce como la Ley de la Oferta y la Demanda.
Evidentemente a nadie le gusta estar en la parte que tiene que reducir sus precios y nadie se queja
cuando está en la parte que ve subir los suyos. Ese es el gran problema de la Ley de la Oferta y la
Demanda: que siempre hay una parte que se considera perjudicada, que cree que el precio “justo”
no es el que fija la Ley de la Oferta y la Demanda sino el precio que a ella le gustaría o necesitaría
que fuese.
A no ser que, por alguna casualidad, oferta y demanda coincidan permanentemente los precios van a
cambiar.
Las conclusiones a que llegamos son:
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a) El Poder de Mercado no está necesariamente en manos de los Consumidores o en
manos de las Empresas, por tanto el término Soberanía del Consumidor se presta a
confusión.
b) El Poder de Mercado está en la parte de la Demanda cuando la Demanda de un bien
es Inferior a la Oferta o en el lado de la Oferta cuando la Oferta es inferior a la
Demanda.
c) A nadie le gusta tener menos demanda de un bien de la que ofrece. Los empresarios
piden ayudas, subvenciones e incluso que el Estado obligue a consumir sus productos.
Los trabajadores piden salarios mínimos, convenios colectivos e incluso llegan a usar la
violencia para defender unos salarios más altos de los que de otra manera les darían las
empresas.
d) El mismo Poder de Mercado tiende autodestruirse tanto si el que tiene el Poder de
Mercado es el Consumidor como si es la Empresa. La ley de la Oferta y la Demanda
acaba eliminando cualquier Poder de Mercado, sin embargo el Poder de Mercado y por
tanto la Soberanía del Consumidor vuelve a aparecer cada vez que se produce un
desajuste entre compradores y vendedores.
e) Sólo si las condiciones de oferta y demanda permanecen estables permanentemente el
Poder de Mercado desaparecería permanentemente. Pero dado el axioma nº 4 es muy
improbable que ese equilibrio entre oferta y demanda sea permanente.
COLUSIÓN DE PRECIOS.
La Colusión de Precios es el acuerdo al que llegan grupos de compradores o vendedores para
comprar o vender al mismo precio y/o las mismas cantidades.
La Colusión de Precios no es en sí misma una violación del libre mercado, siempre que los
miembros del grupo que acuerda los precios actúe libremente, pero tampoco puede equipararse al
precio resultante de la oferta y demanda que veíamos en el apartado anterior. Desde luego el precio
resultante de una Colusión de Precios siempre será superior al resultante del fijado con
competencia.
Existen otros tipos de Colusiones: geográficas, de cantidad, de productos, de clientes. En todos los
casos se trata de restringir la competencia entre miembros del mercado para obtener ventajas
económicas.
La Colusión de Precios proporciona a los miembros del mercado que acuerdan los precios, que
se denominan cártel, unos beneficios que no obtendrían si actuasen en competencia entre ellos.
Pero la Colusión de Precios (o en cualquier otra de sus modalidades) va a provocar varios efectos
no deseados por los miembros del cártel.
a) Los compradores pueden cambiar y elegir comprar otro bien.
b) Uno de los miembros del cártel puede decidir salirse de él y bajar el precio de su
bien, quitándoles clientes a sus anteriores compañeros, y beneficiándose de un aumento
de ventas que compensará la bajada de precios y le reportará muchos beneficios. Es
decir el traidor al acuerdo de colusión se beneficiará, por lo menos en un principio, de la
ruptura del acuerdo en detrimento de los otros miembros.
50
c) Nuevos vendedores pueden entrar en el mercado atraídos por los beneficios que
obtienen los miembros del cártel y romper el nivel de precios acordado por estos.
Pero aparte de estas consecuencias, que podrían romper la Colusión y que serían voluntarias por
parte de los miembros del mercado ya sean de los que forman el cártel o de otros miembros,
también se puede instaurar una medida por parte del Estado sumamente eficaz en la lucha contra la
Colusión: el pago por la delación.
El sistema funciona de la siguiente manera: si una empresa que forma parte de un cártel denuncia a
sus socios se verá recompensada con una cantidad de dinero mientras que el resto de las empresas
del cártel recibirán una fuerte multa.
Como ya dije la competencia perfecta no existe y siempre existirán acuerdos para manipular los
precios, las cantidades o cualquier otra característica de los mercados y/o los bienes para obtener
beneficios que no se obtendrían en una competencia más abierta, pero los propios mecanismos del
mercado más la recompensa por la delación pueden limitar mucho la Colusión.
BARRERAS DE ENTRADA.
Una barrera de entrada es un impedimento que tienen los miembros del mercado en general para
entrar en un mercado en concreto. La naturaleza de la barrera puede tener varias causas aunque las
más importantes son las de capital, las de saturación de un mercado y las de saturación geográfica.
Las barreras de entrada impiden que nuevas empresas se sumen a la producción de un bien, y por
tanto, las que lo producen se encuentren en posición de fijar precios o cantidades sin necesidad de
llegar a acuerdos entre ellas como en el caso anterior.
Las barreras de entrada puede llegar al punto de convertir a una empresa en monopolista o en
formar oligopolios de manera natural.
Sin embargo las barreras de entrada también pueden eliminarse en parte con las adecuadas medidas.
Voy a tratar primero de la barrera de entrada del capital.
La barrera de capital consiste en que para que una empresa consiga una cantidad y/o calidad de
producción que la haga competitiva es necesaria una gran inversión de capital que no está al alcance
de la inmensa mayoría de las empresas.
Una nueva empresa que quisiese entrar en ese mercado tendría que arriesgarse a que la empresa ya
establecida bajase los precios y la arruinase antes de empezar.
La empresa ya existente habría pues acumulado suficiente capital como para abastecer a todos los
demandantes a un precio sin competencia, no existiría sitio para más empresas competidoras. Esta
empresa estaría en posesión de un monopolio natural.
Pero ¿Cómo podría una empresa acumular capital suficiente como para abastecer a todo el mercado
y además hacerlo a un precio que impidiese la entrada de nuevas empresas?
Sólo podría hacerlo si sus precios fuesen tan baratos que hubieran eliminado a la competencia, pero
en ese caso el consumidor no resulta perjudicado sino todo lo contrario.
Pero una vez concluido el proceso de eliminación de la competencia, la empresa con monopolio
natural podría elevar sus precios. Pero si esa empresa eleva los precios perdería ese monopolio
natural y el mercado de ese producto volvería a ser rentable para nuevas empresas.
La conclusión es que el monopolio natural debido a la cantidad de capital sólo podría ser mantenido
si la empresa que tuviese ese monopolio mantuviese unos precios tan bajos que nadie podría
ofrecerlos más bajos y eso, obviamente, ni perjudica al comprador ni distorsiona el mercado.
51
Se puede objetar que la simple amenaza de una bajada de precios puede impedir que nuevas
empresas entren en el mercado aunque la empresa que tiene el monopolio natural venda a un precio
más alto una vez eliminada la competencia. Pero como cualquier otro riesgo, una empresa puede
asumir el riesgo de que la empresa que tiene el monopolio natural baje sus precios.
Si la empresa que tiene el control del mercado baja sus precios y echa del mercado a la nueva
empresa los precios volverían a ser ventajosos para el comprador, si no lo hace se rompería el
monopolio natural, aunque en pequeña medida, pero una vez roto el monopolio nuevas empresas se
sumarían al mercado y al final o la empresa monopolística baja sus precios o se arruinaría al no
poder usar la mayor parte de su capital por la competencia de las nuevas empresas.
El caso es que la empresa que tuviese el monopolio natural debido a su capital estaría
permanentemente amenazada de perderlo si no mantiene un precio tan bajo que ninguna otra pueda
ofrecerlo igual de bajo.
Además hay otro factor: los gustos de la gente son cambiantes (axioma 4). Aunque una empresa
tuviese el monopolio natural de un bien, ese bien no necesariamente sería preferido por la misma
cantidad de personas a lo largo del tiempo. Los gustos de la gente podrían cambiar y ese bien dejar
de ser el preferido y entonces la empresa perdería el monopolio natural.
Nuevas empresas con bienes diferentes pero que satisfacieran la misma necesidades romperían el
monopolio natural.
Barrera de entrada geográfica.
Se produce cuando es imposible, por razones de espacio, que mas de una o de unas pocas empresas
participen en un mercado.
En realidad todas las empresas son monopolistas geográficamente. Una pequeña tienda de barrio es
monopolista geográfica puesto que ninguna otra tienda puede ocupar su mismo espacio en una
calle. Hay que definir el espacio geográfico que define un monopolio geográfico.
La mejor definición de espacio geográfico monopolístico sería una definición inversa, es decir la
dificultad que tienen los compradores de acceder a varios vendedores competitivos por culpa de la
geografía.
En el caso de las mercancías la mejor forma de impedir monopolios geográficos es facilitar el
movimiento de los compradores, el transporte de mercancías y el establecimiento de tiendas,
supermercados, centros comerciales…
En el caso de los servicios la facilidad de establecimiento y movimiento de los diferentes
profesionales: médicos, abogados, profesores, arquitectos, ilusionistas, fontaneros, carpinteros,
electricistas, zurcidoras, ingenieros…
En el caso de servicios como la electricidad, el gas o las comunicaciones se pueden establecer leyes
que permitan vender a las empresas sus servicios en la mayor zona geográfica posible.
Existen finalmente servicios que por su naturaleza no pueden ser realizados en competencia pues su
redundancia sería antieconómica, por ejemplo la distribución de agua potable en una ciudad. En
estos casos la mejor fórmula sería la subasta por un tiempo determinado de los derechos a prestar
esos servicios. Aunque el resultado diese a una empresa el monopolio temporal sobre un área
geográfica habría un sistema de competencia en la subasta.
VENTAJAS TECNOLÓGICAS.
La investigación puede dar a una empresa descubrimientos o invenciones que la pongan en
condiciones de eliminar la competencia y establecer un precio. Se podría obligar a las empresas a
compartir con la competencia sus descubrimientos o invenciones pero en ese caso las inversiones en
52
investigación estarían en peligro. ¿Para que correr con todos los gastos de investigación y desarrollo
si luego la competencia se iba a beneficiar en la misma manera?
El mayor problema de esta clase de monopolio es que es difícil calcular una cantidad adecuada que
recompense a las empresas por su investigación, pero que a su vez no las convierta en monopolistas
y perjudiquen al comprador.
Tanto si se recurre al sistema de patentes como si se recurre a la prohibición a la competencia de
usar durante un determinado periodo de tiempo ese descubrimiento o invento, la clave sigue siendo
el precio de la patente o el tiempo de prohibición de uso por la competencia. Habría inventos para
los cuales el precio de la patente sería muy elevado y para otros seria casi de cero y con el tiempo
de prohibición sucedería lo mismo.
Quizá la mejor manera sería establecer una cuota, por cada unidad de producto que llevase incluido
en su producción el descubrimiento o invento. Cuota que tendrían que pagar las empresas de la
competencia a la empresa inventora. Así la recompensa sería proporcional al éxito del
descubrimiento o invento.
Otra solución sería la subasta de las patentes entre las diferentes empresas permitiendo sus uso o no
en función de su compra. Si el descubrimiento o invento fuese muy importante habría empresas que
estarían dispuestas a pagar grandes cantidades por su uso exclusivo, compensando a la empresa
innovadora y abriendo el mercado a la competencia.
En cualquier caso es necesario un sistema que, recompensando de alguna manera a la empresa
innovadora, para que la investigación y el desarrollo sean rentables, consiga que el nuevo
descubrimiento o invento, con sus ventajas, llegue lo más rápidamente posible al mayor número de
compradores posible.
VENTAJAS DE IMAGEN.
Todas las empresas desde una multinacional hasta la tienda de barrio tienen una imagen para el
público que las valora de una manera u otra.
Todas las empresas son monopolísticas en cuanto a su imagen, reputación y/o marca comercial.
Ninguna ley debería acabar con ese monopolio.
Pero ¿Cómo competirían las demás empresas y/o especialmente las nuevas con esa imagen,
reputación o marca comercial de las ya existentes?
La respuesta obvia es creando la suya propia. Cualquier empresa puede alcanzar su monopolio de
imagen, reputación y/o marca comercial. En realidad esta clase de monopolios no sólo no
perjudican al comprador sino que le benefician.
Tanto si se trata de conseguir como si se trata de mantener una imagen, reputación y/o marca
comercial es necesario satisfacer a los compradores… y seguir haciéndolo una y otra vez. El
comprador siempre se va a beneficiar de la buena imagen, reputación y/o marca comercial de una
empresa puesto que esta no va a querer perder esos atributos conseguidos difícilmente vendiendo un
bien no satisfactorio.
La buena imagen, reputación y/o marca comercial de una empresa no sólo no deberían ser
castigadas como una forma de monopolio sino que deberían ser protegidas, no contra los propios
errores de la empresa, sino contra la posible utilización fraudulenta por otras empresas de esas
características.
El monopolio de imagen, reputación y/o marca desaparecerá en el mismo momento en que la
empresa empiece a vender bienes insatisfactorios para el comprador.
Cierto es que durante un periodo de tiempo la empresa puede engañar a los compradores
53
vendiéndoles productos insatisfactorios a la sombra de la buena imagen, reputación y/o marca
comercial adquirida, pero no se puede condenar a una empresa preventivamente, aunque tarde, los
compradores acabarán castigando a la empresa que actúe fraudulenta, o simplemente
equivocadamente, a la pérdida de una imagen, reputación y/o marca comercial de elevado valor.
Aunque dedicaré un capítulo al mercado del trabajo, otro al de materias primas y otro al del dinero
se puede decir que las mismas causas y condiciones que determinan los precios en el mercado de
bienes finales e intermedios se dan en el resto de los mercados.
En este capítulo hemos aprendido que:
1. En un mercado extenso los compradores adquirirán los bienes según el grado de
satisfacción marginal que les produzcan. Intentando igualar los grados de satisfacción
marginal de todos los bienes que compran.
2. La Soberanía del Consumidor consiste en la capacidad de las personas o empresas de
determinar qué, cómo, cuantos, a qué precio, por quién y para quién se van a producir
los bienes.
3. La
Soberanía
del
Consumidor
deriva
del
Poder
de
Mercado.
El Poder de Mercado es la capacidad de la Oferta o la Demanda de imponer su precio
a un bien.
4. Definición de Monopolio y Oligopolio. Causas naturales y artificiales de un
Monopolio u Oligopolio. Maneras de evitar o contener los perjuicios causados por un
Monopolio u Oligopolio a los compradores.
5. Las definiciones de:
1. Ley de la Oferta y la Demanda.
2. La Colusión.
3. Las Barreras de Entrada.
4. Las Ventajas Tecnológicas.
5. Las Ventajas de Imagen.
54
Capitulo 9. PRESCINDIENDO DEL
MERCADO: EL SOCIALISMO. (I)
Hasta ahora he partido de la base de que para satisfacer las necesidades de la gente recurriríamos al
intercambio libre entre las personas, es decir al sistema de mercado. De hecho en el capítulo 5 dije
que la Ciencia Económica se dedicaba al estudio del sistema de mercado.
Sin embargo a lo largo de la Historia ha habido diversos movimientos que se han opuesto al sistema
de mercado como forma de satisfacer las necesidades de la gente.
Las dos principales objeciones que se han puesto al sistema de mercado son:
1.- Su simple y llana negación. Se argumenta que los intercambios en libertad son imposibles, que
siempre existe una parte que está en posición de imponer a la otra sus condiciones. Que las
relaciones de intercambio son de sumisión de una parte a la otra. Que siempre hay explotadores y
explotados. Que no existe la soberanía del consumidor. Que la ley de la oferta y la demanda no
existe.
2.- El sistema de mercado no es “justo”. Se argumenta que bajo un sistema de mercado siempre hay
ricos y pobres, que no todo el mundo tiene siempre trabajo. Dado que esos hechos son ciertos y que
hay personas que los consideran “injustos”, el sistema de mercado no sería un sistema económico
adecuado para satisfacer las necesidades de la gente.
Todas estas ideas en contra del mercado se han definido como socialismo. Han existido muchas
clases de socialismo aunque el marxismo ha sido la ideología socialista más popular y casi única
desde finales del siglo XIX hasta la aparición del keynesianismo en los años 30 del siglo pasado.
EL MARXISMO.
El socialismo de Karl Marx se puede definir mediante las siguientes ideas:
a) El valor de los bienes depende del tiempo de trabajo empleado en producirlos. Marx elabora
el concepto de “tiempo de trabajo socialmente necesario” para determinar el tiempo
necesario en producir cada bien y por tanto el valor del mismo.
El trabajador nunca recibe el importe total del valor de su tiempo de trabajo sino una
fracción. Por ejemplo si trabaja diez horas sólo recibe el valor de cinco horas de su trabajo.
La diferencia entre el tiempo de trabajo por el que el trabajador es pagado y el tiempo real
de trabajo es la “plusvalía” del empresario o burgués.
Las máquinas, las instalaciones y las materias primas no producen plusvalía, simplemente
añaden valor al bien que ayudan a producir. Por ejemplo si una máquina vale 10.000 € y con
ella se pueden fabricar 10.000 unidades del bien A, la máquina añadirá un euro a cada
unidad del bien A.
El empresario sólo puede obtener plusvalía (es decir beneficio) explotando al trabajador.
b) Según Marx los empresarios emplearían cada vez más capital (maquinaria, instalaciones..)
en sus fábricas y menos mano de obra. Como consecuencia, y dado que de los únicos que se
podían obtener beneficios era de los trabajadores “robándoles” tiempo de trabajo, los
55
beneficios serían cada vez menores.
Marx considera que el capital se iría acumulando cada vez más en manos de menos gente.
c) Conforme se acumula capital sería necesaria menos mano de obra y por tanto se produciría
un excedente de trabajadores (el “ejercito de reserva” en la terminología marxista)
Los trabajadores que no fuesen reemplazados por las máquinas se verían sumidos en la más
absoluta miseria puesto que los empresarios para seguir obteniendo beneficios tendrían que
explotarlos al máximo. Además los empresarios siempre tendrían un “ejercito de reserva” en
forma de trabajadores en paro para poder sustituir a los trabajadores que protestasen o no
aceptasen
las
(miserables)
condiciones de trabajo.
d) Marx atribuye las crisis del capitalismo al exceso de producción de la nueva maquinaria en
contraste con el subconsumo de una clase proletaria cada vez más empobrecida. El
subconsumo de las masas de trabajadores era para Marx la causa última de todas las crisis
capitalistas.
La salida de las crisis capitalistas se produce por una nueva fase de inversiones en
maquinaria para sustituir a la antigua.
e) e) Al final la acumulación de capital hace que los beneficios de los capitalistas se reduzcan,
al mismo tiempo que la miseria de los trabajadores aumenta, llegándose a la Revolución. El
capitalismo es un sistema inestable que tiende a su autodestrucción a medida que aumenta la
acumulación de capital.
Marx nunca describió como sería el mundo después de la Revolución más allá de la retórica de la
“dictadura del proletariado”. Mencionó algunos rasgos de esa futura sociedad como la propiedad
comunal, el trabajo hecho atractivo por la variedad y el cambio, la distribución de la riqueza de
acuerdo con el principio de “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad” y
por supuesto una superabundancia de bienes sin apenas trabajo pues serían las máquinas las que
realizarían la mayor parte del trabajo.
Pero Marx va mucho más allá y considera que la nueva sociedad creará un nuevo tipo de persona, la
propia naturaleza humana cambiará para adecuarse a la nueva sociedad comunista. Surgirá el
“nuevo hombre comunista” libre de la ambición despiadada, la envidia, la codicia y la maldad.
Aunque pueda parecer que el marxismo y las ideas de Marx son cosa del pasado la realidad es que a
poco que se profundice en la ideología de la mayoría de los políticos y economistas de nuestro
tiempo se encontrará marxismo puro y duro. Y más aún si analizamos las ideas económicas de la
gente.
CRÍTICA A LA TEORÍA MARXISTA.
La principal crítica a la teoría marxista es sencillamente que la naturaleza humana no cambia.
Pero voy a entrar un poco en la teoría marxista. Los marxistas plantean una contradicción inicial.
Para que los empresarios puedan imponer a los trabajadores sus salarios y los precios de los bienes
que producen no puede existir competencia entre los empresarios, es decir los empresarios deben
ponerse de acuerdo en los precios, clases y cantidades de lo que producen y en los salarios que van
a pagar.
Pero si no hay competencia entre las empresas nunca se puede llegar a una situación de oligopolio y
mucho menos monopólica. Ningún empresario va a cerrar o vender su empresa sabiendo que está en
un mercado sin competencia y que tiene unos beneficios seguros para siempre.
Los marxistas resuelven esta contradicción del siguiente modo: primero hay una competencia feroz
56
entre las empresas. Las más fuertes se irían haciendo con el mercado bajando los precios y
hundiendo a la competencia o comprando las empresas de sus competidores. Una vez llegada a la
situación de oligopolio las empresas que queden formarán un cártel y subirán los precios,
empobreciendo a los trabajadores a los que a partir de entonces podrán explotar.
Este argumento es utilizado todavía hoy en día y en las situaciones más absurdas, por ejemplo
cuando se dice que si dejamos de producir carbón (más caro) entonces dependeremos del carbón
extranjero y nos podrán imponer los precios que quieran, cuando la realidad es que la producción
española de carbón es irrelevante en cuanto a la producción mundial y no influye en nada en los
precios del carbón en los mercados internacionales.
El mismo argumento se utiliza con algunos alimentos en nombre de la “seguridad alimentaria”. Es
decir no se debe comprar alimentos más baratos porque entonces habría un supuesto monopolio y
cuando dejásemos de producir esos alimentos a un precio caro entonces los vendedores de
alimentos más baratos subirían el precio.
El caso es que los marxistas, por ese inverosímil camino, llegan a la situación de cártel
monopolístico que puede imponer sus condiciones de precios y salarios.
Sin embargo los marxistas van más lejos aún, afirman que la acumulación de capital y por tanto de
máquinas dejarán en el paro a muchos trabajadores que formarán el “ejército de reserva” que
permitirá a los monopolistas mantener bajos los salarios.
Pero ¿Qué interés puede tener un empresario en tener trabajadores en paro si puede
explotarlos todo lo que quiera?
Lo lógico es que el empresario emplease todos los trabajadores posibles y les pagase el salario
imprescindible para su supervivencia y así obtener el máximo beneficio. Dado que los empresarios
miembros del cártel están en posición dominante dejar trabajadores en paro es tanto como dejar de
tener beneficios voluntariamente y obviamente el no tener beneficios no forma parte de los
objetivos de ningún cártel.
Pero entonces ¿No se produciría una superproducción de bienes al no existir demanda por parte de
los trabajadores, dado que estos tienen salarios ínfimos? Por superproducción se entiende una
producción de bienes que la demanda del mercado no podría absorber.
También este planteamiento resulta absurdo. Dado que unas pocas empresas que forman el cártel
controlan la producción, los precios y los salarios, según los marxistas, las empresas se dedicarán a
producir dos clases de productos:
a) Los dedicados al consumo básico para mantener a la clase proletaria.
b) Los dedicados al lujo más o menos ostentoso de los capitalistas.
Los primeros son fáciles de calcular tomando como referencia el número de trabajadores y sus
familias. Los segundos dependerán de los caprichos de los capitalistas.
Pero la superproducción nunca llegaría a producirse de modo general. Se podría dar el caso de que
existiese una gran cosecha de cereales que el mercado no pudiese demandar en sus totalidad. Este
excedente podría almacenarse o en el peor de los casos tirarse, pero dado que el exceso de oferta de
alimentos no ha causado sobrecosto a nadie no incidiría en el funcionamiento del sistema.
Incluso en el supuesto de que la recolección de la cosecha hubiese empleado a más trabajadores de
lo normal eso sólo supondría que los capitalistas tendrían unos pocos bienes de lujo menos de lo
normal, pero nada que desequilibrase el sistema.
Otra posibilidad es que los capitalistas se equivoquen y sus empresas produzcan algún bien de lujo
en mayor cantidad que la demandada por ellos mismos, pero nuevamente eso sólo supondría para
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los capitalistas la pequeña molestia de que dispondrían de alguna clase de bienes de lujo en exceso
y puede que les faltase alguna cantidad de alguna clase de bienes de lujo. Desde luego el sistema no
entraría en crisis por errores de este tipo, naturales por otro lado.
Quizá la única posibilidad de crisis en el sistema provendría de una mala cosecha que impidiese
alimentar a todos los trabajadores y sus familias. En ese caso sí se podrían dar revueltas de
trabajadores hambrientos.
Sin embargo esta posibilidad choca de nuevo con los intereses de los capitalistas. Para un capitalista
un obrero hambriento es un factor de producción menos trabajando para él y por tanto intentará que
esa situación nunca se produzca. El capitalista tiene el mismo interés en que sus trabajadores tengan
alimentos para que sigan trabajando como en mantener sus máquinas bien engrasadas para que
sigan produciendo. No tiene sentido que el capitalista no se preocupe de producir suficiente aceite
para engrasar sus máquinas como no tiene sentido de que no se preocupe de mantener alimentados a
sus trabajadores.
Con el tiempo y a medida que las máquinas hagan más productivos a los trabajadores más costoso
será para los capitalistas que estos pasen hambre o sufran enfermedades y más se preocuparán de
que sus condiciones de vida sean al menos decorosas dentro de su pobreza. Cuanto más productivo
es un factor de producción sea una máquina o una persona más se preocupará el capitalista de que
esté en buenas condiciones de producir.
Como se ve la crisis no aparece por ningún lado. Sólo si el capitalista juega en contra de sus propios
intereses y maltrata a sus trabajadores se podría producir un descenso de la producción y el riesgo
de una revolución. Pero ¿Por qué iba un capitalista a destruir una máquina que le produce
beneficios?
Por cierto la idea de que las máquinas no producen plusvalía es absurda. Dado que una máquina
multiplica la producción de un trabajador también multiplica la plusvalía que le produce al
capitalista el trabajador. Así que las máquinas indirectamente producen plusvalía.
Aunque los presupuestos marxistas que llevarían a una revolución lo que llevan es a un estado
estacionario donde una oligarquía explotaría a los trabajadores pero sin que existiese posibilidad de
una crisis que hiciera fracasar el sistema, en el próximo capítulo analizaré por qué un sistema
socialista está condenado al fracaso.
En el terreno práctico las revoluciones socialistas siempre se han producido en un contexto de
países sin industrializar y por tanto con poco capital acumulado, justo lo contrario de lo que
predecía Marx.
58
Capítulo 10. PRESCINDIENDO DEL
MERCADO: EL SOCIALISMO (II)
En el anterior capítulo abordé la definición del socialismo marxista y las dificultades de un sistema
socialista para establecerse a partir de una sociedad con una elevada acumulación de capital.
Voy a obviar esas dificultades y suponer que tras una revolución se instaura un sistema socialista. El
primer problema a que se enfrenta el socialismo es a un grave error conceptual.
LA ESTRUCTURA DE CAPITAL.
El capital no es una cantidad de dinero abstracta que se puede utilizar para diferentes clases de
producción. El capital está en su mayor parte invertido en diferentes medios de producción que sólo
son aptos para la producción de determinados bienes. Con el tiempo se puede cambiar la estructura
de capital pero a medio plazo y especialmente a corto plazo la estructura de capital y por tanto su
capacidad de producir diferentes bienes es muy rígida.
Estructura de capital: diferentes clases de medios de producción destinados a producir
diferentes bienes en que está invertido el capital de un país o empresa.
Al finalizar la revolución y establecerse el socialismo la estructura de capital no ha variado (no ha
tenido tiempo), como según la teoría marxista los bienes que se producían durante el periodo
capitalista iban en su mayor medida a producir bienes de lujo para los capitalistas, una importante
parte del capital está invertida en instalaciones y maquinaria que no serán útiles para los
trabajadores.
Dado que son necesarias nuevas inversiones para producir los bienes que necesitan los trabajadores,
es decir una nueva acumulación de capital, durante algún tiempo la clase trabajadora tendrá que
seguir trabajando sin obtener una recompensa inmediata.
Al quedar eliminados los capitalistas quedan eliminados todos los gastos en producir bienes de lujo
y por tanto queda un gran número de trabajadores sin trabajo. El problema no es que estos
trabajadores queden sin unos recursos mínimos, al fin y al cabo el resto de trabajadores que antes
producían los recursos mínimos para todos los trabajadores seguirán trabajando.
Pero no encajaría muy bien con la ideología socialista el que unos pocos trabajadores mantuviesen
al resto, además ¿Cómo iba a mejorar la condición de la clase trabajadora si la mayor parte de ella
permaneciera inactiva?
Entonces hay que poner a trabajar a esa gran parte de la clase trabajadora que ha quedado sin
empleo debido al fin de los capitalistas. Estos trabajadores lo harían en un principio por los bienes
imprescindibles, que estarían disponibles, ya que el resto de trabajadores, al igual que durante el
capitalismo, se dedicarían producir los bienes básicos para todos los trabajadores. El trabajo de los
que antes producían bienes de lujo, iría ahora destinado a generar bienes de producción con que
producir bienes para los trabajadores y posteriormente a producir esos bienes.
LOS PLANIFICADORES.
Pero en una economía sin mercado ¿Quién tomaría las decisiones de qué bienes producir y más aún
59
de qué bienes de producción producir?
En realidad el quién es un tanto irrelevante, lo importante es que ahora no existirían unos
consumidores que con sus decisiones de compra opten por unos u otros productos, los
consumidores no van a tener más remedio que aceptar los bienes que decidan producir los que
tomen las decisiones.
Las personas que van a tomar las decisiones de qué bienes producir no tienen tampoco la
competencia de otros planificadores, es cierto que se podrían crear grupos diferentes que ofrecieran
bienes diferentes pero dado que no existe libertad de elección, sino que los consumidores están
obligados a adquirir los bienes producidos, sería imposible saber qué bienes satisfacen mejor las
necesidades de la gente. Sería una competencia ficticia.
Directores de la producción = planificadores, realizan los planes, asignan recursos,
determinan los bienes a producir.
Mandos intermedios = burócratas, llevan a cabo los planes de producción, dirigen
directamente a los trabajadores.
Nota: en el sistema capitalista los empresarios también planifican su producción y sus
inversiones. La diferencia entre los planificadores de un sistema socialista y los
empresarios (que planifican) en un sistema capitalista es que los empresarios no pueden
obligar a los consumidores a comprar el bien que ellos producen, en cambio los
planificadores de un sistema socialista obligan a la gente a consumir lo que producen.
El sistema socialista se define de “planificación central o centralizada”, unos pocos
deciden la producción, en el sistema capitalista es un sistema de “planificación
descentralizada o individualizada”, todo el mundo planifica su producción, sus
compras, sus inversiones de una manera individualizada.
LOS PROBLEMAS DE LA PLANIFICACIÓN: LA FALTA DE INCENTIVOS.
Es un hecho (axioma 2) que las personas que dirijan la producción van a equivocarse. Equivocarse
en todos los sentidos: no producirán cosas que se necesiten, producirán cosas que no se necesiten, se
equivocarán en los métodos de producción y en las cantidades de lo que produzcan. Ese mismo
problema ocurre en un sistema de mercado, pero a diferencia del sistema de socialista, en un
sistema de mercado existirán consumidores y empresarios que con sus decisiones de compra irán
corrigiendo los errores y haciendo que al final se produzcan los bienes que realmente satisfacen las
necesidades (por lo menos en una gran medida).
En un sistema socialista los errores se van a multiplicar, perpetuar y transmitir por todo el sistema
de producción. Dado que la gente está obligada a consumir aquellos bienes que se produzcan,
independientemente de que satisfagan sus necesidades, nadie va a tener demasiados incentivos en
producir bienes diferentes a los planificados ni a cambiar los sistemas de producción. Ninguna
empresa puede quebrar por no atender las demandas de los consumidores.
El asunto de los incentivos es la causa de que el sistema socialista nunca llegue a funcionar y acabe
hundiéndose en la ineficacia y la corrupción. Por mucho que quieran los socialista la naturaleza
humana no cambia y sus cuatro axiomas son incompatibles con el socialismo.
Un sistema en el que un grupo de personas, por bienintencionadas que sean, e incluso estando su
poder económico justificado por unas elecciones libres, tomen las decisiones de producción y
distribución de la riqueza de manera imperativa está condenado al fracaso, veamos por qué.
Cuando las personas están obligadas a consumir lo que se les ofrezca, y parte de lo que se les
ofrezca no va a coincidir con lo que necesitan, carecen de incentivos para trabajar, porque
60
independientemente de lo que trabajen ya saben lo que van a recibir y que parte de lo que van a
recibir no les gusta.
Peor aún es la situación de los “empresarios” burócratas o mandos intermedios del sistema, dado
que no tienen incentivos en forma de beneficios, su interés en ofrecer nuevos productos, en mejorar
los existentes o en producir más será nula.
¿Cómo van a calcular los que dirigen la producción el “tiempo de trabajo necesario” o en otras
palabras el salario de los trabajadores?
Los que dirigen la producción van a tener que confiar en toda la burocracia de mandos intermedios
para determinar no sólo los bienes y los sistemas de producción sino también el tiempo de trabajo
necesario para producirlos. En unas circunstancias donde reducir el tiempo de producción, es decir
los salarios o el número de empleados, no van a reportar beneficios al mando intermedio lo normal
es que este no intente reducirlos. Nadie va a tener incentivos para disminuir el tiempo de
producción o lo que es lo mismo nadie va a tener incentivos en aumentar la productividad. Es
posible que suceda lo contrario: los mandos intermedios intentarán aumentar el tiempo de
producción de sus respectivas áreas para asegurarse que van a alcanzar sus objetivos sin problemas.
Lo que se tiene es que los salarios tanto si los medimos por lo que se puede comprar con ellos como
si los medimos por lo que pueden producir los trabajadores que los reciben están completamente
desconectados de las necesidades de la gente o de la producción. Se entra así en una economía de
ficción donde todo está en manos de una gran burocracia que toma sus decisiones en función de sus
propios intereses o de los que dirigen la producción, casi nunca en función de los que consumen.
Se puede pensar que si los que dirigen la producción están elegidos en unas elecciones libres
entonces atenderán mejor a las necesidades de la gente y emplearán la mayor destreza posible en
hacerlo. Pero eso sería obviar la extremada complejidad que requiere la satisfacción de las
necesidades de millones de personas. La cuestión no es tanto (que lo son) si los que dirigen la
producción son bienintencionados, o son elegidos por la gente o simplemente si quieren satisfacer
las necesidades de la gente, la cuestión es que no serán capaces de satisfacer las necesidades de la
gente, porque en realidad no saben cómo.
Al carecer del mecanismo del mercado lo más que pueden hacer los que dirigen la producción es
esperar que sus ideas de las necesidades presentes y futuras coincidan con las de la gente, esperar
también que sus ideas de cómo producir los bienes coincida con la más eficaz y esperar que toda la
burocracia necesaria para mantener todo el sistema de producción sea honrada y eficaz. Pero la
realidad es tozuda y los que dirigen la producción y los burócratas intentarán por todos los medios
mantener sus estatus y para ello no aceptarán los errores que sistemáticamente cometerán porque
aceptarlos sería tanto como aceptar que el sistema no funciona.
Todo intento de destacar del resto trabajando más o inventando nuevos o mejores productos o
nuevos métodos de producción serán boicoteados por los demás individuos. A diferencia del sistema
de mercado donde, en el peor de los casos, sólo los empresarios podrían estar interesados en
perjudicar a los posibles nuevos competidores, en un sistema socialista, donde la igualdad es la
norma, los intentos de destacar se verán como un desafío al sistema. Si hay burócratas que son
capaces de ofrecer mejores productos o trabajadores que aumentan la productividad los demás
burócratas y trabajadores verán amenazado su estatus y su tiempo de trabajo.
Por otro lado ¿Cómo van a asignar los que determinan la producción a toda la burocracia que será
necesaria para llevarla a cabo? Por muy profesionalizada que sea esta enorme burocracia va a ser
inevitable el nepotismo, la corrupción y la incompetencia.
Estos problemas también se darán en un sistema de mercado, pero la competencia entre las
empresas y las decisiones de los consumidores van a limitar la extensión y gravedad de los mismos.
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Se podría crear un sistema de incentivos para evitar la falta de eficiencia de los burócratas, pero
rápidamente ese sistema de incentivos haría aparecer desigualdades entre los burócratas que
llevarían al enriquecimiento o al aumento de competencias en la producción de unos y a todo lo
contrario en otros. Al final si se introducen incentivos lo que se acabará replicando es un sistema de
mercado con sus desigualdades y con la desaparición del poder de los burócratas y de los
mismísimos directores de la producción. El igualitarismo de los socialistas es incompatible con un
sistema de incentivos.
EL FRACASO DEL HOMBRE NUEVO.
El socialismo ha intentado solucionar los problemas que plantea su ejecución práctica mediante la
planificación de la producción creando gigantescos programas en los que se especificaba todas las
características y procesos.
La otra solución, complementaria e indisoluble de la anterior, es el hombre nuevo o el hombre del
partido, una persona incorruptible, trabajadora, diligente, es la encargada de llevar a cabo el plan.
La teoría es bonita: los dirigentes elaboran el plan, un plan que satisfará las necesidades de la gente
y que será dirigido por el hombre nuevo o hombre del partido. El resultado será una sociedad donde
todo el mundo satisfará sus necesidades, de acuerdo con el plan, y donde todo el mundo aportará a
la producción de acuerdo con el tiempo de trabajo establecido en el plan.
Pero los planes nunca se llevan a cabo o si se llevan no satisfacen las necesidades de la gente. Los
planificadores se equivocan, los burócratas, los hombres nuevos, los hombres del partido se vuelven
vagos, incompetentes o corruptos y los trabajadores no cumplen con sus tiempos de trabajo
establecidos. Evidentemente no todo son equivocaciones, corrupciones, incompetencias o falta de
ganas de trabajar pero desde luego el hombre nuevo no aparece por ningún lado.
En un sistema donde no existen recompensas por ser el mejor o simplemente por ser algo mejor o
donde no existen beneficios la Naturaleza Humana (axiomas 3 y 4) lleva a la gente a ponerse al
nivel del mediocre y a ser peores de lo que podrían ser.
EL REPARTO DE LAS PLUSVALIAS.
Otro mito del socialismo, el reparto del beneficio o la plusvalía entre los trabajadores, también se
enfrenta a la dura realidad de que gran parte de los beneficios de los capitalistas son reinvertidos en
más bienes de producción y sólo llegan a mejorar el bienestar de la gente cuando son puestos en
marcha para producir nuevos bienes. El socialismo se enfrenta a las mismas limitaciones de
producción que el capitalismo y sólo su planteamiento de que los capitalistas disfrutan de la mayor
parte de la renta puede hacer factible un gran aumento de la renta de los trabajadores al desaparecer
aquellos.
Los socialistas creen que el capital por sí mismo genera sus propias plusvalías, pero un capital mal
invertido puede no sólo no generar beneficios sino perderse en su totalidad. Si sustituimos a los
capitalistas por planificadores la mayor parte de los beneficios que genera la acumulación de capital
van a desaparecer y el capital acumulado puede disminuir.
Los beneficios sólo pueden venir de la satisfacción de más necesidades con los mismos recursos o
de la satisfacción de nuevas necesidades, los planificadores no dependen de satisfacer las
necesidades de la gente o de la obtención de beneficios, dependen de que no se cuestione el sistema
y eso incluye que no se cuestionen sus decisiones. Los planificadores no quiebran ni se arruinan ni
se hacen millonarios vendiendo bienes, ¿Para qué iban a obtener beneficios?
LA DELACION.
Al igual que en el capitalismo se usaba la delación para evitar colusiones entre las empresas se
puede pensar que en el socialismo se puede usar la delación para evitar la corrupción o las
62
consecuencias de la falta de incentivos. Pero hay una gran diferencia entre la delación por colusión
en un sistema de mercado y la delación en un sistema socialista.
En el sistema de mercado se parte de unos costes de mercado al que los empresarios pueden añadir
unos beneficios más o menos elevados según el nivel de competencia. Sin embargo en un sistema
socialista los costes ya están definidos por el tiempo de trabajo y los beneficios determinados por el
plan que deben ejecutar los burócratas. En un sistema socialista no existe un precio de mercado ni
un beneficio propiamente dicho, lo que existe es un tiempo de trabajo y una cantidad de bienes que
producir. Un burócrata puede denunciar a otro porque no cumple los objetivos del plan o porque
produce más de lo planeado y luego lo intercambia por otros bienes en un mercado negro.
Las denuncias por no cumplir el plan pueden ser justas, debido a la falta de diligencia de los
burócratas o de los trabajadores, pero también pueden ser debidas a que el plan está mal realizado o
a que otros burócratas o trabajadores de otras unidades de producción del plan no han cumplido sus
objetivos haciendo imposible alcanzar los objetivos a todos los burócratas y trabajadores
relacionados con ellos. Y también pueden ser denuncias falsas de otros burócratas que aspiran a
conseguir recompensas o que actúan por envidia. Las consecuencias de estas denuncias son muy
diferentes a las que tienen lugar en un sistema de mercado.
En un sistema de mercado la empresa que denuncia se va a ver beneficiada directamente, también
se verán beneficiados los consumidores. En un sistema socialista la denuncia no va a beneficiar al
que denuncia, a no ser que se cree un sistema de recompensas, el que sí puede verse muy
perjudicado es el burócrata o los trabajadores si existe un sistema de castigos. Pero el sistema de
delación abre en el sistema socialista muchas opciones muy perjudiciales. Las denuncias pueden ser
falsas o debidas a incumplimientos de otros burócratas o trabajadores diferentes de los denunciados,
la consecuencia sería un clima de terror debido a falsas delaciones o a incumplimientos no
deseados, a incumplimientos de otros burócratas o trabajadores o a mala planificación de los
directores de la producción.
Las delaciones también pueden producirse por el desvío de parte de la producción a un mercado
negro al margen del sistema socialista. El éxito de estas delaciones llevará a que cualquier incentivo
de producir por encima de lo planeado desaparezca definitivamente.
LOS HECHOS DEL SOCIALISMO.
Aunque no me gusta recurrir a los ejemplos históricos para apoyar una teoría enteramente lógica la
historia del socialismo es demoledora.
Siempre nos encontramos con revoluciones en países donde apenas se ha producido acumulación de
capital, países fundamentalmente agrícolas.
Siempre nos encontramos con partidos comunistas o socialistas que van a hacer lo mejor para el
pueblo. Siempre desarrollan planes que sacarán de la pobreza a la gente. Y finalmente siempre
acaban en fracasos totales tanto desde el punto de vista de la producción como del humano en forma
de corrupción y falta de libertades.
Otro signo del fracaso socialista es que ni siquiera son capaces de crear bienes de propia creación
para satisfacer las necesidades. Dado que los burócratas no tienen incentivos en crear nuevos bienes
lo más que hacen es (intentar) copiar los bienes de que disponen los trabajadores en los países
capitalistas.
En algunos casos no llegan ni a satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores. Por no hablar
de que ninguno de ellos soporta un sistema democrático y necesitan de una fuerte represión de las
libertades para que la gente no empiece a organizarse para satisfacer sus necesidades al margen del
sistema de planificación.
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En prácticamente todos los países socialistas existieron /existen mercados negros donde la gente
puede adquirir bienes que no satisfacen los planificadores. En los países socialistas era/es común
que la gente compre, no lo que necesita, sino simplemente lo que hay en las tiendas.
El culto a la personalidad, las purgas por delaciones o luchas internas de poder, los bienes de ínfima
calidad son otros de los hechos que se pueden observar en la mayoría de los sistemas socialistas.
PERO EL SOCIALISMO NUNCA HA FRACASADO, AL MENOS ESO DICEN LOS
SOCIALITAS.
El problema de usar ejemplos, y todos tenemos en mente ejemplos de países socialistas que han
fracasado y ninguno de lo contrario, es que los defensores del socialismo siempre argumentan que
los dirigentes de tal o cual sistema socialista no eran los adecuados o invocan a algún enemigo
exterior.
Pero el sistema socialista tiene su enemigo interior en algo que no se puede cambiar: la naturaleza
humana.
Los seres humanos se van a equivocar sistemáticamente y ningún plan va a ser nunca un éxito,
porque no sólo se van a equivocar los planificadores sino que además no van a tener los datos
necesarios para elaborar el plan.
No van a tener los datos para elaborar el plan porque la gente, todas las personas, son diferentes
unas de otras y cambian y esa complejidad es inabarcable por ningún plan. Además siempre van a
existir los genios que descubrirán una nueva necesidad, un nuevo bien, un nuevo sistema de
producción u organización y que no encuentran cabida en ninguna planificación.
La gente siempre va a defender sus propios intereses y la única manera de evitar que, cuando
consideren que el plan les perjudica, vayan contra el mismo es quitarles la libertad e incluso la vida.
El problema del socialismo es que el hombre nuevo, el hombre privado de su Naturaleza Humana,
no existe, algo tan simple como eso.
Toda la literatura socialista, todos los rios de tinta de panfletos, programas, estudios… se enfrentan
a esa simple frase: el hombre nuevo no existe.
Más aún que a la imposibilidad del plan, el problema es el de la inexistencia del hombre nuevo. Un
plan podría llevarse a cabo más o menos y podría ser más o menos imperfecto pero si se contase
con el hombre nuevo podría ser una solución a la cuestión de la satisfacción de las necesidades.
Pero ningún plan, ni ideología ni partido han sido ni son capaces de extirpar del ser humano su
propia naturaleza. La Naturaleza Humana, los cuatro axiomas de la Economía son como un ácido
corrosivo para los planes socialistas.
Queda un último mito, un mito extraño pues es usado para defender una cosa y su contraria. Es el
mito de que el socialismo ha fracasado por culpa del capitalismo. Sin embargo nadie ha explicado
como la explotación de los trabajadores por parte de los capitalistas en sus respectivos países ha
podido perjudicar a los planes de los socialistas en los suyos. Los socialistas han dominado
auténticos imperios con toda clase de recursos naturales y se han aislado de los países capitalistas
con muros y fronteras, su fracaso es sólo suyo. Y más aún cuando ningún país capitalista ha tenido
que poner barreras para que sus trabajadores no escapasen a los supuestos paraísos socialistas…
sino justo al contrario.
Este mito, como dije más arriba, tiene un doble uso. El otro uso, más descabellado que este, es que
el capitalismo ha triunfado gracias al socialismo, analizaré esta versión del mito en otra parte de
este libro.
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LA PROPAGANDA.
Queda por último decir que lo único que realmente ha funcionado bien del socialismo es su
propaganda o mejor dicho la difusión sistemática de la mentira. Durante décadas se nos presentó a
los sistemas socialistas como el progreso, el futuro, el bienestar de las masas. Recuerdo de joven oír
hablar de los planes quinquenales y de las fabulosas producciones de acero de las repúblicas
socialistas o democracias populares.
Incluso después de la caída del Muro de Berlín la mentira sigue funcionando. Se elaboraron otros
argumentos se eliminaron algunos antiguos pero, veinte años después, las ideas socialistas todavía
se defienden en las universidades o en la política. China se nos ofrece como la “potencia del siglo
XXI” ignorando lo que hay detrás de su crecimiento económico.
A pesar de los años, y de los éxitos del capitalismo y de los fracasos del socialismo, el complejo
mediático-cultural sigue manteniendo en pie la ideología socialista.
65
Capítulo 11: LA LEY DE SAY.
La Ley de Say1 es una de las leyes más importantes, y a la vez controvertida, de la Ciencia
Económica. De hecho su negación ha causado un cisma entre los economistas que ha llevado a la
práctica destrucción de la propia Ciencia Económica. Voy primero a enunciarla.
“La oferta crea su propia demanda.”
Se preguntarán cómo una frase de seis palabras y aparentemente tan sencilla puede ser tan
importante y crear tanta controversia.
JUSTIFICACIÓN DE LA LEY DE SAY.
La ley de Say quiere decir que la oferta de un bien va a crear una demanda de ese bien. Pero ¿Cómo
es posible que si alguien ofrece, por ejemplo, camisas vaya a existir automáticamente alguien que
demande esas mismas camisas? Parece algo absolutamente inverosímil en un mercado con multitud
de bienes, de oferentes y de demandantes.
En un sistema de mercado todo oferente de un bien va a buscar a alguien que demande ese bien para
poder así obtener un beneficio. Se puede objetar que no necesariamente todo oferente va a encontrar
demanda para todos los bienes que ofrece. Esto puede ocurrir tanto en la cantidad, que no todos los
bienes que oferte sean demandados, como en calidad, puede que para una clase de bienes encuentre
demanda y para otra clase no. Sea cual sea el caso, es casi axiomático que no todos los bienes que
oferten los productores de bienes encuentren demandantes… en una primera oferta.
En una primera oferta los productores ofertarán sus bienes a un determinado precio, que suponen
que es el óptimo para ellos. Pero puede que se equivoquen y no logren vender todos sus bienes.
Entonces los productores irán bajando el precio para poder vender los bienes que les queden. Puede
que al final sólo sean capaces de recuperar lo invertido en la producción de esos bienes o puede que
tengan pérdidas.
Otra opción es que el productor de varias clases de bienes promedie los costes e ingresos de sus
productos y acepte pérdidas en unos a cambio de que los beneficios en otros le compensen y le
permita obtener un beneficio neto.
O también que obtenga más beneficios produciendo muchos bienes y vendiéndolos a un precio más
bajo que producir menos y venderlos a un precio más alto.
La idea esencial de la Ley de Say es que sólo se puede comprar lo que previamente se ha
producido, es decir que la producción precede siempre a la compra, y que además todo lo
producido acaba vendiéndose.
Pero ¿Y si ni bajando los precios a un nivel próximo a cero logra el productor deshacerse de los
bienes producidos? Bien llegado tal caso el propio productor será el comprador de esos bienes y el
precio será el coste de la producción.
Se puede objetar que dicha compra no satisfará ninguna necesidad del productor. Pero si el
productor pensaba, cuando produjo el bien, que este sería útil para los demás ¿Acaso no iba a ser
útil para él mismo? Pero es posible que la cantidad del bien sin vender sea tal que supere cualquier
1La Ley de Say fue formulada por el economista francés Jean-Baptiste Say en 1.803.
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necesidad del productor o que el bien fuese producido para satisfacer necesidades ajenas por
completo al productor. Incluso en el caso de que no satisfaga ninguna necesidad del productor, y
que sea inútil para él, también el bien determinado es inútil para el resto de los demandantes dado
que nadie ha estado dispuesto a pagar nada por él.
¿Que el productor perderá dinero al haber producido un bien que no le ha dado ni beneficios en
dinero ni satisfacción en su uso? La posibilidad de obtener pérdidas al producir un bien es algo
inherente a los negocios, la cuestión es que independientemente de su utilidad todo bien ya
producido encontrará un demandante.
Hay que remarcar lo de “ya producido”. Es normal que, dado que todo el mundo se equivoca
(axioma 2), los productores se equivoquen y que no encuentren demandantes, diferentes de ellos
mismos, para todos sus bienes. Pero, dado que su interés será normalmente obtener beneficios
(axioma 3), cuando vean que un bien no encuentra demanda, lo que harán será dejar de producirlo o
producir menor cantidad.
EL DINERO COMO FACILITADOR DE LA LEY DE SAY.
La existencia de dinero facilita enormemente que la Ley de Say funcione. Gracias al dinero es
posible que el mercado se reorganice rápidamente y mientras unos pueden vender más cantidad de
bienes o bienes nuevos o de mejor calidad otros pueden vender menos bienes.
Puede parecer un poco enrevesado pero hay que recordar una vez más que el sistema de mercado
está continuamente reajustándose a los cambios de oferta y demanda. Por otro lado en el sistema
capitalista los productores están continuamente ideando nuevas formas de producción y nuevos
bienes o mejoras de los ya existentes en su búsqueda de beneficios.
El dinero en cualquier caso no es mas que un medio para facilitar el intercambio de bienes. Los
productores cuando crean un bien y lo venden, lo venden a cambio de dinero con el que adquirir
otros bienes. La oferta de bienes tiene que tener como contrapartida la oferta de otros bienes para
que realmente se produzca un intercambio.
El dinero para comprar los bienes producidos tiene que salir del dinero obtenido con la venta de
otros bienes producidos. No tiene por qué coincidir que el que oferte nuevos bienes se los venda al
que oferte otros nuevos bienes, basta con que cada uno venda los suyos y el sistema de mercado se
encargará de hacer coincidir la oferta con la demanda.
En este sentido se se puede reformular la Ley de Say diciendo que:
“Las mercancías se pagan con otras mercancías.”
Hasta aquí la explicación de la ley de Say es bastante obvia. Pero cuando se produce un bien que no
satisface a nadie, es decir que no tiene demanda real y por tanto no satisface ninguna necesidad de
nadie, la demanda ficticia del productor no supone sino el desperdicio de recursos. La justificación
de la ley de Say podría parecer un sofisma:
La oferta crea su propia demanda… excepto cuando no la crea, en cuyo caso el productor se
convierte en demandante de su propio producto.
Sin embargo en un sistema de mercado la Ley de Say sí tiene una justificación consistente, aunque
limitada: dado que en un sistema de mercado tanto oferentes como demandantes están en un
continuo proceso de prueba acierto-error, es decir en un continuo proceso de aprendizaje, los casos
en que la oferta no cree su propia demanda, es decir aquellos casos en que el productor tenga
pérdidas o en los casos en que el demandante no obtenga del bien la satisfacción esperada, se
reducirán al mínimo posible y en cualquier caso al mínimo posible de tiempo durante el que el bien
sea producido y el mínimo cantidad del bien inútil producido.
En un sistema de mercado la cantidad de bienes producidos sin que se vendan, es decir sin que a
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través del dinero puedan intercambiarse por otros y en consecuencia en convertirse en demanda de
ellos, será la mínima posible.
Resumiendo:
La oferta crea su propia demanda en los casos en los que el oferente recupera al menos
el dinero invertido en la producción del bien y además el demandante obtiene la
satisfacción, que según su opinión, justifique lo pagado por el bien.
Si no se cumplen a la vez las dos condiciones entonces los miembros del mercado van a
corregir sus errores.
La ley de Say no es un absoluto, tiene excepciones. Y esas excepciones sólo en un
sistema de mercado pueden corregirse, es decir no convertirse en permanentes.
Los errores sistemáticos, que se pueden producir en cualquier proceso productivo y en
cualquier compra, sólo pueden solucionarse con ajustes sistemáticos. El sistema de
constante prueba acierto-erro del mercado hace posible que la Ley de Say, en su versión
limitada, sea consistente.
LOS DETRACTORES DE LA LEY DE SAY.
Sin embargo, y hechas todas las acotaciones anteriores, la ley de Say sigue teniendo sus detractores.
La negación la ley de Say implica el rechazo a dos ideas:
a) El rechazo a la idea de que en un sistema de mercado los factores se van a ajustar
sistemáticamente.
Pero rechazar esa idea significa rechazar los axiomas 3 y 4. Es decir rechaza la idea de que los
miembros del mercado van a buscar sus propios intereses particulares y que pueden cambiar sus
intereses particulares.
Los que rechazan esta idea del ajuste sistemático aducen que existen rigideces en el mercado que lo
impiden . Es decir que existen bienes o factores de producción que no van a cambiar su precio y/o
su cantidad de producción independientemente de sus costes o de la satisfacción que produzcan a
sus demandantes. Pero para que eso se produzca los intercambios deben de dejar de ser libres,
porque de otra manera ningún productor seguiría produciendo bienes con los que pierde dinero ni
ningún demandante seguiría comprando bienes que no le satisfacen.
Negar el ajuste sistemático del mercado supone negar la característica fundamental del mercado:
que las transacciones se hacen libremente y por tanto es una negación falaz.
Evidentemente un ajuste de la oferta y la demanda a nuevas circunstancias puede tener unos
perjudicados a corto plazo. Si un bien deja de venderse los empresarios y trabajadores que producen
dicho bien van a verse perjudicados y no volverán a una situación como la que disfrutaban antes de
ese cambio hasta que inviertan en producir otros bienes que sí se vendan o se reciclen y aprendan
nuevas profesiones que demanden los empresarios. O simplemente acepten menores beneficios y
menores salarios que hagan posible que sus bienes o su trabajo sea demandado.
Aunque a corto plazo un cambio en la oferta y/o la demanda pueda causar perjudicados el impedir
estos perjuicios, mediante las leyes, las subvenciones, las cuotas, los aranceles, las compras de
excedentes o cualquier otro medio que altere la oferta o la demanda, es mucho más perjudicial que
permitir el ajuste de los factores de producción.
Los perjuicios causados por las política que intentan impedir el ajuste de factores son:
68
1. Disminución de la satisfacción de las necesidades de la gente, al proteger o promocionar el
consumo de bienes o factores de producción que en condiciones normales no comprarían. Es
decir se hace artificialmente más baratos o directamente se obliga a la gente a comprar
bienes que satisfacen menos necesidades que las que la gente podría obtener si usase
libremente el mismo dinero. Así se empobrece a la gente.
2. Se crea una inseguridad jurídica sobre todos los productores y trabajadores. Sus ingresos
ya no dependen de la satisfacción que pueden dar a la gente los bienes que producen sino de
los favores de los políticos y de los lobbis.
En una situación así las empresas y los trabajadores pueden dejar de tener incentivos en satisfacer
las necesidades de los demás y en cambio tener incentivos en obtener ventajas de los políticos.
Lo perverso de estos perjuicios es que tienden a perpetuare en el tiempo. Los que perciben ayudas
del Estado van a seguir demandándolas incluso aunque la demanda del bien que producen
disminuya aún más.
Además se crea un terreno abonado para la corrupción: la pervivencia de un negocio ya no depende
de la demanda libre de los compradores sino de los caprichos de los políticos.
b) Rechaza especialmente la idea de que en un sistema de mercado se tienda a la plena
utilización del factor humano. Es decir se rechaza la idea de que en un sistema de
mercado se tienda al pleno empleo.
Sobre este asunto, que es muy amplio, hablaré en el capítulo dedicado al empleo y a los salarios.
Pero he de decir que la idea de que pueda existir un elevado exceso del factor humano de una
manera permanente en un sistema de mercado, está completamente equivocada.
LAS CONCLUSIONES DE LOS ECONOMISTAS CONTRARIOS A LA LEY DE SAY.
La negación de la Ley de Say procede tanto del marxismo como del keynesianismo y de su falsa
explicación de la Depresión de los años 30, tema al que dedicaré otro capítulo.
Todas las explicaciones a la negación Ley de Say argumentan:
1. Los mercados no se ajustan sistemáticamente al los cambios en la oferta y la demanda.
2. El sistema de mercado no tiende al pleno empleo sino que puede estar de manera continuada
en elevadas tasas de desempleo.
3. Sólo la intervención del Estado puede solucionar los desajustes entre oferta y demanda y el
elevado desempleo de larga duración. Esta intervención estatal tiene dos vertientes:
intervenir en el mercado para fijar precios y cantidades y generar artificialmente demanda
mediante la expansión del gasto público.
La radical consecuencia de los que rechazan la ley de Say es que para ellos la ley se subvierte y de
ser:
La oferta crea su propia demanda.
Pasa a ser:
La demanda crea su propia oferta.
Puede parecer un inocente juego de palabras pero con ese cambio se destruye completamente la
Ciencia Económica.
Ya no son los bienes los que satisfacen las necesidades sino la existencia de necesidades lo que se
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supone que va a generar los bienes.
Evidentemente es la existencia de necesidades lo que va a provocar que se produzcan bienes, pero
no la mera existencia de necesidades va a producirlos. No basta con que se tenga una necesidad
para que se pueda producir un bien que la satisfaga.
Los economistas que refutan la Ley de Say creen que basta con generar demanda para que los
bienes aparezcan, sin considerar las posibilidades o los costes de producir esos bienes.
Estas dos ideas crean un división irreconciliable entre dos clases de economistas los que están a
favor y en contra de la Ley de Say. El momento clave del cisma fue la década de los años 30 del
siglo pasado y desde entonces la Economía como Ciencia ha sido casi destruida al enseñarse en las
Facultades de Economía teorías contrarias a la Ley de Say.
Y como consecuencia inevitable, con altibajos pero inevitable, la propia economía mundial ha
entrado en cíclicas crisis cada vez mayores.
Insisto en que aunque parezca un cambio inocente y sin demasiadas consecuencias la
diferencia entre poner primero la oferta o la demanda como causa de generación
de riqueza tiene unas consecuencias definitivas para cualquier teoría económica.
70
Capítulo 12. LA RIQUEZA DE LAS
NACIONES.
¿Por qué unas naciones son más ricas que otras?
A esta pregunta ha habido multitud de respuestas, desde las que hablan de los recursos naturales
hasta las que lo relacionan con el poder militar. Voy a analizar la respuesta a esta pregunta,
fundamental desde el punto de vista de la Economía.
Cuando hablo de la riqueza de una nación no estoy hablando de la distribución de la riqueza, tema
que trataré más adelante. Tampoco voy a entrar en temas empresariales, la Economía ni intenta
cambiar la naturaleza del ser humano ni tampoco trata de cómo llevar los negocios.
La evidencia empírica demuestra que ninguno de las supuestas causas que aducen la mayoría de los
economistas son realmente determinantes. Hay naciones ricas con y sin recursos naturales y hay
naciones pobres con y sin recursos naturales. Lo mismo puede decirse de la superficie, de la
cantidad de población, del poderío militar, de la antigüedad…
Pero estas evidencias empíricas sirven para descartar supuestas causas pero no nos llevan a las
causas reales.
Lo primero que hay que decir es que la pregunta con la que comienzo este capítulo está mal hecha.
La pregunta correcta es: ¿Cómo han salido algunas naciones de la pobreza más absoluta?
Porque todas las naciones hasta hace poco más de dos siglos estaban el la pobreza más absoluta, por
lo menos si lo comparamos con los estándares actuales.
Para llegar a las verdaderas causas debemos recurrir al método económico.
El primer hecho que tenemos es que todas las personas independientemente de su raza, religión,
cultura o lugar donde vivan intentarán siempre defender lo que consideren sus propios intereses. Sin
embargo la religión o la cultura determinan muchas veces sus propios intereses. Mucha gente vive
atrapada en una ideología que hace que sus propios intereses les lleven a un circulo sin fin de
pobreza.
Incluso puede que sus propias ideas religiosas o culturales les hagan preferible, de una manera
consciente, la pobreza que los esfuerzos que son necesarios para tener una mejor condición
económica.
Por eso es absurda la idea de que las naciones ricas tienen que ayudar a las naciones que son pobres
porque si no las naciones pobres nunca saldrán de sus situación.
La pobreza de una nación no es consecuencia de una especie de fatalidad de la que sus habitantes
son simplemente víctimas inocentes. La riqueza (o pobreza) de un país es consecuencia de lo que
hacen sus habitantes.
Es evidente que puede que parte de la población de una nación sea víctima de los intereses propios
de la mayoría de la población, intereses que son contrarios al crecimiento económico, y de ahí los
movimientos migratorios que se dan a veces. Las personas que ven que debido a los intereses de la
mayoría de la población no pueden realizar sus intereses de mayor bienestar emigran a países donde
exista una sociedad en donde los intereses sean favorables a un mejor situación económica.
Aceptando el hecho de que la mayoría de los habitantes de un nación compartan el interés propio de
71
satisfacer la mayor parte posible de sus necesidades podemos analizar bajo qué condiciones se
desarrollan mejor esos intereses.
Previamente voy a establecer una condición a mis razonamientos: cuando se toma un conjunto
suficientemente elevado de gente en ese conjunto se va a dar una distribución de habilidades más o
menos iguales en cualquier clase de raza. Digamos que es una condición anti-racismo. No hay razas
con gente más inteligente o más hábil a la hora de aprender tecnologías, realizar tareas o llevar
negocios.
Aunque en una nación de unos millones de habitantes siempre van a aparecer genios, no se
necesitan grandes genios para convertir a una nación en una nación próspera.
De hecho basta con que la gente de una nación esté en la media razonable, y eso ocurre siempre
porque, insisto, no hay pueblos más inteligentes que otros, ni más hábiles que otros, para que sea
posible alcanzar un nivel razonable de prosperidad.
PROPIEDAD PRIVADA
La primera condición que determina la riqueza de una nación es el respeto de la propiedad privada.
¿Por qué es tan importante el respeto a la propiedad privada?
Para que una nación sea rica tiene que producir muchos bienes. Para producir muchos bienes una
nación necesita mucho capital. Sin maquinaria, naves industriales, equipos informáticos, oficinas,
viviendas, escuelas, hospitales, medios de transporte… es imposible producir muchos bienes. Todas
las naciones pobres carecen de capital. Aunque esto pueda parecer muy obvio es fundamental para
explicar la riqueza de una nación.
Para tener capital hace falta ahorro, hace falta renunciar al consumo inmediato y reunir recursos
para invertirlos en bienes (de inversión o capital) que sirvan para la posterior creación de otros
bienes (de consumo o que sirvan para crear otros bienes de capital). Es necesario ahorrar para reunir
capital con el que aumentar la productividad del trabajo.
Pues bien, ¿quién va a ahorrar dinero, quién va a invertir dinero si no tiene garantías de que va a
conservarlo? Sólo en una nación en la que esté garantizado el derecho a la propiedad pueden llegar
a acumular capital sus ciudadanos.
¿Quién puede tener el interés particular de sacrificarse y no consumir todos los bienes posibles en
un momento dado si ese sacrificio, al final, no le va a valer de nada?
Si la gente no tiene seguridad de que sus ahorros, sus propiedades, su capital están seguros sus
incentivos para ahorrar disminuirán y no llegará a producirse la acumulación de capital necesaria
para aumentar lo suficiente la producción.
Pero no sólo el capital debe estar asegurado, también deben estar asegurados los posibles beneficios
de que se obtengan de él.
Y tanto el capital como sus beneficios deben de estar protegidos tanto contra los ataques de otras
personas como del Estado. Esto no es tan sencillo como parece. Las leyes pueden cambiar. Los
políticos pueden cambiar. Incluso el Estado puede desmoronarse. Acumular capital siempre implica
un riesgo en la medida que el futuro es incierto.
Para que el capital de una persona esté a salvo se necesitan más que leyes, policías y un Estado, se
necesita que la sociedad, que la nación a la que pertenezca esa persona, que las personas que
compongan esa nación, tengan entre sus intereses personales no sólo la seguridad de su capital sino
la seguridad del capital de todos sus compatriotas. El principio del respeto de la propiedad privada
debe estar entre los principios que rijan una sociedad, más allá de cambios políticos temporales.
Tiene que existir una fuerte solidaridad entre los ciudadanos de una nación para defender la
72
propiedad privada de sus compatriotas, sin esa confianza es difícil que la gente ahorre y pueda
acumularse capital.
RESPETO DE LOS CONTRATOS.
La segunda condición que se respeten los contratos. Esta condición en realidad no es más que una
ampliación de la primera. Aquí estamos ante la seguridad de que se entreguen los bienes o el dinero
que se ha ajustado en un contrato ya sea durante o al vencimiento del mismo. La acumulación de
capital para ser efectiva en el sentido de producir bienes necesita de contratos. Incluso la misma
acumulación de capital necesita contratos como cuando se monta una sociedad con aportación de
varios socios, pieza esta fundamental en el crecimiento económico. También la obtención de
suministros, la contratación de trabajadores o los créditos necesitan de contratos.
Si en la condición anterior, más aún que las leyes o los Estados era necesaria la complicidad de toda
la sociedad, en el cumplimiento de los contratos también es necesario un ambiente en el que la
norma sea el cumplimiento de los mismos sin recurrir a la ley.
Aunque una persona o empresa consiga que se cumpla un contrato recurriendo a la ley siempre
preferirá que ese contrato se cumpla de un modo amigable. El recurso a la justicia siempre
introduce un elemento de incertidumbre y en cualquier caso aleja el cumplimiento del contrato del
momento temporal en que se debiera de haber sido hecho efectivo.
DINERO Y EL SISTEMA FINANCIERO.
Como ya hemos visto sin dinero no se puede desarrollar una economía que pueda especializarse y
que por tanto pueda satisfacer una parte importante de las necesidades de la gente.
Pero además de servir para facilitar el intercambio de los bienes y para poder comparar los precios
de unos y otros el dinero sirve para atesorar riqueza. Nadie va a ahorrar si el dinero en el que va a
atesorar esos ahorros no tiene un valor estable. ¿Quién ahorraría un dinero que dentro de unos años
viese depreciado grandemente su valor? Para que se ahorre dinero y se genere capital es necesario
que el dinero mantenga su valor.
Pero, además de tener un dinero con un valor estable, es necesario un sistema financiero, es decir
unas empresas que con los ahorros de la gente den préstamos a otras personas y puedan dirigir el
capital hacia los negocios o sectores más rentables. Sin esas empresas el ahorro no necesariamente
se convertiría en inversión y los ahorradores no percibirían beneficios por el sacrificio que supone
ahorrar.
Es cierto que se podría ahorrar simplemente para tener un futuro más asegurado contra cualquier
contratiempo, pero sin un incentivo en forma de intereses la propensión a ahorrar sería mucho
menor.
INSTITUCIONES.
Antes dije que era necesario que los derechos de propiedad y los contratos (también vale para el
dinero) necesitaban no sólo de leyes que los garantizasen, sino de un ambiente favorable, de un
consenso de toda la sociedad , que hiciera que esos derechos estuvieran tácitamente garantizados.
Pero el que los derechos antes mencionados sean la norma en una nación no quiere decir que no
existan personas que creen que pueden apropiarse de la propiedad ajena, incumplir contratos o
manipular la moneda o el crédito. Para evitar tales abusos es necesario que existan instituciones
fuertemente arraigadas y que tengan prestigio entre la gente de tal manera que los abusos tengan
una rápida respuesta para defender a las víctimas.
Pero no sólo las personas pueden violar los derechos de los ciudadanos, también el propio Estado
puede creerse en el derecho a incautar bienes, incumplir contratos y manipular el dinero o el crédito,
por tanto es imprescindible que existan instituciones de control que limiten el poder del Estado.
73
EL MECANISMO DE ACUMULACIÓN DE CAPITAL.
Como hemos visto las condiciones para que una nación sea rica son que entre los intereses
particulares de las personas de una nación estén el:
1. Interés en aumentar los bienes a su disposición, es decir en satisfacer más necesidades que
las necesarias para la simple supervivencia.
2. Respeto a los derechos de propiedad.
3. Respeto de los contratos.
4. Interés en que exista un dinero con un valor estable.
5. Existencia de instituciones que garanticen los derechos de propiedad, el respeto de los
contratos y la existencia de un dinero con un valor estable,incluso, o especialmente, contra
los intentos del Estado de violarlos.
6. Por último existe una sexta condición que es el tiempo. Ninguna nación del mundo se ha
hecho rica en unos pocos años. Son necesarias varias generaciones (entre 60 y 200 años)
para que los anteriores intereses particulares den lugar a una sociedad rica. Esto es así
porque la acumulación de capital es un proceso lento. Veamos cómo funciona este proceso.
Supongamos una sociedad pobre, pero en la cual los intereses de la mayoría de la gente sean los
anteriormente dichos.
1. El interés en mejorar las condiciones de vida llevará a que la gente busque la manera de
producir más bienes. No todo el mundo contará con las características o las circunstancias
favorables para conseguir esa mejora, pero siempre existirá un grupo de personas que lo
consiga.
2. Cuando un número suficientemente grande de personas sean capaces de mejorar sus
condiciones de vida y de producir más bienes de los estrictamente necesarios para vivir
algunos de ellos decidirán ahorrar parte de los bienes que producen en forma de dinero.
3. El dinero ahorrado podrá ser utilizado en bienes de capital que posibiliten una mayor
productividad. No hace falta de grandes tecnologías para que el capital ahorrado empiece a
generar una mayor productividad (por lo menos al principio del proceso). Un edificio, un
silo, una nave, una carretera, un puente, la máquina o herramienta más sencilla o el
conocimiento más elemental pueden aumentar la productividad de una manera muy
importante cuando se parte de una situación en que prácticamente no hay capital y la
producción es mínima.
4. Una vez que el proceso de acumulación de capital empieza éste se retroalimenta. Mayor
productividad lleva a mayor capacidad de ahorrar y por tanto a acumular mayor cantidad de
capital que generará mayor productividad.
El proceso no tiene que ser lineal o exponencial, se pueden invertir cantidades en proyectos que
luego no dan los resultados apetecidos y por tanto disminuir la cantidad de capital real de que se
dispone. Pero en la mayoría de los casos y después de un periodo en el que el crecimiento en
términos absolutos es lento, aunque en términos porcentuales sea elevado porque se parte de niveles
de subsistencia, se llega a un punto en que la productividad aumenta rápidamente hasta llegar un
nivel próximo a las naciones más ricas del mundo.
Cabe decir aquí que, contra lo que cree mucha gente, es más fácil que una nación prospere en la
época actual que hace 200 años. Hace 200 años todas las naciones eran pobres. Las que querían
salir de la pobreza lo tenían que hacer por sus propios medios, tenían que crear su propia tecnología
y ahorrar su propio capital. Sin embargo ahora la nación más pobre de la Tierra puede acceder a
74
conocimientos y capitales ya existentes ahorrándose mucho tiempo que otras naciones tuvieron que
emplear en adquirirlos. Ninguna nación tiene que esperar a que nazca entre sus miembros un
Edison, un Ford o un Guttemberg. Cualquier nación siempre que sus miembros reúnan ciertas
condiciones puede acceder al crédito, al ahorro de otras naciones sin tener que esperar a generar
ahorro propio.
La capacidad de acceder a ahorro y tecnologías ya existentes hacen que en nuestra época cualquier
nación pueda llegar mucho antes al punto en que el crecimiento económico y la acumulación de
capital permite un bienestar medio. Lo que a Inglaterra le llevó un siglo hoy puede hacerlo
cualquier nación en 30 o 40 años.
Todo puede parecer muy fácil y sin embargo a la vista de los hechos parece mucho más difícil e
incluso imposible. Pero es que hacer que una nación (la mayor parte de las personas que componen
una nación) haga suyos, como intereses particulares de cada individuo, el esfuerzo por progresar, el
respeto a la propiedad, el cumplimiento de los contratos, la estabilidad monetaria y la existencia de
unas instituciones que garanticen lo anterior no es algo sencillo.
A veces algo tan imprescindible como el respeto por la más mínima de las propiedades, la propia
vida de cada persona, se vuelve tarea imposible. Existen también naciones o culturas para las cuales
el bienestar económico no está entre sus prioridades, prefieren vivir en una relativa holganza antes
que esforzarse en mejorar, aunque los problemas surgen cuando esas naciones compuestas por esas
personas que prefieren esa vida sin esfuerzo quieren los bienes que tienen otras naciones cuyos
ciudadanos sí se esfuerzan.
También existen naciones cuyos ciudadanos no pagan el precio de acabar con tiranos y regímenes
injustos que no respetan los derechos de propiedad, ni los contratos y manipulan el dinero. Ninguna
tiranía del mundo ha logrado vencer a una ciudadanía determinada a eliminarla. Puede que haya
llevado décadas y miles de muertos pero si un pueblo tiene el claro objetivo de acabar con una
tiranía y dotarse de instituciones que respeten los derechos que determinan el desarrollo económico
lo acabará consiguiendo.
Aquí una vez más las cosas son mucho más sencillas que hace 200 años cuando las primeras
naciones ensayaron sistemas que no estaban experimentados y que eran en algunos casos
revolucionarios. Hoy ya se sabe lo que hay que hacer para conseguir ser una nación desarrollada
económicamente.
EL PROBLEMA ESTÁ EN LA MENTE DE LAS PERSONAS.
La riqueza de una nación depende del grado en que los intereses que posibilitan esa riqueza estén en
la mente de las personas que la componen.
Desgraciadamente lo que hay, o lo que ha sido inculcado en la mente de millones de personas de
muchas naciones por ideologías económicas equivocadas de falsos economistas, son ideas
contrarias a los intereses que he expuesto antes.
La mente de las personas ha sido llenada con teorías en las que la riqueza de una persona no es más
que objeto de la envidia de las demás, en las que los contratos son denostados porque no se
producen “en igualdad de ambas partes”, en luchas de pobres contra ricos, en sueños de un Estado
que repartirá riquezas sin que las personas tengan que esforzarse en trabajar. En definitiva cuando se
cuestiona o se estigmatiza todo lo que es necesario para que se produzca el desarrollo económico es
imposible que este suceda.
Los intereses particulares que alientan el desarrollo económico no son algo extraño al sentido
común del ser humano. Los intereses particulares que han producido la rica Civilización Occidental
no son en absoluto una rareza que sea incompatible con el resto de los habitantes del planeta.
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Pero las ideas contrarias a esos intereses particulares, haciéndolos parecer como algo perverso,
tienen poderosísismos altavoces que modelan las mentes de las personas. Es como si millones de
personas fuesen sometidas a un lavado de cerebro permanente en el que la realidad es
constantemente manipulada haciéndolos vivir en un mundo ajeno a la realidad. Millones de
personas han sido y están siendo sometidas desde que son niños al falseamiento de la realidad y son
inculcados en razonamientos absurdos y estúpidos. Lo verdadero se convierte en falso y la lógica se
retuerce hasta que se llega a conclusiones prefabricadas.
LA BATALLA DE LAS IDEAS.
Ni siquiera Orwell imaginó un mundo tan perverso en cuanto a falseamiento, manipulación y
adoctrinamiento como el nuestro. La gente no es consciente de que la engañan con toda clase de
chivos expiatorios, supuestas autoridades económicas y mayorías falsas y prefabricadas. Incluso en
la Civilización Occidental todas estas mentiras y manipulaciones han conseguido crear una pobreza
y unas crisis absolutamente innecesarias dado el conocimiento económico que disponemos.
Quizá lo más ruin e infame es como la Universidad ha sido tomada por demagogos y
mentirosos profesionales que se dicen economistas.
La causa de la riqueza de las naciones está en la mente de las personas que las
componen. La lucha de las ideas es la única posible para conseguir el bienestar de las
personas de una nación. Puede que sea una batalla lenta y poco vistosa pero es la única
posible. Ni ONGs, ni grandes programas estatales van a conseguir lo que sólo puede
surgir del empeño de las personas de una nación en conseguir unos determinados
intereses particulares.
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Capítulo 13. EL BENEFICIO DEL
CAPITALISTA. (I)
¿QUIÉN ES UN CAPITALISTA?
Hay dos definiciones, una más restrictiva, que define un capitalista como alguien que obtiene la
mayoría de sus ingresos de los rendimientos de su capital y otra más amplia que define al capitalista
como a cualquier persona que obtiene parte de sus ingresos del capital.
¿QUÉ ES EL CAPITAL?
Capital es cualquier forma de riqueza acumulada: dinero, oro, inmuebles, maquinaria de todo tipo,
depósitos bancarios, bonos del Estado o de empresas, acciones de empresas.
Las ganancias del capital se denominan beneficios si proceden de una actividad
empresarial o intereses si proceden de una actividad financiera, aunque de manera
general se puede llamar beneficios.
CAPITAL “FÍSICO” Y CAPITAL INTELECTUAL
Todo el mundo dispone de un capital intelectual en forma conocimientos, habilidades y experiencias
acumuladas. En cierto modo todo el mundo es capitalista puesto que todo el mundo obtiene sus
ingresos, ya sea de su capital físico, entendido este como la definición que dí antes de capital, o de
su capital intelectual.
Sin embargo a los efectos de este estudio vamos a considerar capitalista a las personas que obtienen
la mayor parte de sus ingresos del capital “físico”" (aunque también se incluyen patentes o derechos
de autor dentro de este capital “físico”).
¿DE QUÉ DEPENDE EL BENEFICIO DEL CAPITALISTA?
La respuesta sencilla y corta es que depende de la demanda de los bienes que produce o
proporciona su capital.
En un mercado libre la única manera que tiene un capitalista de ganar dinero es ofrecer productos
que satisfagan las necesidades de la gente de la mejor y más barata manera posible. Un capitalista
en un mercado libre no puede obligar a nadie a comprar los bienes que produce, la única manera de
conseguir vender lo que produce es satisfacer las necesidades de la gente.
Nuevamente hay que decir que el sistema de libre mercado no es, ni puede ser, perfecto. Eso quiere
decir que los capitalistas siempre van a tener posibilidades de imponer sus productos a la gente y
por supuesto no van a desaprovecharlas. Al fin y al cabo los capitalistas van a intentar satisfacer al
máximo sus intereses particulares, en este caso ganar dinero, y no van a desaprovechar ninguna
oportunidad de imponer la compra de los bienes que producen y obtener así mayores beneficios que
los que se obtendrían en un mercado libre.
El que el interés particular del capitalista sea ganar el máximo dinero posible es evidente: el
capitalista renuncia a gastar su patrimonio en satisfacer sus necesidades inmediatas, en cambio lo
invierte en medios de producción que sólo le reportarán beneficios en un plazo más o menos largo.
¿Qué movería al capitalista a renunciar a la satisfacción de sus intereses inmediatos si no
fuera que en un futuro pensase obtener un aumento de su patrimonio?
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Además el capitalista arriesga su patrimonio al invertirlo en cualquier medio de producción Por
muy bien que se haya informado a la hora de emprender un negocio y por muchas que sean las
apariencias de poder obtener beneficios siempre existe la posibilidad de fracaso y de perder su
capital. ¿Por qué iba a arriesgarlo si no pensase obtener un beneficio?
Para no ganar dinero un capitalista se quedaría con su dinero guardado. Piénselo usted mismo:
¿invertiría sus ahorros en algo si no pensase recuperar más de lo invertido?
Incluso si el capitalista decide ahorrar su dinero y no satisfacer sus necesidades presentes debe
además de existir una mayor o menor certeza de obtener beneficios para que lo invierta, si no
siempre puede guardarlo y dedicar ese dinero para satisfacer unas previsibles futuras necesidades.
Pero además los capitalistas intentan ganar lo máximo posible. Todo el mundo intenta satisfacer
al máximo sus necesidades y los capitalistas van a intentar sacar el máximo rendimiento de sus
capitales.
LA RESPONSABILIDAD Y LA FUNCION SOCIAL DE LA EMPRESA.
Existen mucha literatura económica acerca de unas supuestas responsabilidades y de unas no menos
imaginarias funciones sociales la empresa y los capitalistas. Sin embargo en realidad la única
responsabilidad de la empresa es no quebrar y su única función social es obtener el máximo de
beneficios posibles para los capitalistas.
Entonces ¿No debe el capitalista preocuparse por crear empleo, producir bienes saludables para sus
clientes, no contaminar el medio ambiente, dar buenas condiciones de trabajo a sus empleados?
Pues no, no debería preocuparse por esos asuntos, a no ser que eso le produzca más beneficios
que no hacerlo.
El capitalista no realiza inversiones para crear puestos de trabajo, al contrario muchas veces realiza
inversiones para reducir la necesidad de mano de obra. En un mercado libre si un capitalista invierte
dinero en una empresa que necesita 100 empleados para producir el mismo producto y en la misma
cantidad que otro capitalista puede realizar con 80 empleados, el capitalista que obtendrá menos
beneficios o el que incluso puede quebrar va a ser el primero no el segundo. El capitalista siempre
intentará obtener el máximo beneficio y para ello reducir al máximo la necesidad de factores de
producción entre ellos el factor trabajo es una de las vías.
La demanda de mano de obra para la producción de un determinado bien dependerá de la
productividad de la mano de obra y la de la maquinaria que pueda sustituirla. Si existe maquinaria
que pueda sustituir al trabajador a un coste menor el capitalista va a optar por la maquinaria y
prescindir del trabajador o si no se enfrentará a una disminución de sus beneficios o a la quiebra.
El mismo razonamiento puede usarse para el resto de supuestas responsabilidades sociales del
capitalista o de la empresa. Si contaminar cuesta más caro que evitar la contaminación el capitalista
no contaminará. Si producir bienes menos saludables disminuye sus ventas y sus beneficios se
esforzará en producir productos saludables. Si ofreciendo mejores condiciones de trabajo consigue
mano de obra más cualificada o productiva pues ofrecerá esas condiciones.
Pero lo contrario también sucede. Si contaminando un capitalista gana más dinero que no
contaminando, contaminará, si producir bienes menos saludables le produce mayores beneficios los
producirá y si consigue mano de obra que acepte peores condiciones laborales la contratará.
Aunque es posible que existan capitalistas que por cuestiones morales renuncien a realizar
determinadas prácticas ello no quiere decir que otros, la mayoría probablemente, decidan hacerlo y
por supuesto ganar más dinero que ellos. Y dado que ganan más dinero que ellos, estos empresarios
“sin escrúpulos” están en condiciones de expulsar del mercado a los empresarios “más
escrupulosos”.
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Sin embargo como veremos en otros capítulos esto no quiere decir que al consumidor sólo vayan a
llegar productos de baja calidad y/o producidos por métodos altamente contaminantes y/o
producidos por trabajadores con malas condiciones laborales ni tampoco que el paro sea una
consecuencia irremediable del sistema de libre mercado. Las cosas son un poco más complejas.
A LOS CAPITALISTAS NO LES GUSTA EL SISTEMA DE LIBRE MERCADO.
El sistema de libre mercado es llamado comúnmente capitalismo. La gente cree que se llama
capitalismo porque beneficia a los capitalistas. Nada más lejos de la realidad. El sistema de
libre mercado impone a los capitalistas dos claras restricciones a la hora de obtener beneficios.
•
No puede obligar a los consumidores a comprar sus productos.
•
No puede imponer a los consumidores un precio.
Los capitalistas intentarán por todos los medios posibles que el sistema de libre mercado no
funcione porque en el fondo sólo les interesan sus beneficios y siempre se van a obtener más
beneficios obligando a consumir lo que ellos quieran y al precio que ellos quieran que dejando a la
gente elegir libremente.
Lo irónico es que los socialistas han convencido a los consumidores de que el sistema de libre
mercado es malo para ellos, cuando en realidad los grandes beneficiarios de un sistema de libre
mercado son los consumidores.
En el capítulo 8 al tratar de la soberanía del consumidor ya abordé las maneras en que los
empresarios tratan de burlar al libre mercado y de las maneras de impedirlo, al menos en parte.
Pero una vez limitados los efectos de las maniobras que puedan emprender los capitalistas para
sortear las exigencias del libre mercado ¿Qué es lo que pueden hacer para ganar el máximo de
dinero posible? Vamos a verlo:
PRODUCTIVIDAD.
La respuesta más evidente es producir más con menos, es decir aumentar la productividad. Hay
muchas maneras de aumentar la productividad.
Introduciendo mejoras en la maquinaria o nuevas máquinas más eficientes.
Mejorando los procesos de producción.
Aumentando la producción de tal manera que se aprovechen mejor los factores de producción. Es lo
que se llama economías a escala.
Integrando la producción de tal manera que abarque más procesos productivos entre la materia
prima y el producto final obteniéndose ventajas con ese proceso.
Integrando la producción de tal manera que abarque un mayor variedad de productos finales
aprovechando mejor los factores de producción.
El común denominador de todos estos métodos es aprovechar mejor los factores de producción para
producir más productos. De esta manera el capitalista que sea capaz de producir más con menos
podrá ofrecer precios más bajos o productos de mayor calidad y expulsar a sus competidores del
mercado.
INNOVACIÓN.
Producir nuevos bienes o mejorar los bienes existentes de tal manera que satisfagan mejor las
necesidades de la gente o que satisfagan nuevas necesidades. A diferencia del anterior forma de
generar mayores beneficios no se trata de producir más con menos sino de producir bienes nuevos o
mejores que los producidos anteriormente independientemente de la eficacia en la producción.
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El capitalista que consiga un nuevo bien o mejorar uno, que sea demandado por los consumidores,
se encontrará sin competencia y podrá imponer un precio mayor que si tuviera competencia. Si el
nuevo bien o el bien mejorado es mucho mejor que los que hay en el mercado podrá expulsar a la
competencia del mercado.
Si el nuevo bien o el bien mejorado satisface una nueva necesidad convertirá al capitalista que lo
produzca en monopolista del mercado de esa nueva necesidad, por lo menos hasta que no tenga
competencia, y por tanto podrá conseguir unos precios muy altos y unos grandes beneficios.
DEMANDA SOBREVENIDA
En este caso el capitalista no ha hecho nada para aumentar la productividad ni ha creado un nuevo
bien o mejorado uno existente. Simplemente se puede decir que el capitalista se ha encontrado en el
lugar adecuado y en el momento adecuado del sistema productivo.
Lo que sucede es que, debido a circunstancias ajenas al capitalista, la demanda del bien que produce
se dispara y el capitalista puede aprovecharse de ello subiendo los precios y aumentando los
beneficios.
Puede parecer que este tercer método de aumentar los beneficios no debiera aparecer en esta lista ya
que el capitalista no ha hecho nada para merecer el aumento de beneficios, sin embargo el aumento
del precio que provoca estos beneficios es esencial en el sistema de libre mercado.
La gente cambia de gustos y de necesidades, unas veces por capricho y otras para adaptarse a las
nuevas situaciones. Estos cambios se reflejan en la demanda sobrevenida y en el aumento de precios
que conlleva. Este aumento de precios y de beneficios hará mas atractiva la inversión en los medios
de producción que producen los bienes que son objeto de la demanda sobrevenida. La consecuencia
es que los demás capitalistas invertirán y producirán más cantidad del bien que ve aumentada su
demanda.
Además la subida de precios hará que los consumidores sean conscientes de la escasez del bien que
ahora demandan más y lo utilicen de una manera más eficiente.
Los capitalistas que ven aumentar sus beneficios a consecuencia de una demanda sobrevenida
tienen mala prensa y son tachados de especuladores. Sin embargo lo único que están haciendo es
responder de una manera racional y eficiente a la demanda sobrevenida. El aumento de beneficios
aumentará el capital de estos capitalistas y les permitirá invertir en producir más cantidad del bien.
Y como he dicho los demás capitalistas también invertirán en producir más cantidad de ese bien.
Los consumidores creen que todas las situaciones de demanda sobrevenida son producto de alguna
conspiración de los capitalistas para producir escasez y eso realmente sucede a veces, pero también
es cierto que las reglamentaciones y la burocracia del Estado impide a veces a los capitalistas
adaptarse a las nuevas demandas con rapidez.
En un mercado libre las escaseces provocadas no se producen y la escasez de algún bien solo
debería ser consecuencia de la escasez en la naturaleza de algún factor de producción
necesario para producirlo o de algún cambio repentino en la demanda.
Sin embargo las subidas de precios pronto harán que el bien deje de ser escaso para la gente que
tiene dinero para pagarlo y que al mismo tiempo los capitalistas busquen todas las maneras posibles
para producir más cantidad de ese bien dado su nuevo precio. El que a dicho bien sólo pueda estar
al alcance de los que tengan dinero para pagar los nuevos y altos precios no es ninguna injusticia. Si
un bien es escaso sólo aquellos que tengan mayor necesidad de él y por tanto estén dispuestos a
pagar por él un elevado precio deberían acceder a ese bien. Si el bien escaso no aumenta su precio
eso no va a variar en absoluto el hecho de su escasez. Simplemente existirán otras formas para
gestionar la escasez.
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Las formas para gestionar la escasez de un bien pueden ir desde repartirlos arbitrariamente entre la
gente más próxima al poder político hasta racionar el consumo para todo el mundo. Pero estas
formas plantean dos problemas. Por un lado fomentan la corrupción y los mercados negros para
conseguir esos bienes. Lo que la gente que pueda pagar más no consiga por medio de un mercado
libre intentará conseguirlo de cualquier otra manera.
El otro problema, aún mayor, es que dado que el consumo del bien está ahora regulado para evitar
su aumento de precio, por lo menos en el mercado legal, los capitalistas no van a tener ningún
incentivo en encontrar maneras más eficientes y por tanto costes más baratos de producirlo, con lo
cual la escasez del bien va a ser permanente.
Intentar engañar al sistema de libre mercado acerca de la escasez sólo puede conducir a la
corrupción, los mercados negros y lo que es más grave, a la escasez permanente.
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