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Tratamiento quimioterápico y radioterápico del cáncer de colon y recto: estándares y nuevas perspectivas. E. González-Flores FEA de Oncología Médica. Hospital Universitario “Virgen de las Nieves”. Granada El cáncer colorrectal (CCR) es la tercera neoplasia maligna en frecuencia y la segunda causa de muerte por cáncer en los países occidentales. En las últimas décadas se ha producido avances de interés en todos los niveles: se conocen mejor los perfiles genéticos y algunas de las mutaciones implicadas, la introducción de la imagen funcional para la estadificación y la evaluación de los tratamientos empleados, la utilización de nuevos agentes diana específicos y el uso de nuevos factores pronósticos y predictivos de respuesta a tratamientos oncológicos. El cáncer de colon y recto son entidades que si bien tienen la misma estirpe histológica, desde el punto de vista biológico, patrón de recaída, tratamiento quirúrgico y pronóstico pueden ser considerados como entidades diferentes. En el momento del diagnóstico, el cáncer de colon está limitado a la pared colónica, sin infiltración de los ganglios regionales (estadios I y II) o con invasión de los mismos (estadios III), en el 75-80% de los pacientes. Tras la extirpación radical del tumor primario, la supervivencia global (SG) a 5 años varía según el estadio inicial, siendo superior al 90% en los estadios I y disminuyendo al 27% en los estadios IIIc, si no se administra tratamiento adyuvante. La quimioterapia adyuvante se administra con la finalidad de erradicar la enfermedad micrometastásica y aumentar, de este modo, la supervivencia libre de enfermedad y la supervivencia global. La adición de oxaliplatino al 5Fu reduce el riesgo de recaída en un 21-23% cuando se compara con un esquema sin oxaliplatino, por tanto, esquemas tipo FOLFOX ó FLOX se han convertido en el tratamiento estándar actual de los estadios III. Ante la falta de consenso sobre el valor de la quimioterapia adyuvante en los estadios II las recomendaciones de diferentes paneles de expertos no aconsejan su uso rutinario dado la falta de beneficio significativo en supervivencia global. Diferentes factores pronósticos deben ser considerados de forma individualizada para el uso del tratamiento quimioterápico adyuvante en esos pacientes: T4, grado de diferenciación, perforación, invasión vascular ó linfática y número de ganglios analizados. La presencia de inestabilidad de microsatélites y los defectos en la reparación del DNA, la expresión de timidilato sintetasa, la sobreexpresión de p53, ki 67, la mutación de k-ras, la pérdida de heterozigosidad del cromosoma 18, la expresión de determinados perfiles genéticos y de marcadores moleculares.. se están estudiando como factores pronósticos y/o predictivos en cáncer de colon. El papel de cetuximab y bevacizumab, dos anticuerpos monoclonales con actividad demostrada en enfermedad metastásica, están investigándose actualmente. A diferencia del cáncer de colon en el cáncer de recto el primer lugar de recaída tras la cirugía se distribuye por igual a nivel local y a distancia. El manejo del cáncer de recto exige un abordaje multidisciplinar que permita la individualización del tratamiento y la selección de pacientes candidatos a terapias combinadas en base a la localización, estadio y resecabilidad del tumor. Esta estrategia, asociada a la optimización de la cirugía, quimioterapia y radioterapia, ha permitido que en las últimas décadas la recurrencia local haya descendido desde un 50% a menos de un 10% y la supervivencia global haya aumentado de un 50 a casi un 80% en los pacientes con cáncer de recto no metastásico. El desplazamiento de la radioquimioterapia desde la adyuvancia a la neoadyuvancia se debe a la teórica superioridad que supone en términos de eficacia y toxicidad. Si bien no existe impacto sobre la SG, el uso concomitante de radioquimioterapia preoperatoria determina un aumento de la respuesta completa patológica, disminución de la recaída local y una mayor tendencia a la tasa de cirugía conservadora. Sin embargo los avances actuales van dirigidos a una mayor selección de los pacientes utilizando la biología molecular, la incorporación de nuevas técnicas de imagen, la potenciación de la eficacia del tratamiento mediante la integración de nuevos fármacos y nuevas técnicas de irradiación. La farmacogenómica y la radiogenómica nos permitirán elegir el mejor fármaco y el esquema de radiación ideal en base a la predicción de respuesta y toxicidad. En las últimas décadas el tratamiento del cáncer colorrectal avanzado ha experimentado cambios sustanciales que han conllevado un beneficio consistente en términos de tasa de control de la enfermedad, supervivencia libre de progresión y supervivencia global de los pacientes. La estrategia del tratamiento debe tener en cuenta no sólo qué factores pronósticos se presentan en cada caso sino también qué objetivos se persiguen. Se han definido distintos subgrupos de pacientes en los cuales los objetivos terapéuticos son claramente diferentes: en el grupo de pacientes con enfermedad metastásica resecable o potencialmente resecable el objetivo terapéutico ha de ser la curación, que en muchas ocasiones conseguimos convirtiendo en resecable enfermedad inicialmente irresecable, tras el uso de esquemas de quimioterapia en combinación con nuevos fármacos que consiguen elevadas tasas de respuesta. Por otro lado en el subgrupo de pacientes con enfermedad irresecable el objetivo del tratamiento ha de ser prolongar la supervivencia y conseguir el mejor control de la enfermedad manteniendo la calidad de vida. Basándonos en los resultados consistentes de diversos ensayos clínicos y metanálisis, la mejor aproximación a la consecución de estos objetivos pasa por ofrecer a la mayoría de nuestros pacientes los esquemas de tratamiento más eficaces como primer tratamiento para la enfermedad avanzada. Así, la combinación de irinotecán u oxaliplatino con FU en infusión continua ha demostrado ser, hasta el momento actual, el esquema de quimioterapia más activo en enfermedad avanzada. El conocimiento más profundo de las bases moleculares del cáncer ha permitido el desarrollo de terapias dirigidas contra dianas celulares que interfieran en la transmisión de la cascada de señales de la membrana celular hasta el núcleo. Estas señales regulan los procesos de diferenciación, proliferación, división y supervivencia celular. Las dos dianas más importantes en cáncer colorrectal son el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) y el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF). Cetuximab y Panitumumab se unen selectivamente a EGFR, con mayor afinidad que sus ligandos naturales, reducen la expresión de EGFR e interfieren con la transmisión de varias vías de señalización. Bevacizumab es un anticuerpo monoclonal que interfiere con el proceso de angiogénesis tumoral. La asociación de estas nuevas dianas terapéuticas a esquemas de quimioterapia con oxaliplatino o irinotecán ha demostrado impacto en la supervivencia e importantes tasas de respuesta en pacientes con CCR avanzado y deben ser considerados como primera opción de tratamiento. Por último, disponemos de marcadores biológicos que pueden ayudarnos en la selección de determinados fármacos, en este sentido la determinación del oncogén K.ras permite seleccionar el subgrupo de pacientes que se benefician de tratamiento con Cetuximab o panitumumab. En los pacientes con K-ras nativo el uso de un agente antiEGFR ha demostrado un importante beneficio mientras que los pacientes K.-ras mutado no se benefician de su uso. Las líneas de investigación futura han de ir dirigidas a identificar un mayor número de factores predictivos de respuesta que nos permitan seleccionar adecuadamente a los pacientes y una tendencia al tratamiento individualizado.