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IPA BERLIN JULY 2007
THURSDAY 17.30-19.30
Salón 12
HISTORIA, SITUACIÓN Y PRÁCTICA PSICOANALÍTICA
Historia, situación y práctica psicoanalítica
Berenstein, Isidoro; Puget, Janine; Kleiman, Sonia; de Berenstein, Sara P
Argentina
A propósito del tema central del Congreso, proponemos en este taller, presentar e intercambiar con los colegas algunos
conceptos enunciados por Freud y otras ideas pensadas por nosotros desde la teoría del vínculo, tal como venimos
desarrollando en los últimos años. En una primera aproximación diremos que recuerdo, repetición, construcción, objeto,
transferencia son conceptos que se apoyan en las distintas formas de inscripción de experiencias, con un personaje ausente y
significativo. Deseamos presentar aquí los efectos que produce, no solo la ausencia (del objeto), sino la presencia (del otro/s).
Pueden ser los otros familiares o sociales y como ellos inciden en nuestra subjetividad. Su característica es que nos impiden
seguir sosteniendo la creencia en una continuidad identitaria en el tiempo y en el espacio. Los términos que proponemos para
estas experiencias, son, entre otros: “vínculo “, “hacer con otro”,” producción”, “entre”, “imposición”, “interferencia”.
Usualmente la presentación de casos clínicos, comienza con los antecedentes o lo que el analista considera datos
significativos de la historia, que se refieren por lo general a los datos familiares o de las experiencias infantiles. A partir de
ellos se supone la comprensión del material, entendida generalmente como que esos antecedentes ofrecen la explicación
causal de lo actual. Vamos a considerar el material psicoanalítico alrededor de dos términos: “historia” y “situación”.
Summary: Intercambiaremos sobre conceptos enunciados por Freud, y las ideas pensadas por nosotros desde la teoría del
vínculo Recuerdo, repetición, objeto, se apoyan en diferentes formas de inscripción de experiencias, con un personaje
ausente y significativo. Deseamos presentar aquí los efectos que produce, no solo la ausencia (del objeto), sino la presencia
(del otro/s).
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LOS ANIVERSARIOS: ENTRECRUZAMIENTO DE PRESENTE Y DE
RECUERDOS
Janine Puget
Los aniversarios, de cualquier índole, (nacimiento, muerte, comienzo de una relación, etc..) nos
convocan y tienen su cuota de pasado y sin embargo es el presente el que determine cómo
elegiremos posicionarnos en el evento particular y eventualmente quien elegiremos para que
nos acompañe. El pasado y el presente se unen en ciertos rituales ligados a costumbres, por
ejemplo “lo que hay que hacer”, y ello es del orden de las representaciones. Es un presente que
tiene entonces raíces en el pasado y comporta otra parte que se va formando en ese mundo
fluido (Bauman Z., 2000), (Lewkowicz I., 2004). Pero ¿no será que los recuerdos tienen la
función de alejarnos del presente? Conforman un presente al que podemos dar forma de historia
y depende de innumerables cantidad de factores actuales. Algo real y algo virtual. Cada
aniversario crea una historia la que se inscribe como recuerdo de este presente en el cual está
incluida la mirada de los otros.
Hablar del presente
Un aniversario tiene un antes… una expectativa, temporalidad en la cual se intenta
concientemente o no asir el pasado. Algunas veces solo aparece el pasado por signos de
alteración: “no sabía lo que me pasaba pero me sentía rara, o me enfermé..” Asir una historia
en la que surgen recuerdos evocados en soledad. Pero también cuando el aniversario incluye
algún tipo de relación entre otros, los recuerdos propios se transforman al comprobar lo
imposible. El signo de ajenidad.
Un aniversario tiene algo de re-memoración y de con-memoración. Recordar, hace aparecer los
recuerdos o tan solo da cuenta que algo pasó y se desea compartir o se debe compartir.
¿Cuál es el presente? ¿O cuál es el presente a partir del cual se pueda crear una nueva historia?
Los recuerdos surgen como escenas, personajes, temas, lugares, marcas, huellas, imágenes,
emociones, sentimientos, etc., todos ellos figuras de la memoria. Y así se construye una
temporalidad. Se privilegian algunas marcas en función del presente. No cabe dudas que algo
similar pasa en una sesión psicoanalítica. En cada sesión el analizando intenta re-crear un
pasado, pero elige inconsciente y conscientemente las ideas en función del contexto analítico.
El recuerdo ya aparece deformado por el presente. Y la teoría nos dio más recursos para
ayudarlo a rememorar que para asir el presente.
¿Pero será posible hablar del presente? El presente se produce hablando y haciendo. Da origen
a nuevos efectos, se niega a ser hablado y para más transforma cualquier recuerdo. El presente
se impone a los recuerdos. Y para hablar del presente hay que interrumpir el natural fluir del ir
construyendo presente.
Cuán facilitado es el camino de los recuerdos y qué difícil resulta para un psicoanalista construir
el presente y saber cuando interrumpir el natural fluir. Sin embargo parte de nuestro trabajo
consiste en poner nombres nuevos a experiencias ya vividas, reconocer aquellas escenas
cargadas de pasado, dibujar el presente, crear una temporalidad abierta.
El lenguaje da cuenta de la dificultad que conlleva la suma de cuestiones que se aglomeran en
un aniversario: repetición y presente. El momento de un aniversario contiene referencias
temporales: “en aquellos años, cuando hicimos, los temas que interesaban (verbo en pasado),
me acuerdo de..., no puedo creer que haya pasado tanto tiempo..”
El relato, siempre coyuntural, consigue dar una forma precisa a elementos dispersos y por
supuesto la elección del armado depende del contexto para el cual está preparado y en este se
filtran ideologías, creencias, tendencias, preferencias etc.
Desde ahí se abren dos líneas: una de ellas introduce un futuro impregnado de marcas de
pasado, de tradición y de realización de deseos frustrados. Añoranza, temor, repetición. Y otra
abre a un futuro a partir del hoy basado en la confianza que proviene de una experiencia. Hacer
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algo con otros necesariamente introduce futuro. Pero ¿cómo cualificar la confianza? Dos pasados
y dos futuros se superponen.
Para tener confianza es necesario haberla construido y entonces es del orden de la
representación, pero el presente es pura novedad. Tal vez haya que admitir que la confianza de
la cual hablo es una condición necesaria para introducir novedad y proviene de un saber acerca
de la relación con otro. Es una marca a partir de la cual nos instituimos como sujetos vinculares.
Esa marca no se refiere a una relación en particular sino tan solo a una relación entre dos o más
otros.
El psicoanálisis nos ha provisto de suficientes teorías e incluso tenemos más posibilidades
lingüísticas para hacer algo con los recuerdos que para hacer algo con lo que se presenta, con el
presente. Y en nuestra práctica diaria nos resulta más accesible y tenemos más soporte teórico
para el paseo por los recuerdos o su aparición repentina bajo diversos ropajes que para lo que
fui llamando efectos de presencia.
El presente crea infinitas líneas de bifurcación, infinitos futuros y pasados. Y simultáneamente
se dibujan imágenes, también fugaces que dan formas a lo que se va haciendo.
Chronos, Aiôn, Kairós
Nos constituimos en diferentes historias del presente en las cuales el eje de la temporalidad
ocupa un lugar. Agamben en su libro “Infancia e historia” (2001), y Deleuze (1969) en “La lógica
del sentido” son un sostén de mis reflexiones. Estos autores confrontan, cada uno a su manera,
la necesidad de discriminar el significado de las diversas temporalidades en la constitución de la
historia, de los mitos, de los relatos, de las vivencias, de la cultura.
Toman en cuenta una temporalidad circular grecorromana, aquella del mito, aquella de la
humanidad, de la repetición en la cual el antes y el después se alternan sin ordenación
cronológica, es acontecimental. Y una temporalidad lineal, judeocristiana, aquella de la
revelación, aquella de Dios, de un origen. A ello se agrega una temporalidad del instante, del
presente absoluto, del Aiôn, que abre a bifurcaciones infinitas e imprevisibles, así como una
temporalidad que concierne la decisión, el momento justo, siempre singular, que es el de
Kairós.
Según Agamben, la experiencia (2001) del trabajo y el lugar que este ocupa en la sociedad
actual ha introducido una concepción moderna del tiempo semejante a una laicización del
tiempo cristiano rectilíneo e irreversible. Es un tiempo de instantes puntuales. Es el tiempo del
presente puro, que no tiene inscripción previa y es el de Aiôn. Una nueva marca en la sociedad
la da la organización política económica que introdujo la fragilidad de la pertenencia como
sujeto laboral. El trabajo en la sociedad actual se inscribe como un acontecimiento que rompe
con una historia previa e introduce nuevos ejes. En aniversarios que hacen a la subjetividad
social (institución, país, etc..) esto es relevante dado que introduce las alternativas de la
relación con la pertenencia social en la vida laboral. El lugar del trabajo se impone y
simultáneamente impone estrategias. Antaño se lo suponía estable y duradero y hoy ha pasado a
cargarse de incertidumbre y ya no conserva una relación entre capacidad y estabilidad en el
trabajo. La amenaza de la falta de trabajo se ha incorporado en tanto marca social.
El tiempo lineal es el tiempo de las expectativas milagrosas, de la idealización del futuro, y tal
vez el del sujeto supuesto saber. El tiempo lineal tiene un comienzo, el Caos, la Creación y va
hacia el fin de los tiempos, el futuro. Hay una promesa que depende de la voluntad de Dios y
que en psicoanálisis puede ser el tiempo de la curación mágica y de la voluntad del
Inconsciente. Sobre este modelo se basan las problemáticas ligadas a las etapas evolutivas que
van desde el nacimiento a la muerte, desde un originario constante dador de significados y, por
ejemplo, de un proyecto terapéutico en el que analista y paciente sin proponérselo
conscientemente tienen un proyecto terapéutico con metas a cumplir. Frases como “ahora está
mejor que ayer”, “va dejando sus modelos infantiles”, etc., dan cuenta de una linealidad. Y en
un aniversario la mención las fechas puntúan el tiempo lineal.
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Es también el tiempo de una determinada manera de pensar la historia de las instituciones, de
los pueblos y de las naciones que queda puntuada o fijada a partir de algunos eventos como
pueden ser una crisis particular, las guerras, las diferentes penurias que dejan marcas y generan
mitos y relatos. Un hecho se enlaza con otro y la historia pareciera repetirse con algunas
modificaciones. Desde este enfoque un hecho actual se explica en función de una historia que
se repetiría.
El tiempo lineal tiene fechas y marcas y da lugar a un trabajo de memoria.
En el marco de las características de la temporalidad circular algunos eventos crean un antes y
después, y no necesariamente lo que estaba antes sigue ubicado en esa posición: depende
donde se ubica quien lo vive. Momentáneamente un hecho altera un orden sin quedar fijada
esta alteración sino tan solo como recuerdo que la circularidad impone sus propias condiciones
de significación. Entra en posibles ciclos imaginarios sin que ello sienta jurisprudencia. A nivel
del efecto de presentación o sea de aquello que no tiene historia previa, el hecho que excede, o
sea que no estaba contenido en la estructura, altera momentáneamente los efectos de la
circularidad. Esta marca solamente jalona el tiempo, la vida, la memoria, y cada mito agrega
algo semejante a un relato, a una organización que ya estaba y tendrá un destino particular en
función de cada situación.
Es probable que muchas frases de la vida cotidiana referida al tiempo en tanto tema inagotable
denuncien la inquietud relativa a una temporalidad circular. En esta temporalidad permanece
la idea que los eventos se suceden sin que sea posible preverlos con un cierto tipo de
alternancia que en algunas ocasiones vienen acompañados de un sufrimiento y desazón propios.
En el tiempo lineal el retorno, la regresión contrarían la flecha del tiempo y es el verdadero
tiempo del après coup. En el tiempo circular no cabe el concepto de regresión sino de una
suerte de presente inasible y de interrupción momentánea de una alternancia.
Los recuerdos, que ocupan un espacio en la memoria, se inscriben en una linealidad que tanto
admite un ir y venir como una circularidad que corresponde a Chronos.
Aiôn
Mientras que el Aiôn es un punto que no tiene dimensión y que se difracta al infinito. La
relación entre dos o más otros pone en actividad lo que llamamos con Berenstein la
interferencia, lo que el interjuego de alteridades y amenidades inaugura. Altera las creencias
propias. Es una temporalidad explosiva que abre bifurcaciones infinitas, por supuesto,
imprevisibles. Es una suerte de apertura en una espacialidad ya no solo lineal sino también
circular. Dos vicisitudes diferentes que crean dos historias diferentes.
Los nuevos caminos carecen del apoyo del pasado y activan una incertidumbre inherente a la
constitución de los vínculos (Puget J., 2002), que se manifiesta bajo forma de una angustia
particular, una vivencia de amenaza dado que es imposible anticipar el futuro, prever. El
futuro es una anticipación de un desconocimiento. Derrida (Derrida J., Habermas J., 2003)
concibe que lo traumático puede ser la amenaza del futuro. Los aniversarios son tambien una
apertura al futuro.
Kairós
Kairós es el tiempo que para cada uno tiene un sentido preciso. Es el de las fechas, de los
aniversarios o de algún momento de la vida. Cada sujeto y cada conjunto inscriben el tiempo
kairosiano propio y singular a cada situación, a cada vínculo.
Es el tiempo del momento justo, de las decisiones, imprevisible y muchas veces arbitrario,. Se
interrumpe el tiempo de las decisiones de la vida cotidiana y se imponen todas aquellas que
tenderán a paliar, significar y hacer en función de lo ocurrido.
Es probable que para la práctica psicoanalítica el tiempo de Kairós sea el de nuestras
intervenciones, muchas veces intraducibles puesto que son las que advienen en un vínculo en la
constitución subjetiva del puro devenir. Es también el que se intenta racionalizar explicando el
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por qué se ha intervenido en ese momento, recurriendo al bagaje teórico del que disponemos
todos.
Nombrar el evento - Fechas
¿Qué es una fecha? El nombre propio de un acontecimiento histórico (Proust F., 1994), es tanto
un nombre sobre un vacío, sobre un inasible, sobre una infinita cantidad de variables. De nuevo
cuántos problemas de familia y de pareja se generan a partir de fechas... ¿Te acordás de aquél
día... no, cuál? A veces la fecha zanja el tema de la memoria, pero además bien sabemos que
hay fechas que se inscriben en la mente, en el cuerpo y escapan al mecanismo del olvido y
escapan a la represión. Las fechas obligan y ello entra en el terreno de las organizaciones
subjetivas del orden de tener que responder a y responder de. O sea de hacernos responsables
(Puget J., 2004) de una pertenencia la que tiene mucho de instituido, de ya hecho por otros con
sus rituales acompañantes y también algo de novedoso. Hay que festejar, recordar pero,
cómo...y ahí de nuevo se superponen obligaciones, deberes familiares, heredadas, sociales,
tradiciones etc.. junto con el momento preciso, el momento donde Aiôn y Kairós conviven.
Walter Benjamin (citado por Proust, 1994 p.30) habla de esta complejidad diciendo que escribir
una historia significa dar su fisonomía a las fechas. Se hará describiendo algunos rasgos, pero la
fisonomía es inasible, no tiene contornos descriptibles, visibles. Es rostro y cara. El rostro se nos
escapa y cada uno de nosotros festeja otra cosa si bien puede ser el mismo día. Levinas (1971)
describió magistralmente este aspecto inasible del rostro siendo el que alimenta toda relación.
Entonces las fechas ayudan a contar una historia, un posible de ser contado. Una fecha cierra y
abre como lo hace el lenguaje.
Para Primo Levi se trata de poder observar, recordar, apreciar, expresar (Levi P., 1947) que
incluye un descubrir nuevas facetas a aquello indecible y agrego no dicho aun.
Dos modalidades de constitución subjetiva.
El psicoanálisis y para empezar el aparato psíquico fue pensado por Freud como una estructura
con fuerte componente determinístico y de alguna manera concebido como una estructura
cerrada o parcialmente cerrada. De este espacio cerrado, el inconsciente íbamos a tener
conocimiento a partir de sus producciones psíquicas. Hay organizadores necesarios que
posibilitan la vida en sociedad, que imponen lo permitido y lo prohibido y nos protegen de la
violencia inherente a las relaciones humanas.
El presente de la teoría está compuesto por un enjambre de conceptos que entran en
contradicción, que tienen una cierta cualidad dis-armónica y por ello constituyen algo, lo que
sostiene nuestros encuentros y discusiones precisamente por la inconsistencia de algunos
planteos y ese “entre” que se achica y agranda.
¿A quien imaginamos cuando pensamos en el pasado?
Una pregunta. ¿Es posible imaginarnos a nosotros mismos en tiempos pasados? y cuando nos
pensamos ¿cómo sabemos que somos nosotros los que estábamos? El sujeto del pasado ya fue,
el Yo del pasado tampoco está. Pero entonces ¿qué es lo que está en la memoria y nos permite
imaginarnos sin fisuras? Relatos que figuran como recuerdos, algunos ni sabemos como se
construyeron pero decimos que ocurrieron y los damos por cierto. De donde lo que recordamos
es lo que quedó fijado, anquilosado, apresado en la memoria y a lo cual atribuimos el origen de
una modalidad actual. El pasado del presente ya fue pero por momentos le quiere quitar lugar
al presente evanescente.
Comentario
¿Porqué partir de lo que contiene una fecha para hablar de historia, de temporalidad, de
trabajo psíquico, de constitución de un hacer con otros? Probablemente porque este tema
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universal reúne una cantidad de elementos en los que cabalgan el tiempo de Chronos, el de Aiôn,
el de Kairós. Son los tiempos de la eternidad, los tiempos del presente, los tiempos de la
sorpresa, los tiempos del acontecer, los tiempos de la creatividad.
Palabras Claves: Temporalidad – Chronos – Aiôn – Kairós – Testigo - el entre dos.
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