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Mirando hacia atrás con ira
Una conversación con Paco Erice
por Diego Díaz
L
a memoria histórica esta de moda. No sólo en España sino en todo el mundo. Algunos incluso hablan de
un “boom” de la memoria. El historiador asturiano Francisco Erice, profesor en la Universidad de Oviedo
y miembro de la Fundación de Investigaciones Marxistas, se ha dedicado en los últimos años a estudiar
esas “batallas por la memoria”. El resultado será un libro, aún en proceso de escritura, que esperemos pronto vea
la luz.
—¿De qué hablamos cuando hablamos de memoria histórica?
—El término es seguramente muy equívoco, porque mezcla
elementos en principio contradictorios. Si la memoria es
una construcción racional que se pretende objetiva y distanciada, la memoria es todo lo contrario, selectiva y subjetiva por definición. Yo preferiría por lo tanto hablar de
memoria colectiva. Al hablar de memoria colectiva entendemos que los recuerdos individuales se insertan en contextos colectivos y también que se trata de una parte del pasado que se utiliza al servicio de los intereses políticos del presente.
—Este interés por el pasado contrasta con el espíritu desmemoriado que en principio le suponíamos a nuestras sociedades postmodernas.
—Existen varias explicaciones. La crisis de la idea de progreso, tan típicamente postmoderna, puede estar en el origen
de este interés por “recuperar” el pasado; también la preocupación postmoderna por las identidades puede ser otro
factor explicativo, el clima intelectual postmoderno precisamente reafirma el papel de las subjetividades. En este contexto la memoria personal, el relato biográfico, adquiere un
rango casi similar al de la historia científicamente construida.
—El llamado “boom de la memoria” puede ser también la
resaca de un siglo de violencia y totalitarismos.
—La memoria suele articularse en torno a grandes traumas
colectivos y al recuerdo de las víctimas, y en ese sentido el
siglo XX es un siglo perfecto para hablar de violencia, aunque por supuesto no sea la única centuria violenta de la historia de la humanidad. Hay otros procesos culturales que
también son propicios a la exaltación de la memoria. Pienso
por ejemplo en lo que decía un filósofo como Walter Benjamin. Para él la memoria es siempre la memoria de los vencidos, en contraposición a la historia, que es algo escrito por
los vencedores. En Benjamin la memoria es ante todo el recuerdo de aquellas batallas que se perdieron. El “deber de
memoria” es la obligación moral de recordar a estos perdedores. Un recuerdo que siempre alimenta las nuevas luchas
de los “herederos” de aquellos que fueron vencidos.
—¿Qué funciones políticas tiene entonces la memoria?
—La memoria cumple funciones ambivalentes; por un lado
rearmar las luchas del presente con el recuerdo de las vías
muertas, de las utopías del pasado que no llegaron a triunfar… pero a veces tiene también una función escapista. Refugiarse en el pasado puede ser una forma de no afrontar los
retos del presente. Una suerte de vía de escape, de refugio
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confortable ante un presente en el que las cosas no son como quisiéramos que fuesen…
—También parece que vivimos un momento de nuevo protagonismo de las víctimas…
—Ese fenómeno es cierto. El hecho de ser víctima da un plus
de legitimidad o de razón moral que al final termina convirtiéndose en un elemento que actúa en contra de la comprensión racional de la víctima. El hecho de ser víctima no
da ningún derecho o legitimidad para decir cómo debe
construirse el presente o el futuro. El hecho de ser víctima da
“derecho” a la compasión, a la solidaridad, o al reconocimiento, pero eso no significa que uno, por el hecho de ser
víctima, tenga más razón. Por ejemplo, el ser víctima de ETA
no debería darte más derecho que a otro ciudadano para
decidir como debe resolverse el problema de la violencia, o
si debe haber o no un proceso de negociación… Y eso pasa
también con los testigos, aún más cuando son testigos y víctimas a la vez. A menudo el testigo convierte su situación peculiar, lamentable desde el punto de vista humano, en una
especie de posición privilegiada para hablar del pasado. La
víctima es creíble, por decirlo de alguna manera, y eso termina neutralizando la posibilidad de analizar críticamente
los periodos del pasado en que estos individuos fueron víctimas. La historia acaba siendo sustituida por una especie de
discurso moral.
También estoy de acuerdo con lo que dicen las Madres de
Plaza de Mayo: “los desaparecidos” no son las víctimas porque les hayan cogido al azar, sino que lo fueron porque les
derrotaron, porque tomaron partido. Si no reconstruimos
los motivos que les llevaron a ser víctimas, estaremos haciendo un flaco favor al conocimiento histórico.
a una crítica de la realidad cada vez más moralista y menos
objetivista. Entiendo que la dimensión moral es imprescindible, pero si no va unida a un intento de comprensión
racional del proceso histórico estaremos haciendo un flaco
favor al entendimiento de por qué las víctimas fueron víctimas.
—La memoria del Holocausto es uno de los casos más perversos de utilización del recuerdo de las víctimas…
—Es el típico victimismo que suele estar presente en casi todos los nacionalismos. Como hemos sido un pueblo perseguido ahora tenemos derecho a perseguir a otros. Al final
esto se convierte en una especie de disputa tribal por el
territorio. Como a nosotros en el pasado se nos negaron
nuestros derechos, ahora nosotros tenemos derecho a negárselo a otros. Los mártires se convierten en el fundamento de los proyectos políticos del presente, por eso los mausoleos y los museos son algo tan presente en las culturas nacionalistas. Aún así no quiero señalar sólo los excesos de la
memoria histórica, también hay modos legítimos y positivos de reivindicar la memoria de las víctimas que, claro está,
es algo muy necesario.
—Últimamente se ha extendido el concepto de “holocausto
negro” para referirse al esclavismo, y ahora en Liverpool se va
abrir el primer museo dedicado a la esclavitud y el comercio
de africanos. Eso me recuerda lo que dice Reyes Mate, que la
memoria de Auschwitz alimenta otras memorias…
—Los traumas colectivos alimentan la memoria de otros
traumas. Los acontecimientos pasados se reinterpretan al
calor de otros nuevos con los que establecemos analogías.
Se produce una resignificación de los mismos. Me parece
interesante lo que dices sobre el museo de la esclavitud, porque resulta necesario reactivar la memoria del colonialismo
ahora que se está perdiendo y los neoconservadores están
recuperando el orgullo colonial. En el caso de Margaret
Thatcher eso fue evidente. Discursos del tipo de “el colonialismo en el fondo no fue tan malo”, “llevamos allí la civilización y mira lo mal que les ha ido desde que nos fuimos” se
vienen generalizando desde los años 80. En este sentido
recordar lo que realmente fue el colonialismo no vendría
mal frente al proyecto de absolverlo de todos sus crímenes y
horrores.
—Tal vez nos haga falta cierto distanciamiento…
—Como decía Marc Bloch tenemos que saber no solamente
si Robespierre fue bueno o fue malo, tenemos que saber qué
fue Robespierre. A veces más importante que la compasión
o la solidaridad con las víctimas es conocer los mecanismos
que operaron en el pasado. No basta con decir se exterminó
a la población indígena cuando llegaron los colonialistas.
Eso está bien, pero tenemos que comprender la lógica histórica que hubo detrás de eso. Si nos quedamos en la mera
compasión estamos amputando una parte de la realidad que
La memoria suele articularse
nos puede ser tremendamente
en torno a
útil para comprender el pasado y construir el futuro. La posgrandes traumas colectivos.
tmodernidad nos está llevando
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—Tú sueles decir que los vencedores también tienen su propia
memoria…
—Eso es evidente. La glorifica-
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ción del pasado al servicio de
cias para contentar a unos y a
El hecho de ser víctima no da
los poderes establecidos es alotros. En un determinado moningún derecho o legitimidad
go casi tan viejo como el munmento al PSOE le interesa
do. Desde el Egipto de los fasacar el tema de la memoria de
para decir cómo
raones y las estelas victoriosas
la guerra como forma de predebe construirse el presente o el futuro.
de la roma imperial los podesentar al PP como los herederes han utilizado el pasado
ros del franquismo, y esto le
para legitimarse ante los súbditos a través de relatos apololleva a hacer determinadas concesiones a lo que es el movigéticos, conmemoraciones, monumentos… En las sociedamiento social por la recuperación de la memoria histórica.
des burguesas el Estado se convierte en un auténtico aparaSin embargo este movimiento tiene un contenido que desto de producción de memoria colectiva. Además aparecen
borda lo que son los límites de la política del PSOE, princinuevas posibilidades como la educación, la propaganda, los
palmente porque pide la revisión implícita o explícita de la
nombres de las calles… En oposición a esta memoria hegetransición. Así que el Gobierno intenta hacer una ley que
mónica entran en conflicto las memorias contra-hegemónicontente a las asociaciones sin disgustar demasiado al PP. Al
cas de los perdedores. Es lo que estamos viendo en España
final no satisface ni a unos ni a otros.
con el debate sobre la memoria histórica, porque el franquismo ya se encargó de producir desde sus inicios sus polí—Una última pregunta, ¿qué opinas de una polémica sobre
ticas de memoria a través de los discursos, las fiestas, los
la memoria histórica de signo muy diferente como la que se
monumentos… Hablar de la memoria en términos puraestá dando ahora mismo en Polonia? Los siniestros hermanos
mente “benjaminianos” equiparando memoria colectiva a
gemelos que rigen ese país plantean una depuración de todos
memoria de los vencidos es reducir la complejidad de la
los funcionarios con pasado comunista y quieren quitar las
cuestión.
pensiones de guerra a los veteranos de las Brigadas Internacionales.
—70 años después los libros sobre la guerra civil se venden co—Se está dando un fenómeno curioso en Polonia. Es una
mo rosquillas y el tema no deja de levantar pasiones…
iniciativa de tipo anti-totalitario, pero resulta que paradó—Bueno, por un lado se está produciendo un cuestionajicamente sus promotores aprovechan la ocasión para
miento del pacto de olvido de la transición, sobre todo por
cuestionar todo lo que fue la lucha anti-fascista. Los países
parte de los jóvenes, y de aquellos que están desengañados
del llamado socialismo real tuvieron una vertiente positide la democracia realmente existente. Esto hace que se busva, que está en el antifascismo de sus orígenes, y otra desquen referentes políticos en el pasado, como fue la II Repúdichadamente negativa que fue la imposición de modelos
blica. Por otro, desde los medios conservadores se ha dado
que genéricamente podríamos denominar de tipo estaliuna reacción que tiene mucho que ver con lo que es la llanista. Pero con esta iniciativa, al atacar el socialismo real se
mada historiografía revisionista sobre el fascismo, desarroestá metiendo en el mismo saco todo lo que fue el antifasllada sobre todo en Alemania e Italia. Además, las asociaciocismo, por ejemplo quitando las pensiones a los polacos
nes por la recuperación de la memoria han dado a conocer
que lucharon en las Brigadas Internacionales junto a la
datos sobre la represión que si tal vez no eran novedosos
República en la guerra civil española. Además, al contrario
para los historiadores, no eran tan conocidos por el público
de por ejemplo el movimiento social por la recuperación
general. Las polémicas sobre la guerra civil se han entrecruhistórica de España, que sólo busca esclarecer la verdad,
zado significativamente con los avatares políticos del país,
aquí la cosa tiene un carácter revanchista muy distinto
sobre todo durante los gobiernos de Aznar. Esta atención
contra los que a veces simplemente vivieron en aquel régimediática ha permitido que se publiquen muchos libros somen y se acomodaron a las circunstancias. Es un revanbre la guerra, y que algunos se hayan convertido en auténtichismo ultrareaccionario que va más allá de lo que puede
cos best-sellers. En general predominan los libros poco riguser la comprensible reivindicación de la memoria de las
rosos, y por ambas partes, aunque también es verdad que se
víctimas del estalinismo. Sobre el carácter de la Liga de las
ha abierto un hueco editorial para que cosas más interesanFamilias y las gentes que hoy gobiernan Polonia resulta
tes lleguen a un público amplio.
elocuente ver que junto a los rojos, los homosexuales se
—¿Cómo ves la ley de la memoria del gobierno?
han convertido en uno de los objetivos a vigilar por estos
—La ley de la memoria pretende ser una ley de circunstangobernantes■
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