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El Coleccionista Incurable
Club de Coleccionistas de Tarjetas Telefónicas de Colombia
A. A. 54976, Medellín, Colombia
Boletín Electrónico No. 19
Agosto de 2010
El boletín está dedicado a un extraordinario artículo publicado en la Revista Electrónica
Imágenes, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Universidad Nacional
Autónoma de México, el cual muestra la relación entre coleccionismo y rescate de la
cultura nacional, en este caso a través de las Tarjetas Telefónicas.
La tecnología y el fenómeno del arte y la cultura
Por Alberto Dallal ([email protected]), Jorge Bravo ([email protected]),
Alberto Zamorano Casal ([email protected])
La constante transformación de los medios de
comunicación masiva y de los sistemas de
comunicación electrónica ha producido la aparición de
nuevas formas de experiencias artísticas. A su vez,
estas nuevas “presentaciones” han influido de tal
manera sobre las artes tradicionales que éstas no han
tenido más remedio que ampliar sus radios de acción y
multiplicar sus obras y ofertas. El videoarte, la
Arte Prehispánico
fotografía digital, el performance, entre otras
inesperadas modalidades artísticas, se han hecho de técnicas y modalidades que utilizan
computadoras y otras vías tecnológicas para, a su vez, hacerse de un nuevo “público”
que en nada se asemeja a los públicos tradicionales, un público de “usuarios” que se
mantiene “en contacto” sin utilizar los conductos convencionales. Asimismo, nuevos
elementos expresivos, de consumo masivo y de registro cultural han hecho surgir
nuevos tipos de coleccionistas.
Monumentos prehispánicos.
La divulgación de las artes tradicionales ha hallado en las tarjetas telefónicas un
vehículo inusitado, asimismo masivo, que en pocos años ha generado una nueva forma
de coleccionismo. En efecto, las “tan traídas y llevadas” tarjetas telefónicas, aparecidas
en México en 1995 (provenientes de Francia), comenzaron a incorporar imágenes de las
artes y de las artesanías mexicanas en una producción de varios millones de ejemplares
en cada “edición”. Gracias a un proceso muy común en nuestro país (la popularización
de la imagen) los diseñadores de estas tarjetas han sabido aprovechar, a lo largo de doce
años, las variadas manifestaciones del hacer artístico mexicano y, mediante habilidosas
selección y manufactura, han hecho transitar en millones de ejemplares específicas
muestras del arte mexicano.
Pintura.
Ofrecemos pormenores de este fenómeno inusitado a través de las palabras de Alberto
Zamorano Casal, precursor e iniciador de esta expansiva y socializadora vía de acceso a
las manifestaciones del arte y las artesanías mexicanas a través de las tarjetas
telefónicas.
¿Cómo
se
inició
en
la
actividad
de
las
tarjetas
telefónicas?
Entre 1995 y 2001 fui responsable del área de coleccionismo de Régie T de México. En
tal carácter participé en ferias y exposiciones en varios países de América y Europa, y
también organicé las tres primeras exposiciones realizadas en México a partir de 1998
cuando se decidió apoyar el coleccionismo.
En México las tarjetas telefónicas aparecen en 1995 con la llegada al país de la empresa
Régie T, contratada por Teléfonos de México (Telmex) para el desarrollo, manejo,
coordinación, comercialización, almacenaje, distribución y diseño de la política visual
de las tarjetas Ladatel de chip. Al principio todas las tarjetas eran neutras, idénticas para
crear en el público el conocimiento del servicio y la cultura por la tarjeta. Sólo después
se crearon series con imágenes artísticas o publicitarias.
Arquitectura religiosa.
Telmex estaba obligada por concesión a instalar 250 mil aparatos de telefonía públicos,
para lo cual estableció una alianza con la compañía France Telecomm. Dichas tarjetas,
con un chip o micro circuito incorporado, surgen propiamente en Francia, en 1983, y a
partir de entonces comienza su expansión por Europa y el resto del mundo.
Las tarjetas son una forma de pago que sustituyen a las monedas. Son propiamente
dinero en efectivo y se contempla mucha seguridad en su manejo y almacenaje. Existe
una bóveda donde llegaron a guardarse cuarenta millones de tarjetas telefónicas.
¿Cuál ha sido la función de las tarjetas telefónicas en la difusión de las artes y las
artesanías mexicanas?
A la fecha se han comercializado más de dos mil millones de tarjetas Ladatel, con poco
más de cinco mil modelos diferentes de los cuales alrededor del 70 por ciento se han
dedicado a difundir el patrimonio artístico y cultural mexicanos. En consecuencia, más
de mil 400 millones de tarjetas han sido dedicadas a la cultura y las artes. Ningún otro
producto de consumo masivo ha realizado una labor semejante.
Serie de paisajes.
El volumen y características del mercado mexicano nos convirtieron desde hace años
en el líder, no sólo hispanoamericano sino mundial, en la emisión de tarjetas telefónicas
de chip, por encima de países como Francia, Alemania o España. Esta última, en su
mejor momento, llegó a emitir seis millones de tarjetas al mes, principalmente con una
vocación publicitaria.
El programa cultural se basó en la emisión de colecciones de seis tarjetas dedicadas a un
tema específico: arte prehispánico, arte abstracto, escultura, cine, arquitectura,
fotografía (con imágenes del Archivo Casasola), fiestas y tradiciones populares y
artesanías, entre otros. La primera serie que se emitió correspondió a “los ojos en el cine
mexicano”, seguida de piezas de arte prehispánico y creaciones de arte abstracto
mexicano.
Arquitectura, Palacio de Bellas Artes.
También se realizaron colecciones más amplias de nueve, doce y hasta 32 imágenes
sobre un mismo tema. Un rasgo específico de las tarjetas telefónicas mexicanas fue el
desarrollo en algunas series del concepto puzzle (rompecabezas), en donde cada tarjeta
mostraba un fragmento, un detalle de una imagen u obra de arte que se formaba y
completaba con el resto de la colección. Esta estrategia que inició México también
contribuyó a azuzar el ánimo de los coleccionistas. En los casos de las tarjetas con
detalles de creaciones artísticas, al reverso de la misma siempre se reproducía en
formato pequeño la obra completa con su ficha técnica.
Es importante mencionar que el uso de las tarjetas telefónicas para la difusión del arte y
la cultura no fue alternativo a su función como medio publicitario; de hecho fue anterior
y se convirtió en un aspecto fundamental de la estrategia de comunicación. Desde un
principio se estableció que el 70 por ciento de la emisión de tarjetas correspondería a la
difusión de las artes en México y sólo el 30 por ciento restante fue utilizado con fines
publicitarios. Esta distribución también ha sido respetada a nivel regional y nacional.
Serie de azulejos.
Para la selección de temas e imágenes se contaba con un comité especializado que
elegía, discutía y preparaba las colecciones con mucho tiempo de anticipación. Para la
reproducción de obras artísticas se estableció un acercamiento con diversas instituciones
culturales como el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Museo Soumaya, el
Museo Amparo de Puebla para que proveyeran de materiales visuales sobre el
patrimonio cultural mexicano. Artistas como Sebastián tomaron la iniciativa porque se
dieron cuenta de la trascendencia y de la enorme divulgación que a través de las tarjetas
telefónicas podía adquirir su obra.
¿Qué otras funciones ha desempeñado la tarjeta telefónica en México?
Ha servido para difundir campañas educativas o cívicas frecuentes y cotidianas. En
México fue parte integral de la estrategia de comunicación para promover la donación
altruista de sangre, campañas de vacunación, conservación de especies en peligro de
extinción, la participación político-electoral, entre otras. Los eventos especiales como
mundiales de fútbol u Olimpiadas dieron motivo a la emisión de imágenes alusivas
como las banderas de los países participantes o los deportes olímpicos.
Cromos de calendarios y cultura popular.
Nuestra revista electrónica Imágenes dio fe, mediante la reseña “La tarjeta telefónica. El
mundo en un chip”, sobre una exposición en Lima en torno al coleccionismo de tarjetas
telefónicas y las tareas de divulgación del arte y la cultura que este fenómeno implica.
¿Qué significa este nuevo tipo de coleccionismo?
El coleccionismo de tarjetas telefónicas, telecartismo, telegia o cartofonofilia representa
una nueva filatelia. Tiene similitud con la colección de tarjetas postales pero guarda más
semejanzas con la filatelia y la numismática. No se sabe cuántas postales se fabrican ni
se tiene conocimiento de cuántas series se producen; en cambio, las tarjetas telefónicas,
por tener un valor monetario en sí mismas, llevan un número de folio único y se sabe
con precisión el número de tarjetas emitidas de cada imagen.
Por ejemplo, en la producción de las tarjetas Ladatel en México se han utilizado a seis
diferentes fabricantes; cada uno de ellos posee una o más placas de contacto (la parte
visible del microchip) distintas. Dado el volumen de producción, es frecuente que la
misma imagen se imprima en las tarjetas por dos o más fabricantes, lo que significa que
para los coleccionistas se trata de piezas diferentes aunque contengan la misma
iconografía.
Serie de Frida Kahlo.
Un mismo fabricante puede realizar dos o más tiradas del mismo motivo visual, siempre
con alguna diferencia entre ellos (variedad de matiz en los colores, tintas sensibles a la
luz ultravioleta, alguna modificación en la información técnica de los reversos,
etcétera), detalles que los coleccionistas identifican, reconocen y valoran y que ni los
mismos fabricantes conocen.
Como ocurre en la filatelia, a veces se presentan errores comunes a toda tirada (algún
error en los datos, por ejemplo) o a una parte de la misma (a veces en una sola tarjeta
entre diez o más millones), lo que las convierte en verdaderas “rarezas” muy apreciadas
por los más de mil quinientos coleccionistas que existen en México.
La mayoría de tarjetas que poseen los coleccionistas no son nuevas sino usadas. Las
obtienen de las que abandonan los usuarios arriba de las cabinas telefónicas en la vía
pública o en espacios públicos como aeropuertos. Surgió un comercio de estos objetos
al grado de que se veía a vendedores afuera de las estaciones del Metro ofreciendo sus
tarjetas telefónicas usadas. Los coleccionistas pagan un promedio de cincuenta centavos
por cada tarjeta. Son piezas que los coleccionistas valoran como manipulables, es decir,
tocarlas, apilarlas, llevarlas consigo e intercambiarlas.
Serie de Los ojos en el cine mexicano.
Como resultado del éxito y fenómeno de la tarjeta, surge en 1996 la Asociación
Mexicana de Coleccionistas de Tarjetas Telefónicas, la cual organiza varios eventos al
año. Con el auge de este tipo de coleccionismo, propuse la organización de las primeras
tres exposiciones y otros eventos con tarjetas y asistentes de México y el resto del
mundo. Cuando se montaron las exposiciones, en un fin de semana acudían entre cuatro
y cinco mil personas de diversos países, quienes acudían para conseguir e intercambiar
tarjetas.
Además del coleccionismo, ¿qué otros efectos tuvo el auge de las tarjetas telefónicas?
Diversas instituciones y gobiernos estatales ofrecieron propuestas y buscaron tener una
presencia mediante las tarjetas telefónicas. Por ejemplo, el Gobierno de San Luis Potosí,
a través de su Programa de Desarrollo Económico, quiso promover la industria textil y
del reboso de la región. Se formó una colección de rebosos y se emitieron 19 millones
de tarjetas. Se dio un impulso especial al arte y la cultura popular. Cada año se emiten
tarjetas que recuerdan el Día de Muertos; también se integró una colección sobre el pan
mexicano.
Serie de Tin Tan.
¿El uso de tarjetas telefónicas sigue siendo vigente como en otros años?
El uso de la tarjeta telefónica está cambiando y es un producto que ha ido madurando.
En 1995 uno de cada diez mexicanos tenía un teléfono en casa; en su momento, para
millones de personas, la tarjeta fue su único acceso al teléfono. Llegaron a fabricarse en
promedio 22 millones de tarjetas mensuales; en la actualidad el número de emisiones es
de nueve millones. Por lo pronto, las tarjetas están siendo sustituidas por el uso del
teléfono móvil, cuyas tarifas han disminuido, y por otros concesionarios que han
empezado a instalar cabinas telefónicas que funcionan mediante monedas.
Serie de Sebastián.
Puerta de Chihuahua.
Desde luego, el valor de colección de estas piezas se va a incrementar porque llegará el
momento que se agote la emisión de tarjetas. En todo caso, la tarjeta telefónica se ha
convertido en un producto histórico y en un símbolo de la tecnología. En México
cumplió una importante función para difundir el patrimonio artístico y cultural
mexicanos. Ningún otro producto comercial y masivo ha realizado una labor semejante.
Serie de arte abstracto.
Cosmovitral.
Serie del zodiaco.
Manos de Rodin.
Inserción en Imágenes: 16.11.07.
Foto de portal: tarjetas telefónicas socializadoras del arte.
Agradecemos a Alberto Zamorano Casal la selección de imágenes.
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