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Silvia B. Rivello // Psicoanalista, Lic. en Psicología
Glosas para una Lectura
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La sesión del 19 de diciembre de 1972 del Seminario “Encore” es una sesión clave en varios
aspectos. En tanto introduce y precipita el tema del escrito y la escritura, distingue lingüística
de lingüistería, retoma y subraya la articulación entre significante y acto, pero también en
tanto desde una lectura de seminarios posteriores podríamos rastrear en esta reunión del 72’
algunas de las preocupaciones en torno al signo, al amor, a la gramática y a la poética que sólo
llegan a escribirse en “L’Sinthome” y en “L’Insu.” 1
Ubicarnos de esta manera nos lleva a pensar que sólo una lectura en pentagrama permite
recibir lo que Lacan quiere transmitir en este momento de su enseñanza, sin coagular la riqueza
de aperturas que su teorización estaba gestando.
Las líneas del pentagrama:
1- Una pregunta: ¿Qué es el significante?
2- Una cita: Jean Paulhan
a) El proverbio
b) La significancia
3- Un texto: “A une raison” de Rimbaud
4- Otra cita: Port-Royal
a) Lógica y Gramática
b) Lógica y Lógica
Gramática y Gramática
5- Otra pregunta: ¿Qué es un significante?
Glosas para una Lectura en Pentagrama
en Pentagrama
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)-1
¿Qué es el significante?
“ E l s i g n i f i c a n t e ( t a l c o m o l o h e re d a m o s d e u n a t r a d i c i ó n
l i n g ü í s t i c a n o e s p e c í f i c a m e n t e s a u s s u r i a n a p u e s s e
r e m o n t a a l o s e s t o i c o s y s e r e f l e j a e n S a n A g u s t í n )
d e b e e s t r u c t u r a r s e e n t é r m i n o s t o p o l ó g i c o s ” .
Glosas para una Lectura en Pentagrama
(Encore, 19-12-72)
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Después de la pregunta, apenas empieza a desplegarse la respuesta, se abre un paréntesis. La
referencia de Lacan a los estoicos y a San Agustín nos resulta una connotación elegida por él a
los fines de ubicarnos en el clima de la lógica de Port-Royal que toma de los estoicos algunos
desarrollos de la teoría entorno al significante y de San Agustín, una posición, una postura en
el campo de la enunciación.
“El genio de una filosofía se mide en primer lugar por las nuevas distinciones que impone a
los seres y a los conceptos. En los estoicos lo que opera es una separación completamente
nueva de la relación causal...
(...) El término más alto no es el ser sino ALIQUID, alguna cosa... Se trata de efectos, en el
sentido causal, pero también “efectos sonoros, ópticos, y de lenguaje... lo que se sustraía a la
idea, ha subido a la superficie, límite incorporal... los estoicos han descubierto los efectos de
superficie” (Deleuze 1969)
También Jakobson evalúa que “la tesis estoica de hace dos mil años que consideraba el signo,
semeion, como entidad constituida por dos correlativos: el sémainon (significante) y el
semainómenon (significado)” es la tesis que retoma el siglo XX usufructuando de su eficacia.
Es interesante constatar cómo en la década del 70’ (en filosofía, en lingüística, en lógica y en
psicoanálisis) los estoicos fueron redescubiertos y valorados. Tomaremos algunos textos de
Umberto Ecco (1973/1984) para sintetizar los puntos que pueden servir a la lectura de la cuestión
que nos ocupa.
“Los incorporales son ENTIA RATIONIS en la medida en que ENS RATIONIS es una relación,
una manera de mirar las cosas.
Entre los incorporales los estoicos incluyen el LEKTON que se traduce como “expresable,”
dictum, “decible,”... El lekton completo es una proposición, los LEKTA incompletos son partes.”
Entre los lekta ubicamos a “sujeto” y “predicado”. Veían el sujeto como el caso por excelencia.
“Ahora bien, el caso no es la flexión (categoría gramatical que expresa el caso) sino el contenido
expresado o expresable; hoy diríamos que es una pura “posición actancial”... Semainómenon
entonces puede traducirse como contenido en el sentido que le da Louis Hjemslev “posición
en un sistema, resultado de una segmentación abstracta del campo noético, (no imagen mental,
ni pensamiento pensado, ni engrama).”
En el campo de la lógica importará la teoría del signo (sémainon – signans) que para los estoicos
es “la proposición antecedente que en una premisa hipotética mayor válida sirve para revelar
el consecuente” es decir una proposición que tiene la forma de una implicación (p ⊃ q). En este
sentido el signo es incorporal. Es “tipo” no “espécimen”.
Para que existan signos es preciso que se formulen proposiciones, éstas se articularán en sintaxis
lógica en la medida en que expresen acontecimientos significativos.
Ecco concluye que podríamos establecer entre término lingüístico y signo natural esa doble
estratificación semiótica que traduce el modelo hjelmsleviano de la connotación.
Los solitarios de Port-Royal y sus investigaciones cuyo trasfondo teológico mereció el apelativo
de “teología de la desesperación” toman como contracara de sus posiciones cotidianas el
dispositivo enunciativo del discurso místico de San Agustín remarcando la instancia de la
enunciación.
Pero por otra parte Agustín llevará a cabo la asociación entre teoría de los signos y teoría del
lenguaje. En el “De Magistro” reconocerá “el “genus” de los signos, del que los signos lingüísticos
son una especie, al igual que las insignias, los gestos, los signos ostensivos”. En su desarrollo
Agustín prevé la problemática que plantea el que la relación denotativa “parezca” una relación
de equivalencia.
Llevando entonces a su tensión máxima este paréntesis Lacan sentencia: “el significante debe
estructurarse en términos topológicos”.
Quizá nos ayude a concebir esta estructuración la dialéctica que establece A. Badiou (1982)
entre el punto de vista algebraico y el punto de vista topológico.
Explica Badiou que:
- Allá donde el álgebra subraya los elementos y los resultantes de un proceso, la topología
subraya el devenir de un proceso.
- Allá donde el punto de vista algebraico toma el lugar y la posición, el punto de vista topológico
toma el exceso y la potencia.
- Allá donde el álgebra procede al estudio sistemático de las relaciones entre los elementos de
un conjunto y sus conceptos claves conciernen a las leyes de la composición, la topología procede
a apresar el movimiento, el espacio, los entornos, “trabajar sobre las partes de un conjunto
considerándolas como familias de proximidad de un elemento” y es el elemento mismo el que
impone “la configuración multiforme de sus entornos”.
Que Lacan refiere la estructura del significante a términos topológicos quiere decir que la escribe
en la lógica del exceso en la que se sustituirán las propiedades de implicación por propiedades
de forzamiento (si p entonces q es forzadamente de valor) (Cohen 1963, en cita de A. Badiou)
Glosas para una Lectura en Pentagrama
Encontraremos, después, que tanto la gramática como la lógica de Port-Royal dan lugar a la
problemática de la connotación.
La connotación se abre hacia la significancia en tanto, al pervertir la “legalidad” denotativa,
será el sujeto el que construya y deconstruya el sentido.
La necesidad de Lacan de incluir a San Agustín (“cosa curiosa a cada renovación del
pensamiento, a cada reacción religiosa a quien siempre se encuentra es a San Agustín” <A.
Koyré – Estudios de historia del pensamiento>) en relación a los estoicos, nos parece estar
condicionada en parte por la referencia a Port Royal y la enorme influencia que tuvo en todo el
siglo XVII el legado agustiniano. Según Louis Marín, San Agustín recorre en variedad de textos
“aquello que Benveniste llamó el aparato formal de la enunciación.”
“Busquemos la diferencia entre la voz y el verbo, expresa Agustín en uno de sus sermones,
busquémosla cuidadosamente, es una cuestión de importancia”.
La voz es un sonido sin significación, un sonido errante que deja entrever la posición subjetiva,
los afectos. “La voz enunciativa es condición de la efectividad de los enunciados y de la “deixis”
en el discurso.”
En la “Doctrina cristiana” San Agustín integra la herencia retórica a la semiología, los “Tropos”
adquieren el status de signos transpuestos (signa traslata) y la variedad de ejemplos que pone
atestiguan su deseo de ampliar la categoría de lo transpuesto. (Todorov 1992).
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Jean Paulhan
Glosas para una Lectura en Pentagrama
a)- El proverbio
b)- La significancia
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“
e
P
s
p
N o e s
l s i g n
o d r í a
i g n i f i
e r o e v
l a p a l a b r a l o q u e p u e d e v e n i r a f u n d a m e n t a r
i f i c a n t e . . .
h a b l a r d e l a f r a s e q u e e s e l l a t a m b i é n u n i d a d
c a n t e . . .
o c a r é m á s b i e n l o s p r o v e r b i o s ” .
(Encore, 19-12-72)
)-
a- Es dentro de un arte dominado por los ritmos y la búsqueda
de armonías sonoras que surge el “estilo formulario” donde varios
autores de la década del 60’ ubican los proverbios.
Podríamos caracterizar a la fórmula como la funcionalización de
la redundancia, función prácticamente vital que provoca la
escritura y cede ante el efecto de des-formulación que la escritura
conlleva.
Según Zumthor (1987) el estilo formulario desde la teoría que
surge de su estudio “tiende a encerrarse en su propia red memorial
y versal desigualmente tupida.
Una fuerte connotación autonómica afecta el lenguaje que
produce. Incluso sus partes más rígidas, las “fórmulas”
propiamente dichas, se prestan en todo momento a la resemantización”.
Lo característico del Proverbio, como de toda fórmula, es que en
cada circunstancia se le reconoce, en forma y en idea. Pero su
sentido se adquiere en contexto en virtud de esa reiteratividad
indefinida... Gracias a ella el mundo se vuelve a poner en orden
cuando una boca lo pronuncia; el juicio analítico suspende sus
efectos y, por un instante, se restablece la densa continuidad de la
vida.
La voz que lo pronuncia en actuación es, de este modo, (de manera ficticia) abstracta, en relación
con las circunstancias en que se la percibe.
El formulismo es pues, en poesía, redundancia fuertemente funcionalizada y formalmente
estilizada.
En cada uno de los niveles de lengua así implicados (fónico, léxico, sintagmático, semántico) el
formulismo puede modularse de diversas maneras: paralelismo o alternancia; antítesis o
repetición con variantes; ecos periódicos o dispersos, letanía; despiste controlado.
En los límites, a lo único a lo que remite el proverbio, es a la interpretación como acontecimiento
del acontecimiento de la enunciación, es el significante en acto.
b) Alain Montandon (1992) nos presenta a Jean Paulhan junto a Paul Eluard, René Maublanc y
Paul Valery como aquel grupo de poetas que contribuyó en Francia al reconocimiento del
“haiku” japonés, poesía cuya regla principal es no sobrepasar las siete palabras. Así Paulhan,
un amante de las “formas breves” se dedica durante mucho tiempo al estudio de los proverbios.
Su libro “Experience du Proverbe” es el primero escrito por un francés sobre el tema; fue escrito
en 1925. Lacan dice haber sido atizado por un artículo de Paulhan publicado en la época en
que estaba dando el Seminario “Encore”. Para nosotros esta cita de Lacan fue el atizador que
nos llevó a leer el libro aquel donde Paulhan transmite cómo descubrió (entre la gente del
pueblo malgache) que los proverbios tienen un “peso específico,” que dicen la subversión del
deseo.
Transitando por las páginas de este libro de Paulhan no damos cuenta de las no pocas
dificultades que se presentan a quien quiera averiguar por qué el proverbio ocupa en algunos
pueblos un lugar de peso, de autoridad y a su vez por qué instaura un reordenamiento entre
palabra y acto. El autor nos lleva a concluir que no se puede llegar a explicar el valor del
proverbio sin una depurada y peculiar ascesis.
El proverbio advierte, separa, reordena todo lo dicho hasta que él irrumpe, no da lugar a
confusión, pone punto final. Su poder de corte impresiona, semeja una guillotina ¿En qué
reside su potencia?
Algunas situaciones acrecientan el enigma. Por ejemplo: el malgache que pronuncia un
proverbio parece ignorar la o las imágenes que el proverbio puede suscitar. Más aún, cuando
se le devuelve alguna imagen queda desprotegido y desconcertado. Paulhan reflexiona:
pareciera que la misteriosa autoridad del proverbio estuviera ligada a su ausencia de sentido o
a una pluralidad de sentidos tal que la coagulación en una imagen es siniestra, como si la
imagen fuera lo esperable, lo asible “a priori” por el que escucha y como si el proverbio más
bien apuntara todo el tiempo a marcar que no se atrapa lo que se espera.
El autor, que quiere ser capaz de decir un proverbio de tal manera que el decir sea
acontecimiento, queda una y otra vez avergonzado, confundido. Fracasa en sus intentos de
entender y también fracasa (y esto es más penoso todavía) cuando creyendo entender
vivisecciona los proverbios desde lo entendido y sus interlocutores lo dejan hablando solo,
profanador de la palabra.
Las virtudes y la fuerza de estas fórmulas intensas y certeras van apaleando a este francés
hasta que empieza a expresar algunos conceptos clarificadores:
“El proverbio es a la vez menos y más que una metáfora”
“Es la frase proverbial entera la que yo debía traer hacia mí como
si ella fuera una sola palabra.”
“Todo proverbio deviene una horma, una matriz.”
Poco a poco Paulhan se defiende cada vez menos, se entrega cada vez más a ese golpe en seco
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de “una sola palabra.” Se dice una y mil veces que de lo que se
trata es de dejar que “lo que primero se presente a mi espíritu
sea la estructura” y luego vendrá la provisión de la palabra.
Es la estructura la que presenta en bloque la paradoja, la
malicia, la crítica, la sutileza del proverbio. Y para los
malgaches nadie tiene autoridad si ella no dimana de esta
entrega al proverbio como acontecimiento. El autor subraya
dos aspectos entre los efectos de este acontecimiento 1) el de
lazo, influencia, co-presencia, acto compartido entre el que
emite el proverbio y los que escuchan y 2) la revolución y el
cambio en quien lo dice.
El que profiere el proverbio “se borra de buen grado ante el
éxito de sus palabras, se retira, pide casi se le disculpe si está
hasta tal punto tomado por lo verdadero.” Al mismo tiempo
se mostraría fuertemente disgustado si algo del éxito del
proverbio se atribuyera a algún hábil empleo de una frase. No
se trata de eso, se trata de estar a la altura.
Al mismo tiempo Paulhan se asombra de que le cause tanto
trabajo lanzar, sostener y desplegar el juego de un instante.
Instante en que el proverbio una vez lanzado se impone.
Así el autor describe otra característica del proverbio:
contrariamente a las frases que lo que hacen es armar un hecho,
el proverbio es un decir que funda un hecho.
Un giro semejante se produce en el orden de la argumentación.
“En lugar de dar una opinión por medio del proverbio me es
necesario dar bruscamente el proverbio por mi opinión.”
A propósito del proverbio el sentido es un ejercicio de
invención y “exactamente lo contrario de lo que sucede con
una frase: un acontecimiento independiente de cualquier
palabra... una verdad donde se afirma la existencia.”
La dificultad con que nos enfrenta es la de un juego de
singularidades. Singularidad respondiendo con singularidad
y sólo se lo puede tomar cuando se aprende a decirlo.
En tanto combativo el proverbio obliga al adversario a
reconocer la verdad dicha y le genera respeto por quien lo
profirió porque haber llegado a la expresión del proverbio
muestra la lucha mantenida y la dificultad vencida. Por otro
lado sostener la expresión de un proverbio se considera haber
sido vencido por él y llevar sus marcas a la manera en que
Jacob exhibía su renguera como orgullosa insignia de su lucha
con el ángel de Yahvé.
Decir, no es recitar mecánicamente una frase. Desde el
proverbio empuja la significancia y la locución despliega su
fuerza. “Máxima significancia en un mínimo de palabras”,
resulta fulgurante como un relámpago y desde allí funda el
acto.
)-3
“A une Raison” de Arthur Rimbaud
Lacan retoma el texto que en el seminario XV presentó como
“la fórmula del acto.” Conviene leerlo una vez más.
A Una Razón
Un golpe de tu dedo sobre el tambor
Descarga todos los sones y empieza la nueva armonía
Un paso tuyo
Significa el alzamiento de los hombres nuevos
Tu cabeza se desvía: ¡Un nuevo amor!
Tu cabeza se vuelve: ¡Un nuevo amor!
“Cambia nuestros lotes,
criba los desastres, empezando por el tiempo”
te cantan esos niños.
“Levanta hasta donde sea
Las sustancias de nuestras suertes y de vuestro voto”
Se te ruega.
Llegada de siempre, te irás por doquier.
Un poema es la fórmula del acto. Parménides es alabado porque escribió en poemas ¿no
podríamos leer en los acordes que se abren en este compás del pentagrama la insistencia de
Lacan en eso que Milner llama “célula literal de cálculo poemático”? ¿No es reveladora en este
contexto la cita que también hace el autor de “La obra clara” de la sesión del 19 de abril de
1977? Lacan dice “¿ser inspirado eventualmente por algo del orden de la poesía para intervenir
en tanto analista? Es eso en efecto hacia lo que tienen que volverse. No es del lado de la lógica
articulada -aunque en ocasiones me deslice hacia ella- donde ha de sentirse el alcance de nuestro
decir” 2
Ahora bien Lacan retoma el poema de Rimbaud para decir desde allí que el “amor es signo de
que se cambia de discurso” el amor es signo, “de que hay emergencia del discurso analítico
cada vez que se franquea el paso de un discurso a otro,” es signo de un corte mayor cuyo
“Punto de Referencia Absoluto” es el sujeto.
Es así cómo unas sesiones antes de introducirse plenamente en lo que Milner llamará “el segundo
clasicismo de Lacan” llevando a la cúspide la noción de matema y la instancia de la letra,
anuncia un tercer paso al que lo conducirá el nudo borromeo.
“El cálculo local –el fragmento indivisible de saber- que permite la letra (littera scire licet)3 sólo
está permitido por la suspensión que impone la letra a la cadena de razones.”
“Hay que parar la oreja respecto a la verificación de esta verdad de que hay emergencia del
discurso analítico cada vez que se franquea el paso de un discurso a otro”.
Y esta emergencia tenemos que pensarla más que como la punta de un iceberg como el
descorchamiento de una botella cuya presión hace saltar la tapa: “eso se mueve, eso los, eso
nos, eso se traspasa... ” ¿ nadie acusa el golpe?
Es entonces desde esta articulación que el amor queda ligado a la suspensión que impone la
letra y al corte que tiene como referente absoluto al sujeto de un significante.
Pero es también entonces cuando a la “razón del ser de la significancia” que está en el goce, se
anuda el amor recuperando a aquél en otra instancia.
Y el amor como escrito apunta a que la letra de amor atraviese el muro del lenguaje y acontezca.
Esta letra no es la letra anclada del matema sino la de la escritura de R.S.I. en el nudo borromeo.
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Y su puesta en marcha
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)-4
Port-Royal
Adyacencias contextuales
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Las célebres “pequeñas escuelas” fundadas por los “señores de
Port -Royal” o “solitarios” fueron el foco jansenista donde estos
gramáticos, lógicos, teólogos, filósofos, enseñaron sus teorías.
Las querellas de teólogos exasperados durante el siglo XVI
contribuyeron a doctrinas antagonistas, pero unidas en muchos
aspectos por sus orígenes: el jansenismo por un lado, el
librepensamiento por otro. Porque Jansen, y por su intermedio
Saint-Cyran y Arnauld, sufrieron su influencia, pero también Luis
Meyer y Spinoza.
En el siglo XVII hay un deseo de esclarecer la doctrina de la
predestinación y la gracia o restablecerla dando término a las
controversias mediante el estudio de las fuentes. Es natural que
estas discusiones se desarrollen dentro del marco de una
minuciosa exégesis de las Escrituras. Pero una profunda diferencia
separa a Jansen y a sus seguidores del resto de los pensadores
católicos: son rigurosos, de extremada pasión, absolutos, teóricos
puros que parecen ajenos a todas las contingencias de la vida.
Razones por las que a su teología se la llamó “teología de la
desesperación”. Partidarios del rigor en todas las materias temen
la “precipitación” más que Descartes y a menudo reprochan a los
cartesianos haberse contentado con muy poca cosa.
Si bien hay una gran diferencia de estilos y genio entre Arnauld,
Hamon, Nicole, Lancelot, Pascal (siendo este último seguramente
el más genial) todos comparten el mismo fervor por las ideas
“claras y distintas” y al mismo tiempo la lógica del corazón. “La
evidencia muestra que los principios no pueden ser demostrados
ni siquiera conocidos por una intuición del entendimiento, tal
como a veces parece admitirlo Descartes... además en el origen
de nuestras facultades encontramos un poder, una fuerza común
en donde ellas tienen su raíz, en las que se mezclan apetito, deseo,
voluntad, inteligencia, sentimiento y un elemento de naturaleza
corporal”. Es el corazón, es el instinto. Esta facultad como el
entendimiento cartesiano produce conocimientos directos y claros.
Esta síntesis entre la doctrina de Descartes y el desarrollo de ciertas
doctrinas de San Agustín es lo que dará a Port-Royal la riqueza
de algunas de sus teorizaciones. (La base del Jansenismo es el
“Agustinus” libro escrito por Janseni y publicado en 1640).
En el siglo XX Wittgestein y Chomsky, entre otros, han abrevado
sus teorías en los textos de Port-Royal para combatirlos o para
incluirlos en sus desarrollos.
El pensamiento de Lacan recoge de Port-Royal y su amalgama
agustino-ecolástico-cartesiana interesantes puntos de partida para
hacer saber sus articulaciones entre signo y significante de una
parte y entre significante, signo y goce de la otra.
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)-
a) Lógica y Gramática
“La lógica o el arte de Pensar” fue escrita por Antonio Arnauld
(1612 – 1694) y Pedro Nicole (1625- 1695) y salió a la luz en el año
1646. Es probable que Nicole no haya sido más que el redactor mientras que la colaboración de
Arnauld y de Pascal son casi seguras. El estilo sobrio y discreto muy distinto del de Arnauld,
indica la intervención de Nicole. Los autores conocen bien a Aristóteles y a los antiguos y
también probablemente a los escolásticos. Han hojeado a modernos como Montaigne,
Pomponazzi, Clauberg, Stevin, Gassend, pero es manifiesta sobre todo la influencia de Descartes,
ya que la segunda edición tiene textuales copias de las “Regulae”. El método es el cartesiano
con las correcciones que Pascal le hizo sufrir y las exigencias que éste enuncia en lo que atañe
a definiciones, demostraciones y caracteres de la evidencia en su obra “El espíritu geométrico
y el arte de persuadir”.
- La gramática es el arte de hablar
- Hablar es explicar uno sus pensamientos por medio de signos
- Los signos son los sonidos, las voces y la escritura.
- En los signos se considera:
a- Lo que son
b- Su significación
Recorriendo las páginas de gramática y lógica de los “señores de Port-Royal” descubrimos
también otra línea que adhiere al pensamiento agustiniano. Desde allí, si bien no muy
sistemáticamente, suscitan una crítica de diversos modos de la representación del discurso en
tanto consideran el atravesamiento de los signos por el deseo nominado por ellos, según el
caso, unas veces concupiscencia, otras caridad.
El orden de una frase va a ser desquiciado en tanto es signo de una fuerza, de una pasión, del
deseo atravesando las formas lógico-gramaticales. La proposición es no solamente
representación de una verdad, sino parte de un movimiento, de un dinamismo pasional que
manifiesta siempre un peligro para el orden lógico-gramatical.
Este problema Arnauld lo aborda en un opúsculo sobre la elocuencia de los predicadores. Los
solitarios jansenistas estaban impresionados por la simplicidad, la sequedad de estilo de
Jesucristo en los Evangelios. ¿Cómo traducir esta simplicidad? La exigencia constrictiva que
impone la claridad simple y seca de la fe les hará buscar un orden claro de la frase, una suerte
de pureza estructural.
Por otro lado la fuerza de ciertos enunciados pronunciados por Jesucristo (por ejemplo: “Este
es mi cuerpo. Esta es mi sangre”) los hace interrogarse ampliamente por las figuras del
enunciado y los postulados de la enunciación. En el capítulo IV de la Primera Parte y en el
capítulo XIV de la Doceava Parte (“De las proposiciones en que a través de los signos
nombramos las cosas”) así como en los comentarios a las ediciones entre 1674 y 1683 se
despliegan definiciones del signo y de la estructura de la significación, así como preguntas
sobre la legitimidad de la donación de un nombre4 . “Así el retrato es el paradigma de la
definición de signo porque como imagen él juega entre el referente y la significación de la
representación y como máscara entre la presencia y la ausencia, entre lo real y la apariencia,
entre lo natural y lo arbitrario, entre lo que muestra y lo que oculta”. (L. Marin 1975).
Desde “La lógica o el arte de pensar” las diferencias con la lógica aristotélico-tomista son
notables. Arnauld encuentra los “Analíticos” de Aristóteles confusos. El capítulo XIII de la III
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La Gramática General y razonada fue escrita por Arnauld y por Lancelot y depende tanto del
cartesianismo como de la tradición medieval escolástica (Los Modistae).
Los “modistas” (inspirándose en la lógica medieval) partían de una triple distinción: a la cosa
(Res) susceptible de ser aprehendida por el intelecto, oponían el intelecto que lo concibe
(intellectus) y el sonido vocal (vox) que puede venir a ser su símbolo (dictio). Haciendo del
sonido el signo de la cosa, el espíritu le confiere el valor de la palabra (dictio). No hay entre el
sonido y el sentido más que una relación arbitraria (“vox est in potentia ad quodlibet
significatum” la voz está en potencia para significar cualquier cosa).
Ubicándose en la línea de esta necesidad de teorización sobre el signo lingüístico y desde el
ordenamiento de la lógica cartesiana la gramática de Port-Royal se abre con los siguientes
preámbulos.
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parte que trata de “los silogismos donde la conclusión es condicional” es significativo al respecto.
Los lógicos de Port-Royal proponen dos novedades de vocabulario: a la “idea” la llamarán
“concepto” y distinguirán entre “comprender” y “entender”. La comprensión será opuesta a
extensión” (I, VI y VII).
Otra innovación en relación a Aristóteles y a los medievales es la manera de entender la definición
de nombre (quid rei quid nominis). Port-Royal retoma “definición de cosa” y “definición de
nombre”, pero introduce una tercera noción “la denominación” (II, XII – XV).
Se llama denominación a la noción que sustituye una expresión compleja por una única palabra
por ejemplo la palabra “Par” que sustituye a “todo número que divide dos igualdades”. Esta
definición se opone a las precedentes en tanto resulta una decisión arbitraria y que escapa a lo
verdadero y lo falso, no puede ser refutada y no necesita de prueba.
La composición de algunas proposiciones, según la lógica de Port-Royal no se manifiesta por la
forma gramatical, de suerte que es necesario el análisis para hacer aparecer la estructura lógica:
tal es el caso de las exclusivas, las exceptivas, las comparativas. En otras por el contrario, la
composición está expresamente marcada por el lenguaje (copulativas, disyuntivas, condicionales,
causales, relativas y discretivas <contradictorias de las copulativas “pero”, “sin embargo” >)
Las copulativas, las condicionales y las disyuntivas corresponden a las proposiciones que sirven
de mayores a los cinco “anapódeiktoi” de los estoicos (Blanché 1996).
En la segunda parte del libro de la Lógica se asocia el análisis lógico al análisis gramatical y se
explicita que la frontera entre ambos es vana. La mayoría de los análisis de esta segunda parte
son análisis destinados a hacer aparecer las formas lógicas fundamentales que se disimulan
bajo las variadas formas de expresión.
Una posición que ya estaba presente en los lógicos de Port-Royal y que vuelve a formularse en
el siglo XX en el “Tractatus” de Wittgenstein y luego en el neopositivismo lógico: El orden de
los signos refleja el orden de los fenómenos. Dicho de otra manera, existe una identidad de
estructura entre el hecho y el enunciado (Wittgenstein 1922 2.17 // 2.151) En el “Tractatus” se
dice que el mundo es una totalidad de hechos, los cuales a su vez consisten en la existencia de
“los estados de cosas”.
“Los estados de cosas se componen de objetos simples, cada uno de los cuales puede ser
nombrado. Estos nombres pueden ser combinados significativamente de tal manera que
expresen proposiciones elementales. Cada proposición elemental es lógicamente independiente
de todas las demás. Son todas ellas positivas y cada una es figura de un estado de cosas posible
que constituye un sentido. Estas figuras son ellas mismas hechos y comparten una forma lógica
y figurativa con lo que representan. El que posean esta forma es algo que no puede argüírse,
sino mostrarse”. (A.J. Ayer – 1984)
“La lógica no es una teoría sino una figura especular del mundo” dice Wittgenstein (“Tractatus”
6-13 citado por Gerd Brand)
Wittgenstein remite a Peirce y a su noción de signo icónico así como proposiciones posteriores
de Wittgestein remiten a W. James quien hace interesantes desarrollos a partir de los temas de
Peirce. Peirce dice que el icono es “un signo, que se refiere al objeto que denota, sólo en virtud
de sus caracteres propios, que posee del mismo modo, tanto si el objeto existe como si no existe
(Peirce, 52 - 247) y la única manera de comunicar directamente una idea es por medio de un
ícono (2.2.78). El iconismo es un isomorfismo (no regulado por la semejanza sino por leyes de
proporción matemática) entre la forma de expresión y la forma de contenido. Genera aquella
apariencia que nosotros llamamos “semejanza” pero la dependencia del objeto no es efecto del
objeto sino de la producción del signo.
Un aspecto jugoso de la Lógica del Port-Royal es el que toma Chomsky (que también coincide
con la adecuación entre realidad y enunciado) a partir de su “Lingüística cartesiana” y sus
planteos desde la gramática generativa transformacional a la que Chomsky considera “una
versión esencialmente moderna y más explícita de la teoría de Port-Royal.”
Nos dice Chomsky en su libro: “Resumiendo la teoría de Port-Royal en sus líneas fundamentales,
una frase tiene un aspecto mental interno (una estructura profunda que lleva su significado) y
un aspecto físico externo como serie de sonidos. Su análisis superficial en frases puede que no
indique las conexiones significantes de la estructura profunda por medio de un signo formal o
por la colocación efectiva de las palabras. La estructura profunda, sin embargo se representa en
la mente cuando se produce la expresión física. La estructura profunda consiste en un sistema
Las intervenciones de Francois Recanati durante los seminarios “Ou pire” y “Encore” se
encargan de explicitar algunas de las ideas trabajadas por Wittgenstein, por Chomsky, por
Peirce y al mismo tiempo poner el acento sobre la temática que es específica de Recanati: la
pragmática y los enunciados realizativos.
La disciplina llamada “Pragmática” estudia las emisiones verbales como “actos del habla”.
Está íntimamente relacionada con la gramática en tanto analiza oraciones y textos su FUNCIÓN
(O FUERZA) ILOCUTIVA, es decir, especifica cómo ciertas emisiones pueden interpretarse
como ACTO. Así Recanati utiliza ciertas nociones ofrecidas por Arnauld y Nicole en el capítulo
VIII de la segunda Parte ya tomado por Chomsky, capítulo que trata de las “proposiciones
incidentales”.
“Es conveniente tener en mente una oposición texto y margen... Esta distinción es central en
los “filósofos del lenguaje ordinario” o en los teóricos del “nuevo análisis”. Al lado de lo que se
dice está lo que lateralmente se muestra (aquella mano indicativa al margen, de la que habla
Lacan cuando habla del colofón).
Otro ejemplo que permite aclarar la distinción entre decir y mostrar son los verbos parentéticos
(suponer, imaginar, pensar) cuya función es indicar la actitud que sustenta el hablante con
respecto a la proposición afirmada. Cuando afirmamos algo sustentamos siempre alguna actitud
en relación a lo que decimos. Esto se revela en la elección de las palabras o en el tono empleado.
Los verbos parentéticos explicitan la actitud del hablante con respecto a su declaración, el
hablante manifiesta el modo en que concibe el enunciado.
De todas maneras Recanati se pregunta si el análisis “sintáctico” (a la manera de Chomsky) es
correcto, es suficiente o por lo menos plausible.
Desde otro de sus desarrollos la proposición “yo sostengo que la tierra es redonda” nos lleva a
lo que Recanati llama una colectivización del predicado: “La redondez”; como operación
significante.
Allá donde se desvincula el atributo del predicado se deshace el universal basado en un atributo
común.
)-
b)- Lógica y lógica
Gramática y gramática
¿Qué toma Lacan, en este momento de su enseñanza, de la Lógica y la Gramática de PortRoyal?
Por un lado la temática del signo (algunos había que estaban hablando de la “agonía del signo”)
y su definición: “El signo, dice esa lógica, es lo que se define por la disyunción de dos sustancias
que no tienen parte en común, a saber lo que en nuestros días llamamos “intersección.” Es
decir que los lee desde la teoría de los conjuntos y por lo tanto lee al signo no sólo como
resultante sino como operación.
Glosas para una Lectura en Pentagrama
de proposiciones organizado de formas diversas. Las proposiciones elementales que constituyen
la estructura profunda son del tipo sujeto-predicado con sujetos y predicados simples (es decir
categorías en vez de frases complejas)... Para producir efectivamente una frase a partir de la
estructura profunda que lleva consigo el pensamiento que expresa, es preciso aplicar reglas de
transformación que vuelvan a colocar, reemplacen o supriman partes de la frase”.
Por otro lado aunque los juicios sean la forma principal de pensamiento no agotan las
“operaciones de nuestro espíritu” y se deben citar todavía las conjunciones, disyunciones y
otras operaciones similares... y todos los otros movimientos de nuestra alma, como los deseos,
las órdenes, la interrogación..” en parte estas “otras formas de pensamiento” se manifiestan
por partículas especiales, como non, vel, si, ergo, etc. Pero también con respecto a este tipo de
frases puede haber oculta una identidad de estructura profunda... “
“Obsérvese que la teoría de las estructuras profunda y superficial, según la desarrollan los
estudios lingüísticos de Port-Royal, contiene implícitamente recursos redundantes y así facilita
el uso significativo de los medios finitos de que dispone... “
..
..
37
Glosas para una Lectura en Pentagrama
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Por otro lado “Para caracterizar la función del significante”... un modo de colectivizarlo: los
adjetivos sustantivados (la bobería, la necedad, la estupidez) en cuanto ella es la dimensión en
ejercicio del significante”.
Diríamos también que sobre todo en relación a sus alusiones a la gramática (la voz de alto del
significante tras los abrazos y el orden de la gramática que los rige). Lacan toma los desarrollos
de Port-Royal allá donde estos dependen de una línea platónica-agustiniana. En sesiones
posteriores nos llevará al Cratilo donde “tanto la distribución de los elementos en la secuencia
gramatical (SYMPLOKÉ) como la clasificación subyacente sobre la base de las propiedades
distintivas (DYNAMIS) se preven en el intento de Platón de diferenciarlos (Cratilo D. 424). 5
Lacan estará de acuerdo con Arnauld y Lancelot en que “la gramática hace obstáculo a la
escritura” (“Televisión” 1973) en tanto introduce el goce en la dimensión significante.
Resuenan también y de manera ineludible la exquisita síntesis de tres puntos que escribe Lacan
en L’Etourdit (1972) hablando del “L’ a –coté” (el al costado o el “a” al costado o el
“parest”posición al costado) de una enunciación:
a)- La homofonía (recordemos que hay significantes homófonos y letras homófonas) de la que
depende la ortografía.
La homofonía nos remite a la articulación significante-letra-lengua. Esta inclusión de la
homofonía tiene como trasfondo la crítica al ideal racionalista y universal de Port-Royal y una
crítica más abierta a la teoría innatista de Chomsky. 6
Homofonía: “todos los juegos están allí permitidos por la razón de que... son ellos los que nos
juegan. Salvo en aquello que los poetas hagan cálculo y que el psicoanalista se sirva de ello allí
donde le conviene”.7
b)- La gramática (recordemos cuántas veces ha hablado Lacan de la gramática “entre” la pulsión
y la demanda <Seminarios XI y XII>) o la gramática como metonimia del goce que escribe la
topología de la demanda.
“Es en la fórmula de Lalangue.. que la amorfología de un lenguaje abre un equívoco...”
Vemos aquí articulaciones entre goce, signo, significante
El signo tiene dos aspectos, uno al que llamaremos, como Benveniste y otros,
INTERPRETANCIA que es la propiedad de los signos de ponerse en relación unos con otros
(Peirce= conocimiento colateral; Saussure= valor; Hjeimslev= forma del contenido) y otro que
es la propiedad que tiene el signo de relacionarse con el uso que se hace de él: Al entrar en una
frase el signo sufre modificaciones internas, puede combinarse con ciertos signos y no con
otros y esas combinaciones son de naturaleza diferente. “Este aspecto del signo que le permite
entrar en el discurso y combinarse se llama SIGNIFICANCIA... El lenguaje verbal es el único
que posee los dos aspectos simultáneamente.” (Todorov – Ducrot 1972)
La gramática hace de obstáculo a la escritura, pero la letra no deja de revelarla en el discurso.
Y por eso cuando el paciente repite su gramática “debemos estar listos a revisar las partes del
discurso que hemos creído poder retener de las veces que habló anteriormente.”
c)- La lógica, “sin la cual la interpretación será imbécil”, necia, boba, no trabajada por el discurso
analítico.
)-5
¿Qué es UN Significante?
“El discurso analítico introduce un adjetivo sustantivado: la bobería”
“Quizás arribemos a un significante notanbobo: el verbo”
Nos referiremos entonces al estatuto del adjetivo y al estatuto del verbo. Para el primer tema
tomaremos como guía el libro de Cohen sobre la “Estructura del lenguaje poético”. A propósito
de diversas temáticas el autor elige poner sus ejemplos desde el adjetivo y de esta manera nos
ayudará desde diferentes situaciones a ubicarlo.
En nuestra lengua como en la del autor francés la predicación se expresa como:
A) nominal (Sujeto –Cópula-atributo) B) verbal (sujeto-verbo).
La función normal del adjetivo o epíteto es la determinación. ¿Qué es determinar? se pregunta
Cohen: Precisar los términos o límites. Distinguir. Separar. Indicar claramente de cuál se trata.
El nombre determina de por sí. Pero el lenguaje reserva los nombres propios a un número
pequeño de objetos, al conjunto de los demás los reúne en clases y cuando necesita distinguir
alguna parte recurre al determinativo: añadimos al nombre “determinantes”.
El epíteto ejerce una función determinativa sólo si se da como propiedad. Cohen llama al
adjetivo epíteto normal y dice que es aquel que afirma su valor puramente determinativo. Por
ejemplo en “El espíritu apesadumbrado entristece a los objetos más risueños”, si sacamos el
epíteto “apesadumbrado” queda “el espíritu entristece”...” el epíteto es normal, por lo tanto la
primera proposición es verdadera, la segunda falsa. Hemos cambiado el valor de verdad de la
frase porque al suprimir el epíteto hemos transformado la extensión del sujeto y por consiguiente
el campo de aplicación del predicado.
El epíteto realiza su función (¿Cuál?) delimitando. Es claro que para desempeñar este papel no
debe aplicarse más que a una parte de la extensión del nombre.
Consideremos todas las palabras como clases y la relación nombre-epíteto como un caso de
multiplicación lógica. Si A es el nombre y B es el adjetivo, para que la función determinativa
del epíteto pueda llevarse a cabo se necesita que
AxB=Có C<A
Pero si el adjetivo se aplica a toda le extensión del nombre tenemos
AxB=A
El epíteto es redundante.
Así entre el epíteto y el atributo existe una diferencia gramatical y una diferencia lógica.
Gramaticalmente el epíteto difiere del atributo porque se liga inmediatamente al nombre y el
atributo se liga a la cópula. Lógicamente la diferencia está en que el atributo puede aplicarse a
todo el nombre o a parte de él. El epíteto por regla no se puede aplicar más que a una parte del
nombre.
Glosas para una Lectura en Pentagrama
“... Es porque todo significante, del fonema a la frase, puede servir
de mensaje cifrado... que él se desliga como objeto y que se descubre
que es él quien hace que en el mundo, el mundo del ser parlante,
haya Uno, es decir elemento, el “stoicheîon” del griego.”
(Encore, 19-12-72)
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Si el epíteto normal es
AxB=C
Hay dos casos de anormalidad
Glosas para una Lectura en Pentagrama
1) A x B = O
2) A x B = A
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Impertinencia
Redundancia
Es decir que, si para cumplir su función el epíteto debe aplicarse a una parte del nombre y no
aplicarse a más de una parte, es anormal cuando no conviene a ninguno o conviene a todos.
No se aplica a ninguno en “perfumes negros” y se aplica a todos en “verde esmeralda”.
Ahora bien, cuando decimos “la nieve blanca” la invención aquí consiste en convertir
abusivamente en epíteto un adjetivo incapaz de desempeñar ese papel y en ese sentido es
como cuando Mallarmé dice “l’ azur bleu” (el azul azul).
Entonces, la función normal del epíteto es la determinación... por eso en el lenguaje científico
son rarísimos los epítetos no determinativos.
Está claro que en el caso de anormalidad es el poeta el que convierte el adjetivo en epíteto
porque le impone una función para la cual no es apto.
Puesto que la desviación proviene de una oposición entre léxico y gramática es necesario cambiar
uno u otra, es decir, o bien el sentido de la palabra o bien la función.
El primer grado de reducción consiste en cambiar la función, basta para ello cambiar el epíteto
en aposición, desligar el adjetivo. La diferencia entre epíteto y aposición radica en la simple
presencia o ausencia de una pausa entre nombre y adjetivo. El epíteto desligado no tiene función
determinativa sino predicativa.
Por ejemplo:
“Y mi amor halagador ya me convence de lo que veo”.
(Corneille)
“ Y m i a m o r, h a l a g a d o r, y a m e c o n v e n c e . . . ”
El epíteto se puede transformar en aposición porque semánticamente es capaz de revestir un
valor explicativo.
Por el contrario hay otros casos en que no se presta a transposición:
“Un día nos aupamos hasta aquel libro negro.”
(Víctor Hugo)
Otro tipo de reducción consiste en cambiar el orden gramatical. Jakobson da un ejemplo precioso
(tomado anteriormente por Chomsky y posteriormente por Lacan)
“Colorless green ideas sleep furiosly”
(Incoloras ideas verdes duermen furiosamente)
“Incoloras ideas verdes duermen furiosamente”.
Así esta frase, si bien absurda, continua siendo una frase, y encierra en cuanto tal una primera
capa de sentido. Pero es porque respeta el código gramatical (Hay sujeto, hay verbo, los términos
están caracterizados). Cuando por el contrario lo viola, como por ejemplo “ furiosamente dormir
ideas verdes incoloras,” ya no tenemos frase sino yuxtaposición de palabras en la que, como
dice Jakobson, “únicamente la entonación de frase conjunta palabras en libertad”. “Pareciera
que las palabras han perdido su índice de conexión sintáctica. En particular la ausencia del
verbo despoja de su clave de bóveda al edificio lingüístico”.
“Si el poeta acumula a la vez la desviación lógica y el agramaticalismo ... existe un punto
crítico en la desviación, una especie de umbral ... más allá del cual el poema ya no actúa como
lenguaje significante”.
“Se llama inversión o desviación al tipo de cambio que se hace con respecto a la regla que toca
el orden de las palabras... En francés (y en español) a diferencia de lo que ocurre en las lenguas
flexivas como el latín, las relaciones entre los términos van indicadas, más que por sus
desinencias, por su posición respectiva. El orden de las palabras en francés obedece a una
determinada regla (que Bally llama “secuencia progresiva”) que coloca la determinada antes
que la determinante, el sujeto antes del verbo, el verbo antes de su complemento, etc. Cualquier
infracción a esta regla se llama inversión”. Veámosla en relación al epíteto.
¿En qué consiste un adjetivo?
Las gramáticas escolares lo definen generalmente como la palabra que designa un estado o
cualidad, por oposición al nombre, que designa un ser o una cosa. Pero ésta es una definición
semántica. Desde el punto de vista puramente gramatical, el adjetivo se distingue del nombre
por dos factores principales:
1) El nombre es regente, mientras que el adjetivo es regido o subordinado, es decir que recibe
su propio género y número no por sí mismo, sino de acuerdo con el nombre al que se refiere.
2) El nombre necesita determinantes específicos el principal de los cuales es el artículo. Este
último factor es fundamental puesto que, como se sabe, el artículo basta para sustantivar al
adjetivo ... y, por el contrario su ausencia basta para adjetivar al nombre. (Si tenemos dos
sustantivos pegados ej: “Una falda limón”, uno adquiere valor de adjetivo ¿cuál? El que no
está al lado del artículo “limón”.) Advertimos pues el papel determinante del factor posicional.
Hay una adjetivación parcial del nombre
Por otro lado en la expresión “Los rubios cabellos” si bien el adjetivo está subordinado por el
hecho de concordar con “cabellos”, está sustantivado por estar inmediatamente después del
artículo. Por lo tanto tenemos una sustantivización parcial del adjetivo.
Comparada con las demás figuras la inversión es de escaso efecto a no ser que tenga esa amplitud
que la retórica denomina “hipérbaton”... el hipérbaton era conocido por los retóricos como la
forma específica de expresar la pasión ...
“... Todas las figuras poéticas en su conjunto, sean cuales fueren sus niveles, revelan estructuras
homogéneas. En efecto, en todos los casos hemos encontrado la misma disociación de los factores
estructuradores que desemboca en la misma desestructuración del mensaje: Negatividad ...
Función de oscurecimiento del discurso ...”
“El epíteto es distintivo. Colocado delante del nombre pierde dicha función”. Dice Giraud “En
su lugar normal, el adjetivo tiene un valor específico y determina al individuo nombrado;
antepuesto, tiene valor genérico y determina a la categoría lexical nombrante”. (Un hombre
grande = individuo alto. Un gran hombre = individuo en que la humanidad se siente grande)...
Este valor genérico conferido al adjetivo por su lugar entra en oposición con su sentido... Dicha
contradicción se puede resolver si el adjetivo cambia de sentido... Veremos entonces que el
cambio de sentido que reduce la desviación constituye el fin al que apunta la propia desviación”.
Diferentes figuras como las que hemos visto pueden funcionar en el mismo punto de discurso,
acumulando así sus efectos. Por ejemplo: “un frais perfum” (un fresco perfume)
Sintagma que contiene:
Glosas para una Lectura en Pentagrama
El lugar que corresponde al epíteto es uno de los más traídos, llevados y debatidos de la
gramática francesa. A grandes rasgos podemos distinguir cuatro situaciones:
1- Los adjetivos normalmente pospuestos (“Elecciones municipales” y no, “municipales elecciones)
2- Los adjetivos normalmente antepuestos (Hermoso, grande, viejo, largo). Se dice “Hermoso
cuadro” y no “Cuadro hermoso”.
3- Los adjetivos con un solo valor que pueden ir en ambas posiciones: “Un terrible accidente”
o “un accidente terrible”.
4- Los adjetivos que pueden tener dos valores: “Un enfant sale; un sale gosse” (Un niño sucio;
un niño indeseable)
Cualquier infracción a estas reglas se considera agramatical.
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1- una inversión (normalmente “frais” va pospuesto)
2- una impertinencia (de tipo sinestésico)
3- una aliteración (un fr – rfum = 6 fonemas sobre 9)
Glosas para una Lectura en Pentagrama
Por otro lado todas las figuras, y a cualquier nivel, se realizan y culminan en metáfora. Son
únicamente el primer tiempo de un mecanismo cuyo segundo tiempo lo constituye la metáfora.”
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“Hemos definido la figura como un conflicto función-sentido. La frase poética asigna a sus
términos una función que su sentido es incapaz de llenar... El sentido denotativo hace que el
término sea incapaz de llenar la función que la frase le asigna, pero la connotación reemplaza
a la denotación desfalleciente. Desde este momento la concordancia reemplaza a la denotación
y actúa en el plano connotativo. El lenguaje ha cambiado de código... La inteligibilidad no es
del mismo orden ...S2 toma el lugar de S1... Las reglas ya no son las mismas”. (Cohen 1966)
En la terminología gramatical francesa se denomina epíteto al adjetivo atributivo, aquel que
está unido asindéticamente8 al nombre (noche oscura u oscura noche) y nos hemos detenido
tanto en él porque lo relacionamos con las referencias de Lacan en L’Sinthome. Pero en el caso
que nos ocupa se trata de que el adjetivo, el epíteto común es sustantivado. A este adjetivo
también se le llama adjetivo absoluto y es aquel que por una operación de metábasis o
transposición deja su categoría para desempeñar la función de otra categoría: el sustantivo.
Ahora bien UN significante ¿Un significante cualquiera?
¿Qué diferencia hay entre el adjetivo y el verbo? Dice Hjemslev: ...”Mediante dos criterios de
orden puramente morfológico creemos posible delimitar adjetivo y verbo:
1- Llamamos adjetivo a un semantema que tiene de ordinario función de término secundario y
que es susceptible de morfemas de caso (flexión)
2- Llamamos verbo a un semantema que tiene de ordinario función de término secundario y que
no es susceptible de morfemas de caso en los estados concretos en que existen categorías de caso.
Al establecer estas definiciones excluimos por completo de la categoría del verbo las formas
infinitivas ... éstas forman ordinariamente parte de los sustantivos y de los adjetivos en lo que
concierne a su función ordinaria.”
El adjetivo cae, el verbo se conjuga.
Y es otra vez la dimensión del acontecimiento lo que Lacan recalca: “El verbo como un
significante (notanbobo) que efectúa el paso del sujeto a su propia división en el goce, determina
esa división en disyunción y se convierte en signo.”
Así como la causa del goce se escribe por un significante bobo, por otro significante no tan
bobo el sujeto se divide en el goce, deja que el verbo lo determine en disyunción, efectivice el
paso productor del signo de que se cambia de razón.
Aquí resuenan los “excursus” de Deleuze sobre la categoría del acontecimiento en relación al
verbo: “Los epicúreos elaboraron un modelo con la declinación (flexión)... los estoicos por el
contrario con la conjugación. El modelo epicúreo privilegia los nombres y adjetivos... el estoico
comprende el lenguaje a partir de los términos “más audaces” los verbos y su conjugación en
función de los lazos entre acontecimientos incorporales... No es verdad que el verbo representa
una acción, expresa un acontecimiento... El verbo es el más alto poder afirmativo de la
disyunción... ¿cómo el acontecimiento hace posible el lenguaje? Envuelto en un verbo”.
En, con y desde el verbo Lacan trabaja para que un decir alcance el fuego frío de un Real.
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Todorov, Tzvetan
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“Perspectivas Actuales de la Lógica y
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Zumthor, Paul
“La Letra y la Voz de la Literatura
Medieval”
Cátedra Madrid 1989 (1987)
1
Milner refiriéndose a esta sesión
dice que el término “lingüistería”
está formado como el nombre de las
conductas propias de los artesanos
depreciados: como un adiós a la
antigua matemática del informe de
Roma.
2
Jean C. Milner
“La Obra Clara” página 180 –
Nota Nº 4
3
Es preciso saber en, con y por la
letra.
4
Los desarrollos lógicos sobre la
definición del nombre en el siglo
XX, también deben su parte a PortRoyal
5
Citado por Jakobson (1979)
6
El contexto bebe de las objeciones
de Hobbes a Port-Royal y de los
desarrollos sobre el “genio” de cada
lengua en Vico y en Leibniz.
7
A modo de exceso, una cita de
Leibniz: “... No hay autores cuyo
estilo se acerque más al de los
geómetras que el estilo de los ICTAS
y los DIGESTAS Pero, me dirá
Usted ¿cómo se puede aplicar ese
cálculo a materias conjeturales? Yo
respondo que como los señores
Pascal, Huygens y otros han dado
demostraciones de Alea. Pues
siempre se puede determinar lo más
probable y lo más seguro en tanto
sea posible conocerlo “ex datis”
(Carta de Leibniz a Arnauld 1688)
Cita en “Perspectivas Actuales de
Lógica y ... Siglo XXI (1994) (Ictas:
Colección de conclusiones, pactos y
alianzas.
Digestas: Compilación de escritos
de los mejores juriscultores
romanos en los años 533 D J.C.
La obra comprende cincuenta
libros divididos en títulos y los
títulos en leyes.
Alea: Suerte o destino)
8
Sin cópula
Glosas para una Lectura en Pentagrama
Blanché, Robert y Dubucs, Jacques
“La Logique et son Histoire”
Armand Colin (1996)
Lacan, Jacques
“Radiofonía y Televisión”
Editorial Anagrama 1993 (1970/74)
“Encore”
Seminario inédito (1972/73)
“Aún”
Paidós 1989 (1975)
“L’ Etourdit” (1973)
Traducción Escuela Freudiana de Bs.
As.
Y Escuela Sigmund Freud Rosario
1982
..
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43