Download LA ESTRUCTURA ERGATIVA DE GUSTAR Y OTROS VERBOS DE

Document related concepts

Voz gramatical wikipedia , lookup

Argumento verbal wikipedia , lookup

Verbo intransitivo wikipedia , lookup

Caso ergativo wikipedia , lookup

Sujeto (gramática) wikipedia , lookup

Transcript
Aparecerá en las Actas del V Congreso de Lingüística General. Universidad de León, León, 2002.
LA ESTRUCTURA ERGATIVA DE GUSTAR Y OTROS VERBOS DE AFECCIÓN
PSÍQUICA EN ESPAÑOL*
JOSÉ LUIS MENDÍVIL GIRÓ
Universidad de Zaragoza
1. PROPUESTA.
El objetivo de esta comunicación es presentar y evaluar la hipótesis de que los
verbos del tipo de gustar y el resto de los que suelen denominarse verbos de
afección psíquica en español se pueden explicar de una forma más coherente
asumiendo que imponen un sistema ergativo de marcación de caso y
concordancia.
La propuesta implica, en términos simples, que en un ejemplo como el de (1)
el experimentante dativo antepuesto (a Juan), tradicionalmente considerado un
complemento indirecto, debe analizarse como un sujeto ergativo y que el
argumento pospuesto y concordante (las zanahorias), habitualmente
considerado un sujeto, debe analizarse como un objeto directo absolutivo. La
semejanza con el patrón de marcación de caso y concordancia de muchas
lenguas ergativas es evidente. Véase en (2) un ejemplo del hindi en el que el
sujeto lleva caso ergativo y el objeto va en absolutivo, el caso no marcado.
Nótese además que la concordancia se establece en femenino con el objeto y no
con el sujeto masculino:
(1)
(2)
A Juan le gustan las zanahorias.
Hindi (Mahajan, 1989: 220)
raam ne
rotii
khaayii
Ram(m) erg. pan(f) comer (part.perf.f.)
'Ram había comido pan'
thii
ser (pas.f)
A pesar de que la tradición gramatical del español se ha resistido a admitirlo,
lo cierto es que los experimentantes dativos del tipo de A Juan en la oración de
(1) tienen muchas propiedades típicas de los sujetos salvo, claro está, las que
canónicamente definen al sujeto en esta lengua: la concordancia con el verbo y
el caso nominativo. Sin embargo, es importante observar que estos rasgos de
concordancia y caso nominativo definen los sujetos de las lenguas nominativoacusativas, pero no, obviamente, los de las ergativas. A diferencia de lo que se
propone en otros tratamientos (Vogel y Villada, 1999) no vamos a cuestionar la
noción de sujeto ni su caracterización mencionada en español, sino a mostrar
que esos dativos experimentantes se pueden considerar sujetos si admitimos
que en español hay un patrón de ergatividad parcial (como lo hay, a la postre, en
todas las lenguas ergativas (Dixon 1994: 224)).
No es nada original proponer que esos u otros dativos son sujetos.
Separándose de la tradición, Masullo (1992), Cuervo (1999), Campos (1999) o
La investigación que subyace a este trabajo forma parte del proyecto “Eventos verbales, alternancias y
predicados complejos en español” subvencionado por la Diputación General de Aragón (P-114/2001).
*
Fernández Soriano (1999), entre otros, han argumentado a favor de la existencia
de sujetos dativos en español, aunque ninguno de estos autores propone un
esquema ergativo, sino que siguen más bien la tradición de los sujetos
caprichosos (quirky subjects) desarrollada en el estudio de lenguas como el
islandés (Zaenen et al. 1985; Andrews 2001).
2. PROPIEDADES DE SUJETO DEL DATIVO EXPERIMENTANTE.
La primera propiedad, y la más llamativa, es el orden. Como se observa en los
ejemplos de (3) a (6) el orden más natural en español para estos ejemplos es el
de (a) y no el de (b):
(3)
(4)
(5)
(6)
a. A Luisa le gustan las zanahorias
b. La zanahorias (le) gustan a Luisa
a. A Luisa le place que la invites
b. Que la invites (le) place a Luisa
a. A Luisa le molesta que la engañen
b. Que la engañen (le) molesta a Luisa
a. A Luisa le preocupan tus dudas
b. Tus dudas (le) preocupan a Luisa
De hecho, el carácter natural y no topicalizado de, por ejemplo, (3a) respecto
de (3b) pone de manifiesto que la explicación habitual de que A Luisa no es un
sujeto sino un dativo antepuesto o topicalizado no es adecuada. De hecho,
vamos a defender que estos dativos no son sujetos por un ascenso puramente
sintáctico, sino que se generan por encima de los supuestos sujetos, del mismo
modo que en las lenguas ergativas los sujetos ergativos no son derivados sino
auténticos argumentos externos.
Campos (1999) observa que a diferencia de lo que sucede con otros verbos
con anteposición de dativo, el dativo de gustar no está topicalizado. Para ello
emplea el argumento de que puede aparecer después de por qué en las
interrogativas, como se observa en (7a) mucho más aceptable que (7b), sin
supuesta topicalización, o que (7c) con un auténtico dativo antepuesto:
(7)
a. ¿Por qué a Luis le gustan los deportes?
b. ??¿Por qué los deportes le gustan a Luis?
c. ??¿Por qué a Luis le dieron caramelos los niños?
Lo mismo puede decirse si consideramos la modificación con solamente
(Cuervo, 1999: 21). Un objeto topicalizado no la admite, pero nuestros
experimentantes dativos sí, como puede verse en (9), claramente preferible a
(8):
(8)
(9)
Solamente a Carlos Juan le dio el dinero
Solamente a Carlos le gustó la película
Por tanto, es posible argumentar razonablemente que el orden natural no
marcado para estas construcciones es Dat-V-Nom. La hipótesis de que ciertos
verbos en español se rigen por un patrón ergativo de marcación de caso-
2
concordancia podría explicarlo sin afectar al parámetro de orden S-V-O típico
del español.
Otro argumento de Campos (1999) para defender que el experimentante
dativo podría ser sujeto es que es el controlador habitual de sujetos de infinitivo.
En (10a) el sujeto Pedro controla el sujeto de conocer con mucha más facilidad
que a Luisa, y lo mismo se observa en (10b), donde el dativo A Pedro puede
controlar el sujeto de conocer de forma mucho más natural que Luisa:
(10) a. Pedroi escribía a Luisaj antes de PRO(i, *j) conocer a María
b. A Pedroi le gustaba Luisaj antes de PRO(i, *j) conocer a María
Siguiendo también a Cuervo (1999), en (11a) observamos que el dativo puede
ser un cuantificador generalizado indefinido, que normalmente pueden ser
iniciales si son sujetos, pero no suelen estar dislocados a la izquierda, como se
muestra en (11b):
(11) a. A nadie le gustó tu libro
b. *A nadie vi ayer
Por otra parte, como observa Masullo (1992: 90 y nota 1), los constituyentes
dislocados a la izquierda no pueden estar cuantificados, lo que parece mostrar
que en (11a) no tenemos un elemento topicalizado a una posición no
argumental.
En los siguientes ejemplos, adaptados de Cuervo (1999: 220 y ss.),
observamos lo que la autora denomina ligamiento distribuido, que también
muestra que nuestros dativos se alinean en su alcance con los sujetos y se
diferencian de otros dativos antepuestos:
(12)
(13)
(14)
(15)
Los niños llamaron a su madre (cada uno a la suya)
*A los niños les llamó la atención su madre (cada una al suyo)
A todas las escritoras les gustó su esposo (a cada una el suyo)
*Todas las escritoras le gustaron a su esposo (cada una al suyo)
En (12) vemos que los sujetos pueden tener la lectura especificada entre
paréntesis mientras que los dativos antepuestos de (13) no. Crucialmente en
(14) se observa que el experimentante dativo puede tener esa lectura, mientras
que con el mismo verbo, el supuesto sujeto no (15), lo que parece evidenciar que
es un objeto1.
3. ¿EN QUÉ SENTIDO SON SUJETOS LOS EXPERIMENTANTES DATIVOS?
Los hechos reseñados hasta ahora parecen señalar que es plausible
considerar estos dativos experimentantes como sujetos. Es importante insistir
en que estas y otras pruebas no demuestran que esos dativos sean sujetos,
porque para ello deberíamos operar con una definición inequívoca y universal
de sujeto. Para empezar, por ejemplo, deberíamos distinguir cuidadosamente
entre lo que Keenan (1976) denominaba propiedades de comportamiento y
Aunque no es una prueba, ya que la simplificación de las relativas es un fenómeno común, es
sintomático que en estas construcciones (por ejemplo, el slogan de una reciente campaña publicitaria:
Enhorabuena a todos los que les gusta la rapidez) sea precisamente el dativo del verbo gustar el
relativizado como un nominativo.
1
3
propiedades de codificación de los sujetos. Vogel y Villada (1999) observan que
muchas propiedades típicas de los sujetos se derivan de rasgos como "ser
controlador de concordancia" o "llevar el caso menos marcado". Pero esas y
otras son propiedades de codificación que no son uniformes en todas las
lenguas. Cuando proponemos que los dativos experimentantes son sujetos no
estamos proponiendo que sean sujetos como los de las lenguas nominativoacusativas, sino que son sujetos ergativos.
Si nos centramos en las propiedades de los sujetos ergativos, observaremos
que en muchas lenguas ergativas son los objetos absolutivos los que se
comportan como los sujetos nominativos. Como observa Baker (1997), hay
distintas formas de ser sujeto: un argumento puede ser sujeto respecto de su
generación como argumento externo y no serlo respecto de sus propiedades de
movimiento a posiciones no argumentales o respecto de la asignación de caso
morfológico. Baker muestra que incluso en las lenguas consideradas ergativas
profundas el sujeto ergativo es el sujeto del SV superior, aunque sea el objeto el
que se comporte como sujeto fuera del sintagma verbal (en nuestro caso, por
ejemplo, es el objeto el que concuerda con el verbo y el que lleva el caso no
marcado).
La sensación evidente de que los rasgos de sujeto están repartidos cobra así
sentido, algo que no sólo es aplicable a las lenguas ergativas en general, sino
también a nuestros ejemplos, como un auténtico caso de ergatividad parcial
Además de predecir de forma directa la estructura sintáctica de estas
construcciones, la hipótesis propuesta permite evitar las dificultades que como
sagazmente señalan Moore y Perlmutter (2000) son inherentes al hecho de que
estos sujetos son dativos. Estos autores (considerando ejemplos del ruso)
critican la práctica de defender que esos dativos son sujetos y de argumentar
que las propiedades de sujeto que no tienen se debe a que son sujetos dativos y
no nominativos. Muestran que si se admite esa línea de argumentación la
hipótesis de que son sujetos sería infalsable, y tienen razón, ya que siempre
podríamos protegerla aduciendo que no son sujetos nominativos, que son
sujetos defectivos, etc.
Sin embargo, de forma interesante, Moore y Perlmutter (2000: 380)
argumentan respecto de ejemplos rusos como el de (16) que en el marco de la
Gramática Relacional estos dativos invertidos son sujetos en la estructura inicial
que en la superficie son objetos indirectos:
(16) Ruso (trasliteración aproximada) Moore y Perlmutter (2000: 383).
Borisu nravjatsja takie rubaski
Boris-Dat gustan tales camisas
'A Boris le gustan tales camisas'
Pero de nuevo vemos que la propuesta de que se trata de sujetos ergativos
hace compatibles estas observaciones. El experimentante, por razones que
vamos a considerar a continuación, se genera como argumento externo en el SV
y en vez de ser un sujeto nominativo se comporta como un sujeto ergativo. El
otro argumento se genera como un objeto directo y se comporta como un objeto
absolutivo, no como uno acusativo. En este sentido, algunas propiedades típicas
de los sujetos que conserva este argumento son precisamente las propiedades
que hacen que los objetos absolutivos en lenguas ergativas parezcan sujetos
sintácticos.
4
4. LA ESTRUCTURA SEMÁNTICA DE LOS VERBOS DE AFECCIÓN PSÍQUICA.
Gustar pertenece a los habitualmente denominados verbos psíquicos, que
han recibido mucha atención debido a que constituyen un reto constante a las
teorías que pretenden explicar la vinculación entre papeles temáticos, funciones
sintácticas y casos. El primer problema que se plantea es qué papeles temáticos
llevan los argumentos, por ejemplo, de (1) (Juan y las zanahorias). Para evitar
la confusión que implica la peculiar situación del español, vamos a considerar su
versión en inglés, que presenta una estructura nominativo-acusativa. En (17)
tenemos una de las típicas alternancias en las que, aparentemente al menos,
idénticos papeles temáticos ocupan diferentes posiciones sintácticas:
(17) a. John likes carrots (A juan le gustan/agradan las zanahorias)
b. Carrots please John (Las zanahorias agradan a Juan)
Los tratamientos habituales sugieren que John y Carrots llevan los mismos
papeles temáticos en (17a) y (17b), lo que como es sabido ha motivado la
postulación (Belletti y Rizzi, 1987) de que en uno de los casos (17b) el objeto
profundo se ha movido sintácticamente a la posición de sujeto. Este punto de
vista implica pues que los verbos que nos interesan (la clase 3 o piacere de
Belletti y Rizzi) no seleccionan un argumento externo y que, por tanto, el
experimentante se desplaza a la posición de sujeto. Otra opción muy influyente
ha sido la de Pesetsky (1995), quien solventa el problema rechazando que haya
idénticos papeles temáticos en el objeto de (17a) y en el sujeto de (17b). Sin
embargo, la concepción de los papeles temáticos como proto-papeles en el
sentido de Dowty (1991) hace innecesario postular otro papel temático básico
que refleje esa diferencia semántica.
La opción que vamos a tomar asume que en lo esencial los dos argumentos
llevan en ambas oraciones los mismos papeles temáticos, pero que éstos son
idénticos a las funciones sintácticas, esto es, que los dos sujetos de (17) son lo
que Dowty denomina proto-agentes y que los dos objetos son proto-pacientes.
Ello implica pues una apuesta firme por la renovada hipótesis de uniformidad
de asignación temática (UTAH en sus siglas inglesas) de Baker (1997).
De hecho, en español los verbos de afección psíquica presentan
habitualmente alternancia (con la excepción, entre otros pocos, de gustar) como
puede verse en (19):
(19) a. A Juan le molestan los payasos
b. Los payasos molestaron a Juan
Según nuestra hipótesis en (19) tenemos el mismo verbo, los mismos protopapeles temáticos pero dos esquemas distintos de marcación de caso y
concordancia. Esto es, en (19a) tenemos una versión morfológicamente ergativa
del verbo molestar y en (19b) tenemos una versión morfológicamente acusativa
del mismo verbo. La elección de una u otra dependerá esencialmente de qué
argumento se proyecta como externo o sujeto.
Obviamente, si a Juan es un acusativo en (19b) no tiene mucho sentido
afirmar que (19a) implica un desplazamiento a la izquierda del dativo. De hecho,
la alternancia de caso en los dobletes de (19), aunque ha sido frecuentemente
observada y adecuadamente puesta en relación con el tipo de causación o el
5
grado de agentividad del sujeto (Gutiérrez, 1999; Campos, 1999), no ha sido
explicada de forma satisfactoria.
La idea que queremos defender es que una amplia clase de verbos, debido a
un efecto de reanálisis, presenta una doble opción de marcación de casoconcordancia, esto es, según dos parámetros disponibles distintos.
Supongamos que la estructura léxico-semántica de molestar presenta una
entrada léxica simplificada como la de (20)2:
(20) molestar: x (estímulo) y (experimentante)
Si consideramos únicamente la morfología de los ejemplos de (19), ignorando
de momento su sintaxis, parece que es el estímulo el que cualifica como
argumento externo, dado que va siempre en nominativo. De hecho una entrada
léxica como la de (20) sólo predice el ejemplo de (19b), esto es, el esquema
transitivo acusativo normal.
Para dar cuenta de (19a) deberíamos postular otra entrada léxica o un
movimiento en la sintaxis del argumento experimentante, pero no estaría claro
por qué no lleva caso acusativo, salvo que postulemos el dativo específicamente
en dicha entrada como un caso inherente, una opción en principio no deseable,
aunque muy extendida en la bibliografía sobre quirky subjects.
Por supuesto, si además admitimos que en (19a) el dativo es el argumento
externo, entonces todavía habría más problemas para salvar la representación
de (20), dado que deberíamos introducir una jerarquía temática distinta o,
siguiendo la línea de Grimshaw (1990), una estructura aspectual superpuesta
que intercambiara los argumentos.
Sin embargo, la entrada única para los dos verbos se puede mantener si
adoptamos un punto de vista como el de Dowty (1991) y concebimos los papeles
temáticos de manera prototípica. La propuesta de Dowty consiste en que sólo
hay dos protopapeles temáticos (proto-agente y proto-paciente) que se definen
con propiedades semánticas, tal y como se puede ver en (21):
(21)
Caracterización de Dowty (1991: 572) de los proto-papeles temáticos
Propiedades del Proto-Agente: a. Volitional involvement in the event or
state, b. Sent[i]ence (and/or perception), c. Causing an event or change of
state of another participant, d. movement (relative to the position of
another participant), e. Exists independently of the event named by the
verb.
Propiedades del Proto-Paciente: a. Undergoes change of state, b.
Incremental theme, c. Causally afected by another participant, d.
Stationary relative to movement of another participant, e. Does not exist
independetly of the event, or not at all.
En lo que ahora nos concierne esta concepción implica que no es necesario
postular que el experimentante es un argumento distinto del agente, del
causador o del tema, sino que un experimentante, en tanto en cuanto es
sintiente y puede interpretarse como no afectado causalmente puede cualificar
como proto-agente y, por tanto, siguiendo el principio de selección de
argumentos de Dowty (1991: 576), ser seleccionado como sujeto. Por su parte, el
2
Por conveniencia descriptiva denominaremos estímulo al argumento concordado y experimentante al
otro.
6
estímulo, si no se considera como voluntariamente implicado en el evento o
como un causador directo, puede cualificar como proto-paciente y, por tanto,
codificarse como objeto. Hemos visto en el ejemplo de (17a) o en casos del
español como Luis teme las tormentas que los experimentantes pueden ser
sujetos y que los estímulos pueden ser objetos directos.
Observa Dowty que en predicados como los que nos ocupan ninguno de los
participantes en el evento es un obvio candidato para ser el sujeto: ambos, el
experimentante (animado y sintiente) y el estímulo (causador aunque
inanimado e inactivo) se podrían asimilar tanto al proto-agente como al protopaciente (véase el corolario 1 de Dowty, 1991: 576). Dowty sugiere que serán
sutiles diferencias de significado del predicado que describe el evento las que
determinarán cuál de los dos argumentos será proto-agente o proto-paciente.
Así, en (17b) Dowty observa que hay un sentido incoativo que no aparece en
(17a), de manera que es el sentido de cambio de estado del experimentante y la
consiguiente interpretación causativa del estímulo el que inclina la balanza
hacia esa configuración. Así pues, podemos postular que no es que los verbos
psicológicos de este tipo carezcan de argumento externo, sino que cualquiera de
los dos argumentos puede considerarse argumento externo.
La proyección de (19b) en principio no ofrece problemas. El estímulo,
interpretado como causador, es considerado proto-agente y se proyecta como el
argumento externo según el patrón común en español de los verbos nominativo
acusativos. Si sólo consideramos la prominencia de los argumentos podríamos
esperar que la consideración del experimentante como proto-agente debería dar
en español un resultado nominativo-acusativo como el de (22a), para molestar o
(22b) para gustar, claramente agramaticales:
(22) a. *Juan molesta (a) los payasos = 'a Juan le molestan los payasos'
b. *Juan gusta las zanahorias = 'a Juan le gustan las zanahorias'
Por tanto, parecería claro que estos verbos en español, por defecto, codifican
el estímulo como proto-agente y el experimentante como proto-paciente. Sin
embargo, la ambigüedad sobre qué argumento es el proto-agente es algo
característico de este tipo de verbos en todas las lenguas: cuando el estímulo es
inanimado e inactivo el argumento experimentante sobresale como protoagente y adquiere relevancia semántica, pragmática y, en ocasiones, sintáctica.
Como es bien sabido, la opción de (22b) en inglés y en otras lenguas es
perfectamente legítima, como se observa de nuevo en (23):
(23) John likes carrots
La cuestión es entonces por qué en una lengua como el inglés el
experimentante de este tipo de verbos es nominativo y el estímulo es acusativo
mientras que en español el experimentante es un sujeto dativo y el estímulo un
objeto nominativo.
5. DISLOCACIÓN Y REANÁLISIS EN INGLÉS Y EN ESPAÑOL.
La hipótesis que vamos a mantener es que en español (y quizá en otras
lenguas) se ha gramaticalizado un sistema ergativo de marcación derivado de un
reanálisis de construcciones de dativo dislocadas. De hecho, es bien sabido que
7
en inglés el verbo de (23) y otros muchos son el resultado de un reanálisis de
antiguos experimentantes dativos como nominativos.
En (24) tenemos un ejemplo del inglés medio en el que se observa el caso
dativo del experimentante antepuesto al verbo y el caso nominativo del estímulo
pospuesto:
(24) mee likes go see the hoped heaven (Lightfoot, 1991: 128)
Lightfoot (1991) argumenta que ese cambio sintáctico es una consecuencia
de la pérdida de los casos del antiguo inglés, crucialmente del dativo. Por su
parte, Allen (1995: 442) argumenta convincentemente que en inglés antiguo y
en inglés medio esos experimentantes dativos ya tenían propiedades de sujetos
(y, de hecho, es relativamente frecuente hallar ejemplos en inglés medio en los
que los experimentantes dativos ya concuerdan con el verbo en vez de los
objetos nominativos).
Por tanto, es posible estipular que las construcciones del inglés antiguo,
aunque se han tratado habitualmente como construcciones impersonales, ya
presentaban un esquema ergativo-absolutivo exaptado de las construcciones
dislocadas, esto es, como el español actual. Y en este sentido podríamos concluir
entonces que la presencia del caso dativo en español es la explicación de que el
verbo gustar (y los de su clase) mantenga este sistema alternativo de marca de
caso y concordancia. Esto es, el dativo en este tipo de verbos tendría un papel
semejante al que tiene el caso ergativo en las lenguas ergativo-absolutivas.
Esa posibilidad no sólo es la única posible para gustar (que no tiene
interpretación causativa)3, sino que se mantiene en los verbos alternantes del
tipo del de (19), como se muestra de manera más rotunda en el ejemplo de
(25a):
(25) a. A Luisa le molesta que la molesten
b. *A Luisa la molesta que le molesten
La inaceptabilidad (descartando el laísmo) de (25b) evidencia que cuando el
estímulo no es causador (o al menos causador directo) el experimentante debe ir
en dativo. Por tanto, podríamos decir que cuando un verbo de la clase de
molestar (como los siguientes: admirar, agobiar, alegrar, asombrar, asustar,
convencer, disgustar, divertir, fastidiar, impresionar, molestar, ofender,
preocupar, satisfacer, sorprender, urgir) se interpreta no causativamente o
como causación indirecta adopta un patrón de caso-concordancia alternativo al
canónico4.
Lightfoot observa que el reanálisis del experimentante sin caso implicó la
externalización de ese papel temático, pero esa no es una asunción del todo
necesaria si el experimentante dativo ya era el argumento externo. De hecho, es
la externalización semántica del experimentante (su conceptualización como
proto-agente) la que explicaría la dislocación del dativo al tópico, su posterior
reanálisis en inglés como un sujeto caprichoso y, junto con la pérdida del dativo
3 Al margen del marginal gustar de con experimentante nominativo, que es la forma habitual, por
ejemplo, en portugés. Lightfoot (1991) parafrasea de la siguiente manera los sentidos de like en inglés
antiguo y actual, respectivamente: 'cause pleasure for', 'derive pleasure from'.
4 Treviño refleja adecuadamente en qué sentido se puede hablar de causación indirecta: "en los payasos
siempre les divirtieron el significado es más bien que los niños, como una propiedad intrínseca a ellos, se
divirtieron con los payasos" (1994: 132).
8
morfológico, su posterior reanálisis como nominativo. Esto automáticamente
implica la asignación de acusativo al otro argumento aun en ausencia de
interpretación causativa, como en el ejemplo inglés de (23).
6. ERGATIVIDAD PARCIAL LÉXICAMENTE CONDICIONADA.
La ventaja principal de la hipótesis de la estructura ergativa frente a la del
caso caprichoso (si es que ésta no es sólo una variante de aquélla) es que se
pueden emplear los mecanismos de asignación o cotejo de caso que
habitualmente se asumen para las lenguas ergativas y se evita la necesidad de
postular un marcado inherente de caso dativo léxicamente especificado y otras
dificultades del análisis ya clásico de Belletti y Rizzi (1987).
Así, podemos postular que la entrada léxica de gustar o de la variante
ergativa de molestar es la básica, mientras que la versión acusativa se daría
cuando el verbo se asocia a un operador causativo, en dependencia de la
interpretación agentiva del estímulo (habitualmente cuando es animado y
controla la acción)5. Considerar básica la entrada léxica ergativa (esto es, la que
asigna proto-agente al experimentante) no es una pura estipulación, sino que
viene avalada por la propia estructura de esos verbos. Son verbos en los que el
supuesto tema (lo que Bouchard (1995) gráficamente denomina psy-choses,
'objetos písquicos', como el gusto, el miedo, la molestia o el agrado) está
incorporado en el verbo, que ya no será pues un verbo acusativo, según el
esquema abstracto de (26):
(26) X
estímulo
induce, causa
Y (molestia/gusto) a Z
tema
experimentante
Si el objeto psíquico Y se verbaliza (muchas veces no lo hace, como en
predicados complejos del tipo de dar miedo, dar asco, etc.) el resultado se
refleja toscamente en (27), donde observamos un verbo inacusativo
biargumental6.
(27) molesta/gusta X, (a) Z
Las proyecciones de una entrada como la de (27) son típicamente inestables
en el sentido de que el experimentante habitualmente será mejor candidato a
proto-agente que el estímulo, dado el significado de causación indirecta o de
cambio interno. Como hemos visto, la presencia del dativo en inglés antiguo y
medio o en español actual posibilitan su reanálisis como caso ergativo a la par
que el reanálisis del caso nominativo como absolutivo, un paso bastante natural
5 Podría decirse entonces que la fusión de ese verbo con un v causativo abstracto forzaría la marcación
nominativo-acusativa de estos verbos alternantes (véase en una dirección simliar McGinnis, 2000).
6 Nótese que es un verbo inacusativo en el sentido de que no asigna acusativo. Este verbo violaría la
llamada "Generalización de Burzio" que estipula que un verbo que no asigna acusativo no asigna papel
temático al sujeto. Sin embargo, como ha mostrado Laka (1993) dicha generalización no se aplica a las
lenguas ergativas, lo que se puede considerar otro argumento a favor de la propuesta. Esta representación
implica que la vinculación del caso dativo al experimentante no hay que estipularla, sino que viene
predicha por la asociación universal entre caso dativo y argumentos 'locativos' (Rodrigues Aristar, 1996).
Bouchard (1995: 274) observa que es habitual en las lenguas indoeuropeas que estos verbos tengan
incorporado el tema.
9
siendo ambos interlingüísticamente los casos no marcados por excelencia y los
más frecuentemente asociados a la concordancia verbal. Si nada más sucede el
experimentante, puede promocionarse a proto-agente, opción que irá asociada
en español a un esquema ergativo de asignación de caso. Si es el estímulo el
considerado el argumento externo, entonces se proyectará según el esquema
habitual de los verbos transitivos agentivos: el nominativo acusativo.
En cuanto al mecanismo de asignación, hay diversas opciones, complejas y
debatidas, pero que no son un problema específico de nuestros verbos, sino un
problema general a todas las lenguas (o construcciones) ergativas.
En un modelo como el que propone Baker (1997), por ejemplo, podríamos
asumir que el proto-paciente se genera como hermano de V pero al no recibir
caso acusativo se mueve a la flexión para obtener el caso nominativo (y la
concordancia), mientras que el experimentante, como proto-agente, se genera
en el especificador de V como sujeto y obtiene el caso ergativo del mismo modo
que lo reciben los sujetos ergativos en lenguas ergativas, quizá de forma
inherente. De hecho, Woolford (1997) considera el caso ergativo como de
naturaleza inherente.
Otra posibilidad, quizá más atractiva, implica una total identificación entre,
de una parte, caso nominativo y ergativo y, de otra, caso acusativo y absolutivo.
Según este punto de vista, defendido por Laka (1993), la diferencia esencial de
parametrización entre un sistema de marcación ergativo y uno acusativo
radicaría en si es el caso que se asigna en tiempo (nominativo y ergativo) o el
caso que se asigna en V (acusativo y absolutivo) el que se activa en una lengua.
Según Laka en las lenguas ergativas el caso seleccionado es el del verbo y en las
acusativas es el de Tiempo. Si esto fuera así bastaría estipular que una clase de
verbos léxicamente definida puede seleccionar una opción distinta. En este caso,
que la clase de verbos que nos ocupa selecciona la opción de activar el caso del
verbo, de manera que el verbo asigna el caso no marcado (absolutivo) al objeto y
el caso marcado al sujeto (ergativo).
De hecho, como muestra Dixon (1994), la configuración semántica del verbo
es interlingüísticamente uno de los criterios habituales de ergatividad parcial,
por lo que una ergatividad parcial léxicamente condicionada en español no sería
nada extraño ni ad hoc.
Quizá no sólo sea cierto que no existen lenguas puramente ergativas, sino que
tampoco existen lenguas puramente nominativas, algo que tampoco debería
extrañarnos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
A LLEN, C.L. (1995): Case Marking and Reanalysis. Oxford: Oxford University
Press.
ANDREWS, A.D. (2001): "Non Canonical A/S Marking in Icelandic". Aikhenvald,
A.Y., R.M.W. Dixon y M. Onishi (eds.): Non-Canonical Marking of Subjects
and Objects. Amsterdam: John Benjamins, 85-112.
B AKER , M.C. (1997): "Thematic Roles and Syntactic Structure". L. Haegeman
(ed.): Elements of Grammar. Dordrecht: Kluwer, 73-137.
BELLETTI, A. y L. RIZZI (1987): "Los verbos psicológicos y la teoría temática". V.
Demonte y M. Fernández Lagunilla (eds.): Sintaxis de las lenguas
románicas. Madrid, El Arquero, 60-122.
10
BOUCHARD, D. (1995): The Semantics of Syntax. Chicago: University of Chicago
Press.
C AMPOS, H. (1999): "Transitividad e intransitividad". I. Bosque y V. Demonte
(eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe,
1519-1574.
CUERVO, M.C. (1999): "Quirky But Not Eccentric: Dative Subjects in Spanish".
MIT Working Papers in Linguistics, 34, 213-227.
DIXON, R.M.W. (1994): Ergativity. Cambridge: Cambridge University Press.
DOWTY, D. (1991): "Thematic Proto-Roles and Argument Selection". Language,
67/3, 547-619.
F ERNÁNDEZ S ORIANO , O. (1999): "Two Types of Impersonal Sentences in
Spanish: Locative & Dative Subjects". Syntax, 2/2, 101-140.
GRIMSHAW, J. (1990): Argument Structure. Cambridge (MA): The MIT Press.
GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ, S. (1999): "Los dativos". I. Bosque y V. Demonte, (eds.):
Gramática descriptiva de la lengua española: Madrid: Espasa Calpe, 18551930).
K EENAN , E.L. (1976): "Towards a Universal Definition of 'Subject'". Ch.N. Li
(ed.), Subject and Topic. Nueva York: Academic Press, 303-333.
LAKA, I. (1993): "Unergatives that Assign Ergative, Unaccusatives that Assign
Accusative". MIT Working Papers in Linguistics, 18, 149-172.
L IGHTFOOT , D. (1991): How to Set Parameters: Arguments from Language
Change. Cambridge (MA): The MIT Press.
MAHAJAN, A.K. (1989): "Agreement and Agreement Phrases". MIT Working
Papers in Linguistics, 10, 217-252.
M ASULLO , P.J. (1992): "Quirky Datives in Spanish and the Non-Nominative
Subject parameter". MIT Working Papers in Linguistics, 16, 89-104.
MCGINNIS, M. (2000): "Event heads and the Distribution of Psych-roots". Penn
Working
Papers
in
Linguistics,
6/3,
107-144.
(http://www.minimalism.linguistics.arizona.edu)
M O O R E , J. y D.M. PERLMUTTER (2000): "What does it take to be a dative
subject?". Natural Language and Linguistic Theory, 18/2, 373-416.
P ESETSKY , D. (1995): Zero Syntax. Experiencers and Cascades. Cambridge
(MA): The MIT Press.
RODRIGUES ARISTAR, A. (1996): "The relationship between dative and locative:
Kuryl’owicz's argument from a typological perspective". Diachronica, 13/2,
207-224
T REVIÑO , E. (1994): Las causativas del español con complemento infinitivo.
México DF: El Colegio de México.
VOGEL, C. y B. VILLADA (1999): An HPSG Analysis of Grammatical Relations,
Syntactic Valency and Semantic Argument Structure in Spanish
Psychological Predicates and other Instances of Quirky Case and
Agreement. Tech. Rep. TCD-CS-1999-77. Dublín: Computational Linguistics
Laboratory. Trinity College.
WOOLFORD, E. (1997): "Four-way case systems: Ergative, nominative, objective
and accusative". Natural Language and Linguistic Theory, 15/1, 181-227.
Z A E N E N , A., J. M ALING y H. THRÁINSSON (1985): "Case and Grammatical
Functions: the Icelandic Passive". Natural Language and Linguistic Theory,
3/4, 441-483.
11