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PLEGARIAS
El rostro
Tiene infinitos surcos.
Cada uno de ellos es un hilo de ternura.
Por ellos han corrido muchas lágrimas
y no menos sonrisas.
Un rostro húmedo, que nunca se halla seco.
Mirándolo despacio,
verás escrita entre los surcos la palabra
‘compasión’.
Tiene ojos cariñosos de todos los colores,
en cada caso el apropiado.
Y ve en ti lo que nadie ve:
tu corazón abierto,
aunque no siempre aciertes a sacarlo afuera.
Sus labios son muy finos y robustos
como quien ha besado mucho.
Antes que te des cuenta,
Te besará sonoramente sin avergonzarse.
Aunque es algo mayor, porque ha cumplido siglos,
su oído es sumamente agudo.
Lo tiene siempre tan atento,
que escucha incluso los latidos de tu corazón.
Cuando te vas de casa,
el rostro se le cubre de sombras y de
lágrimas.
Cuando regresas, se le alumbra,
se le ponen saltones los dos ojos,
porque su corazón está dándole saltos.
Te quiere.
Patxi Loidi
PLEGARIAS
Sin cadenas
¡Se han roto mis cadenas!
¡Mis cadenas se han roto!
Yo estaba atado por el miedo.
Me han quitado de encima
una carga terrible.
Mis errores doblaban mis espaldas.
¿Quién me lo hizo, Señor?
¿Quién habrá sido?
Tú sabes algo, ¿no es verdad?
Soy libre, libre, ¡LIBRE!
Soy feliz sin cadenas y sin pesos.
Soy muy feliz
con un amor que está rondándome.
¿Quién me quitó la carga? ¿No será tu Palabra?
Esa palabra débil, que rompe los grilletes
y evapora las cargas, igual que el sol las nubes.
¿Cómo podré, Jesús, darte las gracias
y cantar cada día tus misericordias?
Patxi Loidi