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PARROQUIA SAN FRANCISCO JAVIER ORACIÓN DE CONFIRMACIÓN El Dios uno y trino, misterio de amor, habita en los cielos y en mi corazón. Padre, en tu gracia y tu ternura, la paz, el gozo y la belleza, danos ser hijos en el Hijo y hermanos todos en tu Iglesia. Al Padre, al Hijo y al Espíritu, acorde melodía eterna, honor y gloria por los siglos canten los cielos y la tierra. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". El Dios uno y trino, misterio de amor, habita en los cielos y en mi corazón. PRECES SALMO 150: Alabad al Señor Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento. Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta alabe al Señor. Gloria Evangelio según San Lucas 17,11-19. Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. LA SALVE Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén