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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
PUNTUALIZACIÓN:
Entiéndase esta obra como ficticia ya que, tanto situaciones, como
personajes e incluso la época en la que se supone ocurren los hechos, son
producto de la imaginación de su autor.
Asimismo, como puede comprobarse, también las dos coplas que pretenden
nuestros personajes cantar, no pertenecen a la misma época sino, que, el
autor ha querido con ellas dar un punto de frivolidad y gracia en un
momento determinado de la obra.
En definitiva, el autor de nuestra obra, más que entender como denuncia
social o toque de atención en miramientos a un sector determinado social
(que también), lo que pretende es, hacernos pasar un rato agradable, tanto
con la lectura de la obra como, con su interpretación sobre un escenario.
Por ello, sólo hace unos breves apuntes sobre la interpretación de nuestra
historia; la puesta en escena en general la deja al libre albedrío, de
escenógrafo, director y actores.
Por otra parte, también quisiera agradecer el autor la constancia y
paciencia del lector, el llegar hasta el final de esta obra pues, estoy
convencido de que, cada lector verá en esta obra algo distinto, tanto en la
historia en si, como en el carácter de sus personajes o incluso en imaginarse
el lugar donde ocurren los hechos.
Felicidades por haber elegido:
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Entre el jazmín y la rosa
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Prólogo
La obra se desarrolla en la posguerra española, donde los temores e
incertidumbres en las mentes extremeñas (a todo el horror de una guerra
estéril e inútil ),hizo, que pensamientos libres y actos puros y cotidianos, de
armonía cívica, se convirtieran en celos y recelos entre familiares, amigos,
vecinos y ciudadanos en general, que vieron cómo sus vidas, derivaron a la
desconfianza y a la incomprensión, en general, y en particular, al
fusilamiento moral de toda aquella persona con una inclinación sexual
diferente al resto de los mortales.
Ávidos de amor.....
Sí, porque un solo instante, como una gota en el mar del tiempo... puede
elevar al cielo a aquellas personas que tengan la suerte de disfrutar el
amor y, llenar toda una vida de gozo en el corazón humano.
¿Existe otro bienestar que pueda suplantar al amor en el corazón humano
y, hacer que pueda sentirse tan hermosamente feliz? Sinceramente creo
que no, pero, para ello, es imprescindible que los corazones sean iguales...
¿Y sabe alguien de algún corazón cuadrado? ¿Triangular? ¿Redondo? No...
todos sin excepción son iguales. ¿Qué razón hay para pensar, que el amor
entre personas de igual sexo, es diferente, o te hace menos feliz? ¿Quién
escribió el tratado del amor, y donde se encuentra? ¿En cuál de sus páginas
nos dice que el amor es sexo?
Entiendo que el amor entre dos personas es algo más grande que el
disfrutar de nuestro envoltorio perecedero. Es algo espiritual y platónico a
la vez. Es tan hermoso, que hace feliz a quien lo da, tanto como al que lo
recibe.
El sexo es la consecuencia y el resultado inevitable e ineludible, de la
aleación de los sentimientos de amor mutuo entre los corazones.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
ENTRE EL JAZMÍN Y LA ROSA
Se recrea la acción en dos patios diferentes, pero igual de hermosos en
cuanto a su esplendor floral. Tanto uno, como otro, gozarán de diversas
plantas de flor y hoja, ya que la historia transcurre por los meses de abril y
mayo y, a pesar de que las pantarujas eran más bien dadas a moverse por
calles, plazas y callejones en los meses de invierno, los verdaderos amores
entiendo, no tienen días ni año, ni tan siquiera una fecha en el calendario
del tiempo, pues, el amor es espontáneo y eternos a la vez.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Acto primero
Primera escena
Mariela, Luisa y Elvira.
Tres costureras en un bonito patio interior, sentadas sobre bancos de
madera típicos, en donde se verá tanto en el lateral izquierdo como en el
derecho, y cerrando el paso hacia el foro, una reja a cada lado. El foro
central lo formará, entre plantas de jardín, una cancela de paso y salida,
por donde podrá verse en el firmamento tanto la luna llena, como las
constelaciones más cercanas.
Asimismo, de las rejas típicas colgarán macetas floridas.
Mariela: ¡Ay!
(Suspiro de añoranza, pensativa)
Luisa: ¿Qué tienes en la cabeza, Mariela?
¿Qué pensamientos provoca
en la fragua de tu pecho
con hierros de la pasión,
moldear tan dulce un beso
y exhalar en tan tibio aliento
la grandeza del amor?
Elvira: Para mí que en el lavadero...
viniendo para sus labores,
algún mozo casadero
tal vez le tirase flores,
y esos duelos de dolores
sean heridas de guerrero.
¿No es verdad Mariela mía?
Mariela: ¿Cómo podéis saber
lo que esconde un corazón?
¿Qué fuente os da de beber?
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
¿Por qué deshojáis la flor
y por qué herís al amor
con tan burdo parecer?
Luisa: No le hagas caso chiquilla. (a Mariela)
Se que la fuente es bonita,
y es hermoso el lavadero,
como se que su corazón palpita (por Elvira)
por un gentil costurero
no por un fornido vaquero...
aunque algún pensamiento te quita. (a Mariela)
Elvira: ¿Tú crees?
Luisa: ¡Puede ser!
Mariela: ¡Qué mal pensadas las dos!
Yo de la clara fuente
y de lo que llamáis amor,
incluso de los mozos fuertes,
hago lo que el resto de la gente
pasar, mirar... y, ¡Adiós!
¿No sabes que un corazón soñador
para que sean placidos sus sueños
su latir, sus suspiros y su calor
sólo puede tener un dueño,
y mi pecho ya tiene un empeño
el tesoro de un amor?
Más... aunque haya mozos tentadores
ninguno me importa tanto...
Elvira : ¿Podemos saber tus temores
y por quien viertes tu llanto?
¿Qué pecho cubre tu manto
y en qué lecho tus amores?
Luisa: Yo diría...
Elvira: No te vuelvas a equivocar (A Luisa)
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
no prendas la flor en el pecho
al que no te pienses sincerar,
se suele confundir los hechos
y lo que puede ser un helecho
suele parecer rosal.
Luisa: ¡Líbreme Dios! Es algo que no quisiera.
Aunque quisiera saber
por quién suspira Mariela
y quien la puede querer,
pues tiene su atardecer
cenizas en la candela.
No me interpretes mal,
que sabes cómo te quiero.
Mariela: ¡Caray, que vendaval!
¡Cuando el hombre al que anhelo
ignora el color de mi pelo
y no ha pisado mi umbral!
Elvira: ¿Pero hay un hombre? ¿Formal?
Luisa: ¡Chiquilla, dejadla hablar!
Elvira: ¡Soy así de cotilla, no lo puedo evitar!
(Carcajadas de complicidad levantándose)
Pero... en serio, no quisiera escuchar
lo de gentil costurero...
pues hay pensamientos que hieren más
que los rayos de los cielos.
Luisa: Yo te daré consuelo...
Mariela: ¡No se lo puedes dar!
Luisa: ¿Tan grave tienen la herida (por Elvira)
ese pecho soñador?
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
¿Son tan ciegos tus ojos
y tan sordos tus oídos?
¿Es tan afónica tu voz que no produce sonido?
¿Tan oscuro es el amor?
Elvira: No entiendo...
Luisa: ¡Dejadlo las dos!
Mariela: Algo atormenta a Luisa.
(A Elvira, Mariela se levanta con la costura en la mano)
¿Algún labrador moreno?
Luisa: (Calla y baja la cabeza)
Elvira: ¡O el blanco de las camisas
tendías sobre el romero!
Mariela: Tal vez el peluquero...
Elvira: ¿No será Gonzalo, Luisa?
Luisa: ¡Por favor, dejadme en paz!
¡Por qué no hablar del tiempo!
¡O hacerlo de la libertad!
¡Hablar de cosas... de cuentos!
¡No derribéis mis cimientos,
mis creencias, mi bondad.
No malogréis lo que creo,
no queméis mis pensamientos,
no me neguéis lo que veo,
no toquéis mis sentimientos
mi credo y mi mar adentro
es todo cuanto poseo.
Mariela : ¡Lo siento!
Elvira: ¡Lo siento, te creo!
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
María: Luisa tiene razón,
no se meten los dedos en las llagas
ni se arranca un corazón.
No hay cosa que más daño haga
que el olvido del amor
y el acero del dolor
hundiéndose en tus entrañas.
(Hiera a mandobles tu cama)
Luisa: No quise ofenderos, lo siento.
(Poniéndose de pie)
No hay cosa que tanto duela
como ahogar un pensamiento.
A veces, es como una rueda
que atropella dando vueltas
todo lo que llevas dentro.
¿Por qué nos lo callamos?
¿Es tan trágico el sentimiento?
¿El que no gozamos?
El que ocultamos tan dentro.
El que nos enseñó el maestro
ese Dios de los humanos.
Mariela: ¡Qué gran verdad en tu boca!
¿Por qué no gritar que se está enamorada?
¿Porque te tomen por loca?
¿Porque te crean encelada?
¿Porque te digan salida o degenerada?
¿Es acaso mejor ser fría como una roca?
No es bueno callar lo que sientes.
Es tan bello el amor compartido...
Es tan hermoso sentir que en ti piensen...
¡Es tan frágil un corazón dolorido!
¡Tan dulce los besos querido
y tan granada sus mieses!
Luisa: ¡Qué tierno! ¿Nos dirás en quien piensas?
Elvira: ¡Anda, sí! ¡Sé buena!
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Mariela: Ese suspiro del balcón de mis palabras
rubrica un nombre en el viento
forja el garabato en la fragua
con toda la miel del tiempo.
Mas, tengo que andar con tiento
y no quemar mis palabras.
Elvira: ¿Tan grande es tu descontento?
Mariela: ¡Baya!
Luisa: Ya se nota en tus mejillas
el rojo de la pasión,
no puedes negarlo chiquilla,
ya que en la caja zurrón (Se refiere al pecho)
hasta oigo tu corazón
dando botes de alegría.
Elvira: ¡Qué ilusión! ¿Lo amas, o lo querías?
Mariela: ¡Las dos!
Luisa: ¡Y sin embargo hay gente...
que no le importa lo que digan!
Don Ramón tiene pendiente
hacia Madrid su salida,
la cita con su querida
y borracheras de siempre.
Mariela: ¡Lo que hace el dinero, Luisa!
Mi pecho la caja de los suspiros,
el suyo, el baúl de las cenizas.
Elvira: ¿Es Madrid su retiro?
Luisa: ¡Y el vicio su desatino!
¡Y nadie se escandaliza!
(Pausa breve)
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Pero volvamos a ti, Mariela querida,
que me tienes impaciente.
¿Tus labios, por quien suspiran?
¿Gonzalo es el pretendiente,
un caballero corriente...
es ese el amor de tu vida?
¿O es quizá un costurero
el que cubre tus antojos?
Mariela: ¡Me trae sin cuidado el dinero,
aunque él tiene los cerrojos
que mantienen sellados mis ojos
y me alumbran los senderos.
(Pausa breve)
No... no es el costurero
cotillas de patio florido.
Pero si es el peluquero
quien tiene grilletes prendidos
en cinco de mis sentidos
y no concibo otro cielo.
Elvira: ¿Tanto lo quieres, Mariela?
Mira que hay hombres que dan
sinsabores y miserias.
Hombres que nunca amaran,
amores que pueden matar
y nunca sabrán de querencias.
Mariela: ¡Lo sé! Pero este amor me tiene ciega.
Luisa: Yo no tendría temores
es caballero y hermoso,
no hagas caso de rumores
es honesto y bondadoso,
y aunque es rosal espinoso
se que tendrá sus razones.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Mariela: ¿Qué quieres decir?
¿Supones acaso su hombría?
Elvira: Una duda razonable, lo se.
Mariela: (Dolida y mirando al cielo)
¡OH, espinas del desamor,
no me hieran más mi frente,
pues Cristo ya derramó
todo el vino por su gente.
No me creas indolente,
pues tengo mi corazón
teñido de rojo ardiente
y mal herido por amor.
Luisa: ¡Vive Dios que esta doliente!
Elvira: ¡Y con desazón!
Mariela: (Continúa lamentándose al cielo)
¡Ay , confines de las auras!
Desfiladero de luces
donde mueren esperanzas,
donde habita la cordura,
donde el crisol de las chanzas
mezcla mí amor y locura
con el penar en mi alma.
Elvira: ¡Pobre! ¡Le ha salido rana!
Luisa: ¿Tú crees?
Elvira: ¡Calla!
Elvira: ¡Qué pena! Ayer pellejo en odre
hoy odre de Sancho Panza ,
que un hidalgo caballero
pone en ristra con su lanza ,
no sin antes puñetero
dejar huérfana su casa.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Elvira: ¡Por favor, calla!
Mariela: ¡OH, frenesí desmedido
de este alma peregrina,
corazón del más dolido
santo de mis vitrinas.
Amor de ardiente lava
la amarga hiel de mi vida,
la guerra en mis entrañas
de mis carnes dolorida.
Luisa; ¿Te extraña a ti? (A Elvira )
¿A mí no me extraña?
Elvira: Es su mejor moneda
las arras de la pedida.
Luisa: ¿Ves cómo sangra su herida? (A Elvira)
¿Cómo sufre un sin pecado?
¿Y cómo gime dolorida
la sangre de Cristo entregado
en el pecho enamorado
infierno de gloria florida?
Elvira: ¡Cuánta gente mal parida!
¡Cuánto dolor en su salmo!
¡Cuánta primavera perdida!
¡Y cuánto hereje malsano
asesinan con sus manos
lo más bello de la vida!
(Pausa breve)
¿Así velas tu pleitesía?
¿O es cortesía de serrano
El trepar por celosía
hasta besarte las manos?
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Mariela: Creo que será buen cristiano...
Luisa: ¿Y que por él morirías?
Mariela: Como el halcón peregrino
ave rapaz carroñero
ama el arcén al camino,
y duele decir que la quiero...
pero es para mí veneno
en este corazón cansino.
Luisa: ¡Válgame el cielo! ¡Eso es bueno!
Mas, ¿es conocedor de ello?
¿En su pecho suena el trueno
ese que eriza el bello?
¿Ese que emite destellos
cuando te dicen te quiero?
Si no es así compañero... (A Mariela)
Elvira: Si no huele tus cabellos... (A Mariela)
si no hubo dardo certero,
ni en su voz hubo atropello,
si sus ojos no emiten destellos...
si no es así, no hay amor verdadero.
Mariela: ¿Cómo decirle te quiero?
¿Por qué humedecer mis pupilas?
Él debe ser el primero
y quiero que lo repita, chiquilla,
que enrojezcan mis mejillas
delante de un hombre sincero.
(Pausa breve)
¡Es un querer bandolero,
es algo fugaz y eterno
es viento que en mi tez espero.
Amor que hiele al infierno
y que libres en los avernos...
vuelen palomas de albero.
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: ¡Dinos cuál es el lucero!
Elvira: ¿Por quién así te tenemos?
Mariela: ¡¡Chisss....!! ¡Silencio, por Dios silencio!
(Unos pasos se acercan)
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Acto primero
Segunda escena
Elvira, Mariela y Luisa.
Cipriano hace su aparición por el lateral derecho cantando una famosa
canción. Eso hace que las costureras callen en presencia de su jefe. No la
línea
Cipriano: ¡¡¡Que tiene la zarzamora
que a todas horas llora que llora
por los rincones...
(Con el arte que caracteriza al personaje)
¡Jesús! ¡Qué caras, chiquillas!
¿Qué puede empañar la mirada
de mis preciosas mujeres?
¿Qué lacre sella quemada?
¿Qué ala abrazar pudiere
carta que ha corazón refiere
sacra y profana ventana?
¡Es mejor abrir al mundo
el balcón de la mirada
y contemplar en segundos
el más bello panorama
conocer los riachos granas
de los amores rotundo. (profundos)
¿Qué mudez atenaza la voz?
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
¿Qué ojos sufre la venda?
¿Qué rostro con capuchón?
¿Qué grilletes en muñecas
presta libertad y acerca
a tan puro corazón? (a tan limpio y puro corazón)
(Breve pausa)
¿Enmudecieron mis nenas?
Mariela: (Sigue con su postura, aplicada)
Luisa: ¿Y vos? Parece que tienes penas.
¿Es suficiente condena
haber perdido la voz?
Cipriano: ¡Dios me libre, no quisiera!
¿Algo pensareis de la vida?
Luisa: ¿Quizás que Dios es bueno?
¿Qué fue su sangre vertida?
¿Qué oscurecieron los cielos ,
y que Él se bebió el veneno
por personas mal nacidas?
¿Qué el calvario de su vida
penitencia por hermanos,
el hijo mayor de María
ungido por los romanos
-escucha bien Ciprianocon sal y vinagre en su herida?
Cipriano: ¡Vive Dios, que es resentida! (pervertida)
¿Qué pensamientos de bruja
corona Luisa querida,
cirios de pantarujas
sobre testa de coruja
y de blanca espuma vestida?
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: ¿Así ven tus ojos mi vida?
¿Tan aciaga y tenebrosa
y de tanta maldad servida,
arada la piel rugosa
verruga y espalda gibosa
y de lengua viperina?
¿Soy así, y esa es mi vida?
Elvira: ¿Cómo puede pensar indeleble
(Con recato y tímida)
un corazón de poesía?
Cipriano: ¡Antes de asegurar moriría!
Luisa: ¡Bien sabe Dios que no sientes
lo que tus labios predican!
Elvira: ¡Porque tus ojos desmienten
lo que tu boca crítica,
que lejos de callar publica
improperios indecentes!
¡Perdón!
Cipriano: ¿Tan villano me ve la gente?
Elvira: ¿Qué importa el parecer, Cipriano
cuando en la hora de brujas
la oración en los cristianos,
no ahuyentan las pantarujas,
y a las doce las agujas
se elevan a Jesús Mariano.
Luisa: ¿Querrás decir Nazareno?
Elvira: ¡Eso también!
Cipriano: ¡Cuánta razón tiene Elvira!
Aunque... ¡Dios! ¿No os dais cuenta
que esos carentes de vida ...
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
si, esos que la gente comenta
esas almas que atormentan ...
siempre los ve la vecina?
Luisa: ¡Esas que están tras la puerta!
Mariela: (En sus labores observa y calla)
Elvira: ¿Será esa fábula cierta?
Mariela: ¡Y tan cierta, a fe mía!
Cipriano: ¡Por fin habló la Mariela!
Mariela: ¿Os cuento lo que decía ,
en la fuente la Carmela?
Luisa: ¡Nos tienes el ascua encendía!
Elvira: Danos razones Pías...
Cipriano: ¡Sí puede ser... antes que muera!
(Gracia y sal)
Mariela: Hay gente que no se inventa
los fantasmas del pasado.
Pues... esa visión incruenta
ese ánima del infierno
ese fantasma que cuentan ,
ese espíritu del averno
no sólo sale en invierno
en cualquier estación se encuentra.
Todo el pueblo al parecer
Duda si es incorpórea ese alma
leyenda para no creer
pero, se lleva la palma,
que con cirio y saya blanca
se crea que es una mujer.
Luisa: ¡Qué desfachatez!
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Elvira: ¿Por qué no un rudo labrador?
Cipriano: ¡Es difícil de creer!
¡Es fácil que sea maricón!
Perdón... un juguete del amor
con ansias locas de querer.
Luisa: Puede ser... ¿Porqué no?
Tú debes saber de eso.
¿A quién llevas en el zurrón?
(Nos referimos en este caso al corazón)
¿Por quién exhalas los besos?
Elvira: ¿A quién miras con embeleso (A Cipriano)
y quién te robó el corazón?
Luisa: ¡Perdónala maestro! (A Cipriano en broma)
Mariela: ¿Termino este cuento?
Cipriano: (Ademán dándole paso)
Mariela: la gente comenta fuera,
si son cosas de enamorados ,
si son chiquilladas meras,
si brujas y candelabros
son de razón descalabro
y hacen ronda en las aceras. (callejas)
Luisa: ¿Qué joven o vejestorio
o que cristiano atrevido,
ni que mío Cid o tenorio
miró de frente al vestido ,
ya sea disfraz mal parido
o alma del purgatorio?
Cipriano: ¡Qué horror! ¿Serán los maridos?
Elvira: Más bien yo diría...
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
si ellos rondan las lonjas,
las calles y porterías ...
que pantaruja se nombra
a todo aquel que en la sombra
oculta su honor y su hombría.
Mariela: ¿Por qué sospechas de ellos?
¿Ellas no pueden ser?
¿Son los quereres más bellos
en ellos que en una mujer?
Luisa: ¡Yo tengo el mismo parecer!
¡Y veo mellizos los sueños!
Cipriano: ¡Loado sea Dios!
Es justo que el venerado
en el reino de la noche
sean también los amados,
donde no caben reproches
siendo de amor el derroche
en pechos acorralados.
Elvira: ¿Qué?
Luisa: ¡El verbo le ha trastornado!
Elvira: (Mira al cielo, a la luna)
Cipriano: ¿Queréis saber lo que creo?
(Pausa breve)
¡Da igual, lo diré!
Esas sombras de Morfeo
pesadillas de hoy y de ayer
son personas que al querer
lo gozan como trofeo.
Luisa: de todo ha de haber.
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Cipriano: ¡Lo sé!
Más... yo en el espejo que miro
fiel reflejo de mi casa...
la caja de los suspiros
donde el corazón descansa,
veo amores que se abrasan
en sus yares "consumios" .
Luisa: ¡Eso es algo que cansa!
Elvira: Algo que no se entiende
al representar la farsa...
Si Nazareno y penitente
están igual de presente
al danzar los dos la comparsa.
Mariela: ¿Sí están de acuerdo los dos?
Luisa: ¿Dais por hecho a dos amados
que visitan en otra casa
a hecho tan elevado?
¿Tanta virtud amasa
torrentes anacarados
que excitan, irrumpen y amansan?
¿Tan hermosa es la comparsa
para vivir en pecado?
Cipriano ¡Sí, creo que Dios es loado!
Luisa: ¡Al menos es loado Dios!
Mariela: ¿Qué ronda por esa cabeza? (A Luisa)
Luisa: ¡Loado debe ser el amor,
al que la mayor pobreza
enmaraña de maleza
la gente y la sin razón!
Elvira: (Absorta en el cielo hasta ahora)
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Cipriano: ¡El amor también, por Dios!
Elvira: ¡Las personas debieran contar,
no la hipocresía vana!
Luisa: Corazón que pueda mandar
y no sombra en la ventana.
Y que la luz del mañana
hoy, nos pueda alumbrar.
Mariela: ¡Qué bello es ese pensar!
Si fuera distinta la gente
y otra yo misma fuera,
si nadie estuviera pendiente
de vecina madriguera ,
si las mentes no sufrieran
ausencia del mayor deleite.
Si pudiéramos amar al prójimo,
si el prójimo mi amigo fuera,
si no hubiera flor con espino ,
si no apagase candela
el corazón vespertino,
y las piedras del camino
fueran carbón en la hoguera.
Luisa: ¡Bien sabe Dios que la ceguera
es de corazón cansino!
Elvira: Y de todo aquel que temiera
gozar de pecho sin tino,
más... del hombre es desatino
acercar sus dos riberas
Cipriano: ¿Y qué pasará con el río?
Luisa: Se irá con su corriente.
Lo mismo que con las aceras
y con los amores hirientes,
los de cualquier cabecera
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
los de alcobas puñeteras
y con la acera de enfrente.
Mariela: Luisa tiene razón...
Depende de donde mire la gente.
Es como el corazón
dulce en su tiesto florece...
Elvira: ¡Sin concha ni caparazón!
Que ama, y riega caliente,
sin distinguir en el amor
cuál es la acera de enfrente.
El corazón sólo siente
por quien sufre su dolor.
Cipriano: ¿Hay alguien que lo desmiente?
Luisa: ¡Por millón!
Mariela: ¿Veis como en la fuente
y en el lavadero pilón,
las querencias y el amor
falsean sus pretendientes?
Cipriano: ¡Qué cínica es la gente!
Luisa: ¡Ay, qué dolor!
Mariela: Al menos ya hay dos valientes,
unas mejillas sin rubor,
y dos pechos de tambor
que mantienen bien alta la frente!
Elvira: ¡Pues no entiendo, a fe mía!
En qué besana arador,
si cuatro almas porfían,
no haya río bañador
con cauce remansador
que no bañe sus dos rías.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Cipriano: ¡Me dejas anonadado...!
¡Explicarte bien, mujer!
Elvira: ¡Por mi vida que lo haré! (Aunque tímida)
Mariela ve dos valientes,
dos luchadores jabatos
dos cofrades penitentes.
¿Somos los demás novatos?
No entiendo que su boato
haga más ancha su mente.
Mariela: ¡No quise ofenderte...
Elvira: Lo se, y lo siento.
Luisa: Yo sí puedo ofrecerte...
(Se da cuenta de su error y se calla)
Cipriano: ¿Noto que algún barco zozobra?
No quiero ver ojos tristes.
Ni que alguna maniobra
de esas que tu temiste...
Elvira: ¿Acaso las que tú perdiste
en el altar de la gloria?
Cipriano: ¡Vuelvo a estar desconcertado!
¿Qué alguien me lo explique, pardiez!
Luisa: ¡Creo que lo he pillado!
Mariela: ¡Pues cuéntanos de una vez!
Luisa: ¡De modo alguno mujer!
Elvira: ¡Mantened el pico cerrado!
Cipriano: ¡Chicas, chicas por favor!
¡Puedo vivir ignorante,
puedo sufrir el dolor
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
ser caballero andante
molino cimbreante (de Cervantes)
y del paisaje el color.
Puedo ser flor en el pelo,
incluso suspiro al viento
y oníricos de terciopelo...
mas lo que no os consiento
es que susurros de aliento
se abrasen sin un consuelo.
Luisa: ¡Profundo y claro riachuelo!
Mariela: (Vuelve a mirar la luna)
Elvira: ¡Dios mío, qué desconcierto!
Cipriano: Sed buenas, os veo luego...
Cipriano hace el mutis por el lateral derecho.
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Acto primero
Tercera escena
Mariela, Luisa y Elvira.
Gonzalo hace su aparición por la verja del foro tarareando una famosa
canción.
Ellas guardan un moderado silencio, después parodian con él.
Gonzalo: "Porque tengo toas mis prendas de colores
y muy justo y ajustao el pantalón
me critican toas las niñas de Triana
y del barrio yo soy la revolución..."
(Extrañado de encontrarlas en el patio)
¡Ah! ¡Perdón!
Luisa: No importa, buen mozo...
Es música para los oídos
los trinos que raja al viento.
Es el crujir dolorido
del alma que ha florecido
en los anales del tiempo.
(Pausa breve)
Se dice de quién canta
ya sea artista o peluquero
que su mal espanta...
¿Es eso verdadero?
Gonzalo: ¡Cierto! Lo asevero.
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Y tan bello como las antas (Antas gacelas)
Elvira: Sí... es el amor la gacela (A Gonzalo)
vivaracha y saltarina ,
como el dolor la parcela
infierno de almas cansinas.
¿En qué rama de la encina
pone Gonzalo su pena?
Gonzalo: ¿Qué quieres decir?
Luisa: Me temo que quiera sacarse una espina...
Gonzalo: Si es así no te comprendo, ¡afina!
(A Elvira)
Me tengo por Caballero,
por un hidalgo señor,
por oficio peluquero,
con alma de soñador
henchido del buen amor
y espíritu de romero.
Con fuerza de legionario
soy peregrino en la vida,
de corazón solitario,
soy encuentro y despedida
más, me ha ganado la partida
un corazón de templario. (A Elvira)
¿Es acaso un crimen estar enamorado?
Mariela: (Se aparta y se sienta, sigue con sus labores con vergüenza)
Luisa: ¿También tú?
Parece que la primavera
quiera florecer capullos...
rebullir sabía de cera,
y acercar a los amores tuyos (A Gonzalo)
el brasero de los suyos (Señala a Mariela)
que explotan como cantera.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
29
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
(Acercándose a Mariela que se tapa la cara con las manos de vergüenza)
Gonzalo: ¿Son tus palabras acaso, (A Luisa)
el preludio de buenas nuevas?
¿Sabe que voy tras sus pasos? (Aparte)
¿Sabe que sufro sus penas?
¿Sabe que corre en mis venas
el iris de los ocaso?
Luisa: ¿Sabes acaso alma mía, (A Elvira)
de una moza casadera
que haya sufrido en su vida
palpitos en sus caderas,
en sus ojos la ceguera
y mil nudos en su tripa?
Elvira: (Acercándose a Mariela que parece absorta en la costura y fuera
de lugar)
¿Y vos, bella dama? (Burlona)
¿Sentís algo dentro del pecho?
¿Sentís sola vuestra cama?
¿Acaso no encuentran labios tus besos?
¡Pues los suyos ya son presos, (Señala a Gonzalo)
de los besos de una dama!
Mariela: (Llora y se seca las lágrimas)
¡Sois crueles!
¡Qué duras de corazón!
Gonzalo: (Sin comprender esa actitud)
¿Te burlas de mí, Elvira?
¿Qué pensamientos te hieren?
Pues me parece mentira
la conducta de mujeres,
que para escapar de sus redes
sacrifiquen a una amiga.
Elvira: (Sin comprender qué quería decir)
¿Eh?
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: ¡Dios! ¡Qué complicado es la vida! (Sola)
¿Qué laberinto consigue
dar al humano la pista?
¿Qué camino es tan recto
que alcance al final con la vista?
¿Qué vericueto evita
un garabato perfecto?
No... no lo entiendo...
Elvira: Sí, es metáfora la vida.
Aunque todo sería más sencillo
de no haber parcelas prohibidas ,
de tener más luz los pasillos.
Si no escondieran visillos
corazones mal paridos.
Si pudiéramos ser sinceros
sin sonrojar las mejillas.
Si el hombre fuera el primero
en taponar las mirillas
y disfrutar las costillas...
de algún querer verdadero.
Luisa: ¡Bendita inocencia!
¡Seguro que todo sería distinto
si todos fuéramos sincero!
Más... ¿Por quién suspira su pecho?
(A Elvira, señalando a Mariela )
¿Y su corazón maltrecho?
(Señala a Gonzalo)
Más que bálsamo es veneno
el disfrutar de lo bueno
de las mentes en barbecho.
(Pausa breve)
No sé si me comprendes... (A Gonzalo)
Gonzalo: Quisiera ver con tus ojos
desde el ático del sueño.
Quisiera ser ese antojo
ese sueño que desdeño.
Aquella calor del leño
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31
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
que evapora mis enojos...
¿Me entiendes tú?
¡Yo quiero creer que no! (Broma)
Elvira: ¡Creo que empiezo a comprender!
Gonzalo: Pues me lo explique... mujer.
Elvira: ¡Lo intentaré!
Ven mis ojos asombrados
lo que los oídos dictan ...
el verde de los sembrados
corazones encarnados pintan
gruesos trazos con la tinta
de venas de enamorados.
¿Será eso el amor? ¡Os cuento!
- Mariela que llora, se seca, se levanta y hace el mutis por el lateral
izquierdo.Luisa: ¡Pobre! (A Mariela que se va)
Elvira: ¡Lo sé! (a Luisa, cómplices)
(Pausa breve)
Luisa: Deja que lo cuente yo... (A Elvira)
¡Bendito sea Dios! ¿Cómo lo digo? (A Gonzalo)
Si conoces el amor...
Si anhelas un corazón virtuoso,
si te ahoga la razón
unos ojos venturosos.
Si tililla tenebroso
en su celda el corazón.
Si el carmesí farolillo
hace gala de alborada.
Si el dulce chirriar de grillos
son música para tus palabras.
Si son trinos de jilgueros
el chirriar de cigarras,
y el zumbar del abejorro
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
hace remansar tus aguas...
si la negra noche se apaga
y el fulgurante sol se desgrana (derrama)
inundando con su luz
tu valle con su riada.
Si el hielo congelador
es abrigo para tu alma...
Si los sientes así, eso es amor.
Elvira: ¿Quién se lo dirá a la dama? (A Gonzalo)
Gonzalo: Creo que debo ser yo...
(Se acerca a Elvira)
-Nadie hasta el momento sabe, por quien tañen las campanas. Gonzalo
piensa en su amada Elvira (o eso cree), Luisa habla por Mariela,
enamorada de élElvira: ¡Ay qué ilusión!
(A Luisa, Gonzalo se corta)
Lo que daría yo por un suspiro ,
un anhelo, una bendita esperanza, una oración.
Un por ti respiro.
Sentir brasas en el pecho, dolor,
ver en sus ojos candor
y sus labios derretidos.
¿Comprendes lo que te digo? (A Luisa)
Luisa: ¡A duras penas cariño! (consigo)
Mas, yo también me doy cuenta
de que estás enamorada.
Cuéntame si se lamenta,
si es un alma encarcelada,
si es libre de amar a dama
o con la dama se atormenta.
Gonzalo: ¿En quién piensas?
(A Elvira y a Luisa desconcertado)
Elvira: (Baja la cabeza preocupada)
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: (Mirando a Elvira e ignorando a Gonzalo)
¿Por qué siento este descontento,
esa desazón aguerrida?
¿Por qué no encuentra mi lamento
regazo de mama querida,
ni esa tierra prometida
oasis de mis pensamientos?
Elvira: (La mira, parece gustarle lo que oye)
Gonzalo: ¡Santa bendita!
(Dice para él en voz alta a parte)
Parece que también palpita
en ese pecho amanzanado
ese ascua que tirita
en un pecho enamorado.
¿Tendrá nombre su amado?
¿El peluquero de Zorita?
(Él es el peluquero de Zorita)
(Nadie ha escuchado su lamento pues, lo ha lanzado al aire)
Luisa: El amor... ¿Hay menos amor en dos flores?
¿Es más liviano el querer...?
¿Cuántos pechos portadores
aman sin saber
cuál será el proceder
del querer de sus mayores?
Gonzalo: ¿Por quién ponen los tutores? (Al viento)
¿Por ella, o por el? (Al viento)
Elvira: (Se aparta tímidamente)
Luisa: ¿Me puedes contestar a algo ? (A Gonzalo)
Gonzalo: ¡Si lo sé!
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: ¿Ama mas la rosa o el cardo?
Gonzalo: ¡Válgame Dios si lo se!
Luisa: ¡No te eches a perder!
¡Lo mismo aman dos nardos!
¡Dos claveles, dos lirio,
dos espigas de centeno,
dos hierros encandecidos.
No es un sorbo de veneno (A Elvira )
es un beso en los senos
en un trigal florecido.
Gonzalo: ¡Te creo! Pero...
¿Por qué se lo dices a ella?
Luisa: Perdona mi atrevimiento. (A Elvira)
Elvira: No importa, no lo lamento.
Gonzalo: ¡Por los cuatro costados es bella!
(Por Elvira)
Luisa: ¿Te gusta la moza? ¡Contesta!
Elvira: Por favor callad...
(Luisa se aparta dolorida)
Gonzalo: ¡Mi trabajo me cuesta!
Pues tengo la sangre encendía. (A Elvira)
Son tus ojos dos puñales
dos soles de un mismo día,
aceitunas verdiales
y mantos celestiales
que acabarán con mi hombría.
Luisa: ¡OH! ¡Adiós amor! (Al cielo)
Elvira: No debieras de pensar, (A Gonzalo)
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
en qué estrella relucir
mi en qué mar navegar.
Pudiera hacerte sufrir
y tus flores de jardín
se pueden morir y ajar.
(Pausa breve)
Elvira: Aunque... debo confesar que amo...
a un hermoso costurero.
Luisa: ¿Cuyo nombre es Cipriano?
Elvira: El mismo apuesto guerrero.
Gonzalo: ¡Ay que tormento!
¡Si yo te quiero! (A Elvira)
Elvira: ¡No debes amar en vano!
Sí... ya sé que orar en alto
en ambón de techo celeste...
es padecer con el llanto
el enamorarse del jefe.
Más... es tan vello el hereje,
tan adonis, tan educado y tan alto.
Gonzalo: ¡Tan eunuco el condenado!
Luisa: ¿Qué piensas de su virtud? (A Gonzalo)
Gonzalo: ¿Es virtud o amanerado?
Luisa: Es amor, paz, dulzura, quietud,
es música de un laúd
y trinos de verderón timbrado.
Es Ángel, es luz, es viento,
es pasión, es bienestar, ilusión,
es del amor los cimientos,
el latir de un corazón
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
ya sea dama o varón
el más bello sentimiento.
¿No es el amor lo que cuenta?
¿Lo que nos hace mejores?
¡Qué importa con quien sientas
el bálsamo de los amores!
Si eso nos hace mejores
también me pone contenta.
Gonzalo: Cuadro muy bello pintas
a la rosa de los vientos.
Y muy dulce pones la tinta
al retratar su portento...
es un cielo el mariquita. (el de las cintas)
¡Perdón! ¡Debo llamarlo Galán!
El fallido aventurero,
el reluciente rajá,
el adonis costurero
y la fe de los romeros
en tan largo caminar.
Elvira: ¿Te burlas de mí, peluquero?
Gonzalo: ¡Dios me libre, y Él sea mi consuelo!
Luisa: ¿Quieres oír lo que pienso,
caballero de Zorita?
Gonzalo: ¿Me pintaras otro lienzo?
Luisa: ¡Caray con el manitas!
¡No! ¡Que el sueño te quita!
Y eso... eso es un comienzo.
Elvira: ¿Es de tu gusto ese lienzo?
Gonzalo: ¡Por Dios chicas! ¿Qué decís?
Luisa: ¿Te sientes acaso morir,
al descubrir esa ínsula?
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Elvira: ¿O vivo te hace sentir
al descubrir que es península?
Gonzalo: ¿Duda mi hombría en mí ménsula
y no lo puedo decir?
(Se lamenta de lo dicho)
No pretendía ofender, lo siento.
Se que el cariño es igual,
que no hay probeta para el viento
que nadie cúbica al mar
que te hace razonar...
Luisa: ¿La inmensidad de un momento?
Gonzalo: ¡Zozobra mi pensamiento!
(Pequeña pausa)
¡Qué decepción más horrenda! (Al cielo)
Perdón, lo comprendo.
Luisa: Yo también me he dado cuenta
del poder que tiene el celo,
basta con oler su pelo
y sentir el alma sedienta,
para ver que los primores
de un corazón de granada
son de la brasa tizones,
una loba con camada
y la ceguera malsana
de unos ojos soñadores.
Elvira: ¡Qué contrariedad tan efímera!
Gonzalo: ¿En qué estás pensando?
Elvira: En los amores de espinas
en el amor de Mariela
en unos ojos llorando...
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
38
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Gonzalo: ¿Puedo conocer su pena?
Luisa: Ella dirá su condena.
Elvira: Su dolor y su quebranto.
Gonzalo: ¡Vaya!
(mirando su reloj)
(Pequeña pausa)
Siento tener que dejaros...
ya se me hace tarde.
Elvira: ¡Ve con Dios mozo fornido!
(Gonzalo, contrariado e incrédulo, mutis por el foro)
Luisa: No hagas caso de su alarde.
Fin del primer acto
-Baja la luz, se cierra la noche, sólo queda iluminada la luna y las estrellas
hasta oscurecerse totalmente. Lento, muy lento...
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
39
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Acto segundo
Primera escena
En el patio florido y, a través de la reja derecha, se ve a Gonzalo leyendo
un libro en su alcoba.
Por el foro, a través de la verja del jardín, aparece una extraña figura
cubierta con un lienzo de cama (sábana), y llevando en lo que parecía ser
la cabeza, un cirio encendido.
La siniestra pantaruja se para en la reja de Gonzalo y, con voz de mujer...
y sin descubrir su identidad...
Pantaruja: ¡Dios te bendiga caballero!
Gonzalo: ¡Válgame el cielo! (Al ver la figura)
¿Qué espectro me muestran
mis ojos alucinados?
Pantaruja: ¡No¡ Por favor no temas
de este disfraz que a tu lado
ni del pecho enamorado
que esconde tan blanca tela.
Gonzalo: (Incrédulo le mira)
Este alma peregrina
triste mártir del amor,
es la errante golondrina
de muerte herida y dolor
al ver que su resplandor
vive y reza en otra esquina.
No, no digas nada mi amor.
Deja que tras mi velo
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
40
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
antes de perder la razón,
y antes de ver luz en el cielo,
tenga mi pecho consuelo
sólo con oír tu voz.
¿Es mucho pedir a una flor?
Gonzalo: ¡Vive Dios que cortesía!
¡Hasta cambio de color! (Se toca las mejillas)
Yo te rindo pleitesía,
más... quisiera verte día
bajo la luz del sol.
¿Puede sufrir tu candor
esa luz tan bella y pía
y no causarte dolor?
Pantaruja: No gozo de valentía
pues las miradas vacías
nos causan daño a los dos.
Gonzalo: ¿Me dirás al menos tu hombre
espíritu desamparado?
Pantaruja: ¡Todo el amor que le sobre
a este pecho desalmado
y a estos ojos embelesados
no darán nombre tan pobre.
Pues no hay nave que zozobre
sin tempestad desatada.
Ni beso que derrita al cobre
del Cáliz, y la tierra arada
de lluvia bendita mojada.
Mejor los amores nombre
Gonzalo: Sin revolver en las brasas.
dame un nombre de alquería.
¿Qué escudo corona tu casa?
Pantaruja: Ese corazón merecía
ser el hijo de María
y del mundo la esperanza.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
41
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Gonzalo: ¿No oyes mis pleitesía?
Pantaruja: ¿Oyes tú mis alabanzas?
Gonzalo: Sus labios no me mentían.
Amo yo a reina pía...
Pantaruja: ¿Querrás decir la querías,
o le dedicas romanzas?
Gonzalo: ¡Vive Dios como la anhelo!
Si hay bajo ese alba un amante
y rasga la tormenta al cielo,
ya que tu trino es vibrante
más que odiar yo quiero amarte
y decir que por ti muero.
Pantaruja: ¡OH! Hay un alma desvalida
en el potro del tormento,
quisiera ser gloria y vida
y llanto de éste lamento,
estoy herido tan adentro...
¡Quiero decir herida!
(Pausa breve)
Temo que el viento te lleve
por la verdad la mentira.
Temo que los claveles
no se prendan en tus redes
y me des la despedida.
¿Es amor lo que destila
esos labios con sus mieles?
Gonzalo: Me temo que empiezo a dudar.
Sin saber cómo ni cuándo
si hembra me viene a hablar
ofreciéndome su canto...
en jaula encierro mí llanto
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
42
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
y mi pájaro hecho a volar.
Pantaruja: No pierdas las esperanzas,
guarda en la jaula tu ave
y pon letra a tus romanzas.
No olvides lo que ahora sabes,
no te alabes hasta que acabes
y disfruta el amor al alza.
Gonzalo: ¿Son alguna señal tus palabras?
¿Galimatías, laberintos?
¿Hay alguna llave que abra
la caja del farolito,
puerta de este querer maldito
que a mí me devora el alma?
¿Algún perverso deseo
juega con mi destino?
¿O está en brazos de Morfeo
este mi cuerpo cansino
y tempestades del vino
me confunden con Romeo?
Pantaruja: Divina razón temerosa
huracán de vanidades...
¿Por qué deshojáis la rosa
la hermosa flor de deidades,
y no atesoráis en sus lares
la más bella de las prosas?
Gonzalo: (Escucha atento, el lamento de la visita)
Pantaruja: ¿Qué daría yo por enamorarle?
(A la luna)
¿Qué caja de los truenos
he de romper para amarle?
¡Qué amargo trago el veneno!
¡Que yaga de Nazareno
me hace sufrir sus desaires!
¿Sufre ni Gonzalo por alguien? (A Gonzalo)
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
43
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Gonzalo: Están mis ojos sin luz
y no puedo ver mi ceguera,
en dama tengo mi cruz
y ese querer que me espera
si éste mi amor conociera
tal vez pudieras ser tu.
¿Eres tú mi prisionera?
Pantaruja: ¿Esa que llora tus quejas?
¿La que sembró pionera
el declararse en la reja,
a la que añoro pareja
la querencia traicionera?
¡Vive Dios que bien quisiera!
Más... ¿Recordaras la quimera
con la blanca luz del día?
¿O amarás a la primera
que se te crucen en la acera
olvidando el zarzal que ardía?
Gonzalo: ¡Dime quién eres siquiera!
¡Quién tuvo la valentía
en declarar la primera
a través de celosía!
O me consumo en la ría
del desdén de mi quimera...
Pantaruja: Piensa que es primavera...
Y aunque no cambia al hecho,
tiene el pecho una ribera
donde morirse quisiera
abrazadito en tu lecho...
No quiero marcar un trecho
ni embarrancar la virtud,
no quiero que sufra el pecho,
ni quiero sembrar la inquietud...
prefiero la ingratitud
de un corazón al acecho.
Gonzalo: ¡Qué cruel eres con mi alma!
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
44
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Pantaruja: Perdóname mis reservas,
no quiero templar en la cama
mí pardo valle de hierba,
ni que la diosa Minerva
haga alarde de su fama.
Ni quiero escardar la lana
y luego salir trasquilado,
pues los labios de una dama
sellan en baúl cerrado
el corazón destrozado
y lo tapan con corona.
Gonzalo: Me desconcierta tu voz
al temer salir trasquilado...
pues así como el redentor
soy hombre que en el pecado...
Pantaruja: ¡Retiro lo hablado!
¡Dama dije y no pretor!
Aunque la noche y su manto
sea mi cómplice sincera,
y la luna siga penando
secretos de compañera,
no habrá muralla de piedra
que evite salir volando.
¡Ojalá pudiera hablando
acallar voces trogloditas!
¡Ojalá los pies de barro
hicieran caer las mezquitas!
¡Ojalá lo que a mí me quitan ,
me lo trajeran los carros!
Gonzalo: ¡Que lamento tan bizarro!
Pantaruja: Siento hablar con recato,
pues... mis motivos tengo.
Gonzalo: No veo en ti retrato ,
ni recato de abolengo.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
45
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Pantaruja: Por ello es por lo que prevengo
la pérdida de mi zapato.
(Se refiere al famoso zapato del cuento de cenicienta)
(Pausa breve)
Debo partir a mis aposentos
y retornar de mis delirios.
Gonzalo: ¡Espera un momento!
Pantaruja : ¡Tan grande es el dolor que siento! (Mutis por el foro)
Gonzalo: ¡OH Dios... las espinas del martirio!
-La luz de la ventana se apaga y sólo la luna iluminara el patio florido-
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
46
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Acto segundo
Segunda escena
En la escena nocturna con las rejas apagadas, hace su aparición otro alma.
Otra de las llamadas pantarujas, en dirección a la reja izquierda después
de atravesar la verja del jardín.
La pantaruja ira cubierta con una sábana blanca por encima, corona de
espinas y cadenas arrastrando en la oscuridad profunda.
Agarra la ventana de Elvira.
Pantaruja: ¿Estás despierta Elvira?
(La voz intenta ser grave)
Oye mi amor que te llaman.
Escucha el rezo que arriba (cielo)
hace la cuesta más llana.
Asómate a la ventana
bello candor de mi vida.
Elvira: ¡Dios bendito de los cielos! (Se asusta y enciende la luz)
Pantaruja: ¡No temas mal, bella dama!
Que no te provoque recelos
este lienzo terso y alba,
que un corazón de esperanza
es tu vigía de desvelo...
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
47
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Elvira: ¡OH, aterrador testimonio!
¿Quién interrumpe mis sueños?
¿Qué espíritu o demonio
hace tamborear mi pecho?
Pantaruja: Soy el que duerme en tu lecho.
Soy Ángel y soy demonio.
Soy el suspiro candente
que tibio busca el brasero,
la grana de labio ardiente.
El que murió en el madero
peregrino del sendero
que ha de pisar el penitente.
Elvira: ¡Válgame Dios qué locura!
¿Por qué ese manto blanco?
¿Por qué penitencia tan dura?
¿Por qué esa corona de Santo?
Pantaruja: Es del amor el quebranto
y del alma sepultura.
(Pausa breve)
Elvira, Me gustaría que entendieras...
Elvira: ¿Qué es lo que debo entender?
¿Si eres varón o mujer
o has equivocado la acera.?
Pantaruja: No pienses mal mi gacela
ni llores sobre mi pira.
La llama que me consuela
tiene por nombre Elvira
y aunque parezca mentira
tu nombre alivia mi pena.
Elvira: ¿Puedo saber tu ventura?
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
48
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Pantaruja: Mi nombre es lo de menos.
No creas que esta locura
hace perder mi lucero
estrella de amor verdadero
que alumbra mi noche oscura.
¿Reconoces la ternura?
¿Y la tez que palidece?
¿Acaso conoces la cura
dime por favor mí luna,
de este sol que desfallece?
Elvira: ¿Qué puedo conocer yo?
Si mis ojos duermen callados,
si en mi boca enmudece la flor,
si mis oídos mancillados
guardan con celo la voz,
y me llega al corazón
heridas de enamorado?
¿Esto es lo que has buscado?
¡Debo saber quién sois vos!
Pantaruja: ¡Vive Dios crucificado!
¡Qué importa si soy varón!
Si soy amante confiado,
si soy villano y traidor,
soy Ángel conciliador
que redime su pecado.
¿Está tu pecho marcado?
¿Tienes plantada otra Flor?
¿Tu farolillo rosado
es preso por otro amor?
¡No me causes el dolor
de herir al ave enjaulado! (Se refiere al corazón)
Elvira: ¡Por Cristo que no entiendo nada!
(Se agarra el pecho)
¿Quieres decirme quién eres?
¿Qué haces en mi ventana?
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
49
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
¿Qué murmullo de placeres...
Pantaruja: ¡Es el amor de mujeres...
¡De varón! ¡De varón que ama!
Elvira:¿Y por qué te escondes?
Pantaruja: Quisiera ver en la gente
esa luz de la mañana,
esa comprensión decente...
y esa malicia profana
vicio del alma malsana
sea desterrada de la mente.
Elvira: ¡Quisiera comprenderte!
Pantaruja: ¡Y a mí me gustaría, amor
por un segundo tenerte
y no consigo esa flor!
¿Cómo comprende la gente
testas de sesos carentes,
lo que ama un corazón?
Por eso el blanco disfraz,
por eso las rudas cadenas,
por eso el asustar
en noches de luna llena
a las almas en condena
y a otras por condenar.
¿Comprendes ahora mi nena? (Le acaricia la cara)
Elvira: Comprendo el proceder de la gente.
Pantaruja: ¿Lo comprendes?
Elvira: Quiero pensar que si...
Pantaruja: ¡Pues el proceder de la gente,
y su maldito frenesí,
hacen que personas decentes
tengan que agachar la frente
aunque se sientan feliz. (morir)
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
50
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Elvira: ¡Ahora lo veo claro!
Mas... perdona mi atrevimiento.
¿Cuál es el desamparo
razón de tu cubrimiento?
Pantaruja: ¡Prefiero vivirlo por dentro
una vez, otra vez y un ciento,
y antes que descubrir mi hombría...
poniéndome al descubierto,
prefiero esperar ese día
que amainen y cambien los vientos
pues, pondría fuertes cimientos
para hacer feliz a mi Elvira.
¡Digo la verdad, a fe mía!
(Pausa breve)
Elvira: ¡Oh luz de mi vida mortal
que sonrosáis mis mejillas,
que lanza al viento el cantar
reloj corazón campanilla...
Pantaruja: Espero ser tu manilla
y dueño de tu tic, tac...
¿Sientes que acaba tu tiempo?
¿Acaso temes perder este amor?
¿La inmensidad del momento,
no hace germinar la flor?
¿Sigues teniendo temor
de este disfraz del infierno?
¡Que a mí me trague el averno
si esto te causa dolor!
Elvira: Veo que amores eternos
carentes de sinsabor,
laten como tambor
y arriesgan sin conocernos.
Decidme quién sois vos...
y por qué rondáis mis senderos.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
51
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Quiero pronunciar mi voz
antes de probar el veneno
ese que esconde ese seno
y el nombre de su señor.
Pantaruja: ¡Par diez! Repito, no puedo.
Pues mi lengua mentiría
al desfacer el enredo.
Comprendes paloma mía
debo sufrir la agonía
y el calvario de mi cielo.
(Pausa breve)
Este camino de espinas,
Estas caídas al suelo
esas lenguas clandestinas,
y el doloroso flagelo
ese de Jesús del madero (Nazareno)
me hacen muerte de la vida.
Elvira: ¡Oh! ¡cuánto amor en tus heridas!
No conocerte me apena.
Puedo ser tan dolida,
y estar en mi jaula presa
ser condenada y confesa
de aqueste amor sin medidas!
¿Podré conocerte algún día?
¿Podré saborear tus mieses?
¿Podré lucir en la mía
esa ternura que ofreces?
¿Podré orar cuando tu reces
y ser la sal de tu vida?
Pantaruja: ¡Puede que escuche mi Dios
las plegarias de un cristiano!
¡Puede que germine el amor
en el pecho del humano!
Mas el hombre es así de villano
y sólo produce dolor.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
52
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
¿Comprendes que un corazón
pueda plantarse en tu acera
acercarse a tu balcón,
y como si algo temiera
de la gente puñetera
cubra su estampa un señor?
Elvira: ¡No le veo la razón!
Pantaruja: ¡Algún día lo verás!
Elvira: ¿Hasta entonces corazón,
ciegos mis ojos serán?
Pantaruja: ¡Puedes creer mi verdad,
la que rubrica mi voz!
Elvira: ¡chisss.....! ¡Alguien viene!
(Se oyen pasos que se acercan)
¡Qué no te vean por Dios!
Pantaruja: ¡Me voy, porque no tiene
lazo que de ti me aleje
o pueda unirnos a los dos.
Elvira: ¡Te llevo en el corazón!
Pantaruja: ¡Beso tu mano mi amor!
(Se aleja haciendo el mutis por el foro)
La ventana vuelve a apagarse
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
53
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Acto segundo
Tercera escena
Tras quedarse el patio a oscuras, después de que Elvira apagase la luz de su
ventana y cerrase el postigo... al iluminarse el patio de nuevo, Elvira y
Luisa, cuidan cada una de ellas de un lado del jardín. Riegan las plantas,
las colocan y miman.
Luisa, la más atrevida y dicharachera...
Luisa: ¿Qué tal descansó mí niña?
¿Tuvo Ángel tu cabecera?
Elvira: ¿Algo atenaza mi voz...
Luisa: ¿Te preocupa alguna pena?
Elvira: Es congoja, no dolor.
La que produce el amor
y que te entibia las venas.
Luisa: ¿Rinde culto a tu señor ...
al sastre de Benavente?
Elvira: No estaba en el monseñor,
pero sí hubo alma presente
que sin dar nombre decente
querencias me prometió.
Luisa: ¿Eso te ocurrió?
(Se hace la distraída)
Elvira: ¿Sí, a las doce en punto en la reja!
Alguien te promete amor,
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
54
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
y quiere ser tu pareja,
alguien sin nombre y razón
pero herido el corazón.
¿Crees que era honesto en su queja?
Luisa: ¿Si no te explicas mejor?
Elvira: ¿Recuerdas la voz de Cipriano,
al llamarte pantaruja?
Luisa: Sí... tengo recuerdo vago...
¿Por qué me pondría de bruja?
Elvira: ¡Voy a las pantarujas
que se te van de las manos!
Luisa: ¿Pero, es que son humanos?
Elvira: No te burles de mi, Luisa...
Aún lo veo en el rellano
de blanco y encadenado...
Luisa: ¡Por Dios, de que guisa!
Pero... cuéntame Elvira,
desahoga en mi tus amores,
y al purgatorio retira,
preso en redoma temores
y pon en naranjos de flores
el nido con tu partida.
¿Era persona querida?
Elvira: ¡Como digo era embozado!
Era atento y tierno,
amable, dulce y educado,
de parecido al infierno...
Luisa: ¡Sí, conozco lo tierno...
de estos seres repudiados!
Elvira: ¿Dices estar enterada?
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: ¡Algo se de sus correrías!
Elvira: ¿Cómo has callado, macabra?
Luisa: ¡Reza un avemaría,
y que el licor de Tentudia
(Vino de la comarca de Mérida, Badajoz)
te trastrueque tus palabras!
Elvira: ¿Así me quieres, Luisa?
Luisa: Perdona mi desatino,
las almas que no oyen misa
no son dignas de padrino (Dios)
que sin el cáliz del vino...
Elvira: ¡Ni credo ni ostia, Luisa!
Luisa: ¡No me confundas, Elvira!
¡Cuenta del aparecido!
¿Se te ha infiltrado en tu vida
ese oro derretido,
ese luchador aguerrido
el Cid de batallas perdidas?
Elvira: Quisiera jurar que si...
que ese duende valiente
es culpable del frenesí
que todas mis carnes sienten.
Mas, no quiero ser creyente
ni dueño de un Potosí.
(Pausa breve)
¡Ya te he confesado la clave!
Luisa: Dime al menos si el caballero,
ha hecho zozobrar tu nave...
Si lleva en el pecho brasero,
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
si anhelas al costurero...
¿O confundida no sabes?
Elvira: Siento decir que en mi credo
libra batalla el querer,
alma que me roba el aparecido,
y sin embargo al parecer
recuerdos que quiero perder
germinan en mis sentidos.
¿Es locura malsana? (A Elvira)
Luisa: Es el querubín platero,
el arquero que a las damas,
al galán y caballero
pone su dardo certero
en mitad de la manzana.
Elvira: ¡Por Dios que estoy aturdida!
¿Por qué no gritó su voz
un nombre en su despedida?
¿Qué hace que mi corazón,
sea de brasa tizón
en esta candela encendida?
Luisa: ¡No sufras más, por mi vida!
Piensa que el corazón que ama
no se consume en la pira,
no se le consume la llamada.
Piensa que tal vez mañana...
brillen tus ojos... Elvira.
Elvira: ¡Dios te oiga corazón!
Luisa: ¡Chitón! Se acerca el sastre.
-Vuelven las dos a la costuraCipriano hace su aparición por el lateral derecho, muy resuelto y
asarasado.
Ellas siguen con sus labores.
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Cipriano: ¡Hola bellezas!
¿Cómo están mis niñas?
¡Parece que vuestros labios rezan!
¿Oran acaso alegrías
o quizá lloran tristezas?
No le quitéis la presteza
ni a esos ojos vidriería.
(Pausa breve)
¡Por mi vida!
(Dándose cuenta de la ausencia de Mariela)
¿Qué ocurre con mi Mariela?
¿Qué torbellino de dudas, se cruzan por mi cabeza?
¿Qué vendaval zozobra la nave de mi quimera?
¿Qué tempestad de tormenta mata la flor de cereza?
¿Qué huracán de dudas, hace aflorar mi tristeza?
¿Ocurre alguna desgracia, con la costurera?
Luisa: Ninguna, se ha sentido indispuesta.
Elvira: (Calla tímidamente en presencia de Cipriano)
Luisa: Sólo hemos hablado...
Unas lágrimas y se marchó.
Cipriano: ¿Algo le ha preocupado?
Luisa: Cosas de mujeres, comprenderlo.
Cipriano: ¡Comprendo!
(Se fija en la seriedad de Elvira)
¿Y tú qué tal, Elvirita?
Elvira: (Se ruboriza y se cubre la boca con la mano. Asiente con la cabeza)
Cipriano: Me alegro de verte bien,
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
sin la duda que te irrita,
sin una zozobra, sin un desdén
sin mozo que suba a tu anden (tren)
ni Gonzalo de Zorita.
Luisa: ¿Qué sabes tú de Gonzalo?
Cipriano: ¡OH, nada! ¡Nada!
Luisa: ¿Qué importuna tu gloria?
¿Qué te empaña la mirada?
Tus ojos cuentan historias...
aunque no estén redactadas
y tus ojeras moradas
recuerdan las de las novias.
Cipriano: (Calla y baja la vista)
Luisa;¿Se diría que estas enamorado? (Levantándose y yendo hacia él)
¿Puedo saber yo de quien?
¿Qué es eso tan sagrado
que a unos lleva a Belén
y a otras personas de bien
los tienen envenenado?
Cipriano: Es algo anacarado...
(Pretende hacerse el gracioso)
¡Si yo supiera explicar!
Es algo tan elevado...
Es la oquedad turbulenta
donde lidian las tormentas
batallas de enamorados.
Esas montañas rosadas
extrañas tierras del sur.
Esas cumbres plateadas
con tacto tibio de tul,
ya sean pezones rosas o azul
de carmesí coronados.
-Mariela entra en escena por la verja del jardín e interrumpe la réplica de
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Cipriano.Mariela: Siento el retraso Cipriano...
Cipriano: ¿Te encuentras bien, Mariela?
Mariela: Algo consternada, pero sí.
(Yendo a su costura)
Lo que me ha ocurrido
no me volverá a ocurrir.
Las saetas las manda Cupido,
y al que nunca ha querido
sus flechas pueden herir.
Cipriano: ¿Tu corazón tiene dueño, tesoro?
Mariela: Es un amor imposible,
es un galán con salero
es un dolor increíble...
Cipriano: ¿Es alguien apetecible?
Luisa: ¡Es un señor peluquero!
Cipriano: ¿Qué me dices?
Luisa: ¡Lo que oyes, costurero!
Cipriano: ¡ Válgame el cielo! ¡No me lo creo!
Mariela: ¿Tan increíble parece?
¿Tan malo es el galanteo?
¿Tan duro es para el que padece
y para el que ama con creces
un platónico deseó?
Perdona patrón.
Cipriano: ¡OH! ¡Destino castigador!
Éxtasis de mis penurias
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
de mis potros desbocados,
el galopar de centurias
que arrasa mis verdes prados,
no castiguen a mi amado
y dadle elixir de Tentudia.
(Vino tinto de la comarca de Mérida , Badajoz)
Elvira: ¿Es la sangre de los dioses
eso que el hombre llama
y lo que Baco envidiose,
el talismán y la llama
que a hombre y varón en la cama
le abren mil luces la noche?
Cipriano: ¿Puede haber noche más clara?
¿Congelarse el sol? ¿Más perfecto el universo?
Luisa: ¡No puede medir la vara
querencias ni pensamientos,
ni el aliento que me quitara.
Cipriano: ¡Tú me comprendes Luisa ¡
Elvira: ¡Yo menos quisiera!
Cipriano: Elvira no tengas prisa ...
que el agua de la ribera
baja fresca y plañidera
al encuentro con Luisa.
Elvira: ¿Qué quieres decir, Cip....
Luisa: ¡Qué es un coñazo! (Le corta a Elvira)
¡Qué tiene amores perdidos!
¡Que su mente teje retazos,
y su viril poderío
escaso, pero "sentio"
lo hará explotar en pedazos.
Cipriano: ¡Yo se bien lo que me digo!
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: ¡Costurero, a tu capazo!
(Trata de hacer que no hable de ellas dos)
Cipriano: ¡Lo sé, lo sé...!
No quisiera ser el mazo
que de vuestra cabeza penda
sólo quisiera ser lazo,
grillete y esposa en su senda
que mi amado me comprenda
y llegar a morir en sus brazos.
-Elvira que había permanecido callada hasta entonces, teme lo peor en las
palabras de Cipriano -
Elvira: ¡Hay neveros de los sueños (Clama al cielo)
meandros de las riberas
amores con más de un dueño,
apuñaladme las venas
y el pan de mi última cena
sea en mi cáliz beleño.
Luisa: ¡Me temía lo peor!
Aunque no comprendo el enredo.
¿De quién enamorado vos? (A Cipriano incrédula)
Cipriano: En mi alcoba rezo mi credo...
Luisa: Del peluquero me temo...
Cipriano: ¡Calla, por favor!
-Cipriano hace el mutis por el lateral derecho(Pausa breve)
Elvira: ¡Qué extraña sensación! (Ala luna)
¿Cómo no siento temores,
sabiendo que mi señor,
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
es gustante de varones
a falta de rejones
de picas y picador?
-Luisa se decide a descubrir sus sentimientosLuisa: Soy el suspiro candente
que tibio busca el brasero,
la grana de labios ardientes
del que murió en el madero
peregrino del sendero
que ha de pisar el penitente.
Elvira: ¿Dónde he escuchado esa prosa?
Luisa: ¡Vive Dios crucificado!
¡Qué importa si soy varón!
Si soy amante confiado,
si soy villano y traidor
soy Ángel pacificador
que redime su pecado.
Elvira: ¡Dios de los cielos bendito!
¡Luisa, dime que me mientes!
Dime que es un delito
llegar a morir y perderte.
Antes quiero conocerte,
y a este corazón de granito.
(Se lleva la mano su pecho)
Luisa: Pues toma mejor de mi mano...
- Le coge la mano atenta y enamorada al ver el desengaño de ElviraLa Paz y el agua bendita
y no sufras por humanos.
¡Haz lo que tu corazón dicta
sepulcra la lógica maldita
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
y olvida a tu Cipriano!
¿Es acaso amiga magnolia
distinto jardín con la rosa,
con la azucena o peonia?
¿Distinto el verso ó la prosa,
la oruga o la mariposa
o dos vidrios de Sajonia?
Elvira: (La escucha ensimismada)
Luisa: ¿No puedes pensar alma mía
que ningún mundo se acaba...
(La corta Mariela)
Mariela: ¡Ole tu valentía!
¡Dile por fin que la amas! (A Luisa)
(Elvira soltando la mano de Luisa, se traslada al lateral izquierdo)
Mariela: ¡Oye la voz del que llama,
y olvida el amor que sentías!
Luisa: Mi Ángel aventurado...
(Sigue a Elvira y se arrodilla ante ella)
Mira mis cárdenas ojeras
y mi pecho desconsolado.
Si yo no sufro tus penas
mucho me temo que muera
el amor más consagrado.
Mariela: ¿No salta de tu pecho fuera
(Las sigue)
el farolillo rosado? (A Elvira)
¿No rebulle la sangre en tus venas?
¿No hay calentura en tus manos?
¡No conozco a amor más sano...
Luisa: ¡Ni sufras penas ajenas!
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
¿Puedes dejarnos a solas, Mariela? (A Mariela)
Mariela: Sólo le quería hacer ver...
Perdonad... (Mutis por el foro)
-Elvira se cubre la boca con la mano y escucha pensativa... Luisa la vuelve
a coger de la mano.-
(Se congela la escena en el lateral izquierdo donde se ha trasladado la
acción y, permanecerá en penumbra, mientras se desarrolla el último acto,
justo hasta el momento en que se avise)
Por el lateral derecho, hace su aparición a escena Gonzalo. Esta
transcurrirá en centro y derecha, con el cuadro congelado y en penumbra,
de Elvira y Luisa.
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Acto segundo
Escena cuarta
Gonzalo: ¡OH, viento consolador!
¡Brisa fresca en la mañana,
baña mi ría con tu amor!
Y haz que en mi extensa besana
germine en su corazón grana
su ternura y su candor.
¡OH, traidor destino!
¡Negro pozo de inquietudes
quimeras y desatinos!
¡Profundo mar de virtudes
de simas y de taludes
donde embarranca mi sino!
-Mariela, entra en escena por el lateral izquierdo, y queda en la penumbra
escuchando a Gonzalo, al pensar que es por ella por quien suspira.
Gonzalo: ¿Es justo que implore al cielo,
el martirio de mi pena?
¿A quién le pido consuelo?
(Pequeña pausa)
¡Si pudiera romper las cadenas
y mezclarme en las arenas
de sus carnes, su piel y su pelo!
¡Donde estará mi morena,
Oh, luna de terciopelo!
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Mariela: ¿Quebranta una moza buena
un espíritu de cielo?
(Desde la sombra)
Gonzalo: ¿Quién osa matar mí anhelo?
¿Quién en la sombra suena?
¿Quién con su voz me perturba?
¿Es alma del purgatorio
o espíritu en la penumbra
que me arrastra al crematorio?
Mariela: Ya es público y notorio
que soy la luz que te alumbra.
(Saliendo de la penumbra)
Gonzalo: ¡Vive Dios! Mariela mía! (Sorprendido)
Mariela: ¿Te he azorado quizás?
Gonzalo: ¡De mi soledad presumía!
Mariela: ¿Acaso añoraba verdad
un corazón sin piedad
y sin claridad en sus días?
¿Tan torpe y tardo querer
tiene ese pecho inmundo,
que no sabe comprender...
que no hay amor en el mundo
mas alba, puro y profundo
que el amor de una mujer?
Gonzalo: ¡Gloria bendita!
¿Es ese volcán lo que creo?
¿Es verdad querida Mariela,
que es todo amor lo que veo?
Mariela: ¡Cierto es, aunque quisiera,
que en tu pecho sintieras
el igual de mis deseos!
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Gonzalo: ¡Vuelan mis alas malditas
en cielos de nubarrones... ¡
Mariela: Pero es tormenta chiquita,
si escuchas los corazones
que sin atender a razones
gimen, lloran y tiritan.
Se estremecen, se angustian, se aprecian,
crecen, se hinchan y florecen,
ponen al verbo demencia,
y gritando lo que sienten
en sus labios sonrientes
aflora su verdad y creencia.
Cipriano: (Por la verja del fondo a jardín)
¿Me están mis ojos mintiendo?
¿Me engaña esta visión traicionera?
¿Es infierno lo que entiendo
por gloria pacificadora,
y el amor de una señora
puede derribar mis cimientos?
Mariela: ¿Qué aflige tu descontento?
¡Ver cómo mis ojos lloran,
y como el desaliento,
a la razón la atesora!
Gonzalo: ¡Por favor, haya paz en los infiernos!
¡Que el verbo sea comedido!
¡Que emanen sentimientos tiernos!
¡Que el edén sea compartido
por los seres con sentido
y sea primavera el invierno!
¡Pardiez, que no lo entiendo!
Mariela: ¡Es fácil de comprender!
Cipriano: ¡Pues yo entenderlo no puedo!
Si hembra hunde la daga,
en caballero ardiente...
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
¿Qué quiere el destino que haga?
Mariela: ¡Que seas romero penitente,
y cuando tus pies hagan yagas...
siente orgullo de tu saga
y sé siempre el más paciente.
Cipriano: ¡Sigo sin comprenderte!
Gonzalo: ¡Creo que puedo explicarlo!
Mariela: ¡Sé tu la mano de santo
que yo seré el penitente!
Cipriano: ¡Soy yo, quien debe narrarlo.
Gonzalo: ¡Juro por mi ventura
comportarme como humano...
y expresar con lisura
de modo que esté en mi mano,
lo que el ave de Cipriano
pretende narrar con ternura.
Véolo enamorado, mas...
Mariela, tú... igual te dice tu pecho,
y es mi pecho informal
el que puja en mi lecho
la puja por mis derechos
algo que me puede matar.
Mariela: ¿Vas a contestar?
Gonzalo: Lo siento...
Conociendo tu virtud, (A Mariela)
esa que llevas tan dentro... tan sereno...
Esa que pregona la luz
la que nos hace más buenos...
la que sin saber tenemos
encaramada en la Cruz.
Me refiero a tus pensamientos,
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
al amor por las personas,
a un único sentimiento,
ese que a todos corona
ese que nadie perdona
encrucijada de vientos.
¡OH, matador pensamiento,
la rosa más deshojada.
El huracán virulento
que el mundo clava en la tabla,
sin un leve gemido, sin una palabra,
sin un suspiro en el viento.
Cipriano : Un sacrificio incruento,
una misa desmedida,
un salmo, un cuento.
Algo que las personas pedían
gente sin aurora en sus días,
cínicos, con pies de cemento.
Mariela: ¿Es albo tu pensamiento?
Cipriano: Libre y diáfano lo siento.
Gonzalo: ¿Se puede saber de qué hablamos?
(Pausa breve)
En mi tililla en la sombra
en el arcón encarnado,
pasiones, caricias y zozobra,
querencias de enamorados
que ponen mis ojos morados
diciendo el amor que me sobra.
Mariela: Mas no debieran decir,
ese somero querer
que debiéramos fundir,
en ese almirez del ayer,
y sea mí amor de mujer
del que puedas presumir.
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Cipriano: ¡Qué claridad par diez!
Más, debieras tener en cuenta (A Gonzalo)
el verdadero querer,
ese querer que se sienta
a la diestra de la mujer,
paz y gloria debe ser
y ser de ellas sirvienta.
Gonzalo: ¿Qué quieres decir?
Cipriano: ¡Qué este dolor me revienta!
¡Es fácil de predecir!
(Pequeña pausa)
Que mi pecho villano
la jaula de mis prisiones,
en el nido del Milano
donde guardo mis pasiones,
también guardo razones
del penar de Cipriano.
Mariela: Creo que está enamorado.
Gonzalo: ¿Puede saberse de quién? (A Cipriano)
-Cipriano baja la cabeza y calla. Haremos una breve pausa(Cipriano decide sincerarse, o descubrir sus sentimientos)
Cipriano: Este alma peregrina
triste mártir del amor,
es la errante golondrina
de muerte herida y dolor,
al ver que su resplandor
vive y reza en otra esquina.
Gonzalo: ¿Ese verso lo conozco yo?
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Cipriano: ¡No! ¡No digas nada mi amor!
Deja que tras mi velo
antes de perder la razón,
y antes de ver luz en el cielo
tenga mi pecho consuelo
sólo con oír tu voz.
Gonzalo: ¡OH, Dios! ¿Por qué torturas mi mente?
¿Por qué guardo en el zurrón
de aparecido viviente
tan tierno sueño de amor?
¿Por qué no me causa dolor
despachar con dos sirvientes?
(contrariedad semejante)
¡OH, cielos, no puede ser!
Mariela: ¿Te extraña su parecer?
¿No puede amar un hombre
lo que anhela una mujer?
Gonzalo: No siento que varón me nombre,
ni hembra que pueda querer,
dudo por un... "por qué"
Cipriano: (Oye y se calla)
Mariela: ¿Qué tu hombría te estorbe?
¿Porque la diosa Afrodita
a un pecho acorralado,
lo mina cómo termita ,
y corazones armados
en buena lid coronados
se revelan, aman y gritan?
-En este preciso instante el lateral derecho donde está desarrollándose la
acción, irá quedando en penumbras al mismo tiempo que el lateral
izquierdo donde habíamos congelado la acción en la escena anterior irá
iluminándose. Será ésta la escena que vuelva a tomar la palabra-
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Luisa: ¿No es verdad gacela mía,
que cuanto más te me alejas,
es más grande tu agonía?
¿Y, al escuchar mis quejas
a tu pecho quitas las rejas
y pones en tu jardín celosía?
Dale antes que mi alma muera,
alas a mi corazón herido,
una luz para mí ceguera...
música para mis oídos
o dame una muerte postrera.
Elvira: Luisa yo...
Luisa: ¡Espera!
(Poniendo su índice en la boca de Elvira)
¡Ver por tus ojos yo quiero!
¡Quiero correr por tus venas,
quiero sentirme tu pelo,
quiero sentirme la crema
de ese veneno que quema
las entrañas en mi cielo. (Se refiere a Elvira)
Y este tizón encendido
que abrasa mis esperanzas,
sea el incienso florido (esparcido)
del bálsamo de tus palabras,
la seda de tu cuerpo,
la luz de tu mirada
y la razón de los sentidos.
(Pausa breve)
¿Te he entristecido?
Elvira: ¡Cuán equivocada estaba!
¡Creía amar a varón
cuando hembra ya me amaba!
Yo te imploro tu perdón...
(Es Elvira la que ahora coge la mano de su recién conocido amor)
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
Alza del suelo, mi amor
y dame tu amor de mañana. (dama)
¡Qué ciegos fueron mis ojos!
¡Qué oídos más tardos los míos!
¿Cómo puse los cerrojos?
¿Cómo no oí tus quejidos?
¿Cómo un corazón dolorido
no hizo con tus flores manojos?
-Ambas amigas dirán a dúo la siguiente rima¿Por qué la maldita razón
hace distintas querencias?
¿Quién escribió que es mejor,
o más bella penitencia,
entre dos damas querencias
o entre dama y varón.?
-También en este punto, y sin dejar de iluminar el lateral izquierdo,
iluminaremos de nuevo el derecho y, retomamos la última escena-
Gonzalo: Esto es nuevo para mí...
Y aunque no lo tengo claro
sintiéndome estoy morir.
Más... no estoy preocupado.
¿Es acaso malvado
esta ansia de vivir?
Cipriano: ¿Es este lamento el sentir...
el de un hombre acorralado?
Mariela : ¿Es acaso el huir
de varón enamorado?
Gonzalo: ¡Duda mi corazón callado,
entre morir y vivir!
Cipriano: Entiendo tu amor por Mariela,
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
(A Gonzalo)
y si a mí me das negativa...
Mariela: ¡No apagues amor candela (A Cipriano)
en aquésta leña caída,
ni hurgues en las heridas
que pueda padecer Mariela.
Cipriano: ¿Se puede amar a dos velas?
Gonzalo: No hay fronteras conocidas.
Cipriano: ¡Vive Dios que esto consuela!
¿Piensa lo mismo Mariela?
Mariela: ¡Amar es de bien nacida!
-Nuestros queridos personajes, dirán al unísono la siguiente prosa¿Cómo se mide el amor?
¿Qué santo guarda la cama
descanso de un corazón?
¿Qué farolillo grana
distingue a varones y dama
o, entre dama y varón?
-Por último, y con todo el escenario iluminado... Las luces irán perdiendo su
esplendor hasta oscurecerse totalmente. La luna llena, será la última en
apagarse; muy lentamentefin
ENTRE EL JAZMIN Y LA ROSA
POR: FREDERICK DUMAS
POR FREDERICK DUMAS TO WALLS
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