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El adiestramiento mental
Mahayana: La rueda de armas
Dharmarakshita
Traducido del tibetano al español por Jesús Revert consultando la traducción anterior de Nerea
Basurto basada en la traducción al ingles de Joan Nicell. Ha sido revisada y corregida de nuevo por
Nerea Basurto y la corrección de estilo a cargo de Beatriz Guergué.
Traducido al español por el Servicio de Traducción de la FPMT Hispana.
© FPMT, Inc.
Enero 2007.
Reservados todos los derechos.
Los derechos de distribución de este programa en español pertenecen al
Servicio de Traducción FPMT España. Es preciso un permiso previo para realizar
copias.
E-mail: [email protected]
Traducción al inglés:
© Joan Nicell e Istituto Lama Tzong Khapa
Diciembre 2006.
Reservados todos los derechos.
Con permiso para su uso en el Programa Básico de la FPMT.
Comentario [b1]:
El adiestramiento mental Mahayana: La rueda de armas
Llamado: La rueda de armas que alcanza el punto vital del enemigo.
Rindo homenaje a Yamantaka, el gran airado.
1
Los pavos reales pasean por selvas de hierbas venenosas
y aunque haya bellísimos jardines de plantas medicinales,
las bandadas de pavos no disfrutan de ellos,
sino que se alimentan de la esencia del veneno.
2
Del mismo modo, cuando los héroes entran en la selva de la existencia cíclica,
aunque haya hermosos jardines de felicidad magnífica,
no se sienten cautivados por ellos,
sino que viven con valentía en la selva del sufrimiento.
3
Aquellos que persiguen con afán la felicidad y el placer,
debido a su cobardía, sufren constantemente;
mientras que estos héroes que aceptan el sufrimiento,
por la fuerza de su valor están siempre felices.
4
Aquí, el apego se compara a una selva de plantas venenosas;
es superado por los héroes que son similares a los pavos reales,
pero mata a los cobardes que son como cuervos.
5
¿Cómo pueden los egoístas vencer a este veneno?
Si también están involucrados en las otras aflicciones,
esto les costará la vida a los que son como cuervos.
6
Por ello los valientes, como los pavos reales,
transforman las aflicciones que son como la selva ponzoñosa,
las convierten en un elixir y entran en la jungla de la existencia cíclica.
Aceptándolas gustosamente destruyen ese veneno.
7
Así, para los que vagan sin libertad,
el aferramiento al yo es el mensajero del demonio.
Apartándome del egoísmo y los placeres,
debo aceptar de forma voluntaria las dificultades por el bienestar de los demás.
8
Los sufrimientos de todos los seres, que como yo
están impulsados por el karma y habituados a las aflicciones,
los amontonaré sobre mi propio deseo de placer.
9
Cuando esté atrapado por el egoísmo,
para evitarlo, daré a los seres mi propio bienestar y felicidad.
Y cuando los demás me engañen, permaneceré tranquilo
al comprender que es la respuesta a mis propios errores.
10
Cuando en el cuerpo me aparece una enfermedad insoportable,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber dañado el cuerpo de otros seres;
ahora aceptaré sobre mí todas las enfermedades.
11
Cuando aparece el sufrimiento en mi mente,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
porque con toda certeza he afligido la mente de los demás;
ahora voy a tomar sobre mí todo el sufrimiento.
12
Cuando estoy atormentado por el hambre o la sed,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por engañar, robar y actuar con avaricia;
ahora aceptaré para mí todo el hambre y la sed.
13
Cuando impotente sufro la explotación de los demás,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por esclavizar a los débiles y abusar de ellos;
ahora pondré mi cuerpo y mi vida al servicio de los demás.
14
Cuando llegan a mis oídos palabras desagradables,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber ofendido con la palabra por medio de calumnias y otras falsedades;
ahora voy a censurar los errores de mi habla.
15
Si he nacido en un lugar donde todo es impuro,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haberme familiarizado constantemente con apariencias impuras;
ahora solo cultivaré una visión pura.
16
Cuando me veo separado de amigos cariñosos y amables,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber creado desunión en las amistades de otros;
ahora no voy a distanciar a los demás de sus amigos.
17
Cuando todos los seres sagrados están descontentos conmigo,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por apartarme de ellos y confiar en malos amigos;
ahora evitaré las malas compañías.
18
Cuando otros me dañan con calumnias y desprecios,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber criticado a los seres sagrados;
ahora no condenaré a otros con exageración y menosprecio.
19
Cuando los objetos que utilizo se deterioran,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber estropeado los bienes de los demás;
ahora voy a satisfacer todas sus necesidades.
20
Cuando tengo la mente confundida y el corazón triste
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber hecho que otros acumulen negatividades;
ahora evitaré inducir a otros a realizar acciones negativas.
21
Cuando mis actividades fracasan y tengo la mente agitada,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber obstaculizado las acciones de seres sagrados;
ahora dejaré de causar todo tipo de impedimentos.
22
Cuando nada de lo que hago complace a mi maestro,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por actuar de forma hipócrita hacia el sagrado dharma;
ahora voy a reducir mi hipocresía hacia el dharma.
23
Cuando todo el mundo me contradice,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber despreciado la vergüenza y la consideración;
ahora voy a evitar la mala conducta.
24
Cuando tengo conflictos con las personas que me rodean,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber importunado con mi mal temperamento por doquier;
ahora voy a ser amable con todos.
25
Cuando todos mis allegados se convierten en enemigos,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber guardado malas intenciones;
ahora voy a disminuir mi falsedad y astucia.
26
Cuando enfermo de úlcera y edema,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por apoderarme sin escrúpulos de donaciones en contra de las reglas;
ahora evitaré apropiarme de las ofrendas y demás.
27
Cuando de repente aparece una enfermedad contagiosa en mi cuerpo,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por actuar rompiendo mis promesas;
ahora voy a evitar las acciones no virtuosas.
28
Cuando mi inteligencia se oscurece respecto a todo lo que he aprendido,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber considerado como dharma lo que debe descartarse;
ahora cultivaré la sabiduría de la escucha y demás.
29
Cuando siento sueño al practicar el dharma,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por acumular oscurecimientos con respecto al sagrado dharma;
ahora soportaré las dificultades para beneficio del dharma.
30
Cuando atraído por las aflicciones estoy muy distraído,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por no meditar en la transitoriedad y las desventajas del samsara;
ahora fortaleceré la renuncia a la existencia cíclica.
31
Cuando todo empeora a pesar de todo mi esfuerzo,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber menospreciado la ley de causa y efecto;
ahora voy a esforzarme en acumular méritos.
32
Cuando fracasan las prácticas rituales,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber puesto la confianza en el lado oscuro;
ahora me apartaré de la dirección negativa.
33
Cuando no se cumplen mis peticiones a las Tres Joyas,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por no haber confiado en el Buda;
ahora confiaré solo en las Tres Joyas.
34
Cuando mis prejuicios aparecen como sombras y demonios,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por acumular negatividades hacia las deidades y los mantras;
ahora eliminaré todos los prejuicios.
35
Cuando tengo que deambular como un pobre vagabundo,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber desahuciado de su residencia a maestros y otros;
ahora no voy a expulsar a nadie de su casa.
36
Cuando ocurre lo indeseable, como heladas o granizo,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por no haber protegido adecuadamente la ética y los compromisos;
ahora mantendré puros mis votos y promesas.
37
Cuando tengo grandes deseos pero carezco de recursos,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por no ser generoso ni hacer ofrecimientos a las Tres Joyas;
ahora voy a esforzarme en la generosidad y las ofrendas.
38
Cuando los demás me menosprecian por ser físicamente desagradable,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por hacer imágenes antiestéticas y estar agitado por la cólera;
ahora construiré imágenes de deidades y seré benevolente.
39
Cuando en todo lo que hago estoy agitado por el apego y el odio,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por ser grosero y albergar rencor y malicia;
ahora voy a eliminar completamente esta obsesión.
40
Cuando en las prácticas que hago nunca consigo realizar el objetivo,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por guardar visiones erróneas en mi interior;
ahora seré altruista en todo lo que haga.
41
Cuando, a pesar de practicar la virtud, no consigo controlar mi mente,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por dar prioridad a los intereses de esta vida;
ahora me voy a concentrar en el deseo por la liberación.
42
Cuando al sentarme y reflexionar me siento deprimido,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por ser desconsiderado y buscar nuevas amistades de más alta categoría;
ahora mantendré siempre la fidelidad a todos mis amigos.
43
Cuando me engaña la falsedad de otros,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por ser muy egoísta, arrogante y codicioso;
ahora voy a ser discreto en toda circunstancia.
44
Cuando mis estudios o enseñanzas están acompañados de deseo u odio,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por no reconocer los defectos diabólicos en mi mente;
ahora investigaré las condiciones adversas y las eliminaré.
45
Cuando todo lo que hago con buena intención acaba mal,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí
por haber sido ingrato con los que me tratan con bondad;
ahora me tomaré muy en serio corresponder a la bondad de los demás.
46
En resumen, cuando me ocurre algo indeseable,
son las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí,
como el herrero asesinado por la espada que forjó;
ahora voy a ser muy cauteloso con las acciones negativas.
47
Los sufrimientos que tengo que experimentar en los estados desafortunados,
son también las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí,
como el herrero asesinado por la flecha que fabricó;
ahora voy a ser muy cauteloso con las acciones negativas.
48
Cuando caen sobre mí los sufrimientos de los laicos,
son también las armas de mis malas acciones que se vuelven contra mí,
como los padres que mueren asesinados por su adorado hijo;
ahora lo mas apropiado es que tome siempre la ordenación.
49
Como las cosas son así, ahora he capturado a mi enemigo,
he atrapado al bandido que me engaña con trampas,
el impostor que me confunde disfrazado de mí mismo.
¡Ah! Ya no tengo la más mínima duda de que es este egoísmo.
50
Ahora levanta las armas de las acciones.
Hazlas girar tres veces con furia.
Extiende las piernas de las dos verdades y abre los ojos del método y sabiduría.
Mostrando los colmillos de los cuatro poderes, clávaselos al enemigo.
51
Oh, rey de los mantras de conocimiento que atormentas al enemigo,
en la selva de la existencia y fuera de control
corre blandiendo las armas de las acciones
el cruel llamado «demonio del aferramiento al yo»,
atrapa al que degenera las promesas y nos destroza a mí y a los demás.
52
¡Atrápalo, atrápalo, airado Yamantaka!
¡Atácalo, atácalo! Atraviesa el corazón del ego enemigo.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
53
¡HUM, HUM! Gran deidad de meditación, ¡produce emanaciones mágicas!
¡DSA, DSA! ¡Ata a este enemigo con un juramento!
¡PHE, PHE! ¡Te suplico que me liberes de todas las cadenas!
¡Destrúyelo, destrúyelo! ¡Te pido que cortes el nudo del aferramiento!
54
Acude, gran deidad de meditación, Yamantaka.
A este saco de acciones y las cinco aflicciones venenosas
que me atrapa en la repugnante ciénaga de las acciones de la existencia cíclica,
por favor, en este mismo instante, rásgalo, desgárralo hasta hacerlo trizas.
55
Aunque me ha dañado con el dolor de los tres estados inferiores,
sin ningún temor corro hacia sus causas.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
56
Aunque tengo un gran deseo de placer, no pongo las causas para ello.
No soporto las dificultades, pero mi deseo y mi ansiedad son muy grandes.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
57
Lo que deseo es fácil de obtener, pero tengo poco interés en la práctica.
Me ocupo en muchas actividades, pero no completo ninguna.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
58
Tengo gran interés por nuevas amistades, pero mis relaciones y mi modestia duran muy poco.
Soy un gran parásito de los demás y todavía voy buscando el hurto.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
59
Aunque soy hábil en halagos y peticiones, mi desesperación es grande.
Me afano en acumular cosas, pero la avaricia me esclaviza.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
60
Hago muy poco por los demás, pero me quejo mucho.
No me responsabilizo de nada, pero tengo delirios de grandeza.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
61
Tengo muchos maestros, pero poca capacidad de guardar mis promesas,
numerosos discípulos, pero poco interés por ayudarlos y protegerlos.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
62
Mis compromisos son muchos, pero mi práctica correcta es muy poca.
Tengo buena reputación, pero si se analiza avergüenza a deidades y espíritus.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
63
Acumulo pocos conocimientos, pero mucha palabrería vana y jactanciosa.
He recibido pocas transmisiones, pero pretendo saber lo que no conozco.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
64
Dispongo de muchos asistentes, pero ninguno de confianza.
Aunque tengo numerosos patronos, carezco de protección.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
65
Tengo un alto rango, pero mis virtudes son inferiores a las de un espíritu.
Soy un gran maestro, pero mi apego y odio son peores que los del demonio.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
66
Mi visión es elevada, pero mi comportamiento peor que el de un perro.
Mis cualidades son muchas, pero se tambalean con el viento.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
67
En lo más profundo de mi corazón hay todo tipo de deseos
y acuso injustamente a los demás de todos los problemas.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
68
Aunque visto hábitos, busco protección en los espíritus.
He tomado votos, pero mi comportamiento es como el de un demonio.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
69
La felicidad la dan las deidades, pero yo venero a espíritus malignos.
La guía la proporciona el dharma, pero yo engaño a las Tres Joyas.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
70
Estoy continuamente en soledad, pero siempre distraído.
He recibido instrucciones de dharma, pero confío en adivinaciones y magia.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
71
Rechazando la ética del camino a la liberación, me aferro al hogar familiar.
Después de tirar al río la felicidad y bienestar, corro tras el sufrimiento.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
72
Apartándome de la puerta a la liberación, deambulo por tierras lejanas.
Habiendo obtenido esta preciosa vida humana, acabaré en el infierno.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
73
Abandono la transformación del dharma y me dedico a los negocios.
Dejo la escuela de mi maestro y deambulo por la ciudad.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
74
Renuncio a mi sustento y quito lo que pertenece a los demás.
Declino el alimento paterno y robo el de otros.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
75
¡Ay! Persevero poco en la meditación pero mi clarividencia es perspicaz.
Sin empezar el camino, estiro mis piernas inútilmente.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
76
Cuando alguien me da consejos útiles, con rencor le considero un enemigo.
Si alguien me engaña, trato con bondad a ese despiadado.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
77
Los secretos de mis amistades los declaro a sus enemigos
y me aprovecho sin ninguna vergüenza de mis allegados.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
78
Mi enfado es grande y mis prejuicios son peores que los de nadie.
Adolezco de mal temperamento y continuamente provoco el malestar en otros.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
79
Si alguien me pide ayuda no le escucho y a escondidas le causo daño.
Si me respetan no lo acepto y desde lejos busco conflictos.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
80
Me molestan los consejos y siempre estoy de mal humor.
Estoy disgustado a menudo y constantemente en tensión.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
81
Mantengo gran arrogancia y veo a los seres sagrados como enemigos.
Con gran apego busco ansiosamente gente joven.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
82
Soy inconstante y doy la espalda a mis antiguos amigos.
Ansioso por nuevas amistades prometo maravillas a todo el mundo.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
83
Sin tener clarividencia, actúo con pretensión y falsedad.
Carezco de compasión y destrozo el corazón de los que confían en mí.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
84
Abrigo pocos conocimientos y hago conjeturas con respecto a todo.
He recibido pocas transmisiones y estoy lleno de ideas erróneas.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
85
Habituado al deseo y el rechazo, critico a todos los que no están de mi lado.
Como soy envidioso, calumnio y desprecio a los demás.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
86
No pongo interés en el estudio y menosprecio las enseñanzas extensas.
No confío en el maestro y critico las escrituras.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
87
En vez de explicar las escrituras, fabrico falsamente mis propias ideas.
No he desarrollado la visión pura y profiero amenazas y maldiciones.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
88
No condeno las acciones contrarias al dharma,
pero critico de muchas formas todas las explicaciones excelentes.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
89
Hacia aquello que es indigno no siento ninguna vergüenza,
pero equivocándome me avergüenzo del dharma, que es irreprochable.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
90
No hago ni una sola cosa que sea apropiada,
pero me ocupo en todo aquello que es inadecuado.
Ruge sobre la cabeza de este concepto que me causa ruina.
Al corazón del carnicero, este ego enemigo, ¡Maraya!
91
¡Ah! Tú que tienes el poder y posees el cuerpo de verdad del Sugata,
que destruyes el insidioso demonio de la visión del yo
y tienes una maza como arma, la sabiduría suprema de la ausencia del yo,
hazla girar tres veces en alto sin vacilación.
92
Te suplico que me libres de este enemigo con tu poderosa furia.
Te suplico que destruyas mis conceptos erróneos con tu gran sabiduría.
Te suplico que me protejas del karma con tu gran compasión.
Te suplico que elimines el ego definitivamente.
93
Todo el sufrimiento de los que permanecen en la existencia cíclica,
te ruego que lo apiles con certeza sobre este aferramiento al yo.
Todas las aflicciones de los cinco venenos que tenga cualquier ser,
te suplico que las amontones definitivamente sobre éste de tipo similar.
94
Si, a pesar de reconocer con discernimiento y sin ninguna duda
lo que es la raíz de todos los males sin excepción,
todavía continuo alimentándolo y apoyándolo,
te suplico que elimines a la persona misma que se aferra.
95
Ahora voy a echarle todas las culpas a uno solo.
Voy a cultivar una gran gratitud hacia todos los seres.
Todo lo indeseable de los demás lo tomaré sobre mi propio continuo.
Y dedicaré mis virtudes para todos los seres errantes.
96
Y así, al tomar sobre mí todas las acciones de las tres puertas
de los seres errantes realizadas en los tres tiempos,
que igual que el pavo real luce sus colores gracias al veneno,
las aflicciones se conviertan en la ayuda para obtener el despertar.
97
Por ofrecer mis virtudes a los seres errantes,
igual que el cuervo envenenado se cura con medicina,
que mantenga la vida de la liberación de todos los seres
y que rápidamente alcancen la budeidad de un Sugata.
98
Hasta que yo y todos los seres, que han sido mis madres y padres,
alcancemos el despertar en la tierra pura de Akanishta,
mientras vaguemos en los seis reinos de existencia debido al karma,
que nos ayudemos mutuamente con un pensamiento de unidad.
99
Cuando, por el beneficio de un solo ser errante,
yo entre de lleno en los tres estados desafortunados,
que no se deteriore mi conducta de gran ser
y que lo rescate del sufrimiento de los reinos inferiores.
100
Que los guardianes del infierno
me reconozcan inmediatamente como a un maestro,
que sus armas se conviertan en una lluvia de flores
y que aumenten la paz, el bienestar y la no violencia.
101
Que incluso los seres desafortunados obtengan clarividencia y dharanis,
que tomando cuerpos de dioses y humanos generen la bodichita,
que me devuelvan la bondad practicando el dharma,
que me reconozcan como maestro y practiquen correctamente.
102
Entonces, que todos los seres de los reinos afortunados,
meditando en la ausencia de entidad igual que yo,
desarrollen la absorción meditativa de la ecuanimidad,
libre de los conceptos de la existencia y la paz,
y reconozcan esta misma ecuanimidad.
103
Haciéndolo así, se destruye este enemigo
y se eliminan los conceptos perturbadores.
Meditando en la ausencia de entidad con la sabiduría libre de conceptos,
¿cómo no voy a obtener las causas y el resultado del cuerpo de forma?
104
¡Escucha! Todo esto surge dependientemente.
Lo que surge en dependencia no es independiente.
Los cambios de esto o de aquello, son falsas apariencias ilusorias.
Son reflejos que aparecen como el círculo de una brasa.
105
Como el platanero, la fuerza vital carece de esencia.
Como una burbuja, la vida no tiene ninguna esencia.
Como la bruma, las cosas se disipan al tocarlas.
Como un espejismo, son bellas desde lejos.
Como una imagen reflejada en el espejo, parece que sean verdaderas.
Como nubes o niebla, parece que están ahí quietas.
106
De la misma forma, este carnicero, el yo enemigo,
aunque parece que existe realmente, no es nada en absoluto.
Aunque parece verdadero, nunca lo ha sido en lo más mínimo.
Aunque aparece claramente, está mas allá de añadidos y omisiones.
107
Siendo así, ¿qué rueda de acciones existe?
Aunque carezcan de tal existencia inherente,
de la misma forma que la luna aparece en el agua,
estas acciones y resultados son una variedad de falsedades.
Aunque son meras apariencias, practicaré la virtud y evitaré el mal.
108
Cuando en un sueño arde una hoguera abrasadora,
aunque carece de esencia, el fuego causa pánico.
De forma similar, aunque los infiernos y demás reinos carecen de esencia,
por miedo a las quemaduras y demás, evitaré lo negativo.
109
Aunque no exista en realidad, atormentados por el delirio febril
vagamos sin rumbo en una oscura caverna.
De la misma forma, la ignorancia y el resto, aunque no existen inherentemente,
hay que eliminar la confusión que crean usando las tres sabidurías.
110
Si analizamos la música de un experto violinista,
en realidad es algo que carece de existencia inherente;
pero sin analizarlo, esa dulce melodía, producto de muchas circunstancias,
disipa la tristeza del corazón de la gente.
111
De igual modo, cuando se analizan con detalle las acciones y resultados,
aunque no existen realmente ni como una unidad ni como una diversidad,
las cosas nacen y perecen con una apariencia muy real
y sentimos diferentes placeres y dolores como que existen verdaderamente.
Aunque son meras apariencias, practicaré la virtud y evitaré el mal.
112
Cuando las gotas de agua llenan una jarra,
no es la primera gota la que la llenó,
tampoco es la última ni cada una de las demás,
la jarra se llenó por la relación dependiente de todas ellas.
113
De la misma manera, las experiencias de felicidad y sufrimiento,
no ocurren por el primer instante de la causa,
ni tampoco por el último instante o los demás,
las experiencias de placer y dolor se deben a un conjunto de relaciones dependientes.
Aunque son meras apariencias, practicaré la virtud y evitaré el mal.
114
¡Oh! Estas apariencias que son tan gozosas cuando no se examinan,
en realidad carecen de esencia
y sin embargo aparecen como si existieran verdaderamente.
Esto es algo profundo y difícil de ver para los inferiores.
115
Permaneciendo absortos en esta meditación equilibrada,
¿qué hay definitivamente en las meras apariencias?
¿qué es lo que existe y qué es lo que no existe?
¿quién puede defender la tesis de lo que es o lo que no es?
116
Objeto y sujeto carecen de realidad última.
Libre de aceptar o rechazar, sin fabricaciones mentales,
en el estado primordial y con una claridad ilimitada;
si permaneces así, te convertirás en un gran ser.
117
Practicando de este modo la bodichita convencional
y la bodichita última,
y llegando a la perfección de las dos acumulaciones libres de obstáculos,
que obtenga la excelencia de los dos propósitos.
Créditos
El adiestramiento mental Mahayana: La rueda de armas afiladas de Dharmarakshita fue traducido del tibetano al inglés por
V. Joan Nicell (guetsulma Tenzin Chöden) basándose en una traducción que se encuentra en Peacock in the Poison Grove;
Two Buddhist Texts on Training the Mind, traducido por Gueshe Lhundup Sopa con Michael Sweet y Leonard Zwilling, y
publicado por Wisdom Publications, Boston 2000.
Traducido al español por el Servicio de Traducción de la FPMT Hispana.
Traductora: Nerea Basurto (guetsulma Lobsang Tsomo). Corrector de estilo: Antonio Fernández Montoya. Enero 2007.
Traducción revisada por guelong Champa Shenpen en mayo 2012.