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Vigilia de la Inmaculada
Parroquia San José
7 de diciembre de 2015
“María nos reúne para orar
en el corazón del Adviento”
Cuatro velas apagadas
MONICION DE ENTRADA
Buenas noches, y bienvenidos a este momento de oración.
Fue el día 8 de diciembre de 1854 cuando el Papa Pío IX, después de recibir las peticiones de
todos los obispos y universidades católicas del mundo, proclama el dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María en la Basílica de San Pedro en Roma.
María, la sin pecado, la llena de gracia, la digna morada de Dios.
Desde nuestro ser jóvenes, queremos compartir un rato en oración, como los Apóstoles en la
espera del Espíritu Santo, con algunas mujeres, entre ellas, María, la Madre Jesús.
Hemos venido a este lugar, a este Cenáculo, donde celebramos la Eucaristía, para orar en esta
noche santa en que celebramos en la Iglesia la solemnidad de la Inmaculada Concepción de
María. Poco a poco, y según encendamos nuestras velas, la vida, como nuestra vida, se irá
iluminando.
Desde el corazón joven que todos tenemos, comenzamos esta celebración cantando, que
como niños, queremos estar junto a ti, María.
CANCION: JUNTO A TI, MARIA.
SALUDO
Amigos y hermanos, María nos reúne para orar en el corazón del Adviento.
Bajo este lema hemos sido convocados esta tarde para orar.
Saludamos a María, que nos ayuda a acoger a su Hijo Jesús, el que trae la salvación al mundo;
nos enseña a escuchar el nombre nuevo por el que Dios nos llama; y nos acompaña alentando
caminos misioneros en el mundo de hoy.
En un mundo donde todo se mide por lo que cuesta, en un mundo lleno de tristeza, de crisis,
de sufrimiento,… justo ahora, en este instante de la historia, una mujer, sencilla y sin artificios,
nos abre una puerta a la Esperanza.
La Inmaculada es la Virgen del Adviento. En este tiempo ella aparece como signo de bendición,
como sonrisa y cercanía de Dios. Es el signo que Dios ofrece para levantar la esperanza de los
hombres.
Esta noche, María, en el corazón del Adviento, en el corazón de nuestra historia, nos invita a la
Iglesia a que, conscientes de nuestra nada, proclamemos la grandeza del Señor.
Vamos a escuchar el relato de la historia, que hoy hacemos nuestra.
Queremos conocernos, para querernos, para avanzar juntos.
MOMENTO DE REFLEXIÓN (Música de fondo)
Lector 1: ¡Mirad, mirad! jMirad con atención!
Lector 2: Estad muy atentos a lo que vamos a mostrar.
Lector 3: ¡Bah! Palabras, palabras y nada más que palabras.
Lector 1: Os vamos a presentar algo absolutamente maravilloso.
Lector 2: El mayor espectáculo del mundo.
Lector 1: Os presentamos. . .
Lector 1 y 2: ¡La creación!
Lector 3: ¡La creación!
Lector 1: El espectáculo, surgido de la nada.
Lector 2: Del vacío y el caos fue hecha toda esta maravilla.
Lector 3: Gracias, claro, a la intervención extraordinaria del Gran Dios.
Lector 1: Dios, al principio, era simplemente amor...
Lector 2: De pronto, sin que nadie sepamos cómo sucedió el amor se hizo transparencia Y el
vacío se llenó de estrellas
Lector 1: Apareció la luz... Y la luz llenó con su presencia el mundo misterioso de la nada.
Lector 3: ¡Había comenzado el tiempo!
Lector 1: Mas tarde apareció la Tierra
Lector 2:Y la Tierra se puso a girar en los espacios, pendiente de un Sol que la cautiva.
Lector 3:Y vio Dios que todo era bueno.
Lector 1: La Tierra, entonces, se cubrió de nubes que le brindaron sombra...
Lector 2: Más tarde, las aguas se juntaron y se formaron los mares y océanos
Lector 1: Por fin, apareció la vida. Una vida, al principio, frágil, casi informe... diminuta
Lector 2:Y la vida engendró más vida.
Lector 3:Y vio Dios que todo aquello era bueno.
Lector 1: Pero la Tierra era toda ella como un vientre preñado, queriendo dar a luz...
Lector 2: Y el Sol y la Luna y el oxigeno y las nubes fecundaban vigorosamente sus entrañas...
Lector 1: La Tierra produjo entonces hierbas y plantas y semillas...
Lector 2: El aire se pobló de pájaros y el gran mar de peces, hasta inundar de vida todos los
rincones del planeta.
Lector 3:Y vio dios que todo aquello era bueno.
Lector 1: Por fin..., apareció el hombre. Sobre la faz de la Tierra apareció el hombre...
Lector 2: Hombre y mujer... a imagen y semejanza del mismo Dios... Dios los creó.
Lector 3: Y vio Dios que todo eso era muy bueno... El hombre se instaló sobre la Tierra y cogió
las riendas de la historia.... El hombre soñó entonces con ser como Dios...
Lector 1: Por eso la Tierra, que pudo ser un paraíso...
Lector 2: ...Se convirtió en una tragedia
Lector 3: ¡Una tragedia que aún perdura en nuestros días!
Lector 1: La Tierra estaba vivaz, repleta de hermosura.
Lector 3: Pero el espíritu del hombre se llenó enseguida de rencores y de envidias...
Lector 2: Y dijo el hombre: “Hagamos la guerra”. Y la guerra fue hecha.
Lector 1: Y la Tierra se fue poblando de amargura.
Lector 2: Unos hombres perseguían a otros hombres como si fueran alimañas.
Lector 3: Y vio Dios que todo aquello estaba resultando detestable.
Lector 1: Nacieron las clases y las castas. Y se apoderó del corazón del hombre una terrible
frialdad.
Lector 2: Entonces dijeron los más fuertes: "¡Qué exista la miseria!" .Y la miseria existió.
Lector 3: Y vio Dios que todo aquello era detestable.
Lector 1: La miseria engendró más tarde la impotencia y la ignorancia.
Lector 2: Y el frío engendró la indiferencia, y ésta, a su vez, engendró la soledad.
Lector 3: Dios vio todo esto. Y le dolió de todo corazón.
Silencio
Sacerdote: “Yo soy el Dios de tus padres. He visto la opresión de mi pueblo, he oído sus
quejas y me he fijado en sus sufrimientos. Yo, el Señor os quitaré vuestras cargas y os
rescataré de vuestra esclavitud. He aquí que os enviaré a un Salvador. Una Virgen concebirá y
dará a luz un Hijo que será Dios con nosotros”.
Lector 1: Y Dios, que era y es amor, preparó una nueva creación, más maravillosa que la
primera.
Lector 2: La Creación del nuevo y definitivo Salvador: Jesucristo.
Lector 3: Que nacería de una Mujer, totalmente libre de sí misma y obediente a Dios
Lector 1: De una Mujer, con el rostro y el corazón limpios para Dios; cubierta por la sombra del
Espíritu.
Lector 2: De una Mujer, con la que se inicia la nueva creación. Ella inaugura la primavera de la
nueva humanidad.
Lector 3: De una Mujer que representa el proyecto de Dios sobre nosotros, que representa el
verdadero rostro de la nueva criatura en Cristo
Lector 1: Ella es María.
Lector 2: La inmaculada.
Lector 3: La Santa de Dios.
CANCION: QUIERO ALABARTE
EVANGELIO (Lc.1, 26 – 38)
“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre
de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a
concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será
grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira,
también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de
aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.»
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y el ángel dejándola se fue.”
REFLEXION
DIOS ENTRA EN EL MUNDO CON UN SALUDO: ALÉGRATE, MARÍA
(Se enciende la primera vela)
Reflexión: Cuando el tiempo de Dios llegó a su plenitud, visitó la tierra y llamó a la puerta del
corazón de una mujer, una puerta que siempre estaba abierta. Habló directamente con ella,
traía una Buena Nueva para la humanidad. Dios escoge un lugar sencillo y pobre para entrar
en el mundo, entra en la historia saludando, pidiendo acogida. Se acerca al ser humano con
alegría, generando vida y esperanza.
.- María está a la espera. Su corazón pobre y sus manos vacías, abiertas y libres, acogen los
planes de Dios, que traen la dicha y la paz para la humanidad.
Pregunta: ¿Soy capaz de reconocer las maravillas que hace Dios en mi vida?
[Momento para la oración personal. Música de fondo]
DIOS REGALA A MARÍA UN NOMBRE NUEVO: LLENA DE GRACIA.
(Se enciende la segunda vela)
Reflexión: Llena de gracia… es la expresión del Amor fiel de Dios que sustentará toda la vida
de María y, cual fuente de agua viva, se derramará sobre la humanidad.
Llena de gracia... es el nombre propio que Dios da a María. Llenos de gracia... es el nombre
que Dios nos da a cada uno.
Llena de gracia significa llena de Dios, llena del reino, llena de todos los preferidos de Jesús.
La gracia, que trabaja nuestro corazón, sale afuera y se convierte en anuncio gozoso de Jesús
al mundo.
.- Relato: Un famoso rabino judío dice que todos en la vida tenemos tres nombres, pero sólo
uno es el importante: El primero es el nombre que nos pone la familia al nacer. Podríamos decir
que no es realmente nuestro nombre: es nada más el deseo de nuestros padres.
El segundo es el nombre que nos pone la sociedad; es el nombre por el que se nos conoce,
según lo que hagamos. Ej. "Este es el que construyó el puente"... Tampoco puede ser este
nuestro nombre importante, porque representa sólo una parte de nosotros mismos.
El tercero es el nombre que tenemos para Dios: el nombre que nos pone Dios, el nombre que
surge del encuentro, de la experiencia de Dios. Este es nuestro verdadero nombre, el
importante. Dice el rabino que toda nuestra vida debe estar orientada a descubrir cuál es el
nombre por el que nos conoce Dios. Aquí tenemos a “María”, nombre que le pusieron sus
padres. En Nazaret la conocieron por “la mujer de José” y “la madre de Jesús”. Pero su
verdadero nombre es aquel con que la saluda el Ángel: "llena de gracia”, llena de Dios,
encantadora a los ojos de Yahvé.
Pregunta: ¿Cuál es el nombre por el que Dios te llama a ti?
[Momento para la oración personal. Música de fondo
DIOS TIENE UNA MISIÓN PARA MARÍA: CONCEBIRÁS…
(Se enciende la tercera vela)
Reflexión: Dios está con María. Dios está contigo. Dios está con el mundo, comprometido con
todos los seres humanos. Por todas partes ha dejado su huella.
María le ha abierto el espacio de su corazón para que pueda plantar su tienda. En ella
comienza la nueva humanidad, en la que Dios habita. Mirando a María, sabemos que somos
lugar para Dios. Mirando a Dios, sabemos que somos lugar para todos.
.- Dios está con María para una misión maravillosa en el mundo. De ella, mujer pobre y virgen,
nacerá la Vida del mundo; en ella, mujer sencilla y abierta, se derramará el Amor para todos.
Dios tiene una misión para ti, para la Iglesia ¡Es la hora de la misión! “La gracia de la
renovación en las comunidades no puede crecer si cada comunidad no expande los campos de
la caridad”.
Pregunta: ¿Acepto con alegría la misión a la que Dios me llama?
[Momento para la oración personal. Silencio
MARÍA TIENE UNA RESPUESTA PARA DIOS: ¡FIAT! ¡HAGASE!
(Se enciende la cuarta vela)
Reflexión: Acoger es abrir con una sonrisa las puertas de la casa, es recibir con gozo la visita
de un hermano, es escuchar con oídos atentos la experiencia del otro, es preparar un sitio, en
un cálido rincón del corazón. Todo ello hace posible la vida. María acogió a Jesús, la Palabra
de Vida, hecha carne y la ofreció al mundo en el portal de Belén.
.- ¡Hágase! Y ¡Dios se hizo carne en el seno de María! ¡El ser humano llegó a ser Dios! María
dice amén a la vida, dice sí a la fe. Dios quiso que la respuesta de una joven “humilde y pobre”
decidiese el futuro de la humanidad. Porque nada es imposible para El. Y ella no le
decepcionó. ¡Misterio de Amor! ¡Madre y Virgen!
Pregunta: ¿Hasta qué punto dejo mis seguridades para un generoso sí? ¿Qué me mueve a
ello?
[Momento para la oración personal. Música de fondo]
SALMO
No macular la Inmaculada.
Perdónanos María, por tanto como te hemos desfigurado.
No fue mala voluntad, sino fruto del cariño.
Pero así somos los hombres: que parece que no podemos querer
si no es configurando al otro
a imagen de nuestros pequeños deseos...
así te decimos Reina a Ti, la que cantaba a Dios
porque derriba a los poderosos de sus tronos.
Te atiborramos de alhajas a Ti,
que nunca llevaste más brillo que el de tu propia limpieza.
Te hicimos aparecer a unos y a otros
para condenar revoluciones y afanes de progreso,
a Ti que callabas siempre.
Sólo hablaste una vez para pronunciar
las palabras más subversivas de la historia.
Compréndelo María:
¿Puede un hijo resignarse a saber tan poco de su madre?
De Ti sólo sabemos que callabas,
que guardabas en tu corazón lo que no entendías,
pero “estabas”:
allí, al pie de aquel patíbulo que recapituló
todas las cruces de la historia.
Nosotros no entendimos tu silencio,
No supimos que él es quien te enseñó a decir “hágase”,
y a alabar al Señor porque mira a lo humillados,
y es el Dios de los pobres,
y despide vacíos a los ricos, los poderosos y los fatuos.
Enséñanos, al menos, a creer en ese Dios,
y en ningún otro,
ni aunque nos lo prediquen los ministros de la Iglesia
y aunque esa fe nos obligue a decir “hágase” muchas veces.
Perdónanos Madre si muchas veces
hemos ocultado tu pureza y sencillez
y déjanos contar contigo,
que nuestra alma glorifica al Señor porque te hizo.
PETICIONES
Presentamos al Señor, por intercesión de María, nuestra oración de petición:
•
Para que los responsables de los pueblos favorezcan el entendimiento y la solidaridad,
de manera que el mundo sea más libre, más justo y pacífico. Oremos.
•
Para que la Iglesia sea santa e inmaculada, dando testimonio de servicio, acogida y
misericordia. Oremos.
•
Para que los jóvenes se inspiren en María en la consecución de sus ideales, y no se
dejen seducir por el consumismo fácil y el vicio. Oremos.
•
Para que cuantos sufren las consecuencias del mal puedan ser aliviados y liberados.
Oremos.
•
Para que nosotros que nos sentimos hijos de María, podamos imitarla en la lucha contra
el mal y en la apertura al Espíritu de Dios. Oremos.
PADRE NUESTRO
MAGNIFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
Su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel. Su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
ORACION FINAL
Danos, Señor, la alegría de descubrir a tu Madre diciendo "sí".
Danos, Señor, la alegría de entrar en el silencio y la espera de tu Madre.
Danos, Señor, la finura de María para guardar la Palabra como Ella la guardó.
Danos, Señor, ojos de sorpresa para contemplar y descubrir todo el misterio de Dios en la
fragilidad pequeña de un niño recién nacido.
Danos, Señor, fe para reconocerte en la presencia normal de un hombre, como María supo
reconocerte.
Danos, Señor, manos para tratarte y acogerte con la ternura de las manos de tu Madre.
Danos, Señor, la presencia de tu Espíritu para que fecunde nuestra vida.
BENDICION FINAL.
CANCION FINAL. Dios te salve, María
LETANIAS
Santa María, madre de Dios: Preséntanos a tu Hijo e intercede.
Santa María, madre nuestra: Míranos como hijos, con ternura.
Santa María, llena del Espíritu: Enséñanos a ser templos vivos.
Santa María, sede de la sabiduría: Pide para nosotros los dones del Espíritu.
Santa María, nueva Eva: Renuévanos a imagen de tu hijo.
Santa María, mujer creyente: contágianos tu fe.
Santa María, esperanza nuestra: sostennos en nuestra espera.
Canto: “Bendita y alabada sea la Purísima e Inmaculada Concepción de la bienaventurada
siempre Virgen María, Madre de Dios, Madre de Dios”.
Santa María, madre de amor: Envuélvenos en tu misericordia.
Santa María, fuente de alegría: Vístenos de fiesta.
Santa María, reina de la paz: Haznos merecedores de tus premios.
Santa María, divina enfermera: Danos medicinas y actitudes samaritanas.
Santa María, doctora en Cristología: Enséñanos tus lecciones.
Santa María, Casa de la Palabra: Ábrenos la puerta.
Santa María, criatura endiosada: Ayúdanos a ser Dios.
DECÁLOGO DE ADVIENTO 2015
1.- Reconoce tu pobreza, tu vacío.
2.- Reconoce tu debilidad: tú solo no puedes alcanzar lo que tanto deseas.
3.- No te acomodes a tu pequeñez: lucha por crecer, siempre más, estírate,
transciéndete.
4.- No te distraigas, no te entretengas, vive con el alma de puntillas.
5.- Sé persona de grandes deseos: no te conformes con las migajas de la mesa de
la esperanza.
6.- Grita, suplica, llora, ora. Apasiónate. Crece en el deseo, crece en el amor.
7.- Paciencia y perseverancia. Todo tiene su tiempo para madurar y todo se debe
preparar. No seas caprichoso, ni ansioso. La espera aquilata y capacita. El amor
engendra deseo y el deseo enciende el amor.
8.- No duermas. Vigila. No dejes que tu lámpara se apague.
9.- También la fe ha de estar despierta.
10.- Atento a cualquier signo, voz o pisada. Los ojos y los oídos bien abiertos, no
vaya a pasar de largo.