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Alberto Pérez Larrarte
Cronista Oficial del Municipio Barinas
ENTRE LUCES Y SOMBRAS
Barinas-Venezuela, 2011
Prólogo
DIVAGANDO
“…La vejez... es la antesala de lo inevitable,
el último camino transitable ante la duda...
¿qué vendrá después?...
La vejez... es todo el equipaje de mi vida,
dispuesto ante la puerta de salida
por la que no se puede ya volver…”
Alberto Cortez
La noche esconde en manto de silencio la silueta de la sombra que
divaga en el horizonte de la espera. Ya nada trasluce en el plenilunio,
todo es llanto y desilusión, ya no vienen los renos cargados de regalos,
no volvieron a sonreír los niños, atrás quedó la infancia y con ella una
estela de esperanzas y sueños no cumplidos; ayer todo era alegría y
goce, hoy sólo llanto, dolor y muerte.
Con sus largos años a cuestas y sus cabellos blanquecinos, cargando
en su alma el dolor de la desilusión, sigue divagando en la espera de un
alivio para su corazón herido y maltratado por la soledad y la traición de
aquellos, a los que entregó lo mejor de sus años mozos y dejó como
herencia noble su dignidad intacta y todo un mundo de sabiduría, que
ojalá sirva para que algún día logren labrar un mejor destino.
Con nobleza y humildad de sabio pide a Dios la misericordia de su
bendición, y con gratitud eleva su voz al cielo y suplica al todopoderoso,
que calme el dolor que trastoca sus nobles sentimientos y arruga su
corazón sangrante de llanto, dolor y muerte.
En su otoñal vida continúa divagando en el infortunio de su dolor y
suplica al altísimo para que en la cuota final de su vida, reine la
atmósfera de la alegría, la paz y el amor y que la divagación afectiva de
sus sueños, haga sonreír su corazón y que se abra al mundo como
pétalos de flor en primavera.
Sólo espera que en los rezos de su partida eterna haya cantos de amor,
sonrisas de niños y los recuerdos sublimes de sus amores vividos, para
que sirvan de lápida, hecha con calicantos de afectos que hagan
perdurar su vida.
MAL DE ALZHEIMER
"Me llegará lentamente
y me hallará distraído
probablemente dormido
sobre un colchón de laureles.
Se instalará en el espejo,
inevitable y serena
y empezará su faena
por los primeros bosquejos”.
La vejez, Alberto Cortez
Su espíritu fallecido de
viejo y
maltratado por los mercaderes sin
escrúpulos, que aprovechan su orfandad para conducirlo al ostracismo.
Este mundo de ingratos hiere, con ponzoñas venenosas de muerte, su
mente lúcida de recuerdos, añoranzas y anécdotas de un tiempo ido.
La muerte se acerca con los años envejecidos, la arruga del tiempo no
tiene compasión con el destino, ya cansado, abandonado y viejo; sólo
espera susurrar su delirio en el conticinio de la fría noche, abrigado con
el dolor del olvido.
Todo es misterio. El cielo cubre en tinieblas las palabras que acarician su
ilusión heroica; ya no vuelven los cantos de añoranzas en el paisaje
fresco de la aurora; se va la candidez de un nuevo amanecer, es tiempo
de desesperanza, infortunio y desconcierto.
Sólo le queda su corazón latiendo en la desnudez de su alma, que
alienta la anhelada presencia de aquellos que le iluminan con alegría y
goce, la sublime caricia de un mundo ido; pero que vuelve con la sana
bendición de colmarle el corazón de maripositas multicolores.
Él se levanta altivo en el infinito de sus entrañas, para no doblegar ante
tanta pequeñez sin sombra; pero marchita queda atrás la flor espinosa
de lujuria y maldad; él no doblega, va altivo y se empina para alcanzar la
gloria; ya la recia fortaleza del espíritu le eleva la conciencia a la cima
donde Dios le guardó amor, salud, alegría y goce.
Barinas, 15abril2010. Hora: 315 am
CREDO
“…Creo en el amor y en el arte, como vías hacia el disfrute de la
vida perdurable…
Creo en la amistad como el invento más bello del hombre.
Creo en los poderes creadores del pueblo.
Y creo en mi mismo, puesto que sé que alguien me ama”.
Credo, Aquiles Nazoa
Evoco mis años infantiles y recuerdo esos maravillosos cuentos de
guerras y aventuras, que recrearon mi imaginación de niño y
me
hicieron soñar con un paraíso de héroes y heroínas.
Evoco mi recuerdo y mi prematura imaginación a la recia personalidad
del abuelo, que me dejó de herencia su dignidad intacta y que ahora veo
reflejada en la diáfana mirada de mi madre y que con orgullo dignifico y
exhibo en el pedestal de mis principios.
Elevo mi alma ante el Dios sublime y me glorifico en la pureza de su
mundo de encantos que me bendicen, por ello desconozco el odio y
prematuramente me abrigo en la paz y el amor, eternamente.
Creo en los más puros principios de honor, amor y libertad. Se fortalece
mi espíritu y elevo mi alma ante el señor Padre, que es quien me guía
con la sabiduría suprema de alcanzar la gloria.
Creo en el verdadero Dios, ese que está en todas partes, que no se
cubre de diamantes bien cortados para que le veneren, le recen o le
pidan una súplica para alimentar su ego…No, esos son falsos fariseos
que se esconden en su manto para ocultar sus culpas.
Creo en la humildad del espíritu, en el perdón de los pecados, en la vida
sin odios, ni rencores, en la fe del desvalido y en la riqueza del pobre
que vive la vida sonriendo, porque no tiene la felicidad fiada.
Detesto la injusticia y
la avaricia del rico que usa su riqueza para
humillar al pobre y detesto la arrogancia del que se cree poderoso y usa
su poder para mancillar al desvalido.
Pido a Dios padre que en el mundo cesen las guerras y muera el odio y
que al malvado le
tenga misericordia, le guie, purifique y aleje del
oscurantismo y sane todo resentimiento en aquel, a quien las ponzoñas
del rencor haya envenenado de inquina y envidia su enfermizo corazón.
Por qué tanto impostor se esconde en una santa religión para ocultar su
mierda y se creen pastores de sagrados rebaños y hasta se atreven
juzgar nuestras culpas; esos no son más que falsos fariseos de la
palabra del Dios padre.
Confesémonos en el altar bendito y sagrado de la vida y deslastrémonos
de todos los pecados, que misericordiosamente queremos ocultar
pregonando de manera impostora la palabra divina; dejemos de darnos
golpes de pecho y santifiquemos nuestros actos ante la vida, este es el
mejor camino de purificar nuestras culpas y reencontrarnos con el
altísimo.
No creo en sermones sin pedestales de principios y valores, sólo creo en
la acción solidaria, bondadosa y humana que enaltece al mundo cristiano
y deseo un universo sin hambre, llanto y dolor, que reconozca
sin
distingos de raza, credo y religión, la solidaridad humana entre los
hombres. Este es mi credo
IRONIA
“…Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso…
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como está la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.”
Poema 20, Pablo Neruda
Qué ironía! Pensé, soñé y hasta divagué…Todo se volvió gris, oscureció
el firmamento, el mar se detuvo y el halo de la brisa no dio más en mi
cara; no hubo retreta en la plaza, todo fue tristeza, melancolía y
desilusión.
En triste soledad deambula mi alma por senderos sin luceros y por
caminos sin norte; se apagó la alegría que albergó en mi corazón; los
pájaros ya no cantan, ni los peces aletean en la pecera de mi infancia;
todo esta inerte, no quedaron esperanzas, nadie tiene fe, los sueños se
desvanecieron y las miradas se fueron.
Todo lo hago con la ilusión de levantarme temprano y encontrar el nuevo
amanecer con el sol claro en el firmamento de tus ojos, en tu mirada
diáfana de luz y esperanza eterna.
No me detengo al escribir los versos para endulzar mi canto y pedirle a
Dios que me regale la sentencia mágica de tu amor, sin condiciones
banales, sin egoísmos, ni mentiras que puedan dar cabida a la tentación
malsana de la traición.
Irradiante hermosura que opaca la mala acción de tus pasos hirientes, te
adueñaste de mis ilusiones, de mis sueños y sentidos; jugueteas con la
fe de mis más sagradas virtudes, la fidelidad de mis palabras, las
certezas de mis acciones, todo lo desprecias y hasta ofendes mi honor.
Que importa la hora, el tiempo o la distancia para llegar al abismo de tus
entrañas y acariciar con sutileza el alma que esconde mi recuerdo, como
memoria perenne de mis más sagrados sueños desvanecidos por la furia
cruel de tus instintos que clavan la ponzoña mortal sin misericordia
alguna.
Quedó sólo el camino; ya no hay estrellas multicolores que alumbren el
sendero de mis pasos, se callaron las voces, murieron las musas y los
poetas se fueron en veloz carrera con el alma herida, todo fue ilusión,
amalgama de tormentos que acabó con la paz y la alegría.
Me detengo ante el olor de tu piel, ante la caricia de tu sonrisa peregrina
que sensualmente recrea mis ansias de glorificarte en el pedestal de mis
ilusiones cansadas y vacías por el engaño de tantas promesas, las que
me hicieron soñar con el cálido abrigo de mi musa encantada de
ensueños y añoranzas.
Soñé en ser el príncipe de tu angelical ternura, en verte sonriente y tú,
sin importarte mi cálida arruga, me dejas sin explicación alguna; pero
pido que sea a Dios Padre que rindas tus culpas.
MI CREDO
“Creo en la Libertad, Madre de América,
creadora de mares dulces en la tierra,
y en Bolívar, su hijo Señor Nuestro,
que nació en Venezuela, Padeció
bajo el poder español, fue combatido
sintióse muerto sobre el Chimborazo
y con el iris descendió a los infiernos,
resucitó a la voz de Colombia,
tocó al Eterno con sus manos
y está parado junto a Dios…”
Credo, Miguel Ángel Asturias
Creo en la bondad y pureza que centellean tus ojos cargados de
ternura y amor sublime y creo en ti como creo en el Dios que nos ve y
guía con cantos de amor, ése que decretó la solidaridad entre los
hombres y que su sermón no lo rige escapulario alguno.
Creo en tus principios y valores, en tu vida diáfana, en tu don de
madre, en la recia gallardía de tu estampa de mujer, que heroisas los
actos de tu vida con sacrificio y bondad, siempre dispuesta a hacer
sonreír el corazón de la gente.
Creo en tus acciones que edifican tu vida y engrandecen los sueños,
lo demás son palabras y promesas que se van, así como el tiempo,
entre los sueños, como las olas en el mar, como el mar en el horizonte
o como la tristeza en nuestras vidas.
Creo en los milagros de nuestro Señor Padre, en la bondad de tu
espíritu y en la pureza que brilla en tus candentes ojos efervescentes
de amor y pasión, que nos hace alcanzar la gloria.
Creo en los cambios que genera el tiempo, aunque el tiempo se nos
va, la vida en un zarpazo vuela y sólo deja la tristeza de la muerte; no
le temo porque me concilio en el regazo de tus placenteros afectos…
Creo en la soledad que abriga mi corazón y me hace sentir como el
mar sin su arena, como el llanero sin caballo, como el llano sin cielo,
como ave sin nido, como el océano sin horizonte, como muelle sin
veleros, como cura sin iglesia, como hombre sin ideología y como
pueblo sin creencia.
Creo en la tempestad que agobia mi corazón en los momentos tristes
que golpea mi serena vida y me hace soñar con las ilusiones del
velero que navega en las lágrimas de mi mente envejecida y adolorida
por las heridas de tu ausencia.
Creo en tu presencia perenne que acaricia dulcemente la mágica
ilusión de tenerte en mis brazos desvanecidos, en las ansias de
mirarte siempre sonriendo en mi arrugado corazón que perdona el sutil
pecado que dejo la vida.
Creo en la sagrada vida que me da el derecho de recitar mis versos y
confesar en vida lo que me dé la gana y que nadie impida de amarnos
por siempre mujer querida… Creo en ti.
A MIS HIJOS
“…Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera…”
Los hijos infinitos, Andrés Eloy Blanco
Los hijos son hermosos y sublimes regalos de Dios, que sonríen en
nuestro corazón, como caravana de alegre fiesta. Sus ojos son
centellas de colores que irradian su mirada eterna de sueños, fe y
esperanza y su mágica sonrisa es cristalino río de amor que se bebe
la sed del mundo.
Los hijos son manantiales de amor y dulzura. Su sonrisa infantil
juguetea de caricias su hermoso, imaginario y sagrado mundo de
sueños. Su voz de niño es canción de cuna que nos hace soñar con
carruseles de alegría, paz y esperanza.
Los luceros de su alma brillan de amor como calidoscopio de ternura
que acarician al mundo y su corazón sonriente nos regala un regazo
de ternura que alivia penas y borra culpas y nos hace seguir viviendo.
Los hijos son espejos de ilusión soñadora, son rayos de luz que
encienden con su pureza natural un horizonte de ardiente llama
esperanzadora y son el mayor motivo para empinarnos con fuerza
ante el cimiento de la justicia, la honradez y la libertad y ante los
torbellinos de angustias que mal heredamos en esta sociedad
demoledora de virtudes.
Hijos míos, recuerden siempre que la mayor virtud del hombre es su
honestidad y entereza ante la vida. Lo demás son falsos elogios que
pretenden maquillar la careta de aquellos que osan de su debilidad
para hacerse respetar y mantener su vanidad…
La rebeldía me ha enseñado a seguir siendo joven y a enfrentar las
barbaridades de los que se sienten mayores sin serlo. Hijos míos,
revélense ante la injusticia, la insensatez y mediocridad en el mundo.
Un poeta dijo que el hombre indispensable es aquel que lucha todos
los días. La vida es una constante lucha y ustedes, sin saberlo, son
parte de esa lucha diaria que enfrentamos para que brille el mundo
como brillan sus ojos cargados de amor y ternura.
Sostengo, ante mis hijos y amigos que ser revolucionario es sentir en
el alma, la injusticia y el dolor del prójimo. No es un discurso, es una
acción de valor, libertad y humanismo, lo demás son falsos
compromisos y prebendas de una sociedad capitalista, corrompida y
totalmente alejada de la igualdad y la justicia social, principios básicos
de toda revolución; por ello no debemos temer a los retos de la vida y
a enfrentar tanta mediocridad, tanta pequeñez con sombra.
Sus logros transitan el camino de la fe, la esperanza y el amor, no
olviden que en el humanismo reside el secreto sublime de la vida y
que tan grande sea la confianza inquebrantable en lo que hacen,
seguro que de ese tamaño será el edificio de sus vidas.
Hijos míos, veo el horizonte de sus ojos que abren de ternura su
mirada de esperanza eterna y extiendo los brazos para abrazarles y
sentir la calidez de sus pieles que me dan la fortaleza suficiente para
decir que vivo.
No se detengan en el camino áspero de la vida, avancen por el
sendero de la virtud y el honor, alejados de la mediocridad que inunda
al mundo. Sin componendas que degraden su dignidad y que la luz de
sus ojos encendidos de amor, ternura y pureza brille por siempre
como esperanza infinita de alcanzar a Dios.
Mis retoños, sus tiernas y sublimes caricias infantiles con sabor a
caramelo endulzan y engrandecen mi alma de ternura y me alegran la
fiesta de la vida; sus voces son cantos de amor y ternura que me
animan a seguir viviendo hasta la eternidad.
Pido a mis hijos que toda acción que realicen
lleve siempre la
intención de trascender en la vida. Vivan la vida escribiendo y
romperán el silencio de la muerte.
Recuerden que la vejez no llega con los años, sino con el olvido, en
cada nuevo amanecer comienza nuestra juventud y ser joven es vivir
la vida con dignidad y disfrutar de ella sanamente.
A veces envejecemos en la espera por negarnos a vivir la juventud
que llevamos dentro.
Pido a mis hijos que transmitan con orgullo la herencia espiritual que
dejo. Dejo a mis hijos, mis amigos única herencia capital que tengo.
UN DÌA PARA EL AMOR…
“Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997)
Celebremos el amor en el día especial que nos da la vida. La vida es
el amor mismo que celebramos sin horario, ni calendario.
El amor está en la inmensidad del espíritu, en la caricia divina de una
fugaz y espontanea sonrisa, en los sublimes besos que endulzan la
vida, en la angelical mirada de los hijos que como regalo de Dios
vienen a atesorar la mágica ilusión de los años vividos.
Creó que el amor no se decreta, es un sentimiento mágico, diáfano y
divino que bendice Dios, su día especial, es cuando sale el sol y los
rayos incandescentes del amor comparten una sublime caricia…
Es cuando la luna ilumina de esperanza soñadora el horizonte sutil y
angelical de la vida y acompaña los sueños y misterios de la noche
peregrina.
Es cuando las diferentes fases la alzan en el cielo y los cambios
lunares influyen como misterio oculto en la naturalidad del paisaje…
Es cuando las estrellas destellan la luz fulgurante y radiante del alma
del cielo, que cubre los sueños y se pierde en el horizonte de sutiles
esperanzas.
El amor es lo que hemos vivido, son los recuerdos que alegran la vida,
la amistad sincera que no doblega ante la malicia, son los consejos de
madre o el fiel amigo que extiende la mano para solidarizarse ante una
pena.
Es la sonrisa infantil y juguetona del hijo que le sonríe a la madre
blanca, a la madre negra, a la madre vieja, es la canción de los
pájaros, es la canción escuchada a la abeja, es el mundo sin hambre,
ni niños sin escuela, es el abnegado maestro que con mística y
vocación enseña las primeras letras.
Es vivir en justicia, en un mundo colmado de alegrías y sin penas,
donde la humanidad labre su propio destino y que sólo se imponga la
libertad del hombre y que por ley natural la felicidad sea el castigo de
todo el colectivo.
En
la
sociedad
se
comercializa
con
el
amor
y
tal
vez
inconscientemente ese germen lucrativo de las cosas, se impone por
encima de lo afectuoso, lo sublime, lo sutil y muchas veces se
convierte en un día para celebraciones banales y suntuosas, que
desdicen del mágico y angelical sentimiento que consagra la vida.
No bastan regalos, flores o cenas sin que vayan impregnadas de
puras intenciones de amor. Celebren con el fervor de perdonar las
culpas y festejar el encanto perdurable del amor.
ENTRE LUCES Y SOMBRAS
“…El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.”
Juan de Dios Peza
Te vas entre luces y sombras; pero me dejas con la fe puesta en tus
virtudes y en la admiración de tus sagrados atributos, en la angelical
dulzura de tu sonrisa de niña que enaltece de pureza tu alma buena.
Solo pido a Dios Padre que guie tus pasos y que la dicha y alegría
colme de realidades y sueños cada cosa que hagas y que se cumpla
todo requerimiento que te llene de gozo, amor y sueños.
Cuando estés bajo el cielo de tus ilusiones no dejes de meditar sobre
la fortaleza de tu ser y sobre la grandeza, fe y esperanza que llevas
dentro.
Pido al todopoderoso que la sabiduría y sapiensa de tu vida se
incremente con cada gesto y cada acción noble y bondadosa que
realizas en pro de la Humanidad.
No dejes de desbordar esa pasión que inunda de amor y fe tu vida,
cuando estés aferrada al silencio de la soledad, en la conciliación del
sueño, piensa que la vida nos permite ser felices y que Dios bendice
nuestros pasos.
No olvides que el sentimiento sutil y sublime que fluye entre luces y
sombras, lleva la magia divina de la pureza infinita y sagrada que
celebra el Dios Padre y que de manera perdurable brillará en el
horizonte de la vida.
DESILUSIÓN OTOÑAL
“…En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!...”
Otoño, Octavio Paz
Con la sabiduría de los años vividos escribía su sentencia espiritual; tal
vez no con la alegría y los sueños que hasta hace poco le hacían vivir
una vejez placentera, vibrar, reír y sumergirse en un mundo de sueños y
esperanzas; o con la ilusión eterna de que sí existían los príncipes y
princesas, esos seres que ríen, lloran, aman y son amados en los
maravillosos cuentos de hadas; esos que desde muy niño le hicieron
soñar con un paraíso de héroes y heroínas y que le hicieron creer que la
justicia, la lealtad y el respeto abundaba en este mundo de Dios.
Qué tristeza al despertar y encontrarse con la realidad, vivir la decepción
de la desilusión, entender que todo fue mentira, que todo fue ilusión, que
la alegría que tanto alimentaba su espíritu y elevaba su alma a un infinito
mundo de sueños y encantos sublimes que bendicen a Dios, era irreal;
un engaño, una traición, tal vez una pequeña sombra que hería y ofendía
sus más puros sentimientos.
La sonrisa desapareció de su rostro otoñal, sus cabellos blanquecinos
parecían lágrimas de nieve; todo se fue volviendo un misterio, un
desencanto, una desilusión. Su mirada fija en el horizonte del dolor, se
perdía en la tristeza que le embargaba la soledad y la traición. Las
lágrimas inundaban el silencio de su pena y de su corazón atormentado
y triste.
Es y ha sido el más dramático tormento que agobia su corazón herido,
dolido y ofendido; nunca, nunca imaginó el alucinado y atormentado
anciano de angustias y traiciones, que de ese noble y hermoso ser
salieran ráfagas de rabia, centellas de odio; qué ironías; el ángel fue
tentado y las oraciones no escuchadas.
Esto no puede ser una farsa… No, no, porque estaríamos frente al más
cruel y cínico espectáculo de la vida, un circo de funciones engañosas,
de tristes payasos, de maromeros sin escrúpulos, bailarinas de la triste
vida y el pobre quedaría como el mono herido, el sapito reventado, el
payasito triste y acabaría la función inundada de dolor, traición y llanto.
Él vive en su tristeza, en la congoja y la decepción; pero no se desanima,
su conciencia teñida de experiencia y su actitud fiel ante la vida, creyente
de los más puros principios de honor, amor y libertad, elevan su alma y
fortalecen su espíritu ante el señor Padre, que es quien da la última
sentencia.
Creyente en el verdadero Dios, ese que está en todas partes, que no se
cubre de diamantes bien cortados para que le veneren, le recen o le
pidan una súplica para alimentar su ego; no en falsos fariseos que se
esconden en su pulcra y lujosa sotana para ocultar sus culpas…
Creyente en la purificación del amor, ese sentimiento que va por dentro,
como caravana, fiesta de alegría; en la humildad del espíritu, en el
perdón de los pecados, en la vida sin odios ni rencores, en la fe del
desvalido, en la paz y misericordia entre los hombres.
Respeta la inmensidad del hombre cuando eleva sus valores humanos a
la cima de la amistad, protege al desamparado, cree en la riqueza del
pobre que vive la vida sonriendo porque no tiene la felicidad fiada; y
detesta la avaricia del rico que usa su riqueza para humillar al pobre.
El venerable anciano, envuelto en sus recuerdos de un pasado que se
ha ido y sólo le ha dejado la desesperanza temprana de un mundo
colmado de angustias, traición, dolor y llanto; pide al Dios padre que al
malvado le tenga misericordia, guie, purifique, aleje del oscurantismo y
sane todo resentimiento que habite en su corazón.
A veces se pregunta ¿Habrá tanto rencor en alguien que ora ante el
altísimo y se da golpes de pecho, creyéndose alma y pureza de Dios?
No, no lo cree….a pesar de vivir en carne propia la maliciosa ponzoña de
la desilusión.
Él perdona con la bendición del señor Padre a todo aquel traficante de la
inquina, la vileza y el odio; las canas de su inocencia no dan lugar al
resentimiento. Noble virtud que le santifica en medio de tantos
mercaderes del cinismo y del dolor ajeno.
Toda palabra y acción hiriente y ofensiva cargada de odio y rencor; él las
perdona con la bendición de Dios, confesando que ha vivido.
LA MUJER
“…Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con
la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión
del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones
humanas…”
Carta del Papa Juan Pablo II, a las mujeres, Vaticano, 29 de junio,
solemnidad de los santos Pedro y Pablo, del año 1995.
La mujer es musa y sagrada dama que conquista corazones con su
angelical gracia y ternura. Su belleza reluce con una sonrisa sensual,
la soledad se recrea en la inmensidad de su espíritu reflejada en la luz
de los ojos tristes, cargados de amor y pureza infinita que hacen de
ella un ángel superior.
La angelical ternura que irradia el ángel de su alma deja en su vuelo
caricias sublimes, que le elevan al cielo como mandato de amor eterno.
Muchas veces ante una hermosa dama nos dejamos empañar la mirada
espiritual de los sagrados sentimientos por los encantos febriles de su
escultural cuerpo, sin ver que dentro de tan exquisita hermosura reside
un ángel bendito de perdurable belleza angelical y sublime que bendice
Dios.
Toda mujer es el más hermoso regalo de Dios y la más sagrada y
excelsa criatura que nos da la vida. Siéntete reina de las virtudes
divinas de la creación y honra por siempre el don admirable de ser
mujer.
La mujer con su belleza angelical denota rasgos de ternura sublime
que embelesen al solo mirar sus ojos relampaguear la inocencia de su
alma pura que evoca poemas de amor incitando a dibujar su cuerpo
imponente de hermosura.
“Las mujeres valientes son incontables, pero tú a todas has superado.
El encanto es engañoso, la belleza pasa pronto, lo admirable en una
dama es la sabiduría…” Poema en honor a la mujer perfecta. Prov.31.
La mujer es musa solidaria de sentimientos puros y nobles, que vive
impregnada en el recuerdo sublime, como reina encantada de sueños.
Su hermosura sutil y angelical invita a confinarse en su pensamiento y
ser presidiario de sus encantos y vivir en el hermoso mundo de sus
fantasías. Ante singular belleza, creada por Dios, los cuerpos se
encienden en llama de pasión, como hoguera sagrada y divina que
eleva al cielo.
La mujer, hermosa flor de un recuerdo perdurable grabado en tapices
de ternura. Es madre de amor, que ni la muerte marchita.
Es amiga solidaria en su palabra y en sus afectos, es novia que da su
amor, como torbellino de esperanza y sueños y señora esposa que
brinda un hogar de amor con bases de dignidad, lealtad y sueños,
quien tendrá ganado su lugar de respeto en esta sociedad de falsos
requisitos.
En el regazo del pensamiento danza la sonrisa de su amor como caricia
divina. Sus hermosos ojos emiten amorosamente destellos fulgurantes
de pureza y amor.
En el crisol de sus ojos relampaguea la hermosura radiante de sus
encantos, de sueños y esperanzas de mujer pura y divina, que
conquista los corazones del mundo con su sonrisa sensual, que eleva
el éxtasis de la pasión y la ternura con mágicas caricias de ensueños.
El tierno, dulce y sensible mirar de sus encantos, irradian de amor y
pureza los horizontes de su alma; sana manera de conquistar al
mundo.
Amanece dulcemente en el paladar de los anhelos, acariciando el
deseo de saborear el manjar de su sonrisa y beber la sed de su mirada,
de sus centellantes ojos que irradian ternura infinita.
Es pintora de imaginaciones divinas, con su sensibilidad serena, para
alcanzar la espera de su sensitiva belleza, cargada de un crepúsculo
de sueños que se expande en la añoranza de la vida.
Parece que su alma danza armoniosamente en su mirada de sueños y
esperanzas, por el horizonte infinito de lejana melancolía.
El ángel de su ser vuela cargado de amor por el cielo del corazón,
aleteando sus tiernas caricias sobre el alma colmada de fe, alegría y
esperanza perenne.
Su silencio calla la voz del poeta que, abrumado de su belleza
reversible, desea escribir cantos de amor a su musa encantada, como
sana manera de masturbarse el corazón.
Hermosa y sensual mujer, como jardín de sueños perfumados de
rosas, te abres ante la vida con pétalos de esperanza eterna.
La mujer, divina creación de Dios, es musa intacta y pura. Estrella de
luz y amor alzada al cielo.
Pido al tiempo que no marchite la belleza que lleve dentro y que
florezcan sus sentimientos, en su suelo abonado de sueños y
esperanzas.
Por mi madre! Palabra de amor. Seguiré amando hasta la eternidad.
LA AMISTAD
“…Un amigo es el guante de tu corazón cuando hace frío,
el bolsillo donde guardas las cosas que no muestras, el abrigo
contra la lluvia del odio, un pararrayos aun cuando no haya
tempestad, y una tempestad si en la calma te atormentan.
Un amigo es el espejo donde tú eres él, no apagues esa luz y no
le falles en cualquier oscuridad.”
Cartas a Sebastián para que no me olvide, Orlando Araujo
Un poeta dijo que la amistad verdadera es ilusión; ella cambia, se
aleja y desaparece con los giros de la situación. Como una manera de
justificar traiciones, mentiras y desilusiones, refrendo sus Verdades
Amargas: “Yo no quiero ver lo que he mirado a través del cristal de la
experiencia; el mundo es un mercado donde se compran honores,
voluntades y conciencias”.
Para mí, mis amigos son fortaleza espiritual, pedestales solidarios,
que sostienen con fe y amistad, mis más sagrados principios de
dignidad, ante esta sociedad degradada y me desgarro el alma ante
la injusticia y la traición, y las repudio con la misma pasión con la que
defiendo a mis hijos.
La traición no la toleres, es un fulminante veneno de la amistad que
cercena el más puro y sagrado sentimiento que enaltece la unión
entre los hombres, es un germen maligno que contamina la pureza de
la flor de la amistad, el amor y la paz de la humanidad.
Ofrendo mi amistad a todo aquel que abra su corazón a la justicia; sin
temores ni odiosas pedanterías y creo que con la pureza que se lleve
dentro, es suficiente para encender el corazón de la gente y una
manera de enaltecer la vida.
Confieso que prefiero el silencio que el olvido. Le temo más a que me
ignoren que a un manojo de falsas justificaciones.
Los momentos difíciles que hemos vivido nos enseñan a crecernos
ante la adversidad y a valorar la justicia, la amistad y el amor. No
dejemos que la fatiga y los caminos ásperos de la vida trunquen
nuestras buenas intenciones de hacer feliz al prójimo.
La fortaleza no depende de tamaño, textura, apariencia o condición, la
da el amor y la pasión que le ponemos a las cosas y sin darnos
cuenta conquistamos el mundo. La solidez de una amistad recae en la
lealtad y pureza de nuestros sentimientos…
Más vale un buen amigo que diez demagogos, adulantes y mediocres
del sentimiento y del afecto. Ignora al presumido y charlatán y a todo
aquel que se esconde en el estiércol de su vanidad.
No calles ante la injusticia y la traición. A veces callamos por temor a
no ser irreverentes.
Debemos revelarnos ante la injusticia, la insensatez y tanta
mediocridad que nos azota y dejemos que nuestro corazón cabalgue
en el brioso corcel del amor; pero llevémoslo siempre por el camino de
la lealtad, la justicia y la ternura.
MI CONFESIÒN
“…Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros…”
Gracias a la vida, Violeta Parra
Confieso que he vivido en la inmensidad de la fe sublime que me da
mi madre, en la complicidad protectora de mis hermanos, en la
hermandad afectuosa de mis amigos, en la ilusión soñadora de mis
hijos, en el amor sagrado de la mujer amada y en todo aquel que me
da amistad y afecto a cambio de nada.
No creo en mandamientos, ni en postulados que sacrifiquen la libertad
del hombre, ni en los imaginarios y crueles castigos de Dios, ni en la
confesión y liberación de los pecados, ni en la reencarnación y
resucitación del hombre.
Creo en la vida y en la muerte, en la libertad que da el amor y en las
oraciones de mi madre, que bendicen mi conciencia incrédula.
Creo en aquellos que corrigen mis errores, perdonan mis culpas,
lloran mis penas y celebran en alegrías colectivas mis logros, que
enaltecen virtudes y siembran esperanzas.
No tolero la injusticia, la mentira
y el engaño, ni la vanidad en
predicadores de la palabra divina; sólo son comediantes que trafican
con el dolor ajeno y se aprovechan de la ingenuidad y pureza de la
Humanidad.
Pienso que la arrogancia identifica a los necios y déspotas y la
sencillez, bondad y solidaridad es una virtud de los humildes y
sensatos; lo demás es una vil manera de esconder el miedo y disfrazar
la inmunda inquina que carcome el alma y empobrece el espíritu.
No debemos afligirnos ante la adversidad. Debemos seguir labrando la
tierra de la vida y seguro obtendremos la prosperidad; sin necesidad de
penitencia alguna.
Siembra el camino de tu vida con perseverancia, tenacidad y pasión y
construirás un rascacielos de esperanza, amor y fe y no dejes que el
pesimismo, flojera y apatía se adueñen de tus sueños.
Debemos temer al politiquero de oficio que se aprovecha de las
circunstancias para engañar al pobre. El populismo es un germen que
contamina y confunde al pueblo. Detestadlo.
A Dios le debemos llevar dentro. Tengo la mayor fortaleza para
enfrentar los retos de la vida, la que me da Dios.
Creo en el Dios que está en todas partes y temo a tanto impostor que
se esconde detrás de su santa palabra para engañar al prójimo. Fácil
manera de captar incaustos. Ofrendo mi vida al Dios que mira, mi
corazón sonriendo.
El que no tiene sueños su vida se torna débil y vacía, su destino se
tornara incierto y su futuro desesperanzador.
Abramos ante el mundo el alma desgarradora de pasión indómita y
sembremos de raíz nuestros ideales y principios.
Cuando el numen de la vida fluye por mis venas, la palabra de amor y
amistad se derrama a borbollones. Muchas veces escribimos por no
contener la pasión que llevamos dentro. Sana manera de desgarrarnos
el alma.
Hay que saber vivir el amor por los cuatro costados, sin esperar la
muerte súbita. El amor es la vida que alimenta mi espíritu, la muerte
es el olvido.
Sonriente seguiré viviendo en el recuerdo de mis hijos y mis amigos.
TORMENTO
“…No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser
humano cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es
tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo
que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco; algo
fundamental para vivir.”
No estás deprimido, estás distraído, Facundo Cabral
Muchas veces nos dejamos atormentar por un huracán de angustias,
sin darnos cuenta que dentro de nosotros existe un ciclón de fe y
amor que nos eleva al éxito.
Dejemos que el tiempo pase, que con él se va el dolor que deja el
infortunio. Mañana renacerá la alegría que trae el amor; aquella que
sembramos en nuestro corazón y crece con las caricias y bondades
que nos da la vida.
Soñemos juntos y habrá fortaleza en conjunto. Unámonos y labremos
caminos y será grande vuestro destino. No dejes que la miseria del
egoísmo envenene a la Humanidad.
Cantémosle al amor y a la amistad y a las cosas sutiles y sublimes
que nos abriga el alma y no te dejes atormentar por la inmediatez de
tantos escrupulosos que venden su alma al Diablo.
En ti esta el retrato vivo de tu imagen y semejanza; copia el rostro de
tus benditas acciones y enmárcalas en la herencia noble de tus
principios éticos y morales, y edifica con sólidas bases de integridad
ciudadana tu más sagrado compromiso, el de vivir en paz y armonía y
aleja todo tormento que amargue la vida.
No te dejes atormentar por los dolores del alma, por las traiciones y
deslealtades. Fluye con altivez y gallardía y calmarás la tristeza que
invade a tu arrugado corazón, hambriento de amor y alegría.
La vida te pertenece, tú eres su guía, no justifiques tus malas
acciones con los errores y defectos de otros; muchas veces
pensamos en darle descanso a nuestras penas y tormentos con los
fracasos ajenos, razón que inválida nuestro poder de asumir
realidades y enfrentar los retos de la vida.
El desconcierto y desconfianza muchas veces se adueña del
temperamento activo de la vida; debemos tomar en cuenta que el
mundo evoluciona aceleradamente y se lleva consigo el dolor y el
amor; pero si recargamos de optimismo y fe a ese mundo por venir,
el panorama despejará la atmósfera gris y renacerá el sol reluciente
de la vida, que brillará con fulgor en el firmamento de nuestro claro y
futuro destino.
Sigue adelante y no te dejes atormentar por débiles razones que
circundan ocasiones pasajeras y construye un mural de fe y amor que
contengan las angustias y tormentos que da la vida y no te detengas
ante tantas banalidades y pequeñeces sin sentido.
Avanza por el sendero armonioso y afectivo de la amistad, la
comprensión y solidaridad; tal vez podrás encontrar en esa senda los
defectos de la angustia y el sedante terapéutico para aliviar las penas
y lograr sonreír con la Humanidad entera.
A MI MADRE
“…Y esta es la lucha ante los hombres malos
y ante las almas buenas;
yo soy un hombre a solas en busca de un camino.
¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda
que a ti me lleva, madre; la verdad que corta
por los campos frutales, pintada de hojas secas,
siempre recién llovida,
con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,
hombres que dicen: «Buenos días, niño»,
y el queso que me guardas siempre para merienda?
Esa es la Gloria, madre, para un hombre
que se llamó fray Luis y era poeta…”
Las uvas del tiempo, Andrés Eloy Blanco
Su bondad destila en su mirada sabia de afectos y caricias, pureza
infinita de amor, extendiendo sus brazos para abrigarme en el regazo
solidario de sus sagrados afectos, que son el numen de mi aventurada
existencia y que me dan el calor necesario para encender mi vida.
Amo a mi madre como a ninguna otra. Su amor es como agua de
manantial: limpio, puro y fresco. Siento devoción de amor y esperanza
por su
grandeza de mujer
noble,
pura y buena. Sus ojos son
relámpagos de luz y amor, que irradian de ternura su alma.
La gratitud de sus afectos los riega interminablemente cada vez que
sale el sol y los expande como rayos radiantes que iluminan el
horizonte de sus nobles y cálidos sentimientos, que amamantan el
alma, calman las penas y alivian los dolores hirientes que aquejan la
herida.
Ella me deja por herencia su sensibilidad social, la abundancia de sus
afectos
y
respetos,
la
integridad
de
una
vida
digna,
su
desprendimiento material, su elevada estirpe, un apellido para
conservar y su grandeza espiritual tatuada en el alma barinesa.
Mi madre también es la tía María Teresa, que me tomó en su seno, en
la calidez de sus afectos, en el hogar de su eterna vida, que con amor,
bondad y recio carácter, forjó en corregir miles de mis defectos.
La madre siempre va cargada de sueños esperanzadores; para ella
no existen defectos que opaquen el sentimiento sagrado que por
existencia divina, angelical y pura, bendice Dios.
Esa mujer especial sólo ve con el cristal de la pureza a los sagrados
hijos que le alimentan el alma y la consagran con el don venerable de
ser madre.
EVOCACIÒN SENIL
“...La vejez...
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí, donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.
La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue la juventud alguna vez.”
Alberto Cortez
Vive en el otoño de sus días, envuelto en sus años seniles, delira en la
congoja de sus tormentos febriles que le hieren el alma en la soledad
de su desesperanzada vida; en el infortunio de su gris destino, en el
ocaso de sus años dorados y en la desvanecida voluntad de sus
ansiados deseos.
Todo descansa en la frágil esperanza rejuvenecedora de sus
recuerdos mozos, de aquellos fértiles días de juventud soñadora y
desafiante del destino.
Va desvanecido por el camino incierto y desolador, tal vez pagando
una pena, o es la dura prueba que dicta el altísimo para purificar su
alma enferma de pecados y culpas,
que envenenan su cansado
espíritu e impiden su venerable glorificación.
No deja que las arrugas del tiempo le cercenen el derecho de alzar la
voz y que los fantasmas del pasado vilipendien su honor, la reputación
que sus años dorados ha levantado una amalgama de respeto, ante
su recia estirpe de un pasado ido, del que sólo quedan las ruinas
nostálgicas y legendarias de un palacio de sueños, revelado en unas
crónicas escritas en letras doradas que recrean la imaginación
fantasiosa del llano.
No se amilana ante las acusaciones febriles y aventureras de los
nuevos amos, los nuevos ricos, cargados de sed de venganza y
dominados por la euforia de un poder relativo que dan las
circunstancias y es ejercido impunemente.
Anciano; pero con la dignidad intacta de sus años mozos; no baja la
mirada ante la muchedumbre demoledora y amenazadora, arengada
en masa y bajo la conducción aventurera del caudillo de turno.
Mientras tanto no da cuartel, se mantiene firme a sus principios, la
heredad de sus antepasados le recrean su mente lúcida, acrisolada en
su conciencia, emergen alucinaciones, sueños e ideas que le
proyectan un pasado promisorio de abundancia y riqueza.
En su evocación senil, sueña con la ciudad de las mansiones blancas
y recuerda los mil caballos blancos que donó para emprender la
guerra y liberarnos del yugo que por más de trescientos años nos
oprimía.
La inclemencia del tiempo no perdona,
sólo le resta evocar los
recuerdos y en su senil vida, va sonriente alzando el estandarte de su
orgullo; pero sintiendo la nostalgia en su febril delirio, que desvanece y
la prosapia de un pasado promisorio convertido en ruina, miseria y
desolación. Sólo quedan recuerdos.
LA MUERTE
“…De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas
problemas son lecciones. No perdiste a nadie, el que murió
simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos...
¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay
mudanza…”
No estás deprimido, estás distraído, Facundo Cabral
La muerte es la más terrible verdad, porque en ella no basta tener
oro, poder y hermosura, siempre es una misma sepultura y una misma
eternidad,
estas palabras del laureado poeta colombiano Mario
Vargas Vila, se traducen en una sabia definición que desbordan en
un río de realidades y misterios, que con aguas a veces turbulentas
merodean en los vericuetos de la conciencia humana y recorren en la
inventiva supersticiosa de un mundo cargado de misterios y dolor.
La muerte puede ser el comienzo de un mundo creado por Dios, la
agonizante despedida de un dolor, aquello que sentimos cuando se va
el amor o cuando el ser que amamos nos entierra con su cruel traición.
El inerte paraíso de la vida, la irreverente oración que nos condena
vivir angustiado en un dilema, sin saber si el dolor y las penas,
enterraran las angustias de nuestra alma serena y buena, que delira
bajo un cielo gris y opaco. Sencillamente, es como no tener repuesta
o vivir en el incierto ocaso de una pena.
El horizonte del silencio se desgrana en la mirada sutil que nos
acaricia, en el llanto derramado sin fatiga, que se ahoga en el dolor de
la herida por la pérdida repentina de la vida.
La inerte ocasión llega sin prisa, arrebatando sueños y acortando
tiempos que vendrían, dejando en la huida de la vida una amalgama
de cosas prometidas y los recuerdos, misterios
y tormentos
escaparían hacia un mundo mágico, por senderos de llantos y dolor
por la prematura muerte de un amor, que acaricia las penas, invade el
alma y mitiga el dolor.
La muerte es esencia segura de la vida, es garantía de evolución, es
proceso transformador de generación, es lo más natural en este
mundo de Dios, es sentencia pura, divina y poética, diseñada por el
Creador.
Cuando la muerte nos ronda, no hay escapatoria. Decía el poeta
Tomás Montilla, poco antes de morir en un concierto en el museo de
Barinas: “Cuando la muerte comienza a perseguirlo a uno, uno no se
escapa, así haga lo que haga.
Un día se encontraba la muerte en el mercado
de Roma, en un
recodo, cuando le hace una seña a un soldado, entonces, él sale
corriendo donde el rey y le dice:
- Rey, préstame por favor, el caballo más veloz para huir esta
noche a París, la muerte me está persiguiendo.
- Agarre aquel caballo negro y vete, es el más ligero de todos.
El rey llama a la parca o a la muerte y le dice
- ¿Cómo es posible? Me has amedrentado al soldado más
valiente, el
más fuerte y noble, lo hiciste huir, lo estás
persiguiendo.
- No mi rey, solamente me conseguí con él en el mercado y le hice
una pequeña seña porque, ¡Me extraña que todavía esté en
Roma!, porque mañana en la mañana, muy temprano, tenemos
una cita en París.
No hay escapatoria posible, esa Muerte del carajo, me está
persiguiendo, tiene varios meses persiguiéndome”, y terminaba el
poeta, agregando, que “la muerte es negativa. La muerte es tristeza
La tristeza está cerca de la muerte”.
También, decía el cantor Ali Primera: “Los que mueren por la vida, no
pueden llamarse muertos”.
Todos aquellos que se han ido y han rasguñado de afecto mi corazón,
viven con la alegría del canto, del cuatro y el poema y vivirán por
siempre, aquí sonrientes en mi corazón.
INDICE
DIVAGANDO
MAL DE ALZHEIMER
CREDO
IRONIA
MI CREDO
A MIS HIJOS
UN DÌA PARA EL AMOR…
ENTRE LUCES Y SOMBRAS
DESILUSIÓN OTOÑAL
LA MUJER
LA AMISTAD
MI CONFESIÒN
TORMENTO
A MI MADRE
EVOCACIÒN SENIL
LA MUERTE