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Alberto Pérez Larrarte Cronista Oficial del Municipio Barinas ENTRE LUCES Y SOMBRAS Barinas-Venezuela, 2011 Prólogo DIVAGANDO “…La vejez... es la antesala de lo inevitable, el último camino transitable ante la duda... ¿qué vendrá después?... La vejez... es todo el equipaje de mi vida, dispuesto ante la puerta de salida por la que no se puede ya volver…” Alberto Cortez La noche esconde en manto de silencio la silueta de la sombra que divaga en el horizonte de la espera. Ya nada trasluce en el plenilunio, todo es llanto y desilusión, ya no vienen los renos cargados de regalos, no volvieron a sonreír los niños, atrás quedó la infancia y con ella una estela de esperanzas y sueños no cumplidos; ayer todo era alegría y goce, hoy sólo llanto, dolor y muerte. Con sus largos años a cuestas y sus cabellos blanquecinos, cargando en su alma el dolor de la desilusión, sigue divagando en la espera de un alivio para su corazón herido y maltratado por la soledad y la traición de aquellos, a los que entregó lo mejor de sus años mozos y dejó como herencia noble su dignidad intacta y todo un mundo de sabiduría, que ojalá sirva para que algún día logren labrar un mejor destino. Con nobleza y humildad de sabio pide a Dios la misericordia de su bendición, y con gratitud eleva su voz al cielo y suplica al todopoderoso, que calme el dolor que trastoca sus nobles sentimientos y arruga su corazón sangrante de llanto, dolor y muerte. En su otoñal vida continúa divagando en el infortunio de su dolor y suplica al altísimo para que en la cuota final de su vida, reine la atmósfera de la alegría, la paz y el amor y que la divagación afectiva de sus sueños, haga sonreír su corazón y que se abra al mundo como pétalos de flor en primavera. Sólo espera que en los rezos de su partida eterna haya cantos de amor, sonrisas de niños y los recuerdos sublimes de sus amores vividos, para que sirvan de lápida, hecha con calicantos de afectos que hagan perdurar su vida. MAL DE ALZHEIMER "Me llegará lentamente y me hallará distraído probablemente dormido sobre un colchón de laureles. Se instalará en el espejo, inevitable y serena y empezará su faena por los primeros bosquejos”. La vejez, Alberto Cortez Su espíritu fallecido de viejo y maltratado por los mercaderes sin escrúpulos, que aprovechan su orfandad para conducirlo al ostracismo. Este mundo de ingratos hiere, con ponzoñas venenosas de muerte, su mente lúcida de recuerdos, añoranzas y anécdotas de un tiempo ido. La muerte se acerca con los años envejecidos, la arruga del tiempo no tiene compasión con el destino, ya cansado, abandonado y viejo; sólo espera susurrar su delirio en el conticinio de la fría noche, abrigado con el dolor del olvido. Todo es misterio. El cielo cubre en tinieblas las palabras que acarician su ilusión heroica; ya no vuelven los cantos de añoranzas en el paisaje fresco de la aurora; se va la candidez de un nuevo amanecer, es tiempo de desesperanza, infortunio y desconcierto. Sólo le queda su corazón latiendo en la desnudez de su alma, que alienta la anhelada presencia de aquellos que le iluminan con alegría y goce, la sublime caricia de un mundo ido; pero que vuelve con la sana bendición de colmarle el corazón de maripositas multicolores. Él se levanta altivo en el infinito de sus entrañas, para no doblegar ante tanta pequeñez sin sombra; pero marchita queda atrás la flor espinosa de lujuria y maldad; él no doblega, va altivo y se empina para alcanzar la gloria; ya la recia fortaleza del espíritu le eleva la conciencia a la cima donde Dios le guardó amor, salud, alegría y goce. Barinas, 15abril2010. Hora: 315 am CREDO “…Creo en el amor y en el arte, como vías hacia el disfrute de la vida perdurable… Creo en la amistad como el invento más bello del hombre. Creo en los poderes creadores del pueblo. Y creo en mi mismo, puesto que sé que alguien me ama”. Credo, Aquiles Nazoa Evoco mis años infantiles y recuerdo esos maravillosos cuentos de guerras y aventuras, que recrearon mi imaginación de niño y me hicieron soñar con un paraíso de héroes y heroínas. Evoco mi recuerdo y mi prematura imaginación a la recia personalidad del abuelo, que me dejó de herencia su dignidad intacta y que ahora veo reflejada en la diáfana mirada de mi madre y que con orgullo dignifico y exhibo en el pedestal de mis principios. Elevo mi alma ante el Dios sublime y me glorifico en la pureza de su mundo de encantos que me bendicen, por ello desconozco el odio y prematuramente me abrigo en la paz y el amor, eternamente. Creo en los más puros principios de honor, amor y libertad. Se fortalece mi espíritu y elevo mi alma ante el señor Padre, que es quien me guía con la sabiduría suprema de alcanzar la gloria. Creo en el verdadero Dios, ese que está en todas partes, que no se cubre de diamantes bien cortados para que le veneren, le recen o le pidan una súplica para alimentar su ego…No, esos son falsos fariseos que se esconden en su manto para ocultar sus culpas. Creo en la humildad del espíritu, en el perdón de los pecados, en la vida sin odios, ni rencores, en la fe del desvalido y en la riqueza del pobre que vive la vida sonriendo, porque no tiene la felicidad fiada. Detesto la injusticia y la avaricia del rico que usa su riqueza para humillar al pobre y detesto la arrogancia del que se cree poderoso y usa su poder para mancillar al desvalido. Pido a Dios padre que en el mundo cesen las guerras y muera el odio y que al malvado le tenga misericordia, le guie, purifique y aleje del oscurantismo y sane todo resentimiento en aquel, a quien las ponzoñas del rencor haya envenenado de inquina y envidia su enfermizo corazón. Por qué tanto impostor se esconde en una santa religión para ocultar su mierda y se creen pastores de sagrados rebaños y hasta se atreven juzgar nuestras culpas; esos no son más que falsos fariseos de la palabra del Dios padre. Confesémonos en el altar bendito y sagrado de la vida y deslastrémonos de todos los pecados, que misericordiosamente queremos ocultar pregonando de manera impostora la palabra divina; dejemos de darnos golpes de pecho y santifiquemos nuestros actos ante la vida, este es el mejor camino de purificar nuestras culpas y reencontrarnos con el altísimo. No creo en sermones sin pedestales de principios y valores, sólo creo en la acción solidaria, bondadosa y humana que enaltece al mundo cristiano y deseo un universo sin hambre, llanto y dolor, que reconozca sin distingos de raza, credo y religión, la solidaridad humana entre los hombres. Este es mi credo IRONIA “…Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso… Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como está la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.” Poema 20, Pablo Neruda Qué ironía! Pensé, soñé y hasta divagué…Todo se volvió gris, oscureció el firmamento, el mar se detuvo y el halo de la brisa no dio más en mi cara; no hubo retreta en la plaza, todo fue tristeza, melancolía y desilusión. En triste soledad deambula mi alma por senderos sin luceros y por caminos sin norte; se apagó la alegría que albergó en mi corazón; los pájaros ya no cantan, ni los peces aletean en la pecera de mi infancia; todo esta inerte, no quedaron esperanzas, nadie tiene fe, los sueños se desvanecieron y las miradas se fueron. Todo lo hago con la ilusión de levantarme temprano y encontrar el nuevo amanecer con el sol claro en el firmamento de tus ojos, en tu mirada diáfana de luz y esperanza eterna. No me detengo al escribir los versos para endulzar mi canto y pedirle a Dios que me regale la sentencia mágica de tu amor, sin condiciones banales, sin egoísmos, ni mentiras que puedan dar cabida a la tentación malsana de la traición. Irradiante hermosura que opaca la mala acción de tus pasos hirientes, te adueñaste de mis ilusiones, de mis sueños y sentidos; jugueteas con la fe de mis más sagradas virtudes, la fidelidad de mis palabras, las certezas de mis acciones, todo lo desprecias y hasta ofendes mi honor. Que importa la hora, el tiempo o la distancia para llegar al abismo de tus entrañas y acariciar con sutileza el alma que esconde mi recuerdo, como memoria perenne de mis más sagrados sueños desvanecidos por la furia cruel de tus instintos que clavan la ponzoña mortal sin misericordia alguna. Quedó sólo el camino; ya no hay estrellas multicolores que alumbren el sendero de mis pasos, se callaron las voces, murieron las musas y los poetas se fueron en veloz carrera con el alma herida, todo fue ilusión, amalgama de tormentos que acabó con la paz y la alegría. Me detengo ante el olor de tu piel, ante la caricia de tu sonrisa peregrina que sensualmente recrea mis ansias de glorificarte en el pedestal de mis ilusiones cansadas y vacías por el engaño de tantas promesas, las que me hicieron soñar con el cálido abrigo de mi musa encantada de ensueños y añoranzas. Soñé en ser el príncipe de tu angelical ternura, en verte sonriente y tú, sin importarte mi cálida arruga, me dejas sin explicación alguna; pero pido que sea a Dios Padre que rindas tus culpas. MI CREDO “Creo en la Libertad, Madre de América, creadora de mares dulces en la tierra, y en Bolívar, su hijo Señor Nuestro, que nació en Venezuela, Padeció bajo el poder español, fue combatido sintióse muerto sobre el Chimborazo y con el iris descendió a los infiernos, resucitó a la voz de Colombia, tocó al Eterno con sus manos y está parado junto a Dios…” Credo, Miguel Ángel Asturias Creo en la bondad y pureza que centellean tus ojos cargados de ternura y amor sublime y creo en ti como creo en el Dios que nos ve y guía con cantos de amor, ése que decretó la solidaridad entre los hombres y que su sermón no lo rige escapulario alguno. Creo en tus principios y valores, en tu vida diáfana, en tu don de madre, en la recia gallardía de tu estampa de mujer, que heroisas los actos de tu vida con sacrificio y bondad, siempre dispuesta a hacer sonreír el corazón de la gente. Creo en tus acciones que edifican tu vida y engrandecen los sueños, lo demás son palabras y promesas que se van, así como el tiempo, entre los sueños, como las olas en el mar, como el mar en el horizonte o como la tristeza en nuestras vidas. Creo en los milagros de nuestro Señor Padre, en la bondad de tu espíritu y en la pureza que brilla en tus candentes ojos efervescentes de amor y pasión, que nos hace alcanzar la gloria. Creo en los cambios que genera el tiempo, aunque el tiempo se nos va, la vida en un zarpazo vuela y sólo deja la tristeza de la muerte; no le temo porque me concilio en el regazo de tus placenteros afectos… Creo en la soledad que abriga mi corazón y me hace sentir como el mar sin su arena, como el llanero sin caballo, como el llano sin cielo, como ave sin nido, como el océano sin horizonte, como muelle sin veleros, como cura sin iglesia, como hombre sin ideología y como pueblo sin creencia. Creo en la tempestad que agobia mi corazón en los momentos tristes que golpea mi serena vida y me hace soñar con las ilusiones del velero que navega en las lágrimas de mi mente envejecida y adolorida por las heridas de tu ausencia. Creo en tu presencia perenne que acaricia dulcemente la mágica ilusión de tenerte en mis brazos desvanecidos, en las ansias de mirarte siempre sonriendo en mi arrugado corazón que perdona el sutil pecado que dejo la vida. Creo en la sagrada vida que me da el derecho de recitar mis versos y confesar en vida lo que me dé la gana y que nadie impida de amarnos por siempre mujer querida… Creo en ti. A MIS HIJOS “…Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño que acompaña a la ciega y las Meninas y la misma enana y el Príncipe de Francia y su Princesa y el que tiene San Antonio en los brazos y el que tiene la Coromoto en las piernas. Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala, todo llanto nos crispa, venga de donde venga. Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro y el corazón afuera…” Los hijos infinitos, Andrés Eloy Blanco Los hijos son hermosos y sublimes regalos de Dios, que sonríen en nuestro corazón, como caravana de alegre fiesta. Sus ojos son centellas de colores que irradian su mirada eterna de sueños, fe y esperanza y su mágica sonrisa es cristalino río de amor que se bebe la sed del mundo. Los hijos son manantiales de amor y dulzura. Su sonrisa infantil juguetea de caricias su hermoso, imaginario y sagrado mundo de sueños. Su voz de niño es canción de cuna que nos hace soñar con carruseles de alegría, paz y esperanza. Los luceros de su alma brillan de amor como calidoscopio de ternura que acarician al mundo y su corazón sonriente nos regala un regazo de ternura que alivia penas y borra culpas y nos hace seguir viviendo. Los hijos son espejos de ilusión soñadora, son rayos de luz que encienden con su pureza natural un horizonte de ardiente llama esperanzadora y son el mayor motivo para empinarnos con fuerza ante el cimiento de la justicia, la honradez y la libertad y ante los torbellinos de angustias que mal heredamos en esta sociedad demoledora de virtudes. Hijos míos, recuerden siempre que la mayor virtud del hombre es su honestidad y entereza ante la vida. Lo demás son falsos elogios que pretenden maquillar la careta de aquellos que osan de su debilidad para hacerse respetar y mantener su vanidad… La rebeldía me ha enseñado a seguir siendo joven y a enfrentar las barbaridades de los que se sienten mayores sin serlo. Hijos míos, revélense ante la injusticia, la insensatez y mediocridad en el mundo. Un poeta dijo que el hombre indispensable es aquel que lucha todos los días. La vida es una constante lucha y ustedes, sin saberlo, son parte de esa lucha diaria que enfrentamos para que brille el mundo como brillan sus ojos cargados de amor y ternura. Sostengo, ante mis hijos y amigos que ser revolucionario es sentir en el alma, la injusticia y el dolor del prójimo. No es un discurso, es una acción de valor, libertad y humanismo, lo demás son falsos compromisos y prebendas de una sociedad capitalista, corrompida y totalmente alejada de la igualdad y la justicia social, principios básicos de toda revolución; por ello no debemos temer a los retos de la vida y a enfrentar tanta mediocridad, tanta pequeñez con sombra. Sus logros transitan el camino de la fe, la esperanza y el amor, no olviden que en el humanismo reside el secreto sublime de la vida y que tan grande sea la confianza inquebrantable en lo que hacen, seguro que de ese tamaño será el edificio de sus vidas. Hijos míos, veo el horizonte de sus ojos que abren de ternura su mirada de esperanza eterna y extiendo los brazos para abrazarles y sentir la calidez de sus pieles que me dan la fortaleza suficiente para decir que vivo. No se detengan en el camino áspero de la vida, avancen por el sendero de la virtud y el honor, alejados de la mediocridad que inunda al mundo. Sin componendas que degraden su dignidad y que la luz de sus ojos encendidos de amor, ternura y pureza brille por siempre como esperanza infinita de alcanzar a Dios. Mis retoños, sus tiernas y sublimes caricias infantiles con sabor a caramelo endulzan y engrandecen mi alma de ternura y me alegran la fiesta de la vida; sus voces son cantos de amor y ternura que me animan a seguir viviendo hasta la eternidad. Pido a mis hijos que toda acción que realicen lleve siempre la intención de trascender en la vida. Vivan la vida escribiendo y romperán el silencio de la muerte. Recuerden que la vejez no llega con los años, sino con el olvido, en cada nuevo amanecer comienza nuestra juventud y ser joven es vivir la vida con dignidad y disfrutar de ella sanamente. A veces envejecemos en la espera por negarnos a vivir la juventud que llevamos dentro. Pido a mis hijos que transmitan con orgullo la herencia espiritual que dejo. Dejo a mis hijos, mis amigos única herencia capital que tengo. UN DÌA PARA EL AMOR… “Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”. Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Celebremos el amor en el día especial que nos da la vida. La vida es el amor mismo que celebramos sin horario, ni calendario. El amor está en la inmensidad del espíritu, en la caricia divina de una fugaz y espontanea sonrisa, en los sublimes besos que endulzan la vida, en la angelical mirada de los hijos que como regalo de Dios vienen a atesorar la mágica ilusión de los años vividos. Creó que el amor no se decreta, es un sentimiento mágico, diáfano y divino que bendice Dios, su día especial, es cuando sale el sol y los rayos incandescentes del amor comparten una sublime caricia… Es cuando la luna ilumina de esperanza soñadora el horizonte sutil y angelical de la vida y acompaña los sueños y misterios de la noche peregrina. Es cuando las diferentes fases la alzan en el cielo y los cambios lunares influyen como misterio oculto en la naturalidad del paisaje… Es cuando las estrellas destellan la luz fulgurante y radiante del alma del cielo, que cubre los sueños y se pierde en el horizonte de sutiles esperanzas. El amor es lo que hemos vivido, son los recuerdos que alegran la vida, la amistad sincera que no doblega ante la malicia, son los consejos de madre o el fiel amigo que extiende la mano para solidarizarse ante una pena. Es la sonrisa infantil y juguetona del hijo que le sonríe a la madre blanca, a la madre negra, a la madre vieja, es la canción de los pájaros, es la canción escuchada a la abeja, es el mundo sin hambre, ni niños sin escuela, es el abnegado maestro que con mística y vocación enseña las primeras letras. Es vivir en justicia, en un mundo colmado de alegrías y sin penas, donde la humanidad labre su propio destino y que sólo se imponga la libertad del hombre y que por ley natural la felicidad sea el castigo de todo el colectivo. En la sociedad se comercializa con el amor y tal vez inconscientemente ese germen lucrativo de las cosas, se impone por encima de lo afectuoso, lo sublime, lo sutil y muchas veces se convierte en un día para celebraciones banales y suntuosas, que desdicen del mágico y angelical sentimiento que consagra la vida. No bastan regalos, flores o cenas sin que vayan impregnadas de puras intenciones de amor. Celebren con el fervor de perdonar las culpas y festejar el encanto perdurable del amor. ENTRE LUCES Y SOMBRAS “…El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.” Juan de Dios Peza Te vas entre luces y sombras; pero me dejas con la fe puesta en tus virtudes y en la admiración de tus sagrados atributos, en la angelical dulzura de tu sonrisa de niña que enaltece de pureza tu alma buena. Solo pido a Dios Padre que guie tus pasos y que la dicha y alegría colme de realidades y sueños cada cosa que hagas y que se cumpla todo requerimiento que te llene de gozo, amor y sueños. Cuando estés bajo el cielo de tus ilusiones no dejes de meditar sobre la fortaleza de tu ser y sobre la grandeza, fe y esperanza que llevas dentro. Pido al todopoderoso que la sabiduría y sapiensa de tu vida se incremente con cada gesto y cada acción noble y bondadosa que realizas en pro de la Humanidad. No dejes de desbordar esa pasión que inunda de amor y fe tu vida, cuando estés aferrada al silencio de la soledad, en la conciliación del sueño, piensa que la vida nos permite ser felices y que Dios bendice nuestros pasos. No olvides que el sentimiento sutil y sublime que fluye entre luces y sombras, lleva la magia divina de la pureza infinita y sagrada que celebra el Dios Padre y que de manera perdurable brillará en el horizonte de la vida. DESILUSIÓN OTOÑAL “…En llamas, en otoños incendiados, arde a veces mi corazón, puro y solo. El viento lo despierta, toca su centro y lo suspende en luz que sonríe para nadie: ¡cuánta belleza suelta!...” Otoño, Octavio Paz Con la sabiduría de los años vividos escribía su sentencia espiritual; tal vez no con la alegría y los sueños que hasta hace poco le hacían vivir una vejez placentera, vibrar, reír y sumergirse en un mundo de sueños y esperanzas; o con la ilusión eterna de que sí existían los príncipes y princesas, esos seres que ríen, lloran, aman y son amados en los maravillosos cuentos de hadas; esos que desde muy niño le hicieron soñar con un paraíso de héroes y heroínas y que le hicieron creer que la justicia, la lealtad y el respeto abundaba en este mundo de Dios. Qué tristeza al despertar y encontrarse con la realidad, vivir la decepción de la desilusión, entender que todo fue mentira, que todo fue ilusión, que la alegría que tanto alimentaba su espíritu y elevaba su alma a un infinito mundo de sueños y encantos sublimes que bendicen a Dios, era irreal; un engaño, una traición, tal vez una pequeña sombra que hería y ofendía sus más puros sentimientos. La sonrisa desapareció de su rostro otoñal, sus cabellos blanquecinos parecían lágrimas de nieve; todo se fue volviendo un misterio, un desencanto, una desilusión. Su mirada fija en el horizonte del dolor, se perdía en la tristeza que le embargaba la soledad y la traición. Las lágrimas inundaban el silencio de su pena y de su corazón atormentado y triste. Es y ha sido el más dramático tormento que agobia su corazón herido, dolido y ofendido; nunca, nunca imaginó el alucinado y atormentado anciano de angustias y traiciones, que de ese noble y hermoso ser salieran ráfagas de rabia, centellas de odio; qué ironías; el ángel fue tentado y las oraciones no escuchadas. Esto no puede ser una farsa… No, no, porque estaríamos frente al más cruel y cínico espectáculo de la vida, un circo de funciones engañosas, de tristes payasos, de maromeros sin escrúpulos, bailarinas de la triste vida y el pobre quedaría como el mono herido, el sapito reventado, el payasito triste y acabaría la función inundada de dolor, traición y llanto. Él vive en su tristeza, en la congoja y la decepción; pero no se desanima, su conciencia teñida de experiencia y su actitud fiel ante la vida, creyente de los más puros principios de honor, amor y libertad, elevan su alma y fortalecen su espíritu ante el señor Padre, que es quien da la última sentencia. Creyente en el verdadero Dios, ese que está en todas partes, que no se cubre de diamantes bien cortados para que le veneren, le recen o le pidan una súplica para alimentar su ego; no en falsos fariseos que se esconden en su pulcra y lujosa sotana para ocultar sus culpas… Creyente en la purificación del amor, ese sentimiento que va por dentro, como caravana, fiesta de alegría; en la humildad del espíritu, en el perdón de los pecados, en la vida sin odios ni rencores, en la fe del desvalido, en la paz y misericordia entre los hombres. Respeta la inmensidad del hombre cuando eleva sus valores humanos a la cima de la amistad, protege al desamparado, cree en la riqueza del pobre que vive la vida sonriendo porque no tiene la felicidad fiada; y detesta la avaricia del rico que usa su riqueza para humillar al pobre. El venerable anciano, envuelto en sus recuerdos de un pasado que se ha ido y sólo le ha dejado la desesperanza temprana de un mundo colmado de angustias, traición, dolor y llanto; pide al Dios padre que al malvado le tenga misericordia, guie, purifique, aleje del oscurantismo y sane todo resentimiento que habite en su corazón. A veces se pregunta ¿Habrá tanto rencor en alguien que ora ante el altísimo y se da golpes de pecho, creyéndose alma y pureza de Dios? No, no lo cree….a pesar de vivir en carne propia la maliciosa ponzoña de la desilusión. Él perdona con la bendición del señor Padre a todo aquel traficante de la inquina, la vileza y el odio; las canas de su inocencia no dan lugar al resentimiento. Noble virtud que le santifica en medio de tantos mercaderes del cinismo y del dolor ajeno. Toda palabra y acción hiriente y ofensiva cargada de odio y rencor; él las perdona con la bendición de Dios, confesando que ha vivido. LA MUJER “…Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas…” Carta del Papa Juan Pablo II, a las mujeres, Vaticano, 29 de junio, solemnidad de los santos Pedro y Pablo, del año 1995. La mujer es musa y sagrada dama que conquista corazones con su angelical gracia y ternura. Su belleza reluce con una sonrisa sensual, la soledad se recrea en la inmensidad de su espíritu reflejada en la luz de los ojos tristes, cargados de amor y pureza infinita que hacen de ella un ángel superior. La angelical ternura que irradia el ángel de su alma deja en su vuelo caricias sublimes, que le elevan al cielo como mandato de amor eterno. Muchas veces ante una hermosa dama nos dejamos empañar la mirada espiritual de los sagrados sentimientos por los encantos febriles de su escultural cuerpo, sin ver que dentro de tan exquisita hermosura reside un ángel bendito de perdurable belleza angelical y sublime que bendice Dios. Toda mujer es el más hermoso regalo de Dios y la más sagrada y excelsa criatura que nos da la vida. Siéntete reina de las virtudes divinas de la creación y honra por siempre el don admirable de ser mujer. La mujer con su belleza angelical denota rasgos de ternura sublime que embelesen al solo mirar sus ojos relampaguear la inocencia de su alma pura que evoca poemas de amor incitando a dibujar su cuerpo imponente de hermosura. “Las mujeres valientes son incontables, pero tú a todas has superado. El encanto es engañoso, la belleza pasa pronto, lo admirable en una dama es la sabiduría…” Poema en honor a la mujer perfecta. Prov.31. La mujer es musa solidaria de sentimientos puros y nobles, que vive impregnada en el recuerdo sublime, como reina encantada de sueños. Su hermosura sutil y angelical invita a confinarse en su pensamiento y ser presidiario de sus encantos y vivir en el hermoso mundo de sus fantasías. Ante singular belleza, creada por Dios, los cuerpos se encienden en llama de pasión, como hoguera sagrada y divina que eleva al cielo. La mujer, hermosa flor de un recuerdo perdurable grabado en tapices de ternura. Es madre de amor, que ni la muerte marchita. Es amiga solidaria en su palabra y en sus afectos, es novia que da su amor, como torbellino de esperanza y sueños y señora esposa que brinda un hogar de amor con bases de dignidad, lealtad y sueños, quien tendrá ganado su lugar de respeto en esta sociedad de falsos requisitos. En el regazo del pensamiento danza la sonrisa de su amor como caricia divina. Sus hermosos ojos emiten amorosamente destellos fulgurantes de pureza y amor. En el crisol de sus ojos relampaguea la hermosura radiante de sus encantos, de sueños y esperanzas de mujer pura y divina, que conquista los corazones del mundo con su sonrisa sensual, que eleva el éxtasis de la pasión y la ternura con mágicas caricias de ensueños. El tierno, dulce y sensible mirar de sus encantos, irradian de amor y pureza los horizontes de su alma; sana manera de conquistar al mundo. Amanece dulcemente en el paladar de los anhelos, acariciando el deseo de saborear el manjar de su sonrisa y beber la sed de su mirada, de sus centellantes ojos que irradian ternura infinita. Es pintora de imaginaciones divinas, con su sensibilidad serena, para alcanzar la espera de su sensitiva belleza, cargada de un crepúsculo de sueños que se expande en la añoranza de la vida. Parece que su alma danza armoniosamente en su mirada de sueños y esperanzas, por el horizonte infinito de lejana melancolía. El ángel de su ser vuela cargado de amor por el cielo del corazón, aleteando sus tiernas caricias sobre el alma colmada de fe, alegría y esperanza perenne. Su silencio calla la voz del poeta que, abrumado de su belleza reversible, desea escribir cantos de amor a su musa encantada, como sana manera de masturbarse el corazón. Hermosa y sensual mujer, como jardín de sueños perfumados de rosas, te abres ante la vida con pétalos de esperanza eterna. La mujer, divina creación de Dios, es musa intacta y pura. Estrella de luz y amor alzada al cielo. Pido al tiempo que no marchite la belleza que lleve dentro y que florezcan sus sentimientos, en su suelo abonado de sueños y esperanzas. Por mi madre! Palabra de amor. Seguiré amando hasta la eternidad. LA AMISTAD “…Un amigo es el guante de tu corazón cuando hace frío, el bolsillo donde guardas las cosas que no muestras, el abrigo contra la lluvia del odio, un pararrayos aun cuando no haya tempestad, y una tempestad si en la calma te atormentan. Un amigo es el espejo donde tú eres él, no apagues esa luz y no le falles en cualquier oscuridad.” Cartas a Sebastián para que no me olvide, Orlando Araujo Un poeta dijo que la amistad verdadera es ilusión; ella cambia, se aleja y desaparece con los giros de la situación. Como una manera de justificar traiciones, mentiras y desilusiones, refrendo sus Verdades Amargas: “Yo no quiero ver lo que he mirado a través del cristal de la experiencia; el mundo es un mercado donde se compran honores, voluntades y conciencias”. Para mí, mis amigos son fortaleza espiritual, pedestales solidarios, que sostienen con fe y amistad, mis más sagrados principios de dignidad, ante esta sociedad degradada y me desgarro el alma ante la injusticia y la traición, y las repudio con la misma pasión con la que defiendo a mis hijos. La traición no la toleres, es un fulminante veneno de la amistad que cercena el más puro y sagrado sentimiento que enaltece la unión entre los hombres, es un germen maligno que contamina la pureza de la flor de la amistad, el amor y la paz de la humanidad. Ofrendo mi amistad a todo aquel que abra su corazón a la justicia; sin temores ni odiosas pedanterías y creo que con la pureza que se lleve dentro, es suficiente para encender el corazón de la gente y una manera de enaltecer la vida. Confieso que prefiero el silencio que el olvido. Le temo más a que me ignoren que a un manojo de falsas justificaciones. Los momentos difíciles que hemos vivido nos enseñan a crecernos ante la adversidad y a valorar la justicia, la amistad y el amor. No dejemos que la fatiga y los caminos ásperos de la vida trunquen nuestras buenas intenciones de hacer feliz al prójimo. La fortaleza no depende de tamaño, textura, apariencia o condición, la da el amor y la pasión que le ponemos a las cosas y sin darnos cuenta conquistamos el mundo. La solidez de una amistad recae en la lealtad y pureza de nuestros sentimientos… Más vale un buen amigo que diez demagogos, adulantes y mediocres del sentimiento y del afecto. Ignora al presumido y charlatán y a todo aquel que se esconde en el estiércol de su vanidad. No calles ante la injusticia y la traición. A veces callamos por temor a no ser irreverentes. Debemos revelarnos ante la injusticia, la insensatez y tanta mediocridad que nos azota y dejemos que nuestro corazón cabalgue en el brioso corcel del amor; pero llevémoslo siempre por el camino de la lealtad, la justicia y la ternura. MI CONFESIÒN “…Gracias a la vida que me ha dado tanto Me dio el corazón que agita su marco Cuando miro el fruto del cerebro humano, Cuando miro al bueno tan lejos del malo, Cuando miro al fondo de tus ojos claros…” Gracias a la vida, Violeta Parra Confieso que he vivido en la inmensidad de la fe sublime que me da mi madre, en la complicidad protectora de mis hermanos, en la hermandad afectuosa de mis amigos, en la ilusión soñadora de mis hijos, en el amor sagrado de la mujer amada y en todo aquel que me da amistad y afecto a cambio de nada. No creo en mandamientos, ni en postulados que sacrifiquen la libertad del hombre, ni en los imaginarios y crueles castigos de Dios, ni en la confesión y liberación de los pecados, ni en la reencarnación y resucitación del hombre. Creo en la vida y en la muerte, en la libertad que da el amor y en las oraciones de mi madre, que bendicen mi conciencia incrédula. Creo en aquellos que corrigen mis errores, perdonan mis culpas, lloran mis penas y celebran en alegrías colectivas mis logros, que enaltecen virtudes y siembran esperanzas. No tolero la injusticia, la mentira y el engaño, ni la vanidad en predicadores de la palabra divina; sólo son comediantes que trafican con el dolor ajeno y se aprovechan de la ingenuidad y pureza de la Humanidad. Pienso que la arrogancia identifica a los necios y déspotas y la sencillez, bondad y solidaridad es una virtud de los humildes y sensatos; lo demás es una vil manera de esconder el miedo y disfrazar la inmunda inquina que carcome el alma y empobrece el espíritu. No debemos afligirnos ante la adversidad. Debemos seguir labrando la tierra de la vida y seguro obtendremos la prosperidad; sin necesidad de penitencia alguna. Siembra el camino de tu vida con perseverancia, tenacidad y pasión y construirás un rascacielos de esperanza, amor y fe y no dejes que el pesimismo, flojera y apatía se adueñen de tus sueños. Debemos temer al politiquero de oficio que se aprovecha de las circunstancias para engañar al pobre. El populismo es un germen que contamina y confunde al pueblo. Detestadlo. A Dios le debemos llevar dentro. Tengo la mayor fortaleza para enfrentar los retos de la vida, la que me da Dios. Creo en el Dios que está en todas partes y temo a tanto impostor que se esconde detrás de su santa palabra para engañar al prójimo. Fácil manera de captar incaustos. Ofrendo mi vida al Dios que mira, mi corazón sonriendo. El que no tiene sueños su vida se torna débil y vacía, su destino se tornara incierto y su futuro desesperanzador. Abramos ante el mundo el alma desgarradora de pasión indómita y sembremos de raíz nuestros ideales y principios. Cuando el numen de la vida fluye por mis venas, la palabra de amor y amistad se derrama a borbollones. Muchas veces escribimos por no contener la pasión que llevamos dentro. Sana manera de desgarrarnos el alma. Hay que saber vivir el amor por los cuatro costados, sin esperar la muerte súbita. El amor es la vida que alimenta mi espíritu, la muerte es el olvido. Sonriente seguiré viviendo en el recuerdo de mis hijos y mis amigos. TORMENTO “…No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco; algo fundamental para vivir.” No estás deprimido, estás distraído, Facundo Cabral Muchas veces nos dejamos atormentar por un huracán de angustias, sin darnos cuenta que dentro de nosotros existe un ciclón de fe y amor que nos eleva al éxito. Dejemos que el tiempo pase, que con él se va el dolor que deja el infortunio. Mañana renacerá la alegría que trae el amor; aquella que sembramos en nuestro corazón y crece con las caricias y bondades que nos da la vida. Soñemos juntos y habrá fortaleza en conjunto. Unámonos y labremos caminos y será grande vuestro destino. No dejes que la miseria del egoísmo envenene a la Humanidad. Cantémosle al amor y a la amistad y a las cosas sutiles y sublimes que nos abriga el alma y no te dejes atormentar por la inmediatez de tantos escrupulosos que venden su alma al Diablo. En ti esta el retrato vivo de tu imagen y semejanza; copia el rostro de tus benditas acciones y enmárcalas en la herencia noble de tus principios éticos y morales, y edifica con sólidas bases de integridad ciudadana tu más sagrado compromiso, el de vivir en paz y armonía y aleja todo tormento que amargue la vida. No te dejes atormentar por los dolores del alma, por las traiciones y deslealtades. Fluye con altivez y gallardía y calmarás la tristeza que invade a tu arrugado corazón, hambriento de amor y alegría. La vida te pertenece, tú eres su guía, no justifiques tus malas acciones con los errores y defectos de otros; muchas veces pensamos en darle descanso a nuestras penas y tormentos con los fracasos ajenos, razón que inválida nuestro poder de asumir realidades y enfrentar los retos de la vida. El desconcierto y desconfianza muchas veces se adueña del temperamento activo de la vida; debemos tomar en cuenta que el mundo evoluciona aceleradamente y se lleva consigo el dolor y el amor; pero si recargamos de optimismo y fe a ese mundo por venir, el panorama despejará la atmósfera gris y renacerá el sol reluciente de la vida, que brillará con fulgor en el firmamento de nuestro claro y futuro destino. Sigue adelante y no te dejes atormentar por débiles razones que circundan ocasiones pasajeras y construye un mural de fe y amor que contengan las angustias y tormentos que da la vida y no te detengas ante tantas banalidades y pequeñeces sin sentido. Avanza por el sendero armonioso y afectivo de la amistad, la comprensión y solidaridad; tal vez podrás encontrar en esa senda los defectos de la angustia y el sedante terapéutico para aliviar las penas y lograr sonreír con la Humanidad entera. A MI MADRE “…Y esta es la lucha ante los hombres malos y ante las almas buenas; yo soy un hombre a solas en busca de un camino. ¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda que a ti me lleva, madre; la verdad que corta por los campos frutales, pintada de hojas secas, siempre recién llovida, con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea, hombres que dicen: «Buenos días, niño», y el queso que me guardas siempre para merienda? Esa es la Gloria, madre, para un hombre que se llamó fray Luis y era poeta…” Las uvas del tiempo, Andrés Eloy Blanco Su bondad destila en su mirada sabia de afectos y caricias, pureza infinita de amor, extendiendo sus brazos para abrigarme en el regazo solidario de sus sagrados afectos, que son el numen de mi aventurada existencia y que me dan el calor necesario para encender mi vida. Amo a mi madre como a ninguna otra. Su amor es como agua de manantial: limpio, puro y fresco. Siento devoción de amor y esperanza por su grandeza de mujer noble, pura y buena. Sus ojos son relámpagos de luz y amor, que irradian de ternura su alma. La gratitud de sus afectos los riega interminablemente cada vez que sale el sol y los expande como rayos radiantes que iluminan el horizonte de sus nobles y cálidos sentimientos, que amamantan el alma, calman las penas y alivian los dolores hirientes que aquejan la herida. Ella me deja por herencia su sensibilidad social, la abundancia de sus afectos y respetos, la integridad de una vida digna, su desprendimiento material, su elevada estirpe, un apellido para conservar y su grandeza espiritual tatuada en el alma barinesa. Mi madre también es la tía María Teresa, que me tomó en su seno, en la calidez de sus afectos, en el hogar de su eterna vida, que con amor, bondad y recio carácter, forjó en corregir miles de mis defectos. La madre siempre va cargada de sueños esperanzadores; para ella no existen defectos que opaquen el sentimiento sagrado que por existencia divina, angelical y pura, bendice Dios. Esa mujer especial sólo ve con el cristal de la pureza a los sagrados hijos que le alimentan el alma y la consagran con el don venerable de ser madre. EVOCACIÒN SENIL “...La vejez... está a la vuelta de cualquier esquina, allí, donde uno menos se imagina se nos presenta por primera vez. La vejez... es la más dura de las dictaduras, la grave ceremonia de clausura de lo que fue la juventud alguna vez.” Alberto Cortez Vive en el otoño de sus días, envuelto en sus años seniles, delira en la congoja de sus tormentos febriles que le hieren el alma en la soledad de su desesperanzada vida; en el infortunio de su gris destino, en el ocaso de sus años dorados y en la desvanecida voluntad de sus ansiados deseos. Todo descansa en la frágil esperanza rejuvenecedora de sus recuerdos mozos, de aquellos fértiles días de juventud soñadora y desafiante del destino. Va desvanecido por el camino incierto y desolador, tal vez pagando una pena, o es la dura prueba que dicta el altísimo para purificar su alma enferma de pecados y culpas, que envenenan su cansado espíritu e impiden su venerable glorificación. No deja que las arrugas del tiempo le cercenen el derecho de alzar la voz y que los fantasmas del pasado vilipendien su honor, la reputación que sus años dorados ha levantado una amalgama de respeto, ante su recia estirpe de un pasado ido, del que sólo quedan las ruinas nostálgicas y legendarias de un palacio de sueños, revelado en unas crónicas escritas en letras doradas que recrean la imaginación fantasiosa del llano. No se amilana ante las acusaciones febriles y aventureras de los nuevos amos, los nuevos ricos, cargados de sed de venganza y dominados por la euforia de un poder relativo que dan las circunstancias y es ejercido impunemente. Anciano; pero con la dignidad intacta de sus años mozos; no baja la mirada ante la muchedumbre demoledora y amenazadora, arengada en masa y bajo la conducción aventurera del caudillo de turno. Mientras tanto no da cuartel, se mantiene firme a sus principios, la heredad de sus antepasados le recrean su mente lúcida, acrisolada en su conciencia, emergen alucinaciones, sueños e ideas que le proyectan un pasado promisorio de abundancia y riqueza. En su evocación senil, sueña con la ciudad de las mansiones blancas y recuerda los mil caballos blancos que donó para emprender la guerra y liberarnos del yugo que por más de trescientos años nos oprimía. La inclemencia del tiempo no perdona, sólo le resta evocar los recuerdos y en su senil vida, va sonriente alzando el estandarte de su orgullo; pero sintiendo la nostalgia en su febril delirio, que desvanece y la prosapia de un pasado promisorio convertido en ruina, miseria y desolación. Sólo quedan recuerdos. LA MUERTE “…De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones. No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos... ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza…” No estás deprimido, estás distraído, Facundo Cabral La muerte es la más terrible verdad, porque en ella no basta tener oro, poder y hermosura, siempre es una misma sepultura y una misma eternidad, estas palabras del laureado poeta colombiano Mario Vargas Vila, se traducen en una sabia definición que desbordan en un río de realidades y misterios, que con aguas a veces turbulentas merodean en los vericuetos de la conciencia humana y recorren en la inventiva supersticiosa de un mundo cargado de misterios y dolor. La muerte puede ser el comienzo de un mundo creado por Dios, la agonizante despedida de un dolor, aquello que sentimos cuando se va el amor o cuando el ser que amamos nos entierra con su cruel traición. El inerte paraíso de la vida, la irreverente oración que nos condena vivir angustiado en un dilema, sin saber si el dolor y las penas, enterraran las angustias de nuestra alma serena y buena, que delira bajo un cielo gris y opaco. Sencillamente, es como no tener repuesta o vivir en el incierto ocaso de una pena. El horizonte del silencio se desgrana en la mirada sutil que nos acaricia, en el llanto derramado sin fatiga, que se ahoga en el dolor de la herida por la pérdida repentina de la vida. La inerte ocasión llega sin prisa, arrebatando sueños y acortando tiempos que vendrían, dejando en la huida de la vida una amalgama de cosas prometidas y los recuerdos, misterios y tormentos escaparían hacia un mundo mágico, por senderos de llantos y dolor por la prematura muerte de un amor, que acaricia las penas, invade el alma y mitiga el dolor. La muerte es esencia segura de la vida, es garantía de evolución, es proceso transformador de generación, es lo más natural en este mundo de Dios, es sentencia pura, divina y poética, diseñada por el Creador. Cuando la muerte nos ronda, no hay escapatoria. Decía el poeta Tomás Montilla, poco antes de morir en un concierto en el museo de Barinas: “Cuando la muerte comienza a perseguirlo a uno, uno no se escapa, así haga lo que haga. Un día se encontraba la muerte en el mercado de Roma, en un recodo, cuando le hace una seña a un soldado, entonces, él sale corriendo donde el rey y le dice: - Rey, préstame por favor, el caballo más veloz para huir esta noche a París, la muerte me está persiguiendo. - Agarre aquel caballo negro y vete, es el más ligero de todos. El rey llama a la parca o a la muerte y le dice - ¿Cómo es posible? Me has amedrentado al soldado más valiente, el más fuerte y noble, lo hiciste huir, lo estás persiguiendo. - No mi rey, solamente me conseguí con él en el mercado y le hice una pequeña seña porque, ¡Me extraña que todavía esté en Roma!, porque mañana en la mañana, muy temprano, tenemos una cita en París. No hay escapatoria posible, esa Muerte del carajo, me está persiguiendo, tiene varios meses persiguiéndome”, y terminaba el poeta, agregando, que “la muerte es negativa. La muerte es tristeza La tristeza está cerca de la muerte”. También, decía el cantor Ali Primera: “Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos”. Todos aquellos que se han ido y han rasguñado de afecto mi corazón, viven con la alegría del canto, del cuatro y el poema y vivirán por siempre, aquí sonrientes en mi corazón. INDICE DIVAGANDO MAL DE ALZHEIMER CREDO IRONIA MI CREDO A MIS HIJOS UN DÌA PARA EL AMOR… ENTRE LUCES Y SOMBRAS DESILUSIÓN OTOÑAL LA MUJER LA AMISTAD MI CONFESIÒN TORMENTO A MI MADRE EVOCACIÒN SENIL LA MUERTE