Download 2012_07_15 Vengan todos al cielo y cantemos himno de alabanza

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VENGAN TODOS AL CIELO Y CANTEMOS UN HIMNO DE ALABANZA CON SOPHIA Iluminados por la palabra de Pablo agradezcamos al creador tantos dones de su bondad. Y cuando digo tantos dones contemplo la inmensidad del amor creador, que sigue creando maravillas y él se hace el centro de nuestra Liturgia, el nos preside y nos comparte su pan, pan de vida, de alabanza, y el pan de la certeza de que sin el nuestra vida no >ene esperanza, y la esperanza sin vida no trasciende. Hoy estamos de fiesta y es la fiesta de la resurrección en Cristo de Sophia, quien adornada como una novia y con manto divino celebra con los ángeles de Dios en el canto más sublime de la vida que se sella con el pregón de la eternidad, por eso hoy debemos trascender hacia el cielo la blancura de los pétalos que describen la belleza del alma, el aroma fragante de sus fresias nos dejan respirar el elixir de Dios, que cielo tan adornado, que música tan celes>al, oigan por un instante los cantos que suenan en la voz de los ángeles, escuchen la música celes>al es la música de Dios. La fragancia de los nardos y los lirios elevan nuestro corazón a una dimensión desconocida donde el palpitar del corazón humano se entrelaza con el corazón divino, hoy en el cielo, el corazón de Sophia palpita en la misma dimensión del corazón de Dios, hoy hay fiesta en la >erra y gozo en el cielo, gracias Sophia por habernos reunido en el nombre del Señor en esta tarde, gracias por pintarnos el cielo de colores, y enviarnos esencias divinas, gracias por ver ido a prepárarnos con Dios una morada nueva, gracias porque sus enseñanzas son acciones que nos llevaran a la vida eterna. Si el profeta Amos con su mirada campesina y sencilla logro la sa>sfacción de Dios por amor, de la misma manera venimos Señor, no a apelar ante >, sino a darte gracias infinitas por ser tan grande y maravilloso, por habernos dado la vida, por haber hecho este universo tan bello, y sobre todo por habernos hecho sus hijos, y hermanos de Cristo, por su sangre derramada como el don más precioso y bendito que viene de lo alto, porque sin > nuestra vida no >ene sen>do, pero la vida terrena sin la eterna está vacía. La fragancia de los nardos y los lirios elevan nuestro corazón a una dimensión desconocida donde el palpitar del corazón humano se entrelaza con el corazón divino, hoy en el cielo, el corazón de Sophia palpita en la misma dimensión del corazón de Dios, hoy hay fiesta en la >erra y gozo en el cielo, gracias Sophia por habernos reunido en el nombre del Señor en esta tarde, gracias por pintarnos el cielo de colores, y enviarnos esencias divinas, gracias por ver ido a prepárarnos con Dios una morada nueva, gracias porque sus enseñanzas son acciones que nos llevaran a la vida eterna. Hoy se cumple la certeza del salmista la paz y la fidelidad se besan, los amigos del señor se reúnen como las espigas a recibir el roció que baja de lo alto, que bondad del Señor, que él en su sabiduría envía la semilla del trigo y al >empo preciso envía los cegadores. Hoy abrazamos la fe don Divino que viene de lo alto, hoy abrazamos la esperanza pero abrimos nuestros brazos, para que ella fluya en el eterno ser de Dios, hoy Cristo es el centro de nuestra existencia, él es el tesoro incalculable de nuestra vida, él sello con el espíritu Santo nuestra herencia y la herencia que Sophia ya recibió con el sello de la vida eterna. Por un momento sintámonos en el cielo, este lugar está preparado para todos, que lugar tan hermoso, sería lamentable que alguno de los que están aquí no quieran ir, pero voy a tratar de describir el cielo donde esta Sophia, con la sencillez de mis palabras, y con mi pobreza de amor a Dios, es tan poco mi amor por él, que solo encuentro su riqueza cada vez que descubro que él me áma, y que yo mendigo por mi humanidad, me hago el hombre más rico con su amor, pero tengo que decirles una cosa, a Edilberto lo ama mas, que a mí, y quizá más que a ustedes, y es un amor verdadero que muchas veces se ha sellado con oración liquida cuando bajan de los ojos lagrimas como cascadas divinas, que enternecen el alma y sanan el corazón. Mi querido Hijo Edilberto hoy más que nunca tengo la certeza de un cielo divino, porque se ha entretejido de miles oraciones y se ha cimentado con blancos pétalos que suavizan el alma con cada ave María. El cielo en la dimensión humana para muchos es lo que nos podemos ver, pero para nosotros que tenemos fe, y sobre todo porque nos aferramos al Evangelio en la vida de Jesús anhelamos y tenemos la certeza de que cielo y >erra pasaran pero sus palabras no pasaran, hoy la misma palabra de Dios nos coloca en un plano de cielo, donde el Señor hace salir el sol sobre los buenos y los malos y hace caer la lluvia sobre los justos y pecadores, entonces el cielo es una realidad divina y una certeza humana, que bello lo humano en el cielo y lo divino en la >erra, tenía razón el Padre eterno cuando dejo que la úl>ma gota de la Sangre preciosa de Jesús fuera derramada en la >erra para poder amar, y entender la humanidad de los hombres. Hoy Dios nos llama a buscar este ideal que es el cielo, el cielo se viste de hermosos colores, en el cielo se celebra la vida, en el cielo se plenifica la humanidad de los hombres, en el cielo Dios hizo su pacto de amor, en el cielo se oye la voz del eterno padre en el momento sublime de la transfiguración, en el cielo no hay tristeza, hay esperanza, en el cielo la vida >ene sen>do, en el cielo los hombres cambian, en el cielo la cosecha es de ciento por uno, en el cielo los brazos se abrazan, las almas se besan, en el cielo todo es canto, todo es amor, todo es vida, todo es certeza, no hay noche ni hay día, el cielo es una eternidad a la que usted y yo estamos llamados para vivir la vida, para lograr seguir viviendo mas allá de la muerte. En el cielo de Sophia ella depende de Dios, él es su causa primera y es su amor final, ella está ocupada de las cosas del padre, su lenguaje es de ángeles, por eso nosotros no lo entendemos, su cielo es un eterno estar con Dios, se mira la gracia de lo alto, como baja a la >erra, en su cielo Dios reparte todos los días los abrazos de aquí y de allá, en su cielo se entrelazan los cantos de amor, en su cielo esta Deyanira, y dos espacios amorosos en los blancos de Dios, qué bello es el cielo de Sophia que en esta tarde contagia nuestras almas, para que nos adentremos en el fluir de Dios. Quiero terminar mi sencilla reflexión con un poema de amor: Quiero terminar mi sencilla reflexión con un poema de amor: Sophia que está en el cielo, Decidnos como es Dios, Envíanos consuelos de amor y eterno amor, Pedid al alfarero al Dios del Corazón, Que te autoricé siempre a enviarnos bendición. Aquí esta Edilberto, con alma y corazón, Allá esta Deyanira la Hija de su amor, Juanita esta en Australia, tal vez Dios se lo conto, Aquí están los amigos, los amados del Señor. Aquí está tu Hijo al que tú me encomendó. Sophia por Dios te ruego, decímele a Jesús Que como he de guiar al Hijo que me dio, Quizás un coronel, o quizá un General, Pero en esa tarea él me debe de Ayudar. Aquí estamos Sophia, los amigos de Edilberto, Hermanos por montones como Jesús lo prome>ó. También el >ene Madre en la >erra y en el Cielo, La Virgen de la ternura que le lleva su consuelo. Así me Querida SoV, escucha nuestros ruegos, y cuéntale a Jesús todo cuanto hacemos, y dile que queremos más cielo de su cielo, y estamos bien dispuestos a dejar lo que tenemos, Para cuando él nos llame, queremos ir al cielo. Señor Jesús a Quien Iremos solo Tú >enes palabras de Vida Eterna. Eternamente agradecido, Yecithy Carreño SM, El mas inú>l de Dios.