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LA SEGUNDA VENIDA DEL SEÑOR. Antiguamente en la Iglesia Apostólica, los cristianos al despedirse con un fraternal saludo, pronunciaban la palabra Maranatha (1ª Corintios 16:22), que significa “El Señor Viene”, “Cristo Viene”. De esta manera lo hacían porque amaban y esperaban sincera y verdaderamente el retorno de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo. Han transcurrido más de 2000 años y la promesa del retorno de Jesucristo permanece vigente y firme. La certeza de su venida es absoluta porque Dios lo ha dicho (Números 23:19) Todo cuanto Dios ha dicho se ha cumplido. En el tiempo que estamos viviendo nos abruman problemas, aflicciones, tentaciones, pruebas, adversidades y aun el avance acelerado de la apostasía; frente a ello tenemos la esperanza gloriosa de que Jesús volverá y tendremos un gozo glorificado. Luego que Cristo fuese alzado en el monte de los Olivos y una nube le quitase de la vista de sus apóstoles, se acercaron a ellos dos varones con vestiduras blancas y les preguntaron: “¿Qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”(Hechos 1:11). Desde aquel día la preocupación diaria de los cristianos era el regreso del Señor. Estaban presentes en sus mentes las palabras de estos dos varones, más aún, las propias palabras de Cristo: “No se turbe vuestro corazón: creéis en Dios, creed también en mi. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar. Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy vosotros también estéis” (Juan 14:1-3) Para nosotros, sus hijos, la Segunda Venida de Cristo es la esperanza gloriosa y bienaventurada. No sólo esperamos un acontecimiento, aún más, el objeto de nuestra esperanza es una persona, JESUCRISTO, a quien hemos conocido, amado, aceptado y seguido. ¿Es Verdad Que Jesucristo Volverá? Sí, Jesucristo volverá. Los apóstoles y siervos de Dios proclamaron fielmente esta verdad (Hechos 3:19-21; Hebreos 9:28; 1ª de Juan 2:28; Judas 14-15). Los ángeles, que dieron tan fiel testimonio de la primera venida, dieron también testimonio de la segunda (Hechos 1:11). El propio Señor Jesucristo habló de su retorno ( Juan 13:3, 18). ¿Cómo Vendrá? “.. así vendrá como le habéis visto ir al cielo”; “ … con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero…” (Hechos 1:11; 1ª a los Tesalonicenses 4:16-18). Observemos atentamente que Jesús no mandará a buscarnos, no abrirá el cielo para que lleguemos allá en virtud de su omnipotencia: NO. ¡El mismo vendrá en persona a buscarnos y recibirnos! ¿Cuándo Vendrá? Nadie sabe el día ni la hora (Mateo 25:13); En breve, pronto (Santiago 5:8; Apocalipsis 22:20) ¿Están nuestras miradas fijas en el cielo, esperando que en cualquier momento nuestro Señor aparezca? Jesús mismo señala tres veces en el último capítulo de la Biblia: “Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra.” (Apocalipsis 22:12). Si quisiéramos una respuesta más específica Mateo nos dice “… ha de venir a la hora que no pensáis”(Mateo 24:44). Las Escrituras nos dicen acerca del tiempo de la venida de Cristo lo suficiente para satisfacer nuestra fe, pero no nuestra curiosidad. Estas palabras del Maestro deberían ser suficientes para hacer callar el fanatismo de los que están ansiosos de decirnos el año, mes y aún el día exacto, en que Cristo ha de venir. Este día está oculto en los designios de Dios. En breve, pronto, Jesucristo vendrá. ¡Créelo!, lo prometió. Las cortinas del periodo de la gracia se están cerrando ante nuestros propios ojos. ¡Jesucristo viene!, con refulgente luz y con riquezas indescriptibles de alegría y gozo. Este encuentro será maravilloso, producirá compañerismo cristiano sin término ni interrupción. Traerá descanso eterno, allí donde no hay necesidad de sol ni luna, pues la gloria del Señor lo inunda todo. Nuestro trabajo terrenal habrá terminado y habremos ganado la victoria por la fe. Ya no habrá debilidad, tribulación, angustia ni tristeza; todas las heridas habrán sido sanadas. No habrá más dolorosas separaciones; la aflicción de espíritu será cambiada en gozo celestial. Nuestra ignorancia será dejada atrás, transformada en sabiduría y conocimiento. Muchas de las cosas que terrenalmente no entendemos, las entenderemos allá. ¡Atención!,¡Alzad la vista!: “Porque aun un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.” Hebreos 10:37 Estimado amigo que aun no tienes a Jesucristo en tu corazón. Hoy es día de salvación. Como todos nosotros, eres un pecador de nacimiento, y estás en el presente separado de Dios y condenado a sufrir eternamente en el infierno. Pero si reconoces que has pecado y te arrepientes con contrición y sincero dolor por haber ofendido tan culpablemente, tan sin motivo, a tu amante Señor y Salvador y crees con todo tu ser que Jesucristo derramó su sangre en la cruz del Calvario por tus pecados, que él sufrió voluntariamente el castigo que tu merecías, ocupando tu lugar y le recibes en tu corazón como tu Salvador y Señor personal, serás salvo, gratuitamente, sin obras, sólo por la fe en El. Así Dios te otorgará por gracia la justicia de Cristo, declarándote justo ante su tribunal. Pastor Joel Sandoval Henríquez Presidente de C.I.E.F