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 Nuestra Señora La Virgen María (Reconciliadora de corazones afligidos) Mensaje del 10 de Mayo de 1998 Tenayuca, Monte de la Paz Después del rezo del Santo Rosario, inician los cantos de alabanza, mientras Rodrigo se concentra en su comunicación con Nuestra Señora, al cabo de unos instantes entra en éxtasis, se persigna diciendo: ‐En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Se queda un momento quieto, con las manos juntas en actitud de oración y viendo hacia arriba e inicia el mensaje diciendo: ‐Nuestra Madre ha llegado, levanta su mano derecha y nos da la bendición a cada uno de nosotros. ‐Mis queridos Hijos, gracias por haber acudido a mi llamado,… gracias por estar conmigo,…en este día tan especial para mí. He venido a dejarles mis palabras de madre, escúchenme mis hijos,… muchos de ellos se están perdiendo. Satanás está asechando sus almas,…el no quedreís que continúen en el gran camino de oración. Hijos míos,..Pidan por mis hijos los marginados,…por esos hijos míos que no creen en mí. La perdición de las almas,… ¿Cuánto llanto hay en mi corazón?,…sigo sufriendo por cada uno de ustedes, mis queridos hijos. Estoy con todos mis pequeñitos y darles mi última bendición, mis queridos hijos. Mi Padre Celestial y mi Hijo, me han permitido estar nuevamente con cada uno de ustedes. Muchos me estaréis pidiendo, pero hijos míos,… ¿Cuánto tiempo,… ha pasado y aún no saben orar con el corazón? Acaso vosotros, mis pequeñitos, estaréis en mi corazón inmaculado, si muchos de ustedes me seguiréis lastimando con sus palabras, no comprenden hijos míos, que mi hijo en la cruz los está esperando en la Cruz con los brazos abiertos, con los pies puestos en esa cruz, porque El estará ahí esperando el momento en que lleguen ustedes a pedirle perdón de todos sus pecados. Existe hijos míos el camino de confesión, tomando a mi hijo en la Eucaristía, ¿Porqué no sufriréis igual que El?, ¿Porqué les costaréis tanto trabajo aceptar a mi Hijo y a Mí? Yo he puesto mis sandalias de la humildad aquí con cada uno de ustedes, y aún no las aceptan. Hijos,..Hijos,…hijos míos, oren,..Oren frecuentemente. Yo abro mi corazón a cada uno de vosotros, así como mi mismo Jesús fue atravesado su corazón,…derramando su sangre por ustedes, y aún no aceptaréis la voluntad de Dios. Yo los he invitado a orar, os he hecho un llamado a cada uno de ustedes hijos míos, a todos mis sacerdotes,…a mi hijo el Santo Padre, un amor misericordioso que es el de Jesús, no existe tanto amor, tan grande, en el Cordero de Dios, en el corazón de mi Hijo. Un misericordioso amor que El les brinda. La misericordia de Dios se extiende en cada uno de ustedes hijos míos. Ved a mi Hijo en la Cruz, ved que desde ahí desciende la Eucaristía al cáliz hijos míos a dejarles su cuerpo y su sangre y aún no lo toman. Hijos míos, este es el último encuentro con cada uno de ustedes,…Yo he de dejar mi bendición en sus corazones. Pero antes que nada hijos míos no hacer caso al demonio, sigan en oración, no vayan por el camino de perdición. Un gran amor hay en el alto del cielo, que es mi Padre Celestial y mi Hijo, quien los están esperando a que se arrepientan de corazón por todas sus ofensas que le habréis hecho a mis hijos y a mi Padre Celestial. Cambien, hijos míos, cambien su vida. Yo he venido abriéndoles el camino, porque Yo soy el enlace para llegar a mi Padre Celestial, a muchos de mis hijos, no les importa la conversión. Lo toman como un juego y se burlan de Él. Hijos míos,...La gran ira de Dios estará sobre ustedes para convertir sus corazones y para que cambien de vida. Mi padre celestial os ha dejado el reino de Dios, ese reino tan hermoso, hijos míos oren, oren implorando el perdón de todos vuestros pecados. Yo os cubro con mi manto a cada uno de ustedes, pues siempre os he venido recordando el gran camino de oración, penitencia y sacrificio que debéis hacer para llegar al lado de mi hijo. ¿Por qué no vendréis hijos míos, porqué no aceptaréis la voluntad de mi Hijo? ¿Por qué causan tanto dolor en mi corazón? Yo su Santa Madre, os he dicho, ¿Si queréis meter sus dedos en la llaga de mi Hijo? Hacedlo. Mi Hijo Jesús lo dijo, abran sus corazones, que Yo quitare´ dentro de ustedes ese corazón duro que tendréis y os pondré un corazón verdadero, El les dará la vida, la paz, para que mi amor de madre y el de mi Hijo reine en su corazón. Muchos de mis hijos no aceptaréis la voluntad de Dios. Si estaréis libre de pecado, levanta la piedra y arrójala hijo mío, si en verdad no tienes pecado alguno. Pero hijos míos, la gran soberbia, la ira, la perdición de las almas es cada vez más intensa en todo el mundo. Cambien hijos míos, conviertan sus corazones a un corazón de carne, no un corazón de piedra. Mi hijo les ha dado de beber de su agua, el agua del bautismo. Esa fuente de vida. Pequeñitos míos, la gran tribulación está cada vez más cerca, no quedreís orar con el corazón. Hijos míos, oren,... oren,...oren hijos míos. Yo la madre del verdadero Dios os he pedido y hago un llamado nuevamente, urgente a la conversión de todos y cada uno de mis hijos. ¿Por qué posaréis vuestros pies sobre una cruz y es simplemente, hijo mío, por hipocresía? Y no de arrepentimiento porque mostraréis ante la presencia de mi hijo el perdón y volveréis a cometer lo mismo hijos míos. ¿Por qué, por qué hieren tanto a mi Hijo, El no les hizo nada, no se daréis cuenta que Yo lloro en todo el mundo lágrimas de sangre? Hijos míos, quien quiera seguir a mi hijo, que tome cruz y que lo siga. Yo os he dado la oportunidad de conocer mis mensajes aquí en la tierra, y muchos no los aceptaréis. Hijo mío, toma a mi hijo en la Eucaristía, no te alejes del camino de la verdad, deben ser fieles a la Santa Iglesia. Lo que la Iglesia les pida, cúmplanlo, hijos míos. Mis pequeñitos, la lujuria y el coraje que tiene Satanás harán caer a muchas almas aún y sin embargo muchos no creen hijos míos. ¿Tendrán que esperar a que el gran castigo esté sobre ustedes para convertirse en realidad? Para que no sea mi Hijo implorando perdón en su cruz que El les perdone después, cada uno de ustedes se vuelven a olvidar de Él y no lo llevan en su corazón. No, hijos míos, Yo no les vengo a enseñar algo malo hijos míos, algo malo que está fuera del camino de salvación. Hijos míos, os pido, abran su corazón a mi Hijo presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Eleven sus oraciones al cielo y dejen que Yo, su Madre Bendita, os lleve a entregárselas a Dios, A mi Hijo, para que El las haga presente a Mi Padre Celestial. Hijos míos,... gracias os doy por haber acudido a mi llamado. ¿Si yo les pediréis que se claven un puñal en su corazón, por el amor de mi Hijo y por el mío?, muchos de ustedes no lo harían, primero pensarían, hijos míos, en las cosas del hombre. ¿Qué es más importante, hijos míos, la voluntad de mi Hijo o la voluntad de ustedes? He venido recordando mis mensajes de advertencia en todo el mundo. Si no cambian, un gran castigo asechará a toda la humanidad. La gran persecución de la Santa Iglesia estará tan cerca de ustedes y que muchos de mis hijos, muchos marginados se alejarán y convertirán la Iglesia de mi Hijo en lujo, y derribarán toda la Iglesia Católica, solamente ustedes tendréis que estar donde Dios si se arrepienten de corazón. Dejad hijo mío, dejad aquello que a ustedes tanto les agrada, aquellos vicios, hijos míos dejadlos. No vayan por el camino de la perdición que eso los desviará del gran camino de la verdad. No se vayan con el enemigo, vayan a mi Corazón Inmaculado y al de mi Hijo. No tomen el camino muy fácil, que es el camino de la perdición. El Demonio se vale de muchas formas, hijos míos. El ve vuestros corazones, la mente, El quiere que se retiren completamente de mi obra, no solo aquí si no en todo el mundo. Hijos míos, os doy nuevamente las gracias por haber acudido a mi llamado. Antes de irme, hijos míos,...Yo os escucho sus peticiones desde este lugarcito en donde me encuentro Yo con cada uno de mis hijos, yo los veo,... y os doy mi bendición a cada uno de ustedes, hijos míos. Prendan nuevamente su corazón con la luz del bautismo, visitando frecuentemente al Santísimo Sacramento del Altar. Rodrigo, se queda un momento en silencio, asintiendo levemente con la cabeza, y con la mirada baja fija en algún lugar. Abran su corazón,... entreguen su petición a mi Hijo. Hijos míos,... Yo os doy mi bendición a cada uno de ustedes. Todo lo que pidan con fe, os será concedido. Si no piden las cosas con fe Hijos míos nos os darán nada a nadie. Me despido, mis queridos hijos. Yo os dejo mi bendición en sus corazones,... gracias hijos míos. Antes de despedirme, mis pequeñitos, esta Madre buena. Yo se que cada uno de ustedes quisiera verme,... pero pueden sentir mi corazón que les habla en el suyo,... pueden sentir mi amor maternal. Hijos míos, Yo soy la Madre del Verdadero Dios. Nuestra Madre, dice Rodrigo, nos pide un minuto de silencio. Todos guardamos silencio... Ella levanta su mano y Ella dice su nombre. Ella nos dice que ella es; así como nosotros le entregamos nuestro corazón con tristeza, con sufrimiento, Ella nos espera, Ella nos dice: Hijo mío, yo soy la madre del Verdadero Dios: María Reconciliadora de Corazones Afligidos. Los amo Mis queridos hijos. Ella derrama su bendición, levanta su mano derecha y me pide que se aparten un momento de esta piedra. Que Ella derramó su bendición en este lugar, que no quiere que nadie la toque. Que sigan orando. Por cada hijo suyo, que vaya tocando este lugar donde estuvo la Santísima Virgen María su petición os será escuchada. Nuestra Madre se despide. Rodrigo, deja la posición baja de su mirada y la eleva rápidamente, porque la Virgen elevó su posición. Asiente con la cabeza en repetidas ocasiones y musita algo inaudible, vuelve a colocar su mirada en la posición baja que antes tenía, y dice: ‐Ella levanta su mano derecha, para dar la bendición a todos sus rosarios a sus corazones a sus imágenes de su Hijo. Ella nos da su bendición, En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Ella me pide que me pasen unas rosas aquí a mi mano. Nuestra Madre se despide diciendo: Hijos Míos, los espero nuevamente el día que llegué por primera vez con ustedes, los espero aquí en mi cerrito de la paz. Ese día, hijos míos, que Yo estaré con ustedes, quienes lleguen y toquen este recinto con fe, recibirán una gran bendición. Rodrigo, con las manos juntas en oración, las separa y toca las rosas que se le depositaron en la Roca de la Paz y las vuelve a dejar ahí. Rodrigo dice: ‐Ella me pide que aquellos hijos suyas que estén con una pena grande, que tomen esas rosas y que toquen esa piedra, donde Ella estuvo parada, la Madre del verdadero Dios, que aquellos que se sientan afligidos , que se acerquen a tocar este lugar que grandes bendiciones recibirán, que la Madre de Dios se despide, pero Ella vendrá a dejarnos su mensaje el próximo 10 de mayo de 1999, que nos espera aquí a las once de la mañana. ‐Nuestra madre se despide y Ella nos da las gracias por haber acudido a su llamado y por estarla acompañando en su sufrimiento y por estar con Ella en los momentos más difíciles, en las grandes pruebas que todo lo que le quiéramos pedir se lo pidamos con amor y con fe. Para que Nuestro Señor lo escuche. ‐Que a cada uno de ustedes Ella les da su bendición y que les da las gracias a ese lugar tan pequeño, donde le permitimos llegar a derramar sus lágrimas.En esa imagen en la cual demostró su amor por nosotros. ‐Que Ella deja una bendición enorme en ese hogar, que recordemos que ahí estuvo la Madre de Dios, que no se va, que no se despide que Ella siempre vivirá en nuestros corazones. Con abundantes lágrimas Rodrigo continúa diciendo: ‐La Santísima Virgen María, sube a lo alto en el cielo, desde ese hogar en donde Ella se encontraba y aquí en donde está con nosotros se va al lado de su Padre Celestial y de su Hijo y que nos da las gracias. ‐Que gracias por haberle permitido estar con nosotros. Hijos míos, gracias y mi bendición quede con ustedes por los siglos de los siglos, amén. Adiós mis queridos hijos, se despide su Santa Madre de sus hijos,...Adiós, los esperaré en el reino de mi Hijo. Aquellos hijos míos que forman ese camino de oración, gracias por haber acudido a mi llamado. ...Gracias, mis pequeñitos, Yo los amo y los bendigo a cada uno de ustedes... Se oye el llanto de un bebé Y les doy mi bendición; Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén Rodrigo se persigna y nosotros también. Rodrigo dice: ‐Adiós Madre Mía,... Adiós Nuestra Madre les da las gracias,...adiós. ‐Ave María Purísima... Y nosotros contestamos: ‐Sin pecado concebida ‐Ave María Purísima... ‐Sin pecado concebida ‐Ave María Purísima... ‐Sin pecado concebida ‐María Reconciliadora de Corazones Afligidos, ten piedad de nosotros y del mundo entero,...en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Rodrigo se persigna y nosotros también. ‐Adiós Madre Mía, dice Rodrigo y enseguida empieza a cantar: ‐Adiós oh Madre Mía, adiós, adiós, aaadiós, adiós Reina del Cielo, adiós, adiós, aaadiós,... Todos acompañamos entonando la canción, solo la estrofa anterior, y después se hace un silencio de tristeza y de nostalgia, nos quedamos atónitos, casi ni reparamos en que Nuestra Madre volverá el próximo año el 10 de mayo para darnos sus mensajes. Alguien voltea al sol y nos interrumpe la maravilla, otra vez el sol girando y lanzando destellos, cambiando de color, sin embargo la cámara no lo registra. Se oyen las voces de los ahí presentes que atestiguan el milagro del sol. Bendita seas Madre Santísima, Bendito seas Señor Dios Todopoderoso.