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La Banca del amor - FIAT - Mater Unitatis
Escrito por Cardenal Van Thuan
Domingo 14 de Febrero de 2010 12:55 -
Hay una clase de cristianos a los que podríamos llamar «los esperadores»: se cruzan de
brazos y esperan a que se cumpla su esperanza.
Hay una clase de cristianos a los que podríamos llamar «los esperadores»: se cruzan de
brazos y esperan a que se cumpla su esperanza.
Existen también los cristianos «pasivos»: huyen de las responsabilidades. Miran a lo alto
pidiendo auxilio. No saben mirar hacia adelante para avanzar, ni hacia los lados para compartir
y aliviar las cargas de los demás.
Llevan dentro la esperanza, pero no lo saben (C. E 965).
Francisca carga con todo un cortejo de enfermedades: la cabeza, el corazón, los intestinos,
vive realmente en un estado lastimoso. La miran médico tras médico, va de un hospital a otro,
pero nada. Sólo ella mantiene la esperanza, pues vive un día y otro día de la palabra de Dios.
Hay palabras que la impresionan tanto, que, a pesar de los dolores, intenta ponerlas en
práctica. Así, por ejemplo: «Acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla nila carcoma echan
a perder las cosas, y donde los ladrones no socavan ni roban. Porque donde está tu tesoro, allí
está también tu corazón»; o «Quien dé un vaso de agua a uno de estos pequeños por ser
discípulo mío, os aseguro que no se quedará sin recompensa» (Mt 6,20-21; 10,42).
Estas palabras de Jesús le sugirieron una iniciativa: funda «la Banca del amor», para depositar
en ella sus buenas acciones, oraciones y sacrificios hechos por amor. Esos depósitos, unidos
al amor de Cristo crucificado, producirán intereses para gloria de Dios y para la salvación de la
humanidad, pero sobre todo para los que tienen fondos en la banca.
Sería demasiado largo detallar el funcionamiento de esa banca. Baste saber que muchas
almas han abierto allí una cuenta y que la banca, cual mancha de aceite, ha suscitado interés
en jóvenes de ambos sexos y en familias enteras.
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La Banca del amor - FIAT - Mater Unitatis
Escrito por Cardenal Van Thuan
Domingo 14 de Febrero de 2010 12:55 -
Se creían solos, pobres, sin recursos, y ahí están ahora con sus pequeños ahorros en el
banco, dueños de un tesoro de amor que sirve para redimir a la humanidad en todas las
regiones del mundo. Y pueden aumentar esos fondos a cada instante con una sonrisa, una
obra de caridad, una buena acción. De esa manera, su vida espiritual progresa día a día, de
acuerdo a un proyecto, a un plan que van haciendo realidad momento a momento, a la medida
de la Iglesia y de las necesidades de toda la cristiandad, es decir de los obispos, del papa. Ni
un minuto, ni un segundo de su vida se pierde, sino que cae en esa banca que produce
incesantemente intereses en oro para la vida eterna.
¿A qué esperas tú para abrir tu cuenta en ella?
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