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Cuidado
con lengua
Por Juan Ramón Chávez
La lengua
Mateo 12:36 “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella
darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus
palabras serás condenado”.
Introducción
Jesús está enseñando aquí que lo que sale de nuestra boca es un asunto serio. Es un asunto de
felicidad o sufrimiento, de vida o muerte. Pues, seremos condenados o justificados en el día del
juicio, dependiendo de la clase de palabra que salga de nuestra boca. Dios toma muy en serio
nuestras palabras. Porque expresan lo que pensamos, sentimos y queremos, equiparables por
tanto a las obras. Y ya que nos está advirtiendo con tiempo de esta realidad, debemos pensar
bien lo que decimos. Aquí lo que se va a juzgar no es lo que otros dijeron, sino lo que nosotros
dijimos.
Si usted y yo queremos vivir vidas realmente cristianas que honren a Dios, es necesario saber
que tenemos que consagrar también nuestra boca. Porque todo lo que decimos tiene un efecto
negativo o positivo en nosotros mismos y en los que nos rodean. Así que, por eso es importante
tener cuidado con la lengua.
En la Biblia tanto el “labio” como la “boca” son sinónimos de “lengua”. Porque todos éstos
son instrumentos del habla. Note algunos ejemplos: “Libra mi alma, oh Jehová, del labio
mentiroso, Y de la lengua fraudulenta” (Salmos 120:2). “Si el mal se endulzó en su boca, Si lo
ocultaba debajo de su lengua” (Job 20:12).
I). Usos en la Biblia de la lengua.
A. Lengua como órgano muscular.
En este sentido aparece en Marcos “Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le
pusiera la mano encima. 33 Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas
de él, y escupiendo, tocó su lengua” (Marcos 7:32-33). Este órgano carnoso que se encuentra
en el interior de la boca, desempeña un papel muy importante para poder articular palabra
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bien comprensible. De allí que Jesús le hace un gran favor al sanar a este hombre que era
sordo y tartamudo. Es probable que lo tartamudo se debiera a su sordera. Así que, Jesús
soluciona su sordera y luego su habla.
Además también sirve para la gustación. El sentido del gusto es el resultado de las reacciones
de las papilas gustativas que se encuentran en la lengua y la sensación que un alimento
produce en el sentido del gusto se llama sabor. A ello hace referencia cuando dice:
“Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la
miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre” (Apocalipsis 10:10). Los alimentos
pueden ser dulces o salados, ácidos o amargos. Detectar esos sabores es la función de las
papilas gustativas en la boca.
B. Lengua como sistema de comunicación.
Esto es lo que llamamos idioma o dialecto. Primero hablado, luego escrito con el que las
personas pueden comunicarse. Originalmente todos los hombres tenían una sola lengua
(Génesis 11:1 “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras”).
Pero debido a la desobediencia y soberbia del hombre que estaba construyendo una ciudad y
una torre que llegara hasta el cielo, dio como como resultado que Dios confundiera su lengua
de tal manera que no pudieran entenderse entre sí. (Génesis 11:6-9). Así que, la cooperación
y los intereses comunes que tenían se terminaron y se llevó a cabo la dispersión que Dios
había querido, pero ahora con cada quien su lengua (Génesis 10:4 “Los hijos de Javán:
Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim. 5 De éstos se poblaron las costas, cada cual según su
lengua, conforme a sus familias en sus naciones”).
“En este sentido podemos subrayar que existen más de 6.900 tipos de lenguas en todo el
mundo” (http://definicion.de/lengua). Así que, podemos decir que el origen de los idiomas del mundo fue
Dios.
A esta clase de idiomas se refiere Hechos 2, que gracias al don concedido por el Espíritu
Santo, los discípulos pudieron hablar en otras lenguas para comunicarles a todos los judíos
que estaban en Jerusalén que procedían “de todas las naciones bajo el cielo” (2.5), en sus
propias lenguas, “las maravillas de Dios” (2.11).
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Aunque si bien es cierto que Dios habla y se comunica, no posee una determinada lengua.
Cuando se comunicaba con el hombre en los relatos bíblicos, siempre lo hacía en la lengua
del mismo hombre al que le hablaba. Así que, Dios no tiene un idioma favorito.
C. Lengua como las palabras que con ella se pronuncian.
Dependiendo de las palabras que pronuncie la lengua, se les denomina como buenas o malas.
Por ejemplo: “La lengua apacible es árbol de vida;(Es bueno) Mas la perversidad de ella es
quebrantamiento de espíritu” (Es malo) (Proverbios 15:4). La Biblia repetidamente insta a
los cristianos hablar lo bueno y no lo malo: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra
boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”
(Efesios 4:29).
Es en este último sentido de la lengua, que enfocaremos nuestro estudio. Sobre las palabras
que salen de ella.
II). Comparaciones de la lengua.
Las diferentes comparaciones que se hacen de la lengua, son para que comprendamos a
cabalidad lo beneficioso o lo perjudicial que puede ser lo que sale de nuestra lengua.
A. Comparaciones negativas. La Biblia compara la lengua…
1. Como navaja afilada.
Salmos 52:2 dice: “Agravios maquina tu lengua; Como navaja afilada hace engaño”.
Aquí se compara la lengua del malo como un arma blanca. Una navaja bien afilada. Una
navaja era un “Cuchillo pequeño muy afilado que se utilizaba para afeitar. Usualmente
eran hechos de bronce o de hierro, con un mango de madera. El rey y las personas
importantes solían usar mangos de marfil o de hueso” (Nuevo Dicc de la Biblia de Alfonso Lockward). La
navaja no solo punza, sino que corta. Corta silenciosa y hondamente porque está muy
afilada. De la misma manera se afila la lengua haciéndola pronunciar palabras groseras, e
hirientes para causar el mayor daño posible. Calumnia, insulto, mentira, etc. para que
donde quiera que toque la vida de la persona pueda hacerle daño como lo hace una navaja
afilada.
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2. Como espada aguda.
Salmos 57:4 dice: “Mi vida está entre leones; Estoy echado entre hijos de hombres que
vomitan llamas; Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua espada aguda”. La
diferencia entre la espada y la navaja aparte del tamaño, es que la espada se usaba en una
batalla cuerpo a cuerpo (Ezequiel 5:1). Con la espada no solo se podía herir, sino
atravesar el cuerpo de la persona causando así la muerte. Comparar la lengua con una
espada afilada quiere decir que las palabras que salen de ella tienen toda la intención de
matar la reputación de una persona, matar su ánimo, matar su esperanza, matar su fe, etc.
Y como se compara a una espada quiere decir que tiene largo alcance la mala lengua.
3. Como llama de fuego.
Proverbios 16:27 dice: “El hombre perverso cava en busca del mal, Y en sus labios hay
como llama de fuego”. El mismo Santiago dice que “la lengua es un fuego” (Santiago
3:6). Sabemos que un fuego controlado puede ser muy beneficioso como para preparar
comida o calentarnos por el frio. Pero sabemos que un fuego no controlado tiene el poder
de reducir a cenizas todo lo que toca. Puede afectar a animales y a personas. Además el
fuego viaja quemando miles de hectáreas de bosques y selvas. De la misma manera la
lengua, con sus críticas, chismes, mentiras, murmuraciones y calumnias puede ser
devastadora para personas, familias e iglesias. Puede llegar a reducirlas a cenizas lo que
tanto ha costado construir. Y lo malo es que palabras mal intencionadas viajan causando
daño a su paso.
4. Como fosa profunda.
Proverbios 22:14 dice: “Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; Aquel contra el
cual Jehová estuviere airado caerá en ella”. La fosa se usaba como trampa para cazar
animales salvajes. Se hacía un gran hoyo y profundo en la tierra y se cubría con ramas y
hojas para que el animal al caminar por allí cayera y fuera más fácil matarlo o capturarlo
vivo. De la misma manera las palabras de la mujer extraña, es decir, de la mujer que
ajena, de la mujer que no te pertenece, son seductoras o persuasivas pero son una trampa
que utiliza para atraer a pecar. Que sin duda el hombre que se aleja de Dios caerá en ella.
La mujer se ha convertido en cazador y el hombre en presa. El hombre que cae en
adulterio es porque se ha alejado de Dios y le será muy difícil salir de allí. Proverbios
6:26 dice: “Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de
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pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón”. Un bocado de pan no es nada en
comparación al alma preciosa.
5. Como un arco.
Jeremías 9:3 dice: “Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se
fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han
desconocido, dice Jehová”. El arco era un arma de cazadores (Génesis 27:3) y de
guerreros (Zacarías 9:10). Servía para lanzar flechas con el propósito de matar. Así como
el arquero tensaba el arco y tiraba de él, así también había y aun los hay quienes preparan
su lengua para mentir, calumniar, falsear y matar a los demás.
6. Como saeta afilada.
Jeremías 9:8 dice: “Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice
paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas”. Las “saetas” o flechas eran una
vara larga de caña o de madera liviana y que en un extremo se le ponía plumas para
mantenerla en un curso y en el otro extremo “una punta o cabeza, hecha en tiempos
primitivos de pedernal, más tarde de bronce y en tiempos romanos de hierro” (Dicc. bíblico
Adventista)
. A veces se sumergían en veneno (Job 6:4) o en algún combustible y se prendían
antes de dispararlas. Así es la lengua de algunos, que lanza, continuamente palabras
envenenadas e incendiarias con el propósito de causar el mayor daño.
7. Como un mundo de maldad.
Santiago 3:6 dice: “Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta
entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación,
y ella misma es inflamada por el infierno”. ¿Cómo sería un mundo de maldad? En un
mundo de maldad no habría justicia, no habría paz, no habría amor, no habría solidaridad,
no consuelo. En un mundo de maldad Dios no estaría. Y eso es precisamente lo que hay
en una lengua de maldad. Es un caos, desorden, anarquía, etc.
B. Comparaciones positivas.
1. Como pluma de escribiente.
Salmos 45:1 dice: “Rebosa mi corazón palabra buena; Dirijo al rey mi canto; Mi lengua
es pluma de escribiente muy ligero”. Un “escribiente” era uno que se dedicaba a escribir
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lo que otro le dictaba y por tanto era muy rápido en su trabajo. Pues así eran las palabras
que salían de la boca del salmista, fluían y fluían ligeras como alguien que se dedicaba a
escribir. Sin embargo, más adelante veremos que Santiago nos recomienda a oír más y
hablar menos (Santiago 1:19). Porque hay gente que habla hasta por lo codos.
2. Como manantial.
Proverbios 10:11 dice: “Manantial de vida es la boca del justo; Pero violencia cubrirá la
boca de los impíos”. Un manantial es un lugar donde mana agua. Un nacimiento natural
de agua. Se usa como sinónimo de fuente. Se le llamaba “manantial de vida” no solo
porque da vida a un pueblo que se asienta junto a él, sino porque era agua corriente que
continuamente estaba brotando y que no estaba estancada (Génesis 26:19-22; Proverbios
5:15). Debido a que Palestina es un país montañoso (Deuteronomio 8:7), el agua de lluvia
se filtra a gran profundidad, y brota en forma de manantiales. Tener un manantial como
éste era una gran bendición, pues no faltaría agua. Así son las palabras que salen de la
boca del justo son de gran bendición porque continuamente está fluyendo ánimo,
consuelo, edificación, consejo, etc. Dan salud espiritual, vida espiritual.
3. Como plata escogida.
Proverbios 10:20 dice: “Plata escogida es la lengua del justo; Mas el corazón de los
impíos es como nada”. La “plata” es un metal brillante, de color blanco, muy precioso y
de valor después del oro. Se usaba como dinero. Pero en lugar de monedas se usaba en
piezas y se pesaba en siclos. Se sacaba de las minas (Job 28:1) y por tanto se tenía que
purificar en un horno (Ezequiel 22:22), que se hacía en la tierra (Salmos 12:6). Se fundía
a temperaturas muy altas para purificarla y fuere libre de escoria (Zacarías 13:9,
Proverbios 25:4). Así que, cuando habla de “plata escogida” se refiere a plata libre de
escoria, que ya estaba refinada. Cuando compara la “lengua del justo a plata escogida”
quiere decir que las palabras del justo son valiosas, bellas, y sinceras. Libres de la escoria
del engaño, de la hipocresía, etc. Y quien las escuche será rico. Y por tanto, son palabras
que deben buscarse y apreciarse.
4. Como medicina.
Proverbios 12:18 dice: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas
la lengua de los sabios es medicina”. Hay personas que con sus palabras hieren y causan
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dolor. Pues, no saben pronunciar una palabra sin herir u ofender con palabras
malsonantes, con críticas, con falso testimonio, con burlas lo que hoy conocemos como
bullying, etc. de allí que se compara sus palabras con “golpes de espada” porque solo
están hiriendo. Por otra parte las palabras de un hombre sabio son como medicina, como
un bálsamo derramado sobre las heridas que el otro causo. Porque sus palabras calman,
alivia y sanan corazones heridos. Sus palabras consuelan, animan y alegran. Hay gente
que sabe cómo herir, pero no sabe cómo curar. Porque curar solo es de sabios. Así que,
la lengua es veneno o medicina, según como se use.
5. Como árbol de vida.
Proverbios 15:4 dice: “La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella
es quebrantamiento de espíritu”. Es decir, que la persona que tenga una “La lengua
amable” (Biblia Dios Habla Hoy), “La lengua pacífica” (Biblia Torres Amat), “La lengua suave” (Biblia Nuestro Pueblo),
“La lengua blanda” (Biblia Nacar-Colunga), es como “árbol de vida”. Esto quiere decir que es
productor de buenos frutos que ayudan a la salud de la gente. Siempre está produciendo
buenas palabras que da vida espiritual. Además quiere decir, que refresca y vivifica el
alma del que está bajo la sombra de tales palabras apacibles. Esta lengua apacible evita el
pleito y la discordia. Pero produce paz, reconciliación, edificación, ánimo, etc. Así que,
la lengua es vida o muerte, según como se use.
III). El poder de la lengua.
Nadie debiéramos subestimar el poder que tienen las palabras que expresa nuestra lengua. No
las debemos considerar solo palabritas de poca importancia. A veces el poder de la lengua lo
vemos más patente en la vida de nuestros pequeños hijos que están como esponjitas absorbiendo
todo lo que hacemos y todo lo que decimos. La Biblia enfatiza el poder de la lengua
repetidamente.
A. Es poderosa porque nadie puede dominarla.
Santiago enseño: “Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres
del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8 pero ningún hombre puede
domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal”
(Santiago 3:7-8). El hombre ha tenido éxito en domar toda clase de animales, lo vemos en los
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circos, en los zoológicos y en programas de televisión. El hombre ha dominado desde el más
pequeño animal como el ratón hasta el más grande como el elefante. Y el más feroz como el
león hasta el más pacífico como la oveja. Pero lo que no ha podido domar es su propia
lengua. Los animales son más controlables que la lengua. Porque nadie con su propia fuerza
puede controlarla. Y si somos sinceros tenemos que admitirlo. Así como lo admite Santiago
cuando dijo: “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste
es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” (Santiago 3:2).
¿Cuantas veces nos hemos lamentado por lo que dijimos? ¿Cuántas veces hemos querido
retirar las palabras que dijimos y ya no podemos hacer nada, porque ya salieron de nuestra
boca y ya están haciendo su obra? ¿Cuántas veces hemos dicho, “Oh, yo no quería decir
eso”? Y eso que dijimos puede quedarse en la mente del que lo escucho, por días, años y a
veces toda la vida. A veces lo que decimos puede ser nuestra propia ruina. Muchas veces
seremos recordados por lo que dijimos. Y puesto que nadie puede evitar del todo ofender con
la lengua, es necesario más esfuerzo en ser vigilantes o cuidadosos con lo que decimos.
B. Es poderosa porque puede influir sobre un gran grupo de gente.
Proverbios 11:10-11 “En el bien de los justos la ciudad se alegra; Mas cuando los impíos
perecen hay fiesta. 11 Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida; Mas por
la boca de los impíos será trastornada”. Nótese que no dice que por sus pensamientos o
intenciones ni siquiera por sus acciones, la ciudad será trastornada, sino por su boca. La boca
de un impío tiene el poder de trastornar una ciudad entera. Un ejemplo de esto lo podemos
ver en Tesalónica en Hechos 17:5-8
“Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, (De Pablo y Silas que estaban
predicando) tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba,
alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6 Pero
no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad,
gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; 7 a los cuales
Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro
rey, Jesús. 8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas”.
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Cuando se juntan un falso rumor y la ociosidad, pueden conmocionar a una ciudad entera. El
impío con sus palabras destruye la paz, la armonía entre los habitantes originando pleitos y
divisiones. Por ejemplo una marcha que podía haber sido pacifica se convierte en
vandalismo. Solo hace falta que uno empiece para que los demás ociosos lo sigan. La boca
de un impío tiene el poder de afectar para mal el lugar donde vivimos.
¿Pero qué sucede cuando el boca suelta es nuestro gobernante? ¿Un hombre que no cumplió
las promesas hechas en campaña. Que prometió que habría más empleos, que los alimentos
de la canasta básica bajarían, que la atención medica sería más accesible, etc. y más
promesas que eran mentira y que nunca trato de cumplir? Lamentablemente la integridad
moral y la veracidad parecen haber desaparecido. El pueblo se ha dado cuenta que todo era
charlatanería engañosa. Y como resultado despertó toda clase de desórdenes y desmanes en
la ciudad. Así están muchas ciudades en el mundo, incluso países entero, en un estado caos
por causa que la impiedad de sus gobernantes.
Salomón bien escribió: “La justicia engrandece a la nación; Mas el pecado es afrenta de las
naciones” (Proverbios 14:34). Muchos lamentan el estado en que se encuentra la sociedad o
el lugar en donde viven, sin embargo, a veces nosotros mismos hemos contribuido para eso
sea así.
C. Es poderosa porque puede causar vida o muerte.
Proverbios 18:21 dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama
comerá de sus frutos”. Es decir, el que ama mucho usarla, “comerá de sus frutos” es decir,
sufrirá las consecuencias de sus propias palabras para vida o para muerte Esto quiere decir
que las palabras que salen de nuestra boca son como semillas y depende de lo que
sembremos eso segaremos (Gálatas 6:7), porque la lengua tiene ese poder. Así que, nuestras
palabras determinan nuestro destino. Aquí solo tú eres tu propio juez que pronunciara
sentencia para vida o para muerte. Las palabras de un necio pueden causar su propia muerte
y la muerte de los que le rodean, pero el uso sabio de las palabras conduce a una vida feliz y
satisfactoria para él y para los que le rodean. Porque da frutos de vida y porque enseña el
camino a ella. Y también porque da frutos de muerte y porque enseña el camino a ella.
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Así que, sinceramente reflexionemos: ¿Cómo le hablamos a nuestros hijos, a tu esposa (o), a
nuestros padres, a nuestros vecinos, a los hermanos de la iglesia, etc. Si estamos tratando de
hablar con gracia buscando su edificación vamos por buen camino y seguro estaremos
dándoles viva. Pero si hablamos dejándonos llevar por nuestras emociones alteradas de
seguro iremos dejando heridos y muerte a nuestro paso.
IV). El origen de lo que expresa nuestra lengua.
¿De dónde nace o se origina todo lo que expresa nuestra lengua? ¿Por qué dos personas pueden
llegar a tener un vocabulario completamente diferente? Bueno, Jesús enseño que lo que sale al
exterior es, en realidad, solo lo que hay en el interior del corazón del hombre.
A. El origen es el corazón.
Mateo registra las palabras que Jesús les dijo a los judíos: “¡Generación de víboras! ¿Cómo
podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del
mal tesoro saca malas cosas. 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los
hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mateo 12:34-36).
Jesús enseña aquí que las palabras revelan la condición del corazón. Revelan la espiritualidad
de cada quien. Escuchar a una persona nos dice si tiene corazón limpio o corazón sucio. Aquí
presenta a dos hombres que durante años tuvieron la costumbre de guardar o atesorar en el
cofre de su corazón toda clase de sentimientos y emociones, de tal manera que está lleno,
abunda, rebosa, etc. Y cuando hablan, uno saca de lo bueno que guardó, solo cosas buenas.
Pero el otro cuando habla, saca de lo malo que guardo, solo cosas malas. Porque en el
corazón se fraguan todas las cosas. Jesús dijo:
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el
engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 23 Todas estas
maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7:21-23). Jesús enseño aquí
que el pecado no es el resultado de factores externos, sino internos, del corazón nuestro. A
veces hay quien sataniza ver televisión, escuchar buena música, las redes sociales, ir al cine o
ir a la playa, etc. Porque dice que son pecado. Pero se le olvida que la maldad está dentro del
corazón nuestro y de eso depende el uso que se hace de éstas cosas. Cuando pronunciamos
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palabras lascivas, chistes groseros, mentiras, apodos, maldiciones, etc. solo estamos
demostrando lo que hay dentro de nosotros.
Pero también dentro del corazón sale lo bueno: Proverbios 16:23 dice: “El corazón del sabio
hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios”. El que es sabio de corazón, sabe
cuándo hablar, como hablar, y que hablar. De tal manera que hace aceptable lo que dice. El
corazón sabio es el yo realizado. Así que, todo lo que decimos tiene una fuente, el corazón.
Pero depende de lo que decimos demostramos si tenemos bueno o malo el corazón.
B. El origen es de quien este en el corazón.
Si alguien tiene limpio el corazón y expresa palabras buenas, ¿A qué se debe? Y si alguien
tiene el corazón sucio y expresa malas palabras, ¿A qué se debe? Se debe a quien esté
alimentando el corazón. Según Santiago la lengua mala recibe su influencia de las fuerzas
del infierno: “Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre
nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella
misma es inflamada por el infierno” (Santiago 3:6).
Santiago va tras la verdadera raíz de las malas palabras y dice que Satanás es la fuente
máxima de una lengua mala. “La lengua fue colocada por Dios en el cuerpo humano,
indudablemente para expresar alabanzas al Creador. El pecado, sin embargo, ha hecho que se
convierta en un terrible instrumento satánico” (Santiago Evis L.Carballosa). El hombre que no domina su
lengua se convierte en un instrumento del infierno para destruir a los demás. Satanás y sus
ángeles alientan y se deleitan en ver a los seres humanos destruirnos unos a otros con la
lengua. Quieren que nosotros tengamos el mismo final que ellos. (Mateo 25:41)
El corazón del justo está siendo alimentado por Dios dando la capacidad de hablar lo que
conviene. El profeta Isaías reconoció esta verdad. Pues dijo: “Jehová el Señor me dio lengua
de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana,
despertará mi oído para que oiga como los sabios” (Isaías 50:4). Aun la gente del mundo se
da cuenta del cambio de vocabulario que Cristo ha producido en nosotros.
Los del sanedrín estaban sorprendidos de lo que Cristo había hecho con sus discípulos:
“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y
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del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13).
Porque eran personas que no tenían preparación académica ni cualificación profesional y sin
embargo, hablaban con valor de la palabra de Dios. Así que, atribuyeron su osadía a que
habían estado con Jesús en el pasado. Solo Jesús puede cambiar nuestra vida. Pero lo hace
desde adentro, desde el corazón. Porque sabe que si cambia nuestro interior puede cambiar
toda nuestra vida incluso nuestro vocabulario. Y una vida cambiada puede convencer a la
gente del poder de Cristo.
V). Contrastes entre la lengua del justo o sabio y la lengua del impío o necio.
Así que, depende de quien este alimentando nuestro corazón será el tipo de lengua que vamos a
tener, es necesario que veamos algunos contrastes entre la lengua del junto y la lengua de impío.
Una lengua que ha sido limpiada por Dios y la otra que todavía está sucia.
A. Ejemplo 1. Proverbios 10:32
“Los labios del justo saben hablar lo que agrada”
El “saber” aquí indica conciencia. El justo habla palabras que edifican, que instruyen y
ayudan a los demás. Porque sabe que hay palabras que ofenden y lastiman. El justo dice: “El
temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca
perversa, aborrezco” (Proverbios 8:13). Y por tanto, habla palabras que honran a Dios y
habla palabras que son agradables a los hombres. Y es por eso se ganan el favor de la gente.
“Mas la boca de los impíos habla perversidades”.
Un impío es aquel que tiene una actitud contraria a la piedad. No respeta a Dios ni a su
palabra. Por tanto, como en su corazón no está Dios, habla solo perversidades. Aquí
hablamos de algo intencional, habla palabras que desagradan a Dios y ofenden y provocan a
los hombres y por eso las dice. Para él es un placer hablar mal de los demás sin importar el
daño que les pueda causar. Se deleita en lanzar palabras crueles. Con razón dice Salomón:
“El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca”
(Proverbios 6:12).
B. Ejemplo 2. Proverbios 12:13
“El impío es enredado en la prevaricación de sus labios”
Es decir, en la “transgresión” (Biblia de las Américas), “falsedad” (Biblia textual), “delito” (Biblia de Jerusalén) de sus
propias palabras. Aquí habla de un impío que para beneficiar a alguien o para beneficiarse
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así mismo, miente o calumnia contra un inocente. Tuercen los hechos para hacer creíbles sus
declaraciones. Pero termina enredándose en sus propias palabras. Nos da la imagen de una
presa que cae en la red de un cazador. Pero en este caso, el cazador cae en su propia trampa.
Porque de tantas mentiras que dice termina contradiciéndose. Y para cubrir una mentira,
necesita inventar más mentiras y termina creándose enemigos y exponiéndose al mismo
juicio de Dios y de los hombres. (Así que, el mentiroso tiene que tener mucha memoria para
no contradecirse)
“Mas el justo saldrá de la tribulación”
Aunque si bien es cierto que el justo puede caer en alguna tribulación, porque el hecho de ser
cristianos no nos exceptúa de pasar por alguna tribulación. Sin embargo, el justo porque es
honesto y honrado y siempre dice la verdad, (pues, sus labios están siendo guiados por Dios,
lo que constituyen su defensa firme) podrá salir de la tribulación que le ponen sus enemigos.
Porque con sus buenas palabras y buena conducta se granjeara amigos y Dios le
recompensara.
C. Ejemplo 3. Proverbios 15:28
“El corazón del justo piensa para responder”
Aquí “corazón” es sinónimo de mente. Por eso dice que “piensa para responder”. El que es
justo como prudente va a pensar bien sus respuestas antes de hablar. Las medita, las
reflexiona, para no causar confusiones o heridas a su prójimo. Porque sabe que responder
apresuradamente puede causar muchos problemas. Por eso se toma su tiempo para responder
y busca las palabras adecuadas para que sea beneficiosa.
“Mas la boca de los impíos derrama malas cosas”
A diferencia del justo, el que es impío no piensa, no reflexiona lo que va a decir. No le
importa si son adecuadas sus palabras o si vienen al caso. Tiene en la punta de la lengua la
maldad que hay en su corazón y la derrama como un rio derrama sus aguas. Sin pensar a
quien puede causar daño. No respeta ni las personas ni el lugar en donde está. Abraham
Lincoln dijo: “Mejor es callar y que sospechen de tu poca sabiduría que hablar y eliminar
cualquier duda sobre ello” (http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=592).
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VI). Razones para dominar la lengua.
Se ha dicho según un estudio, que las mujeres hablan tres veces más que los hombres, “pues
mientras en promedio salen unas 20 mil palabras al día de la boca de una mujer, el hombre solo
usa 7 mil, es decir, 13 mil menos que la fémina promedio” (http://archivo.eluniversal.com.mx/notas/585668.html). Pues,
aunque esto sea verdad, cierto es también que aun con esas pocas palabras que salen de la boca
del hombre también suele meterse en muchos problemas. Por eso es que en todos los seres
humanos Dios puso dos puestas en nuestra lengua. Una de hueso que son nuestros dientes y la
otra de carne que son nuestros labios. Para que hablemos lo que sea necesario. Pues la Biblia
habla en contra del que no domina su lengua diciendo: “El hombre deslenguado no será firme
en la tierra; El mal cazará al hombre injusto para derribarle” (Salmos 140:11). Así que,
veamos por qué debemos dominar nuestra lengua.
A. Porque nos hace caer en pecado.
A veces conocemos personas que decimos que “Hablan hasta por los codos” porque son
personas que hablan mucho. Y cuando se habla demasiado siempre hay la probabilidad de
decir algo malo. Por eso Salomón dijo: “En las muchas palabras no falta pecado; Mas el
que refrena sus labios es prudente” (Proverbios 10:19). Dice un proverbio inglés que “la
palabra es plata, pero el silencio oro.” Pero los que son habladores compulsivos no saben
guardar silencio. Y en sus muchas palabras poco pensadas muchas veces aparecen críticas,
quejas, mentiras, chistes indecentes, etc. Generalmente para llamar la atención. Poniéndose
así bajo pecado. El dicho de que “el pez por la boca muere” se hace una realidad en él. Sin
embargo, el que se domina a sí mismo para no hablar a la ligera es considerado “prudente”.
Porque evita pecar, evita caer en vergüenza, y evita tener que pedir perdón por lo que dijo.
De allí el dicho: “en boca cerrada no entran moscas”.
B. Porque nos hace tener problemas.
Hay palabras que pueden herir u ofender y pueden provocar a la violencia o a tener
problemas legales. Por eso Salomón dijo: “El que guarda su boca guarda su alma; Mas el
que mucho abre sus labios tendrá calamidad” (Proverbios 13:3). El que tiene dominio sobre
su lengua guardara su propia vida en paz y tranquilidad. Pero el que no refrena su lengua
tendrá problemas. Aquí le llama “calamidad” es decir, desgracia, adversidad o infortunio.
La lección es clara: cuida lo que dices, pues se puede volver en tu contra.
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¿Te has sentido preocupado e intranquilo porque sabes que lo que dijiste no debiste haberlo
dicho? ¿Te has sentido temeroso porque no sabes las repercusiones que pueden traer tus
palabras? Es por eso que repetidamente la Biblia nos amonesta a tener cuidado de nuestra
palabras. Salomón dijo: “El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias”
(Proverbios 21:23). De allí que alguien dio este consejo: “Hijo mío, no charles
excesivamente, de modo que manifiestes cuanto viene a tu mente..., pues la palabra es como
un pájaro, que, si se suelta, el hombre no puede volver a cogerlo” (Biblia Com. Por profesores de Salamanca Texto
Nacar Colunga)
.
C. Porque nos compromete.
Salomón dijo: “Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que
para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. 2 No te des prisa
con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está
en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras” (Eclesiastés 5:1-2). Si
hablar en una conversación normal de manera apresura sin reflexionar es un error, cuanto
más en una oración. A veces quien dirige la oración usa muchas palabras para impresionar a
la audiencia o para querer impresionar a Dios como intentó hacerlo el fariseo. (Parábola del
fariseo y el publicano. Lucas 18:9-14). A veces se trata de remediar con sus palabras, lo
deficiente de sus obras. Pero la presencia del Todopoderoso no es lugar para hablar de
manera precipitada o compulsiva.
Considerando el verso 1 tal parece que Salomón se está refiriendo aquellos que se apresuran
a prometerle a Dios hacer tal o cual cosa, sin pensar si pueden hacerlo o no. Como le paso a
Jefté cuando prometió ofrecer en sacrificio lo primero que saliera de su casa y que fue su
hija, luego le dolía mucho tener que hacerlo (Jueces 11:30-31). A veces hay quien promete
donar algo para construir el edificio de la iglesia o para comprar algo para la iglesia y hay
quien lo hace delante de todos para que se enteren y luego le duele tener que cumplirlo. Por
eso es que Jesús advierte contra los juramentos (Mateo 5:33-37). Es mejor no prometer, que
hacer una promesa a Dios y no cumplirla. Porque hacer promesas nos compromete delante
de Dios y si se enteraron los demás, también estamos comprometidos con ellos.
Y la razón del porque no debemos apresurarnos a prometer es: “porque Dios está en el cielo,
y tú sobre la tierra”. Es no significa que Dios está lejos de nosotros, sino que Dios es
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majestuoso y por tanto debemos acercarnos con una actitud humilde y temerosa y no hablar
por hablar.
D. Porque nos afecta la adoración.
Santiago dijo: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que
engaña su corazón, la religión del tal es vana” (Santiago 1:26). Una cosa es lo que uno cree
y otra cosa es la realidad. Santiago dice que “si alguno se precia de ser religioso o devoto”
(Biblia Torres Amat)
vana”
. Pero no refrena su lengua su “religión” es decir, su “la adoración del tal es
(N.T Peshitta)
. Su adoración no la acepta Dios. Porque no es verdaderamente adoración a
Dios, sino un simple formalismo. Si alguno cree que porque va a la iglesia, canta, ora, da
ofrenda, participa de la comunión y escucha el sermón, ya está bien con Dios, sin la
necesidad de controlar su lengua, se engaña a sí mismo y todo lo que hizo en el servicio de
adoración no sirvió de nada. Quizás Santiago está pensando en aquellos que en la iglesia son
de una manera y fuera de ella son de otra manera. En la iglesia alaban a Dios y fuera
maldicen y ofenden a sus semejantes. Y por tanto, su adoración el domingo no sirvió de nada
porque fue pura religiosidad vacía.
E. Porque nos pone en peor situación que la del necio.
El Proverbio dice: “¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio
que de él” (Proverbios 29:20). Mas esperanza puede haber en un necio porque puede ser
necio por ignorancia. Y el necio puede recibir corrección ante la insistencia de las razones
más pronto que aquel que está dispuesto hablar más que escuchar. El no saber callar le
imposibilita la oportunidad de aprender. Una persona así ni cómo ayudarlo. Por eso se puede
esperar más del necio que el que mucho habla. Porque no reflexiona ni medita en sus
palabras, solo la suelta como una presa suelta el agua y que a su paso va arrasando con todo.
VII). El cómo dominar la lengua.
A. Necesitamos pedir la ayuda de Dios.
Si nosotros no podemos dominar nuestra lengua, Dios si lo puede hacer. Es por eso que
debemos pedirle a Dios que nos ayude porque solos no podemos. El salmista estaba
consciente de esta verdad por eso pedía a Dios diciendo: “Pon guarda a mi boca, oh Jehová;
Guarda la puerta de mis labios” (Salmos 141:3). El salmista tenía temor de decir cosas
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malas que pudieran ofender a Dios y afectar al prójimo y por eso pide un guarda o custodio
que fuera puesto en su boca, como a la entrada de una fortaleza, para prevenir que no se le
escape alguna palabra mala. Si el salmista estaba consiente que no podía controlar su boca
sin la ayuda de Dios, nosotros también lo debemos estar. Todos debiéramos de pedir a Dios
que nos de autocontrol.
B. Necesitamos seguir el modelo de Cristo
Jesús es el modelo más grande que tenemos para aprender a callar aun cuando se está
cometiendo una injusticia en nuestra contra. Isaías dice de el: “Angustiado él, y afligido, no
abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:7). Jesús no protesto, o se quejó y
respondió de la misma forma. Porque Jesús estaba pensando en el futuro, en el futuro
nuestro. Del bien que nos haría soportar todas esas humillaciones. El apóstol Pedro nos dice
que nosotros debemos seguir sus pisadas. Pues el Señor fue paciente aún ante provocaciones:
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su
boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no
amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:21-23).
Ninguna palabra amenazante salió de su boca ni maldiciones. ¿Cuál era el secreto?
“encomendaba la causa al que juzga justamente”. Sabía que tarde o temprano Dios iba a
intervenir y hacer justicia. Cuando nosotros en lugar de aprender de Cristo intervenimos,
estamos quitándole a Dios que lo haga. Estamos diciéndole a Dios que no lo necesitamos y
que nosotros tomaremos cartas en el asunto. Así que, cuando insultamos, maldecimos,
amenazamos, etc. estamos evidenciando que alguien más ha sido nuestro maestro y no el
Señor Jesucristo.
C. Necesitamos ocuparnos en nuestros propios asuntos.
Para poder vencer nuestra lengua necesitamos estar determinados a vigilar nuestros propios
pasos, es decir, nuestra conducta. Como el salmista que dijo: “Yo dije: Atenderé a mis
caminos, Para no pecar con mi lengua; Guardaré mi boca con freno, En tanto que el impío
esté delante de mí” (Salmos 39:1). Y vigilar con cuidado para no tropezar. Debemos vigilar,
nuestras palabras y acciones. Se trata de resistirse a caen en la trampa del diablo. Prestar
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atención a nuestros caminos en el trabajo, en la escuela, en el hogar, en el lugar donde uno
vive, en la iglesia, donde quiera que andemos. Estar vigilantes de nuestra propia vida, en
lugar de la vida de los demás, puede ayudarnos a dominar nuestra lengua.
Ésta es una de las razones del porque cayeron en pecado las viudas de las que Pablo habla en
1 Timoteo 5:13. Porque en lugar de ocuparse en lo suyo propio, se ocuparon de la vida de los
demás: “Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente
ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran”. Por eso para
dominar nuestra lengua debemos alejarnos de esos grupitos donde siempre hay chismes. El
apóstol Pedro nos da esta amonestación: “Así que, ninguno de vosotros padezca como
homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno” (1 Pedro 4:15).
D. Necesitamos aprender el arte oír más y hablar menos.
Jesús dijo: “El que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 13:9). Porque muchos tienen oídos
pero no oyen. Los oídos los tenemos y se nos fueron dados, no como adornos, sino para que
oigamos. Alguien dijo que, Tú puedes saber cuán sabia es una persona, por la forma como
escucha. Porque saber oír es un arte. Por eso también Santiago dice: “Por esto, mis amados
hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”
(Santiago 1:19). Según Santiago es mejor oír que hablar. Porque oír lo que alguien más dice
es señal de respeto y manifiestas interés. Porque según Salomón, el “que responde palabra
antes de oír, Le es fatuidad y oprobio” (Proverbios 18:13). Es decir, le es “necedad y
vergüenza” (Biblia Dios Habla Hoy). Generalmente los seres humanos hablamos más y oímos menos y
por eso nos metemos en problemas. La mayoría de las veces es mejor hacer una pausa y
guardar silencio que hablar. Aquellas personas que no saben o no pueden o no se dan el
tiempo de escuchar a los demás, de seguro muy pronto dejarán de escuchar a Dios.
E. Necesitamos pensar antes de hablar.
Salomón dijo: “El corazón del justo piensa para responder; Mas la boca de los impíos
derrama malas cosas” Proverbios 15:28). Esto es conectar el cerebro con la lengua. Cuando
pensamos o meditamos lo que vamos a responder podemos tener control de nuestra lengua.
El justo reflexiona antes de hablar porque sabe que responder apresuradamente puede causar
muchos problemas. Por eso se toma su tiempo para responder y busca las palabras adecuadas
para que sea beneficiosa. Así que, pensar antes de responder nos ayuda: 1. A no responder
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bajo el impulso de nuestras emociones. 2. A no pronunciar alguna palabra mal dicha que
pueda originar una guerra. 3. A ser claros en lo que queremos decir, etc. Quien no piense
antes de hablar estará condenado a infelicidad y al conflicto permanente.
Por eso se ha hecho la campaña publicitaria de “Cuente hasta 10”. Porque quieren que la
gente piense antes de hablar o actuar y no se dejen llevar por sus emociones alteradas. La
capacidad de pensar y razonar es un rasgo distintivo del ser humano y no hacerlo cuando
hablamos es rebajarse a otro nivel. Así que, nuestras palabras y acciones deben ser el fruto de
una reflexión previa y no de la irreflexibilidad.
VIII). Los benéficos de cuidar nuestra lengua.
A. El beneficio de la satisfacción propia.
El Proverbio dice: “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; Y la palabra a su
tiempo, ¡cuán buena es!” (Proverbios 15:23). Existe una verdadera satisfacción cuando se
puede dar una respuesta útil y edificante y sobre todo cuando se da a tiempo. Es decir, en el
momento exacto, en el momento que se necesitaba. Porque sabes que pudiste hacer un bien.
No solo es una bendición para el que la recibe, sino también para el que la da. Pues, muchas
veces las buenas palabras son inútiles y hasta contraproducentes por haber sido pronunciadas
de mala manera o a destiempo.
B. El beneficio de crear amistades.
El proverbio dice: “El que ama la limpieza de corazón, Por la gracia de sus labios tendrá la
amistad del rey”. (Proverbios 22:11). La “gracia de los labios” es el resultado de tener un
corazón limpio. La palabra “gracia” se refiere a palabras agradables y placenteras. Cuando
salen de nuestra boca palabras honestas, decentes, veraces, carentes de engaño, y de
adulación, de egoísmo y malas intenciones, aun de los más poderosos querrán tenernos cerca.
Habrá gente que le guste tu compañía, porque tus labios son labios de gracia. Pero si siempre
te estas quejando, criticando, maldiciendo, etc. Aun tus mismos amigos se retiraran de ti. Así
que, si nuestros labios pronuncian palabras con gracia de seguro tendremos muchos amigos y
que querrán escucharnos. Porque saben que siempre aprenderán al bueno de ti.
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C. El beneficio de vivir más felices.
El apóstol Pedro dijo: “Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su
lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño” (1 Pedro 3:10). Refrenar la lengua del mal es
no volver insulto por insulto. Que sus labios no hablen engaño es decir, no devolver mentira
por mentira. Eso significara vivir una vida más pacífica, más feliz. No nos meteremos en
problemas por nuestras palabras. No hablamos de más. Se trata aquí de vivir la vida de Dios.
Conclusión
Una de las tareas más difícil que tenemos los cristianos es saber dominar nuestra lengua. Ya
que muchos han caído por causa de ella o muchos han salido bien librados por ella. Para
escoger bien nuestras palabras se precisa de tiempo y el deseo de agradar a Dios.
Necesitamos mucha ayuda de Dios para poder distinguir el “tiempo de callar y tiempo de
hablar” (Eclesiastés 3:7). Tratar a otros como quisiéramos ser tratados debe ser una muy
buena motivación para procurar hablar lo que contiene y de la manera correcta. Pues,
nuestras palabras reflejaran la clase de personas que somos y la intención que tenemos. Que
Dios nos bendiga en esta gran tarea.
Juan Ramón Chávez
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