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Iglesia de Cristo Monte de Sion – Ministerios Elim
Area de Discipulados
LA MÚSICA DE DIOS
Alguien dijo: “La música atrae la presencia de su autor.”. Esto es muy cierto. La
música es capaz de transmitir no solo el pensamiento del autor sino aún mas, su
espíritu.
Se ha llegado a la conclusión no solo de medios religiosos sino también científicos,
que las ondas del sonido son muy buenas conductoras de espíritus.
La Iglesia de Cristo, en todo el mundo debe pedirle al Señor discernimiento para
poder identificar de que fuente es la música que escucha.
En el ámbito Cristiano, se encuentra ahora de todo. Yo no trato de decirte que clase
de música cristiana oír, sino dejarte guiar por el Espíritu de Dios al escoger tu
música cristiana.
Cristo dijo: “Cuando venga el Espíritu de verdad, El os guiara a toda la verdad, El
me glorificará; por que tomara lo mió y os lo hará saber.” Juan 16:12-13, Levítico
10:10.
Desde el Huerto del Edén, podemos darnos cuenta que habían 3 voces que Adán
podía escuchar:
1. La voz de Dios.
2. La voz de su conciencia (su nombre natural).
3. La voz de Satanás.
Hoy en nuestro días, esas 3 fuentes abiertas, pues aún el Apóstol Pablo habló que
en los últimos tiempos había 3 clases de doctrinas:
1. Sana Doctrina (de Dios) (1 Timoteo 1:10-11).
2. Doctrinas de hombres (Mateo 15:9; Colosenses 2:22).
3. Doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1).
Estas 3 fuentes se reflejan también en la música.
MÚSICA DE DIOS:
a) Esta música aunque ministra el alma y el cuerpo, su ministración principal es al
Espíritu del oyente.
La música de Dios, glorifica a Dios y nunca al hombre, en Deuteronomio 10:21
dice “El Dios es el objeto de tu alabanza…”. Iglesia de Cristo, El, nuestro santo y
poderoso Dios, sólo El es digno de alabanza y adoración.
David escribió en Salmo 45:1: “Rebosa mi corazón palabra buena, dirijo al Rey mi
canto…”
David no dice dirijo a la congregación mi canto, ni tampoco, dijito al hermano que
nos visita mi canto, el dijo: Dirijo al Rey mi canto.
Levantemos nuestra voz al cielo y cantémosle solamente al que es digno de
alabanza y adoración.
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b) La música de Dios: nos lleva a una entrega total a El.
Observemos a David:
David cuando ministraba al Señor con música y alabanza, su corazón se humillaba
delante de Dios, de tal forma que se olvidaba que era Rey y se vestía de
Sacerdote.
La palabra de Dios nos dice que somos reyes y sacerdotes (1 Pedro 2:5; Apocalipsis
1:5-5) ¡Amen Reyes! Esto significa autoridad.
Debemos ser reyes cuando peleamos contra las huestes del maligno y echarlas
fuera de la tierra que Dios nos heredó.
Pero la música de Dios hace que su presencia descienda del cielo (Salmo 22:3) y
cuando esto pasa, debemos convertirnos en sacerdotes y ofrecerles nuestras
coronas ósea nuestros privilegios, nuestro ministerio a El en adoración.
Esto es lo que provoca la Música de Dios, una entrega total.
EJEMPLOS:
Cuando Isaías fue llevado al cielo (Isaías 5) en visión y sintió la presencia de Dios,
y seguramente también los querubines que adoran delante del trono de Dios, fue
movido a humillarse delante de Dios.
OTRO EJEMPLO:
Juan en Apocalipsis 1:17, cuando fue llevado al cielo y sintió la gloria de Dios, cayó
como muerto.
Cuando hay música de Dios en algún lugar, el orgullo humano no puede estar de
pie, la religión humana no puede estar de pie, pues en la gloria de Dios nadie
puede estar de pie, ¡Aleluya!
c) La música de Dios abunda en melodía.
La música consta de partes:
1. Melodía
2. Armonía
3. Ritmo
1. MELODÍA: Viene de la palabra Melhos, que significa Espíritu.
La melodía ministra al espíritu.
La melodía, en términos muy generales es la letra del himno, coro o canción que
se cante.
La música de Dios, se caracteriza por su hermosa melodía.
Muchos de nosotros al escuchar la melodía (la letra) de un himno inspirado por
Dios, hemos sido introducidos a su preciosa presencia.
Ejemplos de algunas melodías, melodías como la de los himnos.
1.
2.
3.
4.
Padre de misericordia muéstrate hoy a mí…
Por que soy un necesitado.
Dame un corazón sensible.
Cánticos que nos han llevado a experimentar muchas veces su dulce
presencia.
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2 ARMONÍA: En pocas palabras, es la música que acompaña la melodía más
hermosa y fácil de cantar.
La armonía, ministra nuestra Alma, mas recordemos que aunque la música tiene
armonía, es la Melodía la que debe sobresalir.
Observaciones:
Si usáramos más armonía que melodía en nuestros himnos y coros,
estaríamos ministrando más el Alma del pueblo de Dios y no su espíritu.
Por esa razón dijimos que la melodía debe hablar de Dios y debe ser la que
sobresalga para que el pueblo de Dios centre su adoración y alabanza en El
y no en los que están ejecutando los instrumentos.
En lugares donde la armonía predomina, regularmente se miran grandes
SOLOS por los músicos: aquí la atención es quitada de Dios y pierde la
visión del culto de adoración.
Hermanos Directores y músicos de Dios, hagamos que el pueblo de Dios
siempre participe de los dones que Dios nos ha dado, para que juntos
entremos al lugar Santísimo.
3 . El RITMO: Es la parte de la música que nos ayuda a cantar a una misma
velocidad, para que nuestros himnos y coros no provoquen un desorden.
Regularmente se usan tamboriles, panderetas o batería.
Ninguno de estos instrumentos es malo, si este es ejecutado por alguien lleno del
Espíritu de Dios.
El Ritmo, no debe de sobresalir más que la armonía, ni que la melodía.
Debemos de tener cuidado con el ritmo, pues éste ministra el cuerpo.
Si nuestros himnos y coros abundan mas en ritmo que en armonía y melodía,
estaremos ministrando solamente el cuerpo.
Usemos el ritmo para gozarnos delante de Dios en coros rápidos y en himnos
majestuosos, pero no dejemos que el ritmo nos use a nosotros.
Solo el Espíritu Santo en los líderes de alabanza y en los pastores nos dará un
equilibrio perfecto usando la melodía, armonía y ritmo.
Hemos hablado que la música de Dios abunda en melodía, aunque se ayuda con la
armonía y el ritmo.
La música de Dios, también ministra gozo, alegría, regocijo, victoria, pues nuestro
Dios no es un Dios triste (Sof. 3:17). Gocémonos con la música de Dios cantando
himnos majestuosos y hermosos que nos elevan al mismo trono de Dios, pero
también cantemos coros jubilosos que nos permitan celebrar la victoria de Dios en
nuestra vida.
Ejemplos Espirituales de la música de Dios:
a) David: 1 Samuel 16:18-23.
b) Josafat: 2 Crónicas 20:21-22c) Pablo: 16:25-26.
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LA MÚSICA DEL HOMBRE:
Mientras el cristiano espiritual es Cristo-céntrico y siempre enfoca su alabanza a
Dios, el hombre es egocéntrico y siempre trata de llamar la atención a si mismo o a
cosas terrenas que el alma o admira.
LA MÚSICA DE DIOS:
Nace en el corazón agradecido y lleno de paz.
Mientras que la música del hombre, nace de un corazón insatisfecho y lleno de
intranquilidad y amargura.
Por eso es que miramos que en el mundo, le cantan al amor que se fue.
Nosotros le cantamos al amor que tenemos dentro de nosotros, Cristo el cual es
eterno.
El mundo le canta al árbol o la nube de donde se cayó alguien.
Mientras que nosotros les cantamos al que creo los árboles y al que hizo a las
nubes. ¡Gloria a Dios!
La música del mundo: no abunda en la melodía sino en la armonía, por eso es que
mueve los sentimientos solamente y no provoca ningún cambio de actitud en el
oyente, sino solamente tristeza y anhelos ilusorios.
Hay jovencitas cristianas y jóvenes cristianos que todavía escuchan música
mundana, después terminaran deprimidos o a veces hasta anhelando casarse con
el artista.
Recordemos que el Rey David dijo:
“Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias: mas Yo en Jehová he
esperado.” Salmos 13:6.
Por eso dijimos que la música atrae la presencia de su Autor.
Jóvenes cristianos, dejen esa música y llenen su corazón de la música que no sólo
exalta a Dios, sino que también nos acerca a El.
Ejemplos Espirituáles de la música del hombre:
Salomón, no teniendo la misma visión de su padre, David, no puso cantores para
que deleitaran el corazón de Dios.
El hizo de cantores y de cantoras para que le cantaran al mismo y no a Dios.
Eclesiastés 2:8:
Herodes fue agradado con música y danza.
Mateo 14:6, Isaías 14:12-14.
Música de Satanás:
La música de Dios abunda en la melodía, ministrando el espíritu como prioridad.
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La música de Satanás abunda en el ritmo, ministrando el cuerpo del oyente,
aunque hoy en día esta música, por la melodía, que usa, es capaz de ministrar el
espíritu.
El hombre por si sólo no puede ministrar al espíritu de otro hombre.
Dios que es espíritu es capaz de ministrar el espíritu del hombre.
Satanás que también es espíritu es capaz de ministrar al espíritu hombre usando su
música como el rock, el rock era antes demasiado pensado en ritmo y ministraba
en forma exagerada el cuerpo.
Ahora no solo es eso, sino que ahora esta música tiene melodías (letras) que son
reveladas a los que ministran esta música, directamente del infierno.
Cristo dijo: Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:63).
Las palabras de Satanás en muchas de sus canciones también son espíritu, pero
son muerte.
Así como la música de Dios nos acerca a Dios y nos llena de su Santa Unción así
también, la música de Satanás (el Rock, Rap, The New Wave) y otros tipos de su
música acercan al oyente a Satanás y nos llena de la unción de la cual es mentira,
rebelión en contra de las autoridades.
Hoy en día está en medios de comunicación seculares en donde tal vez ni saben de
Dios, alerten a la juventud del mundo a apartarse de esta música.
Ahora en el ámbito cristiano me permito usar las palabras del apóstol Pablo en
efesios capitulo 5 y versículo 3 “La fornicación, y toda impureza (El Rock) o codicia,
ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los Santos…” El Rock y la
música de Satanás son impuros y llenos de rebeldía.
Santos de Dios apartémonos de esta música y como buenos sacerdotes de nuestra
casa, también apartemos a nuestros hijos de esta música a través de la enseñanza.
Ejemplos escritúrales de la música de Satanás:
-
En Daniel Cap. 3:4-7 vemos que Nabucodonosor que simboliza a la bestia de
Ap. 13 ordena a que adoren a su estatua al son de música, de la misma
forma como adoran al diablo hoy al son del Rock and Roll.
-
Dios ha permitido destruir esta música Apocalipsis 18:21-22.
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