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Oraciones de Sanación Interior - Parte 1
Dentro de las muchas oraciones que existen, encontramos la que se denomina Oración de
Sanación interior o Sanación de los recuerdos, por medio de la cual invitamos al Señor a que
recorra todos los momentos de nuestra existencia, desde el momento de nuestra concepción
hasta el momento actual, y que con su infinito poder, Él, que es Dios, que nos ha creado y para
quien nada es imposible, haga en nosotros una nueva creación y, al recorrer todos los
momentos difíciles de nuestra existencia, vaya sanando todas y cada una de las heridas que la
vida nos ha dejado o que las personas nos han ocasionado.
Esto no resulta fácil para muchas personas, porque desafortunadamente tienen que volver a
vivir el momento o los momentos difíciles por los que han tenido que pasar, las amarguras que
han tenido que afrontar y que han causado su odio o su rencor, por lo que debe realizarse
dentro de un estado de oración, en el cual se le ha pedido previamente a Jesús que coloque en
nosotros sus sentimientos, su capacidad de olvidar y de perdonar, ya que con nuestros
sentimientos humanos nos es imposible por nuestros propios medios llegar al perdón, que es
un don de Dios.
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Para realizar eficazmente esta oración, ayudados por el Espíritu Santo, debemos traer a la
mente cada una de las personas que nos han ocasionado heridas o que nos han llenado de
tristezas.
Como la sanación de los recuerdos es un proceso, el Señor irá colocando persona a persona, y
a cada una debemos llamarla por su nombre propio y establecer el problema o los problemas
determinados que se presentaron y que deben ser motivo de perdón.
Bajo este contexto vamos con la ayuda del Señor recorriendo todos los momentos aciagos de
nuestra vida y con la gracia de su perdón, empezamos a mirar a cada persona con los ojos de
Dios, empezamos a sentir por ella, con el corazón o los sentimientos de Dios, sólo a través de
los cuales podemos declararlos inocentes, al comprender que no sabían lo que hacían, y en el
poder de la Sangre de Jesús, empezamos a cortar toda atadura o nexo, que por causa del
rencor, del resentimiento o del odio hay con la persona que requiere de nuestro perdón.
ORACION
Señor Jesús, te doy gracias por enseñarme que debo perdonar siempre a todos los que me
han ofendido, que debo olvidar todas las ofensas que me han hecho y que debo colocar en tu
misericordioso corazón y en la llaga siempre abierta de tu sacratísimo costado, todos los
recuerdos anómalos, las tristezas y los desengaños, las angustias y los desencantos, las
desilusiones y las frustraciones, los odios, los rencores y los resentimientos; en fin, Señor, que
debo entregarte todas las heridas que durante tanto tiempo o durante gran parte de mi vida he
acumulado en mi atribulado corazón, en lo más profundo de mi alma, en lo más inconsciente
de mi ser.
Amado Padre Celestial, tú me has creado, a ti te debo la vida, tu providencia y amor la han
sostenido durante todo el tiempo de mi existencia y hoy reconozco que sólo Tú, Dios
omnipotente y misericordioso, puedes hacer en mi una nueva creación, puedes darle un nuevo
rumbo a mi vida, puedes darme la verdadera vida que tanto he anhelado, puedes darle luz a
mis ojos y amor a mi corazón, puedes romper las ataduras con que he ligado a todos los que
he odiado o por los que he sentido rabia y rencor y en cuya maraña yo también me encuentro
enredado hoy.
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Oraciones de Sanación Interior - Parte 1
Amado Señor Jesucristo, tu conoces toda mi existencia y sabes cómo fue el momento de mi
concepción, porque desde antes de nacer mi nombre estaba escrito en tu mano. Tu sabes si
fui deseado(a) o no, tu sabes si fui producto del amor o de un momento de pasión, tu sabes si
fui el producto de una concepción responsable o el producto de la brutalidad y la bestialidad de
los hombres, en fin, Señor, tu sabes y conoces todas las falencias que por esta causa hay en el
fondo de mi ser. Señor, hoy perdono con tu perdón y amo con tu amor a mis padres si no me
amaron al concebirme, si no me desearon, si de pronto trataron de abortarme. Yo los perdono
en tu Nombre, los declaro inocentes, y con tu sangre preciosa rompo toda atadura del mal que
por el odio o el rencor hayan sembradas en mi corazón, yo los abrazo y de todo corazón te pido
por ellos para que tu bendición los alcance donde se encuentren, y te pido que sanes en mi el
vacío que su falta de amor dejó y las heridas que su rechazo o violencia dejaron en mi alma.
Señor Jesús, yo perdono a mis padres por todos los acontecimientos anómalos que ocurrieron
durante el tiempo de mi gestación, en esos nueve meses o en tiempo que estuve en el vientre
de mi madre: por los ultrajes verbales que ella tuvo que afrontar y que están en el fondo de mi
ser; por las agresiones físicas a que fue, por la violencia verbal y de hecho, por el abandono o
la separación, por las necesidades que tuvimos que afrontar, por los intentos de aborto, por los
temores y la inseguridad que sembraron en mí, en fin, por todos aquellos acontecimientos que
se han quedado latentes en el fondo de mi ser y que hoy son el motivo de mi violencia , de mi
odio, de mi timidez, de mi limitación física o intelectual. Sáname Señor, llena los vacíos
existenciales que hay en mí, transforma lo que no es tuyo y con tu poder renueva mi vida. En
tu Nombre Santo yo los perdono de corazón, los declaro inocentes, los abrazo, rompo toda
atadura que el mal haya podido producir en mí por estas causas y en tu Nombre los bendigo
donde se encuentren.
Señor, hoy quiero perdonar a mis padres, a mis hermanos, a mis familiares, a mis amigos, a
mis compañeros de estudio, a mis vecinos, a los médicos, las enfermeras, las autoridades, los
sacerdotes, los religiosos y a todas aquellas personas que tuvieron algo que ver conmigo
durante los primeros siete años y de estos a los catorce años de mi vida. Los perdono por los
malos tratos, por los ultrajes, por las envidias, por las peleas, por los abusos, por los traumas
que me crearon, por las incomprensiones, por el desamor, por las injusticias, por los apodos,
por hacerme sentir mal y ridiculizarme, por burlarse de mí, por despreciarme, por no tenerme
en cuenta, por haber expresado que yo era un estorbo para ellos, por manifestarme que yo era
un don nadie y que no servía para nada, por haberme abandonado, en fin, Señor, tu sabes
todos los momentos amargos que pasé durante estos catorce años de mi existencia y conoces
todas las heridas que hay en el fondo de mi corazón, que sangran aún y que son la causa de
mi comportamiento anormal, de mi tristeza permanente, de mi depresión o de mi enfermedad.
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