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Mata Amritanandamaji
Amma, la Madre de la eterna felicidad. Este es el significado real del nombre de Amma.
Redacción.- En un mundo en crisis donde la mayor carencia es el Amor, la “Madre de la
Eterna Felicidad” es un ejemplo vivo de Compasión y Alegría. Amma, es una Maestra de
Sabiduría, que no sólo posee el don de abrir el Corazón sino de revelar el Tesoro Oculto que
habita en éste. “Dios mora como Pura Consciencia en todos los seres, incluido tú”, nos
desvela.
Muchos se preguntan: ¿quién es Amma? La respuesta a esta cuestión, –aseguran – , sólo se
obtiene cuando uno se descubre a Sí mismo. Cuando se ha hallado la propia Divinidad. Es,
entonces, –y no antes –, cuando se logra la respuesta de quién es la “Madre de la Eterna
Felicidad”. De manera que sólo quien inicia la búsqueda sagrada de sí, –comprometiéndose
desde su corazón en ésta–, finalmente asiste a la revelación de la Visión de Unidad que Todos
Somos. Citando una afirmación místico-cabalista sólo entonces se puede entender que, “Todo
lo que tocamos es Tierra Sagrada”.
La vida de Amma estuvo repleta de adversidades hasta que a la edad de 21 años empezó a
manifestar su grandeza espiritual. Incomprendida por su entorno fue duramente castigada en
su infancia. A pesar de ello, nada la hizo renunciar a su comunicación con el Señor. Asombra,
–a la vez que otorga ya una señal de su “altura espiritual”–, que desde la remota edad de tres
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años compusiera y cantara cantos devocionales, –bhajans––; entrando, además, con bastante
frecuencia en “estados de absorción profunda” o samadhi. Krishna, –equivalente a Jesús el
Cristo de la tradición occidental–, fue siempre el objeto de su más profunda devoción y
exaltación mística. A finales de los años setenta un pequeño grupo de personas se instaló
cerca de Ella, convirtiéndose, así, en sus primeros discípulos.
“Poder de Ser y Hacer”
Sin duda, el poder más sobresaliente de la “Madre de la Eterna Felicidad” estriba en su
capacidad de “Hacer”.
Sin embargo, en Amma el “Ser y el Hacer” forman una Unidad indivisible.
Como Madre materializa este “Poder de Hacer” en áreas de Socorro y Emergencia, Salud y
Medicina, Educación, Iniciativas Ecológicas, Ayuda a los más desfavorecidos tanto a través de
su Cocina diaria, como ofreciendo subvenciones, pensiones de viudedad o becas de estudio
tanto en India como en cualquier otro lugar del mundo donde exista la necesidad. Amma no
hace distinciones: para Ella todos somos “sus amados Hijos”.
Vivir en su ashram, envueltos en su manto de amor, es vivenciar el lema benedictino “Ora et
Labora”. Todo fluye bajo su atenta mirada: ni el menor y más insignificante de los detalles se
escapa a ésta. Ella lo abarca todo. Ella es la encarnación de Kaly: la Madre del Mundo. Ella
tiene el poder de transmutar tu plomo en oro. De cambiar tu aflicción por esperanza. Tu
resentimiento en entendimiento.
Su abrazo es curativo
Y como todo Maestro que posee este don divino, Ella no se pierde en palabras, ni dispersa su
energía: Amma ofrece a cada uno de sus Hijos el Toque, –o “medicina”– que necesita en ese
preciso instante de su vida. Y lo ofrece en su justa medida y proporción porque conoce la
necesidad y el área “a curar”. Amma no siempre actúa a través de su abrazo. A veces, una
palabra o “una mirada suya basta para sanarte”.
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Podemos hallar innumerables referencias tanto en libros como en revistas que constatan el
Poder Curativo de su “Toque”. Pero resaltaremos una especialmente que relata uno de sus swami: Amritaswarupananda Puri.
Su Toque curativo
El swami explica una historia real ocurrida durante una gira europea de Amma que pone en
evidencia su don divino. Cuenta que una mujer afligida profundamente por los avatares de su
vida, que había perdido a su madre y crecido sin su padre, a la muerte de ésta halló el teléfono
de su progenitor con quien jamás había tenido contacto. Era tal su deseo de conocerlo que lo
llamó; él respondió tan positivamente que accedió a encontrarse con su hija. Pero cuando se
dirigía a su encuentro murió en un trágico accidente de coche. Cuenta el swami que esa
mañana, en la que Amma recibió a esta mujer, fue testigo de uno de los más bellos e
impactantes darshans que jamás había presenciado. Relata que mientras la mujer lloraba
desde el fondo de su corazón, Amma se enjugaba sus propias lágrimas que rodaban por sus
mejillas. Abrazando tiernamente a la mujer, la sostuvo en su regazo, a la vez que le secaba las
lágrimas, la acariciaba y la besaba amorosamente mientras le decía, “Hija mía, mi pequeña, no
llores…” Logró que se calmara y se sintiera mejor. El swami añade que apenas hubo
comunicación verbal entre ellas. Pero que observando esta escena aprendió una importante
lección sobre cómo curar un corazón herido, y cómo se produce en presencia de Amma.
Finaliza su relato resaltando lo evidente que resultaba el cambio que se había operado en esa
mujer; a pesar de ello, antes de marcharse, se giró hacia él y le dijo: “Tras encontrarme con
Amma me siento tan radiante como una flor”.*
En un mundo donde la compasión y el Amor es tan escaso y necesario, Mata Amritanandamayi
nos conduce de la Oscuridad a la Luz. De la Tristeza a la Alegría. Del Caos a la Belleza. Y nos
deja entrever el valor de las pequeñas acciones y gestos cotidianos. Tal y como Ella dice: “Una
cara sonriente, una palabra de consuelo, una mirada compasiva: todo ello es también
meditación…”
* Extraído del Programa Informativo 2009 “Amma visita Barcelona”
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