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ACTUALIDAD PROFESIONAL / TRAQUEOBRONQUITIS INFECCIOSA CANINA
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Mi perro tiene algo en la garganta...
Esta es una de las frases más habituales en la clínica cuando el veterinario atiende a un perro
afectado de traqueobronquitis infecciosa canina, también llamada complejo respiratorio canino
o tos de las perreras. Es una enfermedad respiratoria muy contagiosa que afecta a perros en colectivo.
Su efecto es benigno y no suele dejar secuelas, pero el periodo de patencia puede ser aprovechado por otros
agentes patógenos más virulentos. ¿Cuál es la prevalencia actual de este proceso en la clínica veterinaria?
Este mes empieza la primavera, pero el
periodo de frío todavía no ha concluido y
tanto en medicina como en veterinaria
hay ciertas patologías que se manifiestan
con mayor frecuencia en las temporadas
en las cuales las temperaturas son más
variables. Una de estas dolencias es la traqueobronquitis infecciosa canina o tos de
las perreras, cuya epidemiología está muy
unida a determinadas características de
contacto entre los animales, es decir,
situaciones donde se agrupen varios
perros como criaderos, tiendas de animales, residencias caninas, exposiciones y
concursos, etc. Es una enfermedad respiratoria localizada aguda y muy contagiosa
causada por uno o varios agentes infecciosos que pueden potenciar sus efectos.
Si bien no es una enfermedad mortal, sí
que produce malestar en el animal por la
afección de laringe, tráquea y bronquios y
también de forma indirecta en el propietario, ya que los ataques de tos seca son
más frecuentes durante la noche.
En los individuos que habitan
en entornos de riesgo estaría
indicado un plan profiláctico
vacunal para evitar el proceso y
limitar el contagio pero, fuera de
estos ámbitos ¿es necesario vacunar a los
perros de forma habitual frente a la tos
de las perreras? †
Lo que hay que saber sobre la tos de las perreras
1. Etiología
Agentes víricos
• Virus de la parainfluenza canina: paramixovirus, muy contagioso por contacto directo.
Se multiplica en el epitelio de las vías respiratorias altas produciendo rinitis, traqueítis, bronquitis y bronquiolitis. Produce desciliación del epitelio provocando tos y también puede
observarse hipersecreción mucosa. Es un virus muy poco patógeno pero si aparece combinado con Bordetella bronchiseptica es más grave. Favorece las infecciones oportunistas.
• Adenovirus canino 2: afecta a laringe y tráquea (laringotraqueítis infecciosa canina). Se
multiplica en el epitelio respiratorio y en el pulmón. El cuadro clínico presenta conjuntivitis,
secreción nasal serosa y tos aguda. Puede llegar a producir rinitis serosa, laringotraqueítis,
traqueobronquitis y neumonía intersticial.
• Virus del moquillo canino: paramixovirus presente en el cuadro de forma excepcional.
• Otros virus: adenovirus canino 1, reovirus canino 1, 2 y 3, Mycoplasma spp. y herpesvirus canino. El significado de estos agentes en el síndrome no está del todo definido, pueden contribuir a agravar el cuadro.
Agentes bacterianos
• Bordetella bronchiseptica: patógeno primario y muy frecuente. Por sí mismo puede producir traqueobronquitis infecciosa, aunque sólo en determinadas ocasiones. El efecto patógeno que produce se resume en ciliostasis. La bacteria se multiplica y produce citotoxinas
que actúan en la membrana de la célula produciendo parálisis de los cilios del epitelio traqueal. Favorece la implantación de otras bacterias oportunistas que complican el cuadro.
• Otras bacterias: estreptococos o estafilococos pueden empeorar los síntomas.
2. Epidemiología
3. Cuadro clínico
4. Diagnóstico
Afecta a perros de todas las edades, especialmente a los que se encuentran en criaderos, guarderías, hospitales veterinarios, tiendas de animales, concursos caninos, etc.
Es una enfermedad altamente contagiosa, diseminada a través de la tos y estornudo, por aerosol y
por contacto indirecto (utensilios, ropa o personal).
Generalmente benigno. La morbilidad es variable (10-50%) ya que
depende del estado vacunal, higiene de los animales, edad, etc. El curso
es como mínimo de una a dos semanas. El signo clínico más constante
es la tos paroxística, áspera y seca, que puede acompañarse de arcadas
y ahogo. Se puede provocar con facilidad palpando los anillos traqueales
o la laringe. Otros síntomas que pueden apreciarse son una ligera anorexia, secreción oculonasal o hiperemia de tonsilas. La temperatura corporal y el recuento de leucocitos se mantienen normales. Las formas graves,
cuando aparecen, afectan a los animales más jóvenes y son indicativas de
una complicación con infección sistémica. Los
signos observados son secreción oculonasal
mucopurulenta, tos productiva y
húmeda, anorexia y fiebre. El
curso clínico se alarga 3 semanas y puede llevar a una mortalidad del 10% de
los afectados.
Generalmente por los signos clínicos y el historial del paciente (colectividades de animales,
otros perros cercanos afectados, etc.). Cuando
se trata de un único individuo afectado hay que
descartar otras causas de tos o rinitis (cuerpos
extraños, tumores, parásitos...).
El análisis laboratorial
se efectúa para determinar la etiología y
la profilaxis específica.
Entrevista a Rosario Bergamín, Nova Clínica Veterinarios
¿Cuándo vacunar?
¿Cuál es la frecuencia de presentación de tos de las perreras en la clínica?
La traqueobronquitis infecciosa es una
patología muy frecuente en el perro. Nosotros diagnosticamos en la clínica
muchos casos a lo largo del año, sobre
todo en primavera y otoño. Después de
los periodos vacacionales, cuando los
perros vuelven de las residencias también
notamos una mayor incidencia.
¿Qué pauta vacunal siguen en su clínica, y cuál ha sido el resultado?
Nosotros aplicamos la vacuna intranasal,
cada seis meses, haciendo coincidir su
administración con las épocas del año en
las que observamos mayor incidencia de
casos. Hemos observado, que el porcentaje de perros que estornuda durante unos
días después de la aplicación de la vacuna
intranasal es muy bajo, quizá mucho menos
de lo que esperábamos según la bibliografía consultada. Sin embargo, hemos tenido
algún caso de pacientes con colapso de tráquea en los que sí hemos observado una
exacerbación importante de la sintomatología característica durante algunos días.
Estamos satisfechos de haberla incluido en nuestros programas de salud
pediátrica y geriátrica y hemos observado que los pacientes que habían padecido anteriormente cuadros de traqueobronquitis tienen una incidencia menor
de dicha patología. †
Redacción de Argos
Imágenes archivo Argos
¿Incluye la prevención frente a esta
patología en sus planes vacunales?
Recomiendo la vacunación específica
frente a la traqueobronquitis en cachorros,
especialmente si su programa vacunal
coincide con las épocas del año de mayor
incidencia. También en perros geriátricos
y en todas las razas caninas con mayor
predisposición a enfermedades cardiorespiratorias como los braquicéfalos y las
razas enanas. Así como en animales que
hayan padecido tos de las perreras en
años anteriores y muy especialmente en
aquéllos que vayan asiduamente a residencias o exposiciones caninas.
Al ser una patología producida por
diferentes agentes etiológicos, ¿considera usted que vacunar frente a moquillo
o parainfluenza es suficiente protección?
En mi experiencia clínica, la mayoría de
los animales que diagnosticamos de traqueobronquitis a lo largo del año estaban
anteriormente vacunados contra moquillo
y parainfluenza, por lo cual no creo que
dichas vacunas confieran una protección
completa frente a tos de las perreras.
Habitualmente es un proceso que
cursa en animales jóvenes pero, ¿cuál
es la casuística en animales adultos?
Si bien es verdad que la incidencia en
cachorros, sobre todo cuando proceden de
tiendas o criaderos masificados es importante, creo que en la clínica vemos más
casos de traqueobronquitis en animales
adultos. Me gustaría destacar la importancia de realizar siempre un diagnóstico diferencial en los pacientes que acuden a la
consulta con un cuadro de tipo respiratorio. Todos sabemos que en cachorros con
traqueobronquitis severa, está presente
muchas veces el virus del moquillo, a pesar
de que en muchas ocasiones la serología y
la presencia de antígenos en leucoconcentración, orina o mucosas sea dudosa. Por
otra parte, en animales adultos, especialmente los geriátricos, es frecuente que una
traqueobronquitis sea el primer síntoma de
una insuficiencia cardiaca izquierda, que
como todos sabemos cursa con tos irritativa por compresión bronquial.
5. Tratamiento
6. Profilaxis
¿Cuál es el tratamiento que suele
administrar a los perros afectados?
Reposo para evitar situaciones de estrés. No hospitalizar a los animales afectados por el peligro de contagio. En caso de tos persistente no productiva, se
puede aplicar tratamiento paliativo:
• Glucocorticoides (prednisolona) durante 3-4 días.
• Antitusígenos de acción central (hidrocodona o butorfanol). Contraindicado en neumonía bacteriana.
• Broncodilatadores (aminofibrina, sulfato de efedrina,
teofilina).
• Antibioterapia, sólo en etiología bacteriana o complicación con bronconeumonía: polimixina B, kanamicina y
gentamicina (por aerosol), cloranfenicol, doxicilina, trimetoprim+sulfonamida, amoxicilina+ácido clavulánico.
• Rehidratación para fluidificar las secreciones
y favorecer la ventilación.
Separar los enfermos de los sanos. Mejorar las condiciones ambientales, desinfectar
periódicamente alternando productos (lejía,
clorhexidina, cloruro de benzalconio).
Intensificar la vacunación en animales
con riesgo de infectarse o en control
específico:
• Vía intranasal: B. bronchiseptica avirulenta y virus de la parainfluenza vivo modificado.
Estimula la producción de inmunoglobulinas A
locales. Se puede utilizar en perras gestantes y en
cachorros a partir de las tres semanas de vida.
• Vía subcutánea: contra el moquillo canino,
parainfluenza y adenovirus.
El tratamiento que aplicamos en Nova
Clínica depende de muchos factores como
la edad del animal, la raza, la intensidad de
los síntomas, el tipo de tos, la presencia de
hipertermia, etc. Como todos sabemos, la
traqueobronquitis suele ser un proceso
autolimitante. Muchas veces evitando
durante unos días el ejercicio, los cambios
de temperatura y las situaciones de estrés y
excitación se podría controlar el proceso.
Sin embargo, los episodios de tos suelen
resultar muy incómodos para el perro y
sobre todo para el propietario, por ello solemos emplear algún antiinflamatorio, broncodilatadores y antitusígenos, siempre que
la tos sea improductiva. Somos conscientes
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de que el uso, tanto de AINE, como de corticoides es bastante discutido en esta patología pero creemos que en algunas ocasiones son necesarios para reducir la inflamación durante los primeros días. En los
cachorros y animales jóvenes aplicamos un
tratamiento algo más agresivo, sobre todo
para evitar complicaciones como las bronconeumonías bacterianas y secuelas como
cor pulmonale y valvulopatías. Solemos
emplear amoxicilina-clavulánico o cefalosporinas. En cachorros de razas braquicéfalas utilizamos incluso quinolonas, ya que su
uso en pediatría, controlando las dosis y
sobre todo la duración del tratamiento, es
desde nuestro punto de vista satisfactorio.
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