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LA POSICIÓN “WEAVER” EN TIRO DE COMBATE
En el tiro de combate o tiro táctico, a diferencia del tiro de precisión, se pretende poder repetir rápidamente los disparos, al menos dos, a costa de una aceptable pérdida
en la precisión. Los puntos que permiten alcanzar este objetivo son el agarre del arma que es a dos manos, la toma de miras que no puede ser lenta y la posición que
adopta el tirador.
Tanto en el agarre como en la posición se han desarrollado variantes que para ser
adoptadas dependen más de la fisiología del tirador que de su eficacia intrínseca.
Dejando ahora las técnicas de agarre hablaremos de la posición Weaver que toma de
su nombre de Jack Weaver, sheriff de California pionero en buscar una posición estable, de tiro instintivo, con rápida recuperación del retroceso, que permitiera poder hacer rápidamente varios disparos.
Los detalles de la posición:
► Pies a la anchura de los hombros, en dirección al
objetivo, el izquierdo adelantado de modo que su talón
quede en línea con la punta del derecho
► Piernas estiradas sin rigidez en las rodillas, que
permitan flexibilidad y salir de la postura con rapidez
► Hombro izquierdo ligeramente adelantado al derecho
► Brazo de la mano “fuerte” (la preferente del tirador) extendido, perpendicular a la línea de hombros, con
una ligera flexión de codo, empuña el arma y la empuja
hacia el blanco. El brazo de la mano “débil”, marcadamente flexionado, con el codo hacia el interior de los
brazos, empuña el arma por encima de la mano fuerte y
tira del arma hacia el tirador. La acción empujar-tirar es
importante para dar estabilidad al arma como lo es la
postura del brazo fuerte para transmitir el culatazo del arma al suelo a través
del esqueleto del tirador.
► La cabeza se inclina ligeramente hacia el brazo fuerte buscando las miras, no
son las miras las que se traen a la vista.
Para adoptar la postura Weaver se siguen cuatro tiempos o fases:
Manuel Moraga Montejo
Perito Judicial en Balística Forense
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El arma está cargada y, si es de simple acción, con el seguro puesto que se retirará
poco después de desenfundar el arma.
Primer tiempo: Frente al blanco con los pies como se ha dicho, en línea, el pie de la
mano débil ligerísimamente adelantado respecto al otro, la vista permanentemente en
el objetivo. La mano fuerte se mueve desde el reposo a un lado del cuerpo y después
de haber soltado el posible cierre de la funda, empuña el arma, lo más alto posible,
con firmeza, índice fuera del disparador. La mano débil sube desde su posición de reposo al lado del cuerpo con el codo pegado al mismo hasta llegar a un ángulo de 45º,
la palma vertical y el pulgar separado.
Segundo tiempo: el arma empuñada con seguridad, la mano fuerte desenfunda y
levanta el arma unos 10 cm. mientras el cuerpo sigue enfrentado al objetivo
Tercer tiempo: Manteniendo la vista en el objetivo, la mano fuerte inicia un movimiento de arco llevando el brazo a la horizontal mientras retira el seguro, caso de
simple acción, a encontrarse con la mano débil que envolverá a la fuerte en un punto
a mitad del recorrido.
Cuarto tiempo: ambas manos terminan juntas el recorrido, el brazo fuerte extendido
en dirección al blanco, el débil recogido cubriendo el pecho. La cabeza va a buscar las
miras encajándolas en el objetivo, el dedo índice contacta con el disparador y lo acciona. Los brazos forman un triángulo sólido que soportará el culatazo con un mínimo
de relevación permitiendo un rápido posible segundo disparo
Existe una variación más moderna de esta posición. Se conoce cono Weaver Isósceles a causa de la posición simétrica que toman ambos brazos. En las figuras inferiores
podemos observar las diferencias en la posición vista desde arriba.
Mientras la posición Weaver tradicional intenta conseguir un equilibrio que permita
disparos sucesivos sin desencarar el arma gracias a la tensión antagónica entre el
brazo fuerte que empuja y el brazo débil que tira (ambos con suavidad, sin agarrota-
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mientos) la Weaver Isósceles intenta que el retroceso del arma se transmita por igual
a lo largo de ambos brazos, que se absorba una pequeña parte provocando una ligera
flexión de los codos y que el resto de este empuje termine descargado en el suelo a
través del esqueleto del tirador.
En el caso isósceles las piernas del tirador están abiertas a la anchura de la cadera,
con las rodillas ligeramente flexionadas y ambos pies paralelos en una línea claramente perpendicular a la línea de tiro.
En la figura de arriba a la izquierda podemos ver la Weaver isósceles mientras que a
la derecha se observa la Weaver tradicional.
Por último añadir que todas las posturas, tal como fueron desarrolladas, son solo una
base para que el tirador, a lo largo de su experiencia, encuentre la más adecuada para su fisiología, la que más confianza le produzca, la que más fácil y fluidamente
adopte su cuerpo e incluso aporte su pequeña variante en razón de la mencionada
fisiología personal.
Manuel Moraga Montejo
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