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“LA INVESTIGACIÓN Y LA UNIVERSIDAD” En esta oportunidad, nuestro entrevistado es el Dr. Raúl León Barúa, Profesor Emérito e Investigador de nuestra Universidad, quien con la amabilidad que lo caracteriza, nos recibió en su casa y respondió algunas preguntas respecto a sus experiencias como estudiante de medicina y como investigador. ¿Cómo es que Ud. decidió estudiar medicina? Cuando estaba en 3° de secundaria comencé a interesarme mucho por la física y química, vivía en Talara, donde mi padre trabajaba en una compañía petrolera. En el colegio Marista de Sullana, un amigo me enseñó a hacer experimentos en el laboratorio. Es así que me hice un laboratorio en Talara, con ayuda del hermano Pablo, comencé a hacer aparatos físicos, máquinas eléctricas. Por ejemplo, me hice un arco voltaico. El día que terminé el arco voltaico, estaba en cuarto año de media, fue de una felicidad tremenda. Era una cosa fantástica. Desde ese momento quise hacer física, química, investigación, quería ser ingeniero, porque era bueno en matemáticas, física, química. Pero el Dr. Díaz director de una clínica, me dijo. No, para qué te vas a dedicar a la física, química. ¿Por qué no entras a medicina?, y me hizo entrar en el laboratorio del hospital, y un poco a regañadientes ingresé a medicina. En 1° de medicina me aburrí tremendamente (todo esto es importante para que vean cómo se forma la vocación de uno). Un día hubo una exposición en la Biblioteca Nacional de aparatos electrónicos. Fue una exposición internacional y cuando la vi. me dije estoy perdido en medicina y quería retirarme y meterme a física, pero la inercia me hizo seguir adelante. Pero en 2° de medicina, cuando llevé el curso de fisiología, ahí mi vida cambió, porque me di cuenta que podía hacer investigación en ella. Entonces comencé haciendo investigación en fisiología con ranitas y poco a poco, ya en 3° año en contacto con pacientes, fui tomando gusto al ver pacientes y sus problemas. Después terminé haciendo investigación clínica. Esa ha sido toda la evolución, pero al principio yo no quería ser médico. Los cursos eran muy aburridos. A mi me gustaba la investigación, me gustaba la parte científica, entonces estaba perdido hasta que llevé fisiología, ahí fue diferente. Después entre en clínica y me di cuenta que podía hacer investigación en ella. Ud. formó parte del grupo que fundó la Universidad ¿qué lo impulsó a hacer esto? Cuando terminé medicina tenía una vocación inmensa por todo lo académico, es decir, hacer investigación, enseñar a los alumnos de medicina, enseñarles todo lo que sabía, lo que estaba investigando. En esa época fui a Estados Unidos, estuve allí dos años y recibí una preparación muy buena en gastroenterología. De paso, hicimos trabajos y encontramos cosas muy interesantes: un nuevo método para dosar urea, por primera vez una ascitis masiva debida a pancreatitis, los que luego salieron publicados. Regresé a Perú en julio de 1960, siempre con el interés académico. Al regresar se produjo el problema de la Universidad San Marcos por influencia política y casi todos los profesores de San Marcos renunciaron y yo renuncie con mis profesores, el Dr. Gastelumendi y el Dr. Víctor Alzamora Castro, con quien trabajaba. Sencillamente renuncié con ellos y me encontré en el aire. Para mí, ese ha sido un momento trágico, porque toda mi ilusión de hacer investigación, de vida académica, de enseñar, quedó destruida por completo. Después de un tiempo, los profesores Honorio Delgado y Alberto Hurtado comenzaron a gestar la posibilidad de crear una nueva Universidad. Cuando pasó todo esto, el entusiasmo y la ilusión de comenzar otra vez crecieron ¿Le pareció una locura fundar una universidad? ¿Le pareció algo difícil? No, porque el entusiasmo fue inmenso en ese momento. Comencé a trabajar con el profesor Hugo Lumbreras. Trabajábamos juntos en el hospital y en lugar de mesas teníamos una puerta apoyada sobre 4 parantes. Él se trajo copas de su casa y comenzamos a hacer pruebas de concentración para buscar parásitos. Sobre otra mesa así de primitiva comencé a montar pruebas para estudiar absorción intestinal. Entonces combinamos parasitosis con trastornos de absorción intestinal y problemas de intestino y comenzamos a trabajar en la nueva Universidad con un entusiasmo tremendo: empezamos a hacer investigación. Obtuvimos resultados. Encontramos sprue tropical y cuando comencé a hacer investigación con mi prueba de absorción, encontramos por primera vez el linfoma difuso de intestino delgado y ganglios mesentéricos que tomaban todo el intestino delgado y malabsorción. El Dr. Pedro Larrea y yo encontramos asociación entre parásitos y bacterias para producir diarreas, comenzamos a tratar la fiebre malta con dosis bajas de tetraciclina, encontramos el efecto benéfico de pequeñas dosis de tetraciclinas en diarreas crónicas y en la malabsorción comenzamos a encontrar cosas formidables. El Dr. Castillo me regaló una cápsula para hacer biopsia intestinal con lo cual se me abrió todo un campo de investigación. Doctor ¿qué significa para usted ser herediano? Ya te puedes imaginar… cómo empezamos la Universidad, nuestro entusiasmo, la mística era inmensa. Si me pagaban algo como profesor auxiliar, que fue como empecé, ni me importaba. Lo que me importaba era estar en la Universidad, hacer investigación nuevamente, enseñar, publicar. Eso era lo más valioso. El que me pagaran o no, era totalmente secundario. ¿Ud. cree que en la actualidad se ha perdido el espíritu herediano? No creo, porque en los grupos de alumnos con quienes hago investigación o preparan sus trabajos de investigación, hemos encontrado cosas interesantísimas, cosas nuevas completamente revolucionarias y el ver el entusiasmo de los alumnos por hacer investigación, por encontrar cosas nuevas, es formidable. De modo que el espíritu esta ahí. Si los alumnos que son la gente joven de la Universidad, tienen ese espíritu ¿cómo va a desaparecer? Ud. como profesor ¿qué espera de un alumno de Cayetano Heredia? En primer lugar, prepararse muy bien, a conciencia para desempeñarse con gran eficiencia y con ética, hacer medicina buscando ayudar a las personas que lo necesitan. El estudiante que quiere hacer investigación debe hacerlo y cuanto antes mejor en los primeros años. Le explico cómo se hace investigación de una forma muy sencilla. Todos los días uno esta observando fenómenos en medicina, problemas de patología o cosas que no se comprenden. Entonces ¿Qué cosa hace uno? : va a la literatura y busca. Hay que saber usar la literatura con sano escepticismo, con mucho sentido de crítica, o sea no aceptar la literatura como una cosa que no puede cambiarse. Con este sentido de crítica, uno muchas veces no está convencido de la explicación que aparece en la literatura o sencillamente no hay explicación para un fenómeno. Entonces ¿qué hace uno?, imagina. No se debe tener miedo a imaginar una posible explicación para ese fenómeno, ésa es la hipótesis. A continuación lo que se debe de hacer es planear las observaciones o los experimentos que se tienen que hacer para poner a prueba esa hipótesis, para verificarla o descartarla. Y con eso ya está haciendo investigación. Eso de pensar que todo es estadística, no es bueno. La estadística es sólo un método más. Uno tiene que emplear su imaginación. Eso es todo. Para aprender a investigar lo que hay que hacer es comenzar a investigar. Si hay algún profesor que puede orientarlos un poco, ayudarlos, pues formidable, pero lo mejor para hacer investigación es comenzar a hacerla, usar la imaginación, perder el miedo. La investigación no es cuadriculada, es arte. Por eso tengo que agradecerle mucho a mis padres, porque así como mi padre me enseñó matemáticas y a hablar, a escribir bien , mi madre me enseñó todo lo que es arte. Mi padre se llamaba Raúl como yo, y mi madre Elena. Ella me enseñó arte, a tener gusto por dibujar, por pintar. Fue mi compañera de música, de conciertos. Durante toda la carrera universitaria, iba con ella cada semana a un concierto de ballet, opera. Es importante que los estudiantes desarrollen cultura general. En momentos duros de situación económica para mi padre, cuando estaba estudiando los últimos años de secundaria, mi madre separaba aunque sea una pequeña cantidad de dinero para comprarme un libro. Mi madre hacía un esfuerzo y me compraba siempre el librito que yo quería. Eso es algo que yo tengo que agradecer inmensamente. Nota: Artículo publicado en la Revista deMEDicas de la Asociación de Estudiantes de Medicina Cayetano Heredia en diciembre 2001: Vol, 3. Publicado en esta oportunidad, con autorización de su autora, Srta. Claudia Matos Miranda, Egresada de la Facultad de Medicina Alberto Hurtado, 2004.