Download Bosques comunitarios funcionan mejor que las áreas protegidas

Document related concepts

Deforestación wikipedia , lookup

Reducción de las emisiones de la deforestación wikipedia , lookup

Programa REDD wikipedia , lookup

Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre el Cambio Climático wikipedia , lookup

Reforestación wikipedia , lookup

Transcript
Bosques comunitarios funcionan
mejor que las áreas protegidas
26 Agosto, 2014 - 21:39
Credito:
Nelly Toche / El Economista
Comunidades conservan el bosque en San Juan Parangaricutiro, del que obtienen madera para fabricar muebles.
Foto: Conabio
En la lucha contra el cambio climático se ha visto la necesidad de
abordar el tema de bosques y su deforestación como un componente
importante de este fenómeno, ya que representa junto con otros usos de
la tierra 11% de las emisiones de gases de efecto invernadero por año
en el mundo.
Recientemente, en el informe “Securing Rights, Combating Climate
Change (Asegurar derechos, combatir el cambio climático)”, realizado
por el Word Resources Institute y the Rights and Resources Initiative, se
plantea la gran oportunidad de frenar el cambio climático a través de los
bosques. De éstos, los que mejor “funcionan” son los comunitarios, y no
las reservas naturales que protegen los gobiernos.
El estudio presenta la evidencia que vincula los derechos forestales
comunitarios, con bosques saludables y reservorios de dióxido de
carbono (CO2) como consecuencia de un buen manejo en el área;
además de cómo las comunidades que hoy tienen derechos legales en
por lo menos 513 millones de hectáreas de bosques, alrededor de una
octava parte de los total de bosques en el mundo y que comprenden
casi 38,000 millones de toneladas de carbono, pueden ayudar a
mantener y proteger el clima mundial.
Para la investigación fueron tomados como ejemplo 14 países ricos en
bosques en América Latina, África y Asia: Bolivia, Brasil, Colombia,
Ecuador, Guatemala, Honduras, Indonesia, México, Nepal, Nicaragua,
Níger, Papúa Nueva Guinea, Perú y Tanzania.
Donde los pueblos indígenas y las comunidades locales no tienen
derechos legales o éstos son débiles, los bosques tienden a ser
vulnerables a la deforestación y, por lo tanto, además de dejar de
capturar CO2 se convierten en una fuente de emisiones de este gas de
efecto de invernadero.
Con 13 millones de hectáreas de bosque talado todos los años, que
representan 50 campos de fútbol por minuto, estos esfuerzos son
fundamentales para frenar el cambio climático antes de que llegue un
punto de inflexión.
El informe también revela que, además del reconocimiento legal, los
gobiernos deberían hacer cumplir los derechos de las comunidades
forestales sobre sus tierras y evitar invasiones de colonos y madereros
ilegales. Además, los gobiernos deben abstenerse de quebrantar los
derechos forestales comunitarios mediante la asignación de la minería,
el gas y las concesiones petroleras sobre los bosques de la comunidad.
Territorios indígenas de Brasil son un modelo de éxito: el
reconocimiento legal y la protección del gobierno han ayudado a las
comunidades a resistir presiones de deforestación y mantener los
bosques sanos. En ese país las tasas de deforestación eran 11 veces
menores en los bosques de la comunidad con reconocimiento legal y la
protección del gobierno que en otras áreas de la Amazonia brasileña
que están sin regular.
¿Y LOS BOSQUES MEXICANOS?
El estudio pone a México en un buen lugar sobre reconocimiento de
bosques a través de sus comunidades, dando ejemplos como el de la
península de Yucatán, donde se han registrado las tasas de
deforestación más bajas.
Del 2000 al 2005 la reserva de la Biósfera Calakmul experimentó una
tasa de deforestación de 0.7%, en comparación con una tasa de
prácticamente cero (0.002%) entre el 2000 y el 2004 de bosques
gestionados por la comunidad cercana.
El doctor Pedro Álvarez Icaza, coordinador General de Corredores y
Recursos Biológicos de la Conabio, comenta sobre el fundamento del
trabajo realizado en el país y que se ve reflejado a nivel internacional.
Explicó que 80% de los bosques y selvas de México están en manos de
campesinos y ejidatarios, “esto viene de una gran historia agraria, los
bosques y selvas no eran de interés del desarrollo agrícola del país. Así,
las comunidades indígenas y campesinas fueron desplazadas a las
zonas más inhóspitas [...] lo que demuestra por qué en la historia
agraria las comunidades se quedaron con la mayor parte de los terrenos
con disposición forestal”.
El manejo comunitario viene de una lucha de aproximadamente 50
años, donde las comunidades poco a poco han ido recuperando sus
bosques, pues durante muchos años el gobierno federal concesionó a
empresas privadas o paraestatales el manejo de las zonas, pero a
medida que se acabaron estos permisos las comunidades fueron
reclamando el rescate de los bosques.
“Anteriormente, a los campesinos, cuando más, se les pagaba el
derecho de monte, que era un dinero ridículo en comparación de toda la
madera que se sacaba de los bosques”, dijo.
Así, con experiencia, mucho acompañamiento de grupos sociales,
agrónomos e ingenieros comprometidos con el desarrollo rural, se
empezó a crear un modelo de gestión comunitaria y las últimas
expresiones de estos modelos son tres proyectos: el Procymaf, un
programa de manejo comunitario que impulsó la Comisión Nacional
Forestal; el Coinbio, que trata la conservación en zonas indígenas e
impulsó mucho el proyecto de zonas comunitarias; y el Corredor
Biológico Mesoamericano, el cual dirige Álvarez Icaza y que impulsó un
modelo de gestión territorial apoyando al fortalecimiento de las
capacidades sociales en el componente .
LOS CAMBIOS SON PRODUCTO
DE UNA CONSTRUCCIÓN
SOCIAL
El especialista en medio ambiente y desarrollo rural comentó que sí hay
muestras importantes de que México es líder en la materia, a tal grado
que los bosques certificados más importantes a nivel mundial son los
mexicanos.
Los ejemplos más destacados son los bosques mancomunados de
Oaxaca, en la región de la Sierra de Juárez, el proyecto de San Juan
Nuevo en San Juan Parangaricutiro, Michoacán o el ejido Noh-Bec de
bosque tropicales en Quintana Roo.
También hay empresas campesinas que están exportando no sólo
madera, sino muebles que distribuyen a grandes tiendas como
Liverpool, Palacio de Hierro y que hacen cabañas de madera
prefabricada; existe un proyecto de chicle orgánico con el Consejo
Chiclero, con selvas en Quintana Roo que tienen exportaciones a toda
Europa, Japón y Estados Unidos como parte de la conservación de los
bosques tropicales.
“Éstos son casos sumamente exitosos de manejo comunitario,
reconocidos y documentados a nivel mundial, y tienen certificaciones
internacionales de manejo de bosques sustentables y de comercio justo
con participación comunitaria. Una manera de mantener los bosques es
reconocer que hay un valor económico muy importante para su
conservación y que no juegan sólo un papel productivo, sino también
como proveedores de servicios ambientales, contención del suelo, del
equilibrio del clima. En fin, hay una serie de valores agregados para
seguir propiciando la conservación de los bosques”, concluyó el doctor
Álvarez Icaza.