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Transcript
Protocolo de Kyoto
Informe; Cambio de la UE con Barroso; CAV; Mecanismo de
desarrollo limpio ; La enegía nuclear
INFORME
La VII Conferencia de las Partes (COP 7) de la Convención Marco de Naciones Unidas
de Cambio Climático que se celebró en Marrakech (Marruecos) del 29 de octubre al 9
de noviembre de 2001. La COP 7 logró el consenso relacionado con el cumplimiento
del Protocolo de Kioto, lo cual dará paso a la ratificación y entrada en vigor del
documento auspiciado por las Naciones Unidas a lo largo del año próximo. De nuevo la
Unión Europea (UE) se ha erigido en la protagonista de la reunión, y ha logrado arbitrar
el acuerdo de los 180 países, pese a las reticencias de Japón, para que los países
industrializados reduzcan sus emisiones de carbono en un 5% en un periodo de cinco
años, entre 2008 y el 2012.
La COP 7 viene precedida de una serie de reuniones organizadas en torno la creciente
preocupación del cambio climático. La COP1 tuvo lugar en Berlín en 1995, y desde
entonces la COP tiene lugar todos los años. El Convenio Marco sobre Cambio
Climático se aprobó en 1992 en Río de Janeiro, y ha sido firmado y ratificado por 181
países; el Protocolo de Kioto, que desarrolla el Convenio, se aprobó en 1997, y la
próxima reunión, la COP 8, tendrá lugar en Johanesburgo, en la llamada Cumbre
Mundial sobre Desarrollo Sostenible, que se celebrará en esa ciudad del 26 de Agosto
al 4 de septiembre.
La Cumbre de Kyoto (diciembre de 1997) concluyó con la adopción del Protocolo de
Kioto, una serie de medidas encaminadas a la reducción de emisiones de gases de
invernadero por los 39 países industrializados, incluidos los de la antigua URSS. El
compromiso, que empieza a ver la luz al final del tunel para su final ratificación, obliga
a limitar las emisiones conjuntas de seis gases (CO2, CH4, N2O, compuestos
perfluorocarbonados (PFC), compuestos hidrofluorocarbonados (HFC) y hexafluoruro
de azufre) respecto al año base de 1990 para los tres primeros gases, y 1995 para los
otros tres, durante el periodo 2008-2012, con una reducción global acordada del 5,2%
para los países industrializados. Las proporciones para según el país, sería la reducción
de un 8% para el conjunto de la Unión Europea, un 7% para EE UU y un 6% para
Japón. Ucrania, la Federación Rusa y Nueva Zelanda se comprometen a mantener sus
emisiones de 1990.
En una fase inicial, el Protocolo no obliga a los países en desarrollo, dadas sus
reducidas emisiones por habitante, al igual que ocurre con China e India, pese a ser
globalmente grandes potencias contaminadoras. Los países industrializados, con el
20% de la población mundial, son responsables de más del 60% de las emisiones
actuales, y de la práctica totalidad de las emisiones históricas.
El Protocolo de Kioto ha sido firmado por 127 partes (febrero del 2005), aunque no lo
han ratificado todos (lo han ratificado 122). Para que el Protocolo de Kioto entre en
vigor debe ser ratificado por un número suficiente de países, que en conjunto sean
responsables del 55% de las emisiones de los países del Anexo I. Estados Unidos, con el
36,1% de las emisiones en 1990 de los países del Anexo I, en la práctica tiene poder de
veto, más cuando ha contado con la complicidad de otros países, como Japón y
Australia, e incluso Rusia (17,4% de la emisiones en 1990). Sin embargo, La Unión
Europea pretendió que el Protocolo de Kioto entrara en vigor en el año 2002,
coincidiendo con la Cumbre Río+10 en Johannesburgo (Suráfrica).
En la Cumbre de Marrakech, la Unión Europea se erigió como la protagonista de la
reunión, y ha logrado arbitrar el acuerdo de los 180 estados, pese a las reticencias de
Japón, para que los países industrializados reduzcan sus emisiones de carbono en un 5%
en un periodo de cinco años, entre 2008 y el 2012. Sin duda, la UE volverá a asumir su
capacidad de liderazgo.
A cambio de esta aceptación se han tenido que realizar concesiones a Rusia y Japón. El
primero ha conseguido que se aumente su cuota de emisiones de dióxido de carbono de
17 a 33 millones de toneladas. Mientras que para contentar al país nipón se modificó el
texto inicial, con el objetivo de no entrar en contradicciones con su legislación.
La negociación básicamente enfrentó a la UE y al "grupo paraguas" integrado por
EEUU, Japón, Canadá, Australia y Rusia fundamentalmente. Estos países eran los
más reticentes y los que más problemas han planteado. La victoria de la UE es doble,
por cuanto ha tenido que negociar con todos los países pese a contar con la frontal
oposición de EEUU, que la pasada primavera anunció que se retiraba del Protocolo de
Kioto.
Por su parte los EEUU, país líder de la economía mundial y también de sus emisiones
(20% del total mundial), lejos de aceptar y ratificar el Protocolo de Kyoto,se retiró del
mismo, alegando que el Protocolo supone una carga intolerable para la economía de los
EEUU, y que las naciones en desarrollo deberían estar exentas de limitar sus emisiones
de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, presentó en febrero de 2002 su
alternativa al Protocolo de Kioto, basado en medidas voluntarias y en una reducción
gradual y moderada a largo plazo de los gases contaminantes mediante estímulos
fiscales a la industria, que según fuentes de la Casa Blanca permitirá reducir un 18% los
gases de efecto invernadero.
Hasta hace poco tan solo los emisores del 44,2% han ratificado el protocolo, pero tras
las el 18 de noviembre del 2004, comenzó la cuenta atrás de 90 días para la entrada en
vigor del Protocolo de Kyoto. Ese día el Secretario General de las Naciones Unidas
recibió el instrumento de ratificación de la Federación de Rusia (17,4%). Por tanto,
el protocolo comenzará a ser jurídicamente obligatorio para los 127 estados firmantes el
16 de febrero del 2005.
CAMBIO EN LA UE CON BARROSO
Esta actitud de liderazgo parece haber cambiado con la llegada a la presidencia del
Ejecutivo comunitario del portugués José Manuel Durao Barroso, que ha dejado claro
que su prioridad es el crecimiento económico, aunque ello signifique descuidar durante
algún tiempo las preocupaciones medioambientales. Durante la presentación, a inicios
del 2005, de su estrategia de lucha contra este problema para después de 2012, Bruselas
ya anunció que renunciaba a fijar objetivos de reducción de emisiones después de ese
año.
«Para minimizar los impactos negativos, cualquier esfuerzo adicional de la UE debe ir
acompañado por una acción similar de otros países que realizan importantes emisiones»,
reza el documento. «Se trata de un problema global y lo que debemos hacer es persuadir
al resto de emisores. Sería más fácil y más efectivo reducir las emisiones si participan
más países», insistía esta semana el comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas.
Por ello, el principal objetivo ahora mismo es conseguir que Estados Unidos, India y
China se sumen a la lucha contra el cambio climático, ya que estos tres países, junto con
la UE, Canadá, Rusia y Japón, representan el 75% de las emisiones de gases de efecto
invernadero. Y eso sin olvidar a otros ‘grandes’ como Brasil.
Por si fuera poco, la responsable del Medio Ambiente del Gobierno británico, Margaret
Beckett, publicará en breve un nuevo plan nacional que permite mayores emisiones pese
a que la Comisión Europea ha instado al Gobierno laborista a retomar su plan inicial,
mucho más restrictivo.
De acuerdo con los últimos datos de la Comisión, la UE y la mayoría de sus Estados
miembros se encuentran en la buena vía para cumplir el objetivo que les impone Kioto
de recortar un 8% las emisiones de CO2 para el periodo 2008-12 respecto a los valores
de 1990. A fecha de 2002, las emisiones se han reducido un 2,9% en la UE-15 y un 9%
en la UE-25, aunque los nuevos estados miembros no están englobados en el objetivo
global de la UE sino que tienen metas propias.
El Estado español, por contra, es de la UE, junto a Irlanda, el que más se aleja de sus
objetivos. De acuerdo con el reparto pactado, le correspondería limitar el aumento de
emisiones a un 15%, pero si no aplica nuevas medidas el incremento durante el periodo
de referencia 2008-2012 será del 45,5%; es decir, un 30,4% por encima, de acuerdo con
proyecciones realizadas por el Ejecutivo comunitario basadas en datos recopilados en
2002.
CAV
A falta de datos que contemplen nuestro ámbito nacional en su totalidad, nos
centraremos en la información referente a la CAV, debido a que sin duda es un ámbito
que nos afecta, y porque puede servirnos en nuestra labor pedagógica.
Hoy la CAV emite un 28% más de gases contaminantes, cuando lo que el Protocolo le
permite es un 15%.En 1990, año de referencia, en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se emitían
15,1 millones de toneladas de CO2 y gases equivalentes; en 2003, eran 19,1 millones.
Entre 2008 y 2012 la cifra total no debe superar los 17,4 millones de toneladas, según el
Consejero de Medio Ambiente de EA Sabin Intxaurraga.
Ciñéndonos a la cuestión de emisión de gases, y dejando para otra ocasión la reflexión
en torno a la producción energética, y los proyectos de infraestructura para el transporte,
creemos, como ya apuntó Intxaurraga, que “basta con reducir un poco el uso del
vehículo privado, el transporte de mercancías por camión, el uso de la calefacción y el
consumo de energía, sustituir las térmicas de carbón y fuel por las de gas y ciclo
combinado e implantar el plan de energía eólica, para cumplir con nota nuestras
obligaciones con Kioto”.
Son los sectores de la energía y el transporte los que más contribuyen a ese crecimiento
de emisiones de gases. El primero ha aumentado sus emisiones un 102% y el de
transporte un 85%, ambos desde 1990 y hasta la actualidad. Cada habitante de Araba,
Bizkaia y Gipuzkoa recorre una media de 20.000 kilómetros al año en vehículo privado
cada litro consumido por vehículo emite 180 gramos de CO2,, esto supone una media
de 3,6 toneladas de CO2 emitidas al año por vehículo. Si se utilizara el coche un 25%
menos, los conductores cumplirían con su cuota anual de reducción de una tonelada.
Cada atasco en una gran ciudad vasca emite al día 5.600 toneladas de CO2
extraordinarias. Si se evitaran 100 atascos al año, se ahorrarían 560.000 toneladas de
CO2, más de la cuarta parte del total a reducir. Lo malo es que las previsiones señalan
que estos porcentajes contaminadores irán al alza.
Otro sector que ha suspendido es el energético. Aquí, Intxaurraga lo tiene claro: «El
cierre de las térmicas de Santurtzi y Pasaia, y su sustitución por centrales de ciclo
combinado, contribuiría en gran medida al cumplimiento de Kioto, ya que una central
de ciclo combinado emite casi tres veces menos que la de carbón y la mitad de la de
fuel».
MECANISMO DE DESARROLLO LIMPIO (CDM).
El llamado "mecanismo de desarrollo limpio" (Clean Development Mechanism)
permitirá a los países industrializados disminuir sus esfuerzos domésticos de reducción
de emisiones, mediante las actividades realizadas en los países en vías de desarrollo. El
artículo 12 del Protocolo de Kioto define las características de este instrumento, cuyo
propósito declarado es "ayudar a las Partes no incluidas en el Anexo I a lograr un
desarrollo sostenible y contribuir al objetivo último de la Convención, así como ayudar
a las Partes incluidas en el Anexo I a dar cumplimiento a sus compromisos
cuantificados de limitación y reducción de las emisiones".
El CDM se originó a partir de una propuesta de Brasil en la COP3, y en teoría podía
beneficiar tanto a los países industrializados, que podrían cumplir sus compromisos con
un coste menor, como a los países en desarrollo, que obtendrían financiación, en teoría
adicional, para proyectos que contribuyen a aumentar la eficiencia energética y la
participación de las energías renovables.
El Mecanismo de Desarrollo Limpio podría servir para ayudar a los países en desarrollo
a alcanzar un desarrollo sostenible con equidad, dando prioridad a la mejora de la
eficiencia energética, a las energías renovables y al transporte colectivo. Sin embargo,
algunos países proponen incluir la energía nuclear, el carbón "limpio", las grandes
centrales hidroeléctricas y los sumideros, como las plantaciones de eucaliptos, lo
que va en contra de la equidad y la sostenibilidad. La financiación de los proyectos de
adaptación se basa en le principio de que el que contamina, paga, y los países del
Anexo I son los causantes gran parte de la contaminación.
El mercado potencial de emisiones en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio"
es enorme. Actualmente se habla de unos 200 millones de toneladas anuales de carbono,
lo que, junto con otros mecanismos, reduciría el esfuerzo doméstico de los países de la
OCDE a poco más de 100 millones de toneladas anuales de carbono para el año 2010.
Pero si se permite incluir los proyectos forestales en el CDM, los créditos disponibles
podrían llegar a unos 700 millones de toneladas anuales de carbono, lo que haría
innecesario cualquier esfuerzo doméstico de reducción de las emisiones de gases de
invernadero en los países industrializados.
No obstante, un desarrollo adecuado del CDM podría tener grandes efectos
beneficiosos, aprovechando las vías que abre el artículo 12 del Protocolo. Haría falta un
enorme control, transparencia, participación y beneficio para las comunidades locales,
transferencia de las tecnologías realmente sostenibles, y adaptación de éstas a los países
en desarrollo, sirviendo también, y sobre todo, a los 2.000 millones de pobres de las
zonas rurales que carecen de electricidad y otros servicios energéticos.
LA ENERGÍA NUCLEAR:
La energía nuclear, el llamado "carbón limpio" y las grandes centrales hidroeléctricas
no son sostenibles ni deben entrar bajo ningún concepto en el CDM, pues entre otras
cosas van contra el espíritu y la letra del artículo 12 del Protocolo.
La contaminación radioactiva no se ve y los accidentes nucleares no son frecuentes.
Sin embargo, el rechazo social que se demuestra en sucesivos sondeos de opinión, surge
del miedo a un posible accidente o a una exposición continua a la radioactividad. Es
cierto que la energía nuclear no contribuye al efecto invernadero, pero el gran
problema de la energía nuclear es el desmantelamiento de las centrales nucleares
una vez agotada su vida útil, y el confinamiento de los residuos radioactivos
durante de miles años.
Gobiernos como el de Alemania, en el que se hacen eco de la opinión pública, ya se
prevé el cierre paulatino de las 19 centrales nucleares que producen un tercio de la
energía eléctrica que consume el país, en un plazo medio de veinte años, es decir, una
vez se termine su vida útil, y su sustitución por otras fuentes de energía limpia (como la
eólica o la de ciclo combinado).
Durante la próxima Convención Marco de Naciones Unidas de Cambio Climático en
Johannesburgo 2002, que se denominará Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Sostenible, se debe determinar con toda claridad que sólo la eficiencia energética y las
energías renovables son la solución sostenible y fiable al cambio climático,
elaborando una lista de tecnologías sostenibles, y descartando con toda rotundidad a la
energía nuclear