Download Boletin 4, 23 Marzo 2009

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SAMUEL ORTEGA, MIEMBRO DEL CONSEJO CHILENO DE CAMBIO CLIMÁTICO
"Los
agricultores
tecnología de riego"
usan
mal
la
Chile puede mitigar la menor disponibilidad de agua futura usando bien la
tecnología que está al alcance, señala.
El Mercurio
Santiago, 23 de marzo de 2009
La situación es preocupante. Las precipitaciones están disminuyendo, lo mismo
que las reservas de nieve, auspiciadas por un cambio climático que está más
cerca de lo que se quisiera. Y su primer impacto está en la disponibilidad de
agua. Los expertos señalan que a mediano plazo el agua para riego se reducirá
entre 30 y 40% en Chile.
Entonces, ¿cómo se puede enfrentar el problema si la población mundial
continúa aumentando y, como consecuencia, también demanda más alimentos,
mientras que producirlos requiere usar más agua, recurso que también
necesitan las industrias y las ciudades? Y más encima, el líquido enfrenta
negativos procesos de contaminación.
"La disponibilidad futura de agua se ve compleja. En los países desarrollados
se están tomando medidas para mejorar la eficiencia de uso. Y tecnología
existe para mitigar los problemas", señala Samuel Ortega Farías, director del
Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (Citra) de
la Universidad de Talca.
Ortega, una de las principales voces en el tema riego del país y miembro del
Consejo Chileno de Cambio Climático y Agricultura, ha comprobado que con
tecnología calibrada localmente y con trabajo cultural con agricultores es
posible ahorrar agua y energía. La forma en que resolvió el tema de la
optimización y uso de agua para viñas y huertos de olivos, despierta interés
internacional y lo lleva ahora como único expositor latino a la 7ª. Conferencia
New AG International, este jueves en Barcelona.
- ¿Qué tan complicada es la situación del riego en Chile?
- Preocupa. Chile va a enfrentar reducciones de agua de entre 30 y 40%;
además, está la Niña que produce sequías como la del año pasado. Por lo
tanto, tenemos que prepararnos ya, sobre todo en la zona frutícola. Calibrar las
tecnologías a nivel local y transferirlas. La gente compra tecnología, pero no
sabe usarla. Los agricultores riegan mal y usan mal la tecnología. Ese es un
grave problema. En eso tenemos que trabajar fuerte con los profesionales, los
niveles intermedios, los regantes y con la persona que está con la pala. Eso
nos permitiría ahorrar agua en forma sustancial.
- Hay críticas respecto del equipamiento a nivel nacional.
- En Chile no tenemos una adecuada infraestructura para monitorear el clima
desde el punto de vista agrícola. Muchas de las estaciones no cuentan con los
estándares internacionales, como altura de los sensores. Además, falta
capacitación en el uso de la información. Se hacen inversiones, pero no se les
saca la rentabilidad que debería.
- Al menos las obras de embalses mayores han continuado realizándose.
- Sí, pero no hay preocupación por el uso que se dará a esas aguas a nivel
predial. Próximamente se entregarán Ancoa y Convento Viejo, pero no está
considerado un programa que optimice rendimiento y calidad. Debe contemplar
un sistema de monitoreo para determinar el consumo real de los cultivos, un
programa para adaptar y calibrar modelos para estimar el consumo de agua,
corregir coeficientes de cultivo, evaluar variedades resistentes a sequía y el
efecto del riego deficitario controlado.
- ¿Cuánto se puede ahorrar efectivamente usando bien el agua y de los
equipos?
- Llevamos 12 años trabajando en viñas y redujimos las aplicaciones entre 30%
a 60% en goteo. Muchos creen que con el goteo tienen alta eficiencia, pero hay
que trabajar en la operación y en la dosis según suelo, clima y variedad.
En un proyecto Innova con la empresa Olivares de Quepu, con más de 1.500
hectáreas regadas por goteo, demostramos que es posible sacar aceite extra
virgen con 40% menos de agua. Y lo más importante, la empresa ahorró entre
$ 50 y $ 70 mil por hectárea en energía. Otro ejemplo es lo hecho con la
Asociación de Regantes Canal Maule Norte. Optimizando ciertas prácticas,
mejoramos entre 15% y 25% sin afectar los rendimientos. Con más estudios,
en 3 a 4 años el tomate industrial o el semillero de maíz podrían regarse por
goteo. También hay tecnología para el arroz, para que su cultivo no sea por
inundación.
LOS PEQUEÑOS, EL DESAFÍO
"Uno de los problemas cuando trabajamos con pequeños y medianos
productores es el tema cultural. Por eso tenemos un proyecto de transferencia
tecnológica e investigación (Sepor) con la Comisión Nacional de Riego donde
incorporamos sicólogos y sociólogos. Tomamos agricultores líderes y
comenzamos a trabajar con ellos. El primer año, logramos ahorros de agua de
20 a 40%, sin afectar rendimiento y calidad. Eso indica que, en general, el
agricultor tiende a aplicar mucha agua. Ellos manifestaron que además
registraron ahorros de energía de entre 500 mil a dos millones de pesos,
cuestión que para pequeños agricultores de cinco hectáreas es importante",
dice Ortega.