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CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 106 / 1era. quincena de junio 2012 / Bs 5
Retroceso en la OEA y obstáculos a la inversión extranjera
Deterioro en las relaciones internacionales
Bolivia no logró la adhesión
de los países de la OEA a
su demanda marítima y
sorprendió con un nuevo golpe
de timón: ya no la denuncia
ante tribunales internacionales
sino la “revisión” del Tratado
de 1904. Simultáneamente,
los conflictos sociales y las
deficiencias en la gestión
pública ahuyentan a las
empresas extranjeras
–particularmente a las
mineras– que tienen
inversiones en Bolivia.
Finalmente, el asilo del
senador Pinto amenaza con
deterior las ya tensas relaciones
con Brasil. Un panorama
poco alentador en nuestro
frente externo comparado con
las expectativas generadas
durante el primer gobierno de
Evo Morales.
Artista invitada: Roxana Crespo.
Narcos somos todos
El gobierno aportó las pruebas del involucramiento
de Bertha Bejarano, dirigente de la ix Marcha Indígena, en actividades de tráfico de cocaína. La dirigente reconoció su error y pidió disculpas. Dijo que
lo hizo por necesidades económicas. Por las mismas
razones, la mayoría de los cultivadores de coca también quedan involucrados en el floreciente negocio
de las drogas, aunque no reconozcan su error ni pidan disculpas. Pero no sólo los más pobres terminan
colaborando con los narcos: según el Gral. Sanabria
y el senador Pinto, también lo hacen altos dirigentes del partido de gobierno. Sea como fuere, la denuncia contra Bejarano tuvo un efecto demoledor
en las filas de los pueblos indígenas que se oponen
a la construcción de una carretera que favorecería
al cultivo ilegal de coca en su territorio. La coca y
la cocaína están en el centro de las disputas. No se
ve ninguna opción a esta condición que penetra el
tejido social y político y convierte a todos en sospechosos o cómplices.
Contrapuntos
Alejandra Ramírez S.: El legado rebelde de las
guerreras de la Coronilla, 4-5
Simón Pachano: Punto de quiebre, 5
Cristina Hurtado de Mendoza Carranza: Los ciclos
recientes en la economía boliviana, 6
Juan Carlos Salazar: El mar, la OEA y las profecías
mayas, 7
Manuel Hidalgo: Luces y sombras del crecimiento
extractivista sudamericano, 8-9
Antonio Mayorga Ugarte: Barrientos revisitado, 9
Debate / Aldea Global
Oscar Olmedo Llanos: El progreso Occidentalandino, 10-11
Gabriel Loza: La salida griega, 11
Franco Gamboa y Pamela Alcocer: Cambio
climático como emergencia global inmediata,
12-13
H. C. F. Mansilla: La calamidad recurrente de
la nación boliviana: los tres movimientos
populistas, 14-15
Luis Antezana Ergueta: Comentario a los
comentarios sobre el 9 de abril, 16-17
Libros / Cine
Alcides Parejas Moreno: Tan lejos del mar, 17
Mauricio Souza Crespo: Un cine de historietas, 18
Guillermo Delgado P.: Sobre Recuerdos de ayer
(1916-1929) de Trifonio Delgado, 19
Theodor Adorno: Dialéctica desde abajo, 20
Novedades / ensayo
25
años
1987-2012
editores / impresores / distribuidores
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/3
editorial
1era. quincena de junio 2012
Anomia estatal ahuyenta la inversión extranjera
B
Consejo editorial:
Joan Prats (†)
Fernando Mayorga U.
Horst Grebe López
Juan Carlos Salazar
Director:
José Antonio Quiroga T.
Instituto PRISMA
Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201, Calacoto
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ISSN: 1996-4420
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olivia nunca fue muy atractiva para la inversión externa, ni en
el monto ni en el número de emprendimientos, pero en los
últimos meses ha optado por convertirse en un país que hace
todo lo posible por ahuyentar cualquier presencia de empresas
transnacionales.
Se podría juzgar que esa opción está relacionada con la implantación gradual de un modelo
socialista-comunitario que le asigna
al Estado la propiedad y el control
de todos los sectores estratégicos
de la economía, pero en realidad
lo que parece estar ocurriendo es
que la ineficiencia y arbitrariedad
en la gestión pública, sumada al
incremento de la conflictividad social, están obligando al gobierno a
cancelar los pocos proyectos con
inversión externa que existían, salvo los de aquellas empresas del sector de los hidrocarburos que, por el
contrario, han recibido generosos
incentivos para incrementar sus inversiones en Bolivia.
Un rápido repaso a los casos
más recientes, puede ilustrar las razones de este giro, que tendrá
consecuencias de larga duración para el país.
Primero fue el caso de la empresa brasileña oas, encargada
de la carretera del tipnis cuya construcción fue prohibida tras
la viii marcha indígena y la promulgación de la Ley 180. El gobierno contrató a oas sin contar con los estudios de factibilidad,
ni de impacto ambiental, y no cumplió con el requisito constitucional de la consulta previa a los pueblos indígenas. El bndes de
Brasil declaró que no podía financiar una obra ilegal, y el gobierno boliviano terminó por “expulsar” a la empresa, acusándola de
incumplimiento del contrato.
Luego le tocó el turno a la española tde, nacionalizada el
1 de mayo siguiendo el ritual de expropiaciones instituido para
celebrar el día de los trabajadores. La decisión fue inconstitucional por cuanto no hubo “ley de necesidad ni indemnización
previa”. El gobierno se apresuró a declarar que indemnizaría a
la transnacional española con un monto similar al que invirtió
originalmente, sin saber que el valor de la empresa era muy in-
ferior en el momento de ejecutarse la expropiación, como reveló
la prensa española.
En el curso de las últimas semanas, otras tres empresas del
sector minero han sido afectadas por este tipo de decisiones gubernamentales.
La transnacional india Jindal
terminó por fastidiarse con la ejecución de la segunda boleta de garantía por el supuesto incumplimiento
de las inversiones comprometidas.
Con ello el proyecto Mutún iniciado durante este gobierno quedó
seriamente malogrado, aunque el
ministro de Minería considera que
tras la salida de Jindal vendrán muchas empresas “más serias” a explotar nuestras riquezas. Según Jindal,
el gobierno boliviano incumplió en
la provisión de gas y de un terreno
saneado para instalar la fundición.
La suiza Glencore, que tenía a
su cargo la explotación de la mina
Colquiri bajo un contrato de riesgo
compartido, podría ser nacionalizada a raíz de la invasión a unos parajes de la mina, realizada por cooperativistas mineros. El Presidente
Morales dejó la decisión final en manos del sindicato de trabajadores, que terminarán imponiendo políticas públicas en ausencia de
Estado. Algo similar podría ocurrir en Mallku Kota, concedida a la
empresa canadiense South American Silver, con el ingrediente adicional de una disputa por derechos territoriales de pueblos indígenas, que enfrenta a comunarios con cooperativistas y con el Estado.
Como puede apreciarse, en la mayoría de los casos descritos, se trata del incumplimiento gubernamental a los compromisos contraídos con las empresas o con las comunidades, o el
retroceso frente a conflictos sociales ocasionados por la confrontación de intereses que alegan estar defendidos por derechos
contrapuestos reconocidos por la nueva Constitución.
La querella por los excedentes se está resolviendo en las calles, cediendo a la presión de corporaciones privadas –como la de
los cooperativistas mineros– con poder de veto sobre decisiones
gubernamentales. Y allí donde no hay Estado es difícil que haya
inversión extranjera.
Algo más que un tropiezo
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S
i nos atenemos a las interpretaciones
oficiales de las partes interesadas,
resulta imposible establecer a qué
país favorecieron en mayor medida los
resultados de la reciente Asamblea General de la oea respecto del tema de la
reivindicación boliviana de un acceso soberano y útil al Pacífico.
Los editoriales de los principales
medios en Santiago de Chile coinciden
en que la diplomacia de ese país alcanzó
un éxito relevante al haber impedido que
en dicho evento se adoptara una resolución de apoyo a Bolivia. En los medios
de Lima el tema tuvo escasas repercusiones, como si se tratara de un asunto
que no les atañe mayormente. En el caso
de nuestro país se repite lo que ya es una
constante en prácticamente todos los
temas: las interpretaciones son absolutamente divergentes y polarizadas según
se trate de los medios que controla el
aparato comunicacional del gobierno,
por un lado, o de los que se reputan independientes, por otro.
Algo que no se ha cotejado con
atención son las expectativas que despertaron las autoridades antes del evento; la forma en que se abordó el tema
por parte del Presidente, el Canciller y
el Vicecanciller durante el evento, y las
explicaciones que se dieron en los días
posteriores. Y así tampoco se destaca
suficientemente que la exhortación unánime al diálogo bilateral entre Bolivia y
Chile, parece ser la única fórmula que
ha quedado claramente descartada por
de pronto.
Y si esto es así en cuanto al tema
marítimo, con las diferencias del caso,
tampoco queda claro cuáles han sido
los logros en el tema de la seguridad
alimentaria. Todo indica que, después
de una tediosa negociación, el texto finalmente aprobado fue purgado de una
buena cantidad de fórmulas debido a su
carácter meramente retórico.
Habría que reconocer, por otra
parte, que la bullanguera “diplomacia de
los pueblos” ha demostrado ser particularmente inapropiada como sustituto de
una metódica labor diplomática de persuasión de la posición del país a cada una
de las delegaciones.
Por último, como proyección hacia
el futuro la reunión de la oea en Cochabamba tendrá mucho menos relevancia
que la creación de la alianza del Pacífico precisamente en Antofagasta y con la
presencia de los presidentes de México,
Colombia, Perú y Chile y el acompañamiento del rey de España. Vale la pena
reflexionar a fondo sobre todo esto.
4/
contrapuntos
1era. quincena de junio 2012
El legado rebelde de las guerreras de la Coronilla
Alejandra Ramírez S.*
Una ocasión para re-pensar la identidad regional cochabambina y generar una reflexión sobre el papel de las mujeres en la conquista de sus
propios espacios tanto a nivel local, regional y nacional.
E
l último mes de mayo ha
sido importante en tanto
ha visibilizado las pugnas
por las narrativas y por los
pasados, a partir de recopilaciones documentarias e interpretaciones históricas que recuperan
episodios u ocultan otros y que,
mediante desplazamientos discursivos, logran construir –reconstruir y/o destruir– distintas
lecturas de la historia. En efecto,
el episodio de las Heroínas de
la Coronilla (mayo de 1812) ha
vuelto a ser centro del debate y
de atención a partir de múltiples
miradas que enaltecen a algunos
grupos y desvalorizan a otros, intentando (re)escribir el proceso
independista que dio lugar a la
creación de la República de Bolivia (1825), hoy llamado Estado
plurinacional.
Más allá del debate acerca
del rol protagónico de indígenas,
mestizas o criollas, recuperar el
episodio no sólo permite re-pensar la identidad regional Cochabambina, sino y sobre todo, generar una reflexión sobre el papel de
las mujeres en la conquista de sus
propios espacios tanto a nivel local, regional y nacional. Y es que,
uno de los principales legados del
combate del 27 de mayo de 1812,
es el de la participación activa de
las mujeres en la defensa –y por lo tanto
en la construcción– de un proyecto de
una patria independiente y soberana.
Esa tendencia de constructoras y defensoras de la calidad de vida de los suyos,
es una herencia que permite a las mujeres ir forjando sus derechos ciudadanos
en la historia, como se argumenta a continuación.
De la acción heroica de las
mujeres a la revolución de las
mujeres en la primera mitad del
siglo xx
El imaginario respecto a la valentía y
capacidad de lucha de las mujeres cochabambinas encuentra sus raíces en el
episodio histórico anteriormente señalado. Según el relato de un soldado (Turpín) presente en la batalla de la Coronilla, frente a la arremetida del ejército
realista comandado por Goyeneche a la
ciudad de Cochabamba se re-arma un
ejército cochabambino que es integra* Responsable del Área de Estudios del Desarrollo
del cesu-umss. Ph.D. en Desarrollo Humano
y Sustentable.
comerciantes; o, para otros grupos sociales, la Liga de Mujeres
Católica (aparecida a principios
del siglo xx), desde dónde muchas mujeres de clases medias y
alta inciden, a partir de cofradías
religiosas, en la vida pública de la
ciudad (2) La actividad productiva y profesional desde la cual,
maestras e incluso emergentes
empresarias se involucran en la
vida pública y en la dinámica económica de la ciudad (3) La arena
política, a partir de su incorporación como cuadros políticos y,
en general, como dirigentes en la
vida política nacional (tal el caso
de Lidia Gueiler Tejada).
do también por mujeres acompañadas
por sus hijos. Convocada la población a
un Cabildo Abierto, el gobernador Antezana preguntó: “‘¿Cumpliréis lo que
habéis dicho de defender la patria y la
excelentísima Junta de Buenos Aires?’
Algunos respondieron que sí, pues ya
no había más de mil hombres escasos
y solamente las mujeres dijeron: ‘Si no
hay hombres, nosotras defenderemos’”.
Uno de los frentes de batalla se dio en
la colina de La Coronilla, lugar donde
perderían la vida una parte de estas mujeres-soldados siendo, posteriormente,
la ciudad avasallada y saqueada.
Conseguida la independencia
(1825), esta presencia activa cayó en el
olvido y las mujeres fueron relegadas
en su participación pública. Ello impulsa a principios del siglo xx, a que muchas mujeres comiencen a movilizarse
en torno a ideas liberales; es el caso de
Adela Zamudio y otras educadoras, que
reclaman la igualdad, la educación laica así como mayores derechos para las
mujeres. Es Sara Ugarte, esposa del
presidente Salamanca junto a mujeres
del pueblo, las que desde la acción pú-
blica van a pelear, en los años 1920, por
el reconocimiento del aporte histórico
de la mujer en la construcción de una
idea femenina de la nación boliviana
hecho que será impulsado con la construcción de un monumento en honor a
las heroínas de la Coronilla y posteriormente fortalecido en 1927 con la declaración del día 27 de mayo como el día
de la madre boliviana.
Además de estos impulsos particulares, a principios del siglo xx se dan
ciertos acontecimientos importantes,
ta­les como la guerra del chaco (19321935) o la revolución de 1952, que se
convierten a su vez en revoluciones de
mujeres y de pueblos indígenas –donde
también es importante la presencia de
las mujeres– que pelean por ampliar la
igualdad de derechos para todos, como
el voto universal conseguido en 1961.
Tres ámbitos se presentan como espacios privilegiados de esas revoluciones:
(1) Gremios donde la participación
ciudadana de las mujeres asume estrategias colectivas, tales como la Asociación Hijas del Pueblo (que nace en la
década de 1949) que reúne a las mujeres
La idea política de la
ciudadanía de las mujeres
en la lucha por una
democracia más inclusiva
La idea de ciudadanía empieza a
tomar mayor presencia a partir de
los años 60, cuando frente a los
gobiernos dictatoriales las mujeres
empiezan a organizarse en torno a
la defensa de sus derechos sobre
todo políticos y civiles en espacios
vinculados a: la actividad universitaria, los partidos políticos y, por
último, al ámbito sindical –tanto
urbano como campesino– y las
organizaciones adyacentes al mismo como los comités de Amas de
Casa en las minas. Desde esos ámbitos
las mujeres van a incidir de manera destacada en la lucha por la democracia. No
es casual que la recuperación de la democracia haya estado impulsada por una
huelga de hambre (1977) de un puñado
de mujeres acompañadas de todo un
movimiento de base que reunía a mujeres y hombres defensores de los derechos humanos ya que, como bien decía
Domitila Chungara: “[U]na persona, un
pequeño grupo en un país nunca puede hacer nada sólo, siempre hay mucha
gente involucrada” (Entrevista personal,
4 de marzo del 2010).
Este involucramiento de las mujeres en la lucha política será, desde entonces, una constante. La segunda huelga
de hambre que debilita a otro dictador
como fue García Meza (1982) fue iniciada por otro grupo de amas de casa, aunque todavía sometidas: “Había siempre
Comité de Amas de Casa, pero siempre
muy sometidas, muy subordinadas a los
dirigentes. Nuestra huelga ha hecho que
la mentalidad de los trabajadores cambie, vieron que las mujeres servimos. Ya
no nos decían las ‘Amas de Casa’, ‘nues-
tras armas de casa’ decían” (Entrevista
personal a Doña Zenobia Machicado,
27 de julio 2011). Esta constante es la
que impulsa entre otros, el retorno a la
democracia, momento en el cual, los espacios de participación ciudadana para
las mujeres se multiplican.
En el cambio de siglo: Hacia
una igualdad ciudadana desde
la mirada de las mujeres
Desde la década de 1990 las mujeres
profundizan una mayor participación:
por un lado, en el parlamento donde se
reúnen mujeres representantes políticas
y de la sociedad civil –“El parlamento
era un lugar que físicamente había sido
tomado por los movimientos de mujeres” (Entrevista personal a Lourdes
Zabala, 17 de mayo 2010)– y por otro,
en las ong y los clubs de madres donde
trabajan con otras mujeres. Desde estos
espacios, van ampliando su agenda hacia
la los derechos políticos, sociales y étnicos. Dos derechos adquiridos son importantes: el de la mujer soldado a partir
de ingreso al ejército y la reivindicación
del derecho al propio cuerpo.
Estos espacios ganados por las mismas mujeres, se van multiplicando a partir del nuevo milenio y la consolidación
del proceso de la Participación Popular.
En este período se fortalece su participación en organizaciones territoriales –
Juntas Vecinales y otb− y en las de producción, formales e informales. Todos
estos ámbitos constituyen conquistas
desde donde las mujeres influyen en la
construcción de calidad de vida.
“Las mujeres no le debemos
nada a nadie”
Los avances conseguidos para un mayor e igualitario ejercicio ciudadano,
se amplifican con la presencia de mujeres en la redacción de la nueva cpe.
Las mismas leyes promulgadas para su
implementación impulsan nuevas propuestas, por el momento en términos
discursivos, para un ejercicio pleno de
la ciudadanía incluso en los ámbitos de
la cotidianidad.
¿Qué debemos agradecer las mujeres a las elites de poder? Este breve recorrido histórico desde la participación
de las mujeres en la Coronilla hasta la
actualidad, muestra que son las luchas de
las propias mujeres en su pluralidad, las
que han permitido formalizar el papel
que ahora desempeñan en todos los ámbitos de la vida pública y privada. Esta
revolución no ha terminado. Se necesita
una agenda nueva, inclusiva y distinta
basada en la diversidad pero en mira de
un proyecto común no sólo para conseguir más derechos ciudadanos, sino para
ampliar libertades individuales y colectivas.
El legado rebelde de las guerreras de la Coronilla −que toma renovada actualidad ahora en nosotras y hacia
nuestros hijo/as y nieto/as− es esta larga
lucha por la ciudadanía plena y efectiva:
“Si nuevamente no hay hombres, aquí
seguimos las mujeres”.
/5
contrapuntos
1era. quincena de junio 2012
Punto de quiebre
Simón Pachano*
Cochabamba marcó un punto de quiebre dentro del camino democrático latinoamericano.
Lo que ocurrió constituye el retroceso más grave de los treinta años que lleva este proceso.
E
l hambre pasó a segundo plano en la
Asamblea de la oea en Cochabamba. No es que los cancilleres y los dos
presidentes se olvidaran de su necesidad
biológica, sino que como tema de debate
no ocupó el lugar que preveía la convocatoria del encuentro. Reunidos en el país
más pobre de América del Sur, prefirieron llenar sus discursos con ataques a los
organismos de protección de los derechos
humanos y dejar para el documento final
una declaración de apuro acerca de los
problemas sociales. Seguramente habrán
considerado que si la pobreza ha estado
ahí tanto tiempo bien puede seguir esperando unos cuantos
años más, mientras que la intromisión de los organismos supranacionales debe ser combatida de inmediato.
Es una línea de acción que va tomando cuerpo. Por
primera vez en la historia reciente de América Latina hay
un grupo de países que no tienen vergüenza en sostener
públicamente una posición de esa naturaleza. Hasta hace
poco, nadie se atrevía a hacerlo tan frontalmente y en un
foro de alcance continental. El ataque a los organismos
creados para proteger y garantizar los derechos de las personas era patrimonio de las dictaduras. Todas ellas argumentaban que se trataba de instancias externas que amenazaban la preciada soberanía de sus países y que constituían
imposiciones de otras visiones culturales. La diferencia con
lo que ocurre ahora no está en el fondo sino en la forma. Las
dictaduras no se atrevían a expresarlo en reuniones como la
que se realizó en Cochabamba la semana pasada. Lo hacían
con métodos ocultos, con declaraciones casi subterráneas
y sobre todo con acciones violentas que
formaban parte del arsenal propio de la
guerra sucia en que eran expertas.
Las dictaduras no podían presentarse
abiertamente porque no tenían la legitimidad que se origina en el voto popular. Por
el contrario, ahora lo hacen gobiernos que
gozan de la legitimidad obtenida en las
urnas. Su fortaleza radica precisamente en
esa condición, ya que nadie puede negar
su origen electoral y el apoyo con el que
cuentan muchos de ellos. Sin embargo,
frente a situaciones como esta es necesario
recordar que la democracia no se agota en
la elección de los mandatarios, sino que requiere también que
ellos se sujeten irrestrictamente a los límites que están determinados y que respeten la opinión ajena, especialmente la que
va en sentido contrario a la suya. Su origen democrático es
insuficiente si no está acompañado de estos otros elementos.
Cochabamba marcó un punto de quiebre dentro del
camino democrático latinoamericano. Lo que ocurrió en la
ciudad boliviana constituye posiblemente el retroceso más
grave de los treinta años que lleva este proceso. Es tan grave como los dos golpes de Estado que fueron condenados
inmediatamente por todos los países del continente (Perú
en 1992 y Honduras en el 2009). La ruptura frontal del orden democrático en esos casos hacía fácil la reprobación por
parte del resto. La forma artera e hipócrita de los actuales
propicia el engaño, en el que puede caer incluso el secretario del organismo internacional.
* Sociólogo ecuatoriano.
6/
contrapuntos
1era. quincena de junio 2012
Los ciclos recientes en la economía boliviana
Cristina Hurtado de Mendoza Carranza*
Existen restricciones estructurales internas que no se superan con cambios en el estilo de gestión económica ni con la disponibilidad
circunstancial de considerables excedentes fiscales.
L
a evidencia estadística indica que
el crecimiento de la economía boliviana en las últimas dos décadas
ha estado por debajo de las economías vecinas y se ha traducido además
en una ampliación de las desigualdades
distributivas. En vista de que en ese lapso
se instrumentaron dos modelos de política económica, surge la pregunta por
las causas y condiciones que explican tal
insuficiencia dinámica. Desde el Instituto
prisma se ha formulado un conjunto de
ideas que busca responder a esta inquietud analítica, arribando a la conclusión
que el patrón primario-exportador de inserción internacional; la heterogeneidad
de los agentes económicos, y el alto grado de informalidad se identifican como
obstáculos no superados por las políticas
de diverso signo que se han aplicado en
los pasados 20 años.
Por otra parte, eventos recientes ponen de manifiesto nuevas circunstancias
económicas en el orden internacional que
se caracterizan por: una transición hegemónica de la economía mundial provocada por el dinamismo de las economías
asiáticas, en particular de China; el crecimiento de las economías suramericanas
por encima de los países industrializados,
y la diferenciación de los países de la región según su dimensión económica, nivel de desarrollo y logros en materia de
reducción de la pobreza.
Y para contribuir a una visión estratégica, las propuestas correspondientes se refieren a la adopción de políticas
macroeconómicas para el crecimiento
sostenido de la productividad, la elevación de la tasa de inversión mediante
un esquema de concertación económico
y social entre los actores y el fortalecimiento de las relaciones de cooperación
en el ámbito suramericano
Dichas propuestas están incorporadas en el análisis alentado por el pieb y
que se ha traducido en la publicación de
seis libros referidos a la pregunta sobre
los factores económicos e institucionales
que han determinado el desempeño económico a nivel nacional y regional en el
periodo 1989-2009.
Tales características nacionales e
internacionales mencionadas, determinaron la adopción de una estrategia analítica compuesta de tres aproximaciones.
En primer lugar, un enfoque teóricometodológico que articule un conjunto
de instrumentos analíticos referidos a
la naturaleza dependiente del patrón
primario-exportador de generación y
circulación del excedente. En segundo
lugar, una comparación del sistema de
incentivos derivados de los diferentes
marcos institucionales.
Y, por último, una interpretación empírica del
comportamiento de los
sectores primordiales en
función de los dos aspectos anteriores.
El rasgo cíclico de
la economía boliviana ha
estado determinado por
la existencia de dos periodos diferentes de arreglos
institucionales internos,
por un lado, y una secuencia de fases de auge
y recesión en el relacionamiento con el exterior,
por otro. La investigación
identifica sin embargo
que a pesar de los grandes cambios introducidos
en las últimas dos décadas
respecto al enfoque de las
políticas económicas, el
desempeño económico
general no se ha modificado sustancialmente,
lo que permite concluir
que existen restricciones
estructurales internas que
no se superan con cambios en el estilo de gestión
económica ni con la disponibilidad circunstancial de considerables excedentes fiscales.
Entre los falsos dilemas que se
han debatido en el país, la primacía del
mercado o del Estado ha ocupado un lugar central. Al respecto la reflexión de
prisma­propone que no debe resolverse
la cuestión desde sus dimensiones doctrinales. Ocurre en cambio que la necesidad de un mayor protagonismo estatal
deriva de la heterogeneidad de la economía, así como de los vacíos resultantes de la estrechez relativa del mercado
interno. Ocurre lo mismo con otro falso
dilema referido a la prioridad del mercado interno o del sector exportador. Una
vez más es la realidad la que muestra la
necesidad de construir un aparato productivo capaz de incorporar crecientes
grados de competitividad por su articulación con los mercados externos, algo
que sería imposible de lograr si el horizonte de actividades quedara confinado
en las fronteras nacionales.
La cultura política prevaleciente
y los hábitos sociales suelen tener más
importancia que los diseños formales de
las instituciones. Las instituciones formales pueden cambiar fácilmente, pero
las instituciones informales que reflejan
actitudes, comportamientos, creencias y
valores socialmente construidos, son difíciles de transformar, porque se trata de
todo el bagaje cultural, político y social
de un país. De aquí que el análisis deba
distinguir entre el país legal y el país
real. Por lo tanto, para alcanzar eficacia,
las políticas públicas deben acomodarse
a las realidades efectivas y no a las deducciones teóricas.
El comportamiento cíclico de la
economía boliviana señala que los periodos de auge se caracterizan por estar
impulsados por incrementos en las exportaciones además de elevados flujos
positivos de inversión, contrariamente a
los periodos de contracción. El análisis
afirma que por encima de las modificaciones institucionales, las cuatro variables que explican el desempeño de la
economía boliviana en términos de crecimiento, generación de empleo, distribución de ingreso y solvencia fiscal son:
los términos de intercambio, la dimensión de la inversión extranjera directa,
las remesas y la informalidad.
Los escenarios explorados en el
análisis contrafactual de la investigación
alegan que los sectores que están en capacidad de impulsar crecimiento sostenido,
principalmente los sectores extractivos,
no necesariamente generan mayores
fuentes de empleo o mejoras en la distribución de
empleo. En efecto, el país
no ha superado su arquitectura económica heredada desde la época colonial,
debido a que en ningún
momento la industria ha
sido candidato prioritario
en materia de política pública o inversión.
Las conclusiones del
estudio ponen de relieve
la importancia de generar estra­tegias sistemáticas para el aumento de la
productividad. A fin de
lograr dicho objetivo la
investigación propone un
proceso de reconversión
productiva que utilice los
precios relativos como señalización para resaltar las
prioridades de la política
económica a largo plazo y
los sectores que deben­ ser
protegidos frente a las oscilaciones del mercado.­
Para construir un
Estado con capacidad
institucional en base a un
modelo mixto, se requiere
una alianza entre el sector
público y privado, que es de vital importancia para establecer las condiciones de
desarrollo y el patrón de crecimiento que
se quiere. La investigación sugiere crear
un espacio de concertación donde se encuentren incorporados: el sector empresarial formal, los productores campesinos,
el gobierno y las representaciones de los
trabajadores organizados. De esta manera, los miembros del Consejo Económico
Social concertarán mandatos claros, concretos, realistas y un financiamiento estable para perdurar en el largo plazo.
Por último, para que la implementación de un pacto fiscal sea exitosa, la
investigación exige que exista un incremento en la transparencia de los recursos y su asignación, así como en la carga
tributaria.
Los resultados de este trabajo, junto
con las otras cinco investigaciones promovidas por el pieb, constituyen el primer paso para abrir un debate fundado en
análisis robusto y sólidos datos empíricos.
Los ciclos recientes en la economía boliviana:
Una aproximación económica e institucional.
Horst Grebe (coord.), Mauricio Medinaceli, Rodrigo Fernández, Cristina Hurtado de Mendoza
y Herbert Müller (prólogo). pieb. Mayo, 2012.
* Economista.
/7
contrapuntos
1era. quincena de junio 2012
El mar, la OEA y las profecías mayas
Juan Carlos Salazar*
Aislado de Tiquipaya y de la propia ciudad de Cochabamba, cercado por miles de efectivos del Ejército y la Policía, el Hotel Regina
de Tiquipaya, sede del evento, fue la metáfora perfecta del aislamiento diplomático de Bolivia.
T
iquipaya, según David Choquehuanca, es un lugar de “magia”
y “encanto”. Capital de las flores
del valle cochabambino, es además, en palabras del canciller boliviano, el
corazón de Cochabamba y Bolivia, pero
también de América del Sur, un corazón
que “ha comenzado a latir” para marcar
un nuevo tiempo, el “final del no tiempo”
y el comienzo del “tiempo del equilibrio”.
Poco después de que el presidente
Evo Morales anunciara su propósito de
promover la “refundación” de la Organización de Estados Americanos (oea)
y en vísperas de la inauguración de la
Asamblea General del organismo panamericano, el jefe de la diplomacia boliviana –clic a Google mediante– apeló a
una de las “siete profecías mayas” para
anunciar el advenimiento de una “nueva época” a partir del “evento histórico”
que congregó en Tiquipaya a los cancilleres y delegados del continente.
“El año 2012 viene cargado de
energías, energías que nos convocan a
los seres humanos para que volvamos
al camino del equilibrio”, dijo ante un
poco convencido José Miguel Insulza, al
evocar una de las “profecías” supuestamente contenidas en el milenario calendario maya, según la cual la humanidad
está viviendo estos días el “tiempo del
no tiempo”. “El calendario maya –explicó– nos señala que después de este año
vamos a entrar al tiempo, al equilibrio.
Estamos viviendo el fin del no tiempo”.
Choquehuanca pasó por alto que
las famosas “profecías mayas” –una de las
cuales “pronostica” el fin del mundo para
el 21 de diciembre próximo– han sido
desmentidas por la ciencia –no existe ninguna evidencia de ellas en el calendario
de la civilización precolombina que floreció en el sudeste mexicano– y las conectó con la leyenda andina del Pachakuti.
“Vivimos el macha, el no tiempo”, dijo.
“Pacha” equivale a “equilibrio” y “kuti” a
“retorno”, recordó. Es decir, estamos en
vísperas del “retorno al equilibrio”.
No en vano la cancillería introdujo
el símbolo del Pachakuti en el logo de
la Asamblea. El encuentro de Tiquipaya
estaba llamado a convertirse en un evento fundacional, una plataforma desde la
cual América Latina debía proyectarse
al futuro, con la Seguridad Alimentaria
como bandera, para estar “a la altura
de los nuevos desafíos”. Y no por una
simple casualidad. Choquehuanca citó
como antecedente la cumbre de movimientos sociales que se realizó hace dos
años en la misma localidad, que ganó
fama no tanto por la defensa de la Madre Tierra, tema de la cita, como por la
desafortunada afirmación del presidente
Evo Morales cuando vinculó la homosexualidad con el consumo de carne de
pollo.
Sin embargo, a la luz de los resultados, la frustración de la Cancillería tuvo
que haber sido mayúscula al cabo de tres
días de deliberaciones. Nadie, fuera del
gobierno, piensa que Tiquipaya pasará
a la historia como la cuna de una nueva
oea ni como la plataforma del relanzamiento de la política marítima boliviana.
No es que no haya sido un parteaguas.
Lo grave es que tampoco fue una conferencia más. El ex canciller Armando
Loayza habló de un “duro revés” para
la diplomacia boliviana, en tanto que
el internacionalista Fernando Salazar
Paredes describió la gestión de la Cancillería como “la crónica de un fiasco
anunciado”. Analistas menos diplomáticos concluyeron que la 42 Asamblea
General del organismo fue un “fracaso
estrepitoso” para Bolivia.
Conocido por su pragmatismo –y
conocedor de la historia–, José Miguel
Insulza ni se inmutó ante el pronóstico
del canciller boliviano acerca del advenimiento del “nuevo tiempo”, pero, eso sí,
anticipándose a la andanada “bolivariana”,
afirmó que “la oea está en permanente
cambio”. Vino a decir, en buen romance,
la organización no precisa de “refundación” alguna porque lleva “refundándose”
desde hace más de medio siglo.
Ni Evo Morales ni Rafael Correa
fueron los primeros en hacer eco a la ya
famosa definición cubana de la oea como
el “Ministerio de Colonias de Estados
Unidos”. Tampoco en apelar a la disyuntiva de “refundación o muerte”. Tal vez
por ello, sus incendiarios discursos no
causaron mayor sorpresa en el Hotel Regina de Tiquipaya. “Eran críticas esperadas”, dijo un veterano funcionario, que
lleva años escuchando diatribas de todo
signo desde la tribuna interamericana.
Lo que sí causó sorpresa fue el resultado del debate sobre la reivindicación marítima, no tanto por las expectativas sobredimensionadas como por la
soledad del anfitrión en su reclamo de
revisión del Tratado de 1904, soledad
que a su vez adornó la victoria diplomática chilena. La ausencia de más de la
mitad de los 34 cancilleres invitados fue
una señal de la pésima gestión o ausencia de cabildeo de la Cancillería.
Nadie esperaba que la Asamblea ratificara la resolución de 1979, ni siquiera
la de 1983, consideradas los mayores logros de la diplomacia boliviana, pero el
caso es que ninguno de los 19 delegados
que participaron en el debate mencionó
las palabras claves de ambos documentos: el “interés hemisférico” en el tema
y la necesidad de encontrar una solución
al problema marítimo que incluya una
salida “útil y soberana” al Pacífico. Por
el contrario, los oradores respaldaron la
tesis chilena de que la reivindicación boliviana es un tema bilateral que responde
al derecho internacional. En otras palabras, no es multilateral ni procede la revisión del Tratado.
Ni siquiera los países de la alba,
aliados ideológicos de Morales, con
los que Bolivia hizo causa común en la
arremetida contra la oea y la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos
(cidh), respaldaron al canciller Choquehuanca. Amigos y aliados tradicionales de la causa boliviana, como Perú,
Colombia, Argentina y México, también
le dieron la espalda. ¿Qué se podía esperar de los que no lo son?
Horas antes del debate, el canciller
chileno, Alfredo Moreno, había declarado en tono poco comedido que Bolivia
“todavía no puede precisar” la amenaza
que formuló hace más de un año de llevar la reivindicación marítima a los tribunales internacionales. Y el presidente
Evo Morales, en su respuesta, le dio la
razón: “No había sido tan sencillo”, admitió, con no poca ingenuidad, en una
declaración que puso de manifiesto la
falta de oficio y la improvisación de la
Cancillería boliviana, pero sobre todo
la incoherencia de la política marítima,
que en menos de dos años pasó del diálogo bilateral a la amenaza de demanda
ante el Tribunal de La Haya, para terminar en la demanda de revisión del Tratado de 1904. Cara y cruz de la misma
medalla: el presidente Sebastián Piñeira
proclamó la victoria diplomática para su
delegación, mientras el gobierno boliviano intentaba convencer de que no
hubo triunfo ni derrota para nadie.
“Es posible que Bolivia haya perdido muchos apoyos debido a la radicalización de su discurso y a la política de
confrontación que mantiene en el plano
internacional”, declaró un diplomático latinoamericano. ¿Se puede pedir el
apoyo de una institución o de países a
los que vapuleas y conviertes en blanco
de tus críticas? La “pasarela” que organizó la Cancillería en el acto inaugural
causó malestar en muchas delegaciones
fue algo más que una torpeza diplomática. “Es la primera vez que veo algo
así en una asamblea”, dijo un veterano
funcionario de la organización. No se
refería únicamente al “desfile de cancilleres” camino al escenario del auditorio
a la llamada del maestro de ceremonias,
sino también a la presencia de “barras
bravas” de los movimientos sociales que
premiaban con sus ovaciones a los delegados de los países “amigos” y reprobaban con silbidos y gritos a quienes se
supone que no lo son.
Aislado de Tiquipaya y de la propia ciudad de Cochabamba, cercado por
miles de efectivos del Ejército y la Policía, el Hotel Regina de Tiquipaya, sede
del evento, fue la metáfora perfecta del
aislamiento diplomático de Bolivia. Las
propuestas de reforma, incluida la de la
Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (cidh), han sido derivadas a
nuevas comisiones. ¿Y la demanda marítima boliviana? Queda, como la “refundación” de la oea, para las calendas mayas.
* Periodista.
8/
contrapuntos
1era. quincena de junio 2012
Luces y sombras del crecimiento extractivista sudamericano
Manuel Hidalgo*
Un particular conjunto de contradicciones que presenta el esquema de crecimiento prevaleciente en América del Sur está relacionado con el rol
que en su patrón de acumulación y en la inserción económica internacional está jugando la explotación y exportación de materias primas.
A
mérica del Sur en los próximos
años no puede dejar de pensar en
su crecimiento económico, sustentado en la exportación de sus
materias primas y alimentos. El tema
está en quién lidera ese crecimiento,
bajo qué intereses y con qué perspectiva.
Cuando el crecimiento está liderado por la inversión privada, nacional y
extranjera, en un esquema de garantías y
prebendas extraordinarias –como la baja
tributación, la depreciación acelerada,
las débiles regulaciones laborales y ambientales, etc.–, como ocurre en varios
países que no aún no abandonan el fracasado modelo neoliberal, ese crecimiento
además de no garantizar el avance hacia
un mayor bienestar de nuestros pueblos,
termina en el camino del proceso de saqueo de nuestro continente, iniciado ya
hace más de 500 años.
Crecimiento económico
El singular crecimiento de las economías sudamericanas en la última década
ha tenido en el aumento de sus exportaciones un motor fundamental. Así ha
ocurrido también en los últimos dos
años y resulta claramente previsible que
así lo será hacia adelante.
Cuando a partir del segundo trimestre de 2003, la fuerte emergencia
de China y de otros países del Asia en
el comercio mundial empezó a elevar los
precios de las materias primas, el ciclo
económico de América del Sur empezó
una trayectoria expansiva que permitió
cambiar sustantivamente la realidad macroeconómica de la sub-región en los
siguientes cinco años.
En efecto, no sólo la evolución muy
favorable de la relación de precios de
nuestras exportaciones versus nuestras
importaciones permitió que a lo largo de
todo ese lapso la balanza comercial fuese
ampliamente positiva, sino que, además,
los ingresos de divisas fueron tales que
permitieron atender y reducir drásticamente la deuda pública externa al mismo
tiempo que más que duplicar el nivel de
las reservas internacionales.
Para valorar estos logros es necesario tener presente que los elevados
pagos de la deuda externa han sido históricamente la mayor restricción de los
estados sudamericanos para expandir
el gasto público social en las urgentes
necesidades de la población; y que la
crónica escasez de divisas (reservas en
monedas internacionales) ha sido una
sustantiva amarra que ha condicionado
* Economista. Artículo de la Revista
Escenarios.
la dependencia externa de nuestro crecimiento.
Además los mayores ingresos públicos derivados de los mayores niveles
de actividad económica, de la mejora
de los precios de las materias primas y
de algunas reformas tributarias, permitieron –en algunos países más que en
otros–, ahorros y superávits públicos
que fortalecieron la posición fiscal, e incluso, constituir “fondos soberanos” (de
ahorro e inversión de los estados).
Esa fortaleza macroeconómica fue
decisiva en 2009, para habilitar a los
gobiernos a desplegar políticas contracíclicas (subsidios al empleo, provisión
de fondos, etc.) en presencia de la crisis
mundial, de modo de limitar los peores
efectos de la misma en el empleo y en el
gasto público social. Y se notó. La crisis
no generó mayor inestabilidad política y
social en Sudamérica; por el contrario,
muchos de sus gobiernos acrecentaron
su popularidad merced a su manejo en
la coyuntura.
En los últimos dos años, al reanudarse el dinamismo del comercio mundial, las exportaciones de la sub-región
se recuperaron, pero el perfil de la canasta exportadora se vio empujada a una
mayor concentración aún en los productos básicos –hidrocarburos, minerales y
alimentos– porque al efecto de los altos
precios de los mismos se sumó una tendencia más marcada que en años precedentes a la devaluación del dólar y a la
consecuente apreciación de las monedas
locales.
Como por otra parte, en 2010 hubo
fuerte aumento­ de las importaciones
y de remesas de utilidades de las tras­
nacionales que operan en Suramérica,
se registró por segun­do año un déficit
en cuenta corriente; que se cubrió ampliamente con el ingreso de capitales externos, lo que permitió a la mayoría de
países volver a incrementar sus reservas
internacionales a niveles superiores aún
a las de 2008.
En presencia de la recaída recesiva del capitalismo central que se está
viviendo, algunas de estas tendencias
podrían revertirse parcialmente. Pero al
presente, está claro que en lo fundamental, persistirán.
Los países sudamericanos se han
ido especializando crecientemente en
la exportación de productos primarios
y sus procesados, patrón que se ha visto
reforzado por la elevada demanda asiática, en especial de China. Y aunque la
importancia de China como mercado
de exportación ha crecido notablemente
en la última década, mientras que la de
eeuu ha caído y se ha estancado la de la
Unión Europea, todavía no recepciona
más que el 9% de las exportaciones suramericanas.
En todo caso, ya es un mercado
de exportación clave para Chile, Brasil,
Perú, Argentina y Venezuela. Y es claro
que las tendencias de cambio en esa dirección se acentuarán hacia la próxima
década.
A inicios de 2012, los pronósticos
recesivos sobre el capitalismo central se
han acentuado y su impacto moderador
del crecimiento para todo el resto del
mundo se da por descontado. cepal ha
rebajado su pronóstico para América del
Sur a un crecimiento de 3,9% –desde el
4,7% previo–, mientras el Banco Mundial estima en 2,5% el crecimiento del
PIB mundial.
En tales circunstancias, los gobiernos de los países sudamericanos, además
de echar mano a los ahorros públicos y
a las reservas internacionales con que
cuentan para concretar programas de
contingencia, reforzarán sus incentivos para mantener el dinamismo de sus
mercados internos por encima de todo y,
complementariamente, por aprovechar
la continuidad de los altos precios de las
materias primas exportables.
Estas perspectivas son las que
permiten comprender los cuantiosos
presupuestos de inversión que existen
en América del Sur respecto de la exploración y explotación tanto de hidrocarburos como de minerales hacia los
próximos 5 a 10 años. Presupuestos que
involucran tanto a empresas estatales,
como privadas, nacionales y extranjeras.
Así mientras Petrobrás (48% estatal; con 57% del capital con derecho a
voto) anuncia un monto de us$ 224.700
millones en su plan 2011-2015, para
el mismo plazo, la venezolana pdvsa
contempla us$ 143 mil millones. En la
minería, en Chile los catastros de inversiones proyectadas llegan a los us$ 60
mil millones hasta 2020, en tanto que
en Perú, los mismos suman otros us$
48 mil millones y Argentina para el mismo plazo prevé unos us$ 30 mil millones. Ecuador con inversiones para los
próximos 5 años por us$ 5.150 millones
también entrará en ese trance; como
Colombia y Bolivia, que también esperan concretar otras decenas de miles de
millones de dólares en esas actividades,
lo mismo que en hidrocarburos.
Sin lugar a dudas que esas proyecciones también incorporan una importante afluencia de inversión extranjera
directa, y dentro de ella, por ejemplo,
se espera que China, que ya concretó
inversiones justamente en esos rubros
en 2010, por un monto de us$ 15 mil
millones, expanda su presencia en la
sub-región. A ello se agrega que empresas estatales de China han comenzado a
invertir en grandes extensiones de tierra
en Brasil y Argentina para asegurarse la
provisión de alimentos y soja.
Las contradicciones del modelo
extractivista
Un particular conjunto de contradicciones que presenta el esquema de crecimiento prevaleciente en América del Sur
con las posibilidades de un desarrollo no
sólo inclusivo sino ambientalmente sostenible dice relación con el rol que en su
patrón de acumulación y en la inserción
económica internacional de cada país y
de la sub-región está jugando la explotación y exportación de materias primas,
agrícolas, mineras e hidrocarburíferas.
En primer lugar, resulta muy distinto si ese rol queda supeditado al interés de grandes empresas privadas en
función de sus propios proyectos de
1era. quincena de junio 2012
acumulación a nivel planetario, a si queda definido al interior de un proyecto
de desarrollo nacional liderado desde el
estado, que apunte no sólo a preservar
para el propio país el total o la mayor
parte de los excedentes de estas actividades, sino que a invertirlos en aquellas transformaciones necesarias para ir
abriendo paso a un desarrollo distinto.
Es decir, aprovechar los recursos para la formación de las personas,
en infraestructura y servicios básicos,
en salud, en soberanía alimentaria, en
ciencia y tecnología, en energías y tecnologías no contaminantes, en fomento de “clusters” o encadenamientos
productivos vinculados a los insumos
y mayor valor agregado a partir de las
materias primas, en una diversificación
productiva, etc.
Al menos Brasil, Venezuela, Ecuador, cuentan con proyectos de esta naturaleza.
En ausencia de proyectos de desarrollo nacional con esta perspectiva, la
sola propiedad estatal de las empresas no
garantiza el proceso de transformación
necesaria para romper con la funcionalidad al sistema capitalista internacional
y a las dinámicas que él impone en esta
etapa de su crisis y ajuste.
En muchos países sudamericanos,
como Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina y Ecuador, a lo largo de la última
década el estado ha ido recuperado grados mayores de control sobre estas actividades. Pero casi en todos ellos mantienen un nivel de convivencia con el gran
capital nacional o transnacional; y en
tales casos, la existencia o no de un proyecto de desarrollo nacional y de marcos
jurídicos y tributarios que enmarquen la
inversión privada y extranjera de modo
de hacerla funcional a él, determina
quién está sirviéndose de quién. Se trata
de convivencias que, por otra parte, pueden resultar ineludibles en las circunstancias históricas actuales, pero que no
habilitan para la mera complicidad.
Además, la ubicación de los yacimientos mineros y de hidrocarburos
en territorios vecinos o habitados por
comunidades campesinas y de pueblos
originarios, está significando un persistente y creciente conflicto en todos los
países sudamericanos. Pasando por alto
convenios internacionales que exigen
la consulta y autorización previa de los
pueblos, en muchos países los gobiernos
han procedido violentamente a desplazarlos y despojarlos de sus territorios.
Estos conflictos tienen una repercusión política mayor en Ecuador,
Bolivia y Perú, dado el mayor peso relativo de sus pueblos indígenas respecto de la población total y de sus niveles
de constitución como fuerza política y
social. Las organizaciones bases de la
caoi –Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas– como de la coica –Coordinadora de Organizaciones
Indígenas de la Cuenca Amazónica– en
estos países encabezan hoy la resistencia
de sus pueblos. Y están poniendo límites
concretos a las actividades extractivas de
gran escala.
/9
contrapuntos
Las empresas privadas que operan
en estas actividades contemplan ya lo
que llaman el pago de una “licencia social” y se generalizan las llamadas “mesas de diálogo social” para establecer las
condiciones para hacer posible la continuidad de la minería.
En tercer lugar, como denuncian los movimientos ecologistas en la
sub-región, las obras de infraestructura invasivas de territorios de delicado
equilibrio ambiental, las condiciones
tecnológicas y económicas de la operación de la mega-minería hoy, sus enormes necesidades de energía y agua (en
presencia de una realidad en la que sólo
el 31,2% de la oferta energética de los
países de la unasur está compuesta por
fuente de energía renovable), los pasivos
ambientales que deja, hacen cuestionable su aceptación por una ciudadanía
cada vez más conciente de la crisis ecológica mundial y más resuelta a exigir, al
menos, un desarrollo sostenible.
Lo previsible hacia el futuro es que
a raíz de esta creciente presión ciudadana, en la mayoría de los países suramericanos se profundicen la legislación
y la fiscalización medioambiental y se
vaya incorporando cambios tecnológicos y en el patrón energético; más allá
del conflicto más profundo entre este
“neo desarrollismo” y las propuestas de
un patrón civilizatorio distinto, inspirado en el “Buen Vivir/Bien Vivir” o “Sumak kawsay”, que tiene aún tiempo por
delante para hacerse mayoritario en las
conciencias y prácticas de los pueblos.
Entre tanto, resulta improbable
que las economías de estos países dejen
de contar con los ingresos que les generan la abundante dotación de materias
primas y alimentos que ha sido, desde
siempre, parte de las mayores riquezas
con que cuenta América Latina. “En
rubros como la soja, –su producción
ronda la mitad del total mundial–, la
carne –genera casi un tercio de la producción mundial– y la leche –produce
casi un cuarto del total–. Algo similar
ocurre con la producción de minerales;
la producción de cobre de la región representa más del 45% del total mundial,
en tanto que la de molibdeno, zinc y estaño alcanza el 20% de la producción
mundial. En materia energética, la región produce un 30% del total mundial
de biocombustibles. América Latina y
el Caribe tienen las mayores reservas
de agua dulce del mundo, equivalentes
a un tercio del total. En cuanto al territorio, la región dispone de un tercio
de la superficie mundial que podría incorporarse a la producción de cultivos
a futuro”.
Con todo, frenar la pérdida de biodiversidad, de superficie boscosa, la degradación de los suelos, el agotamiento
de las pesquerías, la contaminación del
agua y del aire, de los ecosistemas costeros, son desafíos actuales en Suramérica que hacen necesario cambios en los
patrones productivos y de consumo y
definen límites a su verdadero desarrollo. Demandas que resonarán con fuerza
en ocasión de la Cumbre de Río+20, en
junio de 2012.
Barrientos revisitado
Antonio Mayorga Ugarte*
La política nacional actual se asemeja al estricto quehacer policíaco y
para-policíaco en el que naufraga todo ejercicio del poder.
a Etienne de La Boétie
U
n fantasma recorre el país: el fantasma de René Barrientos Ortuño. El momento exacto en el que creíamos ahogados los restos del Estado-nación en
un mar de retórica post/pluri-nacional, Evo Morales –cachiporra, hacha o
tinterillos en mano– regresa para recordarnos cuán incólume está nuestra tradición política más compacta y nefasta: la del nacionalismo revolucionario en su
versión conservadora.
Como es sabido, una vez que las masas en movi­miento dejan la rebelión
y retornan a su recortado destino cotidiano, unos pocos sino Uno –el líder, el
jefe, el caudillo– toma(n) el mando y, en nombre de ellas y su épica de arrabal,
se abraza(n) a la mentada tríada beneficiosa: poder, prestigio y dinero. Penoso
devenir histórico universal, y en nuestra historia la que deviene en el termidor
barrientista a pocos años del triunfo de la revolución del 52, o lo que hoy aparece
como esperpento de la reforma estatal recién estrenada.­
Recreemos las fases de este tipo de procesos políticos: 1) las masas se organizan y contestan el dominio generalizado, 2) un grupo político se hace portavoz de la sublevación y victoria plebeyas, 3) rápidamente expulsa a los sublevados de las decisiones, y con un saber técnico auto-referido configura, diseña
y gestiona las tácticas y estrategias del (nuevo) Estado, 4) jacobinamente, concentra, centraliza y expande su poder, y gobierna con el auxilio casi exclusivo de
la policía y el ejército, 5) elabora ideas-fuerza que inflaman las emociones/pasiones de sus seguidores, cuyas lealtades son, además, cohesionadas con incentivos materiales, 6) exalta la figura del jefe, a manera de patética unificación de
sus iracundos acólitos, 7) concibe la política como control y disciplinamiento
del territorio y de la población para fines de desarrollo económico, según reza
–¡oh paradoja!– el desportillado predicamento liberal, 8) mientras las masas
obedecen voluntariamente, la revolución es finalmente derrotada por el jefe y
su minúsculo séquito que a contramano de la salvación de los irredentos –blandiendo las espadas de la igualdad–, acaban en el fango de la real-politik, de un
maquiavelismo elemental y prosaico.
Raudamente anclada en la fase final, la política nacional actual se asemeja
–en rigor, como cualquiera en cualquier parte del mundo– al estricto quehacer
policíaco y para-policíaco en el que naufraga todo ejercicio del poder. Lo que
queda como actividad pública, amén de las dádivas a una sedienta clientela de
pobres (incluidos los pobres de espíritu), es la permanente exhibición de fuerza,
la afanosa recreación de potestad. Aún sabiendo que fuerza y potestad son meras
ilusiones o leve hojarasca que el viejo topo está presto a deshacer una vez más,
pues, como suele suceder, los sin parte del festín acabarán en un tris con tan
colorido aquelarre de capitalistas andinos, orates new age y viejos bolcheviques
de papel maché.
* Director de la revista AtaralaratA y docente de la umss.
10 /
debate
1era. quincena de junio 2012
El progreso Occidental-andino
Oscar Olmedo Llanos*
La idea del progreso se objetiva igual en lo Occidental o la Andino. Lo que hastía son las imposturas, como sostener
que el pacha-mamismo es diferente a Occidente.
L
a economía en sus diversas concepciones, siempre enfrenta dos grandes conceptos-problema:
recursos y necesidades. Es desde estos conceptos que se piensa una economía eficientemente
administradora de la creciente e imparable vorágine de
las necesidades humanas, frente a los limitados y finitos
recursos naturales. El discurso económico se divide en
este punto en dos posturas; muchos economistas más
que interesarse por el stock del capital natural, lo hacen
por su flujo, su productividad dinámica, el crecimiento,
el progreso, etc. Otros, se inclinan por un ecologismo
que busca preservar la riqueza del capital natural para
las futuras generaciones.
Recursos y progreso
De la trilogía dios-hombre-naturaleza había sido filtrado dios, una vez que se traspasó la escolástica, sólo
quedaba la dualidad hombre-naturaleza, pero como
humanismo y ciencia, de forma que la naturaleza era
plausible de ser enajenada. Descartes inauguraría un
yo que fundaba el ser de las cosas. Se creaba un hombre
por encima de la naturaleza, cuya mirada era inquisitiva sobre y hacia la naturaleza. Los años de la ciencia
y la industrialización harían el resto, y la naturaleza
* Estudios en Economía y Filosofía
se divisaría ya no como entorno en el que el hombre
es una cosa más, sino como depósito, como materia
prima, como insumo. Esta lógica ha continuado sin
modificación. Sólo que, extrañamente, cosmovisiones apegadas a la tierra, (de)muestran una (im)postura cómplice cuando se implementa por encima de
su cosmovisión, un modelo económico extractivoprimario-exportador, que debería ser la antinomia de
sus creencias.
La economía occidental –tautología delibe­rada–
está intrínsecamente insertada en la idea de recursoprogreso. Es que, “el ideal de la ciencia moderna
de dominar a las fuerzas de la naturaleza y la idea
de progreso no nacieron en el mundo clásico ni en
el Oriente, sino en el Occidente” (Karl Löwith). El
término “recurso”, tiene un origen peculiar: fuentevida, emanación continua, luego, la industrialización
lo convertiría en materia prima o, como diría Martin
Heidegger en un constante: entendido como objetos de
encargo, existencias, stocks, reservas, fondos, depósito. Sólo
hay reserva/stock –diría Heidegger– cuando: el ente
está listo para el consumo o está disponible. Si al hablar de
progreso hay que referirse al capital natural, (tierras
agrícolas, bosques, pastizales, agua, petróleo, gas, minerales, más la otra “invisible”: la atmósfera), se hace
ineluctable otra referencia: el agotamiento. La econo-
mía habla de agotamiento como amenaza. Porque en
general, el optimismo de la economía sobrepasa cualquier límite, Robert Solow (Premio Nobel de Economía 1987), se atrevió a afirmar por ejemplo, que: “El
mundo puede en efecto, manejarse sin recursos naturales, de manera que el agotamiento es simplemente
una eventualidad, no una catástrofe”, quizá era una
referencia al informe sobre los Límites del Crecimiento
del Club de Roma (1972), pero, la expresión de Solow,
reafirmaba indudablemente, la fe en la tecnología y en
su capacidad por sustituir capital natural, fe catequizada por parte de muchos economistas y otros científicos. Otros sin embargo, empezaron a estructurar
un discurso de duda y temor sobre el agotamiento de
los recursos no-renovables y la probable in-capacidad
de regeneración de los recursos renovables, temores
expresados en diversos eufemismos: como el de “satisfacción de necesidades básicas” o, la de “crecimiento/
desarrollo sostenible”.
Aquí, más cerca, la idea de “madre tierra” o pacha-mamismo, venía sufriendo serias transformaciones, pasando a ser un concepto simbólico/pretérito,
usado como elemental comodín cosmovisionario, de foros y seminarios “verdes”, ya que en los hechos, había sucumbido ante el llamado “progreso occidental”,
donde la “madre tierra” sería también una reserva a
ser usada y abusada. Un respetado amawt’a-aymara,
Policarpio Flores (El hombre que volvió a nacer. Plural, 1999), ya afirmaba que: “Nuestros abuelos tenían
un gran corazón y andaban con paso seguro porque
hablaban con la Pacha Mama, con las estrellas, con
las flores; es por eso que no se equivocaban (…) Pero
ahora, la Pacha Mama está llorando. Los autos, los
aviones están contaminando la tierra y el aire, están
destruyendo la tierra, y si no escuchamos a las estrellas, al río, a las montañas y a todos esos mensajes de
la Pacha Mama, no vamos a tener nada que comer”.
Para que ocurriese esto, para hacer de ella una simple mimesis, había que filtrarla y extirparle ese halo
de “diosa” para luego dis-ponerla como tierra. Así, el
ensamble recurso-progreso-pacha-mamismo se hizo
innegable, difuminando sus diferencias. De nada sirve
hoy, su in-vocación y evo-cación por la madre tierra,
cuando inversamente, se la traiciona, se la somete.
La catástasis del pacha-mamismo se produce cuando
su idea de progreso se la hace símil a una carretera
(tipnis)­, ocultando –como toda idea de progreso–,
las externalidades negativas; que el desastre no proviene exclusivamente del rompimiento abrupto de todo
el eco-sistema, sino de un encadenamiento paulatino
que va rompiendo el equilibrio ecológico, donde una
tala de árboles ocasiona desajustes en los cauces de los
ríos/agua, y la escasez del agua hace del resto imposible e, ignorando a la vez, que los desastres naturales
no son obra de la naturaleza, sino del hombre.
Las necesidades y el progreso
Los sistemas económicos son diversos, sea en una economía de recolección, de intercambio, de mercado, o
planificada-colectivista. Porque cada sistema-cultura
expresa en sus necesidades la diferencia. La homogeneidad universal de unos recursos dispuestos, se enfrenta a necesidades más heterogéneas. En Bolivia no
hay un sistema económico, sino sistemas económicos
en tensión, por lo que habrán también estructuras y
relaciones disímiles, y distintas formas de dependencia y necesidades. Las necesidades construyen la idea
del fin económico: la evolución, el progreso, el crecimiento, el desarrollo. ¿Qué idea de progreso tiene un
habitante urbano de La Paz, un colonizador cocalero,
y otro del tipnis? Habrá que descubrir la respuesta
al develar sus necesidades. Por tanto, hay que invalidar cualquier homogenización forzada de necesidades
compartidas, p. e., entre un neo-colonizador cocalero
y un recolector del tipnis. Hay que comprender que
en el horizonte de esos recolectores originarios, su
riqueza/capital natural, está en su entorno (natural),
como economía de recolección, como don, o donación, y, contrariamente, su pobreza emergerá de la penetración forzada de una idea de progreso occidental/
andino, ajena.
El pacha-mamismo interviene como fuerza de sus
propias necesidades e intenta extenderlas a través del
poder. Ministros de la economía plural no disimulan
su fe en el progreso (Occidental). Los españoles trajeron
a América espejitos, arcabuces, caballos y curas. Hoy,
a las tierras del tipnis, transportan no sólo celulares,
motores, y otros utensilios diversos del mercado occidental, sino también la idea del progreso que es deseo:
carretera “ecológica”, fotografías, planos, maquetas
que ilustran puentes y autopistas que se elevan entre
la selva y las nubes. Su fe se hace poder sin disimulo
en la búsqueda de nuevas tierras, nuevos recursos (sean
hidrocarburíferos, forestales, o cocales), haciendo de la
carretera ya no un deseo sino una necesidad del progreso. En todo caso, “los nexos tribales y tradicionales
no son más que caprichosos obstáculos a la redención
universal” (J.M. Sbert). En este sentido, son “salvajes”
(palabras de un dirigente masista a los habitantes del
tipnis). Por eso, trituran su pasado, su historia, su
“animalidad primitiva” porque, “el progreso ridiculiza
sus creencias, sus temores y supersticiones, sus reverencias por la naturaleza, el pasado y sus antepasados”
(Sbert). La antigua fe movía montañas, hoy el nuevo
evangelista del progreso quiere disolver las montañas
con su tecnología occidental. De ser así, la conquista
de este territorio significaría con-formar un hombre necesitado de las necesidades de otros hombres ajenos a él o,
la adopción de otras necesidades occidentales/andinas.
Por eso, su lucha existencial se hace más cruel porque,
por un lado, requieren que sus necesidades comunales se objetiven favorablemente y, por otra, luchan por
mantener impolutas dichas necesidades, frente al avasallamiento del otro.
El equilibrio
La idea de progreso se objetiva igual en lo Occidental
o lo Andino. Lo que hastía son las imposturas, como
sostener que el pacha-mamismo al respecto es diferente a Occidente. No por eso, habrá que ir en “búsqueda
del paraíso perdido”, pensando que la ciencia, la técnica, las máquinas son obra demoníaca. Sería un error
mayúsculo. Sólo que habrá que encontrar un equilibrio
entre unas necesidades más moderadas, (asc)éticas, y
unos recursos más protegidos y menos explotados. Hay
que impedir que el hombre penetre por el laberinto de
la alienación (no del desarrollo). Advertía Heidegger
que un equilibrio pasa por un saber decir Sí y un saber
decir No al desarrollo, a la ciencia, a la técnica, por eso
indicaba que el peligro no reside en la técnica (ni en el
progreso) sino, en el “ser humano que no esta preparado para esta transformación universal; porque aún no
logramos enfrentar meditativamente lo que propiamente se avecina en ésta época”. El hombre, en síntesis,
es un ente más de la naturaleza. No es el mundo –nos
alertaba–, tampoco el ser, porque el ser, en todo caso,
viene a ser lo más cercano, (como naturaleza/recurso).
El hombre concluyentemente dirá, tiene que ser un
pastor del ser.
/ 11
debate
1era. quincena de junio 2012
La salida griega
Gabriel Loza*
Una mirada a la crisis griega a partir de las lecciones latinoamericanas.
E
l tema del momento ya no se refiere a la elevadísima deuda griega, sino a la permanencia de
Grecia en el área del Euro, lo que se denomina
en inglés a la salida griega: “Grexit”.
Para los latinos, el tema de la deuda ya no es tan
familiar puesto que se remonta a los años 80 durante
la crisis de la deuda en la región.
En 2001, Argentina enfrentó una crisis de
deuda junto a un proceso inflacionario, donde tuvo
que abandonar la paridad del peso argentino con
el dólar y luchar contra los “salvatajes” del fmi
basados en un diagnóstico equivocado y con peores recomendaciones de política. Después de caer
en “default”, en incumplimiento de pagos por una
deuda de 102 mil millones de dólares, tuvo que renegociar con sus acreedores su deuda externa consistente en bonos internacionales con una reducción significativa, cerca de dos tercios de su valor
inicial, y sin garantía.
Treinta años después todavía se insiste para
enfrentar el problema de Grecia, y posiblemente
de España y Chipre, en aplicar las mismas medidas,
con solo renegociaciones parciales de deuda, basadas en ajuste fiscal, préstamos del fmi, y fuertes
recortes del gasto fiscal que provocaron una mayor
recesión.
Los indicadores según Eurostat nos muestran
que el nivel de la deuda pública de Grecia supera en
165% su pib, mientras que el de España es solamente un 68,5%. En cambio, el déficit fiscal de Grecia es
de 9,21% del pib un poco mayor al déficit de España
de 8,5% (Cuadro)
Cuadro
Indicadores Fiscales
Deuda Pública / PIB
Déficit Fiscal /PIB
Grecia
165,3
-9,1
Irlanda
108,2
-13,1
España
68,5
-8,5
fiscal primarios y así pagar los intereses. Esto se denominaría un euro default.
Si bien el Tratado de Maastricht no preveía una
salida de un país miembro, esta opción fue incluida
en el Articulo 50 del Tratado de Lisboa en 2007, antes de la gran crisis. Por lo cual, debe notificar Grecia al Consejo Europeo y acordar los términos de su
salida.
Islandia, que no pagó su deuda a los bancos, no
es parte de la Eurozona pero si es parte contratante
del Área Económica Europea que le permite acceder al mercado comunitario. Bolivia, en los primeros años de estabilización, no pagó su deuda externa
aunque renegoció posteriormente.
El segundo paso, que en realidad debería ser
el primero, es la introducción de su nueva moneda;
el nuevo dracma, una de las monedas más antiguas
del mundo. La impresión de billetes y acuñación de
monedas le llevaría técnicamente unos cuatro meses. Lo más probable es que su relación con el euro
no sea 1 a 1 sino directamente el nivel de devaluación suficiente para licuar su deuda interna, aunque no su deuda externa que estaría en default. La
paridad incluso podría hacerla directamente con el
dólar pero por razones comerciales y financieras no
sería apropiado ¿Quién compraría el nuevo dracma? Tendría que hacer, como en el caso de Bolivia,
un Bolsín o una subasta de divisas para ir determinando el tipo de cambio, en un régimen cambiario
administrado.
El tercer paso sería una deseurorización de la
economía y el sistema financiero, salvo para operaciones con el exterior. Tendría que ser obligatoria
por lo que se confiscarían los depósitos en euros y se
reconvertirían los pasivos en la nueva moneda.
El cuarto paso sería la aplicación de un control
de capitales para evitar la fuga de divisas.
Todas estas medidas deberían ser parte de una
Política de Estabilización y Crecimiento para que
sean creíbles y no irrumpa un proceso inflacionario.
Fuente: Eurostat.
La diferencia con América Latina es que Grecia
tiene compromisos comunitarios como el euro y no
puede hacer fuertes devaluaciones. Tampoco podría
hacer un desconocimiento unilateral de la deuda, ya
que gran parte de los acreedores son los bancos de
la propia eurozona, cerca de $us 60.000 millones. Si
la banca europea tiene que descontar una reestructuración en sus libros se abre la brecha de otra crisis
bancaria, como ha recordado el bce, donde lo de
menos sería la quiebra griega.
Así, pareciera que lo que está buscando es que
salga Grecia de la Zona del Euro y aplique una política a la latina, a la Argentina. Se habla de un 60%
de probabilidades de que emigre.
¿Cómo sería su posible salida?
El primer paso sería el anuncio de que deja pagar
el servicio de su deuda, no sólo de amortizaciones
sino intereses. No hay que olvidar que las políticas
del fmi del ajuste fiscal eran para generar superávit
¿Y que pasaría con la Eurozona?
En mi opinión, el euro se fortalecería en lugar de
debilitarse puesto que la única opción para ser sostenible es que converja hacia una Unión Bancaria y
una Unión Fiscal. Los bancos crean dinero y multiplican pasivos y los gobiernos vía gasto fiscal afectan
el equilibrio del mercado monetario y cambiario. La
Unión Monetaria requiere de tres patas y no de una
sola, por que se cae. Es así entendible la posición de
Alemania que antes de emitir eurobonos es necesaria una unión fiscal, puesto que con déficit fiscales
¿quién compraría los Eurobonos?
Los países que no están dispuestos a asumir
mayores compromisos para ser realmente viable
una Unión Monetaria deberían emigrar. Si el Área
del Euro persiste en su política actual de no enfrentar los problemas de fondo es probable que se
cumpla la profecía de Soros, tal vez no dentro de
tres meses.
* Economista, ex presidente del BCB.
12 /
aldea global
1era. quincena de junio 2012
Cambio climático como emergencia global inmediata
Franco Gamboa y Pamela Alcocer*
El cambio climático es un problema multidimensional pero, sobre todo, se trata de un factor que lentamente destruirá las estructuras
de gobernabilidad política y estabilidad económica en toda América Latina.
E
n la vida cotidiana de millones de personas, el
cambio climático ha generado una serie de supuestos y desconfianzas sobre sus impactos a
largo plazo. Al mismo tiempo, este fenómeno
está asociado a dos causas antropogénicas estructurales,
es decir, al conjunto de procesos y efectos que son el
resultado de las actividades humanas:
a) Una primera, relacionada con el consumo excesivo de petróleo, gas, gasolina, combustóleo, carbón
mineral, etc., utilizados en cantidades gigantescas
por los sectores industriales y por el transporte
de bienes, movilidad de personas, producción de
energía, contratación de servicios y el funcionamiento de los hogares, gobiernos y ciudades superpobladas.
b) Otra, ligada con la deforestación de los bosques,
selvas, matorrales y manglares, ya sea para emplear
técnicas de tala y quema con el fin de reemplazarlos
por cultivos, áreas de ganadería, o para promover
asentamientos humanos, la urbanización de éstos y
el desarrollo turístico.
Cada año, en los países menos desarrollados se
pierden millones de hectáreas de masas boscosas. Detrás de esto se oculta el sueño de ser un país industrializado a costa de provocar una crisis ecológica, resultante
de la ambición del hombre que fomenta serios desequilibrios dentro de la naturaleza e incide en la misma reproducción del género humano.
El cambio climático es uno de los problemas más
acuciantes y amenazantes de carácter social, político,
ético y económico de mayor importancia en el siglo
xxi porque de éste depende la calidad de vida de generaciones futuras, en un planeta aparentemente enfermo
e incapaz de regresar a un punto cero para reconstruir
los ecosistemas.
En América Latina se están incrementando los desastres naturales: inundaciones, sequías y tormentas; estos fenómenos se incorporarán, además, al surgimiento
de pandemias y problemas dramáticos de desnutrición
infantil, lo cual va a necesitar políticas públicas mucho
más complejas en su diseño porque su implementación
exigirá demasiado a los Estados. ¿Todos están preparados por igual para controlar debidamente los efectos
del cambio climático en la región?
El bienestar de la población se ve intimidado por
los fenómenos climáticos que están por venir, especialmente cuando se habla de la escasez de agua, disponibilidad de alimentos y la desaparición de los nevados.
Diferentes encuestas han mostrado que en las percepciones de la sociedad existe un desconocimiento sobre
el cambio climático, pues éste tiende a ser entendido
únicamente como la contaminación medioambiental
debido al estilo de vida moderno en las grandes metrópolis; sin embargo, eso no es todo.
En la actualidad, el cambio climático comienza
a ser visto como un tema de seguridad global porque
constituye uno de los enormes desafíos para el mantenimiento de la paz y la seguridad en el ámbito internacional, por lo tanto, emerge la necesidad de una mayor
cooperación a nivel multilateral, regional y mundial que
haga frente a las imprevisibles consecuencias de éste.
* Especialistas en gestión pública y política internacional
([email protected])
Este artículo se concentra en el
análisis del cambio climático como un
factor que detona una serie de emergencias en todo el continente, además de las
contradicciones que afectan a todo el
mundo como efecto de las migraciones
internacionales, la superpoblación, la
urbanización contaminante, el aumento
de los conflictos sociales y la ingobernabilidad de aquellos sistemas políticos
débiles que no poseen una institucionalidad con la capacidad de fomentar políticas públicas que, de alguna manera,
ofrezcan soluciones para los terribles
daños en el futuro próximo.
¿Cómo entender el cambio
climático?
La definición establecida en la Convención Marco de las Naciones Unidas, explica
que el cambio climático se refiere a un
conjunto de transformaciones del clima,
atribuido, principalmente, a las actividades humanas que alteran la composición
de la atmósfera mundial, sumándose a la
variabilidad climática natural observada
entre los años noventa y comienzos del
siglo xxi. Son las acciones del hombre
que directamente están destruyendo el
medio ambiente y generando las peores
condiciones para que cambie el clima,
sobre todo porque el aparato industrial
a escala universal y la dinámica del desarrollo económico colisionan, indefectiblemente, con la protección de
los recursos naturales y la preservación de los ecosistemas alrededor del mundo.
En la actualidad, el cambio climático comienza a
ser analizado como si fuera un problema de seguridad y
emergencias globales que nos afectará en cualquier momento, pues la crisis climática pone de relieve tres tipos
de conflicto:
a) Primero, el incremento de las temperaturas por
encima de dos grados en todo el planeta está conduciendo a una modificación del clima cuyos efectos son, potencialmente, irreversibles. Esto alterará los ciclos agrícolas y destruirá los medios de
subsistencia de millones de campesinos y comunidades indígenas pobres, ingresando a una crisis alimentaria permanente que representa un alto
costo humano y económico para cualquier país de
América Latina.
b) Segundo, en el periodo 2008-2012, los costos de
los alimentos básicos aumentaron a más del doble
en todo el continente y la combinación entre cambio climático, escasez, precios altos y crisis económica genera una situación sumamente volátil. Esto
significa que la desaceleración en la producción de
cereales en países pobres y con déficit de alimentos, unido al incremento de precios de exportación debido a los combustibles caros, hará que
América Latina enfrente una crisis alimentaria
con impactos negativos en la estabilidad política y
económica de todos los regímenes democráticos.
Según las Naciones Unidas, ya en el año 2007 la
producción de alimentos en el mundo se hallaba
por debajo del crecimiento demográfico.
c) Tercero, las alteraciones climáticas provocarán
una fuerte desestabilización social y ambiental en
amplias regiones del mundo, que incidirá en los
difíciles equilibrios de la paz y seguridad internacionales. Las sequías e intensas lluvias también
impactan en el problema. Países como Guatemala, Bolivia, México, Ecuador, Argentina, Colombia, Brasil y Perú, han sido azotados por sequías
e inundaciones extremas que reportaron grandes
daños en la economía desde el año 2007.
El clima juega un papel determinante en la producción de alimentos y con platos vacíos, cualquier Estado ingresa en un proceso de vulnerabilidad creciente. Además, América Latina tiene
un registro de conflictos políticos que fueron deteriorando la confianza de los ciudadanos en la
democracia; si a esto agregamos los graves problemas del cambio climático como emergencia
global, entonces la inestabilidad socio-ambiental
se transforma en la causa de futuras rupturas violentas por razones de sobrevivencia, especialmente cuando hablamos de la escasez de agua.
La amenaza es de tal magnitud que todos estos
problemas llegan a los más altos niveles en el sistema de
las Naciones Unidas y de cualquier organismo multilateral de cooperación para el desarrollo. A finales de noviembre de 2011, el secretario General, Ban Ki-moon,­
dirigiéndose al Consejo de Seguridad de la onu en un
debate sobre la paz y la seguridad internacionales, tomó
en cuenta los efectos del cambio climático como uno de
1era. quincena de junio 2012
los enormes retos para resguardar los equilibrios de la
seguridad, en similar preocupación que los conflictos
causados por el crimen organizado y las pandemias.
Ban Ki-moon subrayó la necesidad de tener compromisos interregionales para mitigar los efectos perversos
del cambio climático, así como imaginar previsiones de
largo aliento con la finalidad de cambiar las actitudes
hacia la madre naturaleza de millones de personas, un
reto sin lugar a dudas demasiado grande.
Si fracasan los esquemas de cooperación internacional, no se sabría cómo abordar el desplazamiento
masivo de personas, el crecimiento demográfico y los
procesos de urbanización con creciente inseguridad
hídrica y energética. El cambio climático es un problema multidimensional pero, sobre todo, se trata de un
factor que lentamente destruirá las estructuras de gobernabilidad política y estabilidad económica en toda
América Latina.
En la Decimoséptima Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático realizada en Durban a
finales de 2011, cerca de doscientos delegados del mundo se reunieron para avanzar en una respuesta mundial
a este fenómeno. Y aunque es indudable que una de las
cuestiones a resolver continúa siendo el debilitamiento
del Protocolo de Kioto, los gobiernos signatarios de los
países industrializados, paulatinamente están ejecutando medidas para reducir las emisiones contaminantes
de los Gases de Efecto Invernadero (gei) en un 5%
entre 2008 y 2012. De cualquier manera, tanto el Protocolo de Kioto como otro tipo de precauciones para paliar
las consecuencias negativas del cambio climático, no
pueden imponer mandatos, ni a los países ricos, ni a los
países en desarrollo, incluidas las potencias emergentes
como Brasil, China, India y Sudáfrica.
Se presenta como algo imposible el hecho de hacer un alto en el camino, con el objetivo de reducir los
efectos destructivos de la máquina industrial y la racionalidad instrumental del capitalismo global. ¿Cómo
se podría generar un pacto sostenible entre los intereses
económicos de las grandes potencias del mundo, la supervivencia de las futuras generaciones y la preservación de los equilibrios medioambientales en el mundo?
¿Se puede pactar con la madre naturaleza para evitar
desastres ecológicos masivos? Estas preguntas no tienen respuestas inmediatas en los debates sobre el cambio climático como emergencia universal.
El poder de la economía siempre se impone por
encima del medio ambiente y los desastres naturales
causados por el cambio climático. Asimismo, la política tampoco es capaz de regular por completo las alteraciones y posibles efectos devastadores provenientes
de la explotación irracional de los recursos naturales,
donde el consumo de fuentes de energía limpias y contaminantes, por igual, responden a los intereses económicos y a la industrialización constante, antes que a la
protección de los ecosistemas.
Hoy en día, el optimismo está a punto de terminar mal porque las economías de las potencias industrializadas y de los países en vías de desarrollo, no
pueden comprometerse a trabajar en un tratado único
y global con el propósito de establecer nuevos fondos
para afrontar el cambio climático y estimular transformaciones en los patrones de conducta de millones de
ciudadanos, acostumbrados a no prever posibles catástrofes medioambientales.
De acuerdo con la Decimoséptima Conferencia de
Durban, el nuevo acuerdo climático mundial con fuerza
legal, apunta a la necesidad de asegurar los mayores esfuerzos posibles de mitigación para que los países reduzcan drásticamente sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero o, por lo menos, bajar las tasas de crecimiento
de sus emisiones, evitando que el ascenso de la temperatura global llegue a más de 2 grados centígrados, junto
con la creación de un Fondo Verde para que los países más
pobres sobrelleven las agresiones del cambio climático.
aldea global
Este acuerdo deberá entrar en vigencia a partir del
año 2020; sin embargo, fue duramente criticado por
organizaciones como Greenpeace que sembró la desconfianza porque, supuestamente, los acuerdos de Durban
fueron intentos tímidos, únicamente para satisfacer las
prioridades de las grandes potencias industriales. Para
Greenpeace, los contaminadores ganaron la ronda de
las negociaciones e hicieron ver al mundo que pueden
apropiarse de una discusión global, sin tomar en cuenta
un conjunto de medidas más honestas.
Uno de los informes más discutidos en Durban,
fue el trabajo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (ipcc), auspiciado por
la Organización Meteorológica Mundial (omm) y el
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (pnuma), cuyas conclusiones son reveladoras:
a) La atmósfera terrestre se ha ido calentando significativamente desde el comienzo de la era industrial; en consecuencia, el modelo de desarrollo
industrializado es una de las raíces profundas para
el cambio climático y las alteraciones en el medio
ambiente.
b) Los glaciares se están derritiendo aceleradamente
y este fenómeno acompaña directamente el calentamiento global.
c) Como resultado universal se tiene una mayor
frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos que se distinguen por intolerables lluvias o
sequías, las cuales deterioran la calidad de vida de
millones de personas.
d) Finalmente, los Gases de Efecto Invernadero representan una tendencia del desarrollo que irá en
permanente aumento a lo largo del Siglo xxi, si
no se toman las previsiones para reducirlos.
América Latina y el Caribe se enfrentan al cambio
climático porque poseen características ambientales peculiares, pues en nuestra región se localizan algunos de
los países con mayor disponibilidad de agua dulce y más
biodiversidad del planeta. Muchas naciones como Bolivia, Ecuador, Colombia, Brasil, Honduras, Nicaragua,
El Salvador, Cuba y México presentan altos niveles de
vulnerabilidad cuando surgen fenómenos climáticos extremos, pues así se desencadenan desastres que comprometen sus procesos de desarrollo; por ejemplo, es importante observar el caso de los pequeños Estados insulares del
Caribe, cuyas características les confieren una gran vulnerabilidad. Estas condiciones particulares contribuyen
/ 13
a explicar por qué América Latina ha desempeñado –y
seguirá desempeñando– un papel destacado en las negociaciones multilaterales sobre el cambio climático.
¿Qué rumbo están tomando las políticas
públicas?
América Latina comenzó a analizar seriamente el problema, enmarcándose dentro de las preocupaciones
mundiales; sin embargo, el obstáculo principal descansa en la existencia de una brecha muy grande entre las
buenas intenciones y las acciones concretas para lograr
resultados satisfactorios que reduzcan las amenazas del
cambio climático. Las políticas públicas que abordan
este flagelo se concentran, especialmente, en la recuperación después de los azotes de cualquier desastre natural o
contingencia climática.
Todas las acciones gubernamentales responden
–antes que a previsiones de largo plazo–, al concepto
de resiliencia, utilizado para referirse a los procesos naturales de restitución ecológica o de auto-regeneración
ecosistémica, es decir, intentar reconstruir algunos
atributos y funciones dañadas, alteradas o perdidas por
diversas causas (sobre todo las antropogénicas). La resi­
liencia también alude a las capacidades sociales e institucionales que recuperen los niveles de vida de supervivencia, empleo y patrimonio, después de experimentar
graves perjuicios fruto de las inundaciones, sequías, huracanes, etc.
La resiliencia es fundamental para entender las vulnerabilidades urbanas y regionales ante las consecuencias del cambio climático. Un diseño de las políticas públicas con resiliencia tendrá que mostrar la habilidad de
América Latina para adaptarse al riesgo, mediante la construcción de cimientos institucionales que le permitan
anticiparse y resistir los impactos de eventos extremos,
así como reconstruirse como continente cuando padezca
desastres durante largos periodos de tiempo.
Las políticas de cambio climático en América Latina deberán proponerse como meta esencial la posibilidad de auto-organizarse y reajustar sus rutinas para
afrontar los imprevistos y recuperar la normalidad. El
cambio climático no es algo pasajero ni una eventualidad fácil de controlar; todo lo contrario, exige que las
sociedades latinoamericanas incrementen sus capacidades para aprender y adecuarse continuamente a una
nueva forma de vida que reoriente los efectos perversos
del actual patrón de desarrollo.
14 /
debate
1era. quincena de junio 2012
La calamidad recurrente de la nación boliviana:
los tres movimientos populistas
H. C. F. Mansilla*
Los tres movimientos aquí examinados (mnr, mir, mas) han sido y son organizaciones políticas de corte premoderno, sin estructuras
democráticas, sin debate programático interno y sin renovación libre de las cúpulas dirigentes.
U
no de los obstáculos principales al desarrollo
efectivo del país en los últimos setenta años ha
sido el surgimiento de partidos políticos con
fuertes rasgos populistas, que bajo consignas radicales y altisonantes (empezando por los nombres de los
partidos) han tratado de inducir procesos de cambio global e inclusión social. El Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr), el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (mir) y el Movimiento al Socialismo (mas)
han pretendido encarnar una nueva forma de hacer política, más acorde con las realidades nacionales, pero el
resultado real puede ser calificado como muy modesto,
en todo caso bastante alejado de las intenciones ideológicas de los mismos. En este breve texto me concentraré en
las similitudes entre los tres movimientos, admitiendo por
anticipado sus considerables diferencias. El mnr tuvo en
sus comienzos propensiones totalitarias muy nítidas, que
no han sido compartidas en el mismo grado por los otros
partidos. Lo mismo vale, por ejemplo, para la frivolidad y
el oportunismo del mir, aunque a veces pienso que estas
distinciones son, en el fondo, cosa de poca monta. Lo que
es común a los tres movimientos debe verse en su contribución al renacimiento de tradiciones socio-culturales,
que no son favorables a la democracia pluralista moderna.
El paradigma nacionalista de desarrollo –recubierto a menudo con un barniz de socialismo radical– ha
gozado de una popularidad masiva y de una notable reputación intelectual durante una buena parte del siglo
xx. Dos factores relacionados entre sí divulgaron esta
concepción en extensas porciones de América Latina:
la idea de que el orden tradicional, rural y pre-industrial constituiría un sistema político injusto, carente de
dinamismo e históricamente superado, y la ilusión de
que el progreso técnico-económico traería consigo simultáneamente la justicia social. Para comprender hoy
en día la energía que emanaba de la llamada Revolución Nacional de abril de 1952 en Bolivia, su capacidad
de movilización popular y su lugar eminentemente positivo en las ciencias sociales e históricas, hay que imaginarse la fascinación que irradiaba esta ideología en
los más variados estratos sociales y grupos intelectuales, todos ellos profundamente indignados por la injusticia histórica que aparentemente significaba el orden
prerrevolucionario. Digo a propósito fascinación porque numerosos factores irracionales se encontraban en
los cimientos de aquel impulso cultural y político. Hay
que reconstruir esa especie de consenso general para
entender la fuerza avasalladora que tuvo la Revolución
Nacional en la escena política boliviana, ese sentido
común elaborado exitosamente por sus ideólogos, que
perdura hasta nuestros días contaminando el imaginario colectivo del país mediante un ímpetu prelógico.
Pero como se sabe entre tanto, una vasta popularidad
no garantiza la veracidad de las creencias más frecuentes y de los mitos intelectuales, y mucho menos la calidad y durabilidad de un experimento socio-político.
Usando una perspectiva comparada de lo ocurrido
en casi todos los países latinoamericanos en las dos últi* Escritor, Doctor en Filosofía.
mas generaciones, se puede afirmar que la Revolución
Nacional de abril de 1952 en Bolivia fue, en el fondo,
innecesaria y superflua. Los efectos modernizadores
generados por este proceso hubiesen tenido lugar, más
tarde o más temprano, bajo un régimen dominado por
las élites tradicionales, como ocurrió en la mayoría de
las naciones latinoamericanas. En el área rural la derogación de relaciones personales y laborales de tipo
servil, la apertura de los mercados agrícolas, la generalización de mecanismos contemporáneos de intercambio y la mejor utilización de la red de transportes
y comunicaciones se hubieran hecho realidad en años
posteriores sin la violencia y las arbitrariedades que
acompañaron a la reforma agraria de agosto de 1953.
El incremento de la movilidad social y la expansión de
oportunidades de educación básica se hubieran dado
igualmente bajo gobiernos de diverso signo. Y lo mismo puede aseverarse del voto universal y del desarrollo
acelerado de las regiones orientales. Sesenta años después de los sucesos de abril de 1952 Bolivia sigue sien-
do uno de los países más pobres y menos desarrollados
del continente. Los diferentes gobiernos del mnr, los
esfuerzos de sus presuntos estadistas y sus mutaciones
ideológicas y programáticas no han podido o no han
sabido sacar a Bolivia del atraso y la pobreza, lo que
nos muestra en el fondo la poca originalidad teórica
y la mediocridad fáctica del experimento iniciado en
Bolivia en abril de 1952. Más o menos lo mismo puede
decirse de la praxis concreta del mir y el mas en funciones gubernamentales.
El mnr, el mir y el mas han contribuido poderosamente a consolidar prácticas y valores convencionales, propios del mundo premoderno, rejuveneciendo así
los elementos y las rutinas menos rescatables del orden
tradicional. Menciono aquí tres puntos esenciales: (1)
La consolidación de la cultura política del autoritarismo, (2) la formación de élites muy privilegiadas que
pasan a constituir las nuevas clases altas y (3) la desinstitucionalización de la vida público-política, con su secuela inevitable, la corrupción en gran escala.
1era. quincena de junio 2012
(1) La principal herencia a largo plazo de la Revolución Nacional ha sido la preservación y exacerbación de normativas premodernas, convencionales y
retrógradas en el campo socio-cultural bajo el manto
de reformas modernizadoras en el terreno técnicoeconómico. Este legado histórico ha permanecido, por
ejemplo, muy activo en la configuración actual de la
vida política y en la realidad interna de todos los partidos. Imitando al mnr, el mir y el mas han sido organizaciones donde predominan prácticas muy arraigadas
y difíciles de modificar, cuyo carácter es básicamente
conservador-tradicional, como el caudillismo y el prebendalismo, la propensión a la maniobra oscura y a la
intriga permanente. Estas rutinas y convenciones no
están codificadas por escrito, pero muy probablemente
reglamentan la vida interna y cotidiana de los partidos,
establecen las diferencias reales entre dirigencia y masa,
determinan los canales fácticos de comunicación entre
los diversos grupos, atribuyen autoridad decisiva a los
jefes con virtudes carismáticas y delimitan la verdadera
significación de programas e ideales. Estos hábitos perviven pese a todos los contactos con el mundo exterior
y al uso cotidiano de los últimos inventos de la tecnología. Los tres movimientos aquí examinados han sido
y son organizaciones políticas de corte premoderno,
sin estructuras democráticas, sin debate programático
interno y sin renovación libre de las cúpulas dirigentes.
De modo claro y recurrente la popularidad de los
tres movimientos está vinculada con un renacimiento
de la cultura política tradicional a través de su accionar
cotidiano. Las corrientes liberal-democráticas intentaron a su modo modernizar la mentalidad política y
la esfera institucional durante los periodos 1940-1943,
1946-1952 y 1985-2005, iniciando tímidos pasos para
afianzar el Estado de derecho, fomentando una educación ciudadana moderna, promoviendo la inserción
del país en una estructura globalizada cosmopolita, ensayando formas de autonomía municipal y dando más
peso al poder Legislativo mediante la estrategia de pactos interpartidarios (como es lo usual en los Estados democráticos del presente). Estos esfuerzos no tuvieron
éxito porque precisamente una genuina cultura liberaldemocrática nunca había echado raíces duraderas en la
sociedad boliviana y era considerada como extraña por
la mayoría de la población. Por otra parte esta cultura
liberal-democrática ha sido combatida ferozmente por
las “nuevas” fuerzas nacionalistas y revolucionarias, que
pretendían y pretenden cambiar las estructuras profundas del país. En el caso de la Revolución Nacional de
1952 se puede decir que la lucha contra la “oligarquía
minero-feudal” encubrió eficazmente el hecho de que
el mnr de entonces detestaba la democracia en todas
sus formas y, en el fondo, representaba y prorrogaba
la tradición autoritaria, centralista y colectivista de la
Bolivia profunda, tradición muy arraigada en las clases
medias e inferiores, en el ámbito rural, en la población
indígena y en todos los grupos sociales que habían permanecido secularmente aislados del mundo exterior.
Todo esto fue percibido por una parte considerable de
la opinión pública como un sano retorno a la propia herencia nacional, a los saberes populares de cómo hacer
política y a los modelos ancestrales de reclutamiento
de personal y también como un necesario rechazo a los
sistemas “foráneos” y “cosmopolitas” del imperialismo
capitalista. Hoy en día la constelación política y cultural es muy similar.
(2) El mnr combatió sañudamente a la antigua
“rosca minero-feudal” (grupos sociales y empresariales
muy reducidos, privilegiados y excluyentes), pero a partir de 1952 sobresalió por la creación de roscas de iguales
o peores características. La praxis efectiva –no la teoría
o la propaganda– del mnr generó el establecimiento de
nuevos grupos elitarios, que en el curso de los años se
transformaron en la nueva clase alta de la nación. A escala menor pasó lo mismo con el mir y el mas. Las nuevas
debate
élites reproducen las características negativas de los antiguos grupos privilegiados:
la arrogancia infundada, el desprecio por la
cultura y la ciencia, la incapacidad de generar visiones de largo plazo y la explotación
sin escrúpulos de los estratos subalternos
del país. Y los tres movimientos han tenido relaciones cordiales y fructíferas con el
sector bancario.
Las élites dirigentes de los tres movimientos, y justamente los militantes más
exitosos, son probablemente aquellos que
tienen como metas normativas la consecución de dinero y poder, y para quienes
los objetivos ideológicos tienen un valor
meramente instrumental. El saber manipular símbolos es algo muy útil para
consolidar y mejorar la propia posición
dentro del partido y el gobierno, pero el
cumplimiento real de metas programáticas no ocasiona preocupación alguna dentro de estas agrupaciones y menos dentro
de la nueva clase privilegiada.
Desde un comienzo las posiciones dirigentes fueron ocupadas mayoritariamente por personas hábiles en cuestiones de
corto plazo y sin muchas consideraciones
éticas. Estos operadores, por definición, son expertos en
relaciones públicas, técnicos sin adscripciones ideológicas profundas; trabajan en realidad al servicio del mejor
postor. Las destrezas específicas de los operadores residen en campos delimitados: los juegos estratégicos, las
negociaciones, la obtención y consolidación de espacios
de poder, las maniobras y las intrigas (que pueden ser de
una gran complejidad), la elaboración de algunas ideas a
la moda –muy simples, por supuesto– para las campañas
electorales, el ganar colaboradores eficientes y baratos,
conseguir fondos discrecionales y tejer una red de contactos con las organizaciones internacionales, los empresarios y los medios masivos de comunicación.
Dos campos de la actividad humana son básicamente ajenos a los operadores: el ámbito de la moral
y el mundo de la ciencia y la cultura. Los expertos de
los juegos estratégicos y de la astucia irrestricta olvidan empero una dimensión fundamental de la política. Francis Bacon, el gran pensador y estadista inglés,
anotó hace cuatrocientos años que hay una diferencia
importante entre el saber intelectual y las picardías de
la política cotidiana: el operador puede moverse muy
bien en los entresijos del poder mediante una estrategia
instrumental, pero no comprende el conjunto social ni
puede percibir los fenómenos que van allende lo muy
conocido, que son en general los procesos evolutivos
de largo aliento. Los operadores no pueden brindar lo
que esperan dilatados sectores sociales: el componente
ético, la vocación de servicio a la comunidad, las visiones de futuro, la constelación sostenida por la confianza y la dignidad y la modestia que acompaña a la
verdadera grandeza.
(3) En función gubernamental los tres movimientos han dedicado una parte de sus energías a debilitar el
Estado de derecho, a fomentar la existencia de códigos
paralelos en la esfera pública, a tolerar formas creativas
y dilatadas de corrupción y, sobre todo, a desmantelar
las instituciones estatales de índole moderna. A partir
de 1952, 1982 y 2006 se puede percibir la instrumentalización del aparato judicial en favor de planes y decisiones políticas del poder Ejecutivo. Los agentes del
orden público –los tribunales, las fuerzas armadas, el
amplio estamento de jueces, fiscales y abogados– experimentan un menoscabo de su autonomía y una declinación de su formación profesional, lo que concuerda
con la situación correspondiente en sociedades poco
evolucionadas. En los tres periodos hubo un significativo aumento de la inseguridad jurídica (basta recordar,
/ 15
por ejemplo, la desdolarización inducida por el mir),
lo que a menudo coincide con la creación de nuevos
trámites burocráticos, generalmente superfluos y mal
diseñados. El aspecto irracional y premoderno de todo
esto se advierte en el renacimiento de los códigos paralelos de conducta, que nunca han sido codificados como
normas oficiales, pero que en la cruda realidad poseen
la calidad de pautas indubitables de comportamiento
colectivo, lo que quiere decir que no hubo necesidad de
definir y aceptar estas rutinas de modo expreso, patente
y notorio porque siempre han disfrutado de una validez
prerreflexiva muy amplia y sólida. La manipulación de
los códigos paralelos constituye una de las claves explicativas de la fortaleza de los movimientos populistas.
Para concluir paso a unas reflexiones de largo
aliento. Desde el primer momento los dirigentes del
mnr, mir y mas no aprendieron a dudar acerca de su
propia praxis gubernamental. Siempre tenían y tienen
razón en el momento de emitir un juicio o realizar una
actuación. Los políticos no cambiarán sus hábitos porque desconocen el moderno principio de la crítica y el
auto-análisis. El mnr, por ejemplo, jamás se distanció
de sus acciones “heroicas”: los asesinatos de Chuspipata (1944) y los campos de concentración de Curahuara
de Carangas y Coro-Coro (1953-1956). Sus dirigentes
nunca se disculparon ante la opinión pública por estos
crímenes. Estos espíritus acomodaticios pensaron que
las grandes reformas de 1952/1953 fueron tan indispensables en su momento como necesaria fue su abolición a partir de 1985. Esta inclinación pragmática y
oportunista reemplaza rápidamente la ideología revolucionaria, la cual, en el fondo, siempre ha tenido una
función instrumental y propagandística. La situación
en el mir y el mas ha sido similar.
Como corolario se puede aseverar lo siguiente.
La modernización social y política, propugnada por
los tres movimientos, se ha restringido a lo llamativo y
superficial. La utilización de computadoras y teléfonos
celulares no significa que los usuarios hayan dejado de
lado sus antiguos hábitos y designios, sus viejas mañas
y triquiñuelas que han variado poco en el curso de los
siglos. Los rasgos más visibles de la modernización
política son la invasión de las técnicas de mercadeo y
relaciones públicas, el surgimiento de los mencionados
operadores y la ideología del pragmatismo. Ello concuerda lamentablemente con los anhelos profundos de
los adherentes “normales” de los tres movimientos: el
ascenso social y la consecución de una rápida fortuna.
16 /
debate
1era. quincena de junio 2012
Comentario a los comentarios sobre el 9 de abril
Luis Antezana Ergueta*
La Revolución Nacional terminó hace cincuenta años y desde entonces el país vive la contrarrevolución y si hay algunas manifestaciones
que dicen que “el mas está haciendo lo que quería hacer el mnr”, se trata de raptos de oportunismo de los saldos gonistas.
C
on motivo de cumplirse sesenta
años de la revolución de abril de
1952, la prensa nacional publicó diversos comentarios acerca
de ese suceso. Sin embargo, alguno que
otro diario –en particular el oficialista– no hizo la menor referencia acerca
de ese episodio, revelando que para él
no existió ese acontecimiento. Entre
otras observaciones que puede hacerse a
la serie de artículos sobre el 9 de abril,
publicados en esa oportunidad, se puede
indicar las siguientes:
Primero se advierte que casi todos
los comentarios adoptaron posiciones
positivistas de acuerdo a la tradición arguediana, dedicando sus páginas a datos
concretos, versiones de oída y opiniones
personales. En realidad, se observa que
nuestros comentaristas carecen de las
condiciones indispensables de generalización y abstracción, factores básicos
para referirse a un suceso tan trascendental.
De otro lado, se puede notar que
nuestros escritores no tomaron en cuenta el hecho histórico en sí y más bien lo
pasaron por alto, para dedicarse a aspectos secundarios y consideraciones
subjetivas. En esa forma se limitaron a
repetir –en la mayoría de los casos– las
frases hechas y lugares comunes que se
escuchan desde hace sesenta años, tanto de parte de sus
protagonistas como de sus opositores.
Esos aspectos tienen explicación. a) No existe literatura sobre el 9 de abril y la que circula es incompleta
o ha desaparecido; por tanto, nuestros comentaristas
no disponen de fuentes primarias para desarrollar su
pensamiento y, así, se refieren al tema en base a prejuicios. En muchos casos han adoptados a ciegas los
prejuicios de la extrema oposición. b) Casi todas las
opiniones sobre esa revolución tratan de desprestigiar
ese suceso y repiten los argumentos de los contrarios al
cambio producido en esa oportunidad. No se encuentra en esos artículos nuevos conceptos, conclusiones
lógicas ni investigación y así todos coinciden en apreciaciones secundarias.
La observación general de los escritos de referencia, que debían girar en torno al hecho histórico,
fueron relegados o ignorados. En cambio, casi todos
los comentarios se concentraron en los personajes y los
partidos que actuaron en ese episodio, en especial el
mnr. En ese sentido, el heroico pueblo paceño –protagonista de ese hecho– no fue tomado en cuenta.
Así, se puede ver que los intentos para recordar
el 9 de abril estuvieron dirigidos, más bien, a desconocer el hecho histórico, de tal forma que esa experiencia política se la cubra con un manto de olvido, como
ocurrió con otros acontecimientos que protagonizó el
pueblo paceño, como el derrocamiento de Melgarejo
(15 enero, 1871), la insurrección popular liberal (12 diciembre, 1898) y otros que corrigieron y pusieron en
* Abogado e historiador.
su verdadero camino el proceso histórico del pueblo
boliviano y hacia los cuales nuestros “intelectuales” pareciera que guardan horror serval. En síntesis, lo que
casi todos los comentaristas (inclusive algunos de sus
protagonistas) hicieron en sus notas, fue desprestigiar
ese hecho histórico.
Se observa que los comentaristas y hasta algunos
protagonistas del 9 de abril no saben lo que pasó. No saben lo que hicieron ni lo que deshicieron. Quizás sepan
lo que ocurrió en la superficie, pero no pasaron de eso.
Carentes de las ventajas de la abstracción y la generalización, no obtienen nuevos aspectos históricos. Andan
en tinieblas y se reducen a recordar a la violencia, los
presos políticos, etc. pero no utilizan referencias más
profundas. No consideran que el 9 de abril constituyó
un salto histórico y que Bolivia de la condición de colonia dependiente pasó a la condición de nación independiente. Tampoco hacen la menor alusión a que esa
fecha significó el salto del estado esclavista y feudal (los
dos a la vez) a un sistema capitalista nacional, popular y
campesino. Tampoco se muestra la cuestión del Estado
y no se menciona que debido a ese acontecimiento, el
Estado feudal-colonial hasta entonces existente, pasó a
convertirse en Estado nacional y democrático (capitalista), todos ellos grandes acontecimientos históricos.
Para nuestros comentaristas todo sigue igual o cambió
algo, pero no encuentran ese algo.
Esos articulistas, en vez de dedicarse a críticas superficiales, pudieron haber gastado menos lamentos y derramamiento de lágrimas, para tocar aspectos esenciales de
esa revolución y así ver hasta qué profundidad llegaron
esos hechos y en qué nivel están ahora. También podían
observar que esa revolución sólo duró
doce años y fue aniquilada por una contrarrevolución (4 noviembre, 1964) que
tiró todo por la borda y dio comienzo a la
restauración de lo que fue destruido el 52.
La revolución del 52 no se desarrolló en línea recta. Se produjo en línea
quebrada. Avanzó en zigzag y en momentos retrocedió y sigue retrocediendo. Sólo duró doce años, mientras la
contrarrevolución dura ¡60 años! Al respecto, se ve que hay quienes se quejan
de los beneficios de doce años, pero se
alegran de los padecimientos del pueblo
durante los últimos sesenta años.
En ese sentido, el grupo ahora gobernante no es prolongación del mnr y
la revolución. Es todo lo contrario. Es
más, el régimen actual es prolongación
de la contrarrevolución. La política revolucionaria del mnr –cuando era todavía un partido revolucionario– era
de izquierda (porque eliminó un viejo
régimen de derecha), mientras el régimen actual lo sustituyó por un proceso
de derecha.
Algunos articulistas se han empeñado en encontrar similitudes entre la
política del grupo gobernante (que no
es un partido). En efecto, en esos artículos se hizo comparaciones, pero las
que se citó a lo más fueron aspectos de
forma, pero no de fondo. Y si bien es cierto que en el
desarrollo histórico de 1952 al presente se producen
repeticiones de forma, en cuanto a aspectos de fondo
no hay le menor analogía. Veamos:
En realidad sí existen parecidos entre el mnr y
el mas, pero ellos son similitudes con el mnr gonista
pero no con el mnr del 52. Primero, el mnr de 1952
no era populista. Si bien el mnr del 52 era popular, el
actual mas es a lo más populachero y si tiene orientación populista es de un populismo de derecha que dice
que quiere construir el socialismo sin pasar por la etapa
socialista y en base al ayllu preincaico, etc. lo cual es
hacer retroceder la historia. Eso no tiene pizca de izquierda. Hacer recular la historia es hacer la contrarrevolución, es ser de derecha, por más careta izquierdista
con que se le disfrace.
Entrando al fondo histórico, se debe señalar que
el mnr era anticolonial y antifeudal, mientras el mas
es colonialista y feudalista, como dejó establecido al
dictar la nueva Constitución que es de derecha con
maquillaje de izquierda, apariencia con que se engañan
nuestros comentaristas.
Si el mas es continuación del mnr, lo sería como
continuación del mnr gonista. Es su prolongación lógica, colonial y feudal. El mas es el gonismo resurrecto
pues es mero administrador de lo que dejó la política
movi-gonista. El mas no cambió nada de lo que hizo
el gonismo. Sólo se dedica a darle una cosmética de
“izquierda” para tapar su derecha. Utiliza algunas abstracciones de izquierda como hoja de parra para cubrir
sus vergüenzas. Comparar así al mnr con el mas es
confundir gelinita con gelatina.
En forma específica, la diferencia entre el mnr
del 52 y el mas está dada en el tratamiento a la población indígena. En efecto, el mnr consideró a la población rural con el concepto de clase de campesinos dando así un salto en la lucha contra la discriminación y, en
cambio, el mas le ha vuelto a dar el tratamiento racista
de indígena, en la misma forma que hizo el feudalismo
desde Melgarejo. Para muestra, basta un botón. Pero
no es suficiente.
Efectivamente, el mnr dio a los campesinos tanto
propiedad como derecho de propiedad sobre la tierra,
mientras el mas quitó a los indígenas (vía constitucional y leyes agrarias) la propiedad de la tierra y también
el derecho de propiedad. Eso por un lado. Por otro,
anula el trabajo pagado en dinero y retorna al sistema
de trabajo pagado en especie o sea al sistema feudal y
aplica ese sistema entre los mismos indígenas. El retroceso al feudalismo indígena es mil veces peor que
el hispano.
Esos sistemas han conducido a la desaparición de
la agricultura tradicional y a la aparición masiva de la
producción de coca y algunos productos de exportación (soya, maderas, etc.) No existe parecido alguno
entre la política agraria de 1952 y la actual. Son más
bien antitéticas. De ahí que decir que el mas es continuidad del mnr y que está haciendo lo que quiso hacer
el mnr, es una falacia.
Se puede ver que los comentarios sobre el 9 de
abril sugieren que la Revolución Nacional del 52 sigue sin modificaciones hasta el presente. Otro error
porque esa revolución duró sólo hasta 1964 y desde
entonces se produce la contrarrevolución que continúa sin variantes hasta el presente y se profundiza
más y más, aunque cubriendo sus llagas con engañosa
cosmética de izquierda. La Revolución Nacional terminó hace cincuenta años y desde entonces el país vive
la contrarrevolución y si hay algunas manifestaciones
que dicen que “el mas está haciendo lo que quería hacer el mnr”, se trata de raptos de oportunismo de los
saldos gonistas.
Citemos algunos hechos. Por ejemplo, el mnr
creó la Nación soberana e independiente pero el mas
niega esa conquista. Odia el concepto de nacionalismo.
Sólo cree que existe el Estado y que no existe la Nación, idea que es como creer que la idea hace la realidad
y que el Estado es una planta que no tiene raíces y flota
en el aire como esos vegetales que viven en los alambres de algunas calles.
El mnr cambió el contenido del Estado y de colonial y feudal lo volvió nacional y democrático, mientras el mas hace lo contrario y lo ha vuelto colonial y
neofeudal. Por otro lado, el Estado del tiempo del mnr
era de los sindicatos de obreros asalariados, mientras el
actual es de corporaciones de pequeños burgueses, gremiales, cocaleros, dueños de tierras, narcotraficantes,
etc. a los que se llama equivocadamente sindicatos y
que no tienen nada de tales y por lo cual el Estado actual adquirió carácter de Estado corporativo.
Si el mnr nacionalizó la gran minería (que devolvió a Bolivia la propiedad de las minas y el poder
del Estado a la Nación), algunas “nacionalizaciones”
del mas son a lo más estatizaciones que cuestan millones de dólares al pueblo boliviano y funcionan sobre
modos feudales. El mas no nacionalizó nada, más bien
sigue desnacionalizando al país y, por otro lado, lo está
colonizando aún más no sólo con relación a los imperios tradicionales, sino también con relación a colonias
como Chile, Venezuela, Cuba etc. En esa forma, Bolivia se ha convertido en sub colonia de colonias.
Esos aspectos esenciales, entre otros, no consideraron los comentaristas quienes hicieron lujo de especulaciones sobre aspectos secundarios y desconociendo,
a la par, más consciente que inconscientemente, la extraordinaria importancia del 9 de abril de 1952 a la que
es de esperar tomen en cuenta en alguna oportunidad.­
/ 17
libros
1era. quincena de junio 2012
Tan lejos del mar
Alcides Parejas Moreno*
Apreciación del historiador en el acto de presentación del libro
de Robert Brockmann en Santa Cruz.
E
l hallazgo de lo que se ha dado en llamar el dossier
Fricke, que recoge los recortes de prensa europeos
que provocó el incidente de fortín Vanguardia, ha
llevado a Robert Brockmann a investigar sobre una década de nuestra historia –la década extraviada la llama
el autor–, en la que Bolivia queda definitivamente lejos
del mar.
Para poder entender el mencionado dossier,
Brockmann­ se tuvo que zambullir en lo que en la historia universal de occidente se conoce con el nombre
de período de entreguerras, los 21 años que corren entre
1918 y 1939. Se trata de un período que está marcado
por varios procesos históricos originales de gran importancia. Se nos presenta esta etapa de la historia de
la humanidad como uno de los más originales con respecto a las décadas anteriores.
El juego político internacional en este período
pasa por tres épocas claramente diferenciadas: en un
primer momento se desarrolla el espíritu de Versalles,
es decir, el sistema de alianzas establecido como consecuencia de las Paces de París que pusieron fin a la
I Guerra Mundial y el funcionamiento normal de la
recién creada Sociedad o Liga de Naciones. En esta
primera etapa se insertan también las modificaciones
que el sistema de tratados de París introducen al Tratado de Lausanne (1923) y el sistema de alianzas que en
Europa central y oriental se establece con ocasión de la
Pequeña Entente.
La segunda etapa es de distensión internacional.
De la mano de la recuperación económica y de la relativa seguridad derivada del espíritu de Locarno, el mundo
vive los despreocupados y felices años 20, si bien esta
distensión es más ficticia que real.
Con la gran depresión del 29 y el triunfo de los totalitarismos se inicia la tercera etapa, de clara tendencia
belicista, en la que los revisionismos nazis y las aventuras expansionistas italianas y japonesas van enturbiando paulatinamente las relaciones internacionales hasta
desembocar por fin en la nueva conflagración mundial.
El tratado de Versalles comprendía entre sus artículos cláusulas muy variadas. Una parte se refería a
la constitución de la Sociedad de Naciones, residente
en Ginebra, considerada como un organismo internacional destinado a mantener la paz y garantizar la
independencia de las pequeñas naciones. La Sociedad
nació como una gran tribuna de debate internacional,
como un experimento de colaboración general; pero
no como un instrumento político que garantizase la
inviolabilidad de los tratados. Al no haber acogido a
varios países y ante el abandono de Estados Unidos, la
Sociedad de Naciones se constituyó en un coto exclusivo de las tres potencias europeas, Francia, Inglaterra e
Italia, y al servicio de sus intereses.
Bolivia estuvo en el nacimiento de la Liga de Naciones –el parto de los montes, como lo llama Brockmann–­
y así es como comienza este libro, que termina con el
análisis minucioso de los incidentes del fortín Vanguardia. El historiador que lleva dentro Robert Brockmann
–como lo ha mostrado magistralmente en su libro El
general y sus presidentes– le ha llevado a hacer la investigación histórica de una década de nuestra historia, en
la que los políticos del momento seguían empeñados en
una Bolivia andina encerrada en sus montañas que sólo
mira hacia el Pacífico.
El inicio del siglo xx es funesto para nuestra
historia. El 17 de diciembre de 1903 se firmó el Tra-
tado de Petrópolis por el que Bolivia perdió 190.000
kilómetros­ cuadrados. La crónica de la guerra del
Acre –como dice Ruber Carvalho– es la crónica de la
abulia del Estado andino, minero y feudal, que nunca
sopesó ni se interesó por las regiones que heredó. Sin
embargo, la clase política era incapaz de mirar hacia el
Atlán­tico y este hecho prácticamente cayó en el olvido,
a pesar de que en 1904 la dirigencia cruceña hubiera
lanzado un documento –el Memorándum de 1904– en
el que se plantea una visión de país incluyente. Por el
Tratado de 1904 el gobierno boliviano cedió a Chile
definitivamente el litoral. Por su parte, Chile al firmar
el Protocolo de Lima, emergente del Tratado de 1929
(que actualiza el Tratado de Ancón de 1883), pone el
candado a las aspiraciones bolivianas al determinar que
cualquier arreglo o negociación a la que quiera llegar
Chile con un “tercero” (ese tercero sólo es Bolivia) sobre territorios que pertenecieron al Perú, tendrían que
tener el consentimiento peruano. Esta Bolivia vapuleada y cercenada que en la década estudiada se endeudó
hasta límites insospechados tuvo un golpe de suerte excepcional que la convirtió en una potencia petrolera, lo
que va a avivar nuestra relación con el Paraguay. Estos
tres países –Chile, Perú y Paraguay– son los que más
gravitan sobre nuestra política internacional en la década estudiada por Brockmann.
Cuando Robert me llamó para pedirme que hiciera la presentación de su libro, acababa de escribir un
artículo en el que hacía un elogio al libro, en el día de
su festejo mundial. Citando a Humberto Eco decía que
“el libro ha superado sus pruebas y no se ve cómo podríamos hacer nada mejor para desempeñar esa misma
función. Quizá evolucionen sus componentes, quizá
sus páginas dejen de ser de papel. Pero seguirá siendo
lo que es”. Cuando recibí el ejemplar que Robert me
mandó desde La Paz dí, una vez más, la razón a Eco.
Tenía en mis manos un bello libro; bello en su
forma y contenido. Cuidadosamente editado e impreso. Con un título –Tan lejos del mar– que te incita a la
lectura y una portada que te interpreta el título. Con
gran rigurosidad académica y con un estilo periodístico
impecable, que muestran al historiador y al periodista, Robert Brockmann nos presenta un libro acabado,
al que puede tener acceso cualquier persona, desde el
estudioso y el político hasta el ciudadano que quiera
ampliar su horizonte de conocimientos.
El libro está dividido en cinco partes. En la primera se trata el tema de Bolivia y su reclamo ante la
Liga de Naciones, donde hábilmente se muestran los
lamentables desencuentros de nuestra política exterior
y de algunos de sus protagonistas. El segundo trata sobre las deudas que Bolivia contrae en este período, que
la convierte en un país endeudado. Bolivia convertido
en una potencia petrolera es el tema del tercero. En el
cuarto, que es el más breve; el autor trata hábilmente
el espejismo de la proscripción de la guerra en el mundo (el Pacto Kellogg-Briand). Finalmente, Brockmann
nos entrega, a la manera de despachos de guerra desde
el frente el proceso del incidente del fortín Vanguardia.
Brockmann ha tenido el buen criterio de incluir la nómina completa (nombres, apellidos y ocupación) de los
caídos en este luctuoso acontecimiento.
Tan lejos del mar es un libro que deja poso. Es un
libro que hay que leer.
* Historiador.
18 /
ocho y medio
1era. quincena de junio 2012
Un cine de historietas
Mauricio Souza Crespo*
Si Mallarme creía que el mundo existía para llegar a un libro, se diría que la historieta ha existido por décadas para llegar ahora
a una película de computadora.
U
no: Un rumor fatiga hoy los pasillos corporativos del parnaso del comic: dicen que Batman,
finalmente, confirmará que es gay. Acaso incluso oficialice su relación con Robin, pues al parecer lo suyo con el joven maravilla no era mero cariño
filial o paternalismo o tutoría sino más bien un romance
que se negó, por décadas, a pronunciar su nombre.
Dos: Este anuncio tendrá, si se produce, el mismo valor informativo que el que tuvo, hace un tiempo,
el de Ricky Martin o el que podría tener uno de Tom
Cruise: es decir, ninguno. Aunque hay que reconocer
que la comparación es injusta: a diferencia de los señores Martin y Cruise, Batman no tiene ni voz ni voto en
el asunto. Porque será un comité de expertos en mercadeo el que, llegado el caso, se encargue de exigirle
al Caballero de la Noche que salga, a empujones, del
closet y nos cuente un poco de su vida secreta (¿alguna
de esas noches con otros caballeros?). Es, en otras palabras, el relanzamiento de una marca venida a menos
(en la historieta): en un mercado saturado de heterosexualidad, esos expertos confían en que un poco de
“diferenciación” ayude a vender revistas.
Tres: Hay dos grandes expendios de superhéroes:
dc y Marvel Comics. Son compañías que empezaron
en los años 30 y, desde entonces, han enfrentado, periódicamente, crisis de lectores. Se rindieron, finalmente,
luego de la última debacle: fueron tragadas por conglomerados monopólicos de la industria cultural (dc fue
comprada por Time Warner y Marvel por Disney Co.).
En esa su larga historia, intentaron de todo para sobrevivir, además del sensacionalismo populista de “revelar”
intimidades y meterse en el dormitorio de sus personajes. Por ejemplo: copiando el éxito de la Biblia, mataron
a sus superhéroes para luego resucitarlos. O, en honor a
la rentabilidad de los megaconciertos, organizaron juntuchas y comparsas (tipo Los vengadores o La Liga de la
Justicia). Fomentaron también una explosión demográfica que pondría pálido de envidia a Balzac: entre dc y
Marvel hay como 20.000 personajes patentados, incluyendo a la Pacha Mama (que es de Marvel). Pero en
el mercado nada funciona por mucho tiempo: así como
nos acostumbraremos rápido a un Batman que viole su
parquedad con un “queer, queer, I’m here”, la novedad
de muertes, resurrecciones y cambios de look nunca salvaron por mucho tiempo a ningún superhéroe.
Cuatro: Hoy vivimos una excepción pasajera: el
cine. Si Mallarme creía que el mundo existía para llegar
a un libro, se diría que la historieta ha existido por décadas para llegar ahora a una película de computadora.
Sólo en el último lustro, diez películas de superhéroes
de dc y Marvel han superado una marca de taquilla:
más de 250 millones de dólares. Un puñado de enmascarados salva así a Hollywood y Hollywood, a su
vez, les da un respiro a estos superhombres. Batman, El
Hombre Araña y Iron Man produjeron más de 3.000
millones sólo en taquilla (lista encabezada por Los Vengadores, que lleva recaudados cerca de 600).
Cinco: La lista de espera es larga y deprimente:
en los próximos tres años, nuestras pantallas serán ocupadas por La Liga de la Justicia (el megaconcierto de
dc Comics, que reúne a Superman, Batman, La Mujer Maravilla, Aquaman, etc.), un nuevo relanzamiento
de El Hombre de Acero (dirigida por Zack Snyder),
la primera Mujer Maravilla digital, Christopher No-
lan terminará su trilogía de Batman, habrá un renovado Hombre Araña, un segundo Capitán América,
otro Thor y un tercer Iron Man. Se preparan además
versiones de The Flash, Aquaman, Flecha Verde, Escuadrón Suicida y Capitán Maravilla.
Seis: Con tanto bling bling, es fácil olvidarse de
que esta edad de oro de los superhéroes es un regresivo
gesto de nostalgia. Algo así como si un grupo de adolescentes entraditos ya en años recibiera cientos de millones para representar con muñequitos una vieja farsa
(i.e.: el síndrome de La Guerra de las Galaxias). Porque
ninguna película de superhéroes reciente, pese a la fanfarria, excede los esquemas ideológicos y narrativos que
han caracterizado a la historieta más deleznable. ¿Ha
intentado leer uno de estos comics en los últimos años?
Le ahorro el esfuerzo: yo lo he hecho y son ilegibles.
Son productos que tienen el mismo problema que las
películas: el encanto a veces hipnótico de sus imágenes
se alimenta de una montaña de lugares comunes, repeticiones y fórmulas ya vencidas. Dedicarle una eternidad
a la lectura de esos textos (y películas) podría muy bien
ser un mejorado círculo del infierno. Como pasarse la
vida escuchando, en una isla desierta, regetón, cumbia
villera, Kiss, David Guetta y los Kjarkas. O deambular
por esa misma isla convencidos de nuestra sofisticación
porque creemos que Lady Gaga es algo más que música
disco del siglo xxi, pero con mejor ropita.
Siete: Lo que celebran y ofrecen las recientes películas de superhéroes es la tecnología misma: vamos
al cine a ver una demostración de lo que puede hacer
una supercomputadora. Los únicos superpoderes a la
vista son esos (los guiones, por su lado, parecen pensados por una Apple MacIntosh 512). Y como eso es
lo que hay y vivimos tiempos regresivos y amnésicos,
nos resignamos a la idea de ser tratados como idiotas.
Este discreto horizonte de expectativa provoca, a su
vez, anomalías tales como el entusiasmo que despiertan
películas de superhéroes sólo un poquitito más inteligentes. Así, empezamos a imaginar que El Caballero de
la Noche de Nolan es fascinante (porque no reproduce
las tonterías de Tim Burton) o que Watchmen es revolucionaria (porque no repite, en otra cinta sinfín, slogans
publicitarios del ejército gringo).
Ocho: Son tiempos, por ello, en los que un multisala es también un expendio de paradojas. Mencionemos algunas, entre muchas: a) si queremos ver un relato
decente, tenemos que buscarlo en películas de dibujos
animados (como Toy Story); b) si queremos ver gente
actuando, tenemos que resignarnos a que las veremos
disfrazadas de superhéroes, repitiendo estupideces; c)
la estética dominante es el kitsch, pero es un kitsch que
–a diferencia de otros anteriores– tiene a su disposición
carretillas de dinero y que, acaso por eso, quiere que se
lo tome en serio; d) las “narrativas” del siglo xxi son en
realidad narrativas que ya eran ridículas en los años cuarenta del siglo xx (y que, a su vez, reproducían fórmulas
del folletín de fines del siglo xix); e) la complejidad más
o menos adulta la tenemos que ir a buscar en la televisión
(en series como Mad Men); f) vivimos el presente y futuro
del cine como repetición: el eterno retorno del pastiche.
Y medio: A veces se defiende la historieta recordando que puede ser parte de una educación lectora:
empezamos con Pato Donald, continuamos con Batman y Kalimán, nos desviamos en Tin Tin y Asterix,
llegamos a El Eternauta o a El Corto Maltés. Y de ahí,
acaso nos graduemos leyendo las historietas de Chris
Ware y Marjane Satrapi o, si se quiere, las novelas de
Marcel Proust o Vladimir Nabokov. Pero lo que nos
exige hoy la industria cultural es otra cosa: que empecemos en Batman y acabemos en él. Amén.
* Periodista y catedrático.
/ 19
libros
1era. quincena de junio 2012
Sobre Recuerdos
de ayer (1916-1929)
de Trifonio Delgado
Suma chuymampi sarnaqaña
(Caminar con buen corazón)
Elizabeth Andia Fagalde
Plural editores-ISEAT-Librería Armonía / Colección Sociedad
La suprema disputa: Olañeta vs. Torrico
Augusto Jordán Q.
Plural editores / Colección Historia
Cuadernos de la sequía
[la casa del bosque de pelos]
Rodolfo Ortiz O.
Plural editores-La Mariposa Mundial / Colección Poesía
Este libro sobre los amawt’as celebrantes
del Año Nuevo Aymara en Tiwanaku
concentra su mirada en la construcción
de la identidad de los protagonistas
del acto desde 1991: el Consejo de
Amawt’as de Tiwanaku. A través de
su práctica y de su discurso, la autora
devela un complejo nudo de problemas
teóricos y políticos relacionados con la
reproducción del colonialismo interno
y la persistencia de valores occidentales
y prácticas individualistas en el seno
de esta organización, supuestamente
dedicada a reestablecer los valores éticos
y las significaciones cósmicas de los
rituales ancestrales. Hay un daño hecho:
el quiebre de la ética y la confusión
doctrinaria aparecen reiteradamente en
el análisis de la relación del Consejo de
Amawt’as con las bases comunarias. Ahí
destaca la lucidez crítica de los ancianos,
en cuyos comentarios destacan las
advertencias que hicieron desde su ethos
comunal. (Silvia Rivera Cusicanqui).
“Augusto Jordán Quiroga,
reconocido romanista e historiador
del Derecho, nos ofrece esta
impecable reconstrucción crítica de
la codificación penal y procesal en
la Bolivia decimonónica. Subraya
Jordán la naturaleza exótica de ese
proceso, ya sea en el contenido de
las instituciones como en el mismo
procedimiento legislativo. Esta
vocación extranjerizante no ha
declinado incluso con desmedro de
la soberanía del Estado. Los códigos
y las constituciones en Bolivia han
sido y son, en muchos casos, obra de
un gabinete de iluminados a quienes
el Estado confía irresponsablemente
el destino de millones de personas”.
(Carlos Ramos Núñez).
“Un trabajo rico en información, con
una precisión ajustada a la época y en
escenario delimitado por la secuencia
de acontecimientos de nuestra historia
patria”. (Alberto Quiroga García).
Rodolfo Ortiz coge aguja e hilo para
hilvanar ese hueco o misterio que hay
entre una palabra y otra palabra y para
hilar el único traje posible: la imagen.
Infinidad de lecturas y poetas son
convocados, como Alejandra Pizarnik o
como Jaime Saenz o como José Lezama
Lima o como Humberto Quino, no para
la comparación necesaria entre Ortiz y
las poéticas de estos ilustres nombres
poéticos, sino para marcar distancias
o respuestas a búsquedas similares en
la escritura. Un ejemplo admirable de
esta constancia o enfrentamiento crítico
se halla desarrollada plenamente en
sus poemas. Su poesía es una prédica
contra la poética de la noche que fue y
es defendida a rajatabla por Jaime Saenz
y sus seguidores. Entonces, la poética
de Ortiz es una defensa de su propia
fábula, de su propio mito y de su propia
tragedia: la rima del viejo sastre o del
joven convicto. (Juan Carlos Ramiro
Quiroga).
La choledad antiestatal. El anarcosindicalismo en el
movimiento obrero boliviano (1912-1965)
Huáscar Rodríguez García
La Muela del Diablo / A la venta en Librerías Plural
Qué es el sumakawsay. Tercera vía: vitalismo,
alternativa al capitalismo y al socialismo
Atawalpa Oviedo Freire
Garza Azul / A la venta en Librerías Plural
Ciencia de las mujeres
Revueltas, crisis, huelgas, masacres,
conspiraciones, una guerra y una
revolución: este libro es un viaje
que recorre buena parte del siglo
xx boliviano a través del olvidado
movimiento anarquista. Se trata, ante
todo, de una evocación, en el doble
sentido de la palabra: el acto de traer
o hacer regresar algo a la memoria
o imaginación y a la vez el acto de
llamar a los espíritus de los muertos.
La reconstrucción, en suma, de una
epopeya plebeya protagonizada por
un puñado de hombres y mujeres que
forjaron lo que se puede denominar
‘anarquismo cholo’: la versión
vernácula de los viejos sentimientos
antiestatistas de la humanidad
interactuando con la potencia creadora
del trabajo y con las ambigüedades del
mestizaje.
Huascar Rodríguez García es
investigador independiente. Ha sido
docente de sociología en la umss.
A pesar de la novedad y frescura de
este discurso, reina una confusión casi
babilónica acerca de lo que es el “Vivir
Bien”. ¿Paradigma, modelo, alternativa,
cultura o más bien nueva teoría
económica? Atawalpa Oviedo tiene
el mérito de haber asumido el reto de
desenredar este discurso inflacionario
y de diferenciar entre diversos modelos
y teorías que no siempre concuerdan
con las mismas bases filosóficas de las
culturas andinas. Lo que se predica bajo
el nombre de “lo andino” –inclusive en
las nuevas constituciones políticas– no
siempre lo es y, muchas veces, resulta
ser una tergiversación posmoderna
o bucólica de lo andino. (Josef
Estermann).
Este ensayo resume bien, aunque
sin citar sus fuentes, el esfuerzo de
traducir a términos occidentales lo
que este concepto, Suma Kawsay, trae
de nuevo como posibilidad. (Javier
Medina).
El subtítulo de este libro, de formato
mayor (21x30 cm.) y profusamente
ilustrado (6 mapas, 136 fotos y 9
cuadros), es “Experiencias en la cadena
textil de los ayllus de Challapata”. Es
pues a la reconstrucción o narración
de esas experiencias, comunitarias y
textiles, que Arnold y Espejo dedican
sus esfuerzos. Arnold resume el alcance
de lo que se llamó “Infotambo”, un
proyecto que suponía trabajar, dice,
toda la cadena de la producción textil
en la región de Challapata (Oruro),
“desde la sanidad de los animales y
el mejoramiento de su fibra hasta la
terminación de los productos, y su
promoción y comercialización en el
mercado”. El libro tiene cuatro partes:
(a) una descripción de Challapata, (b)
un retrato de la situación “antes” del
proyecto Infotambo, (c) la narración de
los pasos que siguió el proyecto y (d)
una discusión de la comercialización y
venta en el mercado textil.
Denise Y. Arnold y Elvira Espejo
ILCA-Fundación X. Albó / A la venta en Librerías Plural
Guillermo Delgado P.
E
ste libro fue escrito por un autodidacta. El género
es la autobiografía, que es a la vez una memoria social del pasado. Se registra así un espacio temporal
reconsiderado a través de la experiencia de un niño que
recoge y reconstruye el mundo adulto que lo rodea. Es
un bildungsroman. Es la realización de una tarea que,
indirectamente, se le asigna al autor y que cumple al
fijar su versión en el papel, muchos años después. Ya
ha dicho Jaime Saenz que “El hombre que quiere ser lo
que es, tiene que recordar que ha sido, y lo que ha sido;
y tiene que recordar que es, y lo que es”.
Al entrar al texto los lectores percibimos que el
mundo narrado es un mundo en puja, quizá representación fidedigna de la economía de enclave o la economía de la monoproducción minera que registra, como
motor de la historia boliviana, las vicisitudes familiares,
comunales y del campamento minero como unidad de
la industrialización temprana. Lugar de contradicciones
visibles, de estructura social definida donde claramente
la mujer juega un rol importante como reproductora de
la fuerza de trabajo, cuando no es la misma palliri que
recolecta minerales desechados. A través de la reconstrucción autobiográfica se puede apreciar la existencia
tesonera de todo un mundo que se adapta a una forma
radical de transformación cultural del sentido del tiempo.
La mecanización y la industrialización son fenómenos tangibles en el recuento de este texto, pero también
lo es el repentino arribar de otra forma de ser, de una
experiencia francamente transculturizante. En el fondo,
todo esto es un proceso de paulatina pérdida de la habilidad de ser el dueño del tiempo, en un tiempo interrumpido o atrapado entre lo rural y lo urbano. Ya sabemos
que el trabajo minero tiene raíces precolombinas; sin
embargo, lo que el testigo ocular describe es, precisamente, la forma acomodaticia de ese sentido de tiempo,
ahora articulado al ciclo industrial, irremediablemente
mundial. En el fondo de este texto se registran los detalles de la penetración de un capitalismo moderno a través de la imposición primaria del salario y de un proceso
evidente de descampesinización. Retrata la historia del
trabajo en el momento de la incursión de una economía cuyas leyes no fueron completamente evidentes: el
aprendizaje violento de la teoría del valor, de la emergencia de la mercancía, de la adquisición del salario, de
la alienación y la corrosión humana pero también de la
capacidad de resistencia, de lucha contra el sistema, de la
autovalorización, de un sentido propio mezcla de convicciones étnicas y adquisición de una cultura clasista.
Recuerdos de ayer
(1916-1929)
Trifonio Delgado Gonzales
Plural editores
20 /
1era. quincena de junio 2012
La otra orilla
Roxana Crespo, artista invitada
Dialéctica desde abajo
Evocación perceptiva
Theodor Adorno (1903-1969)
[
Ni] la más miserable erudición podría […] cegarse al hecho de que la
Revolución francesa, por abruptos
que no pocos de sus actos resultaran,
se insertaba en la tendencia global de
la emancipación de la burguesía. Ésta
ni habría sido posible ni se habría logrado si en 1789 no hubiese ocupado
ya las posiciones clave de la producción
económica y desbordado al feudalismo
y su cúspide absolutista, que a veces se
había coaligado con el interés burgués.
El brutal imperativo de Nietzsche,
“Lo que cae hay que empujarlo”, codifica […] una máxima protoburguesa.
Probablemente todas las revoluciones burguesas fueron decididas de
antemano por el ascenso histórico de
la clase y tuvieron un ingrediente de
ostentación que en arte se manifestó
como decoración clasicista. No obstante, esa tendencia a la ruptura histórica difícilmente se habría realizado
sin el agudo desastre económico del
absolutismo y la crisis financiera en la
que fracasaron los reformistas fisiócratas bajo Luis xvi. La miseria específica
al menos de las masas parisinas pudo
desencadenar el movimiento, mientras que en otros países en los que no
era tan aguda, el proceso burgués de
emancipación triunfó sin revolución y
en principio no tocó la más o menos
absolutista forma de gobierno.
La infantil diferenciación entre
causa profunda y ocasión externa tiene a favor que por lo menos designa
crudamente el dualismo de inmediatez y mediación: las ocasiones son lo
inmediato, las llamadas causas más
profundas lo que media, lo que se
propaga, lo que incorpora los detalles.
Incluso en el pasado más reciente se
ha podido leer en los hechos mismos
la hegemonía de la tendencia. Actos
específicamente militares como los
bombardeos sobre Alemania funcionaron como slum clearing [depuración], retroactivamente integrados en
aquella transformación de las ciudades que hace tiempo se puede observar no ya sólo en Norteamérica, sino
en toda la tierra. Así como el
reforzamiento de la familia
en las situaciones de emergencia de los refugiados
contuvo ciertamente por un
tiempo la tendencia al desarrollo antifamiliar, pero difícilmente el trend [tendencia]. Incluso las incursiones
de los conquistadores en los
antiguos México y Perú, que
allí debieron de experimentarse como invasiones de otro planeta, contribuyeron sangrientamente,
de manera irracional para los aztecas
e incas, a la expansión de la sociedad
burguesamente racional hasta la concepción de one world que es teleológicamente inherente al principio de esa
sociedad.
Tal preponderancia del trend en
los hechos […] acaba por condenar al
ridículo la ancestral distinción entre
causa y ocasión; toda la distinción,
no sólo la ocasión, es exterior, porque la causa está concretamente en
la ocasión. Si el desastre económico
de la corte fue una palanca para las
sublevaciones parisinas, este desastre
económico seguía estando en función
de una totalidad, el retraso de la economía absolutista de “dispendio” con
respecto a la capitalista de rendimiento. Sólo en el todo histórico alcanzan
su relevancia incluso momentos que
son contrarios a él y por supuesto,
como en la Revolución francesa, no
hacen sino favorecerlo. Hasta el retraso de las fuerzas productivas de una
clase no es absoluto, sino únicamente
relativo al avance de las otras.
[…] No es esta la menor de las
razones por las que, como ya en Hegel y Marx, la filosofía de la historia
se aproxima tanto a la historiografía
como ésta, en cuanto comprensión
de la esencia velada por la facticidad,
pero condicionante de esta, meramente sigue siendo posible como filosofía. Tampoco bajo este aspecto es
la dialéctica una manera de jugar con
las concepciones del mundo, una postura filosófica elegible entre otras en
un muestrario. Lo mismo que la crítica de los conceptos filosóficos presuntamente primero empuja a ella, la
dialéctica es exigida desde abajo.
Cf. Theodor Adorno (1970). Negative
Dialektik. Jargon der Eigentlichkeit,
Frankfurt, Suhrkamp Verlag. (Trad. cast.
de Alfredo Brotons: Dialéctica negativa-La
jerga de la autenticidad, Madrid, Akal,
2005, pp. 278-280).
T
ranscurrió algo más de una década
desde la primera muestra pública
de las obras plásticas de Roxana
Crespo, referencia de una pintura aún
joven en medio de continuos cambios que son propios de la búsqueda
artística.­
En su arte prima lo figurativo, pues
en las telas pintadas al óleo, las figuras
son el centro de su creación a través de
la gama de colores, hoy acentuadas en
el rojo que, de hecho, muestra la pasión
anterior de un ser de sutiles creaciones.
En virtud de su profesionalismo y
de la meta trazada hacia un fin cada vez
más cercano, la artista se apoya en la autenticidas de las imágenes y no cae en
afectaciones propias de quienes no definen su arte.
El camino ya vencido le lleva a
nuevas experiencias tendientes a renovar los trazos de identidad en una clara
tendencia a la abstracción, signos que ya
aparecieron en la representación singularizada de imágenes visuales, donde la
figura ya no muestra las líneas marcadas
de lo figurativo, sino que estas se diluyen
en una suerte de “evocación perceptiva”
propia de la sensibilidad que la transforma en un lenguaje plástico merecedor
de los mayores elogios, en una muestra
de sinceridad no comprometida, sino
surgida de la realidad al encontrar nuevas facetas en el arte de quien no detie-
nen instrumentos de trabajo, para llegar
al fin que se propone cuando comenzó
la bella labor de crear su propio arte
plástico.­
Bastaría con un solo cuadro para
penetrar en el mundo de Crespo, porque lo individual marca, muchas veces,
la verdadera esencia artística, pues resulta cercana la impresión, casi física,
en quien admira la pintura y siente, en
la pasiva armonía cromática de la plástica, la emoción hecha inspiración en
el momento de haber sido creada una
obra.
Mario D. Ríos Gastelú