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Fanjul Y. El actor, el mendigo y los mantras a la Devi.
Elementos 96 (2014) S1-S9
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El actor,
el mendigo
y los mantras
a la Devi
Yuriria Fanjul
Este mundo es la extraña obra del Señor de todas las
Hace cinco años llegué a Londres a estudiar una maestría en
obras y tú tienes un pequeñísimo papel en su drama.
teatro. Al terminarla me pareció buena idea quedarme aquí
Actúalo muy bien para que todo el mundo pueda decir
y probar mi suerte trabajando como actriz. Siendo hones-
“Encore, Encore!”
ta esto ha sido una constante prueba de superviviencia. Del
teatro todavía no se vive. La mayoría de los actores tene-
Swami Muktananda
mos muchos otros trabajos que no son artísticos pero que
nos permiten cubrir los gastos del mes. Cuando acaba el día
y queda solo cansancio, los que tienen suerte y consiguen
un pequeño papel en alguna obra de teatro, son felices una
noche más. Y es cierto, hay épocas económicamente mejores que otras, pero los días en que las enormes fauces de
la industria se han tragado mi gusto por la vida artística, he
llegado a decir ¡Socorro! y mi ser-actriz se ha convertido en
un rol melodramático que, como usted comprenderá, y como
experimenta cualquier buen artista, incluso llega a bordear el
terreno de lo trágico.
Pero entonces entran en escena la Vale y el Daniel:
–Nos vamos a la India.
–¿...?
Elementos 96, 2014, pp. S1-S9
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Vedas y los Upanishads, las escrituras sagradas de ese
país. En varias ocasiones tuve la oportunidad de visitar
la escuela de meditación –o Ashram– que esta maestra
tiene en el norte del estado de Nueva York y allí aprendí más sobre esta filosofía. A los 15 leí el Mahabharata
y a los 24 el Ramayana, y es cierto, cuántas ganas he
tenido desde entonces de ir a pisar la tierra de esas historias épicas y ver los templos, las ciudades antiguas y
las estatuas de Rama y de Hanuman por doquier.
Cuando decidí unirme a la comitiva se me ocurrió
que podría aprovechar para ir a visitar el Ashram madre que esta misma escuela de meditación tiene en el
Estado de Maharashtra, en un pueblo llamado Ganeshpuri. Además de tomarme una pausa del ritmo londinense y viajar con este magnífico grupo de amigos,
me ilusionó la idea de pasar unas semanas meditando
y estudiando los textos sánscritos del Vedanta. Bueno, y a todo esto, ¿no es la India también bastante
teatral...?
El gobierno indio a algunos nos la pone difícil con
esto de otorgarnos visas para ir allí –y con toda razón,
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
que ya tienen mil millones de habitantes y entiendo que
no quieran ni uno más. Pero por suerte todos lo logramos, cada uno viajó desde distintas partes del mundo
para encontrarnos en el aeropuerto de Delhi y empezar
–Y tú vienes con nosotros.
el viaje. Apenas aterrizamos nos tomamos un tren –
Se les unieron unos historiadores y un trío de an-
afortunado legado del Imperio británico– que nos dejó
tropólogos y luego unos documentalistas medio des-
en un pueblo del estado de Madhya Pradesh llamado
peinados. Para mí, resultaba prácticamente imposible
Khajuraho. Ya desde el tren pude percibir la pobreza,
ver más allá de mi frenética vida londinense y de mi
un nivel de higiene diferente al de mis cánones occi-
oh fatal destino teatral. Pero una invitación así sonaba
dentales, cantidad de niños desnutridos, y descalzos,
demasiado seductora. ¿Quién no quiere ir a conocer la
familias enteras viviendo en las calles, y mendigos, y
India? Un lugar espectacular-espectacular con olor a
mendigos, y mendigos…
mango y que seguro está lleno de elefantes.
A Khajuraho llegamos a media noche y hubo que
Solo había visitado ese país en los libros y en los
cruzar la vía del tren a pie porque no había plataforma
discos pero en realidad llevaba años fascinada por la
para salir de allí y me agarré de la mano de vaya usted
cultura india. Y es que también he estudiado y practi-
a saber quién para salir de la estación. Y que nos pesca
cado meditación desde niña. Un día, cuando tenía 13
un rickshaw –una especie de pulmonía mazatleca de
años, mi tía y mi mamá me llevaron a un evento en la
tres ruedas o un taxi enano sin puertas– y una serie
ciudad de Cuernavaca donde conocí a una maestra de
de niños guías locales se treparon con todos noso-
meditación que venía de la India. Ese día, con ella, tuve
tros hablando un perfecto español, cosa rarísima. Nos
una experiencia espiritual muy profunda y allí se ini-
explicaron que acabábamos de llegar al pueblo de los
ció mi estudio del Vedanta, una filosofía basada en los
templos del Kamasutra.
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Yuriria Fanjul
Wow. India. El reino de Shiva y de Párvati. La tie-
rra de Krishna y de Ganesh. Pero también un país que,
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
como explicó la Vale, tiene 62% de la caca del mun-
y de aquella noche en que había sido concebido y, para
do en sus calles. (me encantan las estadísticas que se
ello, mandó construir los templos del Kamasutra.
memoriza la Vale) El sistema de castas es, a mis ojos,
inexplicablemente injusto. Musulmanes e hindúes se
fuera como por dentro, unas esculturas bellísimas la-
siguen lanzando piedras o zapatos los unos a los otros.
bradas en piedra. En el interior de cada uno hay una
Existen reservas donde mantienen recluidas a mujeres
deidad principal, ya sea Shiva en forma del Shiva Lin-
que han quedado viudas y a las que nadie les quiere dar
gam o Párvati, su esposa. Esa mañana no había mu-
trabajo. La herencia de Gandhi parece quedar solo en
chos visitantes y me acerqué a uno de los templos más
su imagen repetida en los billetes y el gobierno, como
grandes, que se veía vacío. Solo había una mujer de
Todos los templos de Khajuraho tienen, tanto por
tantos más, guarda calladito sus armas nucleares. Pe-
unos 40 años, con un sari azul como el cielo, barriendo
ro, por lo pronto estamos en Khajuraho y todo me pa-
afuera. Me acerqué intentando sacarle una foto y le
rece hermosísimo.
pregunté su nombre. Brajesh, dijo. E inmediatamente
Estos templos eróticos datan del siglo XI. La histo-
me abrazó, me tomó de la mano y entramos al templo.
ria narra que una mujer se estaba bañando desnuda en
Me ordenó sentarme al lado de la pira de piedra que
un río durante una noche de luna llena cuando el dios
hay para ceremonias de fuego y empezó a cantar:
del cielo, mirándola, quedó maravillado con su belleza.
Bajó al mundo y le hizo el amor la noche entera. Poco
Om Bhuur-Bhuvah Svah Tat-Savitur-Varennyam, Bhargo
después, esta mujer, que era casada, quiso abandonar
Devasya Dhiimahi Dhiyo Yo Nah Pracodayaat.
al hijo que fuera fruto de su pecado. Sin embargo, el
hijo que nació optó por honrar la memoria de su madre
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impensado silencio y al honrar la forma de una deidad
que estaba allí a mi frente, tuve el sentimiento de que
Ella estaba dentro de mí y que la diosa era yo misma.
Fue en febrero de 1996 cuando mi mamá y mi tía
me llevaron a conocer a aquella Maestra que venía a
Cuernavaca. En India ese día se celebraba la noche de
Shiva, Mahashivaratri, y nosotros en Cuernavaca celebraríamos cantando con ella un mantra en honor a
aquel dios. Om Namah Shivaya, Me inclino ante Shiva
que vive dentro de mí, Honro a mi propio ser interior.
Todo esto era bastante nuevo para mí, pero allí estaba
yo, sentada en el suelo, con mis 13 años y las piernas
cruzadas en flor de loto, inmersa en un olor a incienso y
a flores que decoraban la sala, esperando con emoción
y curiosidad a que el programa empezara para poderla
conocer. De repente, las miles de personas presentes
se pusieron de pie al unísono, abruptamente, y explotaron aplausos y gritos. Primero me asusté, no tenía idea
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
de lo que estaba pasando. Pero a los pocos minutos
entendí que la maestra espiritual, o gurú, acababa de
entrar por la parte de atrás de la sala y que la gente no
Me puse a cantar también. Este mantra aprendido
podía contener su alegría. Ese estallido de aplausos y
alguna vez surgió de mi memoria inesperadamente e
este grito de bienvenida me pegó en el pecho como si
hizo que mi voz se uniera a la suya. Ella se sorprendió
fuera una inmensa ola de mar levantándose, con tre-
tanto como yo y me preguntó mi nombre. Entonces me
menda fuerza, desde el fondo de la tierra. Cuando poco
llevó cerca de la estatua de Párvati, que estaba detrás
a poco la gente se fue calmando y todos se volvieron a
de una reja con barrotes. Solo se veían dos ojos bri-
sentar, ella caminó hasta el frente y la pude ver.
llantes en medio de este nicho profundo y oscuro: se
vislumbraba la silueta de una gran escultura de piedra
de la diosa. Allí estábamos, mi nueva amiga Brajesh
y yo dentro de ese templo antiguo, húmedo y oscuro,
cantándole mantras a la Devi. Grabé la voz de Brajesh.
Su voz era la de una madre cantándole una canción
de cuna a su bebé, la mía era la de un bebé cantándole a su madre de piedra. O quizá en realidad lo que estaba pasando era que la diosa nos estaba cantando a
nosotras dos a través de sus mantras. Un mantra es
una frase en sánscrito que honra a una deidad. Lo que
entiendo de estos rituales es que, al repetir un mantra
continuamente con una intención, la mente se enfoca
en algo distinto a los pensamientos habituales y dentro
de uno se empieza a generar la experiencia de aquello
que se está repitiendo. Dentro de mi mente se creó un
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Yuriria Fanjul
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
Era una mujer hermosísima, vestida con un ropa-
je rojo y un sombrero rojo también. Durante unos 40
minutos recuerdo que contó historias que ilustraban
las enseñanzas de los Vedas y los Upanishads, pero
no recuerdo mucho más. Hablaba de la causa del sufrimiento humano y del propósito de entender la verdadera naturaleza del Ser, hablaba de una fuente de
amor dentro de cada uno de nosotros a la que podíamos acceder, en parte, por medio del canto de mantras y la meditación. Emanaba una sabiduría ancestral
en palabras que ni siquiera pasaron por mi intelecto sino que directamente me sacudieron el alma. Allí empezó mi fascinación por la India y mi estudio de los libros
y las escrituras sagradas de ese país. Después cantamos el mantra Om Namah Shivaya durante cuatro horas. Lloré esas cuatro horas sin entender lo que estaba
pasando. Creo que a esa altura no tenía la capacidad
de articular lo que sentía, pero era como si cantar ese
mantra hubiera abierto una llave de agua en mi pecho
donde el enorme chorro que salía era una especie de
amor antiguo e infinito que no se podía contener y se
convertía en lágrimas. Más adelante, reflexionando sobre lo que había pasado, caí en cuenta de que durante
ese canto largo yo había accedido a un estado expandido de conciencia. Quizá esta fue una experiencia similar a la de Castaneda o a la de chamanes que usan
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
plantas psicoactivas de manera religiosa, no sé, pero
ese día, por momentos, se rompió en mí el concepto limitado y pequeño que tenía de mí misma. Tiempo des-
es una religión tan difícil de definir. Se categorizan
pués leí en los textos místicos que la identificación con
como hinduismo cientos de miles de prácticas devo-
el ser individual es una contracción mental y que hay
cionales para millones de deidades distintas. Llegué
una mente universal a la que uno se puede alinear pa-
a ese país con mucho contexto literario, experiencias
ra experimentar que todo es Uno y que no hay dualidad
espirituales hermosas, pero no fue hasta que caminé
en el mundo. Luego entendí que eso es lo que las es-
por las calles y entré a los templos que tuve mi primer
crituras indias llaman Shiva. Y a mí, sin ser hinduista,
encuentro con algunas de las expresiones propias del
sin hasta ese momento saber nada de las prácticas y
hinduismo. Y en efecto, qué religión más rara. Un día
rituales de esta religión, ese Shiva de la India me había
en Delhi entramos a un templo en donde lo único que
regalado un vislumbre diminuto de su estado Absoluto,
había era una cobra de metal dorada que recibía conti-
una experiencia tan poderosa y profunda que nunca, ni
nuamente en la frente gotas de agua que caían de una
un solo día a partir de allí, he dejado de recordar.
olla que colgaba del techo. En un pueblito cercano a
Pasamos muchas horas en carreteras esquivando
Bodhgaya nos topamos con una fila de mujeres dan-
vacas y viajando de Madhya Pradesh a Uttar Pradesh,
do vueltas alrededor de un árbol, donde enclaustrada
de Bihar a West Bengal. Tuve varias conversaciones
estaba la estatua del discípulo de Rama, un chango
con el Daniel sobre cómo la cultura india está tan permeada por la religión y también sobre cómo, a su vez,
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La diferencia entre un Sadhu y un mendigo no me fue
aparente a primera vista. No lograba entender en qué
consistía su ser religioso o espiritual y menos aún lo
entendía cuando los veía pedir dinero sin hacer ningún
gesto ritual de los millones que cotidianamente se ven
relacionados con la religión hinduista. Pero también es
cierto que estos hombres son respetados, cuidados
y considerados sagrados. Entonces, todo esto, este
número infinito de expresiones rituales, ¿pertenece a
una sola religión? ¡Que alguien me explique qué es este
chilaquil! ¿Cómo es que un solo término, hinduismo,
basta para agrupar las millones de creencias religiosas
de prácticamente un continente entero? Y sobre todo,
parada en medio de todo esto, ¿qué hacer con la experiencia del absoluto que me regaló el dios Shiva aquel
día de Mahashivaratri? ¿Cómo se liga la filosofía de los
textos védicos, que tanto sentido tiene para mí, a las
manifestaciones tan diversas del hinduismo popular?
El Vedanta dice que todo es Uno ¡pero hay 36 millones
de dioses en el hinduismo! ¡¿Y quién los contó?!
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
–Ey, ¡Yuriria! Impasse. Has llegado al clímax de tu
narración.
–¿Sí...? Ah... cierto, me alteré un poco. Lo siento.
naranja bastante deforme llamado Hanuman, a quien
–Tranquila, está bien. Retoma.
le ofrecían arroces y rezos. Poco después entramos
–¿Y ahora para dónde?
al Kalighatt de Calcuta, y descalzos, como es obliga-
–¿Mahabharata?
ción en todos los templos hindúes, tuvimos que pisar
–Muy bien.
la sangre de las cabras sacrificadas para la Diosa Kali,
Maestros de variadas tradiciones, tales como el
sangre que mujeres y niños se ponen en la frente mien-
budismo, las religiones afro umbanda y los yogis de
tras sus esposos le avientan flores rojas a la diosa de
la India, cuando en los años 60’s empezaron a “expor-
la destrucción. Pasamos por Varanasi, la ciudad que
tar” sus enseñanzas, comenzaron también a nombrar
para mí, como creo que para cualquier otro viajero
con pseudónimos a sus discípulos occidentales. Para
que haya visitado ese país, ha sido la más impactan-
ellos quizá era más fácil pronunciar Krishán o Shan-
te. Sobra decir que allí, a orillas del sagrado Ganges,
ti que Brian o Jennifer. Más adelante, fueron los es-
caminamos entre filas de cadáveres que esperaban
tudiantes quienes decidieron pedir a sus maestros un
su turno para ser quemados con madera y luego ser
nuevo nombre espiritual que simbolizara su entrega y
barridos como polvo al río, algo que es terriblemen-
devoción. Un día, cuando pasé un verano en ese As-
te duro de ver pero que, aparentemente, es el regalo
hram de Estados Unidos, tuve la especial oportunidad
supremo: la liberación, por fin, del ciclo de la reen-
de acercarme a mi gurú y hablar con ella. Había llegado
carnación. Pero hay algo que de veras no entendí: el
mi momento de pedirle un nombre espiritual. Veníamos
por qué las calles de India están plagadas de Sadhus,
de ver la obra de teatro del Mahabharata que los niños
esos hombres renunciantes y espirituales que viven
del Ashram habían montado, así que ella me respondió:
de recolectar rupia tras rupia en su jarrita de metal.
- ¿Cuál sería un buen nombre para ti en un día de Ma-
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habharata como hoy?... ¡Kunti! dijo con una sonrisa.
Yuriria Fanjul
Se dio la media vuelta y se fue.
Kunti... Kunti... Me acababan de nombrar Kunti. La
BRAJESH: Very good! Come. Chant mantra to the Devi.
emoción me paralizó y, titubeando, quise preguntar-
Kali Durge Namo Namah...
le qué significaba, pero en cuestión de segundos ya
había desaparecido y no recibí respuesta. Yuriria ya
prendió que esta mujer fuera tan receptiva con una des-
conocía la historia épica de aquella guerra donde los
conocida. Un par de frases a medios idiomas, mucho
cinco hermanos Pandavas peleaban contra los cien
lenguaje gestual y ya éramos buenas amigas. Abra-
demonios Kauravas por el reino de Bharat. Ya sabía
zos cómplices y su esfuerzo por explicarme que había
que Kunti era la madre de los Pandavas y que, antes
enviudado hacía ocho años y que tenía tres hijos que
de serlo, de niña, había recibido un mantra de un rey
mantener. El trabajo que había conseguido era cantarle
en agradecimiento por un favor concedido. Ese mantra
mantras a la diosa Párvati cinco veces al día en uno de
le daba el poder de tener un hijo con cualquier dios a
los templos principales de Khajuraho. Esto, que para mí
quien se lo recitara. Así fue como Kunti dio a luz a su
estaba siendo una experiencia espiritual, era para ella
primer hijo, Karna, cuando invocó con el mantra al dios
un trabajo cotidiano y lo milagroso consistía en que,
del Sol. Todo esto contaba el Mahabharata, pero lo que
a diferencia de otras viudas de ese país, ella sí podía
no me contaba era el significado exacto del nombre
mantener a su familia. Y el calor del medio día ya se
Kunti. Ese día no lo supe. Tardé muchos años más en
empezaba a sentir, pero estos templos son húmedos
encontrar un diccionario de nombres sánscritos en el
por dentro y allí es donde uno quiere estar, junto con
que por fin leí que Kunti significa “la que invoca”...
las estatuas que están escondidas tras los barrotes al
KUNTI: Namaste! Photo Ok?
fresco, casi tan escondidas, sentí, como están escon-
BRAJESH: Photo Ok. You photo?
didos los dioses dentro de uno mismo. Esos mantras sí
KUNTI: No, you photo!
que tienen el poder de quebrar barrotes y abrir la puerta
Mi encuentro con Brajesh fue muy dulce. Me sor-
BRAJESH: Thik he. Thik he. Ok. Ok.
KUNTI: Thank you, Dhanyawat! Temple name?
BRAJESH: Parvati Temple. Shiva´s wife.
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
KUNTI: Ah! Yes! Thik he. And your name? Nam kya he?
BRAJESH: Me, Brajesh. You name?
KUNTI: I´m Kunti. From Mexico.
BRAJESH: Kunti? Indian name?
KUNTI: Yes! Indian name, from Mahabharata. Kunti,
the mother of the five Pandavas.
BRAJESH: Ah, Kunti Devi! Queen Kunti! Photo together? You, my friend.
KUNTI: Yes, photo together! Thank you… Parvati Temple open all day?
BRAJESH: Yes, 5:00 AM to 5:00 PM. I sing mantras, puja.
KUNTI: Puja? Offering for the Devi?
BRAJESH: Yes, offering for the Devi.
KUNTI: For Parvati?
BRAJESH: Yes, come. Come inside. You sit. Listen.
Om Bhurbhuva Svaha. Tatsa vitur Vernyam. Bhargo
devasya Dimahi...
KUNTI:... Diyo Yona Pracchodhayat.
BRAJESH: You know? Mantra?!
KUNTI: Om Bhurbhuva Svaha. Tatsa vitur Vernyam.
Bhargo devasya Dimahi Diyo Yona Pracchodhayat.
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está más allá del mundo manifiesto, una realidad que es
conciencia y dicha y que lo permea todo.
–¿Y qué es meditación?
–Meditación es emerger del fango en forma de una
flor de loto.
Durante esas cuatro horas el día de Mahashivaratri
cantamos Om Namah Shivaya, Me inclino ante Shiva,
lo que permea todo; Me inclino ante mi propio Ser que
es Conciencia y dicha. Este mantra tuvo un efecto en
mí que, meses después, supe es una experiencia que
los grandes sabios han descrito como iniciación espiritual o Shaktipat. Es el momento en que la energía
meditativa se despierta permitiendo que la meditación
suceda más fácilmente. ¿Y qué es lo que se logra con
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
la meditación y el canto de los mantras? Primero se
logra poner la mente en silencio para atestiguar la realidad; luego se diluye la identificación individual y se
experimenta el estado de Naturaleza Absoluta.
al encuentro con el Ser interior. Pero a pesar de tal po-
Imaginemos que un actor entra en escena y actúa
der, me sigo preguntando cómo es que funcionan...
el papel de un mendigo. Contrastémoslo con el men-
El sánscrito no se habla en la India. Es únicamente
digo que está caminando por la calle. La escena se ve
la lengua en la que están escritos los textos sagrados.
igual en ambos casos, las palabras quizá también son
Fue la lengua en la que se les revelaron a los sabios las
las mismas pero sin embargo hay una diferencia: uno
enseñanzas al momento de la meditación. La palabra
disfruta el ser-mendigo mientras que el otro sufre su
mantra tomó forma escrita por primera vez en el Rig
miseria. ¿Y por qué? Porque uno es libre y el otro está
Veda, el texto más antiguo de la India, en el segundo
atrapado. El actor sabe que su ser-mendigo no es re-
milenio A.C. La sílaba man significa “mente” y el sufijo
al, que es un papel que está actuando para una obra
tra significa tanto “instrumento” como “protección”. Un
de teatro. Pero para el mendigo en cambio, éste es su
mantra es un fonema o un sonido que funciona como
estado natural y lo sufre y grita ¡Socorro! De la misma
un instrumento de pensamiento o como un instrumen-
manera el Vedanta dice que, a escala universal, el mun-
to que protege al pensamiento. El Rig Veda dice “Mana-
do es una gran obra de teatro y desde fuera nos vemos
na trayate iti mantraha”: el mantra protege a aquel que
todos como una serie de mendigos pidiendo ayuda. Es-
lo repite y le ayuda a cruzar el océano del mundo.
tamos inmersos en una identificación con nuestro pro-
– ¿Qué es Om? ¿Y qué es meditación?– le pregunté a
pio rol y sufrimos. Pero este sufrimiento, que creemos
mi tía Angélica ese día de Mahashivaratri.
inevitable, existe porque no nos damos cuenta que en
–Om es el sonido de la creación y la disolución del uni-
realidad somos un Ser absoluto que está actuando una
verso. Cuando abres la boca el primer sonido que sale
serie de papeles pequeños. Enseña entonces el Vedan-
es “A”, cuando la cierras el último sonido es “M”. En
ta que nuestra naturaleza verdadera es conciencia y es
medio de esos dos sonidos está “U”. “A-U-M” forman
dicha. Por eso, si la mente da un paso atrás
“OM”, el sonido a partir del cual algo comienza a existir
si atestiguamos nuestra función en el mundo
y dentro del cual se funde. Ese sonido insonoro vibra
si la observamos con distancia
dentro de todo lo que existe. Y cuando uno pronuncia
si dejamos de identificarnos con esta
Om por mucho tiempo tiene la experiencia de lo que
si vivimos como si fuéramos solamente actores
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si disfrutamos cualquiera que sea el rol que estemos
Yuriria Fanjul
actuando...
–¡Ey! ¡Despierta–! me susurró Párvati en el templo
Daniel pensé que aquella experiencia de iniciación es-
de piedra. Todo esto es solo una gran obra de teatro.
piritual que había tenido de niña me ayudaría a con-
Recuerda que estás actuando. Recuerda, Yuriria, que
frontar la realidad que se presentaría ante mí. Pero,
solo estás actuando, que eres actriz.
usted me entenderá lector, si le digo que lo que suce-
Coup de théâtre.
dió fue que la realidad me llevó a confrontar aquella ex-
Entonces, aquel Sadhu que me pedía dinero en las
periencia de Shaktipat y sus consecuencias. Por eso,
calles de Varanasi ¿qué?... ¿De veras era el mendi-
vi que pasó el mes y medio que había planeado estar
go que yo creí que era? Nada me comprueba que no
allí. Y luego vi que pasó otro mes y medio. Y luego otro
hubiera alcanzado la sabiduría que enseñan las escri-
más. Terminé quedándome en el Ashram más de cinco
turas del Vedanta y que no estuviera atestiguando, e
meses y allí volví a experimentar, por instantes, que el
incluso disfrutando, su ser-mendigo. Ahora pongo en
mundo es un gran teatro, realmente es un juego de la-
cuestión a estos ojos míos que llegaron a la India tan
conciencia. Fue sorprendente ver cómo mi espíritu se
maleados por el capitalismo. Me pregunto sin saber la
aligeraba día tras día y mi alma dejaba atrás el peso del
respuesta: si la riqueza del Sadhu fuera, en vez, pura-
melodrama, la tragedia y hasta el desesperado grito de
mente espiritual ¿significaría que no sufriría al ver las
ayuda. Logré entender que eso de lo que disfruto tanto
poquísimas rupias que apenas lograba acumular en su
cuando actúo, esa distancia que existe ante cualquiera
jarrita de metal?
de los personajes que interpreto cuando estoy en es-
Ya salía el vuelo a Rajastán y, en efecto, allí me se-
cena, es en realidad un estado permanente. Porque in-
paré de la comitiva y me tomé solita un avión a Bom-
cluso mi ser-actriz, y hasta mi ser-Yuriria, son papeles
bay. Seguí un camino por la India rural hasta llegar al
que he asumido en esta vida y de alguna manera son
río Tanza y encontré el Ashram de Ganeshpuri. Cuan-
también ficción. Ya lo dice Shakespeare en una de sus
do decidí unirme al viaje encabezado por la Vale y el
mejores comedias: “Todo este mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres, simples actores...”
(Como gustéis).
© Yuriria Fanjul, India, 2013.
Hace unas semanas tuve que volver a Londres, se
venció mi visa. Para mi sorpresa, apenas aterricé, me
ofrecieron hacer una obra de teatro y llegué directo a
ensayar. Las funciones son la semana que viene. Por
alguna razón me siento muy liviana por dentro y estoy
contenta con cómo está quedando mi papel. El ritmo
de la industria del teatro de Londres no me ha succionado todavía, pero si eso empieza a suceder, ojalá
llegue Kunti, la que invoca, y que llame con uno de sus
mantras a algún Dios a que venga a protegerme de la
identificación con el mundo: Kali Durge Namo Namah...
Me inclino ante Kali, la diosa de la Destrucción, me inclino ante Durga, la que protege. También me inclino
ante Shiva, el poder de creación y me inclino ante Párvati, el mundo. Y venga ya, desde el escenario o desde
la platea, desde las calles de Londres o desde las de
Bombay, o en donde me toque estar, me inclino una y
otra vez ante quien quiera que sean los 36 millones de
dioses del hinduismo...
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