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2 BABELIA EL PAÍS, SÁBADO 24 DE JUNIO DE 2006 LOS ESCENARIOS DEL VERANO Grandes nombres y obras protagonizan la temporada de teatro estival español que acaba de empezar. Declan Donnellan, uno de los más prestigiosos directores europeos, vuelve con su compañía Cheek By Jowl para representar The Changeling en los festivales de Almagro, Grec y Los Veranos de la Villa. El director británico explica su relación con el Siglo de Oro y su concepción de este arte. Declan Donnellan “En España se ve el teatro como monumento antes que como proceso” MARCOS ORDÓÑEZ eclan Donnellan, uno de los grandes directores del teatro europeo, vuelve a nuestro país para presentar The Changeling, la tragedia de Middleton y Rowley, una de las cumbres del teatro jacobino, que Donnellan y su compañía, Cheek By Jowl, no frecuentaban desde su triunfal Duquesa de Malfi en 1995. Desde 1985, cuando Cheek By Jowl visitó Barcelona por primera vez con Midsummer Night’s Dream, casi una docena de producciones con su firma (y la de Nick Ormerod, escenógrafo y codirector del grupo) se han paseado por nuestro país. The Changeling, protagonizada por Olivia (El sexto sentido) Williams en el rol de Beatrice Joanna y Will Keen como De Flores, comenzó el pasado marzo su gira francesa para recalar en el Barbican londinense de mayo a junio. El Festival de Almagro, que el año pasado aplaudió su Otelo, acogerá la producción del 28 de junio al 1 de julio, y se verá luego en el Grec, del 12 al 15, en el Mercat de les Flors. The Changeling, que transcurre en Alicante, es para Donnellan una obra muy cercana al teatro de nuestro Siglo de Oro, no en vano sus autores veían España, dice, como “un caldero bullente de lujuria, celos, violencia y honras ensangrentadas”. D PREGUNTA. ¿Cuándo nace su pasión por los clásicos españoles? RESPUESTA. Calderón fue mi puerta de entrada. Comencé a leer y leer y fue como entrar en un nuevo mundo. Piezas fantásticas, llenas de energía, de riesgo, siempre con personajes extremos, sumergidos en grandes conflictos, bigger than life. Un mundo de una altísima temperatura emocional. En 1989 monté mi primer Calderón, The Doctor of Honour (El médico de su honra). Luego descubrí a Tirso, y a Lope, y Fuenteovejuna se convirtió en una especie de obsesión para mí. La estrenamos en el Cottesloe, la sala pequeña del National, y poder llevarla a la Expo de Sevilla fue como un sueño realizado. El sueño por cumplir es la posibilidad de trabajar aquí con jóvenes actores españoles y girar por todo el país. Con El perro del hortelano, por ejemplo, una de las obras de Lope que prefiero. Sería un trabajo de formación y de búsqueda, con tiempo por delante. No tiene sentido para mí llegar a un país nuevo y montar un clásico en ocho semanas. Habría que comenzar con un taller para seleccionar a los actores que quisieran embarcarse en esa aventura. No puedes elegir actores por separado: todos mis proyectos son de grupo, de equipo. Así nació Cheek By Jowl, ése era y es su espíritu… P. Tengo entendido que en 1999, Andrés Amorós, entonces director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, le propuso dirigir un Tenorio y montar un El director inglés Declan Donnellan. CONSUELO BAUTISTA LO MEJOR DE LOS FESTIVALES FESTIVAL DE CÁCERES. Hasta el 1 de julio. JAÉN SUBTERRÁNEA. Hasta el 23 de julio. Festival internacional de teatro alternativo. Bandolero y malasangre. Del 6 al 9 de julio. CLÁSICOS EN ALCALÁ. Hasta el 2 de julio. Don Duardos. 30 de junio y 1 de julio. FESTIVAL DE ALMAGRO. Del 23 de junio al 23 de julio. The Changeling y The Canterbury Tales. Del 28 de junio al 1 de julio. Don Gil de las calzas verdes. Del 29 de junio al 9 de julio. El príncipe tirano. Del 13 al 16 de julio. El mágico prodigioso. Del 19 al 22 de julio. Las mocedades del Cid. Del 20 al 22 de julio. El misántropo. Del 20 al 23 de julio. FESTIVAL GREC DE BARCELONA. Del 25 de junio al 5 de agosto. ‘The Canterbury Tales’. Cirque Tsigane. Del 26 de junio al 5 de agosto. La felicitat. Del 26 de junio al 30 de julio. Hamlet (The Wooster Group). Del 27 de junio al 1 de julio. Peer Gynt. Del 28 de junio al 1 de julio. El eco de la sombra. Del 30 de junio al 16 de julio. Divinas palabras. Del 5 al 9 de julio. The Changeling. Del 12 al 15 de julio. Vells temps. Del 6 de julio al 27 de agosto. Nausica. Del 2 al 5 de agosto. LA TORNA DEL GREC. Festival Alternativo. Barcelona. Del 22 de junio al 6 de agosto. LOS VERANOS DE LA VILLA. Madrid. Del 1 de julio al 14 de agosto. Cuatro corazones con freno y marcha atrás. Del 5 de julio al 27 de agosto. The Changeling. Del 19 al 22 de julio. La revista negra. 25 y 26 de julio. Adiós a la bohemia y Black el payaso. Del 10 de agosto al 3 de septiembre. DEL ARTE DELLA COMMEDIA. Alcalá de Henares. Del 2 al 16 de julio. Sigüenza. 21 y 22 de julio. Ubu roi. 8 de julio. FERIA DE TEATRO EN EL ‘Arlecchino’. SUR. Palma del Río (Córdoba). Del 3 al 7 de julio. Treinta espectáculos en maratón, desde las once de la mañana hasta la madrugada. FESTIVAL DE MÉRIDA. Del 6 de julio al 15 de agosto. Calipso. Del 6 al 11 de julio. Ítaca. Del 20 al 23 de julio. El amor del ruiseñor. Del 27 al 30 de julio. Odiseo y Penélope. Del 3 al 6 de agosto. Viriato rey. Del 10 al 15 de agosto. FESTIVAL AL CARRER. Viladecans (Barcelona). Del 6 al 9 de julio. Medio centenar de compañías actúan al aire libre desde el atardecer hasta pasada la medianoche. FERIA DE TEATRO DE SAN SEBASTIÁN. Del 11 al 15 de julio. El amor del ruiseñor. 15 de julio. SAGUNT A ESCENA. Del 12 de julio al 26 de agosto. Arlecchino. 15 y 16 de julio. El amor del ruiseñor. 5 y 6 de agosto. PLE DE RIURE. El Masnou (Barcelona). Del18 al 22 de julio. 15 anys, de T de Teatre. Día 20 de julio. FESTIVAL DE OLITE. Navarra. Del 21 de julio al 6 de agosto. Hotel Venecia. 26 de julio. FERIA DE CIUDAD RODRIGO. Salamanca. Del 23 al 26 de agosto. EL PAÍS, SÁBADO 24 DE JUNIO DE 2006 BABELIA 3 LOS ESCENARIOS DEL VERANO taller/escuela con actores españoles. ¿Que sucedió con aquel proyecto? R. Estaba y sigo estando muy interesado. Amorós y Eduardo Galán, entonces subdirector del INAEM, vinieron a Londres para proponérmelo, pero, según supe luego, cambió la dirección del Clásico y el proyecto se desvaneció. Nunca he entendido mucho la política del teatro español: los cargos se suceden con enorme rapidez. Tuve la sensación de que no había estrategias a largo plazo. En España siempre me han tratado, institucionalmente hablando, con una enorme amabilidad, pero diría que hay una cierta tendencia a ver el teatro como monumento antes que como proceso. P. Usted ha montado a Corneille (Le Cid) en Francia, a Pushkin (Borís Godunov) y Chéjov (Las tres hermanas) en Rusia… R. Quiero montar los clásicos de cada país, pero siempre me piden Shakespeare. Desde el año 2000, la mitad de mi trabajo la he desarrollado con mi compañía rusa. He trabajado cinco años allí, y sólo después de ese tiempo pude atreverme con Chéjov, porque necesitaba el grupo, el equipo. Así hemos podido hacer Las tres hermanas, que, por cierto, estrenamos el pasado verano en el teatro Pushkin de Moscú. P. Yo creo que su trabajo tiene mucho que ver con el de Peter Brook, por ese sentido de grupo, de familia de actores, y por su concepción del espacio, su claridad expositiva, su concepto del espectáculo como un fluir continuo… R. Es curiosa esa vinculación, porque Peter es medio ruso… Peter me ha enseñado muchas cosas del teatro y de la vida, desde atarme los cordones de los zapatos hasta plantearme la utilización del espacio. Si el espacio es propicio, si está bien definido, he de establecer muy pocas pautas como director. Pero lo más importante fue la noción del teatro como un viaje, una búsqueda espiritual. Estamos aquí para contar historias y, a través de ellas, conocernos, descubrirnos. Peter nunca es rebuscado ni pomposo. Me enseñó a huir de lo superficial, a buscar siempre hacia lo hondo pero sin perder la levedad. Es un alquimista, que combina admirablemente lo sacro y lo profano. Graduar ambas cosas es algo esencial a la hora de plantearse un espectáculo. Y entender que el teatro es un arte permanentemente inacabado. P. Usted, como él, es de los pocos directores que sigue trabajando en un espectáculo después de su estreno… R. ¡También eso es una tradición rusa! Absolutamente opuesta, por cierto, a la escuela alemana, donde el director estrena y jamás vuelve por el teatro. Mi trabajo como director consiste en mantener el juego conjunto de los actores. Es un equilibrio complicado, siempre frágil, siempre cambiante. Procuro “seguir” la obra cada una o dos semanas, y no es fácil, porque por lo general ya estás en otro proyecto. No se trata del miedo a que olviden tus indicaciones sino de mantener la vitalidad del montaje. La interpretación es, esencialmente, un intercambio de reacciones. Y sucede que en una gira los actores se cansan y buscan una especie de energía generalizada. A veces parece que estén gritando el texto y no se dan cuenta. Yo inventé una palabra en inglés, emote, que no es sobreactuar pero se le parece: lanzar falsas emociones. Cuando eso sucede, los actores intuyen que algo ma- Laurence Spellman, Tobias Beer y Olivia Williams, de la compañía Cheek By Jowl, en un ensayo. lo está pasando, y empujan todavía más la energía en la dirección equivocada. P. En su libro El actor y la diana (Fundamentos), un soberbio manual para actores, dice: “Una película mala nunca resulta tan larga y tan insoportable como un mal espectáculo”. R. Todos hemos sufrido eso, ¿no? El tiempo se convierte en un pantano si la emoción es falsa. No hay términos medios en el teatro. En el mundo actual, donde hay tal sobredosis de imágenes, es una obligación para todo creador separar lo auténtico de lo impostado. Para eso hay que mirar de nuevo como un niño, en el sentido de que sólo un niño puede decirte sin pudor “no te creo”. Cuando vamos al teatro queremos ver grandes personajes y grandes emociones, pero mueren en el mismo instante en que el actor intenta “hacerlo ver”. Muchos actores entran en pánico porque tratan de “mostrar” una emoción. Es terrible, porque tienes la sensación de que te quieren persuadir de algo que, en realidad, no está pasando. P. Una última pregunta: ¿por qué grandes directores británicos como usted, o Simon McBurney, o Deborah Warner, se ven obligados a buscar coproducciones en el extranjero para poder llevar adelante sus proyectos? R. Peter Brook fue el primero en instalarse en Francia, porque no podía crecer en ese sistema, que, por otro lado, es uno de los mejores del mundo. Mis compañeros de generación —Michael Boyd en la RSC, Nick Hytner en el NT— están haciendo un espléndido trabajo, pero corren el riesgo de convertirse en pequeños ministros de cultura. Son opciones personales. A mí lo que me interesa es trabajar con actores, no dirigir un teatro. Yo necesito un largo periodo de ensayos, y en Inglaterra ese tiempo es muy breve, por no hablar del número de representaciones. Tenemos apoyos muy considerables del Arts Council y de diversos patrocinadores, pero el tiempo en teatro es lo más caro del mundo. Yo me he impuesto la disciplina de reducir producciones: sólo quiero hacer dos al año. Como Cheek By Jowl, vamos a tener una residencia en el Barbican por tres temporadas. El pasado enero montamos una adaptación de Great Expectations de Dickens para la RSC, en Stratford. Siguió, por esas mismas fechas, Borís Godunov en el Théâtre National de Bruselas. En cuanto a la programación del Barbican, junto a The Changeling acabamos de presentar Twelfht Night. Con vistas a 2007, montaremos allí Cymbeline, un shakespeare que suele hacerse raramente, y giraremos por Europa la versión inglesa de Las tres hermanas. ¿Más proyectos? Un espectáculo sobre Gilgamesh, que me gustaría llevar a Almagro y luego al Grec de Barcelona, que son, hoy por hoy, nuestras “residencias” españolas. Quasimodo y una Esmeralda perversa En The Changeling, obra maestra del teatro jacobeo, Thomas Middleton y William Rowley desarrollan una historia de crímenes pasionales en el Alicante del siglo XVII. Pero la pieza tiene una subtrama cómica en un manicomio. Son dos obras en una que al final se juntan, esta vez bajo las órdenes de Donnellan. JAVIER VALLEJO heek By Jowl, la compañía de Declan Donnellan, vuelve a España con The Changeling, revenge play (tragedia de venganza), de Thomas Middleton y William Rowley. Middleton, uno de los autores centrales del reinado de Jacobo I, y Rowley, actor, firmaron media docena de obras al alimón. Ésta es tan amoral como el Punch & Judy Show, espectáculo de títeres cuyo protagonista tiene un bebé y la emprende a palos con él, o como La duquesa de Malfi, de Webster, con la que guarda algunas semejanzas. Alsemero, protagonista masculino de The Changeling, es un noble valenciano que, de paso por Alicante, tiene un flechazo con Beatriz, moza a la que su padre está a C punto de casar contra su voluntad con Alonso de Piraquo. Beatriz se ve acosada por De Flores, criado feo, deforme, cubierto de verrugas… Él la asquea. Ella le priva: daría lo que fuese por meterse en su cama una sola noche. Prendada de Alsemero, y en vista de que su padre no acepta parar la boda, Beatriz sugiere a De Flores que mate a su prometido. Dicho y hecho: el criado entrega a la doncella el dedo anular de Alonso, rebanado y con el anillo de compromiso puesto. A cambio de su silencio, le pide un revolcón. Beatriz accede, con las narices tapadas. De Flores, crecido, se dice para sí mientras la toma en brazos: “¡Cómo gime la tórtola! ¡Qué pronto va a querer aquello que cree aborrecer!”. The Changeling es una obra llena de paradojas. Una trage- dia cuya heroína tiene un pronto repulsivo: es bella y educadísima, pero trata a De Flores con saña desde el primer minuto. Me hace pensar en el público londinense de la época, que asistía a una obra de Shakespeare en El Globe el sábado, y el domingo iba al teatro de enfrente a ver cómo azuzaban perros contra un oso atado y cegado. En el primer encuentro entre Beatriz y Alsemero, cuando éste la halaga, ella le responde con palabras que quedarán gravitando el resto de la obra: “Sed más precavido, señor. Nuestros ojos deberían ser centinelas de la razón y ponerlo todo en tela de juicio. A veces se precipitan y dicen maravillas de las cosas más vulgares”. Middleton y Rowley desarrollan una subtrama cómica paralela en un manicomio: The Changeling son dos obras en una. Se juntan al final. Su título es polisémico. El diccionario Collins traduce changeling como “niño o niña sustituido por otro”, aludiendo a la leyenda según la cual las hadas entran sigilosamente en las casas de las parturientas y les dan el cambiazo. En lugar del hijo verdadero, dejan uno que acaba saliéndole rana a la familia. Los changeling de esta obra pueden ser tanto Beatriz y De Flores como Antonio, hombre que se disfraza de tonto de baba para hacerle el amor a la esposa del director del manicomio (changeling también significa “idiota”). The Changeling. Festival de Almagro. Del 28 de junio al 1 de julio. Barcelona. Festival Grec (Mercat de les Flors). Del 12 al 15 de julio. Madrid. Los Veranos de la Villa (Teatro Español). Del 19 al 22. 10 E L M U N D O, M I É R C O L E S 1 9 D E J U L I O D E 2 0 0 6 M2 Ocio Un momento de la representación de ‘The Changeling’. / FOTOS: EL MUNDO De Hollywood a Santa Ana Teatro. Declan Donnellan y Olivia Williams (‘El sexto sentido’) llevan al Español uno de los textos básicos de la escena inglesa, ‘The Changeling’ COTE VILLAR L es suena su cara porque la han visto en varias películas de factura hollywoodiense como El sexto sentido, X-Men o Mensajero del futuro. Es Olivia Williams, la protagonista femenina de The Changeling, la obra que se podrá ver en el Teatro Español hasta el sábado. A la gran mayoría el nombre de Declan Donnellan no les suena tanto como la cara de la bella Olivia, pero el dramaturgo y escritor británico es uno de los más prestigiosos nombres de las artes escénicas (director asociado del Royal National Theatre y director fundador de la Royal Shakespeare Company Academy, entre otras muchas cosas). Junto al diseñador y escenógrafo Nick Ormerod fundó la compañía Cheek by Jowl (codo con codo), que está dando una minigira por España con esta pieza emblemática del teatro inglés. Ahora recalan en el Español con su particular visión de este clásico escrito por dos contemporáneos de Shakespeare: Thomas Middleton y William Rowley. Una historia ambientada en España (aunque los autores jamás pisaron suelo ibérico) y plagada de humor negro, sexo y muerte. Su argumento entrelaza dos historias que ponen de manifiesto «la escasa frontera existente entre al locura y la cordura», Olivia Williams, la protagonista femenina. según explicó ayer Williams en la presentación de la obra a los medios. «A Beatriz Joana, mi personaje, se le ocurre una idea bastante malvada para hacer desaparecer a su prometido: le pide a su criado, un hombre repulsivo, que le mate. Él accede y a cambio, en vez de dinero, le pide su virginidad». Así comienza en palabras de Williams The Changeling, que podría traducirse al castellano como El trueque. «Gran parte de la obra transcurre en soliloquios, que en realidad son diálogos con el público», explicó la actriz británica. Así sabemos que además del argumento principal hay «otra trama, ambientada en un manicomio, que Declan usa como espejo de la primera». Will Keen, que da vida al criado, apuntó que el hecho de representar la obra en teatros contemporáneos al texto, como el Español o el de Almagro, del que vienen, no hace sino favorecer el transcurso de la misma. «Las obras se escribían entonces teniendo en cuenta una intimidad con el público que en los teatros modernos es más complicada». En cuanto a las posibles coincidencias con el espíritu ibérico, los dos intérpretes coincidieron en que el humor negro era un punto en común entre las dos culturas. «Todas las grandes obras de arte tienen una línea muy fina entre la tragedia y la comedia. Como público no sabes muy bien qué reacción deberías tener, si reír o vomitar». Por otro lado, Declan Donnellan presentará su libro El actor y la diana (texto imprescindible para todo el que quiera dedicarse al teatro) el próximo viernes a las 18.30, en un coloquio abierto al público. The Changeling. Hasta el sábado 22 de julio, en el Teatro Español (Príncipe, 25). La Nacion, Buenos Aires En 1994 actuó en el San Martín un elenco británico llamado Cheek by Jowl, con una irreverente y original versión de "Medida por medida", de Shakespeare. El director era uno de los creadores del grupo, Declan Donnellan (nacido en 1953), quien acaba de regresar a la Argentina para participar en el V Festival Internacional de Buenos Aires, esta vez al frente de una compañía rusa, auspiciada por la Confederación del Teatro Ruso, con la que trabaja con frecuencia. Trajeron Twelfth Night" ("Noche de reyes") de Shakespeare, dirigida por Donnellan y hablada en ruso por actores de esa nacionalidad. Aunque recibido de abogado, Donnellan se ha dedicado por entero al teatro. Fundador, junto con Nick Ormerod, de Cheek by Jowl en 1981, desde 1989 es director asociado del Royal Nacional Theatre de Londres, y como profesional independiente ha trabajado para el Teatro Dramático Maly de San Petersburgo, el Teatro Nacional de Finlandia, el Festival de Salzburgo y el de Aviñón. Ganador, entre muchos otros, de tres premios Laurence Olivier, es doctor honoris causa de la Universidad de Warwick y caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Ministerio de Cultura de Francia. Toda esta actividad no le ha impedido escribir un libro considerado hoy de lectura obligatoria por toda persona interesada en el teatro. Peter Brook dice de él: "Cuestiona abiertamente las generalizaciones sobre la actuación, sacando a la luz nuevos e innovadores aspectos. Bajo la alegría y el humor de su escritura, Donnellan guía sutilmente a los jóvenes actores hacia la conciencia de los procesos vitales detrás de su trabajo". El título en inglés es "The Actor and the Targe", traducido al castellano con una palabra que desconcertará a los lectores argentinos: "El actor y la diana" (Editorial Fundamentos, Caracas y Madrid, 2004). La diana es, en España, lo que aquí se llama el blanco, en los ejercicios de tiro. Salvada esa mínima dificultad idiomática, el libro es fascinante. Basta leer la primera frase de la introducción: "La actuación es un misterio y también lo es el teatro". Y prosigue: "Un teatro no es sólo un espacio literal, sino también un lugar donde soñamos juntos; no únicamente un edificio, sino un espacio que es, a la vez, imaginario y colectivo. El teatro provee de un marco de seguridad dentro del cual podemos explorar situaciones peligrosas, desde la comodidad de la fantasía y la protección de un grupo. Aunque todos los auditorios fueran arrasados hasta sus cimientos, el teatro sobreviviría de todas formas, porque el ansia, en cada uno de nosotros, de actuar y de presenciar actuaciones, es innata. El teatro no puede morir antes de que el último sueño haya sido soñado". *** "No es fácil escribir sobre interpretación. Actuar es un arte, y el arte revela la excepcionalidad de las cosas. Por eso, hablar sobre actuación es complicado, ya que la expresión «hablar sobre» tiende a hacernos generalizar, y la generalización esconde la excepcionalidad de las cosas". El primer problema planteado es el del bloqueo: el actor, por más empeño que ponga y aunque por fuera parezca estar en el buen camino, se desanima porque siente que le falta algo. Ese algo es, precisamente, el blanco en el cual debe hacer centro su interpretación. Comenta Donnellan: "Nunca sabrás lo que estás haciendo hasta que sepas para qué lo estás haciendo. Para el actor, todo «hacer» debe ir encaminado hacia algo. El actor no puede hacer nada sin la diana. Esta puede ser real o imaginaria, concreta o abstracta, pero la irrompible primera regla es que en todo momento y sin una sola excepción, debe haber una diana". En el caso de una actriz que interpreta a Julieta, sus blancos, u objetivos, podrían ser: "Aviso a Romeo; engaño a mi madre; enojo a la nodriza; abro la ventana; salgo al balcón; busco la luna; recuerdo a mi familia". Ernesto Schoo Link corto: http://www.lanacion.com.ar/739396