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Tema 10 Las teorías éticas Filosofía 1º Bachillerato Texto 1 LOS PROBLEMAS DEL UTILITARISMO El utilitarismo es un sistema ético relativamente fácil de aplicar. En realidad, para saber si una acción es moralmente buena solo es preciso calcular las consecuencias que resultarán de una acción específica. Cada día tomamos muchas decisiones no morales basadas en las consecuencias. Así, tomar decisiones morales usando el utilitarismo parece una extensión natural de nuestros procedimientos de toma de decisión diarios. Sin embargo, se observan algunos problemas. Primero. Puede conducir a una mentalidad de que “el fin justifica los medios”. Una acción específica no puede ser juzgada como buena simplemente porque puede conducir a una buena consecuencia. Los medios deben ser juzgados por alguna norma objetiva y consistente de moral. Si así fuera, podría justificarse la matanza de Stalin porque estaba intentando lograr una utopía comunista. Segundo. El utilitarismo no puede proteger los derechos de las minorías si la meta es el mayor bien para el mayor número. Los estadounidenses del siglo XVIII podrían justificar la esclavitud porque brindaba una buena consecuencia para la mayoría. Tercero. Es preciso predecir lo que va a ser más útil para un mayor número de personas, y esto es imposible en muchas ocasiones. Cuarto. Cuando obtenemos resultados, no siempre está claro si estos son buenos o malos. Texto 2 “LA ACTITUD DIALÓGICA” Porque, atendiendo al principio de la ética del discurso, descubierto a través del método trascendental: “Solo pueden pretender validez las normas que encuentran (o podrían encontrar) aceptación por parte de todos los afectados, como participantes en un discurso práctico” […] Por tanto, el acuerdo sobre la corrección moral de una norma no puede ser nunca un pacto de intereses individuales o grupales, fruto de una negociación, sino un acuerdo unánime, fruto de un diálogo sincero, en el que se busca satisfacer intereses universalizables […]. Por eso, la persona con altura humana […] asumirá una actitud dialógica, lo cual significa: 1. Que reconoce a las demás personas como interlocutores válidos, con derecho a expresar sus intereses y a defenderlos con argumentos. 2. Que está dispuesta igualmente a expresar sus intereses y a presentar los argumentos que sean necesarios. 3. Que no cree tener ya toda la verdad clara, de suerte que el interlocutor es un sujeto al que convencer, no alguien con quien dialogar. Un diálogo es bilateral, no unilateral. Tema 10 Las teorías éticas Filosofía 1º Bachillerato 4. Que está preocupado por encontrar una solución correcta y, por tanto, por entenderse con su interlocutor. “Entenderse” no significa lograr un acuerdo total, pero sí descubrir lo que ya tenemos en común. 5. Que sabe que la decisión final, para ser correcta, no tiene que atender a intereses individuales o grupales, sino a intereses universalizables, es decir, a aquello que “todos podrían querer”, por decirlo con la célebre fórmula del contrato social. 6. Que sabe que las decisiones morales no se toman por mayoría porque la mayoría es una regla política, sino desde el acuerdo de todos los afectados, porque satisface los intereses de todos. Quien asume esta actitud dialógica muestra con ella que toma en serio la autonomía de las demás personas y la suya propia; le importa atender igualmente a los derechos e intereses de todos, y lo hace desde la solidaridad de quien sabe que “es hombre, y nada de lo humano puede resultarle ajeno”. Adela Cortina, “La educación del hombre y del ciudadano” Texto 3 FUNDAMENTO DE LA MORAL “Así pues, el valor moral de la acción no reside en el efecto que de ella se espera, ni tampoco, por consiguiente, en ningún principio de la acción que necesita tomar su fundamento determinante en ese efecto esperado, pues todos esos efectos –el agrado del estado propio, o incluso el fomento de la felicidad ajena- pudieron realizarse por medio de otras causas, y no hacía falta para ello la voluntad de un ser racional, que es lo único en donde puede, sin embargo, encontrarse el bien supremo y absoluto. Por tanto, no otra cosa, sino solo la representación de la ley misma –la cual desde luego no se encuentra más que en el ser raciona-, en cuanto que ella y no el efecto esperado es el fundamento determinante de la voluntad, puede constituir ese bien tan excelente que llamamos bien moral, el cual está presente ya en la persona misma que obra según esa ley, y que no es lícito esperar de ningún efecto de la acción. Immanuel Kant, “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”