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ciencia
Rascacielos
Tocando el cielo
Desde su origen en la segunda mitad del siglo xix, los rascacielos han librado una
carrera por la altura y se han convertido en un símbolo del poder económico.
Anabel Herrera, periodista
L
os monumentales templos
griegos, las catedrales medievales, los grandes palacios
reales de la Edad Moderna…
Han sido necesarios varios
milenios para que vieran la luz los primeros rascacielos en la arquitectura
occidental. Mucho tiempo para plasmar
un deseo de sobras conocido: construir
lo más alto posible para rozar las nubes
y entrar en el mundo de lo divino, a imagen y semejanza de la Torre de Babel
mencionada en la Biblia, con la que los
hombres pretendían alcanzar el cielo.
Los rascacielos también vinieron a satisfacer otra antigua necesidad humana (o
una evolución de la misma, si se quiere):
la representación simbólica del poder.
Eran producto del desarrollo del capitalismo, de los avances científico-técnicos y de las novedades urbanísticas que
comportaban la concentración de los negocios en el corazón de las ciudades.
La altura, una necesidad
el empire state Building en Nueva York. A su
derecha, la parte superior del Chrysler Building.
Chicago, Estados Unidos, segunda mitad
del siglo xix. Cada año llegaban a la ciudad de las oportunidades miles de inmigrantes de todos los rincones del país en
busca de trabajo. La urbe pronto se convirtió en un importante núcleo comercial. El crecimiento de la población estuvo acompañado de un incremento de la
especialización profesional, y Chicago se
transformó en una metrópoli de oficinas
que cada vez ocupaban más espacio. El
valor del suelo edificable en el centro se
disparó, sobre todo cuando la construcción del denominado loop, el sistema de
transporte público ubicado sobre una vía
elevada, facilitó el acceso a la zona.
A todos estos factores hay que añadir el
episodio de 1871. Durante tres días, del
8 al 10 de octubre, un incendio arrasó
gran parte de la ciudad. El fuego se originó en un establo de las afueras. Cuenta la leyenda que fue una de las vacas del
granjero Patrick O’Leary la que golpeó
una lámpara de queroseno y provocó las
chispas iniciales. Cierto o no, el caso es
que el Big Fire, como se apodó el suceso,
acabó con la vida de cientos de personas
y destruyó más de 17.000 edificios.
tura y diez plantas sostenido por un
armazón de metal. El peso total de las
columnas verticales y las vigas horizontales era dos tercios inferior al de las
paredes de piedra gruesa utilizadas
hasta entonces con el mismo resultado.
Aquel fue el gran descubrimiento.
Hoy puede parecer ridículo llamar rascacielos a un edificio de diez plantas,
pero lo cierto es que no existe una descripción concreta sobre la altura mínima que debe tener este tipo de construcción. La definición oficial de facto es la
que aporta el Council on Tall Buildings
and Urban Habitat (CTBUH), un organismo sin ánimo de lucro con sede en
no existe una descripción exacta sobre la
altura mínima que debe tener un rascacielos
Es difícil imaginar el enorme esfuerzo
de reconstrucción que se llevó a cabo en
los años posteriores. Arquitectos de fama internacional acudieron a la ciudad
para contribuir con su trabajo a tal empresa, aportando sus diferentes puntos
de vista y experiencias. Fue así como,
teniendo en cuenta los grandes problemas de congestión que sufría Chicago
antes del incendio, nacieron los edificios altos. Aunque no existe un acuerdo
sobre la cuestión, se suele considerar
como primer rascacielos el Home Insurance Building, construido en 1885 por
el ingeniero William Le Baron Jenney.
Se trataba de un edificio de 42 m de al-
Pennsylvania. Según éste, un rascacielos “es un edificio en el que lo vertical
tiene una consideración superlativa sobre cualquier otro de sus parámetros y
el contexto en el que se implanta”.
Una carrera competitiva
Si bien los primeros experimentos de
edificios muy altos se produjeron en Chicago, fue Nueva York el auténtico centro
neurálgico de los gigantes de hierro, y
más concretamente Manhattan. A partir
de la década de los treinta, este barrio se
empezó a poblar de grandes torres que
parecían participar en una competición
deportiva. Primero fue el Chrysler Buil-
h i sto r i a y v i da 77
ciencia
Los 10
más altos
Burj Dubai,
818 m
Rascacielos
509 m, 101 pisos. Su singular es­
tructura simboliza el centro del mun­
do y la unión de la tierra y el cielo.
492 m, 101 pisos.
Su figura nace de la
intersección de un
prisma cuadrado
con dos arcos.
una lista que no cesa
de actualizarse.
ding, en 1930, que superó en apenas
19 metros de altura a la Torre Eiffel, de
300, y trasladó el récord a Estados Unidos. Un año después lo desbancó el Empire State Building, todo un símbolo iconográfico de 381 m. La transformación
en la tipología de los rascacielos y en su
relación con la ciudad llegó en 1944 de
la mano del Rockefeller Center, un complejo de 259 m en el que las oficinas se
integran armónicamente en los espacios
de ocio. Las Torres Gemelas, que también
batieron récord de altura, con 417 m, inauguraron el concepto de la duplicidad
a principios de los años setenta.
Nueva York no sería conocida como “la
ciudad de los rascacielos” sin los avances científico-técnicos que se desarrollaron en el mundo desde finales del siglo xix. Junto con el hormigón armado,
el uso del acero industrial en las estructuras arquitectónicas fue esencial, pues,
colocado en forma de pilastras y vigas,
las hacía mucho más resistentes. No
fue menos importante la invención del
ascensor eléctrico por Frank J. Sprague en 1892. Con el tiempo, constituiría también un factor relevante el control de la ventilación y de la temperatura
interior del edificio, así como avanzados sistemas contra incendios.
El rascacielos se exportó a Europa como tipología arquitectónica en la déca-
78 h i sto r i a y v i da
FUENTE: CTBUH, Council on Tall Buildings
and Urban Habitat (junio, 2009).
da de los años cincuenta del siglo xx.
Hasta entonces, las ciudades del Viejo
Continente no habían sentido la necesidad de aumentar el suelo edificable y
crear distritos financieros para demostrar su dominio de forma simbólica.
Tampoco lo podían hacer legalmente:
por lo general, la altura de las construcciones se limitaba a cinco plantas. El
motivo era la importancia que se atribuía a la protección de los centros históricos. Pero también emergieron razo-
415 m, 88 pisos. A
su lado, la One In­
ternational Finance
Center, de 1998, so­
lo mide 210 m.
384 m, 69 pisos. Se proyectó
en dos meses y se realizó en 40.
381 m, 102 pisos.
En 1945 se estrelló
contra el edificio un
avión y su ascenso­
ris­ta sobrevivió a
una caída de 75 m.
391 m, 80 pisos.
Fue el edificio
más alto de Chi­
na y de toda Asia
hasta 1998.
Torre Mapfre,
Barcelona, 154 m
Taipei 101
Taipei,
Taiwán.
2004
Shanghai World
Financial Center
Shanghai, China.
2008
Oriente por las nubes
En la actualidad, el foco de atención se ha
desplazado hacia Asia. Los rascacielos
conceden notoriedad a las ciudades que
los construyen, convertidos en un reclamo turístico más. En los últimos años se
han constituido también en un producto
de consumo, gracias a los grandes complejos de ocio habitualmente engastados
en su interior. En Asia se levantan hoy los
edificios más altos del mundo: el Taipei
101, el Shanghai World Financial Center,
en dubai un grupo empresarial pretende
construir un edificio de más de 1 km de altura
nes de otra naturaleza: en la Segunda
Guerra Mundial y durante la posguerra, el hierro o el acero se dedicaron a
empresas más urgentes, como la industria bélica o la reconstrucción de las
obras de infraestructura civil.
421 m, 88
pisos. Cons­
truido alrede­
dor del n.0 8,
el de la bue­
na suerte en
China.
415 m, 96
pisos. Se
decidió re­
ducir su al­
tura tras los
atentados
terroristas
del 11-S.
Torres KIO,
Madrid, 114 m
burj dubai, el próximo rascacielos más alto.
EL RANKING DEL COUNCIL on Tall
Buildings and Urban Habitat es el que se
considera oficial de facto para clasificar
los rascacielos más altos del mundo. La
altura se establece a partir del extremo
arquitectónico, que incluye agujas, pero
no antenas o astas de bandera (ver línea
punteada a la dcha.). Actualmente, el edi­
ficio más alto, el Taipei 101, en Taipei,
alcanza el medio kilómetro. Pero será
superado en cerca de 300 m por el Burj
Dubai, en Dubai, ya a finales de este año,
cuando esté concluido. A su vez, este gi­
gante (cuya antena proyectará una luz
que podrá verse a 90 km a la redonda) se
quedará corto ante los más de 1.000 m
que previsiblemente alcanzará la Nakheel
Tower, también en Dubai, en 2020. La
mayoría de los rascacielos en construc­
ción que aspiran a entrar en el ranking de
los más altos se localiza en Asia.
442 m, 108 pisos. Tal
vez pase a llamarse muy
pronto Willis Tower, por
su nuevo inquilino.
Torre Eiffel,
300 m
Ilustración: Carlos Robles
452 m, 88 pisos.
Para acelerar su
construcción, com­
pitieron un equipo
de coreanos en una
torre y otro de japo­
neses en la otra.
las Torres Petronas, el Jin Mao Building,
el Two International Finance Center…
Y la cosa no acaba aquí. A pesar de que
los atentados contra las Torres Gemelas
de Nueva York demostraron la vulnerabilidad de este tipo de edificaciones, se
Torres
Petronas
Kuala Lumpur,
Malasia. 1998
Sears Tower
Chicago,
EE UU.
1974
Jin Mao
Building
Shanghai, Chi­
na. 1998
ha acelerado aún más si cabe la carrera
hacia las alturas. En Dubai, por ejemplo,
el grupo empresarial Al Nakheel pretende construir un complejo de rascacielos
coronado por una espectacular torre que
superaría el kilómetro de altura. Shanghai también está levantando una torre
de 632 m, que batirá el propio récord de
la ciudad, situado en 492 m. Y en Europa, Norman Foster ha diseñado el que
será el rascacielos más alto del continente, la moscovita Torre Rusia, de 612 m.
Ahora bien, la construcción de megaestructuras comporta problemas como la
resistencia a los terremotos. Según un
reportaje publicado el año pasado en
el diario Shanghai Daily, la mitad del
acero que utilizan las constructoras de
la ciudad no reunía los requisitos básicos de calidad, por lo que los rascacielos podrían no soportar un seísmo si
sus estructuras se corroen. También
puede sucumbir el propio terreno. Geó-
Trump International Hotel and
Tower. Chicago,
EE UU. 2009
Two International Finance Center. Hong Kong,
China. 2003
logos taiwaneses aseguran que la actividad sísmica se ha incrementado desde que se construyó el Taipei 101. El
estrés causado por la enorme mole de
acero podría haber reabierto una an­
tigua falla, haciendo que la zona sea
más vulnerable a los terremotos.
Los rascacielos del futuro inmediato tienen un reto todavía más importante:
disminuir su impacto medioambiental.
Arquitectos y promotores de todo el
mundo están asumiendo una responsabilidad ecológica que integra los principios de la arquitectura sostenible.
Además de ahorrar agua y energía y de
utilizar materiales reciclables, algunos
edificios llegan incluso a simular morfologías orgánicas. Es el caso de la Torre
Dinámica, proyecto de David Fisher que
previsiblemente se inau­gurará en Dubai en 2010. Se trata de un edificio de
420 metros con 80 pisos capaces de girar 360 grados en 24 horas gracias a tur-
CITIC Plaza
Guangzhou,
China.
1996
Shun Hing
Empire State
Square
Building
Shenzen, China.
Nueva York,
1996
EE UU. 1931
binas eólicas. Así, la línea del edificio
varía constantemente sin que el inquilino lo advierta. Y para evitar las críticas
sobre el elevado consumo de energía de
los rascacielos, pretende convertirse en
el primero de la historia en ser energéticamente autosuficiente.
Para saber más
ensayo
Javier. Sueño y frustración. El rascacielos en Europa, 1900-1939.
Madrid: Alianza Editorial, 2006.
terranova, Antonio. Rascacielos. Barce­
lona: Ediciones Librería Universitaria, 2003.
— Nuevos rascacielos. Barcelona: Ediciones
Librería Universitaria, 2008.
quintana de uña,
internet
Los edificios más altos del mundo. En in­
glés. www.skyscraperpage.com
Council on Tall Buildings and Urban Habitat. En inglés. www.ctbuh.org
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