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Transcript
COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES DE ZARAGOZA
LA HOJA
http://ccparagon.pangea.org
I de as y c o l ab o ra c i o n e s : C o ord i n ad o ra ó l a h o j a . c c p a @ g m a i l . c o m
Todas las tardes, dos mujeres
mayores se sientan frente a frente
en el salón de un piso del barrio de
Amara de San Sebastián. Son vecinas y consuegras. Una de ellas le
va dando con una cucharilla y
mucha paciencia un yogur de café a
la otra, enferma de Alzheimer. La
primera es viuda de un comandante
asesinado
-Soy Chacho, hola mamá
(Sigue en la página 2)
Mayo 2007
DECLARACIÓN DE LA
PARROQUIA DE SAN
CARLOS BORROMEO
DOS MUJERES
CONTRA EL ODIO
La escena se repite cada día durante el
último año y medio hasta que, el 27 de
Enero, Esperanza Chaos Lloret muere.
Tenía 83 años y había nacido en Tetuán,
donde su padre, un militar del Ejército
español, estaba destinado entonces.
Luego se casaría con un médico, Daniel
de Juana Rubio, oriundo de Miranda de
Ebro (Burgos), que también hizo la guerra
como teniente asimilado en las tropas de
Franco, por lo que fue condecorado con
una medalla de campaña, dos cruces
rojas y una cruz de guerra. De todo ello da
fe un carné de Falange Española y de las
Jons expedido el 16 de octubre de 1943
donde aparece sonriente a sus 35 años.
Daniel de Juana y Esperanza Chaos tuvieron dos hijos, Altamira y José Ignacio, que
nacieron y se criaron en una casona de
Legazpia donde el doctor pasaba consulta
a los trabajadores de Patricio Echeverría,
una de las principales acerías de Guipúzcoa. La vivienda estaba al lado de la casa
cuartel de la Guardia Civil y por las tardes
José Ignacio jugaba al fútbol con los hijos
de los guardias.
Nº 31
Asamblea de la Parroquia de
San Carlos Borromeo, Madrid
REUNIDOS
EN NOMBRE DEL SEÑOR
OTRA IGLESIA ES IMPOSIBLE
A PROPÓSITO DE JON SOBRINO
José María García-Mauriño
Todos conocemos la reciente condena del
Vaticano a Jon Sobrino. Otra vez la Santa
Inquisición ha actuado contra un teólogo
de la liberación. No ha habido hogueras
que quemaran a este hombre. Pero quiere
reducirlo al silencio. La estructura jerárquica de esta Iglesia sigue su trayectoria
inmisericorde contra las doctrinas que no
se ajustan a su criterio. Se creen en posesión de la verdad absoluta. Siguen
creando heterodoxos, es decir, personas
que por tener otra opinión, una opinión distinta de la jerarquía de la Iglesia, son dignos de exclusión y que hay que
condenarle al silencio.
En esta Iglesia hay pluralidad de pensamiento. Pero se cree el Vaticano que su
pensar es el único y el verdadero. Y el que
no lo siga, o tenga otra forma de pensar,
otros planteamientos es un hereje, un
heterodoxo, Desde luego la Jerarquía no
(Sigue en la página 3)
La decisión tomada por el Arzobispado de Madrid de cerrar
nuestra parroquia nos hace
pensar que la entreverada
esperanza de que el Papa actual diese
signos de apertura y confirmase el caminar renovador de una iglesia posconciliar,
se ha ido desvaneciendo. Ahí están las
recientes alarmas teológicas de Roma
contra Jon Sobrino y otras que se están
produciendo en diversas partes de la Iglesia. Nuestra parroquia (conocida como
parroquia de los marginados) presidida
por los curas Javier Baeza, Enrique de
Castro, y Pepe Díaz, y constituida por
una pléyade de personas muy diversas,
(Sigue en la página 6)
CONTENIDOS
• Otra Iglesia es imposible
A propósito de Jon Sobrino ......... 1
• Declaración de la parroquia de San
carlos borromeo .......................... 1
• Dos mujeres
contra el odio .............................. 1
• A modo de editorial ..................... 2
• ¡Revisión del concordato YA! ...... 3
• Rechazo de la tesis doctoral de Jesús
Gil en la pontificia ........................ 4
• Señor obispo, no nos insulte ....... 4
A MODO DE EDITORIAL
U
na Hoja como la que os hacemos llegar esta vez obliga a un comentario. Ha salido con el material que nos ha llegado.
Es lo que hay. Jon Sobrino, Entrevías, la Pastoral del Obispo de Huesca, La Tesis rechazada de Jesús Gil, el Concordato... Diferentes cuestiones y un denominador común que a nadie se le oculta. Un guiso servido sobre lecho de crispación social, demagogia del poder y falta de espíritu crítico del pueblo. Y sobre todo de falta de amor. Por amor traducimos el esset
- hemet del Dios de los Profetas, o del Cántico de Zacarías: amor misericordioso, misericordia entrañable, amor maternal, el sentimiento de una madre por lo que lleva o ha llevado en las entrañas. Esta hoja duele mucho. En todas nuestras Hojas suele
colarse mucho dolor —si no fuera así o el mundo ya no sería el que conocemos o nosotros no seríamos nosotros. Pero el dolor
de esta Hoja afecta especialmente a un sistema concreto de nuestro Cuerpo. Y duele mucho. No sé si estaréis de acuerdo. Por
eso La Hoja comienza con una historia de amor, de amor maternal, además de amor dolido.
(Viene de la página 1 - Dos mujeres contra ek odio)
Durante las dos últimas décadas, unas
veces los lunes y otras los miércoles, el
terrorista Iñaki de Juana Chaos, encarcelado en las prisiones más alejadas de
Euskadi por asesinar a 25 personas —
entre ellas 17 guardias civiles—,
empleaba esa fórmula, casi siempre la
misma, para iniciar la conversación con
su madre. Los cinco minutos reglamentarios de charla versaban sobre cuestiones
banales, el tiempo o un jersey verde que
el terrorista quería que su madre le hiciera
llegar, pero jamás hablaban de política y
mucho menos de ETA. Sencillamente porque Esperanza Chaos, a la que en familia
llamaban Nina, nunca justificó los crímenes de su hijo ni formó parte del colectivo
de apoyo a los presos de ETA. Tampoco
llegó a saber jamás qué o quiénes influyeron en él para que, a principios de los 80,
abandonara su trabajo en la Ertzaintza y
se fugara a Francia.
Cuentan personas que la quisieron
mucho que Esperanza se cayó redonda al
suelo el 16 de enero de 1987 cuando le
contaron que a su hijo lo acababan de
detener en Madrid. La fotografía que al
día siguiente vio publicada en los periódicos no se parecía en nada a las que de él
guardaba en el álbum familiar. En ellas
aparece de corbata en el bautizo de su
sobrina o jurando marcial la bandera
española tras el periodo de instrucción en
Alcalá de Henares. Nada en la trayectoria
del hijo hacía presagiar un futuro cercano
a ETA. Más bien al contrario. Cuando De
Juana regresó del servicio militar llevaba
consigo un diploma, expedido por el
Ayuntamiento de Madrid el 27 de mayo de
1977, en reconocimiento por su valiente
lucha contra un incendio que sufrió la
capital entre el 15 y el 20 de abril de aquel
año. Más tarde, ingresó en la segunda
promoción de la policía autonómica
vasca. “Aún faltaban unos años”,
recuerda un familiar, “para que De Juana,
muy propenso siempre a los amoríos, se
ennoviara con una enigmática mujer llamada Helena y residente en Bayona”.
taxista de San Sebastián para que fuera a
recogerlo en cuanto obtuviera la libertad.
Pero entre las nieblas del Alzheimer y una
mano oportuna que apagaba la televisión
en el momento justo, Esperanza se fue
alejando de la realidad de su hijo en
huelga de hambre.
El caso es que Esperanza Chaos jamás
volvió a ver a su hijo en libertad. Ya por
entonces viuda, inició una difícil carrera
por mantener viva su relación con su hijo
al tiempo que rechazaba una y otra vez
las invitaciones para integrarse en el
colectivo de apoyo a los presos de ETA.
La madre del terrorista más famoso recorrió más de 300.000 kilómetros en coche
—le aterrorizaba el avión— para ver a su
hijo preso. Su llegada a las distintas cárceles, según recuerdan funcionarios de
prisiones, nunca pasó desapercibida.
“Venía como a una boda, con anillos y
collares, elegante y alegre, siempre educada y cordial con nosotros, nada que ver
con el carácter frío ni la mirada agresiva
del hijo ni mucho menos con la actitud
desafiante de la mayoría de los familiares
de presos de ETA”. En una ocasión, un
guardia civil, aun sabiendo a quién iba a
visitar, se atrevió a pegar la hebra con
ella.
Las dos ancianas están sentadas frente a
frente. Una se quedó viuda el 2 de enero
de 1977, a las ocho y media de la
mañana. Tres pistoleros de ETA se apostaron frente a su marido, el comandante
del Ejército José María Herrera, y lo acribillaron con disparos de metralleta en la
misma puerta de su casa. Pasado el
tiempo, el hijo del militar se casó con una
muchacha llamada Altamira de Juana. La
anciana enferma es precisamente la
madre de Altamira y de Iñaki de Juana
Chaos. Lo que une a estas dos mujeres,
más allá de la familia o incluso de la fatalidad de una vida marcada por ETA, es el
interés común, tácito, de que el odio no
prolongue el trabajo de las pistolas. El
País Vasco también está lleno de historias
así. Madres de hijos que matan y mujeres
de hombres que mueren tejiendo una red
invisible de afecto imposible de fotografiar, indetectable para el radar de los telediarios.
-De Tetuán, ¿eh? O usted es hija de funcionario o de militar.
-De militar, agente.
-Pues permítame que la acompañe.
Al día siguiente del fallecimiento de la
madre del terrorista, las asociaciones vinculadas a los presos de ETA publicaron
en Gara hasta 10 esquelas en su memoria. Una de ellas aparecía firmada por
Helena, la enigmática mujer de Bayona.
En todas se refieren a Esperanza Chaos
como la madre de un preso político vasco.
Tal vez ignorando, o tal vez no, que la
única familia política de Esperanza Chaos
era, lo que son las cosas, la viuda de un
militar asesinado por ETA.
La última vez que vio a su hijo fue el 7 de
julio de 2005, en la cárcel madrileña de
Aranjuez. Esperanza ya apenas podía
caminar. Había seguido manteniendo la
costumbre de mandarle 150 euros mensuales, que rebañaba con trabajo de su
pensión, e incluso llegó a hablar con un
LA HOJA 2
(Viene de la página 1 - Otra Iglesia es imposible)
es la Iglesia, la Iglesia no es el Vaticano
y el Vaticano no es el Reino de Dios.
Mientras siga mandando y gobernando
la Curia Romana, otra Iglesia es imposible. Mientras siga vigente el actual
Código de Derecho Canónico que entroniza al Papa como un Rey Absoluto, otra
Iglesia es imposible. Mientras esta institución eclesiástica siga atada y bien
atada a este Capitalismo perverso, otra
Iglesia es imposible. Mientras siga formando parte de las estructuras de esta
Globalización financiera y especulativa,
esta Iglesia no puede abrir la boca para
pronunciar el Mensaje de Jesús de
Nazaret. Mientras no sea capaz de reco-
nocer los Derechos humanos dentro y
los exija hipócritamente fuera, otra Iglesia es imposible. Mientras continúe en el
entramado político, económico, jurídico
y social del mundo de los ricos, es imposible que pueda decir una palabra al
mundo de los empobrecidos. Se
encuentra situada en la línea del Sistema que hace cada vez más pobres a
los pobres, y más ricos a los ricos. Ha
olvidado completamente la sentencia de
Jesús que dice que no se puede servir a
dos señores, no podéis servir a Dios y al
Capital.
Esta Iglesia que condena a Jon Sobrino
por su doctrina y su trayectoria vital con
el mundo de los pobres, es imposible.
Nos unimos al comunicado de la Asociación de Teólogos y teólogas Juan XXIII
que dice: Queremos expresar nuestro
más sincero y profundo agradecimiento
a Jon Sobrino por lo que significan para
todos nosotros su obra teológica y su
testimonio evangélico informado por la
opción por los pobres. Otras comunidades de creyentes y de cristianos de a pie
que intentan seguir al Maestro, estimamos que sí es posible. La Iglesia se
forma sobre todo desde abajo, desde las
bases, desde las masas empobrecidas,
no sólo desde las cúpulas.
¡REVISIÓN DEL CONCORDATO YA!
Petición de las CCP del Estado
Español para acabar con lo que
denominan Anacronismo jurídico
Ya son verdaderos ríos de tinta los que están
corriendo tras la última sentencia del Tribunal Constitucional que no ha podido declarar
la inconstitucionalidad de determinados
aspectos del despido de la profesora canaria
de religión que había rehecho su vida afectiva después de haberse divorciado. Las
Comunidades Cristianas Populares del
Estado Español (CCP), convencidas de que
estos hechos no hacen sino trasladar a la
Iglesia el lamentable clima de crispación
social al que nos están abocando los dos
principales partidos del país, aunque mucho
más el PP, queremos manifestar, que el verdadero problema -y a la vez el auténtico
escándalo- que subyace y provoca estas
tensiones no es otro que los trasnochados
acuerdos Iglesia - Estado de 1976 y 1979.
nunciado en otras ocasiones afirmando que
la escuela no es el ámbito educativo de la
Fe, ni en el de la financiación de la Iglesia
Católica, a pesar de que, lejos de eliminarse
o reducirse para tender hacia la autofinanciación ha pasado del 0,52% del IRPF al
0,7% en su asignación tributaria. Un acuerdo
que además nace blindado ya que necesita
para su modificación del apoyo de las tres
quintas partes del Parlamento. Luego dice la
vicepresidenta que el Gobierno está atado
de pies y manos.
Nos parece intolerable que los obispos pretendan contratar y despedir a 17.000 profe-
sores de religión -que sin acceso
normalizado como el resto de docentes debe
pagar el estado-, juzgando sus conductas
con arreglo a unos parámetros más que trasnochados y que contravienen desde el estatuto de los trabajadores hasta el respeto a
los derechos humanos; Nos parece un
abuso que quieran mantener unos privilegios tan descarados, en un estado aconfesional; y nos parece que no se puede
permitir una injerencia como la del portavoz
de los Obispos que el pasado 2 de marzo
arremetía contra la asignatura de educación
para la ciudadanía (como vienen haciendo
www.concordato.org
Aunque en el lenguaje coloquial, se suele
usar la denominación “Concordato”, nos
estamos refiriendo al “Instrumento de ratificación del Acuerdo entre el Estado Español
y la Santa Sede sobre asuntos económicos,
firmados en la Ciudad del Vaticano el 3 de
enero de 1979”. Instrumento, que así se
llama. El acuerdo es signado por Marcelino
Oreja y el Cardenal Villot, seis días después
de que entrara en vigor la Constitución Española de 1978, que no olvidemos, afirmaba la
implantación de un Estado aconfesional.
No entramos aquí en el tema de las clases
de religión sobre el que ya nos hemos pro-
LA HOJA 3
contra la mayoría de las leyes y disposiciones que dicta un gobierno democráticamente elegido en las urnas); ni mucho
menos aún, que amenace con ir a los tribunales si el gobierno les priva del derecho a
elegir al profesorado de religión.
ciudadanos y que no conlleven privilegios
especiales para nadie.
Comunidades Cristianas Populares de
Zaragoza
A este respecto les recordaríamos a nuestros Jerarcas lo que señalaba el Concilio
Vaticano II en su conocida Gaudium et Spes
donde decía: La Iglesia no pone su esperanza en privilegios dados por el poder civil,
renunciando incluso al ejercicio de ciertos
derechos legítimamente adquiridos tan
pronto como conste que su uso puede
empañar la pureza de su testimonio….
Denunciar el Concordato ya y revocar los
citados acuerdos del 76 y 79 con la Santa
Sede es una tarea urgente e imprescindible
que pide desde hace tiempo una gran parte
de la sociedad, así como una parte de la propia iglesia, entre la que nos encontramos las
CCP del estado español. El año pasado
junto a más de 70.000 firmantes pertenecientes al más amplio abanico de sensibilidades sociales, políticas, culturales y
religiosas, (www.concordato.org) así lo
manifestamos.
No entendemos como un gobierno del PSOE
que se dice de izquierdas, que primaba su
carácter laico en su programa electoral del
2004 con la escuela pública como estandarte, y que lo aplica durante el primer año
con las valientes leyes de matrimonios
homosexuales y de modificación del Código
Civil en materia de divorcio, totalmente coherentes con la no confesionalidad del Estado,
da un giro tan involutivo y preocupante presionado por la Jerarquía Católica. Quizás
por ello, tras heredar unos acuerdos que ya
tenían que estar denunciados desde 1982,
según consta en el propio Acuerdo de ratificación antes citado (Arts. II. 2 y II. 4), no solo
no los ha denunciado todavía sino que además parece hasta justificarlo con sus acciones, tan contradictoria por cierto con su
propio. Eso si que es ceder al chantaje de un
grupo de presión.
Finalmente queremos expresar que la
denuncia de los citados acuerdos con la
Santa Sede -además de reconocer que sería
bueno hasta para la propia Iglesia Católica-,
no implica que no se deban negociar otros
nuevos acuerdos -y no solo con ella-; Eso sí
unos convenios acordes con el estado de
derecho que vivimos en España, plenamente democráticos, que sean respetuosos
con la leyes a las que se someten todos los
SEÑOR OBISPO, NO NOS
INSULTE
RECHAZO DE LA TESIS
DOCTORAL DE JESÚS GIL
EN LA PONTIFICIA
Jesús Gil García, licenciado en Filosofía y
Teología por la Universidad Pontificia de
Salamanca, y Licenciado en Filosofía por la
Universidad Complutense de Madrid, miembro de las Comunidades Cristianas Populares de Zaragoza, trabajador de la Diputación
General de Aragón en un Centro de Reforma
de Menores, se jubila en 2003 y decide preparar su tesis doctoral en Teología, como
servicio a las CCP. Realiza los cursos de
doctorado en el Instituto de Pastoral de
Madrid y presenta su proyecto de tesis sobre
“La teología de las Comunidades Cristianas
Populares. Una reflexión desde Aragón”,
bajo la dirección de Julio Lois Fernández. Es
aprobado el proyecto por la Universidad
Pontificia de Salamanca. El pasado año
2006 concluye la tesis y la presenta en la
Secretaría General de la Universidad Pontificia. A comienzos de Diciembre recibe la noticia que la mencionada tesis es rechazada
por los censores, nombrados para valorarla,
antes de la defensa publica. La razón fundamental es ideológica. No se acepta la teología que elaboran las Comunidades
Populares en su trayectoria desde los años
setenta junto con los teólogos que las acompañan. Se dan unas supuestas razones que
esconden la verdadera causa del rechazo: la
ideología defendida por la teología de las
CCP. Ni siquiera a nivel universitario se
admite el pluralismo teológico. Lo más
importante, y lo único, es la defensa de la
ortodoxia, fuera de la cual no se admite pensamiento alguno. La teología académica de
los sectores oficiales de la Iglesia desprecian
la reflexión teológica realizada por las CCP
en su devenir histórico.¡Lamentable, pero
cierto!
LA HOJA 4
Las Comunidades Cristianas Populares
de Zaragoza, miembros de la Iglesia
católica en Aragón, nos sentimos profundamente indignados por el contenido de
la carta del Obispo de Huesca y Jaca
publicada el pasado domingo. Nosotras
y nosotros no estuvimos en la manifestación del pasado sábado ni en las concentraciones convocadas por el partido
de la oposición para protestar por la
medida de prisión atenuada del etarra
De Juana Chaos. Pertenecemos a la
gente que la carta episcopal califica de
“traidores hasta el egoísmo más desleal”. No somos parte de “esa gente sencilla que espontáneamente han querido
solidarizarse con los débiles ignorados,
despreciados y hasta perseguidos”.¡Señor Obispo, no nos insulte y sea
más tolerante con los que no piensan
como Ud.!
Toda persona tiene derecho a pensar
como crea más conveniente y a tomar
partido por una determinada opción política. Nos lo concede a todas y todos la
Constitución española. Pero Ud. además es Obispo, responsable de una Iglesia local y su ministerio implica ser
vínculo de unidad y portavoz del mensaje misericordioso y amoroso de Jesús
de Nazaret. Nos escandaliza constatar
que en el diagnóstico que Ud. hace del
momento actual no haya referencia
alguna ni al evangelio ni a Jesús el
Cristo Liberador. Sus palabras transmiten rencor y odio, alimentan la división y
obstaculizan la pacificación en nuestro
país. Utiliza palabras durísimas contra
las personas que no pensamos lo mismo
que Ud y nos llamamos también cristianos. Habla de resentimiento, de corrupción, de manchar el nombre de la paz y
de la piedad, de pervertir el sentimiento
noble del perdón. Utiliza un lenguaje sarcástico sobre la defensa de la vida. Con
su actitud, Señor Obispo, nos escandaliza.
Su postura nos retrotrae a tiempos pasados, cuando la jerarquía de la Iglesia en
la guerra civil no dudó en alinearse descaradamente con la derecha política y
apoyar la dictadura franquista. Siempre
que la cúpula eclesiástica toma partido
lo hace al lado de la derecha, marginando a los que no nos consideramos
reflejados en esa opción política. ¡Qué
casualidad!. Ser cristiano no implica ser
de derechas. Muchos de nosotros y
nosotras nos identificamos más claramente con las decisiones de la izquierda
política, porque la creemos más cercana
con el mensaje de Jesús de Nazaret.
Con su carta, difícilmente ayuda en esta
apasionante encrucijada a “roturar sus
campos para que broten espigas de paz
serena y de bien colmado para los hermanos”. Le sugerimos que pida perdón
por los insultos y desprecios que lanza
contra todos aquellos que no opinan
como Ud.
Zaragoza 13 de Marzo de 2007
PASTORAL DEL OBISPO DE HUESCA
Los idus de marzo
Queridos hermanos y amigos: paz y bien.
“Los idus de marzo” es una célebre obra de
Thornton Wilder que toma como título la
fecha fatídica en la que asesinaron a Julio
César. Se ambienta la novela en los últimos
días de la república romana, y describe con
escéptica ironía la capacidad de los hombres
para el heroísmo, la generosidad y la virtud,
así como para el egoísmo, la traición y la
deslealtad. En este marzo nuestro, mes de
memoria de tantos otros idus, hemos vuelto
a ver a gente así: héroes hasta la virtud más
generosa, y traidores hasta el egoísmo más
desleal.
Entre los primeros están las víctimas de la
serpiente terrorista y las gentes sencillas que
espontáneamente han querido solidarizarse
con los débiles ignorados, despreciados y
hasta perseguidos. En lugar de tirarse al
monte, volvieron a la calle. No para una consentida kale borroka, sino para pasear de
nuevo con inmensa dignidad su indignación.
Era la enésima concentración que en las
principales ciudades se dieron cita, a plena
luz aunque era de noche, sin encapuchados
y sin mentiras. No eran vociferantes, sino
ciudadanos de bien que no quieren asistir
impávidos al espectáculo que algunos
gobernantes nos brindan en el pim-pampum de la feria del disparate político.
Y entre los segundos están los que pretenden cambiar la historia sacándose de la chistera del resentimiento lo que dicen ellos que
ocurrió. Como adolescentes montan y desmontan operaciones económicas jugando al
a ver quién llega más, cuando se trata de
costear favores inconfesables con el dinero
más ajeno, lavando como pueden las deudas de su propia corrupción.
Son los que manchan el nombre de la paz y
el de la piedad, convirtiéndolo en moneda de
cambio con el que pagar -cueste lo que
cueste- la particular guerra contra sus adversarios políticos, sociales y mediáticos, llegando a pervertir un sentimiento noble como
es el perdón, a fin de camuflar el chantaje del
que siendo rehenes ellos mismos, nos hacen
víctimas a todos los demás. Como consigna
de un nuevo pásalo, lo repiten sin parar, sin
ninguna pausa y con mucha prisa: lo hemos
hecho por piedad, hemos salvado la vida a
un asesino que celebra sus veinticinco
matanzas brindando con champán, le
hemos salvado la vida porque defendemos
la vida.
Yo he tomado nota de esta declaración insólita por parte de quien miente de manera
habitual, y pasando por encima de su
cinismo asustado ante la opinión pública,
levanto acta de su advenediza declaración:
defienden la vida. Estamos de enhora-
LA HOJA 5
buena.Supongo que estarán al quite de
quien se quite la vida en la eutanasia que
viene... porque defienden la vida. Supongo
que no pondrán más obstáculos para saber
la verdad de la maraña confusa y confundida
de otra matanza, el 11-M, cuya sospecha les
mira... porque defienden la vida. Supongo
que respetarán la libertad de quienes quieren una educación no ideologizada ni sectaria para sus hijos... porque defienden la vida.
Supongo que ya no jugarán a romper la familia con sus leyes para amiguetes... porque
defienden la vida. Supongo, en fin, que
encabezarán la defensa del más amenazado de todos los seres humanos: el no
nacido, luchando contra el aborto en primera
línea... porque defienden la vida.
Si no lo hacen así, nos habrán vuelto a colar
su mentira, que hasta pueden hacerla legal,
pero que es y será siempre inmoral. Pero si
en marzo mayea, quizá en mayo marceará,
y allí daremos cuenta. Porque hay idus que
no deberían haber pasado nunca, pero ya
que han sucedido, sólo se desea que no
duren mucho más una vez acontecidos.
A Dios nos encomendamos en esta apasionante encrucijada en la que debemos roturar
sus campos para que broten espigas de paz
serena y de bien colmado para los hermanos.
Recibid mi afecto y mi bendición.
+ Jesús Sanz Montes, ofm
Obispo de Huesca y de Jaca,11.03.2007
( Viene de la página 1 - Declaración Parroquia de Entrevías)
seglares de familias aristócratas, los Letraes testigo de cómo han entrado en ella y
dos (saduceos y escribas).
encontrado condiciones para llamarla su
casa, casa que les ha permitido hacer amisCon ellos Jesús fue implacable en la denuntad y comunidad con otros, buscar y reafircia de su orgullo e hipocresía, de su afán de
mar el sentido de la vida y compaginar sus
figurar y dominar. Lo que menos les toleraba
afanes y luchas humanas con la fe en Jesús
era sus abusos en nombre de la religión. Su
de Nazaret. Algo, pues, más que un lugar de
sentencia de que “hay que destruir el templo”
rutina para cumplir preceptiva y ordenadalos exegetas la interpretan como que el temmente unos rituales religiosos.
plo, en cuanto tal, ya no es necesariamente
el lugar del encuentro con Dios y menos
No nos imaginamos a Jesús de Nazaret, que
cuando ese templo ha estado simbolizando
dice estar allí donde se reúnan dos o más en
a un Dios favorecedor de los privilegios de la
su nombre, dispersando y alejando de su
casta sacerdotal y legitimador de impuestos
lado, a un grupo, a una persona cualquiera,
y cargas para los campesinos: “Llega la hora
que buscara oírlo, conocerlo, estar con él y
en que los verdaderos adoradores adorarán
seguirlo. Lo suyo era la cercanía, la mezcla
al Padre en espíritu y en verdad” (Jn 4, 21con la gente, la instintiva preferencia por
23).
quienes veía más débiles, caídos, excluidos o necesitados: publicanos, pecadoEl pueblo por el contrario, desconocedor de
res, prostitutas, extranjeros, etc.
la ley y menospreciado, lo escuchaba encantado, hacía correr su nombre de boca en
A Jesús no se le veía reunido en lugares
boca.
distinguidos, especialmente preparados, donde se le recibiera con
Podemos comprobar con gozo que el docupompa y reverencia. Improvisaba
mento del Vaticano II Presbyterorum Ordinis,
cualquier lugar. Había quienes,
dedicado
a los sacerdotes, refleja este espíprovenientes de clase o función
ritu
cuando
escribe que los presbíteros
social relevante, se le acerca“viven
entre
los
demás hombres como entre
ban taimados, dispuestos a
hermanos”,
“no
deben
alejarse del pueblo de
examinarle y tenderle una
Dios
ni
de
ningún
hombre”,
“no deben sentrampa. Eran los Sumos
tirse
extraños
a
su
existencia
y condiciones
Sacerdotes,
los
de
vida”,
“deben
conocerlos
de
verdad”, y
Senadores
puedan así “hacerse como San Pablo todo
para todos” (PO, 3), “tratando, por lo tanto,
a todos con eximia humanidad, a ejemplo de
su Señor” (PO, 6).
Las tareas de los presbíteros, según el Vaticano II, son claras: 1ª) Ejercer su ministerio
al modo como lo ejerció Jesús, sacerdote del
pueblo para el pueblo. 2ª) Predicar el Evangelio de Dios a todos, pero adaptado a las
circunstancias concretas de la vida, según
las diversas necesidades de los oyentes. 3ª
Constituir y aumentar el pueblo de Dios.
4ª) Educarlo en una fe sincera y libre:
“De poco aprovecharán las ceremonias
por bellas que sean, si no se ordenan a
educar a los hombres para que consigan
su madurez cristiana”. Tal educación
debe ayudarles a discernir los acontecimientos y a cultivar una vida comunitaria.
5ª) “Considerar que los pobres y los débiles, con quienes el Señor se presentó
especialmente asociado, y cuya evangelización se da como signo de la
obra mesiánica, les están confiados
de manera especial” (PO, 6).
No entendemos que una parroquia de
marginados, en consonancia con el
LA HOJA 6
Evangelio y el Vaticano II, se la pretenda
configurar como una parroquia más o menos
burguesa de nuestras ciudades, donde predomina frecuentemente la primacía estereotipada del cura y la regularidad estética del
culto y no la participación directa y viva de la
comunidad.
Si nos empeñamos en seguir al pie de la
letra, y nada más que al pie de la letra, el
diseño litúrgico del Misal romano con sus
pormenorizadas rúbricas, damos como
muerta toda vida y creatividad litúrgica. Más
que en creadores nos convertimos entonces
en recitadores mecánicos de fórmulas litúrgicas, que nos impiden llevar a la celebración
eucarística la realidad viva de nuestro
tiempo, de nuestra gente, de nuestra comunidad y de nuestras personas concretas.
¿Por qué una comunidad de hoy no puede
crear sus oraciones propias como lo hacían
las comunidades anteriores en sus respectivas circunstancias? ¿Qué hace suponer que
aquellas fórmulas —particulares de entonces— deben ser asumidas al pie de la letra y
no puedan ser sustituidas por otras de hoy?
Lo esencial —que es lo que hay que guardar— es permanente; pero lo accidental,
cambia y es variable. Esta estéril y aburrida
repetición de fórmulas y modelos del pasado
es lo que ha llevado a calificar a buena parte
de nuestra liturgia de momia sagrada.
No es difícil descubrir, tras la decisión de
cerrar nuestra parroquia de San Carlos
Borromeo, una peculiar concepción teológica:
• La autoridad eclesiástica se considera
aparte y por encima de la comunidad y,
por tanto, como autónoma y válida por sí
misma.
•
La persona es a natura corrupta e impotente para el bien.
•
La persona y toda la realidad creada se
desenvuelve bajo dos dimensiones: una
profana y otra sagrada.
• La sanación, realización, santificación y
gobierno de la persona no es posible sin
la mediación de los ministros sagrados,
depositarios y portadores de la verdad,
de la santidad y del gobierno.
En el fondo, hay una desposesión de la santidad o bondad ontológica de la persona, de
sus capacidades innatas para actuar con
reflexión, libertad y responsabilidad y, lógicamente, una desconfianza radical en sí
mismo y una dimisión de sí en otras instancias externas que le aseguran lo que por sí
mismo no podría adquirir.
Este pensar sostiene en incolumidad el valor
sagrado de la autoridad, la dependencia total
de ella, y la justificación de toda suerte de
arbitrariedad y despotismo. Naturalmente,
nada de esto casa con lo que dice el concilio
Vaticano II: “La personal dignidad y libertad
del hombre no encuentran en ninguna ley
humana mayor seguridad que la que
encuentra en el Evangelio de Cristo, confiado a la Iglesia. Pues este Evangelio proclama y enuncia la libertad de los hijos de
Dios, rechaza toda esclavitud, respeta como
santa la dignidad de la conciencia y la libertad de sus decisiones, amonesta continuamente a revalorizar todos los talentos
humanos en el servicio de Dios y de los hombres. Y, así, la iglesia proclama los derechos
humanos y reconoce y estima en mucho el
dinamismo de nuestro tiempo, con el que se
promueve estos derechos por todas partes”
(GS, 41).
A la hora de discernir la validez y oportunidad de esta decisión eclesiástica, nos proponemos seguir fieles al Señor y a los
hermanos, guiándonos por los siguiente
principios:
1. Volver a Cristo, norma fundante y
fundamental de la Iglesia
El Vaticano II decretó la renovación. Sin
renovación la iglesia languidece y se ancla
estéril en el pasado. Pero la reforma en la
Iglesia no es posible sino es volviendo a
Jesús. No hay más futuro para la Iglesia que
el que viene de Jesús. La Iglesia sólo fue
grande cuando ensayó humildemente el
seguimiento de Jesús. Para discernir lo que
es abuso, desviación o infidelidad en la Iglesia no tenemos más medida que el Evangelio. Muchas de las tradiciones establecidas
en la Iglesia pueden llevarla a un verdadero
cautiverio.
Con gran acierto, el Concilio volvió a recordarnos que la Iglesia no tiene más centralita
que la persona de Jesús. Y si ella pretende
seguir a Jesús, no tiene si no seguir contando al mundo lo que ocurrió con Jesús,
proclamar su enseñanza y su vida. Jesús no
fue un soberano de este mundo, no fue rico,
sino que vivió como un aldeano pobre y, por
su programa, —anuncio del Reino de Dios:
dignidad, igualdad y emancipación de los
más pobres— fueron los grandes de este
mundo (imperio y sinagoga) los que lo persiguieron y eliminaron. Su condena a morir en
la cruz, arrojado fuera de la ciudad como a
un estercolero, es la muestra suprema de su
incompatibilidad con los señores de este
Parroquia de San Carlos Borromeo, Entrevías - Madrid
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mundo. Destrozado por el poder, es el siervo
sufriente, imagen de otros innumerables
siervos, derrotados por los que gobiernan y
se hacen llamar señores, pero acreditado y
resucitado por Dios mismo.
2. Volver a una Iglesia anunciadora
del Reino y servidora.
“La Iglesia recibe la misión de anunciar el
reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en
todos los pueblos” (LG, 5). Lo que Dios
desea para el mundo, en perspectiva cristiana, lo ha hecho manifiesto a través de
Jesús. Y la Iglesia, si algún encargo tiene, es
el de manifestar lo hecho por Jesús. Nunca
la Iglesia es meta de sí misma. La salvación
viene de Jesús, no de la Iglesia. Nunca ella
tuvo otro Señor.
Cristo mismo no se anunció a sí mismo ni se
predicó a sí mismo sino al Reino. La Iglesia,
discípula y seguidora suya, debe hacer lo
mismo. Su vocación es servir, no dominar:
“Sirvienta de la humanidad”, la llamaba el
Papa Pablo VI. Este servicio lo hace viviendo
en el mundo, sintiéndose parte del mundo y
en solidaridad con él, pues “el mundo es el
único tema por el que Dios se interesa”.
3. Volver a una Iglesia democrática y
democratizadora que haga real la
igualdad
“En el Pueblo de Dios es común la dignidad
de los miembros, común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una
sola salvación, única la esperanza e indivisa
la caridad. No hay, por consiguiente, en
Cristo y en la Iglesia ninguna desigualdad
por razón de la raza, de la nacionalidad, de
LA HOJA 7
la condición social o del sexo, porque no hay
judío ni griego; no hay siervo o libre; no hay
varón ni mujer. Pues todos vosotros sois
“uno” en Cristo Jesús (Gal 3,28 gr.; Col 3,
11)” (LG, 32). “Existe una auténtica igualdad
entre todos en cuanto a la dignidad y a la
acción común a todos los fieles en orden a la
edificación del Cuerpo de Cristo” (LG, 32).
La democratización de la Iglesia es asunto
suyo vital para que pueda adquirir credibilidad en la sociedad actual. Pero esa democratización no es posible sin lograr una
auténtica convivencia de hermanos e iguales. Y este objetivo no se logra ciertamente
por las sendas de un sacerdocio presbiteral
superior, privilegiado y excluyente, tal como
aparece configurado con concentración
absoluta del poder en el vértice, y delegado
en los demás grados de la jerarquía.
que partir de la vida de Jesús, el cual,
siendo laico, “produjo un cambio de sacerdocio” (Hb 7,12), “fue sacerdote por la fuerza
de una vida indestructible” (Hb 7,16). La
constitución del sacerdocio de Jesús está en
que “se asemeja a sus hermanos, es compasivo, prueba el sufrimiento, ofrece en su vida
mortal oraciones a gritos y lágrimas, es decir,
se identifica con su pueblo, sin avergonzarse
de llamarlos hermanos”. La vida entera de
Jesús fue una vida sacerdotal, en el sentido
de que se hizo hombre, fue un pobre, luchó
por la justicia, fustigó los vicios del poder, se
identificó con los más oprimidos, los defendió, acogió y trató sin discriminación a las
mujeres, entró en conflicto con los que
tenían otra imagen de Dios y de la religión y
tuvo que aceptar por fidelidad ser perseguido y morir crucificado fuera de la ciudad.
Este original sacerdocio de Jesús es el que
hay que proseguir en la historia.
Consecuentemente, es esto lo que enseña
el Vaticano II: “Todos los bautizados son consagrados como sacerdocio santo” (LG, 10).
Como enseña el apóstol Pablo hay en la
Iglesia diversidad de funciones, pero ninguna de ellas se traduce en rango, superioridad o dominio. Todos son hermanos y
hermanas y, en consecuencia, iguales. Una
tarea ésta inmensa de cara a las mujeres,
doblemente discriminadas en la Iglesia
como laicas y mujeres.
La responsabilidad es de todos, dentro de un
modelo comunitario, con diversidad de carismas, derramados por el Espíritu para el servicio de la comunidad. Una iglesia
comunitaria y pluralista. El Vaticano II no
pone el fundamento de la Iglesia en el
esquema bipolar clérigos-laicos que quita
protagonismo, participación y responsabilidad a la asamblea cristiana.
Todo cristiano y toda cristiana participan en
la triple función de Cristo: enseñar, santificar
y gobernar. La Iglesia entera, pueblo de
Dios, prosigue el sacerdocio de Cristo, sin
perder la laicidad, en el ámbito de lo profano
e inmundo, de los echados fuera. Este
sacerdocio es lo primero y sustancial; el otro,
el presbiteral, es un ministerio admirable,
pero en cuanto ordenado al común es posterior, secundario y de servicio. El presbítero
es, antes que nada ministro de la Palabra,
que debe comunicar a todos, sin que se vea
ceñido exclusivamente al altar y a la administración de los sacramentos.
4. Volver a una Iglesia profundamente
humana que establezca una nueva
relación con el mundo
El cambio de relación de la Iglesia con el
mundo es uno de los cambios mayores operados por el Vaticano II. Son muchos los textos en que el concilio habla de tender un
puente hacia el mundo, de querer entablar
un diálogo con él, de sentirse solidario con
su historia, de considerar sus senderos
como propios, etc. La Iglesia expresaba su
conciencia de necesitar ser evangelizada,
de reconocer el dinamismo de la época
actual y cuanto de bueno, verdadero y justo
existe en la variedad de las instituciones
humanas, de escucharlo y aprender de él, de
proclamar los derechos humanos. (Cfr. GS,
1, 40,42,43).
El Concilio se abría con inmensa simpatía al
mundo, a la ciencia, al progreso, a los valo-
res humanos, a la colaboración entre la ciencia y la fe, al respeto de la autonomía de lo
creado y a los derechos de la razón, de la
ciencia y de la libertad.
Resulta estimulante volver a recordar estas palabras del
papa Pablo VI: “Vosotros, humanistas
modernos, reconoced nuestro nuevo humanismo: también nosotros —y más que
nadie— somos promotores del hombre”
(Pablo VI, 7-XII-1965, nº 8). Lo mismo
expresó el papa Juan Pablo II en su encíclica
Diver in misericordia: “Mientras las diversas
corrientes del pasado y del presente pensamiento humano han sido y siguen siendo
propensas a dividir e incluso contraponer el
teocentrismo y el antropocentrismo, la Iglesia, en cambio, siguiendo a Cristo, trata de
unirlas en la historia del hombre de manera
orgánica y profunda. Este es también uno de
los principios fundamentales, y quizás el
más importante, del Magisterio del último
concilio” (Dives in misericordia, 1).
Valoración y conclusiones
Afortunadamente, la base y guía fundamental del cristiano es el Evangelio, que juzga
cualquier comportamiento, incluido el de la
jerarquía. Todo mandato debe ser conforme
a razón y a las pautas del Evangelio. Y, en la
medida en que no sea ni racional ni evangélico, es lícito no obedecerlo. Hay que saber
obedecer, pero también y hay que saber
mandar.
Por lo personal y comunitariamente vivido,
por lo inmediatamente acontecido, entendemos y, por eso, lo denunciamos, que la autoridad eclesiástica, representada por el
cardenal de Madrid, ha actuado de modo
arbitrario e ilícito. Tal actuación
1. Tal actuación demuestra que dicha autoridad ha juzgado y manifestado sin fundamento, que la comunidad parroquial
de San Carlos Borromeo celebra la
Eucaristía en disconformidad con el espíritu y exigencias de la verdadera liturgia
católica.
LA HOJA 8
2. El procedimiento seguido hasta adoptar
esta decisión, demuestra todo un talante
distante, desconfiado, autoritario, que no
se ha movido a impulsos de lo exigido por
un trato y diálogo de igualdad fraternal.
La autoridad desconoce el ritmo real de
nuestra comunidad, no la ha escuchado
ni respetado, y más que un servicio de
apoyo, felicitación y aliento ha expresado
un comportamiento de incomprensión,
reproches y prepotencia hacia los sacerdotes y miembros de toda la comunidad.
Una decisión de ese tipo no es aprobable
ni evangélicamente, ni teológicamente, ni
éticamente, ni jurídicamente.
3. Es inadmisible la valoración dual que se
ha hecho, a distancia y sin conocimiento
de causa, de que en lo social la comunidad es admirable y en lo litúrgico y catequético un desastre. Ese dualismo no
existe en la comunidad sino en la mente
de quien tal piensa y ordena. En la comunidad parroquial el anuncio del Evangelio
es esencial y sirve para iluminar, guiar y
formar los comportamientos de la comunidad. Su vivir no está separado de su fe,
de una fe en el seguimiento de Jesús,
norma fundamental de todo el quehacer
cristiano.
4. Tenemos motivos suficientes para exponer nuestro desacuerdo con los juicios y
decisión de nuestro Pastor e invitarle a
mostrar más confianza y respeto en sus
hermanos en la fe, a implicarse antes de
juzgar en su vida, problemas, sufrimientos, luchas y esperanzas de sus asambleas eucarísticas, a reconsiderar y
lamentar la decepción que les ha producido y reparar la mala imagen que de la
Iglesia está proyectando en muchos
ambientes y multitud de personas y en
muchísimos de los que, contra lo que él y
sus asesores piensan, han encontrado
en esta parroquia atracción, claves y
motivaciones evangélicas y humanas
para sentirse más humanos y luchar por
un mundo más justo y fraterno.
5. Nos duele que, ante tanta vida, de tantos
años, surgida de tanto amor, generosidad
y compromiso nos veamos precisados a
sufrir actitudes y acciones tan injustas e
impropias de unos hermanos en la fe,
cuya misión es promover y asegurar la
unidad en la fe, el amor y la esperanza.
Declaración reflexionada, comentada y
aprobada en Asamblea Comunitaria