Download Rezar en Comunión con la Virgen María

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Rezar en Comunión
con la Virgen María
“En virtud de su cooperación singular con la acción
del Espíritu Santo, la Iglesia ora también en comunión
con la Virgen María para ensalzar con ella las maravillas que Dios ha realizado en ella y para confiarle
súplicas y alabanzas” (CIC, no. 2682). Este doble
movimiento de unirse a María en alabar a Dios por
los dones que le otorgó a ella y en buscar su intercesión ha encontrado una expresión privilegiada en el
Ave María.
El Ave María
Junto con el Padrenuestro, el Ave María es una de las
oraciones más pronunciadas en la Iglesia Católica. La
primera mitad del Ave María proviene de la narración,
en el Evangelio de Lucas, de la anunciación del Ángel
Gabriel a la Virgen María en la que le dice que ella
ha sido llamada a ser la Madre del Hijo de Dios (Lc
1:25-56). La segunda mitad es una oración intercesora
desarrollada en la tradición de la Iglesia.
• “Dios te salve María, llena eres de gracia”. Este es
el saludo que el Ángel Gabriel dio a María de Nazaret. Gabriel proclama que la Virgen María está
llena de gracia, queriendo decir que es una mujer
sin pecado, bendita con una profunda unión con
Dios, quien ha venido para habitar en ella.
• “El Señor es contigo”. La Virgen María ha sido
elegida por Dios para este gran privilegio. Él está
con ella, habiéndola preservado ya del pecado
y llenándola de gracia. Esto no quiere decir que
María estuviese privada de su libertad. Ella vive
en una amistad agraciada con Dios y libremente le
ofrece su corazón íntegro.
• “Bendita tú eres entre todas las mujeres”. Este es
el saludo que la Virgen María recibió de su prima
Isabel cuando la Virgen María fue a visitarla y a
ayudarla con el nacimiento de su futuro hijo (Lc
1:42). Como ponen de relieve las Sagradas Escrituras, María tiene una posición especial entre todas
aquellas personas que Dios ha elegido a lo largo
de la historia de salvación. La Virgen María es la
mujer más digna del mundo.
• “Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”. Esta es
otra bienaventuranza o bendición dicha por Isabel,
quien dijo estas palabras después que su hijo, Juan
el Bautista, saltara en su vientre al escuchar el
saludo de la Virgen María. Isabel es inspirada por
el Espíritu Santo a bendecir a la Virgen María por
haber creído el mensaje de Gabriel. Isabel reconoce la presencia de Dios en el vientre de la Virgen
María: “¿Quién soy yo para que la madre de mi
Señor venga a verme?” (Lc 1:43). Esta es la primera vez en las Sagradas Escrituras que la fe de la
Virgen María es alabada.
• “Santa María, Madre de Dios”. En algún
momento durante la Edad Media, la segunda
mitad del Ave María, que comienza invocando su
título como Madre de Dios, fue compuesta. Este
título proviene de los primeros tiempos de la fe
cristiana. La Virgen María es la Madre de Dios
porque ella es la madre de Jesús, quien es verdadero Dios y verdadero hombre, como lo definió
el Concilio de Éfeso en el año 431 d.C. Las Iglesias
orientales llaman a María Theotokos, o “Madre
de Dios”. La respuesta de María a Dios la hace
partícipe en el plan de la salvación humana mediante la maternidad de Jesús.
• “Ruega por nosotros, pecadores”. Ya hemos dicho
que la oración de intercesión tiene que ver con las
necesidades y esperanzas de los demás. Jesucristo,
nuestro Sumo Sacerdote, siempre intercede por
nosotros ante Dios y nos llama a que intercedamos
por los demás. Los santos y la Santísima Virgen
María continúan esta oración de intercesión en el
cielo. Como Madre de la Iglesia, la Virgen María
continúa rezando con el cuidado de una madre
por el Cuerpo de su Hijo en la tierra. En Caná,
la Virgen María intercedió ante Jesús en nombre
de la pareja que se había quedado sin vino. Jesús
escuchó su oración y convirtió en vino al agua. Las
últimas palabras de la Virgen María en las Sagradas Escrituras nos las dice a nosotros: “Hagan
lo que él [Jesús] les diga” (Jn 2:5). Nuestra Santa
Madre siempre nos lleva a Jesús.
• “Ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
Durante su vida, la Virgen María anduvo en un
peregrinaje de fe. Incluso con toda la gracia que
recibió de Dios, ella se encontró con los misteriosos caminos de Dios y con el sufrimiento profundo, especialmente con la muerte de su hijo. Ella
sabe lo que un peregrinaje de fe conlleva, y ella nos
acompaña con la oración mientras que caminamos
hacia Dios a lo largo de nuestras vidas y muerte.
Otras Oraciones a la Virgen María
En la Iglesia latina, el rosario, una venerada y poderosa forma de oración, se desarrolló a partir de la
piedad popular. Rezar el rosario requiere la recitación
de oraciones vocales, incluyendo el Padrenuestro, el
Ave María y la Doxología, a la vez que se medita en
los misterios de la vida de Jesús. En las Iglesias orientales, las letanías y los himnos a la Madre de Dios son
comúnmente más rezados.
No rezamos a la Virgen María de la misma manera
que rezamos a Dios. Al rezar a María, invocamos su
intercesión en nombre de nuestras necesidades, mientras que cuando rezamos a Dios le pedimos dones y
favores directamente a Él.
Este artículo es un extracto del Catecismo Católico de los Estados Unidos para los Adultos, copyright © 2007, United States Conference of Catholic Bishops. Todos los
derechos reservados.