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Calle Venustiano Carranza
Después de la Revolución fue asignado este nombre a la calle que nace en el Eje Central y
continúa hasta la calle Talavera, ya atrás de Palacio Nacional. Llevó el nombre de Cadena
porque en ella construyó su casa el conquistador Antonio de Cadena, también el de Zulueta
porque en ella vivió el benefactor de la ciudad, Cristóbal de Zulueta, el de Capuchinas, el de
Flamencos y también el de Porta Coeli por la iglesia de ese nombre.
Inicia la calle en el Eje Central Lázaro Cárdenas y en la esquina se encuentra lo que fue la
Capilla de San Antonio y del Calvario, lugar que hoy ocupa la Librería del Fondo de Cultura
Económica. Desde la contra esquina en el Eje Central se puede apreciar la cúpula de lo que
fue esta capilla, que se ubicaba en la esquina de la amplia propiedad que contenía al convento
de la orden de los franciscanos que, con Pedro de Gante, fueron los primeros religiosos en
llegar a emprender la evangelización de la Nueva España.
La calle se desarrolla entre edificaciones de nueva factura no destacables y algunas
construcciones con fachadas de cantera y tezontle en descuido.
En la esquina de la calle peatonal Pedro de Gante, se encuentra el Salón Luz, una cantina
tradicional en el Centro Histórico, data de 1914 y su cocina de origen alemán y su fina
selección de tapas, es uno de los motivos de distinción de esta cantina. Su nombre, Salón Luz,
se debe a que en la parte de enfrente, se encontraba la Compañía de Luz, razón por la que los
parroquianos de esa época la bautizaron así.
La barra es pequeña pero muy tradicional, las mesas y sillas siguen siendo las tradicionales de
cantina, cuenta con una terraza, ubicada en la calle peatonal de Gante, con una hermosa vista.
Uno de los platillos preferidos es la carne tártara, preparada por el mesero a la vista del cliente
en una bandeja de madera.
Antes dio cabida al original Café París, lugar de reunión de surrealistas e intelectuales como
Octavio Paz, André Breton y Remedios Varo.. Enfrente, un edificio del Banco de México, un
amplio edificio que cubre toda la calle de Gante, desde 16 de septiembre.
En la esquina con la calle de Simón Bolívar se encuentra la Iglesia de Lourdes que fue la
capilla original del Colegio de Niñas, fundado en 1532, fue Fray Juan de Zumárraga quien le
dio el carácter de colegio con el objetivo de recoger y educar huérfanas mestizas y españolas.
Durante los siglos XVI y XVI el colegio fue reconstruido y se realizaron numerosas
reparaciones. En 1845 el templo se dañó de nuevo y tuvo que ser remodelado, concluyendo los
trabajos en 1847. A fines del siglo XIX quedó bajo la advocación de la Virgen de Lourdes. Esta
iglesia tiene la entrada por Bolívar y se nos presenta con dos portadas construidas en 1744 por
el arquitecto Bernardo Romero. Enfrente de la iglesia, en la Plaza dela Ranita o del Colegio de
Niñas, se encuentra el reloj Turco u Otomano, obsequio a la ciudad en 1910 con motivo del
Centenario de la Independencia. La artística torrecilla con sus cuatro carátulas fue inaugurad el
22 de septiembre de 1910.El monumento está formado por una alta base rectangular de
cantera labrada de color rosado, decorada con arcos de herradura de tipo morisco, apoyados
sobre columnillas pareadas de capitel compuesto, los paños están recubiertos de brillantes
azulejos, muy utilizados en la decoración de edificios árabes. En la parte alta se encuentra el
reloj en sí, cubierto por una techumbre a cuatro aguas y una pequeña bóveda tipo bizantino.
Las campanas suenan cada quince minutos además de marcar cada hora. Este tiene una
particularidad que pocas personas notan, de las cuatro carátulas, dos tienen números arábigos
Y las otras dos, otomanos.
Este monumento está acompañado desde hace muchas décadas por una fiel ranita de bronce
que toca un laúd y que le da el nombre popular a la plaza.
En esa misma esquina se localiza la cantina El Gallo de Oro que inició sus actividades en 1874
y como todas las cantinas “puras” se vio obligada a transformarse en restaurant-bar tipo
familiar, que después de cerrar la cantina “El Nivel “ pasó a ser la más antigua de la ciudad, en
operaciones.
En el cruce con Isabel la Católica se encuentra lo que fue la casa de los Condes de San Mateo
de Valparaíso, que hoy pertenece al Banco Nacional de México.
El predio fue otorgado por Hernán Cortés a Alonso Nortes quien lo vendió a Juan Cermeño
quien levantó una fortaleza con materiales de las edificaciones precolombinas. La construcción
que hoy vemos fue originalmente edificada por la Condesa de San Mateo de Valparaíso y su
esposo el Marqués del Jaral, Don Miguel de Berrio y Zaldívar Guerrero y Torres. La propiedad
totalmente remodelada se convirtió en un palacio de cantera de chiluca, tezontle y adornos de
talavera de Puebla y concluido en 1772.
Fue habitado por los constructores y sus descendientes por cerca de 100 años, en 1882 se
vendió al Banco Nacional Mexicano para instalar sus oficinas que después por distintas
fusiones pasó a ser propiedad del Banco Nacional de México. Es una magnífica muestra de lo
que fueron esas casonas coloniales. El llamado Palacio de Iturbide en la calle Madero fue
construido por la misma familia como dote matrimonial de su única hija. Normalmente no se
puede visitar pero si se da la oportunidad, no hay que desaprovecharla.
Antes de llegar al cruce con 5 de febrero se encuentra la casona del Conde de Bartolomé de
Xalá, terminada de construir en 1764. Destaca simplemente porque su constructor el arquitecto
Lorenzo Rodríguez, también fue el constructor del Sagrario Metropolitano. Hoy se puede visitar
porque ha sido rehabilitada y en ella opera un restaurante de la cadena Sanborn’s.
Entre 5 de febrero y Pino Suárez se encuentran ubicados tres comercios: uno el que fue la
tienda llamada “Fábricas Universales”, construido en 1905 y ampliado en 1947. Su fachada
está compuesta por un cuerpo cilíndrico en la esquina, recubierto de mármol y con grandes
ventanales rematados en arco y con una cúpula cubierta de mosaico. Hoy la ocupa la tienda
C&A.
En la acera de enfrente se presenta “El Palacio de Hierro” la tienda departamental más antigua
de la ciudad aún en operaciones. Se le llama asó, porque cuando se estaba construyendo, la
obra mostraba su estructura de metal que se levantaba con enormes vigas de acero colocadas
por medio de grúas, toda una novedad para su tiempo y la gente se empezó a referir a ella
como el palacio de hierro, nombre que se le quedó.. Adicionalmente a la gran cantidad de
artículos que ofrece este almacén, es atractivo visitarlo por su diseño interior, el vitral central al
estilo de la casa Tiffanny’s y sus barandales de hierro ensamblado, diseñados por el famoso
arquitecto francés Paul Dubois, quien plasmó los avances en el diseño de tiendas
departamentales al estilo Art Nouveau y Art Deco .
En el cruce de 20 de noviembre, se encuentra la otra tienda departamental llamada “El Puerto
de Liverpool” que aún opera en el mismo lugar en que inició sus operaciones en 1847, año en
que fue fundada por Jean Baptiste Ebrard, al instalar un cajón dedicado a la venta de ropa en
el centro de la Ciudad de México. En 1872 empezó a importar mercancía de Europa,
embarcada en el puerto de Liverpool, por lo que decide ponerle ese nombre a su tienda.
En contra esquina se levanta el Templo de San Bernardo que fue dedicado en 1690 y es de un
fino barroco. La piedra fue convertida en tela bordada de flores y vegetales, la fachada mereció
la admiración de Sor Juana Inés de la Cruz que celebró en sus “Letras de San Bernardo” con
estas líneas: “Dad al arquitecto un vítore:::”
La iglesia fue parte del convento concepcionista “Convento del Dulcísimo Nombre de María y
San Bernardo”. Con la ampliación de la calle 20 de noviembre, como caso muy particular, en
vez de ser destruida la iglesia, se desmontó el edificio completo y se rearmó en el lugar en el
que hoy se encuentra. El interior está muy bien conservado, vale la pena darse un tiempo para
entrar y apreciarla.
Ya en esta esquina y más cuando es temprano y no se presenta tanto tránsito, la vista hacia el
Zócalo con la Catedral de fondo bien merece una fotografía.
Al terminar el edificio de El Puerto de Liverpool nos encontramos los arcos del Edificio de
Gobierno del Distrito Federal y el conjunto escultural que conmemora el encuentro de los
mexicas con el águila y la serpiente, símbolo de la fundación de la Gran Tenochtitlán. En este
lugar, los fines de semana se dan cita grupos de danzantes que bailan en medio de ritos y
quema de copal. Siempre rodeados de tenderetes de venta de artesanía.
Enfrente, ya por la Avenida Pino Suárez, se encuentra el edificio de la Suprema Corte de
Justicia y frente a él, el templo de lo que fue el Colegio de Porta Coeli, fundado en 1605 por los
dominicos, que hoy se encuentra abierto al público, con sus altares y decoración, cambiados
por escenas cíclicas en estilo bizantino, realizadas en 1871. Actualmente está dedicado al culto
católico del rito Greco-Melekita. El templo es famoso porque en él sucedió la leyenda del Cristo
Negro o del Veneno. El Cristo original se encuentra en la Catedral Metropolitana.
A partir de la calle 5 de febrero, un elemento que distingue a la calle Venustiano Carranza es la
presencia de tiendas de telas, como la Mercería del Refugio, en el número 109 que es el tercer
comercio más antiguo de la ciudad. Creado en 1826 cumple ya 188 años.
Entre Pino Suárez y Correo Mayor existe una angosta calle peatonal donde se encuentran
diversos negocios fijos y ambulantes, que se dedican a la venta de artículos destinados a
primeras comuniones, bautizos, despedidas, etc., siempre muy concurrido.
Pasando Correo Mayor, antes de llegar a Jesús María, se encuentra la casa del siglo XVIII
donde naciera el erudito mexicano Joaquín García Icazbalceta. También en ese tramo, al
interior de un conjunto comercial, se encuentra el restaurante de comida libanesa “El Edén”
Emilio Herrera Arce